Sexo en el probador – 2

Seguimos follando dentro del probador….

Me levanté del suelo y obligué Andrea a ponerse a cuatro patas. Al hacerlo vi que todavía le goteaba el coño y eso hizo que me calentará aún más. Sin avisarla, me agaché detrás de ella y le metí la polla de un solo golpe, Andrea gimió y giró su cabeza para verme, pero a la segunda vez que se la metí, volvió a girar su cabeza y empezó a gemir. Le dije que si no quería que se enterara toda la tienda, hiciera el favor de no hacer ruido y la muy puta (porque no tiene otro nombre) volvió a gemir pero más alto que la vez anterior. Entonces la tape la boca con una de mis manos y con la otra le manoseaba sus tetas. Andrea se vuelve loca cuando estando a cuatro patas, le toco las tetas y le rozo su clítoris.

Seguía follándomela sin parar cuando por la megafonía del centro comercial nos informaron que en quince minutos se cerrarían las tiendas; por tanto, para no quedarnos a medías seguí follándome a mi mujer, cada vez lo hacía más rápido y se la metía más adentro. Notaba como Andrea cada vez estaba más mojada y como cada vez pegaba más su culo contra mis caderas, estaba a punto de correrse.

Seguíamos follando sin parar cuando escuchamos como se bajaban las puertas metálicas de la tienda, Andrea y yo paramos de golpe y nos quedamos de piedra porque no sabíamos que hacer, yo me levanté de golpe e iba a salir del probador cuando Andrea me dijo que no la dejara así que estaba a punto de correrse, como buen marido que soy volví a ponerme detrás de ella y se la volví a meter de golpe.

Andrea estaba como loca, ella misma se tocaba los pechos con una mano y con la otra se frotaba el clítoris sin parar, y yo mientras la sujetaba por las caderas (ni que se fuera a escapar, jajaja). Seguía penetrándola cuando me pareció escuchar un ruido, paré de golpe y Andrea se giró para preguntarme qué pasaba, pero como no escuché nada más volví a metérsela de golpe.

Entonces giré la cabeza y vi algo que me dejó muy sorprendido, la dependienta de la tienda estaba en el probador que teníamos delante nuestro y por el reflejo del espejo nos estaba mirando, aquello me calentó más y se la clavé a Andrea más fuerte, ella giró su cabeza y me preguntó si estaba a punto de correrme, le respondí que todavía no y lo que me pasaba es que me ponía muy cachondo que nos vieran follar y que vieran lo zorra que podía llegar a ser su mujer. Andrea parecía no entender nada de lo que le decía y entonces le expliqué lo que sucedía y para mi sorpresa empezó a mover su culo. Le pregunté si estaba cachonda y me contestó que mucho, y escuchamos como alguien decía: “-yo también estoy cachonda”.

Andrea corrió la cortina y nos quedamos los dos alucinados, la dependienta de la tienda estaba en el probador que teníamos delante, sentada en la silla y con las piernas abiertas haciéndose una paja.

Le preguntamos si le gustaba lo que veía y que si se quería unir a nosotros y la dependienta (que se llamaba Vero) nos respondió que le gustaba mucho lo que estaba viendo pero que prefería mirar. Andrea le dijo que siguiera metiéndose los dedos que eso la ponía muy cachonda y la chica se ensalivó los dedos y empezó a metérselos por el coño y con la otra mano se acariciaba las tetas.

Andrea empezó a mover las caderas y yo empecé a moverme adelante y atrás, la sujeté fuerte de sus caderas y se la clavaba lo más rápido y lo más hondo que podía. Andrea se estaba acariciando el clítoris y mientras miraba la chica. La verdad es que no sé que le gustaba más: si la chica que tenía delante haciéndose una paja o como me la estaba follando yo.

La dependiente empezó a gemir que estaba a punto de correrse y Andrea me gritó que la reventara y que me corriera que ella estaba a punto de hacerlo, la sujeté fuerte y empecé un mete-saca tan rápido como podía, hasta que noté que iba a correrme. Entonces avisé a Andrea y me dijo que siguiera, empecé a correrme dentro del coño de Andrea y empezó a gritar de gusto porque ella también se estaba corriendo, y de fondo los gritos de la dependienta que nos hacía saber que ella también lo estaba haciendo.

Después de corrernos todos, Andrea y yo nos vestimos y cuando salimos del probador y nos dirigíamos la caja a pagar, la dependienta nos dijo que nos regalaba los conjuntos de ropa interior y nos daba las gracias por el bonito espectáculo que le habíamos dado y que volviéramos cuando quisiéramos.

Le dimos las gracias, nos despedimos de ella y le dijimos que dentro de poco volveríamos.

CONTINUARÁ….