Sexo Hard con la Sucia Susy

La chica rubia de la licorería nos brinda una sesión de Sexo Hard en plena calle.

¿Qué les puedo decir de Susy?. Susy es una chica de 21 años de edad, bajita, aproximadamente mide un metro y cincuenta centímetros de estatura, es catirita con el cabello que le llega un poco mas debajo de los hombros, su piel es blanca pero con ese bronceado por el sol tan divino, tiene una cinturita pequeñita que hace destacar lo ancho de su cintura, con unas nalgas grandes y redondas, sus tetas operadas y perfectas recuerdan a las actrices porno, su carita de carajita malvada es excitante, trabaja como promotora de una conocida cerveza nacional en una licorería cercana a mi puesto de trabajo, es simpática con los clientes que le caen bien y antipática con los abusadores, y lo mas importante de todo… es una sucia.

Y cuando me refiero a que es una sucia, no es que no se baña o huele mal, me consta que es una caraja pulcra y aseada. Cuando digo que es una sucia es porque lo es en su manera de afrontar la vida y… el sexo. Susy no tiene pelos en la lengua y habla normalmente con vulgaridades. Además es una tipa caliente, le gusta excitar a los hombres, que le digan groserías y que la traten como una puta a la hora de la fornicación. ¿Qué como sé todo esto de Susy?. Se los contaré a continuación.

Como es costumbre los viernes en la tarde, ya desde temprano andabamos el George y yo en el carro, buscando con quien joder y tomarnos unos tragos. Eran las cuatro en punto cuando aparcamos cerca de la licorería a tomarnos unas birras.

Como siempre saludamos a Joao (el dueño del local) y enseguida nos fuimos al lado donde atendía Susy, atraídos por ese par de tetas tan jugosas. Nos saludo con su picardía que la caracterizaba, ya nos trataba como panitas de tantas veces que habíamos hablado allí. El buceo de rigor: Susy estaba medio vestida con el uniforme azul y blanco de la cervecería, un top que escotaba y destacaba sus prominentes senos y una minifalda que apenas podía ocultar su formidable trasero, las piernas se le veían especialmente eróticas, sostenidas por sus suelas Niké sin medias.

Becito para el George, becito para mí, y nos dio par de birras bien frías. Nos metimos en el auto a consumir la cerveza, ya que es política de la licorería no tomar dentro del local. Sin embargo ese sitio es conocido porque en toda esa calle se estacionan los autos y el gentío de las empresas y estudiantes de la universidad cercana se reúnen allí a alcoholizarse y joder.

Así estuvimos tomando birras como por una hora, llamando a los amiguetes a ver que salía. Sin embargo la mayoría ya estaba jodiendo por otros lados o estaban ocupados. George y yo compramos dos cervezas para el camino y nos fuimos a buscar al Charli. Lamentablemente a medio camino nos llamó para avisarnos que no podía porque debía hacer una diligencia con su esposa Kika. Y sí, la Kika de los relatos anteriores "orgía con la esposa de un amigo", jeje.

Ladillados, dimos una vuelta por la ciudad, ya eran las seis y media de la tarde, nos fuimos nuevamente a la licorería. Eso sí, ya la calle estaba full de autos y gente tomando birras, ron, whisky y con la música a todo dar. Apenas conseguimos donde estacionar al final de la calle, frente a un callejón a unos 30 metros de la licorería.

Bajamos la cava y le compramos al Joao una caja completa de cervezas. Mientras nos traían el pedido de curda y cigarros pudimos pillar una conversación de Susy, quien hablaba alterada con su novio por el móvil.

Susy:

Ya te dije que no estoy de ánimo coño!!. (pausa). Qué no chico!!. (pausa). No quiero!!. (pausa). Eso es lo que piensas tu. (pausa). Aja. (pausa). Aja. (pausa). Aja (pausa). ¿Sabes qué? Haz lo que te de la gana, que yo también haré lo que me de la gana con quien me de la gana!! IDIOTA!!.

Susy cortó la llamada y le faltó poco para estrellar el móvil contra el piso. George y yo aprovechamos para calmarla un poco.

  • Mamita ¿qué te pasó? Deja el stress – le dije.

  • Si vale. Tranquila amor – añadió el George.

  • Hay disculpen papis, es que el imbécil de mi novio me hace reventar – respondió Susy tomando aire.

  • Te tiene ladillada? – pregunté mirándole los pezones que se le marcaban debajo del top.

  • Demasiado ladillada. Todo el tiempo quiere que salgamos con sus amigos que son mas idiotas que él – nos dijo – No entiende que yo hoy quiero joder y joder bien. Me quiero caer a curda hasta perder el conocimiento. Jaja.

Ese comentario y su risita sádica al final de la frase casi nos paró las pingas a mí y al George.

  • Bueno mami, nosotros estamos en la misma onda. Nos vamos a tomar una buena curda mientras escuchamos músiquita. Si quieres estas invitada. – dijo el George como haciéndose el guevón. jeje

  • Coño!!... esteeee… - Susy dudó un poco – no sé, nunca he jodido con uds

En ese momento le llegó un mensaje de su novio al móvil. Ella lo leyó y se alteró nuevamente.

  • Este tipo si es imbécil!!! – gritó - ¿Porqué estaré empatada con semejante guevón?

Joao nos entregó el pedido y nosotros debíamos ya desocupar la barra porque había burda de gente comprando y esperando. Tomamos la cava y los cigarros. Cuando casi nos íbamos

  • Papis… ¿la invitación sigue en pie? – preguntó Susy.

  • Claro mamita – me apresuré a responder-

  • Ok. – dijo ella – espérenme que salgo en diez minutos. Y diciendo eso recogió algunas cosas y se perdió por una puerta al fondo del local.

El George y yo nos instalamos afuera a un lado de la licorería. Susy salió a las siete en punto. Caminamos con ella atravesando la calle hasta llegar al carro. En el trayecto todo el mundo se la buceaba y le lanzaban piropos. La muy sucia no se cambió de ropa. Se dejó la minifalda y solamente se colocó una chaquete adidas blanca con franjas negras en los brazos, abierta, de manera que las tetas se le seguían viendo… divinas.

Ya en el auto, abrimos la cajuela trasera para colocar la cava y nos paramos allí a joder con la Susy. La caraja era "echada pa’lante", tomaba pico de botella y fumaba cigarrillos bastante.

Allí la conocimos más. Supimos que había dejado los estudios de administración por falta de dinero, que trabajaba de promotora en otros sitios aparte de la licorería y que incluso había laborado como mesonera un tiempo en un local nocturno.

Birras iban y venían. A medida que nos poníamos más ebrios nos poníamos más cachondos. Y no solo nosotros, la Susy también se veía mas suelta y pornográfica. Comenzamos por supuesto a hablar de sexo. Supimos que lo que más le gustaba era la posición del perrito, que le habían desvirgado el culo en enero de este año y que se tragaba la leche cuando le acababan en la boca. Toda una loba esta Susy.

Nosotros le contamos de nuestra experiencia de orgía con Kika. Ella nos contó que nunca había participado en una orgía así, sin embargo nos confesó que era algo que le gustaría experimentar. Yupi!!

Tanta cerveza dan ganas de orinar constantemente. El George y yo no teníamos problema con eso. Bastaba con meterse al callejón que teníamos a dos pasos y descargar el amarillento líquido. Susy en cambio había estado aguantándose.

  • Coño, pero puedes mear ahí mismo – le dije – nadie te va a ver.

  • Es que me da como pena – dijo ella.

  • Nojoda, no seas pendeja – dijo George ya confianzudo. – mea ahí y mas nada.

  • Si el peo es que alguien pase y te vea nosotros te podemos tapar – dije yo.

  • Bueno, bueno, si va, ya no aguanto mas – Susy se estaba orinando realmente.

Nos metimos los tres al callejón. George y yo le dimos la espalda y de pie uno al lado del otro formamos una pared. Susy se puso en cuclillas, la minifalda se le terminó de subir hasta la cintura, se hizo la pantaletica pequeñita a un lado y comenzó a orinar. George y yo giramos disimuladamente nuestras cabezas para no perdernos el espectáculo.

  • Me están viendo el coñito desgraciados – dijo Susy… riéndose.

  • El coñito y algo más mi amor – dije mientras la buceaba toda, desde el coño depilado hasta las tetas enormes, desde mi posición podía ver más de lo acostumbrado.

Terminada la meada. Volvimos al auto a seguir bebiendo. Los tragos influían en el comportamiento puteril de Susy y nos confesó que no era la primera vez que le veían el coño en público. La muy zorra había trabajado también en un club de strippers.

  • Coño, si es así, deberías enseñarnos las tetas entonces – dijo George ebrio y excitado al mismo tiempo.

  • jajaja – rió Susy – yo sólo me desnudé por dinero papi.

  • Asiiii? – George se metió la mano en el bolsillo y sacó un billete de diez. – Desnúdate mami.

  • jajajaja – rió mas la sucia Susy – por eso lo que te puedo mostrar es un pezón.

Y sin esperar nuestra reacción se bajó el top de un lado y se sacó una teta entera por unos segundos. Nuestras pingas se alzaron a tope.

  • Yo tengo diez mas mi amor – me apuré a decirle.

Susy no paraba de reír. Con sus manos se bajó el top y nos meneó las tetas. Las tenía redondas y grandotes como de actriz porno. Los pezones se le notaban duros. Estaba excitada la zorra.

  • ¿Si te doy diez mas me chupas la verga? – preguntó George entre risas y ya buscando acción.

  • ¿Qué les pasa papis? Eso sería prostitución. Yo no soy prostituta. – dijo Susy sin dejar de sonreír y guardándose las tetas en top nuevamente.

En ese momento le sonó el móvil. Era el novio otra vez.

Susy:

Aja. (pausa). Aja. (pausa). Me estoy tomando unas birras con unos panas. (pausa). No los conoces. (pausa). Que no los conoces vale. (pausa). A verga tu y tus celos. (pausa). No… (pausa). No… (pausa). Pero… (pausa). … (pausa). Hay Victor. ¿sabes qué? Les estoy enseñando las tetas. ¿Qué te parece? Y les gustaron mis tetas. (pausa). Si chico. Yo le muestro las tetas a quien me de la gana. (pausa). MAS PUTA SERÁ TU MADRE!!! PENDEJO DE MIERDA!!!.

Susy gritó y apagó el móvil evidentemente arrecha.

  • Tu novio es una ladilla total ¿no? – dije yo riéndome.

  • Verga sí. Que ladilla de tipo nojoda – dijo Susy mientras se empinaba una birra hasta el fondo.

  • Bueno mami. Deja el stress. – dijo George - ¿Cuánto es que te tengo que dar para que me mames el guevo?

  • Ya les dije que no soy prostituta – respondió Susy sobándose las tetas por sobre el top.

  • ¿y entonces que eres? – pregunté yo al borde de la excitación.

  • Yo lo que soy es una puta – respondió relamiéndose. - ¿Tu también quieres una chupada? Yo no cobro por eso.

  • Coño, claro que quiero… y la quiero ahora – le dije.

Dicho y hecho. Los tres nos metimos al auto y cerramos las puertas. El george molesto se sentó adelante en el puesto del chofer mientras Susy y yo ocupamos los puestos de atrás. Rápidamente me abrí la bragueta y saqué el pene erecto. Susy se quitó la chaqueta y se bajó el top liberando las tetas, se inclinó, tomó el miembro por la base y se metió la cabeza en la boca.

La rica mamada había comenzado. Susy era toda una experta en eso de chupar vergas. Subía y bajaba sus labios alrededor de mi pene. Lo lamía, lo ensalivaba, lo acariciaba. En momentos me masturbaba con su mano y lo escupía. Luego se lo metía en la boca nuevamente y jalaba más que una aspiradora.

Mientras ella me chupaba yo aprovechaba para manosearle las tetas. El george sentado adelante no se perdía nada y se masturbaba frenéticamente.

Después de varios minutos comencé a sentir la proximidad de la eyaculación. Me voltee un poco y con las manos la sujeté por las orejas y comencé a guiar con violencia sus movimientos de ascenso y descenso. Le empecé a dar duro por la boca. Susy no se inmutaba y seguía aspirando con fuerza. Literalmente me le estaba cogiendo la boca. Sube y baja. Saliva. Gemidos. Su lengua. Mi pene. No aguanté más. Descargué toda mi leche en su interior. Mientras lo hacía Susy no paró y siguió chupando brutalmente. El esperma se le salía por los labios mientras yo disfrutaba de la deliciosa acabada. Mientras transpiraba la muy sucia se dedicó a lamerme el miembro, recogiendo con su lengua los restos de leche. Que calidad de puta.

  • es mi turno – gritó mi amigo.

George y yo cambiamos de puestos. Yo me pasé ahora adelante al puesto del copiloto y George al puesto donde había estado yo. Susy se mantuvo en el suyo, ahora de rodillas sobre el asiento.

La sucia Susy no había terminado de tragarse mi esperma cuando ya tenía la verga de George clavada hasta las amígdalas. Ella chupaba como una profesional. Le relamía la cabeza del pene para luego engullirlo por completo. Por instantes también lo masturbaba con una mano mientras le lamía los testículos. Y otra vez volvía al pene y se lo metía completo. Chupa, chupa, chupa. El George estaba gozando y tenía la cabeza inclinada hacía atrás y los ojos en blanco. Jiji.

A Susy la minifalda se le había subido hasta la cintura, y yo, viendo su posición de rodillas, aproveché para meterle mano en el culo y en el chocho. Le hice la pantaleta a un lado y comencé a introducirle los dedos en la húmeda rajita. Susy gemía y movía sus caderas facilitando la penetración de mis dedos, sin dejar de mamar a George. La tipa estaba gozando y se le notaba que quería guevo. Ya mi pene estaba comenzando a ponerse duro otra vez.

Cuando ya el orgasmo de George era evidente, Susy lo masturbó velozmente e inclinó su cuerpo adelante. Los chorros de esperma de mi amigo se estrellaron contra el rostro y tetas de la zorra. George se retorcía de placer mientras Susy lo continuaba masturbando. También a él le aplicó la "operación limpieza de pene".

  • Mami te quiero coger – le dije yo, con la verga erecta otra vez.

  • Y yo quiero que me cojas papi – respondió - ¿Cómo hacemos?

Estábamos tan ebrios y excitados que ya no nos importaba nada. Susy y yo nos salimos del auto. Ella ni siquiera se acomodó la ropa, salió con el top bajado y la minifalda subida y se metió corriendo al callejón. Yo atrás de ella tampoco tuve reparos en guardarme el guevo.

La muy puta se recostó a la pared y abrió las piernas. Yo me arrodillé delante de ella y comencé a mamarle el coño. Lo tenía húmedo y caliente. Mientras se lo chupaba le metía los dedos hasta el fondo. Susy estaba gimiendo y disfrutando. En su desespero me pidió que la cogiera ya.

Yo no podía negarme a su solicitud. Me puse en pie. Me incliné un poco y le instalé el pene entre las piernas. La pantaleta me estorbaba un poco, así que con violencia jalé de un solo golpe y se la rompí.

  • Hay desgraciado – gritó ella – me debes una pantaleta.

  • ¿ha sí? Te la voy a pagar con guevo – le dije mientras le lamía la oreja.

Aprovechando mi superioridad en estatura y fuerza la agarré con ambas manos por las nalgas y la alcé, para dejarla caer sobre mi pene. Mi estaca entró de una vez hasta al fondo. Susy gritó de placer y me rodeo la cintura con sus piernas y se sujetó con sus manos a mi nuca.

  • Cógeme papi. Cógeme por favor – me suplicaba ella al oído.

Sin esperar mas comencé la fornicada. Con mis manos en sus nalgas la subía y la bajaba rápidamente. Mi pene entraba y salía deliciosamente. Ella inclinaba su cuerpo hacia atrás y gemía de placer. Mientras la cogía podía ver como su par de tetas se bamboleaban alocadamente. Plas plas plas!!. El sonido de su chocho inundado de flujos se mezclaba con sus gemidos.

  • Hard!! Hard!! Hard!! – gritaba Suzy a lo actriz porno – cógeme Hard papi!!

Tan duro le di por el coño que el orgasmo de Susy llegó sin aviso. Fue electrizante sentir su coño apretar mi pene. Sus nalgas convulsionaban entre mis manos y los pezones parecían que iban a estallar.

Susy se abrazó a mí semiinconsciente mientras pasaba el orgasmo. Yo aproveché para llevarla hasta el auto, sin desmontarla ni sacarle el pene y con los pantalones por los tobillos. Como nuestro auto era el último la mayoría de la gente estaba enfocada en su jodedera y en la licorería al otro lado. No sé si alguien nos vio o no. Lo cierto es que tampoco me importaba.

Llegué hasta el auto y la acosté sobre el capo. Sin sacarle el pene le besé las tetas y le mordí los pezones. Me sujeté con mis manos a su cintura y comencé a cogerla de nuevo. Mete y saca. Mete y saca. Le daba y le daba duro por ese coño. Susy desvariaba y gemía nuevamente. Cuando ya no aguanté más le metí el guevo hasta lo más profundo y me vacié en ella.

Cuando saqué el miembro la leche se le escurría por los labios vaginales. Susy se metió los dedos en el chocho para recoger parte del esperma, luego se los llevó a la boca y los chupó golosamente.

  • Que sucia eres mami – le dije mientras me subía los pantalones.

En ese instante llegó el George con su verga erecta, había estado observando todo desde el interior del auto. Me apartó de un empujón. Tomó a Susy por la cintura y la giró, haciendo que ella quedara de pie, pero inclinada con las tetas pegadas al capo y con el culo paradito.

George se escupió el guevo. Con una mano sujetó a Susy con fuerza por la cintura, con la otra se agarró la base del pene y lo dirigió al chocho. Con la brutalidad que lo caracteriza le metió la verga entera en un solo movimiento, casi le mete las pelotas también.

  • Mierda! – gritó Susy.

George sin pestañar se agarro a las nalgotas y comenzó a taladrarle el coño. Le daba una y otra vez. Susy gemía como una perra en celo. El pene entraba y salía violentamente. George se inclinó sobre ella afincándose con sus manos en los hombros, aplastándola contra el capo. Susy no tenía como apoyarse y estaba totalmente dominada, prácticamente George le estaba dando una violada. Lejos de disgusto Susy se gozó la brutal cogida, tanto así que logró como pudo alzar un poco más las nalgas, cosa que hizo que la cogida fuera más profunda.

  • Hooo que rico – Suzy gemía y chillaba – dame hard papi. DAME HARD!!!

El George no paraba de penetrarla. Tan hard le estaban dando por ese coño que lograban que el auto se moviera y sonara graciosamente. Susy alcanzó su segundo orgasmo de la noche entre chillidos y espasmos de placer. Su pequeño pero delicioso cuerpo se retorcía contra el auto. Sin embargo a George eso parecía no importarle, estaba concentrado en partirla en dos. Mi amigo continuó dándole machete durante un par de minutos hasta que, con violencia, sacó el pene y disparó sus chorros de semen en la espalda y en las nalgas de Susy.

Eran las diez de la noche cuando cruzamos la ciudad en el auto. En el camino terminamos de beber algunas cervezas y hablamos de lo rico que lo habíamos pasado. Llevamos a Suzy hasta su casa. Vivía con sus tíos y su prima en un apartamento. Se despidió de nosotros con unos ricos besos y unos apretones de guevo.

Al rato fue que George y yo nos dimos cuenta que olvidamos pedirle su número telefónico, sin embargo, ya sabíamos donde ubicarla aparte de la licorería. No sería la última vez que nos montaríamos una de sexo hard con la sucia Susy.