Sexo en la Costa Tropical (2ª parte y última)
En el sexo no importa la edad, solo el deseo de buscar en recibir y dar placer a gente de buena condición, fue una experiencia que nos hizo buscar a Conchi y a mi nuevos entornos, nuevos lugares, nuevas atracciones y sobre todo buscando el morbo en cualquier sitio, bajo cualquier condición.
Llegamos al hotel cansados pero no rendidos. Mi mujer se echó en la cama boca arriba con el kimono playero desabrochado enseñándome su precioso coño sin lavar todavía de la follada de la noche.
Y el Bikini? Le pregunté, en el bolso cariño me contestó Conchi, todavía tienes la corrida de Carlos, pues si!!!!
Le abrí las piernas y empecé a lamerlo desesperado, perforándole con mi lengua el coño y su ano, mordisqueándole el clítoris que tanto le gusta, hasta que empezó a chorrear sus fluidos en mi boca, y empecé a empalmarme de nuevo, queriendo entrar en su cuerpo, hasta que se la metí en su boca, haciendo un ansiado 69.
Notaba sus movimientos de pubis sincronizados con mi boca hasta que percibí otra corrida más de Conchi, yo intentaba también que su boca se llenara de semen que tanto le gusta, descargándole hasta la última gota y vaciándome por completo hasta que la leche le salió por la comisura de sus labios.
Nos suele pasar, después de una noche loca los recuerdos recientes de pasión y desenfreno sexual nos hacen retener vivos en la memoria momentos que nos excitan y acabamos follando como tiene que ser.
Dos días después almorzando, le prepuse a Conchi ir a una playa nudista no lejos de Almuñecar, ella como siempre me dice a cazar, pues si ya sea pescado o carne y empecé a reírme.
Llegamos a la habitación y ella se puso una ropita cortita de playa de color blanca, y se pintó su carita como si fuera a salir de fiesta, yo la miré y le dije me encanta cuando te vistes de zorrita. Al salir de la habitación y en al trasluz me di cuenta que no llevaba traje de baño, iba completamente desnuda enseñando todo su cuerpo, para comerla a trocitos pensé.
Llegamos a la playa nudista de Catarrijan a eso de las seis de la tarde, el día era de esos típicos de Septiembre que soplaba un poquito de viento, y cuando bajamos a la orilla del mar se notaba más el aire. Poca gente me dijo mi mujer había unos cuantos textiles pero unos metros más allá vimos ya gente desnuda, nos adentramos todo lo que pudimos y nos colocamos en una especie de cueva retirado de la orilla de la playa, y frecuentado por dos chicas y un señor bastante mayor que nosotros.
Observamos que en la orilla de la playa entre dos sombrillas apoyadas había movimiento, mientras algunas personas recogían para irse de la playa porque el aire era cada vez más desagradable, entre tanto las dos chicas que estaban cerca nuestra, a escasos 4 o 5 metros se empezaron a besar y a tocarse, levantando el señor mayor la cabeza y poniéndose en una postura mejor para ver a las chicas como se besaban y tocaban, lo cual provocó que las chicas dejaran su faena por el intruso que las observaba que no era de su agrado.
Conchi decidió remojarse las piernas en la playa y me invitó a que la acompañara, yo le dije que no, se levantó de la toalla y se dirigió a la orilla, desnuda con un culo precioso la iba observando, cuando eché la vista al hombre mayor, vi que se incorporó también y no dejaba de dirigirse su mirada a mi mujer, al momento también caminó hacia la playa, dejándonos a las dos chicas y a mí en ese lugar que daba riendas sueltas a cualquier fantasía sexual.
Lo más curioso es que las chicas se levantaron y recogieron sus cosas, le pregunté con voz melosa os vais, una de ella me respondió si!!!!, estamos cansadas de ser observadas y no dejarnos tranquila, señalando al hombre mayor. Lleva toda la tarde provocándonos y le hemos dicho que no se nos apetece nada con él, y el insistiendo. Yo le contesté un pesado que no sabe comportarse, la otra chica mientras seguía recogiendo decía, vamos y un tío viejo con 63 años que nos ha contado su vida y que vive cerca de aquí.
Al mismo tiempo que se iban las chicas, Conchi volvía de la playa. Que has visto? le pregunté , se echó a reír, en aquellas sombrillas hay dos tíos liados, y el hombre que está aquí me ha dicho que soy preciosa y que tengo un cuerpo divino. Yo le conté lo que me habían dicho las chicas, y Conchi pues el hombre no está nada mal tiene una polla increíble, verás cuando venga hacia aquí. Te ha gustado a ti? Si!!! me contestó secamente mi mujer.
Al llegar Rodrigo que así se llamaba, el agua está bastante fría nos dijo, era verdad tenía una polla increíble con razón a Conchi le había gustado, y a mí también.
Si!!! contestó Conchi esta fría, sacó un cigarrillo y nos invitó a fumar, no gracias contesté y Conchi sin cortarse, nosotros fumamos otras cosas jajajajajaja, que provocación por parte de mi mujer, así que el tío caliente que estaba, le contestó pues yo te puedo dar otra cosa para que te la fumes, tocándose su polla. Conchi respondió tendrá que ser a los dos.
No me gustan los hombres pero si él quiere puede fumar también. Por lo que entiendo que sois bisexuales, mi mujer también lo es, vivo cerca de aquí si queréis conocerla?. Conchi le contestó que por nosotros encantando, y le invitó a que se sentara , el cogió su toalla y se puso en medio de los dos, se tumbó y empezó a masturbarse, era tremenda su polla, depilada, un capullo bien formado y un tronco gordo, que podía tener los 25 cm en erección.
Lo observamos cómo se masturbaba al lado nuestro, pero no conseguía una erección, la seguía teniendo cerullona pero bien gorda y con un tamaño considerable. Conchi le ayudo a masturbarle y él quería magrear a mi mujer pero no alcanzaba su mano, hasta que conchi le arrimó el culo y empezó a sobarlo y a meterle un dedo en el ano, que se lo metía y sacaba despacito.
Conchi me miró y me insinuó con la mirada que se la chupara al tío, yo obedecí, mi boca no era capaz de engullir aquel nabo, pero mi lengua hizo que aquello empezara a crecer más, hasta que Conchi me retiro mi boca de su polla y empezó ella a mamársela, deseosa, con ahínco, saboreando su capullo, pasando su lengua por el tronco de aquel aparato que estaba en perfecto estado de erección.
Conchi le puso el coño a Roberto en la boca para que lo lubricara bien, él le cogió el lindo culo de mi mujer y observé como le mordisqueaba el clítoris….me puso muy cachondo, mientras que ella no dejaba de saborear esa polla tan deliciosa y tan inmensa.
Follatelo zorrita le dije a Conchi, pero ella estaba disfrutando de esa polla, mientras que Roberto le comía el coño, yo parecía que estaba de espectador, pero también gozando de vez tan cerca, en primer plano como disfrutaban mi mujer y este hombre desconocido.
Conchi dejó de mamarle y me pidió que yo le pusiera un preservativo, y así lo hice, empecé a chupársela nuevamente y con mi boca logré taparle su capullo con el preservativo y empecé a bajárselo con la mano hasta llegar a la mitad de su polla.
Ella se sentó en lo alto de aquel miembro y empezó a metérsela por el coño, despacito hasta que suspiró cuando se la clavo toda, llevando un ritmo lento para que no le hiciera daño aquella polla, hasta que su coño estuvo bien lubricado y empezó a cabalgarlo más deprisa, mientras yo le lamía sus genitales y el tronco de su polla que quedaba libre. Fue impresionante como aquella polla tan grande lograba clavársela a mi mujer, hasta que chilló de placer como una gata en celo, el no tardó mucho en correrse, llenando el preservativo de leche espesa.
Al quitarse mi mujer encima de aquel pollón yo le quité el preservativo y entre los dos nos encargamos de limpiarle bien el sable con nuestras bocas, dejando su polla limpia y aún todavía cerullona.
Nos dirigimos los tres a la casa de Roberto, él iba el primero con un todo terreno y nosotros detrás con nuestro coche. Conchi iba bien follada y sin ganas de hablar, yo en cambio iba deseoso de llegar aquella casa y follar entre todos. No tardamos en llegar a un chalet cerca de un pueblo. Roberto se bajó desnudo de su coche, y nosotros igual.
Al abrir la puerta nos encontramos con una mujer muy hermosa, de unos 50 años pero muy bien conservados, desnuda totalmente y una sonrisa suspicaz al ver que su marido no venía solo.
Ya decía que tardabas mucho cielo, le dijo su mujer, nos saludamos y ellas empezaron a conectar bastante bien. Irene que así se llamaba tenía un buen cuerpo, con unas tetas bastante considerables y el coño algo peludo, de piel morena y pelo castaño. Conchi quería ducharse y le acompañó Irene. Nos sentamos los tres en distinto sillones en un comedor típico de una casa de campo, y empezamos hablar hasta que llegó Conchi de la ducha, nos invitaron a tomar algo y poco después nos sacaron algo para comer.
Irene nos dijo que nos quedáramos esa noche allí, le dijimos que nos era imposible que dejábamos el hotel al día siguiente y preferíamos dormir allí, lo entendieron perfectamente.
Ya llevamos más de una hora en la casa y no se arrancaba nadie, hasta que Roberto se levantó y nos invitó a entrar en una habitación, al encender la luz vimos que era una cama completamente redonda, amplia, Conchi se quedó maravillada y se tendió en la cama boca arriba al tiempo que Irene le abría las piernas y empezó a masturbarla.
Le masturbaba su clítoris con el dedo pulgar describiendo círculos mientras que con la otra mano le penetraba dos dedos que los hundía en el coño de Conchi. Irene miraba a Roberto y sonriéndole le dijo me has traído un yogurín, seguro que te la has follado en la playa. Roberto le dijo que le había echado un buen polvo con el permiso de ella y de su marido.
Me puso tan cachondo esa expresión y la forma de decirlo que me acerqué a mamarle la polla nuevamente a Roberto, mientras que Irene me veía, exclamó que morbo!!!! me estoy poniendo muy cachonda y dejó de masturbar a Conchi con los dedos y empezó a comerle el coño con su boca.
Yo seguía mamándosela a Roberto que me cogía la cabeza, la tenía cerullona pero no erecta, era normal hacia dos horas que se había follado a mi mujer y todavía no la tenía a punto.
Conchi estaba totalmente excitada con la comida de coño que le estaba dando Irene, hasta que dejó su coño bien abierto y pasó a besarla en la boca dándose sus lenguas las dos chicas, entretanto Roberto me quitó la polla de mi boca, y puso las piernas de Conchi en sus hombros y empezó a comerle el coño que lo había dejado Irene chorreando, yo en cambió vi como el culo de Irene estaba en pompa mientras besaba a mi mujer, le pasé la mano y estaba muy jugoso le perforé un dedo por el coño y por el culo para lubricarlo mejor y empecé a follarme a esta buena señora madura, de una forma efusiva dándole palmaditas en su culo que la aceptaba con agrado, la bombeaba eufóricamente, perforándole su coño y su culo simultáneamente que le encantaba.
Empecé a bajar el ritmo para no correrme y dejé de penetrarla, a ella no le hizo mucha gracia. Se echó en lo alto de mi mujer para hacer un 69 apartando a su marido del coño de Conchi, Roberto y yo nos quedamos observando como disfrutaban, él se echó boca arriba al lado de Conchi y me indicó con una voz entrecortada chúpamela maricón!!!!, me excitó escucharlo y obedecí, empecé a mamársela hasta que vi que empezaba su polla a coger su tamaño en erección.
Las dos ninfas seguían disfrutando de sus jugos, Roberto empalmado de mi chupada apartó la boca de su mujer del coño de la mía, y empezó a penetrarla Conchi se quejó al principio de la penetración salvaje que le hizo con esa gran polla, le puso otra vez las piernas encima de su hombro y la bombeaba no muy deprisa, pero si le metía los 25 cm de polla y gorda que tenía, mi mujer gemía como loca.
Yo me puse tendido en la cama para que Irene se echara en lo alto y me follara, como así hizo, veía las dos caras la de Irene que abría la boca y me miraba con esa cara de madura cachonda, y la de mi mujer que estamos juntos los dos tendidos y nos besamos mientras que el viejo la follaba y yo me follaba a su mujer. Conchi y yo nos intercambiamos nuestras lenguas y me susurraba “este me va a partir con esa pedazo de polla, disfrútala le decía yo, y ella me contestaba “eso estoy haciendo”.
Roberto dejó de follarse a mi mujer, que la dejó escocía y corrida, se puso a la altura del culo de Irene la empujo hacia delante y la penetró por el culo, mientras yo seguía follándomela por su coño.
Irene tenía sus agujeros bastante bien dilatados y no se quejaba cuando su marido se la estaba follando por el ano. Roberto dio un chillido que me corro, y saco la polla del culo de su mujer para que la mía bebiera de su leche. Abrió la boca Conchi y la empapó de semen toda la cara. Irene seguía cabalgándome con su cara de placer de haberse corrido bastante bien, yo aguantaba, hasta que me veía que no podía más, me retiré del coño de ella me quité el preservativo y penetré a mi mujer viendo como seguía teniendo la corrida del viejo en la cara, hasta que me vacié por completo.
Nos quedamos rendidos en la cama y ellas empezaron a lamerse de nuevo saboreando las dos nuestros líquidos que estaban por todo sus cuerpos.
Al día siguiente recogimos nuestras pertenencias y nos fuimos para nuestra casa, Nos vamos bien follados le dije a mi mujer, voy muy saciada, me contestó. Al llegar a nuestro domicilio y los dos solos hablando de nuestra situación sexual, pusimos nuevas reglas y normas, que no era otra cosa que buscar nuevas experiencias sexualmente que no habíamos realizados hasta entonces, es decir buscar momentos con personas sin importar edad, color o condición. Experiencias que narraremos próximamente.