Sexo furtivo i
De pronto me vino un deseo que durante un tiempo, tener solo relaciones sexuales con mujeres que estuvieran comprometidas, pero sin la participación de sus parejas, salvo que la tentación me superara. Algo difícil con el control que tengo de mí mismo, pero nunca se puede decir JAMÁS.
Las vacaciones se terminan para mí, no por mi voluntad. El día 12 de agosto, revisé mis correos electrónicos para resolver una intriga muy particular. Tenía los mails esperados y no tenía el mail esperado, todo dentro de lo normal, tampoco fue que me llenara de sorpresa. Era miércoles y ya pensaba en el fin de semana que iba a ser de noches muy completas. El día 13, recuerdo que era jueves, me di un tute mayor haciendo ejercicio. Salí temprano por la mañana, amaneciendo. Cargado con una mochila y con lo necesario para pasar el día.
Regreso pasadas las siete de la tarde. Cansado, pero nada que no arreglara una buena ducha de agua fría. Eso me repondría seguro. Jacinto desde el camino alzaba un brazo haciéndome señas. En vez de ir hacia mi autocaravana, me acerque a él…
- Carlos debías de llevar móvil, imagínate que te suceda algo…
- Vamos a ver Jacinto, llevo un móvil, apagado pero lo llevo. Si lo llevo apagado es porque no quiero que nada ni nadie me interrumpa el descanso de estas vacaciones.
- Vale, lo que tu digas. Por estar desconectado no te has podido enterar. Una mujer llamada Victoria te ha llamado exactamente seis veces. Diciendo que era urgente y la última ha dicho que te ha mandado un correo y que cuando lo leas ya la llamarás.
- Como estaba… ¿Alterada, cabreada, indignada, tranquila…?
- Educada, con seriedad y diría que determinante, no me gustaría tener diferencias con ella…
- Jajaja… si era Victoria. Gracias.
- No se te olvide llamarla.
Algo había pasado lo suficientemente serio, para que Victoria me hubiera llamado. Porque sabe que no me tenía que llamar por nada que no fuera grave. Lo que fuera y la hora que era, de momento no tenía solución. Por eso me duché tranquilamente y mientras me ponía algo de ropa, encendí el ordenador. Al encenderlo de forma automática me salió que tenía tres mails. Uno que no tenía ninguna importancia, otro que había llegado a las 10:20 y tenía que haber llegado el día anterior. Leí este primero y decidí contestar con tranquilidad antes de irme a dormir.
El mail de Victoria me detalla el problema que había sucedido. Era preocupante pero bajo mi punto de vista no era un drama o algo que no tuviera solución. Encendí el móvil y tenía llamadas perdidas, todas y más. Como no tengo contestador…
- Hola Victoria, ya he leído el mail.
- ¿HOLA? Joder solo eso, que es gordo.
- Venga respira profundo y cuenta hasta diez.
- Carlos vete a la mierda… déjate de tonterías. ¿Qué vas a hacer o que vamos a hacer?
- Vic, llevamos casi toda la vida juntos, ya me conoces y como dicen los chinos… “Si un problema tiene solución, no hace falta preocuparse y si no tiene solución, preocuparse no sirve de nada”
- De verdad eres agotador… sabes que esa filosofía de vida en lo personal es una cosa, pero en los negocios, en lo profesional… NO PUEDE SER.
- Haz una cosa llama a… y le explicas todo. En caso de que no se pueda solucionar, me avisas y salgo mañana para Valencia.
Es una cosa curiosa, cuando me llega un mail de un sitio, pasa algo, nada malo. Por eso sabía que me tocaría irme al día siguiente, lo intuía. Por eso no me espere a responder el mail y a las 21:01 ya estaba enviado, me quedé oyendo una canción que me enviaron y entre otras cosas dice que… “Pierdes el norte y bailas” así es, no hay nada mejor que bailar y si es con la persona adecuada, debe de ser llegar al paraíso. Pero es que nadie me saca a bailar…
Como intuí al día siguiente tenía que salir, para estar en una reunión el sábado sin falta. Me iban a quedar pendiente dos jovencitas para la próxima vez y al día siguiente por la tarde ya estaba en Valencia. Dejé la autocaravana en el campo y me fui a mi casa de Valencia. Esa noche cené con Victoria y su mujer. En la cena me puse al día de todo. A parte del “grave problema” para ella y para mí, un simple contratiempo, que al día siguiente lo veríamos, me interesaba más si el nuevo lugar de trabajo estaba ya en perfecto estado.
- Si quieres mañana puedes verlo, está todo perfecto y con las medidas de seguridad higiénicas previstas, test todos los días y el resto de los materiales necesarios. En la central igual, lo único que allí hay turnos presenciales y de teletrabajo, donde se irán rotando por semanas. En algunos departamentos no se ha podido hacer el teletrabajo.
- ¿Ha habido algún positivo o alguien que haya tenido que hacer cuarentena por causas ajenas a nosotros?
- De momento no y crucemos los dedos. Una pregunta… Ya que estás aquí, el día 17 se forma y empieza a funcionar el equipo multidisciplinar, tú te ibas a presentar el día 26, ¿Sigue en pie el día 26 o lo inicias el día 17?
- ¿Qué tal es el personal que nos han mandado?
- Los he entrevistado, he hecho la selección y como acordamos con sus empresas, si queremos hacer algún cambio, hemos de respetar su autoridad y comunicárselo a la empresa que sea, para que sean ellos quien realicen el cambio.
- Vamos, que si hay alguien que no nos guste, no le podemos tirar directamente a la calle, tienen que ser sus jefes.
- Exacto, no se te olvide.
- Estoy pensando… me has dicho que son seis las empresas que hemos contratado para trabajar en este proyecto. Pues que sean siete y yo iré en representación de esa séptima. De esa manera ver mejor cómo es la gente que nos han mandado y tú has seleccionado.
- Que retorcido eres.
Como había dicho, no había que preocuparse, al día siguiente y después de casi cuatro horas de reunión, quedó todo solucionado. El domingo pase por mi lugar preferido de Valencia a tomarme un buen café, pero para mí desgracia estaba cerrado. Había cambiado el horario, ahora cerraba los domingos.
Lunes 17, paso primero por mi despacho, a primerísima hora y esta Victoria recogiendo unas cosas, me dice que no llegue tarde, que si no, va a cantar mucho. Recojo lo que quería y me da un pen con los datos de las personas que van a trabajar con nosotros. Llegó al nuevo lugar de trabajo, que lo había visto sin reformar, son las ocho menos diez y al entrar veo bastante gente. Lo primero que nos hacen es un test, nos pasan a una sala grande y nos sentamos distanciados. Hasta que nos dicen que todo es negativo, que ya podemos pasar. Victoria nos está esperando.
Con la seriedad y el boato que la caracterizan, nos suelta entre rollo y sermón. Deja claro desde el principio, que durante nueve meses aproximadamente vamos a trabajar codo con codo, pero que no se equivocara nadie, aunque no fuéramos empleados suyos, si alguno no funcionaba en lo que fuese, se iría a la calle. Pasamos a una gran sala, donde había una gran mesa corrida en forma rectangular. Donde nos podíamos sentar tranquilamente, guardando la distancia de seguridad de sobra. Nos quitamos las mascarillas y nos pudimos ver la cara. Desde donde estaba sentado, podía perfectamente conectar el pen e ir viendo quien era quien. El grupo lo componían cuatro hombres y siete mujeres, sin contarnos Victoria ni yo. Victoria dijo que nos fuéramos presentando al resto. Cada uno dijo su nombre, su campo de trabajo, unos dijeron la edad, otros no, al igual que su estado civil, que nadie preguntó nada de eso. A mitad de la mañana esta era mi primera percepción sobre ellos.
Juan , (45) (1,65) Con sobrepeso, gafas anticuadas, se comía las uñas. Tímido y estaba casado o por lo menos llevaba una alianza de casado. Hablaba poco, pero cuando lo hacía era acertado en sus comentarios, tanto profesionales como personales.
Iván , (44) (1,70) Aspecto desaliñado, no sucio. No decía nada personal, solo profesional, un cerebrito. En algunos momentos parecía ausente.
Juan José , (47) (1,70) Físicamente normal. No paraba de hablar, se metía con todos, era el mejor en cualquier cosa y trataba con bastante desprecio a los demás, para él éramos una cagadita de mosca.
Antonio , (40) (1,85) Físicamente bien. Nervioso, no sé si por ese momento o es que era así siempre.
Las siete mujeres tenían algo especial cada una, refiriéndome a mis gustos y fue cuando se me ocurrió lo de tener por lo menos durante unos meses relaciones solo con mujeres con pareja. Siete candidatas perfectas. Que no quería decir que tuviera nada con las siete, pero alguna seguro que podían ser. En comparación con los hombres, ellas iban mucho mejor vestidas y arregladas.
Carmen , (43) (1,63) Rubia, pelo corto. Rellenita, pechos pequeños, culito más que aceptable. Pantalones ajustados, debían de ser elásticos y le hacían buenas formas. Llevaba anillo de casada. Estaba morena, manos bonitas y uñas de color anaranjado, que resaltaban con el moreno. Graciosa a nivel personal y profesionalmente se la veía muy preparada.
Francisca -Paqui- (39) (1,65) Morena, melena larga. Pantalón negro corto de tela, blusa color cobriza y pecho bastante abultado, la camisa era pequeña o tenía demasiado pecho. Llevaba alianza de casada también y era extrovertida, profesionalmente no sabía todavía nada de ella. Porque no había entrado en conversación.
Marta , (39) (1,70) Castaña oscura, melena por los hombros. Pantalón vaquero estilo pitillo de color blanco y un top de tirantes de color mostaza, con ligero escote, la figura era perfecta, buen culito y un pecho de mediano a grande. Llevaba una alianza de compromiso, no me parecía de casada. Todo el tiempo hablo poco.
Paula , (35) (1,75) Entre castaña y rubia. La más joven de todas. Ojos claros, melena rizada, pantalón rojo con cuadros negros. Con un top lencero negro. Pecho normal. No llevaba ningún tipo de alianza. Preguntaba más que decir algo de ella. Simpática y jugaba mucho con la lengua, se notaba que no lo hacía con intención de nada, pero resultaba excitante.
Beatriz , (46) (1,73) Delgada, pelo muy corto, rubio platino. Pantalón de lino, que al estarle un poco anchos, le disimulaban el culito hermoso que tenía y un top blanco, pecho normal. Se la veía muy prudente al hablar. Me fije que analizaba a todos y lo que decían. Observadora. Alianza de casada.
Susana , (37) (1,63) Castaña, cobrizo. Media melena. Ojos preciosos y sonrisa traviesa. Culito curioso. Pecho de mediano a pequeño. Llevaba anillos pero ninguna alianza. Una sonrisa bonita y algo curiosos que me recordaba a alguien, hacia un ruidito de forma instintiva cuando había algo que no le cuadraba y se le notaba también porque fruncia el ceño.
Mónica , (40) (1,68) De entrada se la veía con personalidad, era muy guapa y el color del pelo era el arco iris, mucho trabajo llevaba ese tono de pelo. Una melena larga. Llevaba un mono corto de un color parecido al kaki, le resaltaba tanto el buen culo que tenía como su voluminoso pecho. Unas piernas muy bonitas. Llevaba alianza.
Las mujeres eran más simpáticas que los hombres y menos arrogantes que algunos. A Victoria le dije que a mitad de la mañana buscase una excusa para dejarnos solos y así lo hizo. Nos indicó donde estaba la zona de las máquinas de refrescos y agua. Como yo no hice la presentación, porque Victoria se limitó a decir que era de la empresa, para no mentir a nadie. Todos quisieron saber cómo era en realidad ese Carlos que vendría el día 26.
Logré darle la vuelta a la pregunta y que me dijeran a mí, lo que les habían contado. Victoria a mí se dirigía en todo momento por mi primer apellido, por cierto uno muy común. A Beatriz le extraño que me llamaran por el apellido, mi respuesta fue rápida… “Es que somos varios con el mismo nombre y para distinguirnos entre nosotros” , no le debió de parecer raro, porque no siguió preguntando.
La opinión que traían por lo que les habían dicho era muy variada. Desde que era un tirano, a todo lo contrario, que era una persona que se preocupaba por su personal. Que no pasaba una, que no le gustaba la impuntualidad. Que iba siempre bien vestido, que el traje era como una segunda piel. Menos mal que ese día había ido sin traje. Físicamente me describieron de muchas maneras y lo mejor o lo peor según se mirase y cito textualmente… “Es un mujeriego y que según lo que se decía, en la cama funciona muy bien y es incansable” , sobre lo primero no les quite la razón, pero tampoco se la di, nade entre dos aguas y sobre lo último, les dije que no lo conocía hasta ese extremo.
Carcajadas, risas flojas y comentarios graciosos subidos de tono. Ahí fue donde me enteré que unas estaban casadas y otras vivían en pareja. A mí me preguntaron y les dije la verdad, soltero y sin compromiso. Comentarios gracioso y se envalentonaron al estar juntas y trataron de que me pusiera nervioso. Como eso no sucedió una me preguntó con risas… “¿No serás gay? Porque ahora está el mercado muy mal, los mejores tíos son gay o ya están cogidos” , me sonreí y el dije que de momento no. Beatriz volvió a la carga y lanzó esta vez una andanada, me dije que debía tener cuidado estos días… “¿No habéis pensado que nos pueden estar haciendo lo de la tele, lo del jefe infiltrado?”
Pregunte y se extrañaron que no hubiera visto lo del jefe infiltrado. Mónica dijo… “Ahora que lo dices, el Juan José ese, podría serlo. Porque es un borde e inaguantable. Se lleva pasando todo el tiempo. ¿Qué os parece?” y contestó el nervioso Antonio… “Pues tienes mucha razón. Además no veis que no se ha acercado. Que desde que hemos parado no deja de hablar por teléfono y ha estado un rato hablando con Victoria?” y fue entrar todos en paranoia. Les dije que se equivocaban y me dijeron que claro, que iba a decir yo, que no iba a destapar al jefe.
De todas la que más me llamó la atención fue Susana, pero eso no quería decir que las demás no estuvieran bien. Lo que me llamó la atención, es que todas incluida Victoria, llevaban pantalones. Menos con Juan José, con el resto hubo camaradería y se trabaja bien. Juan José además de ser insoportable, no sabía trabajar en equipo y eso era fundamental, tendría que irse. El día 25 al salir de trabajar, nos fuimos a tomar algo, todos juntos menos Juan José que nos dijo de forma despreciativa, que tenía mejores cosas que hacer.
Se palpaba la preocupación y esa preocupación, era por si al llegar el “jefe” se rompería el buen ambiente. Me miraron en espera de que dijera algo y me encogí de hombros… “Yo no me preocuparía tanto, tiene sus rarezas como todos y lo bueno que tiene, tal vez lo único… JAJAJA… es que le puedes decir lo que quieras” , las risas se las tomaron porque era todo lo contrario, que no se le iba a poder decir nada. La otra pregunta fue sobre la puntualidad y ahí sí fui tajante… “Si dice que mañana estará a las 08:30, es que estará a esa hora, nada de tres, cuatro o cinco minutos más tarde”
Ese día llegue antes de las ocho de la mañana, porque Victoria hablaría con ellos primero. No les vi llegar, pero si les oí. Estaban extrañados de que Juan José y yo no estuviéramos. La intervención de Victoria fue corta… “Me alegro de haberos conocido. A mí me toca marcharme, porque lo mío es la administración y de todas maneras, os vais a quedar en buenas manos. Como cuando acabéis no nos veremos, porque en septiembre, me voy con una excedencia dieciocho meses, pero ya sabéis dónde estaré cuando la acabe” , le quisieron hacer varias preguntas y les contesto que las respuestas en un momento, pero que no las daría ella.
Entre y sus caras lo decían todo. Ahora si me presente con toda la formalidad necesaria y si, llevaba mi traje puesto. Una vez di los buenos días, lo primero que les dije que Juan José no iba a continuar con nosotros y que esperaba que quien nos mandaran fuese más creativo y supiera trabajar en equipo. Poco más tuve que decir porque ya lo habíamos hablado todo, tanto a nivel personal como profesional.
Iván se quejó por no haber dicho desde el principio las cosas, se sintió ofendido y varios le apoyaron. Zanje rápido la situación y subsane algunos fallos que había en la forma de trabajar y repartí mejor lo que tenía que hacer cada uno. Aprovecharía esa mañana para ir hablando en privado con cada uno. La intención era decirles en privado donde creía que fallaban. En esos días nos habíamos cogido confianza todos. Hoy estarían un poco aturdidos. Pronto se les pasaría, en el momento que recordaran las medio bromas que nos habíamos hecho con doble sentido y que habían tenido en algunos momentos una carga erótica festiva importante. Al final por un problema que surgió en la central, me tuve que marchar y pospuse las entrevistas.
De camino me volvía a llamar Diego para tratar de quedar a tomar un café y nuevamente le dije que no, de momento no me apetecía. Llegué y estaba Victoria para “calentarme” la cabeza. Una vez solucionado, me fui a mi despacho, me tomé una aspirina y me tumbé en uno de los sillones, esperando que bajara el dolor de cabeza. La verdad que me quedé traspuesto. Me había puesto una toalla con un gel frío y no veía nada. Me despertó Victoria que se marchaba y me dijo que estaba su amiga celia esperando para explicarme algo que por lo que se ve, me había dicho Victoria y no le había hecho caso.
Espere unos minutos, para despejarme bien, algo se me había pasado el dolor de cabeza. Había tenido un sueño donde silbaba mucho y eso me cabreaba. Celia venia totalmente de negro, que le favorecía mucho. Llevaba un pantalón ajustado parecido a las mallas y una camisola cruzada sin botones y anudada por la cintura, dejando ver a la perfección el escote de su bonito pecho y de lo morena que estaba.
Entró nos saludamos y sin apenas decir nada, me dio un informe voluminoso, se sentó y empezó a hablar sin parar. A los pocos minutos ya me había perdido.
- Discúlpame Celia, pero hoy no es un buen día.
- Que pasa, me vas a hacer como a mi marido… ¿Qué te ha llamado un montón de veces, hace un rato la última y no quieres verle? ¿es que te debemos algo? Porque no te entiendo, estabas ahora mismo atento y me sales con esto.
- Me gusta que seas sincera y directa. Lo seré yo también. ¿Te parece?
- Por mi perfecto.
- Por donde empiezo. Si lo hare por el final y si no sales corriendo luego te respondo a lo de tu marido.
- No lo verán tus ojos, que salga corriendo.
- Al medio minuto de empezar con tu parlamento, la cabeza ya la tenía en otro sitio, para ser más concreto, estaba mirando el escote y lo interesante que tiene que ser lo que guarda. Con tu marido no he querido quedar porque ya sé lo que quiere y ahora mismo no lo quiero.
- ¿Qué es lo que crees que quiere Diego?
- Muy fácil, tu marido aunque no me lo ha dicho, quiere que haga un trío con vosotros. Que este verano no me hubiera importado en absoluto, pero ahora no me apetece y entiendo porque lo quiere. Lo que no quiere decir que no te follara ahora mismo, pero eso sí, sin que él lo supiera.
- Pero esa película, te la estas montando tú solo, te has imaginado algo y tu mente se ha acelerado hasta estallar.
- Puede que sí o puede que no. También puede ser, si tu marido no ha mentido, que por las circunstancias que sean, no esté “funcionando” como le gustara y sabiendo lo caliente que tú eres…
- Mi marido es vomitivo por contarte nada de eso y tu no le andas a la zaga.
- Vomitivo o no, ahora mismo te follaría aquí mismo, no te daría descanso y te daría lo que echas tanto de menos. Lo pasaríamos muy bien y no tendrías que decirle nada a tu marido y si más adelante quisiéramos, pues le dábamos una sorpresa como si fuera la primera vez.
Su habitual seguridad se había desplomado y lo peor que sus pezones se le marcaban como dedales. Me levanté tranquilamente, me puse detrás de su asiento, me agaché un poco para hablar suavemente a su oído, mientras introducía una de mis manos por su escote, hasta que llegué a su durísimo pezón. Se le escapó un leve gemido… “Ves zorra, eso me gusta, que sientas mis dedos (Le apretaba más los pezones y ella apretaba sus labios y se contenía ) y lo he querido hacer desde que entraste en la autocaravana y me viste desnudo. Sabía que eras muy zorra, porque no se lo contaste a tu marido”.**
Le desanude la camisola y sus tetas salieron de su cárcel, no llevaba sujetador. Estaban muy morenas, menos un triángulo blanco que hacía resaltar más su pezón oscuro. El contraste de la piel morena y la blanca, la hacía excitante. Más que comerle las tetas se las devore. Se había quedado sin esos aires serios y solemnes que siempre llevaba.
Me puse delante de ella, me abrí el pantalón y saqué mi polla que estaba ya a tope. La mire directamente a los ojos, ojos indecisos… “Me gusta que seas una buena zorra, ahora quiero que me hagas una estupenda mamada y si no es mentira lo que ha dicho el cornudo de tu marido, te vas a hartar a polla” , era el momento de saber si me equivocaba e iba por mal camino o había acertado. Vi que su mirada cambió y se le puso una mirada de buena zorra. Me cogió la polla y se puso a hacerme una paja y con la otra mano me acariciaba los testículos. Empezó a usar su boca y su lengua, lo hacía fabulosamente bien. “Mas que zorra eres una estupenda puta, hay que ver lo bien que la mamas, me estas poniendo cachondísimo y no creas que eso es fácil, solo las muy putas lo logran”.
Sonó el teléfono de la mesa y Celia se asustó, menos mal que fui rápido. La agarre de su pelo y tire de él, hacia mí, mientras contestaba. Eran los de seguridad, para comunicarme que los que desinfectaban todos los días estaban ya allí. Les dije que en diez minutos salíamos. Tuve que parar y le dije… “Por si no te acuerdas, esta es mi dirección, te espero allí” y ella me contesto nerviosa… “No creo que pueda, no sé qué decirle a Diego” y le dije que algo se le ocurriría.
Me la hubiera llevado a un hotel, pero me daba mas seguridad mi casa. Una vez llegue a mi casa y después de pasar por el baño, acondicione el ambiente, música de fondo adecuada al igual que las luces, que con los leds, se hacen maravillas. Estaba esperando que en cualquier momento sonora el portero automático. Lo que sonó fue el timbre de la puerta, mire y era Celia, debió de encontrar la puerta de abajo abierta. No la note especialmente nerviosa, no termine de cerra la puerta cuando me dijo que necesitaba ir al baño. Le indique donde estaba y se fue directa a él, le pregunte que quería beber y solo dijo RON sin nada.
No bebo habitualmente y me encontré que tenía ron blanco, dorado, negro, con especias… la compra que hizo Ray, para montar un bar de copas. Puse las botellas en la mesa baja del salón y a esperar cual era el que quería. Mientras estaba en el baño y aunque ya habíamos roto el fuego, estaba pensando como iniciar otra vez el acercamiento. Me quito las dudas al verla. Porque solo traía en su cuerpo, las sandalias de tacones infinitos, unas braguitas semi transparentes negras y una cadena de oro con una piedra que hacía juego con sus ojos.
Su cuerpo estaba muy moreno y había un contraste muy llamativo con las marcas del bikini, donde resaltaban muchos más los pezones. Tenían un toque de caída, pero muy leve, lo suficiente para tener un movimiento muy sugestivo. Me di cuenta de que se había quitado la alianza de casada, algo curioso. Se había molestado en traer una toalla de baño, que la dejo sobre el sillón y se sentó sobre ella. Lo primero que dijo era que no hacía falta que la tratara de emborrachar.
Me reí por su ocurrencia diciéndole que me había encontrado con todos esos tipos de ron… “Me da igual, me tomare el mismo que tú te tomes y no vale decir que no bebes, porque no beberé sola… así que… elige” , no recuerdo que botella elegí, serví las dos copas y mientras lo hacía le decía “amenazante”… “Esto acaba de provocar que sea duro contigo, muy duro” no me esperaba su respuesta… “No sé si te has venido arriba o es que no tienes abuela… pero parece que eres un maestro en esto” , no dije nada mas y fue cuando después de un breve pero intenso silencio, Celia quiso justificar lo que iba a hacer y supongo que decirme que amaba mucho a su marido, algo que no dudaba.
No la deje, la interrumpí con un beso en condiciones que fue respondido fogosamente por ella. No tenía prisa, lamí y comí su cuello, volvía a besarla, bajaba lamiéndola hasta llegar a sus tetas. Sentía como se iba poniendo cada vez mas cachonda y era de las mujeres que tienen muy sensibles los pezones, cuanto más los apretaba con mis labios, los mordisqueaba, mas se retorcía su cuerpo. Me pasaba de un pezón a otro y aparte sus braguitas y empecé a meter mis dedos en su mojado coñito. Aumentaron los movimientos de su cuerpo y su respiración acelerada.
La tenía dominada con mis dos dedos “martilleando” su clítoris, se le empezaban a escapar bocanas de aire contenido y justo en ese momento, quite mi mano de su coñito. Se quejo mimosamente, me hubiera gustado mas oír un gruñido de “rabia” pero solo fue eso una queja mimosa. Celia me metía mano y me puso la polla a tope. Su respiración se relajó mas y otra vez lleve mis dedos a su coñito. Esta vez pasa de cero a cien, en décimas de segundo, cerraba sus piernas para atrapar mi mano y de nuevo le hice lo mismo, esta vez la queja fue menos mimosa. Relajación y regrese con mas furia y su orgasmo fue instantáneo pero muy largo, clavándome las uñas en la parte posterior del cuello.
No la deje relajarse, me la lleve a la habitación. Su cara era de satisfacción. Al ver la cama y lo que había sobre ella se quedó mirándome. Me acerque a su oído y susurrando le dije… “Vas a ser mi puta y voy a disfrutar de ti, porque te voy a hacer correrte hasta que me pidas que pare” la acerque a la cama y lo primero que hice la tumbarla fue atarle las manos. Eran unas esposas especiales, porque tenían un mecanismo que permitía tenerla boca abajo, boca arriba, en cualquier posición sin que hubiera ningún impedimento.
Le deje las sandalias, pero las braguitas se las rompí. Me dijo de todo por hacerlo. Le di la vuelta a su cuerpo y cogí las palas de azotar, giro un poco la cabeza y me decía altanera… “Esto y otra cosa, no se lo he tolerado a mi marido y a ti mucho menos… QUE NO SE TE PASE POR TU SUCIA IMAGINACIÓN” , la mire intensamente y solté mi primer golpe con la pala, era una pala que producía mas sonido que otra cosa y Celia entro a mi juego, donde yo quería, dejaba de ser la mujer correcta hablando, la niña buena… “CABRONAZO cuando me sueltes te voy a dar una ostia que vas a ver fuegos artificiales” , le di varias seguidas… “CABRÓN… HIJO DE PUTA… MARICONAZO…” fueron sus primeros piropos y sin que se diera cuenta cambie de paletas, estas si le iban a escocer.
Me ti mi mano por detrás de ella, entre sus piernas para tocar su coñito, estaba mojada hasta la sabana. Acariciaba su clítoris y metía mis dedos en su coñito, sin dejar de castigar sus rojas nalgas. Que al tener una parte blanca y otra morena, tenía como dos tonalidades de rojo. Ya tenía el color que quería, el color que me indicaba que podía hacer lo siguiente. Cogí una gran pluma y mientras acariciaba su coñito, empecé a pasarla por donde poco antes la había estado castigando y en un momento dado… “JODER… JODER… que bueno, nunca había sentido algo así… AAAHHHHH… JODER… ahhhh… me muero… me muero… AAAAAHHHHHH… SI, SI, SI, SIIIIIIII…” y su corrida retumbo en toda la habitación.
Parecía que le costaba respirara y mientras su respiración volvía a la normalidad, me coloque un condón y en esa posición le metí mi polla. “AAAHHHHH… como quema… que bien se nota… JODER… otra vez me tienes a mil… ¿Cómo lo haces? Madre mía…” y de pronto se paró un poco y me pidió que me pusiera condón, que no me corriera dentro de ella. Aunque seguía sin parar del todo y se notaba como se dejaba follar plenamente. “Celia entérate, me correré donde quiera, eres mi puta y si no quieres lo dices, paramos y te vas” , ronroneando me decía… “No pares, haz lo que quieras, pero no pares…” y no tardó mucho en correrse, no se detuvo y decía que otra vez se venía y en esa segunda vez me corrí con ella. Nuestros gritos se oyeron bien. Nos pusimos de lado y nos relajamos, ella me daba la espalda y mi polla seguía dentro. La muy puta seguí menándose suavemente.
- Me gusta cómo te das… te gusta gozar, eso está muy bien, porque lo trasmites.
- Sera que llevaba tiempo sin probar las mieles del sexo en condiciones.
- ¿Tomas algo, tienes el DIU?
- No te preocupes que no me has dejado embarazada.
- Si no me preocupa. Como decías que no me corriera dentro…
- Porque me sabe mal por Diego, porque ahora cuando llegue a casa, se empeñara en hacer sexo oral y por mucho que me lave antes de irme de aquí, siempre queda algo y no me parece justo que le llegue algo, aunque no se dé cuenta. Con que lo sepa yo, me vale.
- Pues que no te preocupe que llevo un condón puesto.
- No me lo creo.
- Pues créetelo (Me aparte y se lo deje ver )**
- ¡JOOOOODER! ¿Cuánto llevabas sin correrte? Porque tú “deposito” estaba hasta arriba… madre mía…
- Soy así y ahora quiero hacer la otra cosa que no le dejas hacer a tu marido.
- ¿Qué eres pitoniso? ¿A ver qué es?
- Pues follarme es culito tan divino que tienes.
- Pues como dicen en la tele, soy de monedero y no de mortero… así que reinicia tu mente y olvídate.
- No sé a qué te refieres con lo de la tele, pero me lo voy a follar tarde o temprano y más temprano que tarde.
Me pregunto la hora y cuando se la dije, exclamo que ya era muy tarde, que se tenía que ir sin falta, que le hubiera gustado quedarse un poco mas pero que se tenía que ir. La solté y fuimos al baño. Nos duchamos juntos y mi polla se puso otra vez durísima. Celia se reía y se salió de la ducha diciendo que corría peligro. No la deje escapar y como se suele decir, la empotre contra el lavabo y no rechisto, lo único que me pedía que fuera así, duro, fuerte.
Se corrió enseguida y dijo que no me quería dejar así, pero que se tenía que marchar, entonces se agacho y me empezó a hacer una mamada, hasta que dijo que aguantaba demasiado que ayudara y me hice una paja, cuando estaba a punto de correrme se lo dije y se la metió en la boca, recibiendo toda mi leche. Se atraganto un poco pero no se la saco. Al acabar sonreía y me dijo… “Te voy a confesar una cosa, si llego a saber que otra vez ibas a ser una fuente, que hubiera dicho que lo hicieras sobre mis pechos, porque me pone muy cachonda que se corran en mis pezones”
Mientras se vestía me decía que le extrañaba que no le hubiera preguntado en ningún momento ni tampoco al acabar, si le había gustado algo. Se nota cuando no gusta algo y si no te das cuenta, la mujer tiene que decirlo. Si estoy follando, no estoy en un interrogatorio. Se echo a reír. Antes de salir por la puerta se giró, me dio un beso en los labios nada escandaloso y… “No sé cómo te veré mañana, espero que no me de corte y que no se me note” , ahora me toco reírme a mí.
No quedamos en nada, se fue y a dormir. Me vino a la cabeza lo último que me dijo, lo de no sentirse cortada al día siguiente. Revise mi agenda electrónica y vaya, tenía una reunión con ella y su marido, con Victoria y con quien llevaba proyectos externos, porque Victoria quería que lo que iniciaron con motivo del COVID-19 continuara en el tiempo. Era para rematar detalles, podía ausentarme fácilmente, pero me daba que sería una señal de desprecio hacia Celia.
Un poco antes de las ocho de la mañana estaba en el trabajo. Viendo la cara de sorpresa de más de uno y de una, porque no me esperaban allí, esperaban que estuviera en el otro lado y habían llegado tarde. Me contuve y no quise decir nada, pero no por falta de ganas. Victoria nada más llegar vino y nos pusimos a repasar distintos asuntos. El mas importante… ¿Quién iba a sustituirla durante los dieciocho meses de excedencia? Y la respuesta que parecía fácil se complicó. Porque teníamos pensado que fuera su segundo, pero después de mucho pensarlo y dicho por el también, el para recibir órdenes y como apoyo estaba bien. Tenía un problema de tener que hablar en público o con mas de dos personas. Porque valer valía de sobras.
Quedamos que tenía que ser alguien de fuera, con mala leche cuando hubiera que tenerla y por su puesto bien preparado. A lo que Victoria añadió… “Y que sepa darte una colleja cuando sea necesario, yo apostaría por una candidata que si me dejaras…” , le dije que no sabía a quién tenía en mente, pero que me daba miedo… “Jajaja… desconfiado. Por lo que se valida, seria y que no se deja comer la tostada y tiene otra ventaja, al no conocer lo que te rodea, no se dejara llevar” por esta última frase entramos en una graciosa discusión, cuando estábamos en el momento más álgido, nos avisaron de que estaban Celia y Diego.
Entran los saludos normales, las “quejas” de Diego por lo difícil que es verme… y Celia estaba fresca, solo observe una mirada como de malicia, como si estuviera a punto de reírse a carcajadas. A las diez en punto, llaman y entrar con un gran ramo de rosas azules, pensé que eran para Victoria, rosas azules que junto con las amarillas son las que más me gustan. El corte viene cuando dicen que son para mí. Pido a ver si de casualidad hay algún jarrón. Las dejo sobre mi mesa y no leo la tarjeta. Victoria al decirle que no sabía de quien podían ser y era verdad que no lo sabía. Porque tenía que ser alguien que me conociera mucho y se pueden contar con los dedos de una mano.
Entre esas personas estaba la propia Victoria, pero la descarte porque la conozco bien y su expresión había sido de sorpresa. Quiso levantarse a leer la tarjeta. Eran dieciséis rosas, no le encontraba al número un significado. Se puso muy pesada Victoria y me fui a mi mesa a leer el tarjetón.
“Muchas gracias por haberme hecho pasar un momento tan maravilloso, un momento con el único compromiso de pasarlo estupendamente y como no has preguntado, te lo digo yo… el motivo de 16 rosas es porque me hiciste llegar ocho veces y cada una valió por dos, pero aunque no esté bien es la nota que te pongo de uno a diez, un ¡16!. Si todo sale como espero, ahora estaremos sentados juntos y estaré disfrutando viéndote tu cara, porque te tocara disimular… SEMENTAL”
Efectivamente, me quede mirando el tarjetón, aguantándome la risa y Celia nos dijo… “Uy, menudos arañazos tienes en el cuello…” su marido y Victoria dijeron lo mismo, que había estado con una leona. Sin levantarme, en un posit escribí… “No te voy a follar el culo, te lo voy a reventar puta” y en cuanto pude se lo pase. Vi que lo leí, coloco el dedo medio entre los ojos y lo subía y bajaba como si se rascara, pero me estaba haciendo una peineta en toda regla. Seguimos cerca de una hora más y estaba loco por follármela. La oportunidad se me dio cuando surgió un problema.
Victoria dijo que tenía que revisar de nuevo la documentación y ver donde estaba el fallo. Nosotros nos quedaríamos para terminar de confeccionar el calendario, algo que no me correspondía a mí. Victoria nos dijo que cualquier problema estaban en la sala de juntas, que estaba pegada al despacho y desde donde los podíamos ver sin ser visto. Algo que Celia ignoraba y creía que ellos también nos verían a nosotros. Bloquee la puerta y me fui hacia ella, que hoy llevaba un vestido.
El vestido era corto, sin tirantes, un tirón hacia abajo y sus tetas quedarían al aire. Era de color rojo con un estampado de lo que parecían espigas, de color blancas. Casi infarta literalmente cuando al acercarme, meto mi mano entre sus piernas, me la quito a toda velocidad con cara de susto y miro hacia la sala de juntas, donde ahora además de estar su marido y Victoria, habían tres personas más, “luchando” con papeles. Parecía que se recuperaba del susto y el color de su cara volvía a la normalidad. Justo en ese momento, me desabrocho el pantalón y saco mi polla bien erecta.
Se puso de pie de inmediato, para cubrirme y que no se me viera… “Joder… se te ha ido la olla, ¿Es que te has vuelto loco? Tapate por favor, como gracia no tiene ninguna” y dominando el momento, hice lo que tenía ganas de hacer desde que la vi, tire fuerte de sus vestido y sus dos solemnes tetas quedaron expuestas a mis manos. Sus pezones estaban empitonados y no podía decir que era por el frio. “Ahora zorrita te vas a comer mi polla y me vas a sacar toda la leche, que tengo mucha para dar” , después de decirle esto, ante sus protestas y los amagos por colocarse el vestido le explique que no podían vernos. Me puse delante pegado al cristal divisorio y se dio cuenta que de vez en cuando alguien miraba pero no veían nada.
Se acerco a mí, me empezó a acariciar la polla y me decía… “Eres un auténtico pervertido, si una cosa me puso cachonda ayer, fue vernos por tantos espejos, es super cachondo y hoy ver sin que te vean, me está poniendo…” y no quiso que nos colocáramos más cómodos, quiso comerme la polla casi pegada a su marido y Victoria. Como sabía que tardaría en correrme, quise sentarme y que ella se sentara encima, pero me pidió que la follara allí, de cara a su marido. Colocamos una silla para que pudiera apoyarse.
“Soy una cerda… pero como me estas poniendo, joder no pares, sigue, sigue… si mi marido lo supiera le daba algo… que cachonda que me pone todo esto” y cada vez la follaba con más fuerza, en una de mis embestidas, la silla se fue contra el cristal y sonó poco, ella se asustó un poco pero siguio moviéndose sin parar, hasta que se corrió. Lo siguiente fue, que me hizo una paja muy buena y cuando la avise, se llevó mi polla a la boca y se lo trago todo, una corrida caliente y abundante. Fue muy morboso ver como después de sacarse mi polla de la boca, con un dedo se limpió algo que le salió por la comisura y se relamió el dedo.
Me hizo una confidencia… “Ayer cuando me estaba haciendo lo que sabía que me iba a hacer, no dejaba de pensar en cómo me habías follado y aunque suene muy guarro, me hubiera encantado estar llena con tu corrida y que Diego se lo estuviera comiendo, me corrí como nunca y estuve a punto de aceptar su deseo de que tuviéramos un trio o lo que fuera” , como la vi preocupada le dije que todo eso estaba en la normalidad de la situación. En ese momento la vi no preocupada, como si algo la contrariara y continuo, con un toque de timidez o indecisión… “¿También es normal, pasar de no querer nada de lo que me pedía mi marido a desearlo y pensar que le diría todo tipo de guarradas, algunas un poco humillantes?” y solo pude decirle, que lo que allá consideraba guarradas lo mismo para mí no lo eran y para otros sí.
Me confeso que la noche anterior estuvo a punto de llamarle cornudo y más cosas, que solo de pensarlo se excitaba más y más, llevándola al borde del orgasmo. Quise poner mi guinda… “No te creas que se me olvida lo que te puse en el posit, que soy de cumplir lo que digo” y Celia estallo… “JAJAJA… Seguro que lo piensas de verdad. No creo que pueda, pero desde luego trasmites mucha confianza y no sé si esa confianza podrá con mi miedo” , Le estaba diciendo que seguro que si, cuando entro su marido y pregunto por el… “Seguro que si” que fue lo que oyó. Le respondí de forma automática… “Hablaba con tu mujer, de los miedos que tiene por si todo saldrá bien, le decía que seguro que si y que la ayudare en lo que hace falta dándole mi apoyo, pero si hace falta algún empujón… también” , se le pusieron ojos de zorra, pero muy zorra. Diego se acercó le dio un beso en la boca, no muy encendido y le dijo que nunca la había visto con miedos, que ese nuevo proyecto saldría bien y solo debía tener decisión.
La cara después del beso era de haberse puesto cachonda. Era ya la hora de comer y como todos estaban super liados, me fui a comer algo ligero y por tener que ir al otro sitio, no me puede ir a tomar un buen café, de forma relajada. Habían resuelto unos de los problemas que veníamos arrastrando o decían que lo habían solucionado. Al llegar flotaba un ambiente de euforia contenida. Analizamos conjuntamente todo y me di cuenta de que no habían solucionado solo uno de los problemas, por lo que estábamos estancado, habían solucionado dos y un tercero que se habrían muchas posibilidades. No lo sabían porque había hecho grupos de trabajo de distintas áreas y ninguno sabía lo que hacían los demás, estaba todo compartimentado.
Ahora el de la euforia contenida era yo y para motivar, invite a todos a irse antes y les invitaba a tomar algo, a los que quisiesen y pudiesen. Todos se apuntaron y fuimos a una terraza, sentándonos en dos grupos diferenciados pero pudiendo hablar entre nosotros. En un grupo se sentaron los que fumaban y en otro el resto. Me supo mal porque me hubiera gustado tener cerca a Susana, que era la que más me atraía y se había sentado con los fumadores. Rompió el hielo Carmen, preguntando quien iba a venir a sustituir a Juan José y la verdad que no lo sabía… “Pensé que tu si lo sabrías, que sois de la misma empresa. Victoria seguro que ya lo sabe, pero esta liada y ya me lo dirá”
Carmen riéndose… “Como comprenderás mis jefes no me van a decir ni a consultar a mi nada. Por no dejar, no dejan ni que les tuteemos, tú en eso eres distinto, pero no es muy normal” , tuvimos un pequeño debate sobre el tuteo y para mí el tratar de usted o de tu, no daba mayor respeto, aunque con gente muy mayor o desconocida si lo usaba. Victoria me llamo preocupada porque había llamado y nadie le cogía los teléfonos fijos, porque allí no estaban permitidos los móviles y le dije donde estábamos. Me llamaba para decirme que al día siguiente tenía una reunión, para dilucidar un servicio que nos tenían que prestar, llamémosle X.
Mientras Mónica la del pelo arco iris, no dejaba de tirarme ficha y en algunos momentos, con descaro. Victoria me decía que en vez de ir ella, que en el grupo, creía recordar que había dos personas muy cualificadas para acompañarme a la reunión y que no nos engañasen. Esperaba que una de esas personas fuera Susana, porque si Victoria decía que le sonaba que había dos personas cualificadas, es que había dos. La pega es que se salía de las funciones por la que nos prestaban servicio.
“Disculparme necesito un favor, tengo mañana una reunión en Madrid, con la empresa XXXXX sobre YYYYY, me ha dicho Victoria que alguno de vosotros sabe mucho de eso y no es obligatorio pero me vendría muy bien”. Beatriz que estaba en la mesa de fumadores… “Uno era Juan José y la otra yo. me encantaría, porque esa empresa son unos auténticos mamones y no me importaría… (Se contuvo ) fastidiarles” , la pregunta que el hice era lógica, porque no fuera peor el remedio que la enfermedad. Quería saber si había tenido algún problema con ellos o su empresa. Se calmo un poco y más serena… “No conozco a nadie, lo que pasa es que casi joden a mi marido, porque como tiene servicios exclusivos, siempre preparan los contratos para tenerte pillado y al final pagas mas, no tienen palabra”** , no sabía si exageraba pero la llevaría y le dije que la recogería en la central, porque había que recoger la documentación. Solo me pregunto qué cuantos dos y le dije que un máximo de dos o tres.
Estuve a punto de aceptar el reto de “Mónica” y ver si me equivocaba o no. Pero al salir el viaje del día siguiente que iba a ser la salida a las 07:40, porque me lo aviso Victoria por whatsapp, quería estar fresco para la reunión y cambie de opinión, diciéndole a Beatriz que fuera directa a la estación. Estaba esperando y eso que llegue pronto. Llevaba un traje pantalón chaqueta y lo que me ponen las mujeres que van así, en plan ejecutiva agresiva. Pelo engominado peinado hacia atrás y ese rubio potente que cegaba. Esta vez el pantalón lo llevaba más ajustado y se vislumbraba un culito más potente de lo que había imaginado. Esperaba más concurrido el tren pero iba casi vacío, por lo menos el vagón donde íbamos nosotros.
Beatriz se sentó y seguramente esperaba que iniciase una conversación, pero era demasiado temprano y llevaba dos libros para leer, uno que ya había empezado y otro por si me daba tiempo. Los libros eran… “Mujeres que no perdonan de Camilla Läckberg” y el libro que ya había empezado era… “Y Julia reto a los dioses de Santiago Posteguillo” eran dos libros recomendados. Como teníamos casi dos horas de viaje, pues que mejor que aprovechar el tiempo que leyendo. Para mí el libro me resultaba interesante y según lo iba leyendo, me hacía pensar mucho.
Ella se había quitado la chaqueta y se puso unos auriculares, cerro los ojos y a mitad de camino, me fije que respiraba hondo, se había quedado dormida. Su respiración era profunda y se le notaban mas los pechos, ahora parecían hasta más grandes. Seguía observándola, cuando abrió los ojos de golpe. Hizo un gesto gracioso con la cara, se quitó los auriculares…
- No es bonito observar a una mujer durmiendo sin su consentimiento.
- No te observaba… pensaba. ( No era del todo cierto y me sorprendió )
- ¿El libro se asemeja a tu vida?
- ¿Lo has leído?
- Si, por eso te lo preguntaba, ¿Tienes muchas conspiraciones en tu vida por el trabajo?
- Por el trabajo que yo sepa no, porque tengo la ventaja de que no tengo que dar explicaciones a nadie.
- Ah, en el trabajo no… ¿Y en tu vida personal?
- Toda una conspiración mundial…
- ¿Ah, sí? ¿Y quién se supone que es tu mayor enemigo? Porque en el libro ya lo dicen… “Cuando el enemigo es tu propio hijo… ¿Existe la victoria?” y no creo que tengas hijos tan mayores.
- Mi mayor enemigo soy yo mismo. Mi testarudez y no dar mi brazo a torcer. Pero cambiando de tema… tu sí que observas, desde que te he conocido te he visto siempre observándonos a todos y resguardándote de decir nada que te pueda comprometer. ¿Por qué?
- Me he llevado demasiados palos ya. Que 46 años ya son muchos años.
- Tampoco tantos y en ti benditos 46…
- Jajaja… ¿Me acabas de tirar los trastos?
- No sé, tu veras…
- Jajaja… No te entiendo, tienes a varias más jóvenes, que estarían dispuestas a lo que fuera y tú lo sabes… pero vas y me los tiras a mí.
- Yo no sé nada…
- Jajaja… embustero… nada mas te voy a decir una, porque ha sido muy descarada Mónica.
- ¿Estas segura?
- Estoy muy segura, igual de segura de saber que tú te has dado cuenta y de poder decir que a ti te va otra mucho más.
- Jajaja… ahora quien me rio soy yo, a ver dime quien.
- A ti te va Susana y si te va Susana, es porque ves en ella algo distinto, te recuerda a alguien, porque no es la que mejor esta físicamente ni es precisamente la más alta. ¿A que no soy mala observando? Será que he leído todas las novelas de Agatha Christie.
- Pues si lo basas toda tu observación en eso, pues no has estado muy afortunada.
- Me extraña haber fallado.
Ya llegábamos. Fuimos directamente a la reunión y al hotel iríamos después. Ese primer encuentro fue un contacto preliminar y pospusimos todo hasta el siguiente día a las diez de la mañana. Llevándome la documentación para estudiarla. Escanee todo en el hotel y lo remite a Valencia. Victoria ya sabía lo que tenía que hacer, llevárselo a los abogados. Mientras Beatriz se había ido a su habitación y yo acabe haciendo lo mismo. No teníamos nada que hacer hasta el día siguiente, se nos hizo tarde y comimos en el restaurante del hotel. Durante la comida surgió una conversación interesante, se podía hablar con Beatriz y llegamos a la mejor parte…
- Si te apetece, esta noche podíamos ir a cenar a un sitio que vas a chuparte los dedos, ya verás. Te voy a enseñar Madrid de noche. Has venido mucho por Madrid.
- ( Me aguante la risa ) Pues lo justo. No sabía que había nacido y criado en Madrid.
- No pasa nada, no lo conozco mucho, pero lo suficiente. Ah y una copa en una de las mejores terrazas de Madrid, siempre que haya sitio, porque eso puede ser una pega.
- Estoy deseando que alguien me enseñe Madrid de noche.
- Pues no has podido encontrar a nadie mejor. A las 20:30 horas sin falta en el hall.
Estuve a punto de subsanar la “malicia” que había tenido, pero me quede en silencio. Me llego un whatsapp de Victoria, con el informe de los abogados. Me baje a la recepción para poder imprimir todo lo que me habían mandado en un archivo. Según el informe, el contrato redactado era un auténtico despropósito. Hablando con Victoria me decía que lo mismo no lo había hecho un abogado, que impresión había sacado de la primera reunión, explicándole que no muy buena. Tuve que cortar porque quedaba poco para la hora y me gusta estar a la hora.
Me había vestido normal, de sport y estando en el hall leyendo un cartel con toda la normativa de seguridad del hotel para el COVID-19 apareció ella, venia especial, no llevaba pantalones, llevaba un vestido de color morado, sin mangas, cuello en V abierto, era muy vintage, dándole un aire clásico. Le quedaba como un guante y se me olvidaba, llevaba unas sandalias con mucho tacón y unas cintas que le envolvían parte de la pierna. Unas piernas larguísimas y una pena que siempre las llevara tapadas con sus pantalones. Había visto otros casos de mujeres con piernas perfectas y siempre llevaban pantalones.
Sabia porque me lo había dicho los dos sitios donde quería ir, el restaurante si había reservado mesa no habría problema y la terraza que era muy conocida, era más complicado. De camino le comente que a ese restaurante había ido un par de veces, lo cierto que había ido más veces. Al llegar nos llevaron a la mesa y el maître me saludo por mi nombre y pregunto por cómo me iba. Le respondí y ante la cara que puso Beatriz me adelante a lo que pudiera decir… “Pues sí que tiene memoria este hombre… es increíble” y ella me comento… “Los buenos maîtres tienen buena memoria”
Como siempre la cena estuvo muy buena. No tardamos nada en cenar y Beatriz me dijo que ahora un pequeño paseo, a cruzar los dedos y ver si había sitio, porque quería tomar un cóctel especial que a ella le gustaba. A mí me gustaban las vistas y la piscina. Era un lugar especial, tenía buen gusto. Llegamos y no conocía a quien nos recibió a amablemente, era aún trabajador nuevo. Con muy buenas palabras, le echo un jarro de agua fría a Beatriz. Al haber menos mesas, estaba todo al completo. A pesar del intento de persuasión de Beatriz, no había manera, era un no, un imposible, un lo siento.
En eso apareció el hijo del dueño, que a su vez hacía de gerente… “Mira quien ha venido de visita… ¿Nunca avisas de cuando vienes a los madriles? Pasar, pasar, que para ti y tus amigos siempre habrá sitio” , le presente a Beatriz y nos llevó a una mesa que tenía un letrero de reservado. Pedimos y se sentó un rato con nosotros, hablamos de amigos comunes y termino haciendo la gracia… “Cuidado con Carlos que por la noche es muy peligroso… jajaja… disfrutar de la noche y solo tenéis que pedir lo que queráis, no te vayas a ir sin despedirte, que es muy típico de ti” , al quedarnos solos y por la cara de Beatriz…
- No pongas esa cara mujer… ha sido una simple broma.
- Me da que he hecho la tonta, explayándome hablando de Madrid y por lo que se ve eres un habitual visitándolo. ¿Te has realizado mas como hombre? ¿Se te ha subido más tu autoestima, tu ego?
- Jajaja… que no. No lo tomes por ahí, una simple anécdota.
- ¿Y por eso te ríes?
- Me rio por otra cosa, pero si te la digo, ya me abandonas y es una lástima con la buena noche que hace.
- A ver, dime…
- Pues no es que visite mucho Madrid, que también. Es que nací y me crie cerca de aquí.
No se lo creía al principio y después de demostrárselo se echó a reír, no se podía creer no haberse dado cuenta y salió lo del restaurante, donde le dije la verdad, que era un sitio habitual que iba a comer, pero que no era como donde estábamos, porque aquí era un amigo de la infancia quien lo llevaba. Fue un noche agradable y con cierta “tensión” peligrosa.
- Va a ser hora de irse a descansar, no porque este cansada ni porque este a disgusto. Es por lo que ha dicho tu amigo, tienes unos ojos y una mirada muy peligrosa.
- Jajaja… haces caso a cualquiera y huir es de cobardes.
- ¿Tú me dices a mi lo de huir?
- ( Me descoloco ) ¿Por qué me preguntas eso?
- Mente fría para lo que te voy a decir. Somos más de cuarenta y siete millones de españoles y españolas. Mas del cincuenta por ciento son mujeres. Es casi imposible que un hombre de tu aspecto, de tu situación, con gracia, inteligente… no estés con ninguna mujer… ¿Me prestas atención?
- Toda de la que soy capaz. Continua, por favor.
- Pues que estés solo, sin pareja. Eso puede ser por que no te gusten las mujeres o porque una te haya roto el corazón, por abandonarte o por no darte bola. No es una pregunta que no me interesa saber la posible respuesta.
- Sincera y directa, aunque serlo no quiere decir que estés en posesión de la verdad. Pero tengo otra curiosidad y ya que estamos… ¿Por qué dices que tengo una mirada peligrosa? ¿En qué te basas?
- Jajaja… voy a especular otra vez. Se te ve seguro ante las mujeres, lo que me dice que tienes que ser bueno en el sexo, te sientes muy firma y la mirada, junto con ese cuerpo es la de un “empotrador”
- JAJAJA… JAJAJA… si lo hubiera dicho yo, sería un bruto…
- Venga vámonos…
Nos despedimos de mi amigo y no era muy tarde. Al hotel directamente y en la planta, al dejarla en la puerta de su habitación, que la mía era la siguiente, le di un beso en la boca que acabo en un sonoro morreo. Me puso una mano sobre el pecho, marcando distancia y me dijo después de un suspiro… “Ves como eres peligroso y encima besas condenadamente bien… MUY PELIGROSO. Te dejo que he quedado en llamar a mi marido, me voy que me pierdo…” , me empujo levemente y se metió en su habitación.
Al día siguiente, tuvimos la reunión que resultó infructuosa y no entrare en detalles y regresamos por la tarde. Durante la comida y el viaje, ni una mínima insinuación por ninguna parte de lo sucedido en la noche anterior. Todo has que informaron de que la siguiente parada era Valencia. Beatriz me dijo… “Me quede defraudada ayer por la noche… (silencio, carraspeo) estuve esperando que llamaras a mi puerta” , le conteste que ella había puesto los límites, esperaba que me contestara algo en tono de reproche y lo único que dijo… “Eso es discutible y habría que hablarlo despacio delante de una copa” , se lo acepte y quedamos en que no a mucho tardar tomaríamos algo tranquilamente.