Sexo en la primera cita
Chica sin mucha experiencia sexual relata su primer encuentro con un desconocido que le enseñará muchas cosas sobre su cuerpo y el sexo.
Era la primera vez que nos encontrábamos. No puedo decir que no estaba nerviosa, pero no era el nerviosismo el sentimiento principal. Lo sentía entre medio de mis piernas, lo sentía en cada centímetro de mi piel. Cuando me hablaba, imaginaba sus labios contra los míos, y si reía, imaginaba su lengua en mi cuerpo. Ey! me tienes en llamas, ¿cuánto más debo esperar porque te lances sobre mí? ¿Estas esperando que yo lo haga? No soy una persona que tome la iniciativa, pero me motivas a hacerlo.
Estoy con la guardia baja y de pronto me besas. Podrá parecer algo simple, un juego de niños, pero mi cuerpo reacciona de manera increíble. Estoy lista para que me tomes y hagas algo más, ya no quiero esperar. Tus manos me recorren y se siente tan bien, no quiero que te enteres que es lo mejor que me ha pasado pero mi cuerpo no puede disimular. Te quiero tener encima, abajo, y dentro de mí. Estoy ardiendo, mi entrepierna está húmeda y con el deseo de que la dureza de tu pene me lleve a los orgasmos que siempre imaginé.
Nos quitamos la ropa con urgencia, y frente a frente desnudos es que puedo contemplar por primera vez su cuerpo. Miro tu piel blanca, tonificada, miro tu miembro erecto, y decido con seguridad que no me negare a nada y que me puedes usar de la forma que quieras.
Sin ropa y sin pudor, es que comenzamos el acto. Me besas los pechos y eso me gusta y calienta, tengo tu pene dentro de mi boca y veo tu cara de placer con cada lamida que doy. Es nuestra primera vez pero nos entendemos, y tus manos recorriendo mi cuerpo provocan un fuego en mi. Estoy con la excitacion al maximo y solo tengo un pensamiento en mi mente: ¿como se sentirá tu pene introduciéndose en mi? No quiero mas juegos previos, solo que me lo metas duro. Entonces apresuró las cosas y me pongo arriba. Nos frotamos pero quiero más, así que lentamente pongo tu pene dentro de mi, y siento que por fin encontré la pieza que faltaba en el engranaje. La respiración se hace más fuerte y entrecortada, nuestros movimientos se coordinan para el placer. No pares! Lo repito como un mantra, no pares! no pares! siento que estoy llegando a un límite desconocido, no pares! ¿Por qué no sabía que existía esto? ¿Cuánto más me queda por aprender de ti? Mi gemido y mi cuerpo estremeciéndose te dan a entender que ya termine una vez, pero no quiero parar! Solo han pasado unas horas pero me siento una adicta a tu sexo. La humedad de tu pene cuando acabas se siente exquisita, y cuando nos besamos me siento en una realidad paralela, preguntándome: ¿he sido yo todo este tiempo?. Solo pasan unos minutos pero ya estamos listos para el segundo acto. Creo que estás en problemas, porque ahora quiero TODO de ti.
Trato de repasar en mi mente una a una las sensaciones de aquella noche: El roce de los labios al besarnos, como me estremezco cuando pasas tu lengua en mi pecho, tu rudeza al agarrarme y penetrarme. Estas en un terreno inexplorado, pero te dejare recorrerlo cuanto quieras.
Cuando terminamos, nos miramos a los ojos…y es cuando tengo la certeza de que no terminamos realmente, la noche sigue, y nos vamos a divertir.