Sexo equivocado
Historia de mi vida de niño a mujer.
Mi historia comienza el día de mi nacimiento, como la de todo el mundo. En mi casa todos querían que naciera un niño, era el segundo hijo del matrimonio. En los primeros años de vida todo eran halagos de mis familiares directos y de los amigos de mis padres. Que niño tan guapo decían insistentemente, recalcando algunos de mis familiares y amigos que era mucho mas guapo que mi hermana a la misma edad.
Recuerdo que hablaban con mi madre y la decían que podía pasar perfectamente por una niña, con esas facciones tan suaves, esa boca con unos labios perfectamente delimitados, esos ojos grandes y esas pestañas largas y espesas, estas palabras han estado siempre dando vueltas en mi cabeza durante toda mi niñez.
Pasaban los años y mis padres me inscribieron un una guardería a los dos años y mas tarde en un colegio mixto. Mis relaciones con mis compañeros eran perfectas, jugaba con los niños y también con las niñas, integrándome perfectamente en los dos mundos sin ningún problema.
Recuerdo que con cinco años, me gustaba ver a mi madre arreglarse para salir a la calle a comprar, con las amigas , al cine o a una fiesta con mi padre, cambiando su imagen para cada ocasión. Me fijaba que cada vez era distinta, la forma de peinarse, de maquillarse, de la ropa a utilizar e incluso los zapatos y el bolso.
Mi madre me dejaba verla arreglarse delante del espejo, así como vestirse en su cuarto y me preguntaba siempre si estaba guapa.
Durante mi niñez pasé las enfermedades típicas de todos los niños, como suele suceder a esas edades. Cuando mi hermana tubo la varicela, mis padres tuvieron mucho cuidado en que no me acercara a ella porque era un chico y eso afectaría a mi fertilidad en el futuro.
Mi hermana tenia cuatro años mas que yo y ya empezaba a los catorce años, a sentir desde algún tiempo cambios en su cuerpo y en su forma de ser, sin embargo conmigo seguía con una relación muy especial, me contaba que sentía cosas dentro de su cuerpo que no entendía. Le habían contado que era el cambio de niña a chica joven e inmediatamente a mujer.
Se la empezaba a notar que el pecho la comenzaba a crecer en la zona del pezón hacía afuera, como si un peoncito estuviera colocado sobre el mismo. Me contaba que la dolía y mi madre la contaba que era el principio del crecimiento del pecho, que poco a poco vería como evolucionaba ese desarrollo.
Ya tenia once años y seguía entrando a la habitación de mi hermana en todo momento y menos en la de mi madre, cuando estaba estudiando, cuando se arreglaba e incluso cuando se vestía para salir a la calle. Me gustaba cuando me preguntaba que me parecía su imagen, si el vestido la sentaba bien, y si iba muy exagerada en su maquillaje que en esos momentos era muy suave. Alguna vez la insinué que yo me pondría otra blusa para esa falda porque le resaltaba mas el maquillaje y el peinado.
Pasaron tres años y mi hermana era ya toda una mujer, cada día mas guapa y cada día mejoraba su aspecto. En su cuarto tenía todo tipo de cremas y maquillajes para destacar su imagen. El ropero empezaba a ser muy importante y me encantaba verla escoger la ropa que se pondría para salir a la calle por cualquier motivo, la era igual ir a un sitio u otro siempre pretendía estar mejor que el día anterior.
Alguna vez se me paso por la cabeza como me sentaría la ropa de mi hermana, pero no me atreví a comprobarlo. Mi estatura era ya de un chico de tres años mas, tenia el pelo largo y mi cara no tenía aun ni un solo pelo con catorce años.
Una tarde mi hermana me llamo a su cuarto para que la dijera que me parecía su imagen antes de salir a la calle con sus amigas. Llevaba unos pantalones ajustados de color rojo y una blusa abierta con mangas y un escote de pico de vértigo que dejaba ver parte de sus preciosos pechos. Tenia en la mano una chaqueta que a mi me parecía que no la sentaría muy bien a su imagen. Al decírselo, me miro y pregunto que me pondría yo para salir con unas amigas y unos chicos. Sin pensarlo abrí su armario y empecé a sacar la ropa que yo creía la iba a sentar mejor para esa cita, la dije que tenia que destacar de sus amigas para que los chicos se fijaran en primer lugar en ella.
Durante unos instantes me miro fijamente y poco a poco fue colocándose la ropa que la había sacado sobre la cama, al mirarse en el espejo de la habitación comprobó que había acertado en la elección y que la hacia sentirse mucho mejor.
No sabia que decirme, pero pasando un instante, me dio un beso y me dijo que tendríamos que hablar otro día detenidamente.
Mis relaciones con mis amigos eran correctas, salíamos al campo los fines de semana y entre semana alguna vez al cine. Nos juntábamos en nuestras casas para estudiar y hacer trabajos del colegio sin ningún problema. Me encontraba perfectamente con ellos y alguna vez iba a casa de alguna compañera a explicarle algunos temas que no había entendido en la clase.
Mi relación era correcta tanto con los chicos como con las chicas y sobre todo con mi hermana y mi madre.
En la semana siguiente, mi hermana me comento que quería hablar conmigo. Ya en su cuarto sentado sobre su cama, me pregunto como sabia la ropa que la sentaría bien en cada situación. La conteste que era cuestión de estética y de combinación de unas prendas con otras, que había aprendido al ver a mama arreglarse y buscar dentro del armario las prendas que mejor la sentaban en cada momento.
De repente mi hermana me pregunto si había utilizado alguna vez su ropa, me puse bastante rojo e intente salir de la habitación. Me pidió por favor que no lo hiciera. Después de unos instantes de silencio, la confesé que alguna vez había pensado como me sentarían sus ropas, pero había desistido de ello. Rápidamente me pregunto si me gustaría probarlo. Mi cara se quedo sin expresión y mi cuerpo como una estaca. Estamos solos en casa y nuestros padres volverían el lunes, por lo que había tres hermosos días por delante para comprobarlo, dijo mi hermana.
Insistió y me dijo que con mi buen gusto para la ropa, podría ser una preciosa muchacha, ya que mis facciones eran bastante aniñadas, le dio miedo en ese momento decir femeninas.
Mi cabeza daba vueltas, recordaba la frase de los amigos de mis padres, este niño puede pasar por una niña y no sabia que me pasaría si probaba algo que no tenia asumido. ¿Si me gustaba, mi forma ser tendría que cambiar ¿Qué opinarían mis padres y mis amigos y amigas. Con esos pensamientos en mi cabeza, mi hermana me dijo que era como un juego de disfraces que no me afectaría.
Salí del cuarto y me senté en el salón, mi hermana salió detrás de mi y se sentó a mi lado. Me cogió de la mano y me dijo que no tuviera miedo, que no me pasaría nada y que ella no se lo diría a nadie si yo no se lo autorizaba.
Asentí con la cabeza con miedo, y mi hermana me llevo a su cuarto. Me pidió que me desnudara para ver mi figura y la ropa podía ponerme. Me quite todo menos mis calzoncillos, pero mi hermana me dijo que me tendría que quedar totalmente desnudo que éramos hermanos y que yo la había visto alguna vez totalmente desnuda. Baje mis calzoncillos y quede totalmente desnudo delante de mi hermana. Mi pene era muy pequeño y mis testículos aun no habían bajado al escroto. A mi hermana le llamo la atención y me pregunto por ello. La conteste que no tenia ni idea y que suponía que mas adelante me bajarían.
Mi cuerpo no tenia nada e bello y eso le daba una suavidad inusitada para un chico joven de mi edad y además tenia un poco de grasa en la zona del pecho y en las caderas
Mi hermana no dio importancia al tema y empezó por sacar una braguitas de encaje y un sujetador, me los dio para que me los pusiera. Al colocarme las braguitas, mi pequeño pene se quedo hacia arriba en la posición que normalmente tenia en mis calzoncillos, rápidamente mi hermana me dijo que intentara ocultarlo hacía detrás, me agache un poco y lo hice, al subirme la braguita que era algo fuerte mi pene quedo perfectamente sujeto hacia detrás, a continuación mi hermana me ayudo a colocarme el sujetador.
La sensación era extraña, con esas dos prendas sobre mi cuerpo. Mi hermana metió la mano en las tazas del sujetados estirando de mis pequeños pechos hacía arriba, e introduciendo a continuación unas pequeñas prótesis de silicona.
La imagen que se reflejaba en el espejo del cuarto de mi hermana era extraña, parecía que tenia unos preciosos pechos que rellenaban el sujetador y sobresalían de él.
Mi hermana se dio cuenta y me pregunto por mis sensaciones. La dije que era una extraña sensación, que de repente parecía que me habían crecido unos pequeños pechos que sobresalían del sujetador. Me dijo que solo era el principio que no me imaginaba como iba a ser mi imagen al finalizar lo que tenia pensado.
Me coloco a continuación un corsé de color carne que ayudó a subir aun mas el pecho, oprimir mi tripa y disminuir mi cintura, dando la sensación de que mis caderas eran mas anchas.
Inmediatamente después me coloco una de sus batas de estar en casa y me dio una zapatillas con un poco de tacón para que me fuera acostumbrando. Tomo un cepillo, me dijo que me sentara que iba a cepillarme el pelo que lo tenía bastante largo. Lo recogió hacia atrás con una coleta, estirándomelo de forma que al principio me molestaba. Antes de continuar y como teníamos todo el tiempo del mundo nos sentamos en el salón, para enseñarme las posturas que cualquier chica debe tener en cualquier momento. No hacia falta que me enseñara la forma de comportarme, ya que yo me fijaba siempre en la forma de sentarse y comportarse de cualquiera de las chicas de mi entorno, era como una enseñanza que mi inconsciente siempre realizaba.
Me senté como sabía que se sentaban las chicas y empecé a preguntar a mi hermana que era lo que quería hacer conmigo. Creo que lo hecho hasta el momento te ha gustado y veras como el resultado final te gustara mas. Mi hermana era mi mejor amiga y sabia que no haría nada que me perjudicara. Ella era la que había empezado y me gustaría saber como iba a terminar la dije.
Volvimos a su cuarto y me sentó en la silla junto a su tocador. Tomo una pinzas de depilar y me retoco un poco las cejas, a continuación mezclo un poco de jabón con el maquillaje para aplicarlo sobre unas zonas de mis cejas y perfilarlas, dejándolas un poco mas pequeñas y arqueadas.
Con una pequeña esponja empezó a golpear con pequeños toques mi cara con el maquillaje de fondo y poco a poco fue extendiéndose por toda ella. Sentía una sensación muy extraña, me gustaba el resultado y no sabía porque. Mi imagen reflejada en el espejo parecía cada vez mas la de una chica. Mi hermana estaba muy emocionada y se crecía en el trabajo de mi trasformación, me preguntaba constantemente, como me encontraba, cuales eran mis sensaciones y mis sentimientos, y yo la contestaba que eran unas sensaciones muy extrañas.
No sentía ya el pelo atirantado y las prendas interiores que tenia colocadas se habían ajustado perfectamente a mi cuerpo moldeándolo como mi hermana había pretendido.
Me pidió que abriera los ojos para colocarme unas lentillas de color gris, y cambiar así el color de mis ojos, fue una sensación distinta y extraña, pero el resultado en mi imagen fue excepcional.
Tenia ya mis ojos preparados para comenzar a maquillarlos, poco a poco las sombras se extendían sobre mis párpados dándolos profundidad y enmarcando mis ojos con un lápiz negro. El rimel se extendía sobre mis pestañas alargándolas y dándolas forma, al finalizar no podía creer lo que veía ante el espejo, no era yo la persona que en el se reflejaba, era una preciosa chica desconocida para mi, pero que había nacido de mi cuerpo. Empezó a continuación a peinarme, colocándome unos rulos para dar forma al cabello e intentar peinarlo lo mas femenino posible.
Mi hermana no daba crédito tampoco a lo que había hecho y no dejaba de decirme que tenia una hermana muy guapa. Empecé a andar por toda la casa, mi cuerpo se movía de una forma distinta a como lo hacia normalmente cuando era un chico.
Mientras tanto mi hermana se coloco frente al espejo y empezó a arreglarse, maquillándose lo mejor que pudo, al terminar me dijo que tenia que peinarme.
Después de un infructuoso intento de peinado, mi hermana opto por colocarme una peluca que ella tenía que alguna vez había utilizado y que le sentaba sensacional.
Me recogió el pelo en el interior de la peluca y la ajusto apretándola, comenzando a darle forma. A cada movimiento del peine la peluca cogía forma y volumen, por fin me encontraba perfectamente peinado, bueno en este momento peinada. Sentía una rara sensación en mi interior, me parecía que siempre había sido una chica y que la imagen reflejada en el espejo era la normal de una chica.
Llevábamos varias horas en el cuarto de mi hermana y lo que estaba pasando no sabia como iba a terminar. Mi hermana me ofreció el armario y me dijo que escogiera la ropa que necesitaría para ira una fiesta de noche después de asistir a un cóctel.
Abrí el armario y comencé a sacar la ropa que me parecía era la idónea para el evento, mi hermana me dijo que ella también quería ir que también sacara la que debía ponerse. Me pareció una cosa rara que mi hermana quisiera también arreglarse para estar en casa, pero la seguí la corriente.
Cuando me estaba colocando las medias y el relleno de las caderas, mi hermana me dijo que como quería que me llamara, le dije mi nombre, pero inmediatamente me dijo que era una chica y que mi nombre tenia que ser el de una chica.
No estaba preparado para esa pregunta pero si mi imagen era la de una chica, mi nombre tendría que ser el de una chica. De repente un nombre apareció en mi mente, Ainoa le dije a mi hermana, ese es el nombre que me gusta para mi vida como una chica.
Continué vistiéndome y comprobé como se ajustaba la ropa a mi cuerpo como una segunda piel, el vestido que había elegido parecía hecho a la medida, marcaba unas incipientes caderas y el escote dejaba ver mi pecho. No podía creer lo que estaba viendo ni como había dejado a mi hermana que me convenciera para hacerlo.
De nuevo se acerco mi hermana y tomándome la mano me sentó otra vez frente al espejo, saco de uno e los cajones del tocador una caja con unas uñas postizas que fue colocando lentamente sobre las mías después de haberme hecho la manicura. Una vez perfectamente asentadas y pegadas las limo y dio forma para posteriormente pintarlas en un color rosa, me pregunto una vez pintada una mano si me gustaba el color y me dijo que sería el mismo que utilizaría en la barra de labios. Me di cuenta que efectivamente me faltaba color de los labios y que eso sería una nueva experiencia que me faltaba por sentir.
Después de esperar a que se secaran las uñas, mi hermana me ofreció un refresco, la verdad es que lo necesitaba, tenia la boca seca por las emociones sentidas en las tres horas que llevábamos en la habitación de mi hermana.
Comencé a caminar por la casa y parecía que flotaba, que mis caderas se movían de un lado al otro, era un movimiento que nunca había realizado pero me parecía natural, mi hermana me observaba y no daba crédito a mi forma de moverme.
Saco de una caja unas sortijas y un collar que me dijo me colocara, a continuación unos pendientes largos de clic. Se estaba pintando los labios mi hermana cuando me dijo que a que esperaba, que me fijara como lo hacia ella y que hiciera lo mismo. Tome un lápiz de perfilar y comencé a dar forma a mis labios, agrandándolos como me dijo mi hermana, a continuación los rellene con la barra de labios que me ofreció mi hermana, imite como descargaba el color sobre una servilleta de papel y volví a rellenarlos con la misma barra de labios, moviendo los labios posteriormente el uno sobre el otro para extender el color uniformemente.
Mi hermana tomo el colorete y me lo extendió hacia las sienes en los pómulos, había terminado la trasformación de mi cuerpo en una preciosa chica sin que yo lo hubiera pedido pero sin decir que no quería hacerlo.
Eran las siete de la tarde y mi hermana me dijo que todavía nos quedaban dos horas para ir al cóctel y a la cena posterior. Mi cara cambio de expresión y dije a mi hermana que eso no era lo que yo había pensado cuando empezamos con este juego.
No te preocupes me dijo, sino quieres no saldremos de casa, pero creo que serias la sensación en la fiesta, nadie sabría que eres un chico Ainoa, tu cuerpo y tus formas de andar y comportarte son las de una chica, ni tu voz puede decirse que es la de un chico de tu edad. Mi voz seguía siendo muy fina e infinidad de veces me decían por teléfono que era mi hermana. Si quieres podemos salir un rato a la calle y comprobaras que nadie te podrá reconocer.
La verdad es que era una sensación indescriptible la que estaba sintiendo en ese momento y que podría ser mucho mejor si hacía lo que mi hermana me comentaba. La dije que no sabia andar con zapatos de tacón y que podría caerme. Eso se aprende rápidamente y con tu forma de andar te será muy sencillo, saco del armario unos zapatos de tacón de color negro de unos siete centímetros que me ajusto en mis pies, diciéndome que me levantara y me moviera por la casa.
Mis glúteos ascendieron, se apretaron y mis piernas se hicieron mas estilizadas, el vestido se ajusto aun mas y mi cuerpo aumento su feminidad, tenia el aspecto de una chica de dieciocho años. Mi hermana me dio un bolso en el que metió el maquillaje, barra de labios, la documentación el monedero un cepillo para el pelo y el perfume. Después de un rato practicando por el pasillo de la casa, mi hermana dijo, ¿ya estas lista para salir?. Mirándome al espejo la dije que si, nos pusimos un abrigo cada una y abrimos la puerta de la casa no sin antes darnos el ultimo retoque en el espejo que se encontraba junto a la puerta.
Cerramos la puerta cogimos un juego de llaves cada una y comenzamos a bajar las escaleras. Los tacones resonaban en la caja de escalera y me preguntaba que pasaría si algún vecino abriría la puerta, por suerte no paso y nos encontramos en el portal de la casa antes de salir a la calle.
Mi hermana me dijo que echara un poco mas los hombros hacia atrás, salimos a la calle, se encontraba totalmente llena de gente y me asuste, mi hermana se dio cuenta y me dijo que nadie me reconocería. Empecé a tomar confianza, mis movimientos eran cada vez mejores, notaba como mis caderas iban de un lugar a otro y no podía entender como hacia esto con tanta naturalidad sin haberlo hecho anteriormente.
Por mi cabeza pasaba la pregunta de cómo me encontraba tan bien con esa imagen, que si esa seria mi imagen de futuro, que si en mi interior seria una chica Le pregunte a mi hermana si eso podía ser así, y ella me dijo que todos los hombres tienen su lado femenino, unos mas que otros. Paseábamos por la calle y seguíamos charlando, nos parábamos ante escaparates para ver los modelos que en ellos se exponían y hablamos sobre los mismos en que ocasiones los podríamos utilizar, etc.
En una tienda de lencería había un conjunto preciosos que me llamo la atención, mi hermana me dijo que me lo regalaba e inmediatamente la mire diciéndola que no volvería a transformarme en una chica, de todas formas mi hermana me dijo que quería que comprobara que todo el mundo me consideraba una chica y que en la tienda lo comprobaría con otra chica.
Entramos en la tienda y la dependienta nos pregunto que necesitábamos, mi hermana callada me obligo a pedir el conjunto que habíamos visto en el escaparate, la dependienta me pregunto la talla, mi hermana al quite le dijo la que debía de ser.
Entramos en el probador y mi hermana me dijo. Te has fijado que no se ha dado cuenta que eres un chico y además has pedido perfectamente el conjunto, con el tono y ritmo de voz que normalmente utilizamos las mujeres. Me despoje del abrigo y el vestido y me probé aquel conjunto que me quedaba perfectamente, salimos del probador y acepte que mi hermana me lo regalara. Al salir de la tienda la dije que se lo quedaría ella porque no volvería a salir así a la calle, mi hermana se rió y seguimos andando.
Tomamos un taxi para ir al cóctel, mi hermana me dio una tarjeta para que diera la dirección al taxista lo que hice con toda naturalidad, al llegar a la dirección, un aparca-coches nos abrió la puerta, indicándonos donde estaba el guardarropas para dejar los abrigos.
Entramos en el salón donde se daba el cóctel, un amigo de mi hermana se acerco a saludarla, era un chico que había estado varias veces en nuestra casa, y con el que había hablado, el corazón latía a una excesiva velocidad y por mi cabeza apareció la posibilidad de que me reconociera. Saludo a mi hermana y pregunto quien era esa preciosa chica, mi hermana le dijo que una amiga suya que se llamaba Ainoa, me beso y nos dijo que le acompañáramos a tomar una copa.
En la barra del bar pedimos unos refrescos porque yo en concreto tenia la boca seca, charlábamos amigablemente cuando mi hermana saludo a otro de sus amigos dejándome solo/a con aquel chico que nos acompañaba. La conversación era totalmente intranscendente, era un chico bastante mayor que yo y con conocimientos muy superiores, así que como pude converse de los temas que tratábamos.
Por fin vino mi hermana a rescatarme, paseamos por el salón del cóctel y mi hermana me dijo que la cena empezaba a las nueve y media, que escogiera junto a quien quería sentarme, la dije que junto a ella, pero al otro lado quieres una chica o un chico, me pregunto. No sabia que decir, las mujeres se fijan mas en las personas así que la dije que junto a un chico.
La dije que necesitaba ir al baño, porque llevaba mucho tiempo sin orinar, casi siete horas, mi hermana me acompaño al baño de señoras y me indico una de las cabinas donde se encontraba el inodoro, diciéndome en voz baja que era una chica que lo recordara.
Al entrar después de cerrar la puerta, me subí la falda del vestido, me baje las medias teniendo cuidado que las almohadillas que me había colocado no se cayeran y posteriormente las braguitas, me senté en la taza y comencé a orinar. Al finalizar me limpie con una toallita y repetí el mismo ritual al revés, me ajuste el vestido y salí del baño. Mi hermana me estaba esperando y me pregunto si me gusto haberlo hecho como una chica, le dije que si. Delante del espejo nos retocamos el maquillaje y el peinado, volviendo a pintarnos los labios y aplicamos un poco de perfume en el cuello.
Cuando salíamos del baño, mi hermana me pregunto si se había dado cuenta el chico que estuvo hablando conmigo de que era su hermano, ya que me conocía en mi otra personalidad y la dije muy contenta que no, y que me parecía que había llegado a coquetear con el, mi hermana se rió.
La cena fue muy agradable, aprendí en la realizad como se comportan las mujeres en una mesa, como abren la boca para comer, como se limpian las comisuras de los labios, como se acercan la copa a la boca etc.
La noche fue maravillosa, después de la cena mi hermana me pregunto como me encontraba y la dije que tenia los pies destrozados y me gustaría irme a casa, lo entendió, llamamos a un taxi y me acompaño a casa.
Había sido una experiencia maravillosa, pero no sabia que consecuencias tendría en mi forma de ser, ya no era solo el chico que estudiaba en el instituto con muy buen rendimiento por cierto, sino que era también la preciosa chica en que me había transformado mi hermana y en las dos personalidades me encontraba maravillosamente.
Al llegar a casa se dije a mi hermana que me iba a cambiar de ropa para volver a mi antigua personalidad. Mi hermana me miro y me dijo que si no me encontraba bien como una chica, porque tenia tres días en que podría serlo 24 horas.
Mi cabeza daba vueltas y no sabia que hacer, como seria el día de una chica, que cosas tendría que hacer, la curiosidad me embargaba. Acepte y a mi hermana no le extraño. Eran las doce de la noche y estaba en el espejo del baño desmaquillándome, había guardado el vestido, los zapatos y el bolso y me había quedado con la braguita, el corsé, el sujetador y con una bata que me había dejado mi hermana.
Después de desmaquillarme, mi hermana me dio una crema para la cara que me aplique lentamente como ella me indicaba.
Nos sentamos en el salón para charlar un rato, mi personalidad femenina parecía haberse impuesto a la masculina y me dirigía a mi hermana como otro chica, charlando de las anécdotas de la cena y el cóctel. Mi hermana me pregunto si me encontraba a gusto en mi nueva personalidad y la dije que si, pero que no podría seguir así y ella me pregunto que porque.
La dije que era un chico y que así me sentía, pero ella me recordó el coqueteo con su amigo, mi forma de andar, como me retocaba en el baño de señoras, etc, cosas que sucedieron durante la tarde y que las hice con toda naturalidad.
Bueno mañana veremos que vamos a hacer, porque tienes que estrenar el conjunto de sujetador que te he regalado. Me dio un camisón y nos fuimos a la cama.
La noche fue muy larga, tarde en dormirme, los acontecimientos del día daban vueltas en mi cabeza, mis sensaciones eran cambiantes y no sabia con cual de ellas quedarme.
A la mañana siguiente mi hermana me despertó para desayunar, había preparado ya el café y acababa de ducharse, me llamo por mi nombre de chica. Ainoa vamos a desayunar, luego te duchas, nos arreglamos y nos vamos a comer fuera de casa, que te parece. Bien la conteste, tenia totalmente asumido que mi hermana quería que fuera una chica hasta el regreso de mis padres y a mi me esta gustando.
No se porque mi hermana sentía esas ganas irrefrenables en que yo fuera un chica como ella, era feliz viéndome así vestida.
Después de desayunar, me duche y después de darme una crema corporal que mi hermana me había dejado en el baño, me puse las braguitas que me había regalado el nuevo sujetador y las prótesis de silicona que el día anterior me había dado mi hermana de la misma forma que ella me las había colocado intentando que el pecho pareciera mas grande. Empecé a secarme le pelo intentando darle algo de forma, pero fue imposible, la verdad es que la peluca me sentaba estupendamente y no sabía peinarme. Intente arreglarme las cejas como había hecho mi hermana, pero tuve que llamarla porque era imposible que me quedaran bien.
Sin embargo la pedí que me dejara aplicarme el maquillaje como había visto que ella lo había hecho la tarde anterior, me gusto hacerlo y sentí un cierto placer. Eran sensaciones en el interior de mi cuerpo que no sabría describir. Maquille ligeramente los ojos aplique el rimel y me pinte la boca, terminando con un poco de rubor el las mejillas.
Escogí, después de ponerme las medias con el aumento de las caderas, un pantalón ajustado que parecía hecho a mi medida y un jersey con el cuello vuelto ajustado.
Mi hermana me coloco la peluca y después e ponerme unas sortijas, una cadena las pulseras y el reloj estaba lista para con un chaquetón salir a la calle.
Mi hermana aun no se había arreglado y me dijo, ¿porque no bajas a la calle a comprar el pan para esta noche?.
Me dejo helada, como quieres que baje a por el pan si me conoce todo el mundo. Ten en cuenta que los sábados no están los dueños de la panadería y además estoy segura que nadie te reconocería, ni tu propia madre. Me volví a mirar en el espejo dándome cuenta que lo que estaba delante era una chica.
Me arme de valor y baje a por el pan, decidida entre en el local y de repente me encontré con la dueña de la panadería, me pregunto, que desea señorita y le pedí dos barras de pan de pueblo.Me dijo el precio y al darme las vueltas me pregunto si era nueva en el barrio a lo que le conteste que acabamos de mudarnos, nos despedimos y salí de la tienda con la seguridad de que era una verdadera chica en esos momentos y que nadie me reconocería.
Al entrar en el portal, uno de los vecinos estaba a punto de salir, era uno de los amigos de mis padres y pensé que ya me habían descubierto, pero muy gentilmente me dejo entrar dándome los buenos días a lo que le conteste sonriéndole.
Cuando llegue a casa, estaba emocionada, relate a mi hermana lo que me había sucedido y me dijo que ella lo sabia, que aunque parecía mentira había conseguido en un solo día ser toda una mujer.
Salimos a comer, el restaurante se encontraba en el centro era italiano, pequeño y muy coqueto. El camarero nos tomo nota de la comida e intento ligar con nosotras, mi hermana me guiño un ojo y luego me dijo que el camarero no dejaba de mirarme. Antes de pagar me levante para ir al cuarto de baño, el pasar cerca de la barra el camarero me pregunto mi nombre y me guiño un ojo. Mi hermana estaba en la mesa dándose cuenta de todo lo que sucedía. Al regresar del baño perfectamente arreglada para salir a la calle me dirigí a la mesa para que fuera mi hermana la que hiciera lo mismo. Al levantarse mi hermana y dirigirse al cuarto de baño, el camarero se acerco a la mesa, y en voz baja me dijo que era preciosa y le gustaría salir conmigo. Me dejo helada, no podía pensar que mi imagen pudiera trasmitir ese deseo a los hombres, pero en mi interior había una sensación de querer seguir con esa conversación. Me gustaba la forma en que se dirigía a mi, la forma de mirarme, su olor. Al llegar mi hermana me levante y con una sonrisa le dije que otro día volvería.
Empezamos a pasear por el centro de la ciudad como dos chicas, parándonos en los escaparates, entrando en las tiendas y mirando a los chicos. La experiencia había sido genial y sirvió para confirmar a mi hermana mi feminidad escondida. La dije la conversación con el camarero y mi sensación de bienestar al sentirme halagada por un chico.
Eran ya las siete de la tarde, y mi hermana me pregunto si me apetecía entrar en el cine, me encontraba cansada por lo que accedí para poder descansar. Entramos en una sala donde proyectaban una película de amor, me apetecía ver una de esas películas que nunca veía cuando iba con mis amigos.
Al salir del cine ya descansada, mi hermana me pregunto camino a casa si me apetecería ir a bailar por la noche. La verdad es que me encontraba estupendamente como una chica y empezaba a necesitar serlo un poco mas, accedí rápidamente.
Ya en casa, volví a ducharme después de desmaquillarme. La sensación de una piel limpia y suave como la que tenia me proporcionaba un placer indescriptible al deslizar sobre ella una crema hidratante que mi hermana me había dado con un suave perfume.
Volví a ponerme la braquita y la bata y en el salón tomamos un pequeño tentempié con un refresco.
Pedí a mi hermana que volviera a perfilarme las cejas para empezar a maquillarme. Volví a realizar todos los pasos necesarios para maquillar mi cara y trasformarla en la muchacha que estaba empezando a ser. Esta vez el maquillaje fue un poco mas atrevido, con tonos mas fuertes en los ojos y un poco mas de rimel en las pestañas. Cambie el color de las uñas por un rojo sangre al igual que el de los labios, al verme mi hermana me pregunto si quería eclipsar a todas las chicas de la discoteca, eso me gusto.
Quiero que realmente todos se fijen en mi, lo vas a conseguir dijo mi hermana. Los zapatos que había escogido para la situación eran unos de tacón de aguja de color negro, medias también negras y una mini muy ajustada del mismo color, una blusa azul celeste con cuello alto abierta hasta el sujetador.
Mi hermana no daba crédito a mi imagen, al colocarme la peluca la chica que se reflejaba en el espejo era espectacular y mi hermana lo sabia.
Antes de salir mi hermana me aviso que tuviera en cuenta que no era una chica y que no podía llegar al final con ningún chico a no se que le ofreciera el único sitio por el que podría hacer el amor, pero que no me lo aconsejaba. Me dijo que sin embargo, si quería podía llegar ha hacerle una felación, que era una de las cosas que mas les gustaba a los chicos. Le pregunte que era eso ya que no lo sabia y mi hermana me lo explico hasta el mas mínimo detalle.
Comprendí en ese momento que iba muy deprisa, que yo no era una chica y sin embargo me estaba comportando con si lo fuera, mi hermana no daba crédito a mis intenciones.
Nos sentamos en el salón perfectamente arregladas para salir a bailar, mi hermana me pregunto si realmente quería hacer lo que estaba pensando, que hacía unas horas quería volver a ser un chico y ahora me estaba comportando como cualquier chica de mi edad. No sabía que contestar, mis sentimientos eran realmente los de una chica, no pensaba que fuera un chico en ningún momento y eso me resultaba muy raro. En poco mas de un día me había convertido en una chica de verdad, con sentimientos hacia el sexo contrario.
Mi hermana volvió a preguntarme si realmente quería salir a la discoteca, a lo que la respondí que si, pero que me gustaría me ayudara para que no hiciera algo que después tendría que arrepentirme.
Salimos a la calle como dos chicas dispuestas a divertirse espléndidas. Eran la una de la madrugada al entrar en la discoteca, estaba totalmente llena. Era la primera vez que iba a una, y ademas como una chica. Nos acercamos a la barra y pedimos dos refrescos, seguía con la garganta seca por la cantidad de acontecimientos que me estaban sucediendo.
No tardaron en acercarse dos chicos bastante bien parecidos que nos halagaron los oídos con bonitas palabras sobre nuestro cuerpo. Aceptamos su conversación y sin darnos cuenta nos encontrábamos bailando en el centro de la pista. La música era moderna y aunque no sabia bailar, intente moverme lo mejor que pude.
Volvimos a la barra y mi hermana me pidió que la acompañara al baño. Estaba repleto y era prácticamente imposible pasar al interior. Le dije que no sabía bailar y que me encontraba algo fuera de lugar, ella me dijo que era sencillo si ponían una pieza para bailar agarrados, no tenía nada mas que dejarme llevar que todos intentaban acercarse lo mas posible y que no se daban cuenta de mas.
Por fin entramos en el baño, después de pasar al servicio, nos retocamos el maquillaje y salimos las dos juntas hacia la barra donde nos esperaban los dos chicos.
Al llegar comenzaba a sonar una música lenta y melodiosa, inmediatamente el que se encontraba a mi lado me cogió la mano y me llevo al centro de la pista que estaba totalmente llena. Me agarro por la cintura y yo apoye primeramente mis manos sobre sus hombros para posteriormente pasarlas por detrás de su cuello.
La verdad es que era imposible moverse, el me oprimía sobre su cuerpo y a mi me gustaba, movía su cuerpo restregándolo sobre el mío. Notaba como su pene aumentaba de tamaño y dureza sobre mi vientre, era una nueva sensación muy placentera. Me gustaba acercarme a aquel chico como la chica que era en ese momento y sentirme deseada por el. Su boca besaba mi cuello muy despacio y se acercaba por mi cara hacia mi boca, sin darme cuenta nuestras bocas se unieron en un ardoroso beso que se prolongo introduciendo su lengua dentro de mi boca.
Al finalizarla canción mi hermana que se encontraba cerca de mi, me llamo para rescatarme de los brazos de aquel chico. Sabia que estaba yendo muy deprisa y ella quería que no sucediera nada que después tuviera que arrepentirme, la dije que entendía su miedo que también era el mío pues me encontraba demasiado entregada en mi primera cita con un chico.
Volvimos a la barra a tomar otro refresco y seguir charlando con nuestros acompañantes, que se encontraban los dos bastante excitados.
Eran las tres y media de la madrugada cuando salíamos de la discoteca, mi primera experiencia femenina con un chico había sido muy excitante pero puede conseguir contenerle antes de cometer un error.
Durante el trayecto comente mis experiencias con mi hermana, ella acabo diciéndome que no pensara no volver a trasformarme en una chica porque había demostrado que era una verdadera chica, sus palabras calaron muy hondo en mi y me dejaron toda una noche en vela pensando en ellas.
El domingo paso bastante rápido, nos preparamos la comida en casa y estuvimos viendo la tele hasta las siete en que sonó el timbre e la puerta, el corazón me dio un vuelco, me dirigí al baño y cerré la puerta, eran mis padres que habían adelantado la llegada. Les salude desde el baño y mi hermana se encargo de entretenerlos hasta que saliera. Mi madre se extraño de mi tardanza pero mi hermana consiguió distraerla hasta que salí del baño con mi ropa de deporte que por casualidad estaba en el baño..
Al salir mi hermana entro para recoger todo lo que allí había dejado y ponerlo en su cuarto.
Mis padres nos contaron con pelos y señales su viaje, intentando que nos interesásemos en el, pero en mi cabeza solo estaba Ainoa, y las experiencias vividas en solo tres días de vivir como una chica.
Los días siguientes fueron todos ellos rutinarios, el instituto, el estudio, los deportes etc, en la cabeza solo tenia el recuerdo de lo sucedido y no sabia cuando podría repetirlo de nuevo.
Mi hermana me llamaba a su cuarto y me decía que podía utilizar la ropa que necesitara de su armario cuando quisiera y que si necesitaba su complicidad que estaría a mi servicio.
Me dijo que con la figura y el estilo que tenia me consideraba mas una chica que un chico y dejo caer una pregunta: ¿Sabes, si en tu interior tus órganos no son los de una chica? La pregunta me pareció bastante extraña pero no la di importancia.
Pasaron los meses y recordaba continuamente esos tres días que pase siendo Ainoha, me tocaba el pecho y recordaba ese sujetador que daba forma a esos pequeños pechos que mi hermana me había confeccionado. Al pasar la mano las sensaciones eran de placer, tenia ya catorce años y mi cuerpo ni mi cara tenían el menor atisbo de pelo, así como el resto de mi cuerpo.
En el mes de enero una noche en la cama note algo extraño en mi pecho, parecía que el pezón se estaba desarrollando hacia el exterior, al mirarme en el espejo me llego a la memoria la primera vez que vi a mi hermana desnuda con mi madre diciéndola como se la iba a desarrollar el pecho. No le di importancia.
A finales de febrero, la camiseta me rozaba bastante en el pecho por lo que algo asustado se lo comente a mi madre, al verme se extraño y dijo que iríamos al medico. Mi hermana llevaba varios meses fuera de casa haciendo un curso y no pude pedirla su opinión.
Al verme el medico le extraño el desarrollo de los dos pechos y la falta de bajada de los testículos, me mando a un especialista para que comprobara ese desarrollo anómalo. Mi vida se desarrollaba normalmente en el instituto, pero hacía lo posible para no ir a clase de gimnasia ni practicar ningún deporte en el que tuviera que ducharme con otros chicos.
El nuevo medico dijo a mi madre que era un desarrollo normal del seno femenino y que habría que hacer una serie de análisis para comprobar el nivel de hormonas en mi cuerpo, ya que al no haber bajado los testículos, la producción de hormonas masculina era casi nula..
Ya en el mes de junio el desarrollo era importante y el análisis había ratificado un alto nivel de hormonas femeninas en mi cuerpo y casi ninguna masculina.
A finales de mes terminadas las clases, tenia que empezar un tratamiento hormonal para contrarrestar las hormonas femeninas pero con un resultado algo incierto.
Al llegar mi hermana de su curso en el extranjero, se alegro mucho verme pero se preocupo al ver la cara que todos teníamos en casa, contándole por encima lo que pasaba.
Me pidió que pasara a su cuarto para contarle con mas precisión lo que me estaba pasando, entre y empecé a llorar, me abrazo y noto mi pecho abultado, preguntándome que me pasaba. Le relate que llevaba ocho meses en los que el pecho me estaba creciendo y que en estos momentos lo tenia ya bastante desarrollado. Me pidió que me desnudara para enseñárselo, su cara cambio al ver como había desarrollado unos preciosos pechos..
La dije que iba a tener un tratamiento hormonal para intentar conseguir que me desapareciera por completo, me apareciera la barba y algo de musculación.
Después de un rato, mi hermana me dijo que eso era una barbaridad, que yo era una chica y que me estaba desarrollando como tal, que deberíamos contar a nuestra madre lo que paso los días que ellos se encontraban fuera de casa. La dije que me daba mucha vergüenza y que no sería capaz de hacerlo, pero que ella podía ayudarme.
Al día siguiente cuando mi padre se había ido a trabajar, mi hermana se presento en mi cuarto con mi madre. La había ya contado lo que paso cuando se encontraban de viaje y que lo que había empezado como un juego se convirtió en una transformación total, presentándome a sus amigos como una amiga suya en el cóctel y cena a la que fuimos, omitiendo lo del día siguiente en la discoteca. Mi madre no daba crédito a las palabras de mi hermana mirándome, pero yo no hacía mas que asentir a la narración.
Pensamos en volver al medico y contárselo, pero pensamos que sería mejor hacer la consulta a otro medico especialista en transexualidad.
Pedimos hora a un especialista y nos la dio a mediados del mes de julio, nada mas verme me pregunto la edad y que si había tomado hormonas.
LA RESPUESTA FUE NEGATIVA. Nos comento que quería hacerme una serie de pruebas para conocer mi grado de feminidad.
Una vez realizadas todas las pruebas asevero que tenía en mi interior todos los órganos femeninos reproductores y en el exterior el pene masculino. Al contarle el tratamiento que pretendían realizar sus colegas dijo que habíamos sido muy valientes consultándole a el y no haciendo caso de las otras consultas.
Nos cito a finales del mes de septiembre para iniciar el tratamiento que consistiría en la recuperación de mi sexo natural. Me aconsejo empezar desde ese mismo día a comportarme y vestir como una chica.
Cuando llegamos a casa y contamos a mi padre lo que había sucedido, no lo entendió y se refugio en si mismo no hablando con mi madre ni con ninguna de nosotras dos.
Como había dicho el medico, empecé ese mismo día a comportarme y vivir como una chica, lo primero de todo fue mi imagen exterior.
Mi hermana me llevo a la peluquería para que me cortaran el pelo y no tener que usar ninguna peluca por necesidad, me tiñeron el pelo, me depilaron el poco bello que tenia en las piernas y perfilaron las cejas.
Me hicieron la manicura en las manos y los pies. En las manos me fabricaron unas uñas de porcelana hasta que pudiera dar forma a las mías propias. Al llegar a casa mi madre se sorprendió con la facilidad que me desenvolvía con las uñas largas y del cambio de imagen que se había producido en mi. Comenzó a llamarme por mi nuevo nombre. A mi padre poco a poco le fue convenciendo que no había otra solución y que su hijo era ahora su hija pero que siempre lo había sido por dentro.
Durante el verano mi hermana me acompañaba a todos los sitios para darme ánimos y ayudarme en todo. Íbamos a la piscina, me ayudaba a colocarme el pene con unas cintas adhesivas hacia detrás y poder así colocarme el bikini. Me gustaba tomar el sol y comprobar en casa las zonas en las que no me daba el sol me daban una imagen totalmente femenina.
Salíamos con sus amigos y ella me presentaba como su prima, mi vida era maravillosa por la compresión y cariño que recibía de toda mi familia.
Por fin llego el mes de septiembre, la cita era el día treinta para los análisis y fijar fecha para la operación. Según el medico era muy sencilla, consistía en hacer una vagina y conectarla con el aparato reproductor que tenía interiormente.
La vagina era sencilla de hacer utilizando parte de mi pene, lo mas complicado era la conexión de esta con el aparato reproductor. El medico no sabia como iba a resultar, pero era una posibilidad entre diez de que pudiera comportarme como una mujer al completo.
El quince de octubre entraba en el quirófano para realizar la operación y tras cuatro horas el cirujano salió muy optimista, había conseguido ligar todas las ramificaciones para el perfecto funcionamiento del aparato reproductor y de la vagina.
A finales del mes de octubre llegaba a mi casa bastante cansada por los días de hospital, mi hermana y mi madre se encontraban siempre a mi lado y mi padre parecía haber comprendido la situación.
Poco a poco empezaba a poder orinar con bastante dolor, al igual que las dilataciones que tenía que hacer cinco veces al día, pero poco a poco este desaparecía
El medico me receto una serie de hormonas para intentar conseguir que los ovarios que casi se encontraban atrofiados empezaran a funcionar ovulando.
Pasaron dos meses y no parecía que hubiera ningún cambio, la navidad fue distinta todas las anteriores, mis regalos fueron todos de ropa, maquillajes, medias, zapatos etc., estaba muy contenta por como había sucedido todo tan rápido.
Mi hermana y yo salimos a una fiesta de fin de año con unos vestidos maravillosos que mi madre nos había comprado, bailando hasta el día siguiente.
En el mes de enero a mediados, volvimos a la consulta del medico para la evaluación de los resultados, al finalizar la consulta me dijo que casi con seguridad tendría mi primera regla la siguiente semana.
Los días pasaban lentamente, después de la consulta habían ya pasado cinco días y no sentía nada. Al final de esa semana, empecé a tener dolor en el pecho, al comentárselo a mi madre y a mi hermana me dijeron que efectivamente iba a empezar con el periodo. Fue todo un acontecimiento, mi madre me había comprado de todo para que escogiera lo mas cómodo, opte por el tampón como me aconsejo mi hermana.
Mi primera regla fue muy leve sin dolores fueres que reseñar, las siguientes fueron mas fuertes y dolorosas.
Mi nueva documentación fue sencilla de obtener con los certificados médicos y mi situación académica también. Tenia ya 17 años y era toda una mujer, tenia muchos amigos y amigas en mi ultimo año de instituto para ingresar en la universidad.
En la fiesta de fin de curso estaba decidida a que alguno de mis amigos hiciera el amor conmigo, me había resistido pero mi cuerpo lo estaba necesitando sobre todo para conocer esas sensaciones. Había tenido varios amigos con los que salía pero con ninguno de ellos había querido hacerlo.
El día de la fiesta de fin de curso, invitábamos a antiguos compañeros que estaban en la universidad y era con alguno de ellos con el que pretendía que me hiciera el amor.
Fue sencillo el que mas me gusto, fue el que lo hizo y ha decir verdad muy bien. La sensación de tener ese trozo de carne latiendo dentro de mi fue una sensación extraordinaria y el final derramando su semen en mi interior fue indescriptible, era lo que había estado deseando desde el primer día que me convertí en una chica..
Mi vida a continuado con toda normalidad, acabando mi carrera y trabajando en lo que me gusta como una mujer completa.
Me están realizando pruebas de fertilidad para ver si puedo tener hijos, lo cual sería mi gran ilusión.