Sexo en la oficina (2)

...sin decir nada solo me subí el vestido hasta la cintura mostrándole con todo descaro mi abultada pelvis forrada con la malla de las pantimedias y que en nada ocultaban mi abundante vellosidad ante la ausencia de pantaletas, el licenciado se quedó inmóvil admirando mi panocha, me pidió que diera media vuelta para que le mostrara mis nalgas, sin siquiera pensarlo le exhibí mis nalgas con toda impudicia moviendo la cadera suavemente en pequeños círculos...

SEXO EN LA OFICINA

Capitulo II

A la mañana siguiente amanecí muy excitada solo de pensar en lo que podría suceder en la oficina, me disponía a sacar el liguero y las medias del cajón de la lencería así como un coordinado de ropa intima transparente cuando encontré unas pantimedias de delgada malla (red) blancas tipo bailarina o sea que no tienen calzonera sino son de malla de pies a cintura y se me ocurrió que podría usarlas sin llevar pantaletas y así podría enseñarle a mi jefe mi velludo monte de Venus sin quitarme las pantimedias y las pantaletitas, así que solo me coloque un brassiere azul brillante y las pantimedias de malla, antes de ponerme el vestido rojo que llevaría le mostré a mi esposo como iría al trabajo y le dije que lo hacia para que él pensara todo el día de como andaba su "mujercita" sin pantaletas esperándolo para disfrutar el sexo, mi esposo lo aceptó pues no era la primera vez que me ponía solo las pantimedias sin tanga o bien solo el liguero con medias y las mas de las veces lo hacia a petición de él mismo.

Desde que entré al edificio donde trabajo, sentí mariposas en mi vulva que me subían al estomago y ese palpitar de mi sexo que me indicaba que estaba excitada, incluso los pezones de mis chichitas se endurecieron haciendo evidente ante mis compañeras de trabajo mi cachondez, estaba dispuesta a todo y solo esperaba la llegada del licenciado para realizar los sueños que la noche anterior había tenido no obstante la buena cogida que esa noche me había dado mi marido.

Una hora mas tarde llegó mi jefe, me levanté para abrirle la puerta y le brindé una coqueta y provocativa sonrisa y como ya era costumbre en él, recorrió con su morbosa mirada la totalidad de mi cuerpo que se estremecía pensando en lo que posiblemente sucedería minutos mas tarde, él me saludo guiñándome un ojo seguramente esperando que cumpliera mi palabra de enseñarle mi "osito peludo".

Diez minutos mas tarde sonó mi extensión telefónica, era mi jefe que me pedía que pasara a su oficina, nuevamente sentí esa sensación de mariposas que subían y bajaban de mi vulva al estomago y viceversa, automáticamente mi vagina experimentó un leve humedecimiento; Entré al despacho un tanto nerviosa, él ya estaba de pie esperándome y sin decir nada me abrazó por la cintura y nuestros labios se unieron en un apasionado beso e intercambio de saliva, sin preámbulos sus manos se apoderaron de mis nalgas buscando tal vez el borde de mis pantaletas sin que por supuesto las encontrara, su miembro se repegaba a mi pelvis sin ninguna inhibición y por supuesto yo no solo lo aceptaba sino lo buscaba, sus manos poco a poco iban subiendo mi vestido y sus manos ya hacían contacto con la malla de mis pantimedias en la parte alta de mis muslos y pronto estaban en la parte baja de mis nalgas, mi mano también estaba inquieta y le frotaba la endurecida verga por encima del pantalón pudiendo corroborar lo enorme que era, despegó un poco sus labios de los míos y me recordó mi promesa, sin decir nada solo di tres pasos hacia atrás y sonriendo atrevida me subí el vestido hasta la cintura mostrándole con todo descaro mi abultada pelvis forrada con la malla de las pantimedias y que en nada ocultaban mi abundante vellosidad, el licenciado se quedó inmóvil y en silencio admirando mi panocha, instantes después reacciono y me pidió que diera media vuelta para que le mostrara mis nalgas, sin siquiera pensarlo me dí media vuelta sosteniendo el vestido en la cintura y le exhibí mis nalgas con toda impudicia moviendo la cadera suavemente en pequeños círculos.

Mi jefe se lanzó hacia mí repegando su vergota en mis nalgas y sus manos me acariciaban, con una mano las piernas y con la otra mi vellosidad, mientras me decía al oído que así como yo, velluda y nalgona era la mujer de sus sueños eróticos, metió su mano entre mis muslos abarcando toda mi papaya que frotaba con ansiedad ante mi complacencia en tanto yo frotaba mis nalgas contra su erecto pene, el licenciado intentaba bajarme las pantimedias para tocar mi vello y mi papaya directamente, aunque no era mi idea le ayude enrollando las pantimedias hasta debajo de mis nalgas por temor a que en su desesperación mi jefe pudiera romperlas, entonces su mano entró plena entre mis piernas tocando directamente mi vellosidad y mi mojada vulva e introduciendo su dedo medio entre mis labios vaginales para frotar mi clítoris, la otra mano subió a mis chichitas para masajearlas sobre el vestido, yo guardaba silencio excepto por pequeños sonidos guturales que expresaban el placer que estaba recibiendo de mi caliente jefe.

Me acercó al escritorio donde permaneciendo de pie me incliné apoyándome con los antebrazos y él se sentó en el sillón de tal manera que mis nalgotas quedaron a la altura de su rostro, mientras con las manos acariciaba mis piernas, vientre, vellos y todo lo que de mi ardiente cuerpo estuviera a su alcance, su boca no cesaba de besar y chupetear mis nalgas, por momentos metía su cara en la separación de mis redondeados glúteos para buscar con sus labios y lengua mi apretado culito que se estremecía al sentir su traviesa lengua tratando de meterse en mi ano que rodeado de finos pelitos se fruncía de placer, fácilmente se pudo dar cuenta de donde estaba la llave que libera mi lujuria y esa llave es que me besen el culito, casi todos los novios que tuve en mi soltería y vaya que fueron muchos, me besaron en el culo y a todos ellos sin excepción les mame la verga, hacia casi dos años que no sentía una lengua distinta a la de mi esposo en mi culo ya que a diario me lo hace, tampoco era la primera vez que me besaban las nalgas y el culito entre esas cuatro paredes ya que cuando era soltera sostuve relaciones sexuales en esa misma oficina con algunos de mis jefes anteriores.

Mi cachondez llegó al éxtasis y su traviesa lengua en mi culito me hizo llegar al primer orgasmo entre apagados gemidos de placer, el licenciado pasaba su lengua por mi hendidura sexual lamiendo los jugos vaginales que de ella emanaban, pero seguía besando y chupeteando mi ano y nalgas tenazmente y con una de sus manos acariciaba la abundante vellosidad que cubre en su totalidad mi panocha poniéndome nuevamente a punto del segundo orgasmo, sin dejar de disfrutar mis nalgas me repetía incansablemente toda clase de adjetivos ensalzando, según decía, lo magnifico de mis nalgas. Sin querer ser vanidosa he de decir que lo mejor que tengo son precisamente mis nalgas que ya de por sí las tengo buenas de nacimiento, las he acrecentado y endurecido a base de ejercicios diarios, la gran mayoría de los piropos que a diario recibo en la calle son referentes a mis nalgas, lo que me llena de satisfacción aunque finjo no escucharlos y procuro vestir con ropa que las hagan sobresalir y que se me note la forma y tamaño de mi ropa intima para hacerlas mas notorias.

Estaba tan excitada que ya quería verle la verga y un segundo antes de que se lo pidiera, mi jefe se bajo el cierre del pantalón y libero su tremendo pene y sus imponentes testículos, no llevaba calzones lo que facilitaba poner al descubierto sus genitales en su totalidad, voltee a mirar su verga, me quedé estupefacta ante la belleza de su vergota, era imposible dejar de hacer comparaciones con mi esposo, la de mi cónyuge se la he medido innumerables veces y le mide exactamente 20.5 Cm. pero la vergota de mi jefe a simple vista era más grande y gruesa, estaba circundada dejando descubierta una deliciosa cabeza enorme, rojiza, redondeada que remataba el suculento tronco surcado por gruesas venas que lo hacían más apetitoso, el tronco se hacia un poco mas grueso a medida que se acercaba al nacimiento de tan espectacular pene y bajo él unos güevos increíblemente grandes dignos de un toro de Miura, perfectamente redondos, sin un solo vello en ellos, tal vez se los depilaba o simplemente era lampiño de esa zona, no me imagino como puede caminar con esa impresionante bolsa de escroto entre sus piernas, en conjunto era una vergota excelsa de esas que toda mujer desea en sus más cachondas fantasías eróticas.

Ante tan maravilloso cetro viril no pude contenerme y me empiné para tocarlo directamente, mi mano no alcanzaba a rodearlo, ni siquiera llegaba a tocar mi dedo pulgar con mi dedo medio debido al grosor de tan encantadora tranca, empecé a frotarlo de arriba abajo a manera de "chaqueta", pero sin premeditarlo poco a poco me fui acercando ante tan suculento órgano varonil, de tal manera que cuando me di cuenta lo tenia rozando mi rostro, empecé a frotarlo contra mis mejillas un poco indecisa de besarlo, pero mi jefe me soluciono la duda cuando pronuncio las palabras que yo esperaba "bésamelo" me dijo, empecé con besitos tímidos en su tremendo tronco, fui subiendo poquito a poco hasta llegar a su impresionante cabeza en la que plante un sonoro beso en la punta de tan sabroso instrumento de placer.

Volví a bajar lentamente pero ahora lamiendo tan suculenta vergota hasta llegar a los espectaculares güevos que lamí incansablemente, intente chuparlos pero era imposible su gran tamaño no cabia en mi boca totalmente abierta, así que seguí lamiendo cada milímetro de esa estupenda bolsa de escroto, mientras gozaba oralmente de su magnifica macana mi jefe acariciaba mis nalgas y dedeaba mi vagina que literalmente escurría del néctar intimo de mi raja y el mismo néctar le servia de lubricante para introducir uno de sus dedos en mi apretado culito dedeandole y haciéndome venir una vez mas, en eso estabamos cuando sonó su teléfono y tenia que ir al despacho de su superior inmediato por lo que suspendimos el delicioso cachondeo que tanto placer nos estaba dando, me dijo que pronto volvería para continuar y me pidió que no me subiera las pantimedias hasta que él regresara y así se lo prometí, solo me baje el vestido y salí a mi lugar de trabajo temblando de caliente y deseando esa apetitosa verga de campeonato.

Seguramente tenían algún trabajo importante pues se tardaron mas de tres horas en la oficina del jefe de él, yo fiel a mi promesa seguía con las pantimedias enrolladas bajo mis nalgas lo que de alguna manera me mantenía cachonda, mis compañeras de trabajo que son dos edecanes, por cierto de muy buen cuerpo, me preguntaban el porqué estaba un poco pálida, dentro de mí pensaba que como querían que estuviera después de dos deliciosas venidas y haber besado aquella impresionante macana y el placer que aun me esperaba cuando mi jefe regresara a su despacho, el tiempo que se tardó se me hizo eterno ya quería tener esa ricura de verga cuando menos en mi boca. En eso pensaba cuando sonó mi extensión telefónica, era mi jefe que ya estaba en su oficina, en cuanto escuche su voz que me decía "Lupita, ven para terminar ese delicioso trabajo que tenemos pendiente", mi vulva empezó a palpitar a ritmo acelerado e inmediatamente de mi vagina salió un poco de fluido, mi nerviosismo era evidente, mis compañeras me preguntaron que sucedía y solo les dije, como si estuviera molesta, que el jefe quería que me ayudara con un trabajo y que tal vez me tardaría, así que les encargué mis obligaciones y me dispuse a entrar a la oficina del licenciado.

Al entrar él estaba sentado tras el escritorio, me pidió que me acercara y al hacer el sillón para atrás pude ver que ya tenia su magnifica macana fuera del pantalón y la blandía retadora, correspondí levantándome el vestido poniendo a su vista mi velluda panocha y girando lentamente para que también pudiera ver mis redondas nalgotas y que había cumplido mi promesa de no subirme las pantimedias, enseguida me incliné para tomar con una de mis manos la hermosa verga de mi jefe, mientras él metía su mano entre mis muslos para acariciar mi papaya con la palma y con los dedos mi culito, hice el intento de agacharme para besar su hermosura erecta, pero me pidió que antes me diera vuelta empinándome para besarme las nalgas y el culo cosa que hizo por largo rato poniéndome en ebullición, cuando termino me hinqué frente a él y tomando su ricura con ambas manos sin mas preámbulo empecé a besarle la cabeza de su tremendo pitote dándole chupetes en la punta, enseguida le pase mi lengua desde el tronco hasta la cabeza haciendo prolongadas pausas para lamer sus impresionantes güevotes tan suculentos que por mas intentos que hice no me cupieron en la boca por el descomunal tamaño de tan hermosos "tanates", subí nuevamente besando y lamiendo el tronco de su ricura sexual y al llegar a la punta le empecé a mamar descaradamente, su deliciosa cabeza apenas me cabia entre mis labios con la boca bien abierta y apenas alcanzaban a entrar algunos centímetros de su exquisita verga por el grosor de la misma pero hacia esfuerzos por tragar la verga lo mas posible empleando toda la experiencia que tenía en eso de chupar penes.

Luego de varios minutos me pidió que me pusiera de pie para poder acariciar mi cuerpo, empinada seguí mamando tan descomunal y delicioso instrumento mientras mi jefe me dedeaba la vagina, el clítoris y mi pequeño culito haciéndome venir una vez mas, mamar aquella sabrosa vergota me hizo perder la noción del tiempo, cuando de pronto mi jefe me advirtió que estaba por eyacular, seguí chupando tan hermoso órgano viril hasta que el primer chorro de esperma invadió mi garganta, un segundo chorro llenó mi boca por completo y sin mas lo tragué, llegó un tercero y sentí que me ahogaba, el licenciado retiró su ricura de mis labios y tomando el cesto de los papeles descargo por completo su esperma, cualquiera diría que estaba orinando en pausas pero era la enorme cantidad de licor seminal que le brotaba de su magnifica y descomunal vergota, se le veía apetitosa aventando chorro tras chorro de espesa y blanca leche, nunca había visto a alguien venirse tan abundantemente, mi esposo tiene una venida muy pródiga pero la de mi jefe era fácilmente tres veces mas que la de mi marido, cuando terminó de lanzar tan suculentos chorros de semen aun me incliné a seguir mamando ese hermoso "monstruo" sexual para comer los residuos de su esperma que aun le succione de los conductos internos de su hermosura viril.

Una vez terminada esa sensual experiencia él se guardó su ricura y yo procedí a subirme las pantimedias de malla y arreglarme el vestido y antes de salir me beso en la boca y acarició mis nalgas haciéndome prometer que al día siguiente llevaría liguero y medias ya que deseaba verme vistiendo con esa pieza de lencería, al salir a la recepción me llevé tremenda sorpresa ya estaba ahí mi esposo que había pasado por mí como casi a diario lo hacia, notó mi sorpresa y nerviosismo, al preguntarme le mentí diciéndole que me habían llamado la atención por un pequeño error que había cometido con unos papeles, pero la verdad me sentía culpable del "pecado" que acababa de cometer, aun tenia en mi boca el sabor del esperma de mi jefe y mi vulva aun estaba muy mojada de mis mieles vaginales, salimos apresuradamente y al abordar el vehículo le mostré mi vulva a través de las pantimedias y para que recordara que no me había puesto pantaletas ese día, esto con el fin de excitarlo, la idea era mamarle la verga lo antes posibles ya que temía que pudiera percibir el olor o sabor de la leche de mi jefe al besarnos, en cuanto estuvimos dentro de la camioneta me subí el vestido hasta la cintura como lo hacíamos comúnmente y mi mano se apoderó de su verga frotándole, le dije que desde el amanecer estaba cachonda y quería que me cogiera, mientras conducía le saqué la verga e inclinándome le empecé a mamar para calmar mi nerviosismo, ahora si percibía algún olor o sabor podría decirle que era de su propio pene, se puede decir que en un lapso de 10 minuto había tenido entre mis labios dos exquisitas vergas diferentes.

CONTINUARÀ