Sexo entre el vapor de las duchas
Tremenda follada de Sandra con su monitor en la piscina, sexo sudoroso en las duchas.
Después de la orgía tan inesperada de la que mi prima Sandra había sido parte, aunque de modo secundario, algo cambio en ella, cambio imperceptible para su familia, pero no para sus amigas y compañeros del instituto, puesto que la jovencita tímida y algo mojigata del pasado dio lugar a una nueva persona, totalmente diferente, más segura de sí misma y de sus posibilidades, y sobre todo mas perversa, viciosa y anhelante de sexo.
Si anteriormente se mostraba insegura y acomplejada hasta el punto de bañarse con camiseta en la playa por vergüenza a las miradas que sus tetas despertaban y usaba ropa poco favorecedora, ahora empezó a lucir sus encantos de una forma mas descarada y abierta, con tops muy ajustados que realzaban sus formas rotundas, maquillaje, se arreglaba el pelo, las uñas y sobre todo, no le tenia ya miedo a los hombres, sino todo lo contrario, había descubierto que una mujer que pisa fuerte y sin tapujos tiene poder, y si acompaña a esa determinación unas tetas enormes, un culo firme, una bonita y cuidada melena rubia, unos ojos azules que miran picaramente y una actitud desinhibida ante el sexo y todo lo que lo rodea, el mundo se rendirá a sus pies irremediablemente.
De este modo, mientras en casa se comportaba de la misma manera que hasta ese momento, fuera de la misma era totalmente diferente, llena de ganas de disfrutar del sexo y de los hombres sin ataduras.
Así, comenzó a coleccionar chicos de su edad, a follar cuando y como quería, consciente del dominio que es capaz de ejercer en los hombres cuando se trata de su pene.
Por entonces, de una manera totalmente casual se apunto a una piscina con unas amigas de clase, una de esas piscinas cubiertas climatizadas situada anexa a un gimnasio, y solían ir 3 veces a la semana después de clase a darse unos bañitos.
Allí trabajaba un monitor llamado Jonathan, uno de esos cachas de melena frondosa y sonrisa perfecta que vuelve locas a las mujeres y es consciente de ello, y que como no podía ser menos, no tardo en fijarse en aquel grupito de adolescentes que no dejaban de mirarle y requerir sus atenciones y servicios constantemente, hasta el punto de disputarse entre ellas hasta el ultimo y mínimo momento en que estaba con ellas.
Competían por su atención, por sus sonrisas, sus chistes, miradas y coqueteaban de un modo ostensible con el monitor, pero este las hacia sufrir, dosificando sus atenciones y creando entre ellas una situación de continua competencia de la que salía totalmente beneficiado.
Las chicas, por su parte, hablaban acerca de su monitor cuando el no estaba delante, soltaban sonrisitas cuando las miraba, jugueteaban con él, y en las duchas fantaseaban con cosas como por ejemplo el tamaño de su polla, que se adivinaba considerable a juzgar por el bulto que su bañador mostraba, con follar con el, cosas de ese estilo, medio en broma medio en serio, hasta que un día, mientras sus cuerpos eran rociados por el agua caliente de las duchas Sandra dijo a sus amigas:
-Sea como sea, yo voy a tirarme a Jonathan
Afirmación que provoco las risas unánimes de sus compañeras, pero algo en la mirada de Sandra hizo que rápidamente comprendiesen que no se trataba de una bravata, sino que estaba decidida a ello y que no pararía hasta conseguirlo, pues ya habían visto que cuando un tío se le metía entre ceja y ceja no descansaba hasta lograr follar con el, aunque tuviese que emplear toda su artillería con el.
Sucedió que una tarde Sandra no fue a la piscina como solía, y cuando sus compañeras se hubieron ido y la piscina quedo despejada y el monitor estaba en su habitáculo dándose una ducha para limpiarse y relajarse notó que la puerta se abría, lo cual le sobresalto, era algo extraño y fuera de lo común.
-¿Hay alguien ahí?- pregunto, con cierta aprensión, al tiempo que noto que unos pasos se acercaban, pero la nube de vapor caliente le impedía ver con claridad.
-Ya hemos cerrado, por favor, váyase- dijo sin demasiada convicción.
Unos brazos rodearon de repente su cintura, lo que le alerto, y cuando se dio la vuelta y vio que se trataba de Sandra sintió un repentino alivio, al ser una cara conocida.
-¿Que haces aquí?, ya hemos terminado por hoy, por cierto, ¿donde te has metido esta tarde?, no te he visto.
-Quería deshacerme de esas petardas por una tarde, además tenia en mente algo que quiero hacer ahora- dijo con una cara en la que la malicia y la perversión se dibujaban bien a las claras-. Sé que te gusto, y tu me gustas a mí, he visto como me mirabas cada día y como deseabas lanzarte sobre mí y follarme sin compasión, no lo intentes negar.
-Bueno, no estas mal, y esas tetas y tu cara aniñada le ponen bastante cachondo- replicó él al tiempo que agarraba sus pechos cubiertos por una toalla que se desprendió instantáneamente, mientras ella comenzaba a frotar su polla con la mano derecha.
Lamiendo su oreja con la lengua, Jonathan dijo al oído a Sandra lo mucho que deseaba follar con ella, y que si no lo había hecho antes era por miedo, ya que ella era menor de edad, aunque veía claro por fin que eso no la impedía ser una zorra viciosa.
Ella, halagada por esas palabras, empezó a lamer su pecho depilado, bajando cada vez mas por su estomago, hasta llegar a su polla, que empezó a rodear con la punta de la lengua, llenando de saliva su glande y dando mordisquitos suaves en el capullo, de repente se metió la polla en la boca y empezó a mover la cabeza acompasadamente, con un ritmo cadencioso y continuo, al tiempo que sus labios hacían una labor de succión espléndida.
Jonathan, que demostró estar tan bien dotado como ella había imaginado, flipaba al ver su rabo desaparecer en la boca de aquella jovencita de rubios cabellos, y los jadeos que emitía eran la mejor confirmación de la maestría con la que Sandra se aplicaba en su tarea, mirando directamente a sus ojos con una sonrisa en la mirada, plena de vicio.
Siguió así un rato, chupándosela, hasta que ella paro y puso su rabo entre sus tetas y empezó a frotarla, haciéndole una cubana increíble, era una gozada tener la polla entre aquellas dos enormes tetas firmes y juguetonas.
Jonathan consciente de que por edad debía ser él quien llevase la iniciativa y no ella, empezó a manosear esos pechos y a mordisquear los pezones, haciendo que ella emitiese grititos de placer, y después de un rato, la tumbo boca arriba en el suelo de las duchas, y empezó a hacerla un dedo con habilidad y serenidad, lamiendo su clítoris, empleando su lengua como un profesional, logrando que se corriese entre gemidos.
-Ahora te vas a enterar de lo que es echar un polvo, nena, no como los que echas con esos niñatos de las motos- gruño el monitor mientras introducía sus 25 cms en su coño y empezaba a moverse con fuerza, empujando adentro y afuera, entre jadeos y sudor, debido al calor del vapor condensado.
Metiéndosela hasta los cojones, excitado por sus gritos, Jonathan se sentía feliz, creyendo que había tomado la iniciativa y el control, y seguía empujando sin dejar de amasar aquellas tetas con sus manos.
Con un movimiento certero, giraron un poco, quedando de costado, sin dejar de follar, hasta que ella se volvió a correr, entre gritos y exclamaciones ruidosas, sudando, pero con ganas de mas guerra, le dijo con voz entrecortada y casi a voz en grito que se le metiera por el culo.
Dudando unos instantes, empezó a meter un dedo y a frotar con la lengua su culo, tarea que le llevo un rato, hasta que estuvo bien lubricada, momento en el cual se la metió.
Al principio le costo trabajo, dado el grosor y el tamaño de su aparato, pero con esfuerzo todo se consigue, y poco a poco fue introduciéndola, sintiendo un leve escozor en el capullo por la fricción, aunque nada comparado con lo que Sandra sentía, ya que era como si la partiesen en dos.
-¡Métemela, cabron! hasta el fondo- exclamo ella entre alaridos, con lagrimas en los ojos y agitándose convulsamente, con violencia- rómpeme el culo, no pares joder, ¡métemela!.
Sudaban ambos por el esfuerzo, jadeando y maldiciendo, diciéndose mutuas frases obscenas que contribuían a ponerles aun más cachondos, hasta que él exclamó, con voz estentórea:
-¡Me voy a correr!, ya no voy a aguantar mucho más.
Entonces vino el momento que más le impacto de la noche, pues ni corta ni perezosa, Sandra le dijo que cuando se fuese a correr la sacara de su culo con tiempo y se corriese en su cara, a lo cual obedeció Jonathan solicito, que estaba a punto de estallar, de modo que la saco, y colocándose ella de rodillas, con la lengua fuera, puso su polla pegada a su cara, mientras frotaba frenéticamente, hasta que salió un primer chorro que se estrello contra su mejilla derecha, seguido por varias andanadas mas, corriéndose por su cara, frente y pelo, mientras ella lamía el semen que se derramaba por su boca y que bajaba por su cuello hasta sus tetas, hasta quedarse vacío del todo, fueron varios chorros potentes, pero ella en ningún momento aparto su cara, ni vacilo, ni siquiera cerro los ojos, sino que los mantuvo bien abiertos, pendiente de esa polla a punto de erupción que salpico toda su cara de semen, algo que ya había experimentado, pero que nunca había probado de una forma similar, con tanta cantidad, con todo ese esperma espeso y de sabor fuerte que fluía por su cara que relamía en la polla de Jonathan hasta dejarla bien limpia.
Ya mas relajados, Jonathan que quedo muy callado y pensativo, mirando fijamente a Sandra, quien con la cara embadurnada aun y con una sonrisa picara le pregunto:
-¿Tengo monos en la cara?, no te habrás enamorado, ¿no?, porque no quiero que te equivoques y pienses cosas que no son.
-No, no es eso, solo pensaba en que no hay muchas tías que se dejen correr en su cara en el primer polvo, como has hecho tu.
-Me encanta- respondió ella con naturalidad-, siempre me excito verlo en las pelis porno, sobre todo en las que muchos tíos se corren en la cara de una sola tía.
-¿En serio?
-Si, es mi fantasía, que me follen varios tíos y al final se corran todos en mi cara, lo que pasa es que esas cosas no pasan en la realidad, pero me encantaría.
-Mmmm, tal vez eso tengo solución- musito Jonathan sin que ella le oyese, al tiempo que se metían en la ducha para quitarse el sudor.
Pero eso es algo que ya se vera en otra ocasión...