Sexo furtivo -ii-

De momento sigo cumpliendo la intención de estar solo con mujeres casadas, en pareja, comprometidas, pero… sin sus respectivas parejas.

Una mañana más, al llegar esta Victoria trabajando ya y eso que suelo llegar muy temprano. Me dice que es porque quiere dejarme todo bien preparado para cuando encuentre su sustituto o sustituta, maldita excedencia, me va a hacer polvo, pero me da envidia lo que va a hacer, no se lo puedo reprochar. También me dice que no se me olvide que llegara el sustituto de Juan José. Le pregunto y me dice que es un hombre, que me dejó sus datos. La verdad que me lo dijo pero no leí nada. Bueno luego lo conocería.

Lo que solíamos hacer, era reunirnos por la mañana ver el plan del día y ver si ha habido algún avance sustancial. Oír opiniones y decidir qué hacer. Eran puntuales y cuando ya estaban todos me avisaban e iba a reunirme con ellos. Quería chequear la actitud de Beatriz, porque me quedé con ganas y quería ver si seguía en pie lo de tomar algo. Aunque había que guardar distancias mientras estuviéramos trabajando, no mezclar mucho.

Entró en la sala y apenas me fijo en nada. Me siento y veo las carpetas que me ha dejado preparadas Victoria y me voy a la verde que es la de personal. La abro y cuando leo el nombre del nuevo, a mi mente llegaron un cúmulo de recuerdos y por cierto nada buenos. Levantó la cabeza busco con mi mirada y no se han equivocado, el sustituto es Lucas.

Lucas fue mi primer jefe. Un cabronazo de tomo y lomo. Me puteo todo el tiempo que estuve trabajando donde él. Todo porque le guste a una mujer que él quería “beneficiarse” como siempre decía y porque le lleve la contraria en un trabajo, eso le encolerizo porque tenía razón y se tuvo que morder la lengua. Me acuerdo que lo más suave que me podía decir era… “Universitario de mierda” porque él había llegado a donde había llegado sin tener acabada su carrera en aquel entonces, pero estaba casada con la hija de alguien importante de la empresa o eso decían.

En aquel entonces, era un hombre que estaba bien físicamente, alto y fuerte. Siempre nos decía que era genética porque no pisaba un gimnasio. Se follaba a casi todo lo que se meneara y cualquiera que estuviera bien, lo sentía como una amenaza y recuerdo las palabras exactas de que me dijo un compañero nada más verme, que fueron como una sentencia… “Chaval se te ve que eres buena persona, pero no vas a durar ni un año, que digo un año, ni seis meses”.

No fue solo su opinión, porque hicieron hasta una porra con el tiempo que iba a durar. Lo que pensé es que me estaban gastando una broma, por ser el nuevo y por ser el más joven. Para nada fue una broma. Fue acoso y derribo hasta que un día le mandé a tomar por culo literalmente. Me fui a la calle y no me moleste en volver. Nadie ganó la porra porque no llegue ni al medio año.

Leía con detenimiento la documentación y estaba muy preparado, lo que me parecía extraño era verle ahí. Yo le hacía como mínimo director general de la empresa, sino presidente y ahora estaba en un buen puesto de trabajo, pero no lo que le correspondería. Mas tarde por otras vías me enteraría de lo que había sucedido para tenerle sentado conmigo. Una vez terminamos, le pedí que viniera conmigo, porque quería hablar con él. La verdad que lo había visto muy cambiado. Físicamente había engordado, no de forma exagerada pero bastantes kilos de más. Su abundante pelo ahora era escaso y su soberbia había desaparecido o estaba oculta.

De camino al despacho, me paro Beatriz y me dio unos papeles diciéndome que era la documentación que le pedí en el viaje. Entre unos papeles que no me valían para nada, había una nota que me decía que no se me olvidase que le debía una copa, un café o lo que quisiese.

  • Bueno Lucas… ha sido una sorpresa para mi verte aquí. Me esperaba a cualquiera menos a ti.

  • Para mí no ha sido una sorpresa porque he seguido tu trayectoria profesional. Sabía que te encontraría esta mañana y te digo lo que le he dicho a mi mujer, entendería que no me quisieras aquí.

  • No vamos a ser amigos, ya te lo digo. De ti me interesa tu coco y sobre todo que no jodas el buen rollo que existe.

  • Vengo a eso… exclusivamente a trabajar. Como verás no he cambiado solo en el aspecto físico, también en el personal.

  • Si tú lo dices…

  • Si sigues siendo tan inteligente como lo eras, sé que te enteraras rápido, así que te lo contaré yo mismo. Tuve problemas judiciales, no fui a la cárcel porque el ser tonto e imbécil no está en el código penal. Tuve un lío con una nueva, la coloque donde no debía y se llevó hasta los ceniceros. En la investigación se aireó mi forma de vida y no hubo nada ni nadie que me librara. Me costó todo lo que tenía y logré levantar cabeza, pero como es lógico nadie me iba a dar un puesto para dirigir. Mi mujer me perdono y ahora tampoco es que sea Brad Pitt, eso se acabó.

  • Si te ha valido para no ser tan cabrón… pues algo que has ganado, porque mira que has puteado a gente y todo para no tener competencia con las mujeres.

  • Si, tienes razón. De todas maneras ahora la vida la veo de otra manera y sobre todo a las mujeres. Ni yo era el más machito por ponerle los cuernos a mi mujer, ni las mujeres eran unas putas por estar con hombres. Todos tenemos las mismas necesidades y podemos cometer los mismos errores. A Raúl (un compañero de ese trabajo) muchas veces le dije que tenía que buscarte para pedirte perdón. Por no hacérmelo muy doloroso, iba con él a lugares que solías frecuentar, hasta que nos enteramos que estabas en el extranjero, luego en Alicante y ahora los dos en Valencia. Lo que es la vida.

  • La verdad que sí.

  • Lo que te decía antes, ni no me quieres aquí, no hay problema. Entiendo que puedas tenerme rencor y no te culpo.

  • Me da igual que te lo creas o no te lo creas. Demasiadas cosas me han sucedido en la vida, que me enseñaron que no hay que guardar rencor y es más, no me he acordado de ti hasta que no te he visto esta mañana. Por mi quédate y haz tu trabajo, si lo haces bien, todo funcionara.

  • ¿Me aceptas una copa?

  • No nos volvamos locos, tampoco es que vayamos a intercambiar saliva, que no. Hay que dar tiempo al tiempo y además no sé cómo llevaré la mañana.

Me costó dar con él, pero pude hablar con Raúl. Se extraño de oírme porque hacía años que no lo hacíamos y le detalle lo que me había ocurrido con Lucas. Me confirmó palabra por palabra lo que él me había contado. Creía que se refugió en una iglesia evangelista y cambió radicalmente, aunque a la mujer mucha gracia no le hacía. Quise saber algo más de él y vi que salía a tomar algo, aunque preferíamos que el personal se quedara dentro, para eso se habían instalado máquinas gratuitas de café, refrescos, agua…

Le alcancé y le dije de irnos a desayunar juntos, lo note nervioso y al llegar a la calle me dijo que había quedado con su mujer, que si no me importaba… ya le había dicho de desayunar y fuimos juntos. Llegamos a la cafetería y nos paramos porque no se había acabado el cigarro. Debía de fumar bastante porque tenía dos dedos amarillos. Por la cristalera vi a la que creía que sería su mujer. Ya no era la mujer espectacular que decía todo el mundo, porque yo no la llegue a conocer. Los disgustos y los años la habían cambiado.

“¿Dándole al vicio o esperándome a mí?” una voz dulce y graciosa, me giro y es una mujer preciosa de mirada pícara, desafiante. Me la presenta Lucas como su mujer Isabel. Le calcule unos 48 o 50 años, porque sabía que era más joven que él, la realidad que aparentaba bastantes menos. Morena, cercana al 1,70, ojos oscuros, labios carnosos (seguro que gracias a algún cirujano, pero se los habían dejado perfectos), vestido hasta las rodillas, anudado al cuello, espalda desnuda y un escote muy provocador, sugerente, con dos buenas y grandes razones, libres y bien sujetas a pesar de no llevar sujetador.

Una mujer prodigiosa. Lucas apago el cigarro y entramos. Le cedimos el paso y si por delante estaba bien, por detrás era arrebatadora. Desde el principio se demostró muy lenguaraz. “Así que tú eres el famoso Carlos que estuvo puteando mi marido. ¿Y ahora qué? ¿Cómo lo habéis afrontado?”, le cedí la palabra a su marido, explicándole a la mujer lo sucedido, en un tono casi mesiánico y diciendo bondades de mí. Perplejo después de oírle, di mi opinión… “Sorprendido por su cambio y sorprendido al verle aquí”.

Isabel no se cortaba… “Si ha cambiado en todo, por lo que veo te mantienes en una forma envidiable, podías animarle a que hiciera un poco de deporte o ejercicio, que se ha dejado mucho”, se disculpó y se salió a fumar otro cigarro. Isabel me dijo que era un fumador compulsivo. Que beber ya no bebía, pero que fumar… era la tabacalera. Según me hablaba no entendía cómo podía estar con él. Sabía que ella tenía mucho dinero por parte de su familia y que heredó mucho. La miraba escudriñando alguna respuesta, era inteligente…

  • Jajaja… seguro que te preguntarás qué hago con él a estas alturas. ¿Verdad?

  • Más que preguntármelo, me llama la atención.

  • Lucas me conoció siendo muy jovencita, lucho por mí, en contra de mis padres y no se amilano. Nos casamos y ha sido mi único hombre, salvo los “noviecitos” de la infancia.

  • Pues bien, muy bonito. (No sabía qué responderle)

  • Jajaja… que mal ha sonado tu respuesta.

  • Si tú lo dices…

  • Ya me ha dicho esta mañana Lucas de que no le has echado, que le has dejado. ¿Por qué?

  • Porque aunque conmigo fue lo peor, también sé que tiene una cabeza privilegiada o la tenía. Eso lo descubriremos en los próximos días. Lo demás no me interesa y si ha cambiado mejor.

  • Cambiar ha cambiado, aunque está muy metido en esa religión o secta, no la critico porque le ha hecho mucho bien, pero no me gustan.

  • Pues si te soy sincero, no me ha disgustado ver su cambio como persona.

  • Pues si te soy sincera, no me acabo de fiar de ti.

  • ¿Y eso? si no nos conocemos.

  • Dudo de un hombre que no me mire ni una sola vez mi escote. Porque o es maricón o es un falso reprimido.

  • Jajaja… me gustas, eres directa. Que no clavé los ojos en tus tetas, no quiere decir que no las haya mirado y para que veas que si, tienes tres pequeños lunares que forman como un triángulo invertido.

  • Jajaja… sí que eres observador.

Lucas volvió y nos preguntó por nuestra conversación. Isabel con habilidad la llevó por donde quiso, pero nada de lo que habíamos hablado. Se alargó el desayuno y mientras tomábamos otro café, de nuevo se fue a fumar un cigarro. Ella tenía su móvil encima de la mesa, le pregunté si lo podía coger un momento, no supo qué decirme o se quedó cortada. Lo cogí sin esperar respuesta, no lo tenía bloqueado. Marque mi número y lo deje de nuevo en la mesa, diciéndole que ese era mi número. No dijo nada, me clavó la mirada interrogándome. Su seguridad, su aplomo se vio desbordado. Después de eso, nos fuimos a trabajar. En el camino Lucas me pregunto que me había parecido su mujer… “Se la ve encantadora, extrovertida y tienes suerte de tener una mujer tan guapa”

Pasaron dos días y no había recibido ni un mensaje y menos una llamada de Isabel, que ahora me interesaba más que Beatriz. Si en veinticuatro horas más, no había señales, es que no había nada que hacer y así fue. Un día más y no hubo nada. Beatriz tuvo que ir a la central y no la vi cuando llegué, pero al salir estaba con un hombre con buen porte, 1,80 e iba con traje. Mi rumbo era en dirección contraria, pero quise hacerme el encontradizo y como esperaba, Beatriz me llamó y me lo presentó como Luis su marido. Partió de mí la invitación a tomar algo y fuimos a un bar cercano que había una pequeña terraza, no era de mi gusto, pero era en esa zona de la avenida del puerto el único sitio cercano.

Nos sentamos fuera y antes de la media hora, ya sabía que trabajaba en un banco, estaba como director y se sospechaba que su entidad se iba a fusionar con otra. En un momento me detallo cómo podía ir todo si se producía la fusión. Luis se levantó para pedir porque el camarero no aparecía. “Ya estamos tomando ese café que dijimos”y Beatriz soltando una corta carcajada… “Esta no era mi idea de un café” y le conteste… “Tampoco la mía, por eso te vienes a mi casa en una hora, te mando la dirección” con cara de sorpresa… “¿Qué dices? Así de pronto, no sé qué decirle a Luis, mejor otro día con más tiempo o que me pueda organizar”fui serio y contundente, no había otro día. Me dijo espera que piense y vimos venir a su marido.

Nada más sentarse, ella miraba su móvil, se disculpó, se levantó y la vimos hablar por teléfono. Cinco minutos después, se disculpó… “Lo siento amor y Carlos discúlpame… una amiga tiene un serio problema y voy a verla”, Luis reaccionó diciéndole que se disculpara y que no podía dejarnos. Le dije que por mí no pasaba nada y se fue. Llamó a un taxi y se marchó. Mi móvil que estaba encima de la mesa, no paraba de vibrar por distintos mensajes que me llegaban. Le pedí disculpas e hice que contestaba a alguno de ellos, pero lo que hice fue enviarle la dirección a su mujer. Luis empezó a hacer una labor de captación discreta para tenerme como cliente, era bueno en lo suyo. Me habló de varios productos comerciales y no paraba.

Me logré zafar y despedirme, quedando en comer un día y hablar más tranquilos. Al llegar no veo a Beatriz ni rastro de ella. La llamo y estaba en una cafetería cercana, me dice que viene. Aprovecho para ir al aseo y cuando ella llega, me sorprende su entrada. Me arrea un “mordisco” porque fue más que un beso y me pega de golpe contra la pared. Esta rabiosa, me gusta, no me defrauda, me la imaginaba “violenta”, pero no la dejo que lleve la voz cantante. La cojo por su corto cabello, tiró de su cabeza para atrás y ahora la hago girar, quedando de cara a la pared. Sin soltar su cabello, su cuerpo queda completamente pegado, mi boca muerde su cuello y ella se queja, un quejido de placer.

Ahora está notando la dureza de mi polla entre sus nalgas, porque al llevar tacones, su culito se ajusta mejor a mi polla. Lo mueve para notarla mejor. Pase mi mano por delante, acaricie sus pechos y sus duros pezones, los aprete y aguanto gimiendo. Va a ser una buena puta. Baje mi mano hasta llegar a la cintura de un pantalón, afloje un cinturón muy estrecho que llevaba y sin desabrochar ningún botón, metí mi mano hasta llegar a su húmedo coñito. Mi mano apartó su braguita y al tocar su clítoris, pego con más fuerza su culito contra mi polla. Le quite el cinturón, me lo coloque por el cuello y después desabroche su pantalón, dejando caer. Dos golpes de piernas y el pantalón quedó fuera. Con la braguita hicimos igual.

Quedó solo con la blusa. No se la quite, me eche para atrás, agarre su cinturón y la azote el culito. Lo que dije, era como pensaba, se dejó hacer y se dejaba muy bien, ponía en mejor posición su culito para que la diera mejor y con voz entrecortada por la excitación… “Desde que te vi, supe que eras igual de pervertido que yo y en tu mirada vi, que teníamos las mismas necesidades”, la azote con más vehemencia y sabiendo que el castigo sufrido no era muy doloroso, porque ese cinturón poco dolor le podía ocasionar. Fuimos para la habitación y sin decir nada intuyo cuál era la puerta del baño y se fue a él. Al rato salió solo con la blusa abierta y sin nada debajo de ella. Se veían unas caderas más anchas, de buena forma. Un ligero triángulo de vello en su pubis, que no le llegaba al inicio de su coñito, muy bien cuidado.

Me fui desnudando delante de ella, me quite todo menos los bóxer y la hice acercarse, mi polla salía por arriba del bóxer y ella en cuando se acercó, se agachó y empezó a morderme la polla por encima del bóxer. Lo que salía de mi polla no le hacía nada, se lo reservaba. Me acariciaba sin dejar nada, apretaba con sus labios, hasta que subió más y empezó a lamer la parte que se había reservado. Con las dos manos tiro del bóxer y me dejo desnudo. Ahora lo lamia con más pasión, sin nada de tela por medio y cuando menos me lo esperaba, agarró mi polla se la metió en la boca, iniciando una mamada lenta, sugerente, haciendo rozar mi polla con su paladar y sin metérsela apenas. Luego fue aumentando el ritmo tanto, que ella misma se follaba su boca, hacia todo tipo de ruidos guturales, me miraba y le caían hasta las lágrimas del esfuerzo que hacía.

No se cortaba y eso me ponía cachondo, mientras estaba de cuclillas comiéndome la polla, con una de sus manos se masturbaba y según se ponía cachonda la mamada era mucho mejor. Quito la otra mano y se la llevó a una de sus tetas, acariciando y pellizcándose un pezón, la muy puta está a punto de correrse y eso no se lo podía permitir. Me agaché un poco, la agarre por las axilas y la levanté, su cara estaba descompuesta de lo cachonda que estaba, protesto, se cabreo… “Joder tío, eso no se hace, se deja acabar…”, la coloqué tumbada y ahora me tocaba a mi hacerle una buena comida de coñito. Primero “jugué” por las zonas cercanas sin llegar a donde ella deseaba. Luego use mis dedos, la follaba suavemente, despacio, con un solo dedo que entraba sin problemas, luego dos, tres y hasta cuatro, que recibía de buen gusto.

Estiraba un brazo para llegar con su mano a mi cabeza, tratando de acercarla a su coñito. En el momento que mi lengua la tocara tardaría nada y menos en correrse. Ya la tenía loca con mis dedos… cambie y metí el pulgar en su coñito, para poder meter dos dedos en su culito, que ella lo facilito y no protesto. Nada más hacerlo, lamí sus labios vaginales por todos los sitios, se retorció de placer y por fin llegue a su clítoris, que estaba como una bola dura. Lo tenía gordo pero no sobresalía, no podía hacer una cosa que me gustaba y que a las mujeres les volvía locas. Por eso cambié la forma, pegue bien mi boca, lamiéndole con toda la lengua y cuando la vi que ya no aguantaba más, la punta de mi lengua provocó su corrida, que hizo que culebreara con gemidos contenidos y luego los paró en seco, con la respiración muy agitada y poniéndome la mano en la frente me apartaba diciendo que estaba ahora muy sensible.

Sus pezones no se parecían en nada a su clítoris, porque había desaparecido casi la areola y eran todo pezón en su máxima erección. Me pidió “paz” unos segundos, aproveché para sacar del cajón unos condones y ella me dijo al instante… “Conmigo no son necesarios”, como vio que no le hacía caso me dijo que tenía hecha la ligadura, seguí sin hacerla caso. Tenía un buen culo, se veía que se cuidaba, estaba duro. Se lo acariciaba mientras hablaba, por la cabeza se me pasaba azotarlo, tampoco quería que se asustara. Le di uno normal, ni suave ni duro. Al recibirlo ella con voz cachonda… “Lo estaba esperando, creía que no te ibas a decidir”.

“Luis es que dice que eso no es normal, pero tu sigue y ya veremos a donde llegamos…” aguantaba bastante más que muchas otras y no era solo que lo aguantara, por el espejo veía su cara de estar disfrutando. No quise en la primera vez poner toda la leña en el fuego, máxime cuando sabía que no podía estar mucho tiempo más. Tal como estaba boca abajo, me subí a la cama y se la metí en su coñito, gimió como me gusta, cuando la metes toda y no se contienen dejando salir lo que llevan dentro. Estaba con su cara pegada en la cama, no podía ver su cara ahora, por eso agarré su pelo y tiré de él, levantó la cabeza y me gustó lo que veía reflejado. Se le entendía mal, entre sus respiraciones profundas, sus jadeos, sus gemidos, pero no para de decir “Si, si… mas, mas…”estaba como en bucle, la única diferencia que cada vez lo decía más alto.

Saque mi polla de golpe, grito… “NOOOOOOOO…” y acto segundo, la coloqué en la entrada de su ano y sin encontrar una protesta, una queja, fui metiéndosela, veía su cara en el espejo, su boca en forma de O, los ojos bien abiertos mirándome y yo follándome ese rico culito. Porque ella de momento no se movía, se limitaba a recibir. Hasta que sentimos nuestros cuerpos tocarse y su cara dibujó la satisfacción, lo demostró moviéndose despacio. Los dos íbamos al mismo ritmo y como siempre, en un primer momento suelo dejar en la primera vez, que marque el inicio de la follada. Porque una vez que cogió buen ritmo, ya me agarre bien a sus caderas y mis penetraciones eran largas y profundas, además de ser cada vez más fuertes.

El sonido del choque de nuestros cuerpos era un sonido de lo más excitante. Ella dejo caer sus cuerpo y mi follada empezó a ser mas “terrible”, lo que Beatriz aprovechó para masturbarse mientras violentaba salvajemente su culito y lo mejor que ella me animaba, al principio con palabras halagadoras y luego con provocaciones, para conseguir mayor potencia por mi parte, para que la empotrara salvajemente y para que le dijera lo puta que era entre otras lindezas. Me llenó de un inmenso placer, oírla gritar lo bien que se lo pasaba y lo buena que estaba siendo su corrida. Esta vez no se quedó quieta, siguió moviendo el culito. Deje de follárselo y quise correrme en su boca, se lo dije y ella encantada de la vida. Tuve una muy buena corrida. Me quedé exhausto y tumbado.

  • Majete se avisa de que te corres mucho, para estar preparada. Joder es que te has corrido mas que Luis en un mes. Que bruto.

  • Yo que sé lo que se corre tu marido.

  • Vale bien, ahora te estarás preguntando si le pongo los cuernos habitualmente a mi marido… la respuesta es NO. Una vez estuve a punto pero no. Amo muchísimo a mi marido, es un hombre excepcional, me hace reír mucho y me lo paso siempre muy bien con él.

  • Me da igual si le has puesto los cuernos antes o no, es que me la pela, como se suele decir. Ni te lo he preguntado ni te lo he insinuado. Solo ponerte un pero a el “pastel” que me has soltado… no será todo tan bueno para que estés aquí y ahora.

  • Muy facilito. Todo lo que he dicho es verdad, pero Luis es muy clásico en el sexo, no es malo en la cama, pero le falta un poco de chispa. Sexo oral el justito, el anal nada de nada y muy importante, siempre se hace en la cama y antes de que me preguntes, uso un plug anal junto a otros juguetitos, que mi marido no le gustan, pero al final los tolera, siempre que no sea delante de él. Se que te has quedado sorprendido, pero la vida es así de puta.

  • Otra vez que no aciertas, no me ha sorprendido nada, he hecho muchos tríos con parejas y todos llegaron a ese punto.

  • ¿DE VERDAD HAS ESTADO CON MATRIMONIOS?

  • De verdad, me gusta.

  • Me resulta una pasada y una fantasía que tengo muy a menudo. ¿Cómo se hace para que un marido diga que sí?

  • No tengo ni idea, pero pienso que no hay nada como sentarse y hablar de las fantasías, deseos y necesidades de cada uno. Ponerlo sobre la mesa.

  • Ya me has dado tema para pensar.

Se fue al baño, salió, se vistió y antes de salir llamó a su marido, diciéndole que ya iba para casa. Para ser su primera vez se iba muy tranquila y eso no podía ser así. Por eso antes de que se fuera, agarre su pelo de nuevo con intensidad, acerque mi boca a su oído y firmemente le dije… “Estoy hasta los cojones de verte siempre con pantalón, mañana quiero que te pongas falda y una que me deje con la boca abierta”, fue a protestar y le di el azote más fuerte de toda la tarde. Nos dimos un morreo y se fue. Se lo dije más que nada para que obedeciera, porque en el trabajo no pensaba hacer nada.

Me fui a dar una ducha y después me senté un rato en la terraza. El móvil que lo había apagado lo encendí y parecía un carrusel porque no dejó de sonar avisos. Leí los whatsapp y vi varias llamadas perdidas. Eran todos de trabajo y nada que no pudiera esperar hasta el día siguiente. De pronto me llamó la atención dos mensajes de texto. Porque eso suelen ser de publicidad, pero no era de un número desconocido, pero supe rápidamente de quién era… “No sé qué pretendías o pretendes dándome tu móvil, porque no me gusta que me usen para vengarse de mi marido o putearle. Como ya te dije estoy casada y bien casada con Lucas. Le perdone en su día todas sus deslealtades y eso quedo solventado y en el olvido, porque cuando se perdona, se hace o no se hace y yo le hice con todas las consecuencias”

Fue leer y contestar por la misma vía, aunque ya no recordaba la última vez que use mensaje de texto en el móvil… “Te he añadido a mis contactos por si prefieres hacerlo por whatsapp… Ni se me ha pasado por la cabeza putear a tu marido o vengarme, eso es una pérdida de tiempo, mi tiempo. Ni lo hice en su día denunciándole ni me voy a poner ahora a esos rollos, paso de todo eso”, era la verdad y nada más que la verdad. lo malo de los mensajes de texto es que no sabes cuándo han sido leídos.

Máximo cinco minutos respuesta con la misma fórmula… “Si es verdad lo que dices, que pretendes… ¿Llevarme a la cama?”, mi contestación fue también inmediata, no había nada que adornar… “Básicamente no es llevarte a la cama, es algo tan simple y cotidiano como querer follarte, porque me has gustado y me has puesto mucho, si tiene que ser en una cama, pues una cama, pero por si no lo sabes se puede hacer en infinidad de lugares”, se quedó todo en silencio y no recibí ningún mensaje más. Ese día no hubo ninguna novedad más.

Me levante esa mañana no muy animoso, el sueño de esa noche no es que hubiera sido bueno, fue “raro” demasiados “gruñidos”. Pero fui positivo y mientras me duchaba pensaba si Beatriz me habría obedecido o no… en poco tiempo saldría de dudas. Una llamada mientras tomaba mi café mañanero en la cocina, torció lo que estaba previsto, me tocaba hacer unas gestiones de última hora y de buena mañana. Al trabajo pude acudir pasada la hora del almuerzo. De un vistazo vi a casi todos y me centre en ver a Beatriz, la pude ver hablando pero sentada detrás de una mesa. Aguanto la sonrisa y les dije a todos que en diez minutos reunión. No era una reunión especial, era una muy breve que teníamos todas las mañanas y donde intercambiamos información de posibles avances.

Beatriz entro de las ultimas y se dejó ver bien. Llevaba falda y le hacia un buen culo, tuvimos la reunión y al terminarla, me pasaron varias notas parte de los que estaban en la reunión y entre ellas Beatriz. Cuando me quede solo las vi y como era de esperar había una de Beatriz… “No te quejaras, te he hecho caso y espero que te haya gustado… si quieres ver mejor, solo llámame”. No la quise llamar solo para eso. Tuve que llamar a varios entre ellos a Susana, que es con la que más tiempo estuve, porque había tenido un error importante y había que solucionarlo o por lo menos intentarlo, ya que nos retrasaría unos días. Al final llame a Beatriz…

  • Creía que no me ibas a llamar y con lo que has tardado con Susana…

  • Todo profesional, no te hagas películas.

  • No he dicho lo contrario, pero reconoce, que sabes que soy buen observadora y que esa chica te gusta de una manera especial.

  • No sé porque lo afirmas con tanta rotundidad.

  • Porque se te nota, ves en ella algo que no ves en las demás, ni en mí. Pero ya te digo que con el resto de las que están aquí lo tienes fácil, menos con ella.

  • Ya está… Jajaja… lo ha dicho Beatriz la vidente.

  • Jajaja… de vidente nada, que en los lavabos de chicas se oye y se habla mucho. Con el resto lo tienes más que facilísimo, con unas mas fácil que con otras, pero fácil, fácil. Con Susana no.

  • Y ahora es el momento en el que se supone que te tengo que preguntar porque dices eso…

  • No que va… es porque al parecer tiene unos orgasmo muy peculiares y su pareja más de una vez le dice que no es muy decente y es mas bien sucio. Hasta ahí es lo que se, porque no ha contado más, si es porque gustos “especiales” o que su novio, pareja, marido porque no se el estado, es muy escrupuloso, que me parece que va por ahí.

  • Bueno todo eso es una percepción tuya.

  • Nada de percepción es la realidad… lo que es una percepción es que la muchacha esa sí que tiene necesidad de un buen pollón que la reviente hasta decir basta.

Le dije que se acercara y le mudo la cara… “Ni borracha vamos a follar aquí y ahora” le dije que nada de follar, que se acercara. Lo hizo y se quedó a mi lado derecho. Las piernas las tenía juntas, se las empecé a acariciar y a meter mi mano por entremedias de ellas. Poco a poco las fue abriendo y no tarde nada en llegar a mi objetivo. Aparte sus braguitas y mucho decir no follar, pero la muy puta estaba chorreando. Empecé a masturbarla. Primero apoyo una mano sobre la mesa, a continuación apoyo su culo en el borde de la mesa, abriendo mucho mas las pierna ye n esa posición le hice tener dos memorables orgasmos por la cara que se le quedo.

“Eres un cabronazo, ahora se me notara”, me tuve que reír y cogió el montón de carpetas que había traído y antes de irse le dije… “Cuando salgan corriendo a comer, apáñatelas para quedarte un momento y viernes que te follare aquí mismo”, ella con cara de querer ya mismo, nada de esperarse… “Imposible porque Luis viene a recogerme y es puntual” pues dile que te espere por la parte de atrás que hay sombra, que tardaras diez minutos. Me dijo que no me prometía nada y sabía que lo iba a hacer, además se me había ocurrido una sorpresa. Me llego otro mensaje de texto… “Hay cosas que no se pueden expresar bien escribiendo y me gustaría hacerlo en un cara a cara, para aclararte lo confundido que estas y dejar las cosas claras”, intercambiamos varios mensajes y quedamos, porque no quería que la recogiera yo. Que iríamos en su coche, elegimos el lugar de recogida.

No es que me pareciera extraño, me parecía una estupidez, porque podía haberme llamado por teléfono y ya está, le di el beneficio de la duda y que quisiera hacerlo cara a cara. Ya llegaba la hora de irse todo el mundo a comer. Comprobé que todos habían marcado la salida electrónica. Todos menos Beatriz que vino lanzada y muy directa… “Venga seamos rápido cabronazo, que me tienes salida” y se acercó a comerme la boca, tuve que pararla, le pregunte si le había dicho a su marido que se esperase en la parte de atrás donde había sombra. Me dijo un si seco y me pregunto porque se lo preguntaba.

Me la lleve a una sala de juntas pequeña que sus cristaleras como todos los demás, eran de esos que no se puede ver el interior pero nosotros si el exterior. Al principio decía un no, que era un sí. Pocas caricias me hicieron falta y las ultimas resistencias, se terminaron cuando la apoye junto al ventanal y le di unos azotes fuertes en el culito, fue como un bálsamo, se colocó perfectamente, baje un poco sus braguitas y las aparte, me puse un condón y aunque protesto por ello, le quite la protesta metiéndole la polla de una sola vez. No había dado más de cinco embestidas cuando tenía el primer orgasmo y me reclamaba más fuerza, que siguiera que no me parara… “Qué bueno, que bueno… no pares cabrón, métemela hasta el fondo, quiero sentir tu cuerpo sobre mí, que delicia de polla… eres un pervertido encantador…” y cuando se la metía hasta el fondo como ella quería le decía lo puta que era.

“Y como siga viéndote me vas a hacer un putón… AAAHHHHHHH… CABRONAZO tu sí que sabes…”, la follaba a tope sin parar y ella se la veía reflejada por el cristal, que no cerraba los ojos, miraba hacia abajo. Ya no tenía prisa, a pesar de ver a su marido mirando el reloj constantemente. Estaba a punto de correrme y ella se acaba de correr. Me salí e hice que me hiciera una mamada, quería que se llevara un recuerdo en su boca. Poco tarde en llenársela y ella en no dejar escapar ni una gota. Ella que siempre usaba un vocabulario muy correcto, salvo estando follando nuca la oí decir una palabrota ni nada parecido. “Que puto subidón me ha dado ver a mi marido a metros y correrme varias veces. Ufffff… que pasada, tiene que ser total con el viéndolo… ves, me estás haciendo tan pervertida como lo eres tú”, no me quedo mas que reírme y decirle… “Tu llevas la perversión dentro y eso es lo que te hace tan atractiva. No ha habido nada mas que rascar un poco y te ha salido, pero lo mejor que te queda mucho por sacar”

Sonó el móvil… “Ya estoy bajando” fue lo único que dijo y fue sacándose un caramelo. Al ver a su marido, un pico en los labios y se fueron. Me fui a comer a casa, me recosté un rato, sin la intención de dormir y me desperté con un sobresalto al oír el zumbido de la alarma. Me había quedado completamente dormido. Ahora venían las prisas. Como me recogerían me fui andando a mi paso, hasta el lugar acordado. Llegue bastante justo, pero llegue a la hora. Poco tuve que esperar un toque de claxon y un suv paro a mi vera. Me agache un poco y era Isabel, que me conmino a subir rápido, no por nada, sino porque era la parada de un bus.

Conducía como si fuera una competición y los semáforos o algunos de ellos, es como si los fuerana quitar. Porque o se los pasaba en ámbar a punto del rojo o directamente en rojo. No me gustaba mucho, pero se le veía buen dominio en la conducción, era muy segura. Le pregunte donde íbamos y me dijo que a un sitio donde no nos interrumpieran la conversación. Condujo a su ritmo media hora, llegamos a una gran pinada donde había muchas zonas para hacer parrillas o paellas. Había dos grupos de personas, en uno cuatro y en otro cinco. Nos quedamos aparcados a distancia y me fije que había varios coches aparcados unos distantes de otros.

  • Ya estamos aquí, a ver… ¿Qué es lo que me querías decir, que no pudiéramos hablar con un buen café?

  • Primero que es imposible que tú y yo pudiéramos tener un romance. La diferencia de edad, que estoy casada y bien casada, que no tengo ninguna necesidad fuera de mi matrimonio, que no me fio de ti y que pueda ser una venganza, porque no sé qué has visto en mi. Podía seguir diciendo mas motivos, pero creo que son suficientes.

  • Vamos a ver, que me quede claro. ¿Me has traído a tomar por… “viento fresco” para decirme eso? Es que estamos locos…

  • Hombre, porque suponía que después de decírtelo, algo dirías tú y es mejor estar aquí que no con gente rodeándonos, sin saber quién escucha.

  • Es que poco tengo que decir, pero diré algo… confundes romance con follar y ya se empieza mal, no he puesto en duda ni tu matrimonio ni que tengas alguna necesidad y lo que más me preocupa, que puedas pensar que te utilizo para una venganza. Si me hubiera querido vengar, le hubiera mandado a la mierda nada más verle y en público humillarle, porque tampoco te conocía a ti y no podía decir el dejo para follarme a su mujer.

  • Puede que tengas razón y…

  • Espera, espera que no he acabado. Lo que he visto en ti, que estás muy buena, me has caído bien y me has gustado.

  • ¿Es que a todas las que te caen bien y te gustan tratas de llevártelas a la cama?

  • Ahora te contesto a eso también, pero continuo. Repito que no se si tienes “necesidades” como has dicho, pero lo que si tengo claro es que no tiene sentido estar aquí, salvo que… tengas curiosidad o quieras algo, casualmente has venido vestida para dar una de cal y una de arena. Una blusa fácil de abrir y muy sugestiva, pero pantalones que aunque son de tela, no es lo mismo que una falda. Contesto a la pregunta, no me voy a ningún sitio con todas las que conozco.

  • Vale te creo… ¿Algo más que decir?

  • Que decir nada o poco. Hacer si…

Se me quedo mirando y menos mal que soy de buen tamaño además de ágil. Porque aunque está el impedimento de la parte de separación de los asientos, me logro alzar y besar su boca. En un principio se queda parada, los brazos caídos y los labios apretados. No me quito y noto como su boca va respondiendo, abre un poco la boca y mi lengua entra dentro de la suya, ya contesta a mi beso con la boca. Al principio bastante fría y luego va imprimiendo mas pasión. Los ojos mas apretados que cerrados. Al final con uno de sus brazos, me coge por el cuello y nos apretamos más.

Nos estuvimos besando bastante tiempo, apenas cogíamos aliento. Acaricie uno de sus pechos y el pezón estaba duro ya, pero fue poniéndose mas erecto y creció mucho más. Se le escapaban gemidos importantes, lo que me hizo bajar mi mano, desabrochar su pantalón e introducir la mano. Una de sus manos salió disparada a parar la mía. No forcé nada, seguí con mis besos, desabroche su blusa y empecé a lamer un pezón, era un gustazo oírla, su respiración, sus gemidos, me indicaron que ahora si era el momento y nuevamente lleve mi mano a su pantalón.

Otra vez llevo su mano a parar la mía, pero con menos convencimiento y llegue a sus braguitas, me llamo la atención que tenía un monte de venus muy poblado de vello, hacía mucho que no me encontraba algo así. Seguí bajando y comprobé que estaba húmeda, pero no mojada como me gustaría. No tardo mucho ante mis caricias en estar mojada, volvía a agarrarme la mano por encima del pantalón, pero esta vez era por otro motivo. Me apretaba la mía contra su coñito y sentía como estiraba sus piernas. Era de las que parecían asmáticas, porque cuando estaba a tope, su respiración era ruidosa y se entrecortaba, como si le faltara el aire. Pego unos botes en el asiento y se corrió con unos espasmos brutales. Me quito la mano, apoyo sus brazos en el volante y sobre sus brazos la cabeza.

Se bajo del coche sin esperármelo. Vi cómo se abrochaba el pantalón. Abrió de nuevo la puerta y cogió de ella un paquete de tabaco, se encendió un cigarro y andaba pegada al coche. No quise salir, lo que tuviera que pensar que lo hiciera sola. Tiro el cigarro sin haberlo terminado de fumar, lo piso con furia y se montó en el coche. Ni me dijo nada ni me miro. Arranco y el coche en la arena dio un pequeño derrape. Solo le pregunte si se encontraba bien. No respondió nada y me dejo junto a donde me había recogido, me despedí, me baje sin ella decir ni una palabra.