Sexo en el parque
Un encuentro caliente en un lugar publico
Hola amigos. Soy un nuevo miembro en este fórum y este es mi primer relato. Es una historia real que sucedió ya hace muchos años, en Londres, donde resido. He decidido contarla porque fue unos de los mejores y más excitantes encuentros sexuales que jamás he tenido.
Yo tenía entonces 27 años y trabajaba como mozo de maletas en un hotel, donde había bastantes chicos guapos, algunos abiertamente gais. Yo estaba totalmente colado por un camarero polaco, rubio, de ojos azules y guapísimo, parecía uno de estos actores de Bel Ami o Staxus. Un día coincidí con él en las duchas al terminar nuestro turno, y al verlo desnudo casi se me puso tiesa. Además el muchacho era bastante camp (amanerado), pero de ese tipo de gais sofisticados que nunca miran dos veces a un tío de aspecto ordinario como yo. No soy feo pero tampoco soy un Adonis, no uso ropa de marca, no me corto el pelo a la moda y no me ajusto a ningún estereotipo gay. Soy y actúo totalmente normal. Cualquiera que me vea por la calle jamás se imaginaría que me gusta que me den por el culo. Yo no niego lo que soy, pero tampoco lo voy anunciando por ahí.
Bueno, por dónde íbamos?...
Un día llegó al hotel un chico que era refugiado de la guerra civil que destrozó Yugoslavia, y empezó a trabajar limpiando habitaciones. Era un crio de no más de 19-20 años, guapo como él solo y que se veía a la milla que era gai. Yo me cegué totalmente con él, y me hice su amigo. Un día le propuse irnos a tomar una copa en nuestro día libre porque quería estar a solas con él y tantearlo, y para mi enorme sorpresa y satisfacción, él acepto. Nos reunimos la tarde siguiente, nos tomamos una cerveza, y fui directo al grano. El chaval no era tonto y respondió bien. Nos fuimos al parque de Saint James enfrente del palacio de Buckingham. Ya estaba oscuro, porque en Londres en invierno anochece a las cuatro y media de la tarde. Nos metimos entre los arbustos y nos bajamos los pantalones. Él tenía una polla enorme, y la mía mide 18 centímetros cuando se pone tiesa, pero él me superaba, yo nunca había visto nada igual. Se la mamé allí mismo, y la gente pasando solo a unos metros de distancia. Cuando ya estaba a punto de correrse la solté y lo rematé con la mano. Luego me la chupó él a mí hasta que me corrí también. Él quería follarme y yo lo deseaba, pero no teníamos condones y yo jamás he querido arriesgarme. Fue la única decepción de aquel encuentro. Le propuse volver a reunirnos otro día, pero nunca ocurrió. Poco después yo me fui de aquel hotel y cambié de empleo y nunca más volví a ver a
aquel chico.
Otro día contaré mi aventura con un chico bisexual que conocí en un pub y que tenía novia, y de lo que hicimos en los lavabos de un MacDonalds.