Sexo, familia y drogas ¿Mala combinación?

De como dos mundos diferentes unidos por sangre se unen por el sexo y las drogas.

Sexo familia y drogas ¿Mala combinación?

¿Nunca han oído el dulce lamento del silencio? ¿Has logrado observar la nada? ¿Nunca has escuchado que a veces es mejor no buscar para encontrar? ¿El destino no se puede cambiar? Siempre me había apedreado con estos comentarios en mi adolescencia. Entonces no los entendía, pero al fin logre entenderlos.

La historia que les contare empieza cuando en el día de mi nacimiento otro se producía escasos minutos después que el mío, el de mi hermana gemela, éramos, bueno más bien somos mellizos (gemelos que no se parecen). Hijos de un abogado y una profesora de literatura. Nuestra niñez fue como la de cualquiera, fuimos criados con métodos bastante liberales y a comprender y tratar de entender al otro sexo, así como a no avergonzarnos de nuestros cuerpos.

Los años fueron pasando y nosotros crecimos, nuestras aficiones fueron cambiando, tal como nuestros amigos. Ella se había convertido en una bella jovencita. Su máximo objetivo en la vida era lograr combinar toda su ropa. Por mi parte mi objetivo a corto plazo era beber cantidades enfermizas de cerveza y más a largo plazo mi objetivo en esta vida era logra que mi nombre pasara a la eternidad por mi colaboración a evitar la castidad. En otros términos mi objetivo era follar lo máximo posible.

En esta imagen nos situamos en el inicio de la historia, mi hermana la típica jovencita preocupada por su físico y en mi un salido de bar, de ser totalmente inseparables en la niñez, nos habíamos convertido en seres opuestos, ella disfrutaba de la compañía de los adultos mientras yo solo quería estar con mis semejantes y disfrutar de la completa libertad. Incluso en nuestra vida amorosa eramos totalmente diferentes. Ella iba siempre acompañada de un novio al cual lo máximo que le dejaba hacer era darle besitos en la boca, sin lengua, y a partir del mes de salir podía tocarle el trasero. Mientras que por mi parte, lo poco que ligaba, era de una pasión incontrolada tratando de llegar a completar mi gran objetivo, pero nunca lo había logrado, el hecho de tener una hora de volver a casa lo complicaba todo.

Éramos los dos vírgenes, pero al menos que yo supiera yo iba más avanzado en la materia sexual. El tiempo fue pasando y mis intentos seguían sin tener el fruto definitivo, el sexo, lo había probado todo menos la penetración, empezaba a estar desesperado, me planteaba incluso tener una novia fija para poder llegar a más. Por la parte de mi hermana empezaba a abrir su flor a sus novios, en especial a uno que tuvo con el cual duró más de 5 meses, realmente no sabía hasta donde había llegado, pero tenía la impresión que seguía siendo virgen. Este novio suyo la dejo y le partió el corazón, mi hermana estaba destrozada, ya no se pasaba el día arreglándose, el cuarto de baño estaba libre la mayoría del tiempo, ahora extrañamente empezaba a juntarse con mis amigos, incluso salía más de un día de fiesta conmigo. Su trato hacía mi también había cambiado, era mucho más cariñosa y mucho más amiga que antes.

Empecé a darme cuenta que algo no iba como estaba dictado en el orden natural de las cosas el día que la otrora hermana modelo me enseño su colección de drogas que guardaba en su bolso, desde una piedra de costo hasta las más extrañas pastillas y muchas más cosas de las cuales no me quiero acordar. Aquí fue donde todo termino, dejemos de ser hermanos para convertirnos en bestias pardas buscando únicamente la reproducción. Mi experiencia con las drogas no se alejaba mucho de las petas y alguna que otra raya, pero nunca había visto semejante arsenal químico. Ella cogió una pastilla y se la puso en los labios, mojándoselos previamente con la lengua, la verdad no sé si fue de forma sensual pero a mí el simple hecho de ver humedecerse los labios me dejó en estado de shock, no supe cómo reaccionar, me quede plantado mientras mi hermana intercambiaba la pastilla de sus labios a los míos en un profundo y húmedo beso. No tengo la más mínima idea el tiempo que duro ni quién de los dos se tragó la pastilla o si se nos deshizo entre los labios pero mi cuerpo reacción al contacto de la forma más esperada: mi bello se erizo fríos calambres recorrieron mi espalda, mi falo se alzo de la flacidez hasta lo más alto del Olimpo para hacer que mi pantalón resultase pequeño ante semejante erección. Lo que vino a continuación ya os lo podéis imaginar.

MI mente se quedo en blanco y no sé si fruto de la droga o de la excitación no hice caso a mi conciencia y empecé a besar a mi hermana con una pasión desenfrenada, ella se lo esperaba y correspondió a mi pasión con la suya, un loco ir y venir de fluidos bucales era intercambiado por nuestros cuerpos mientras nuestras extremidades se entremezclaban en una amalgama de placer. Velozmente nuestra ropa cayó al suelo, por fin vi la esbelta figura de mi hermana cubierta únicamente por unos bellos y espectaculares sostenes de tono rojizo y una pequeña tanga del mismo color, mi figura dejaba mucho que desear al lado de la diosa afrodita que tenía enfrente mío ella no parecía importunada por mi pelo en todo mi cuerpo ni mi dejadez, ella ahora tocaba mi torso desnudo con sus suaves manos mientras con la lengua recorría toda mi cara desde le lóbulo de la oreja hasta mi cuello. Sus manos expertas descendían por mi torso mientras las mías empezaban a juguetear con sus incipientes senos ya bien formados pese a su aniñada faz, sus pezones de un tono marrón destacaban ante la palidez de su piel eran redondos y en esos momentos restaban duros delante del manoseo de mis agiles dedos, habían sido varios los que había tenido oportunidad de acariciar pero esos eran diferentes, eran como más reales eran por primera vez y para siempre míos.

El manoseo continuo bajando por los dos cuerpos y subiendo de intensidad mientras mis manos habían despojado ya las caderas del último escollo en la búsqueda de mí tesoro sagrado sus manos se afanaban por encontrar mi abultado miembro rebosante de felicidad por ser tocado, ella empezó un suave y dulce vaivén que hizo que mi espalda se encorvara al notar el contacto con sus frías manos, ella movía sus apéndices por todo el recorrido que le abarcaba mientras mis manos acariciaban por encima su dulce triangulo. Sabía que no aguantaría mucho más por eso le indique que se detuviera que antes de concluir quería saborear sus fluidos. El sabor todo y nuevo para mí no era desagradable, tenía un puntillo salado que me obligaba a beber más de su joven fuente, sus gemidos no se hicieron esperar estaba disfrutando de ello, con sus manos acariciaba mi pelo de forma que quedara aún más enredado mientras su pelvis sé contraía contra mi cara, su orgasmo era próximo yo no quería que acabara, no puedo entender como algo que yo estaba dando me resultara tan placentero, siempre había escuchado que el mayor placer es dar el placer a otros, pero hasta ese momento nunca supe lo que significaba. Mi hermana exploto en un ruidoso orgasmo salpicando la alfombra de su habitación con sus fluidos, ella cayo rendida a su cama mientras yo la acompañe en su "pequeña muerte".

Todo parecía acabado entre mi hermana y yo al menos por esa noche, ella se mantenía con una respiración rápida mientras yo la abrazaba. La droga empezaba a hacer su efecto, yo me notaba como en otro sitio, como flotando en un país de las maravillas, me pareció que caía en un sueño muy profundo, pero en ese sueño todo era real, si me pellizcaban me dolía pero no me despertaba y si me besaban notaba el placer de un simple beso. No sé cuánto tiempo paso pero una nueva sensación nunca notada en mi entrepierna me hizo abrir los ojos. Mi hermana estaba tumbada con mi miembro dentro de su boca, era una felación diferente a todas las otras era más felación, su lengua recorría todo el ancho y largo del tronco mientras sus manos se dedicaban a mis testículos, de repente su lengua paro para dar paso al mayor de mis placeres. Su boca se adueño de mi falo y se lo introducía lentamente pero sin detención, la velocidad fue en aumento, yo empezaba a notar como mí orgasmo estaba pronto a llegar, ella atenta a mis espasmos previos se la sacó de la boca en el momento justo que mis fluidos seminales salían de mi miembro. Los primeros chorros fueron a parar a sus pechos. Los demás quedaron esparcidos por la alfombra, la verdad que este estropicio no nos importo mucho, mi hermana al contrario, parecía fascinada por las formas que habían quedado en el suelo, al menos eso me parecía a mí, pues al acercarme observe que estaba recuperando energías mediante un estupefaciente, yo ya sin sorprenderme de nada me agache para poder compartir esa dosis de energía extra.

La cosa se volvió a animar mi amigo estaba otra vez dispuesto a dar guerra, mi hermana mujer previsora había cogido un condón de su mesita de noche y antes que me diera cuenta ya lo tenía puesto, ella se acerco a mí y me tumbó en su cama. Ella se acerco sigilosamente a mí moviendo las caderas de forma provocativa, se postro encima de mí y de una estocada se clavo mi verga en su cueva. El dolor que sintió solo es explicable mediante la contemplación, pero ella fue más fuerte que ese dolor y la búsqueda incansable de placer sobrevino al dolor y con pequeños movimientos se acabo acostumbrando a mi falo que lentamente descubría el néctar y la ambrosía y por qué negarlo también descubrí a dios y al cielo que invocado en cuerpo de mujer lentamente se movía en la parte superior de mi torso ahora ya disfrutando del placer de un coito, que en un aumento del movimiento pélvico surtió una mayor sensación de placer, los a otrora gemidos de mi hermana se habían convertido en auténticos chillidos que incluso podrían haber competido con los del lobo. El movimiento era cada veloz y cada vez el orgasmo se avecinaba a una velocidad mayor, mi hermana ya no respondía a mis caricias únicamente quería sentirme dentro, nos estábamos convirtiendo en uno solo. El coito duró cerca de media hora y los dos nos corrimos, primero ella y luego yo acabando completamente rendidos y con un "colocón" encima de aúpa.7

Desde ese día mi hermana se ha convertido en mi mejor amiga, pero con derecho a rocé, nunca más a sido como la primera vez pero a medida que hemos ido ganando experiencia el sexo se ha vuelto menos brutal pero si más completo. Por cierto des de ese día también dejó mi hermana las drogas, ya que con ellas no podía actuar como ella quería, yo me encargué una noche de acabar con ellas y la verdad no me acuerdo que hizo….

La historia anterior es fruto de la invención del autor cualquier parecido con la realidad es pura ficción.

"La costilla de Adán" Lujuria – Cuentos para Mayores 1999