Sexo en la finca
Alex es jardinero en una casa de unos señores muy selectos. Un día, vio algo que quizás, no debió haber visto
Mi nombre es Alex, trabajo de jardinero en una finca de categoría. Y vosotr@s pensaréis: "Que bueno, al trabajar allí, te pasará de todo...". No exactamente, me paso los días de Sol a Sol, deslomándome quitando malas hierbas, para luego, encima, cobrar una miseria. No es que me apasione mi trabajo, precisamente. Encima, la señora de la casa, parece que me tuviera manía. Siempre mirando con unos aires de grandeza, totalmente imposibles de aguantar. Por no hablar de su marido, que es aún peor.
Pero, un día, todo cambió por completo. Recuerdo que Bob, el marido había salido temprano a hacer unos papeles, y, según pude escuchar, le dijo a Melissa, su esposa, que llegaría bastante tarde. Yo estaba a lo mío, aburriéndome como una ostra, cortando unos rosales, cuándo escuché una conversación.
-Ven por aquí, cielo, mi marido no llegará hasta tarde. Te lo prometo.
-Pero, Meli, si nos pilla, me cortará la pelotas. Y con razón.
-Trata de relajarte.
Estaba agachado, entre los rosales, cuándo vi entrar a la señora de la casa, con un tipo, que no debía pasar de los veinte años... Le sentó en una tumbona. El llevaba un ridículo bañador de flores, y, Melissa, un bikini negro.
-Voy a refrescarme ahí- Dijo ella, señalando una pequeña ducha que había junto a la piscina - ¿Vienes?
-Prefiero esperarte aquí.
Se dirigió a la ducha, mirando de reojo al joven, que, confuso, miraba alrededor. Normal, yo también estaría atento por si viene el marido despechado. Porque allí olía cuernos que tiraba para atrás. Vaya, parece que, después de todo, hoy iba a ser el primer día en el que pasaría algo interesante.
-Ufff - Dijo Meli, tumbándose con el joven - Me he quedado como nueva.
Las diminutas gotas recorrían su cuello, hasta bajar por el canalillo. Tenía unas buenas tetas, a pesar de la edad que tenía.
-¿Sabes? Esto parece la típica escena de una película porno - Le dijo al chico - Ahora es cuándo los dos nos pondríamos a follar como cosacos en esta tumbona.
Dicho esto, entró a trapo. Se quitó la parte de arriba del bikini, dejando al aire sus pechos perfectos.
-¿Crees que me tengo que operar del pecho?
-¿Eh? Bueno... Creo que...
El pobre chico no sabía donde meterse. Y, mi entrepierna tampoco, por lo que se veía.
-Le he dicho a Bob que preferiría hacerlo, pero él dice que lo tengo perfecto, ¿qué opinas?
Agarró una mano del muchacho, y la llevó a una de sus bien puestas tetas.
-La verdad... Están muy bien.
-Gracias. Me siento mucho mejor, sabiendo tu opinión. Me voy al agua - Dijo, lanzándole un beso.
"Será calientabraguetas..." - Pensé - "Ahora ese tio tiene que tener la polla que se le sale del bañador."
Me quedé blanco cuándo, ni corto ni perezoso, se sacó el pene del bañador, y comenzó a masturbarse. Ahí, en una finca que ni siquiera era suya. Miré a Melissa; seguía bañándose, ajena al espectáculo de su invitado. La calientabraguetas y el pervertido; buen titulo para una película porno. Como no me apetecía nada, ver a un tipo masturbándose, seguí a lo mío.
Pero poco duró. Cinco minutos más tarde, escuché gritos.
-¿¿Pero cómo te atreves?? Esto es una finca de categoría. Se lo pienso decir a mi marido, asqueroso.
Levanté la mirada como un resorte. Le había pillado. Normal... A quien se le ocurre... El pene del tipo, seguía al aire, empalmadísimo.
-Lo siento, Meli... Me pudo el instinto animal... No se lo digas a tu marido, por favor.
Ella lo fulminó con la mirada. Si algo tenía la dueña de aquella finca, es que era muy, muy seria.
-Mira... - Dijo, aparentemente calmada - Vamos a hacer una cosa... He visto que tu armamento es bastante aceptable. Si me follas, no le diré nada a Bob.
-No... Si yo...
-¿Qué? - Dijo, muy seria, mientras se quitaba la parte de arriba del bañador - ¿No te resultan apetecibles?
-....
-Ven, toma leche de mamá.
Le acercó la boca a uno de sus pezones. El succionó con vergüenza, mientras mi polla amenazaba con salirse del bañador.
-Mama de mí, tesoro.
Melissa, se llevó una mano debajo de la braguita del bikini, y comenzó a masturbarse...
-Vamos, mi niño. Toma leche de mis pezoncitos.
Ese vocabulario de Melissa, era impropio de ella. Me estaba excitando muchísimo.
-Me encanta - Respondió él, lamiendo los pezones, mientras seguía masturbándose.
-Quiero que me folles en esta tumbona. No aguanto más.
Melissa se tumbó haciendo a un lado la parte de abajo del bikini. No pude ver como llevaba el coño.... Ojalá que rasurado. Con este pensamiento, me saqué la polla y comencé a masturbarme.
-Fóllame, Mike. Dámelo todo.
Mike, apuntó su pene y comenzó a embestirla, primero lentamente, para después ir acelerando.
"Qué cabrón. Se la está follando como un salvaje".
Los gemidos de Melissa, resonaban por todo el patio. Me pregunté si los vecinos podrían oírla, y eso me excitó muchísimo más.
-Que linda rajita tienes, Melissa.
-Haz que me corra, cabrón - Respondió ella, mientras se tocaba los grandes senos.
Si seguían así, el que acabaría corriéndose, sería yo.
-Quiero que te corras, Meli. Quiero ver como tus flujos empapan la tumbona.
Esta frase, excitó de sobremanera a la señora de la casa. Soltó un gemido que parecía no tener fin.
"Qué buena zorra" - Pensé.
-Me corro, pon tu boquita.
Meli se agachó, y continuando con su masturbación, recibió una buena dosis de semen en su cara. Mi polla también estaba a punto de estallar... Pero un contratiempo, hizo detenerme en seco.
-¡¿Qué coño está pasando aquí?!
Bob entró como una exhalación en la finca. Todo lo contrario de mi semen, que, en ese momento "regó" las plantas que había debajo de mí.
El resto: Gritos, insultos e improperios, para que, al final, el chico acabara siendo echado de la finca a patadas.