Sexo en la facultad de ciencias del deporte. Cap.1

Alex es un chico de universitario de 20 años que follará (o al menos lo intentará) más que estudiar.

Abro la puerta de los vestuarios principales de la universidad y me encuentro a Jose. No me dirige ni siquiera la palabra, creo que ni sabe de mi existencia. Pero yo os aseguro que si se de la suya.

Acaba de salir de la ducha y rápidamente se coloca una toalla blanca al final de la cintura dejando ver parte de sus ingles depiladas. Se aprecia un buen bulto. No puedo dejar de mirarlo. Intento disimular mi erección lo mejor puedo. Coge una toalla mas pequeña y se seca con energía su cabeza rapada al uno. Puedo observar fácilmente que  con cada movimiento de brazos, su gran polla, escondida a mi pesar por esa maldita toalla, se mueve fuertemente como el badajo de una gran campana. Creo que esta circuncidado, nunca he podido ver su verga, pero se puede apreciar su gran capullo gracias a la humedad de la toalla. Me hago el tonto y empiezo a sacar el jabón la toalla y la ropa limpia lentamente para seguir disfrutando del espectáculo. Coge sus boxers de Calvin Klein y se los pone sin quitarse la toalla. Otra vez me quedo sin verla pero no pierdo la esperanza. Tira la toalla al suelo y confirmo que ese bulto es algo sobrenatural. No puedo para de mirar su cuerpo. Tiene unos ojos negros como el carbón que te penetran tan solo al cruzar la mirada, unos labios bien carnosos, una piel dorada por el sol. Pero lo que de verdad me encanta son sus pectorales y esos abdominales tan bien definidos que acaban formando una preciosa uve al llegar a la ingle. Es simplemente perfecto.

Se da la vuelta para coger su mochila de deportes, se da cuenta que esta debajo del banco. Se pone de cuclillas para cogerla y baja de golpe el bóxer casi hasta la mitad de su perfecto culo casi negro por su tono de piel oscuro. Menudo culazo tiene. Es completamente simétrico, no se aprecia ni una estría, parece un melocotón. Me cuesta contenerme y no lanzarme a morderlo. Se levanta deprisa y se golpea la rodilla al subir. Siento un corto gemido y un duro  joder salir de se boca. Tiene una voz profunda, una voz de hombre duro, ¿Quién diría que tenemos tan solo veinte años? Se pone una camiseta de Addidas negra, le queda ajustada y se marcan sus pequeños pezones. Se pone un pantalón corto, también negro, que le llega por la mitad del definido y casi perfecto muslo que tiene. Se sienta a mi lado para ponerse las zapatillas y rápidamente cojo mi ropa y la pongo sobre mis piernas para disimular mi gran erección. Mi polla sobresalía ya del apretado slip que llevaba. Respiro hondo, casi me pilla. Puedo apreciar el olor de su desodorante, cada vez me caliento más. Se levanta, coge su bolsa y se va.

Me quedo solo en el vestuario. Tan solo se oye mi agitada respiración que al fin puedo liberar. No puedo entender esa loca obsesión que siento por él, bueno si puedo, está demasiado bueno. Me quito las zapatillas y las guardo en la bolsa, salen de ellas un olor casi insoportable, hemos hecho una prueba muy dura en clase. Me quito los pantalones cortos y salen a la luz mis delgadas pero definidas piernas. Están llenas de pelos, me tengo que depilar, lo sé. Me doy cuenta de que mi polla ha escapado completamente del slip y se puede apreciar mi gran tronco blanco y mi gran capullo rosado. Me quito los calzoncillos de un golpe y noto como mi polla choca contra mis delgados abdominales tapados por mi camiseta blanca de Nike. Se escucha un golpe seco. Noto como la sangre llena al completo mi verga venosa y gorda. Siento sus palpitaciones. No me puedo quejar, la tengo grande, 17 cm no están mal, pero creo que la de Jose es mayor. A diferencia de él yo no estoy circuncidado, y eso me hace disfrutar mucho cuando me pajeo. Todo el bello que tengo en las piernas va ascendido hasta llegar a mis inglés, donde se convierte en un oscuro bosque, sigue subiendo, pero más tímidamente, dejando tan solo un fino carril en los últimos abdominales hasta llegar a mi ombligo, donde prácticamente desaparece. El olor que sale de mis axilas me golpea fuertemente, esto hace que coja la toalla y las chanclas y me vaya corriendo a la ducha.

De camino puedo observar mi rostro en el espejo. Me encantan mis ojos verde oscuro y mi largo tupé. Las facciones de mi cara son simétricas. Tengo unos labios carnosos, una nariz respingona, unas orejas pequeñas. Se puede apreciar como mi bello facial comienza a salir, pero tímidamente. Todo el mundo me dice que todavía conservo mi rostro infantil, pero me gusta. Me da un toque diferente y muchos se sorprenden cuando les digo mi edad. Mi altura es lo que más me gusta de mi cuerpo. Un metro con ochenta y cinco centímetros, siempre me han puesto los tíos altos. Me pongo las chanclas y entro a la ducha.

Estoy muy caliente, creo que puedo correrme sin tan solo tocarme de lo excitado que estoy. Le doy al agua y apoyo mis brazos en la pared. Un gran chorro de agua fría cae del grifo y recorre desde mi cabeza hasta la raja de mi pequeño culo peludo. Un grito seco sale de mi garganta. Hace que me olvide por un momento de todo lo que mis ojos han visto y que la erección comience a bajar. Mi polla se queda morcillona. El agua comienza a calentarse. Cojo el gel y comienzo a enjabonarme cuidadosa y lentamente cada parte de mi cuerpo. Comienzo por la cabeza y voy bajando progresivamente. Estoy un rato lavándome bien las axilas para acabar con ese fuerte olor. Bajo hasta mi pecho y abdominales, doy una pasada rápida. Cojo más gel y me enjabono bien el culo. Sin darme cuenta he llegado hasta mis grandes huevos, son como dos huevos de gallina bien peludos y siempre están colgones, eso me encanta. Me lavo la polla, hecho el prepucio para atrás y me enjabono bien el capullo. Me produce una sensación de cosquilleo. Meto el cuerpo debajo del chorro de agua caliente, cierro los ojos y dejo que mi torso se aclare por si solo.

De repente se me viene la imagen de Jose a la cabeza. Noto como mi polla va hinchándose cada vez mas y como mi prepucio va echándose para atrás rápidamente. Mi capullo choca contra mi ombligo e involuntariamente abro los ojos. Agarro toda mi verga con la mano derecha y empiezo a sacudir rápidamente. Se escucha el eco en todo el vestuario de mis huevos y mi polla rebotando. El prepucio sube y baja a una velocidad asombrosa. Noto como poco a poco me van temblando más las piernas y mi respiración cada vez es más rápida y profunda. Se corta el agua. Cambio de mano, ahora le toca a la izquierda. El ritmo es cada vez más y mas rápido y la mano derecha va directamente a mi estrecho y peludo ano virgen. Hago un tímido esfuerzo por introducir un dedo, pero me es imposible, renuncio. Mi mano casi no puede apreciarse con la velocidad a la que es movida. Para de golpe y respiro. Me escupo en las manos y cojo mi polla fuertemente con las dos manos. El capullo se infla el doble por la gran presión que ejerzo. Comienzo a pajearme muy duro. Empieza a tirarme el frenillo por la fuerza de mis envestidas, pero eso me gusta más todavía. Noto como todo mi cuerpo se aprieta. Mis testículos se contraen de golpe y de repente reposan. Con dos grandes embestidas finales, dejando mi glande totalmente fuera y mi frenillo estirado al máximo, cinco chorros de lefa espesos se pegan a la pared delantera de la ducha. Cada chorro crea un fuerte sonido que provoca eco en el vestuario. Dejo a mi polla descansar y paso mis manos por la cara intentando recuperarme lo más rápido posible. Me encanta el olor a corrida que se queda en mis mano después de pajearme. Pulso el botón del grifo y me doy la última enjabonada  para limpiarme después de ese pedazo de paja. No quito las manchas de semen, que disfrute de las vistas el siguiente que entre.

Me seco y me visto en un suspiro, llego tarde a casa y tengo que pagar al casero. Mañana será otro día.

CONTINUARÁ…

Espero que os guste la historia. Hace mucho que no escribía y se me ha vuelto a despertar el gusanillo. Comenten por favor, me ayudaría a mejorar. Gracias!!!

Alex20A