Sexo en el Paraíso (3 de 3)

Eva, vive una serie de experiencias de seso fuerte y algunos tormentos sobre su cuerpo. Manuel y sus amigos la ignoran. Y ella decide quedarse con el director, después de haber firmado un contrato muy jugoso. Espero qué esta parte final os guste aún más. Un beso. Sandra Raquel.

Sexo en el Paraíso (3 de 3)

Caminó del brazo de Manuel hasta el final, en donde había otra puerta de madera maciza y de color negro. Eva no dijo palabra alguna y nada más abrir la puerta Manuel, Eva pudo contemplar una mazmorra con toda clase de aparatos de tortura, iluminada solamente con algunas antorchas y braseros con ascuas al rojo vivo y qué despedían un fuerte calor.

  • Muy bien Eva, desnúdate del todo. Ahora mismo. Te colocaré un collar, unas pulseras y unas tobilleras. Y después te haré muchas fotos en cada aparato de tormento y de diferentes posturas.

Eva, se quedó alhelada al escuchar cuánto le acababa de decir Manuel. No la disgustaba la idea para nada y sentía su vulva humedecerse por momentos. Y sin darse cuenta se desnudó del todo y se dejó poner los aros en cuello, muñecas y tobillos, mientras sus ojos zigzagueaban por cada aparato de la mazmorra.

  • Manuel, ufffff...este lugar es genial. Da pánico, pero me siento cómo transportada a otro universo. Igual qué me decías. Uy, pero qué digo. No se lo qué digo. Bueno, sácame guapa, vale?.

  • Eva, tu nunca podrás salir mal.

  • Manuel, mira hay látigos también. Uy, podrías azotarme con algunos y después hacerme fotos estando atada y azotada. No te parece?.

  • Es una idea genial. Mañana le pedimos a Lolo que te aplique la pomada y listas las marcas, si. Pero además pondré la cámara en modo grabación y así tendremos una serie de películas que nos harán volar de placer, cada vez que las contemplemos. A qué es genial, Eva?.

  • Si, sí qué lo es Manuel. Venga elige un aparato y llévame al mismo a base malos tratos. Uy, me estoy mojando demasiado.

  • Jajajajaja......A qué la sorpresa esta, merecía la pena esperar?.

  • Totalmente, gracias amor. Eres un tesoro. Ah y si vas a grabar, también lo podrás hacer mientras me follas, verdad?.

  • Claro que si, Todo de todo. Tengo 20 tarjetas de 32 Gb cada una. Tenemos para unas cuantas horas ininterrumpidas.

  • Genial. Soy tu esclava. Castiga a esta zorra infiel.

Manuel, colocó la cámara sobre un trípode y se desnudó completamente posando con su polla tiesa delante de la cámara, mientras sujetaba del pelo a Eva, que puso cara de compungida para darle mayor efecto a la grabación.

Fue atada a una cruz de San Andrés y Manuel, comenzó por azotarla suavemente el vientre y los muslos, mientras Eva se contenía ahogando los gemidos. Manuel, fue aumentando la dureza de los latigazos en sus costados y vientre, sin apenas rozarla los muslos y menos aún las tetas inflamadas de deseo.

Eva, a veces resoplaba y otras soltaba un pequeño ay, pero sin gritar. Manuel la veía maravillosamente sensual y cruzada de finas líneas rojizas que la hacían aún más atractiva.

Paró unos instantes, para interesarse por ella.

  • Eva, qué tal lo soportas?. Va todo bien?.

  • Si, Manuel. Todo perfecto. Puedes azotarme ya más fuerte, me gusta sentirme así. Nunca hubiese imaginado semejantes sensaciones.

  • Está bien, te azotaré un poco más fuerte en este aparato y después cambiaremos a otros.

Eva asintió y se preparó para nuevas descargas más duras, pero se sentía volar de placer. Y deseaba gritar a los cuatro vientos, que necesitaba ser azotada sin piedad. Pero prudentemente, se mantuvo callada.

Manuel, volvió a la carga y la asestó latigazos muy contundentes en el vientre y el pubis, haciendo que Eva gritase tímidamente de dolor, por primera vez. Jadeaba y resoplaba tras cada latigazo, pero notaba que su vagina se encharcaba por momentos.

Y aunque seguía recibiendo latigazos que la dejaban marcado el vientre y a veces los costados, deseaba que siguiera aquel castigo.

Manuel se detuvo y se acercó a Eva, para besarla y acariciarla, mientras ella jadeaba y respiraba ruidosamente. La desató y la abrazó, notando su cuerpo marcado en su piel sudorosa por el trabajo.

  • Te gusta ser azotada, verdad?.

  • Si, Manuel. Me encanta sentirme así. Ya lo vas a dejar?.

  • No, preciosa. Sólo que había pensado utilizar ese bullwhip y para ello mejor tenerte suspendida de las muñecas, para qué el látigo te envuelva bien. Te agrada la idea?.

  • Uy, si...siiiiii...genial. Vale.

Manuel la hizo dar unos pasos hasta cerca de la puerta por donde habían entrado y ancló sus pulseras a una barra horizontal que colgaba de una cadena. la hizo ascender hasta que solo las puntas de los dedos de sus pies, rozaran el suelo.

Mientras Eva se miraba las muñecas que colgaban de la barra y miraba hacia abajo para poder admirar las margas de los latigazos, la puerta de la mazmorra se abrió y entró el Director, acompañado de la Directora de atención al cliente.

Eva, se quedó abochornada y sintió que una vergüenza y rubor se apoderaba de su cuerpo desnudo, colgante y marcado de latigazos. Quiso gritar, pero algo dentro de sí misma lo impidió y aguardó acontecimientos.

  • Manuel, confío en qué todo vaya a gusto de ambos. Ya veo qué es una estupenda hembra. Puede continuar si lo desea, salvo que le incomodemos viéndole desnudo. Sí es así, díganoslo. Les presento a nuestra directora de atención al cliente.

  • Un placer señora. Le molesta mi desnudez, mientras azoto a mi mujer?.

  • Todo lo contrario Manuel, está Ud de muy buen ver. Imagino que de mejor sentir.

  • Muy agradecido directora. Mi mujer se está quedando fría y debe seguir siendo azotada. Por cierto directora, le placería azotar a mi mujer con el bullwhip?....aunque eso sí, me agradaría que lo hiciese desnuda, claro.

  • Señor director, me permitiría Ud?.

  • Por supuesto, desnúdese y azote a nuestra distinguida joven. Manuel, algún límite en la crudeza de los azotes.

Manuel miró a Eva disimuladamente y ésta hizo un gesto negativo, que él interpretó bien y respondió qué sin límite alguno.

La directora se desnudó completamente, mientras los tres la observaban en silencio y admiraron un cuerpo perfecto y musculado. Era algo más alta que Eva. Sus formas eran sensualmente lascivas y además de estar totalmente depilada, llevaba el pelo muy corto.

Tomó el látigo de manos de Manuel y tras pasarle la mano izquierda sobre la polla muy inflamada de éste, se separó un poco para que el látigo llegase con precisión.

  • Ah Manuel, observo que lo está grabando. Perfecto, perfecto. Nos serviremos una buena copa, mientras Lidia azota a su joven esposa. Desde estos sofás lo apreciaremos todo mejor, además de poder contemplar las nalgas duras y redondas de Lidia. Buena hembra también la directora y muy buena con el látigo, ya lo verá Manuel. Su mujer gritará de dolor y pedirá clemencia en breves minutos. Le aconsejaría ponerle una mordaza de bola. Así evitará morderse la lengua o tragársela.

Manuel asintió y observó cómo Lidia le colocaba una mordaza que metió en la boca de Eva, qué mirando a Manuel le hizo un gesto de agradecimiento.

Eva se sentía volar de la emoción de poder ser azotada por la directora del hotel, ante el director y el propio Manuel. Se sentía altamente humillada, pero eso al mismo tiempo la provocaba una especie de extraña excitación.

Lidia estiró el látigo en el suelo y lo descargó con precisión sobre el cuerpo de Eva, que solamente soltó un leve resoplido, mientras el látigo se enrollaba en su cintura y después Eva giraba en el aire, al tiempo que Lidia tiraba del látigo para desenroscarlo de su cintura.

Manuel, pudo apreciar la fina raya rojiza que apareció en el cuerpo de Eva, que ya había vuelto a la posición inicial.

Lidia, consciente de qué tanto Manuel como Eva debían asimilar cada latigazo, se pausaba para qué sobre todo él viese los primeros efectos.

Lanzó el segundo latigazo a la altura de las caderas, enroscando el látigo en las nalgas y el pubis, que hizo temblar a Eva, mientras giraba de la cadena de la que colgaba.

Eva se sentía muy excitada y aunque ese tipo de latigazos dolían mucho, deseaba con ansiedad que siguiera azotándola y con menos pausas.

  • Manuel, su chica es una maravilla. Me voy a quedar en pelotas o romperé el pantalón. Sólo de contemplarla, se me ha puesto la polla como una estaca.

Manuel sonrió y asintió mientras se tocaba la suya qué también estaba sedienta de sexo o de una mamada en condiciones. El director se quedó en pelotas y se volvió a sentar en el sofá mientras encendía un largo puro habano y tomaba unos sorbos de coñac.

  • Continúe Lidia y con menos pausa, la jovencita tiene cara de estar deseando algo más de rapidez, verdad que si, señorita?.

Eva asintió, algo turbada y mirando a los ojos azules de Lidia, qué sonrió y asintió a su vez, descargando otro fuerte trallazo por debajo de las tetas de Eva, que resopló pero se mantuvo firme y Lidia largó otro trallazo, esta vez a la mitad de los muslos, logrando que Eva lanzase un ligero grito, desvirtuado por la mordaza.

Lidia, probó de nuevo en los muslos, repetidas veces hasta lograr que las lágrimas de Eva afloraran de un modo continuo y fueran cayendo por su rostro, al tiempo que se estremecía de dolor y agitaba su cabeza convulsivamente.

Pero Lidia sabía, qué ahora era cuándo se debía azotar el resto del cuerpo, sobre todo las tetas y las nalgas, para que ella pudiese rabiar de dolores muy fuertes.

Y de ese modo, Eva recibió fuertes latigazos que se enroscaron en sus tetas y que la hicieron girar sin control, mientras gritaba, lloraba y se debatía ante los latigazos continuos y altamente dolorosos.

Después de otros 6 latigazos más en las tetas, el director la ordenó detenerse, diciendo:

  • Lidia, nuestro cliente Manuel creo qué está muy necesitado de una buena mamada para serenarse, así que proceda a hacerle una grata mamada, mientras yo me encargo de la señorita Eva.

  • Cómo Ud indique señor director. Será un placer agradar al cliente.

Y Manuel se sintió feliz de que por fin esa belleza llamada Lidia, fuera a hacerle una mamada, para descargar su lechada retenida.

Mientras Manuel se dejaba hacer una mamada que ya veía como grandiosa, el director se acercó hasta Eva y colocando las manos sobre su rostro, le limpió con suavidad las lágrimas que brotaban de modo continuo de los ojos de Eva y le susurró:

  • Estimada Eva, te voy a quitar la mordaza para que puedas hablar libremente. Procura escucharme bien y sobre todo, mírame a los ojos, entendido?.

Eva asintió y algunas lágrimas nuevas cayeron de sus ojos al bajar la cabeza para que el director, manipulara la hebilla de la mordaza.

Cuándo se la retiró de la boca, Eva jadeó y respiró casi con ansiedad, mirando a los ojos del director.

  • Muy bien amiga mía. Ahora hablemos, aunque muy bajito para no distraer a esos dos. Lo primero, cómo se ha sentido con este comienzo de sus fantasías?.

  • Señor director, me ha gustado durante bastante rato, pero antes de la última serie, el dolor era más fuerte y ya no estaba segura de querer seguir con esta fantasía.

  • Muy normal, tal cómo lo cuentas. Es cierto que el dolor tiene que aparecer. En otro caso no tendría la más mínima gracia, no te parece joven amiga?.

  • Si, la verdad es que visto así, tiene Ud toda la razón. Sin embargo ahora me siento confundida, además de muy dolorida, señor.

  • También, muy normal. En efecto estás en la fase crítica. No sabes si lo deseas o no, verdad?. No me respondas, antes te diré algunas cosas importantes para tí. Primero, qué debes sopesar tus decisiones en un estado de dolor e incomodidad. Incluso de humillación fuerte. Segundo, qué aquello qué decidas, puede marcar tu vida para siempre. Así qué debes pensarlo serenamente y colgada así, elegirás mejor la decisión. Añadiría joven amiga, qué deberías aún dejarte azotar por mí para que rabies de mil dolores más. Y después te dejaríamos a solas en esta mazmorra para que te lo pensases. Qué me dices?.

  • Señor director, es qué ya me duele mucho todo el cuerpo. Es necesario que me azote Ud más?.

  • Es absolutamente necesario jovencita. Sí te liberase ahora, ya nunca más podrías utilizar esta mazmorra para tus fantasías. Es una condición que impongo. Pero, si por el contrario me admites como verdugo circunstancial, lo tendría en cuenta para una decisión negativa que me plantearas después.

  • Señor director......No se cómo decirlo. El caso es qué me gusta ser azotada, pero estoy tan dolorida ahora, qué mi mente se distorsiona entre lo que quiero y lo que deseo, señor.

  • Lo entiendo perfectamente. Creo qué me acabas de responder afirmativamente. Ahora te volveré a colocar la mordaza y te azotaré con un látigo distinto con cierta severidad. Y tu vas a soportar cada latigazo en silencio, aunque te dejaré llorar, jadear y removerte. Antes de que salgas de esta mazmorra haremos desaparecer cada una de las marcas que tengas en el cuerpo, además de calmarte de cualquier dolor. Ahora pídeme que te azote las tetas sin piedad.

  • Señor...di..rector...por favor podría azotarme las tetas?.

  • Muy bien dicho, amiga Eva. Serás azotada con rigor, cómo corresponde a una hembra tan especial cómo lo eres tú. Y después me lo agradecerás con una mamada en privado, te parece una buena idea?.

  • Si, señor director. Gracias. Póngame la mordaza. Intentaré no soltar un grito.

  • Así me gustan a mí las hembras con clase.

El director, le colocó la mordaza de nuevo, empapada aún de las babas anteriores y una vez bien apretada, le palpó las tetas descaradamente, sobándolas y pellizcando con crueldad los dos pezones, sin qué Eva protestase, aunque sí se removió bastante.

Eva dejó de ver a su Manuel y a Lidia, porque el director la hizo girar hasta quedar ella de espaldas a ellos. Y antes de qué comenzase el tormento, escuchó pasos a su espalda y volviendo su rostro hacia un lado logró ver cómo desaparecían de la mazmorra Manuel y Lidia. Por tanto estaba a solas con el director. Y casi se convenció de qué lo prefería así.

El director de frente a ella y armado con un látigo de cuero corto se los pasó repetidas veces sobre la fina piel de sus tetas, cómo invitándola a pensar en lo qué la esperaba.

Y sin previo aviso, la asestó el primer latigazo sobre la teta izquierda, que dejó sin aire a Eva. Dos segundos más tarde, se contorsionaba, pero sin soltar más qué un fuerte resoplido, para acto seguido recibir un nuevo latigazo en la otra teta. Sin siquiera respirar se miró las finas líneas rojizas que surcaban sus tetas y mirando a los ojos al director, esperó el resto de latigazos.

El director la flageló cada una de las tetas en rigurosa alternancia durante 10 veces en cada una, entre los lagrimones y contorsiones de dolor que experimentaba la aterrada Eva, qué sin embargo no había gritado ni una sola vez.

  • Muy bien Eva. Te has portado de maravilla. Baja la cabeza que te voy a quitar ya la mordaza. Y después te desataré y te llevaré hasta el sofá para que puedas descansar unos minutos, te parece bien?.

Eva asintió, sin llegar a ver al director, debido a la cantidad de lágrimas que enturbiaban su visión. Bajó la cabeza y se dejó manipular. Y cuándo quedó libre de la mordaza, respiró aliviadamente, manteniéndose con la mirada baja.

El director, terminó por desatarla después de haber hecho descender la barra y tomarla en sus brazos, ya que Eva un poco debilitada no era capaz de mantenerse en pie. Aún seguía temblando de extremos dolores, pero no deseaba renegar de su fantasía. Aunque se lo había imaginado más dulce todo.

Eva fue depositada en el sofá y el director se sentó a su lado, para acto seguida hacerla reposar la cabeza sobre sus piernas y al lado de su polla erecta y enorme.

  • Eva, debo decirte que me gustas como hembra. Eres deliciosa de admirar y mucho más de atormentarte y espero que también de follarte. Dentro de un rato, me harás una mamada a lo grande, pero antes hablemos más de tí. Dime ahora, cómo te sientes con respecto a mí, a tus dolores, a tu fantasía y a un posible futuro conmigo para diabluras contigo, ante mis amistades.

  • Señor director, qué quiere decir con eso de un próximo futuro con Ud y sus amistades?.

  • Te responderé después, antes dime cómo te sientes ahora. Si reniegas de esta fantasía. Sí son soportables los dolores. Si has sentido en algún instante placer. Y también si te gustaría ser follada por mí, de diversos modos esta noche y muchas otras.

  • Señor director. No reniego de mi fantasía. Me gusta ser atormentada, al menos a latigazos, señor. El dolor también lo soporto casi. Ah y no me acuerdo ahora si he sentido placer, es todo muy confuso dentro de mí, señor. Y en cuanto a qué me folle Ud, sería un placer inaudito para mí, señor.

  • Estupenda respuesta amiga mía. Bien he decidido adoptarte como esclava. Sin límites, salvo los marcados por mí, claro está. Aceptarías esa situación por y hacia mí?.

  • Señor director, en estos momentos un montón de preguntas sin respuesta se agolpan dentro de mi cabeza y no sabría decirle. Y en cualquier caso, para cuántos días sería, señor?.

  • Para todas tus vacaciones y quizás para unos cuántos meses más. Aquí recibirías un salario brutal, además de alojamiento de lujo. Y por su puesto para entrar y salir del hotel, cómo una turista más. Podrías abandonar tu trabajo en España y residir aquí para mí. Tengo entendido que eres una fotógrafa profesional.

  • No se qué responderle señor director. La verdad es qué me tienta la idea, pero aún no me ha dicho lo de entregarme a Ud y sus amistades, señor.

  • Sabes que aún no te he azotado las nalgas y los muslos a mi gusto, verdad?. Bien hagamos una cosa. Tu acepta mi proposición y te azotaré después de la mamada. Te parece una buena idea, preciosa?.

  • Vale, señor director, pero no me ha respondido, señor.

  • Sí, lo he hecho Eva, lo que sucede es qué no atiendes del todo. Sigues pensando en más cosas de las debidas.

  • Ya lo he entendido, señor. Jo, pero qué va a ser de Manuel?.

  • Es loable qué te preocupes de él, pero no te preocupes estará en buenas manos y te olvidará en pocos días. Así te será todo más sencillo, verdad qué sí?.

  • Sí, mucho más sencillo señor director.

  • Entonces comienza con la mamada. Cuánto más deliciosa sea, más cruelmente serás azotada después.

Eva, se sintió casi vacía. Realmente estaba eligiendo aquel tipo de vida?. Acaso sería capaz de arrastrarse por el barro así?. Y podría resistir los tormentos de cada día?. Y la humillación?. Y su vida, su cuerpo, su libertad?. Prefirió no pensar en nada de aquello y entregarse al vil mundo oscuro que le ofrecía el director. Se levantó del sofá y colocándose entre las piernas del director, acercó la boca hasta aquella polla que la llamaba sin cesar.

Y comenzó una mamada, lenta y sensual, controlando cada truco que conocía con el fin de hacer que la líbido del director subiese y bajase según ella deseara, hasta qué al final le liberara para que se corriera dentro de su boca.

El director se sentía alucinado con el modo en cómo le mamaba la polla y no quiso siquiera distraerla con caricias, mientras sentía cómo su líbido fluctuaba de un modo controlado por ella, que le hacían volar de placer. Aquella hembra era capaz de matar a un macho con aquel tipo de mamada tan especial.

Cuándo ya no pudo soportar más la presión, descargó en la boca de Eva una fuerte lechada caliente y ligeramente salada, que ella tragó con verdadera fruición, sin dejar qué una sola gota se derramase de sus labios.

Eva, siguió lamiendo y sorbiendo los últimos flujos de esperma, hasta que por fin terminó de recibir flujo seminal y se separó lentamente, dejando una polla fláccida y un hombre que resoplaba y se removía de auténtico placer en el sofá.

En cuánto se fue serenando, la hizo tumbarse de nuevo en el sofá y con la cabeza de nuevo sobre sus piernas sudorosas. Y la contempló, aún con una respiración entrecortada, al tiempo qué sus manos acariciaban las marcas de las tetas, que hacían temblar un poco de sensaciones a Eva.

  • Eva, en unos minutos te azotaré salvajemente las nalgas y los muslos. Deseo verte sufrir y retorcerte en estertores continuos. Quiero ver rodar tus lágrimas y tu mirada pidiendo piedad. No te voy a poner mordaza, así qué no deberás soltar un solo grito. Después de que te haya azotado y cuándo te hayas recuperado, procederé a hacerte desaparecer todas las marcas que tengas en el cuerpo. Y te daré unas órdenes que deberás cumplir ya siempre.

Eva, le miraba a los ojos y sintió algo extraño dentro de ella, aunque asintió a su exposición, aceptando todo lo qué él decidiese hacerla. Estaba claro para ella, qué ya no había marcha atrás. Incluso aunque la hubiese, ella ya pertenecía a ese mundo terrorífico y lo viviría completamente.

  • Ya me he restablecido, es hora de azotarte. Levántate y ponte de pie, con las piernas separadas y las manos sobre la cabeza. Irás contando cada latigazo y además diciendo “gracias Señor”.

Eva asintió y se separó de él, levantándose y colocándose en la postura requerida de frente a él, mientras le veía incorporarse y buscar entre el armario de los látigos uno que la hizo estremecer sólo con verlo. Tenía una mango forrado de cuero, del que salía un lazo de acero, recubierto de plástico. El lazo estaba estirado y medía unos 30 cm., formando una especie de U larga, pero cerrados los extremos en el mango.

  • Esto te va a doler de verdad. No quiero gritos, entendido?. Sólo cuenta cada latigazo y di la frase.

Eva, asintió y se preparó para recibir el suplicio sorpresa. Sabía qué no podría resistir semejante dolor, sin gritar. Pero aún así, se preparó para un largo y escalofriante suplicio. Lo peor, era no estar atada. Hubiera sido más fácil para ella.

Y el director asestó el primer azote en la parte alta de las nalgas, qué hizo que Eva se estremeciera al sentir el agudo dolor y la picazón brutal en sus carnes. lo enumeró y agradeció, para recibir el siguiente en el centro de las nalgas y estar a punto de gritar, aunque se contuvo a tiempo. No así sus manos se despegaron de su cabeza y bajaron a sus nalgas ardientes. Lo enumeró y agradeció.

Dos segundos después recibía el tercer latigazo entre las nalgas y la parte alta de los muslos, que la hicieron retorcerse de terror, al tiempo que resoplaba y lloraba ya a lágrima viva. Con esfuerzo lo enumeró y agradeció.

Aquel tormento duró cerca de 15 minutos, tiempo que tardó Eva en caer sobre el suelo, entre terribles convulsiones, respiración fuerte y rápida, resoplidos largos y sin voz para enumerar y menos agradecer.

El director, le perdonó esa infracción y la dejó en el suelo para qué siguiera retorciéndose de dolor y picazones extremas.

Sin embargo, Eva había cumplido con lo de no gritar. Aunque a costa de no poder hablar en esos momentos y unos cuantos minutos después.

Mientras seguía retorciéndose en el frío y rugoso suelo de la mazmorra, el director se sentó y se sirvió una enorme copa de coñac y encendió un largo puro habano, dispuesto a contemplar mientras, el estado calamitoso de Eva.

Media hora después, Eva sin tener fuerzas para levantarse del suelo, se acercó a cuatro patas hacia las piernas del director y quedó en esa postura. Lo que aprovechó él, para terminarse el puro y la copa, apoyando sus piernas en el torso marcado de ella.

  • Eva, he de reconocer qué te has portado muy valientemente. Y te diré qué este tipo de castigos, difícilmente volverás a experimentarlos, pero debía azotarte de este modo para que supieras lo qué es la perversión. Ahora, en cuánto te sientas con fuerzas, levántate y ven a sentarte a mi lado. Y así podremos hablar más tranquilamente.

Hizo enormes esfuerzos para poder levantarse, pero al final lo logró y al sentarse soltó una larga y angustiosa exclamación de dolor en sus nalgas y muslos, que estaban muy marcados y en carne viva. Sin embargo, se fue serenando poco a poco y aunque el terrible dolor persistió ella se mantuvo sentada al lado de él, que la acercó más a sí mismo, pasando su brazo derecho por encima de sus hombros.

  • Eva. Se que tu vida acaba de comenzar y qué teníais Manuel y tu, amigos en la cala. Los podrás seguir visitando, mientras Manuel siga de vacaciones, qué por lo qué creo, serán de unos diez días más, verdad?.

  • Así es, señor Director.

  • Bien, podréis hacer lo qué teníais previsto hacer mañana y lo qué se os ocurriese en los próximos días, cómo si nada de esto hubiese sucedido. Pero......nunca deberás contar este tipo de castigos sádicos y mucho menos, qué tu permanecerás sometida a mí. Por lo demás podrás contarles todo, cómo una especie de experiencia más, de acuerdo?.

  • Sí, señor Director. No contaré nada de este tipo de castigos, salvo que cuando ellos se fueron, la señora Lidia y Manuel, Ud se quedó el rato charlando y follando conmigo, si le parece bien, señor Director.

  • Me parece una muy acertada decisión Eva. Así evitaremos roces y problemas y tu podrás seguir disfrutando del placer de las vacaciones. Aunque más de una vez te mandaré llamar y ya supondrás que te follaré y te enseñaré a sufrir cada aparato. Algún inconveniente Eva?.

  • Ninguno, señor Director. Me sentiré honrada de agradarle, señor Director.

  • Estupendo, vamos a arreglar esas marcas, aunque para evitar qué te toques mientras hace efecto, lo mejor será que estés atada en aspa, desde la cadena en la que te encontré.

Eva asintió y se incorporó con grandes esfuerzos y aspavientos de dolor. El director la ayudó y la ató a la madera horizontal, para después separarla las piernas, anclando las tobilleras a otra barra entre sus dos pies. Y se acercó hasta el armario de los látigos y cogió un frasco con un líquido de color azul añil y mediante una brocha se lo untó por cada parte del cuerpo.

En cuánto Eva fue untada con aquel líquido que la dejó de color azul, sintió un frescor en toda la piel y así durante 30 minutos, hasta que por fin pudo apreciar que tanto el color cómo las marcas de los latigazos iban desapareciendo. Mientras el director la hizo tomar una pastilla de color rojo y tragarla con un vaso de agua, qué acercó a los labios de ella.

Otra media hora después, el director la desenganchó de los anclajes y la hizo acercarse a un espejo de cuerpo entero, para que pudiese contemplarse. Y en efecto las marcas ya eran apenas visibles.

  • Cómo te sientes, dulce Eva?.

  • De maravilla señor Director. Estoy cómo nueva y ya no siento dolor alguno, señor Director. Es mágico este líquido. Así no me importará tener que sufrir lo qué he sufrido, señor Director.

  • Muy bien, subamos pues a mi dormitorio, si no te parece mal. Creo que dormir nos vendrá bien a ambos, pero deseo que duermas junto a mí.

Eva asintió y tras recoger el vestido, aunque sin ponérselo se dejó abrazar por la cintura y subir en el ascensor privado hasta la última planta. Una vez en la misma, se quedó admirada del lujo que había allí. Y se dejó llevar hasta el dormitorio, después de pasar por el aseo y orinar. También se dio una refrescante ducha y acto seguido, después de secarse bien, se metió en la cama junto al director, abrazándose a su pecho fuerte y poderoso.

El director la pasó un brazo por debajo de su cuello y la atrajo más hacia él. Y Eva se quedó dormida sin darse cuenta, mientras él sonreía y revivía durante unos minutos las escenas vividas, para al final quedarse dormido también.

Hacia las 10 de la mañana del día, la directora llamó a la puerta del dormitorio del director. Al recibir el permiso para entrar, la directora se los encontró a los dos aún en la cama, aunque Eva parecía dormir plácidamente aún.

  • Buenos días Director. La noche ha sido de su agrado?.

  • Buenos días, Lidia. Pasa. Sí, ha sido una noche muy jugosa. Ya es nuestra.

  • Me alegra escucharle decir eso, Director. Cree qué se adaptará bien?.

  • Totalmente. Es una criatura maravillosa. Cumplirá a la perfección. En el sexo es genial. Y sus mamadas compiten con las tuyas, jajajajajaja. Es genial esta chica. Y en los azotes, te supera ampliamente.

  • Me alegro de qué así sea, Director. Desea qué le sirva aquí el desayuno?. Quizás para dos?.

  • Perfecto Lidia, para dos, si. Y gracias por despejarme el terreno anoche. Qué tal se comportó el amigo?.

  • No estuvo nada mal, Director. Pero él no puede competir en sexo con Ud. En cualquier caso un buen pura sangre.

  • Estupendo, ya hablaremos con él más tarde. Ahora me levantaré y ducharé, mientras esta criatura sigue durmiendo.

La directora salió del dormitorio y encargó un desayuno para dos en el salón del director.

Mientras se duchaba el director, Eva se despertó y se sintió un tanto confusa, hasta que comenzó a recordar lo acaecido durante  la noche anterior. Y comenzó a quedarse más serena, cuándo el director aparecía desnudo y terminando de secarse.

  • Vaya, Eva, por fin te has despertado. Qué tal has dormido?.

  • Muy bien señor Director, de maravilla....ah y buenos días señor Director.

  • Buenos días Eva. Levántate y pasa por el aseo, el desayuno estará aquí en menos de 10 minutos. No es necesario que te pongas ropa, así estás preciosa.

  • Muchas gracias, señor Director.

  • Eva, no me llames señor Director todo el tiempo. Bastará con “Señor”.

  • Muy amable Señor y gracias.

Eva salió disparada de la cama correteando hasta el aseo, pues se estaba meando casi. El director sonrió al verla corretear, con sus tetas bamboleantes y su gracioso movimiento de caderas.

Meó con fuerza y después se lavó los dientes con el dedo y se duchó, todo en menos de 7 minutos. Y salió seca y sonriente hasta el salón en donde ya la esperaba él, que le indicó un sillón cómodo y confortable en donde se sentó sin decir palabra alguna.

El desayuno llego en apenas 2 minutos y ambos comieron con fruición, para reponer fuerzas y hablaron de muchas cosas de ella, mientras comían. Eva se sentía muy agradecida a cómo él la trataba, aunque ya suponía qué esto solo era por ese día. Aún así, le pareció una persona muy apropiada para entregarse en cuerpo y alma. Cómo así lo había acordado la madrugada anterior.

  • Eva, recuerdas lo qué sucedió esta madrugada?.

  • Si, Señor, lo he recordado al despertarme, Señor.

  • Y aún así te sientes dispuesta a seguir, Eva?.

  • Sí, Señor. Me entrego a Ud para cuánto desee obtener de esta humilde sierva, Señor. Sin límites por mi parte, Señor.

  • Muy bien Eva. Te estoy agradecido por tu respuesta. Y recuerda, en cuánto seas llamada a mi presencia o a la de la directora, acudirás de inmediato, entendido?.

  • Sí, Señor. Totalmente entendido, Señor.

  • Muy bien, termina de desayunar y después busca en el armario del dormitorio y te pones las ropas que más te agraden para ir a andar, nadar o lo qué se te antoje. Con respecto a Manuel, no le comentes nada de lo sucedido, recuérdalo. Y también dile que te has encaprichado conmigo y yo contigo y qué a veces pasarás largas veladas a mi lado. Con eso bastará. Ya hablará la directora con Manuel y entenderá el resto sin decirle nada. Pero eso sí, puedes follar y jugar con él, cómo si nada de esto hubiese sucedido, entendido todo, Eva. Ah, podrías decirle que te he ofrecido un trabajo en el hotel muy bien cualificado y qué intentaré convencerte cada dos por tres. Así no se extrañará de mis citas cuándo a mí me apetezcan.

  • Sí Señor, todo entendido y no tendrá quejas de mí, Señor.

  • Eva, por favor. Pareces un soldado diciendo cada dos por tres, “Señor”. Bastará con que lo digas al principio o al final. Entendido?.

  • Entendido y perdóneme. Así lo haré Señor.

Cuándo se dio por terminado el desayuno, Eva buscó en el armario y encontró una camiseta muy sexy de tirantes y un short muy cortito, además de unas sandalias para trotar. Desechó la ropa interior y así vestida se presentó ante el director, que sonriendo dio su aceptación y la despidió con un beso en los labios.

Eva bajó hasta su habitación y nada más entrar se encontró con Manuel, qué aún dormía totalmente desnudo y destapado. Sonrió para sí misma y acercándose en silencio se desnudó y acercó su boca hasta la polla inerte de Manuel, metiéndosela de la boca y chupando muy despacito y suave. Manuel, se removió un poco, pero siguió durmiendo, mientras Eva seguía mamando la polla, que poco a poco se irguió y comenzó a ponerse dura.

Manuel, volvió a removerse un poco, cómo si se sintiera extraño y su sueño comenzó a desvanecerse, aún sin despertar del todo. Y antes de que despertara del todo, Eva ya le mamaba con su forma habitual, pues la polla estaba muy dura y venosa.

Nada más despertar, observó alucinado a Eva que le miraba a los ojos, al tiempo que le estaba haciendo una gratificante mamada y se sintió feliz y placentero de despertar así. Pocos minutos después se corría dentro de la boca de Eva, soltando una enorme lechada qué ella bebió con ansiedad y gula. Terminó de dejarle la polla limpia y relajada después de una interminable emisión de semen.

  • Buenos días, Manuel. Qué tal este despertar?.

  • Uffff, buenos días Eva. Genial. Así deberían ser todos los despertares. Que maravilla de boca tienes, chica.

  • Qué tal te fue con Lidia?.

  • De maravilla. Es una folladora nata y también una buena mamadora, pero no comparable contigo. Y tú, qué tal con el Director?.

  • Bueno, cuándo os marchásteis, me dio unos pocos azotes, pero por encima nada más y nos liamos a follar de todas las posturas posibles. Y bueno, terminamos en su suitte privada hasta hace un rato. Es un encanto y me ha tirado los trastos. Dice que desea tenerme como gerente o algo así en el hotel y qué me pagará una pasta gansa. Aunque yo creo qué más por poderme follar más veces.

  • Anda! y tu qué le has respondido?.

  • Qué me lo pensaré, pero creo qué intentará convencerme durante el día de hoy y siguientes. La verdad es qué se ha portado muy bien. Y sinceramente a mí también me gusta él. No se lo qué decidiré. Me ha dado de plazo hasta qué termine mis vacaciones, lo cual parece ser que va en serio, no te parece?.

  • Desde luego. Yo también lo veo así. Y cual sería tu paga mensual, sí puede saberse.

  • No me lo ha dicho exactamente, pero en torno a unos 12.000 euros mensuales + comisiones por objetivos.

  • Hostias!. Eso si qué es un pastón, Eva. Y sólo por follar contigo?. Jajajajaja... Es broma. En qué consistiría tu trabajo?.

  • Parece ser qué se trata de crear una nueva imagen corporativa y de servicios audiovisuales hacia los clientes. Más o menos, algo relacionado con mi profesión, pero bien pagado. Y claro, viviría en mi propia suitte en el hotel, con todos los gastos pagados.

  • Joder tía, eso es genial!. Y no le has dicho que sí, aún?. La verdad es qué si aceptas ese trabajo yo te perdería. Pero es qué yo no lo pensaría dos veces, Eva. Te lo digo sinceramente.

  • Gracias Manuel, eres un tío genial. Bueno, imagino que me llamará a lo largo de la mañana. Anoche le hice dos mamadas, qué le dejaron para el arrastre. Claro qué después él me echó tres polvos brutales. No se de donde sacó tantas fuerzas para lograrlo.... jejejejeje.

  • Jajajaja, vaya con nuestra Eva. Así qué dos mamadas cómo la mía de ahora?.

  • Un poco más metódicas y largas, ya sabes. Lenta y controladamente. Gritaba cómo un poseso cada vez que se corría en mi boca.

  • Bueno, has desayunado ya?.

  • Sí lo hice en su suitte, pidió el desayuno para dos. No tengo apetito. Hacemos una cosa. Mientras tu desayunas, yo me voy a la playa a bañarme y tomar el sol. Y después cuando aparezcas nos vamos a ver a Lolo y Susy y se lo contamos todo. Ay, espera, quizás no podamos ir a la cala por la mañana. Por si me llamara él.

  • Bueno, sí te llamara yo me iría a la cala y les iría contando todo, te parece?.

  • Es una buena idea. Vale. Nos vemos en la playa. Avisaré que me encuentro allí por si fuese llamada.

Se separaron y mientras Manuel se daba una ducha, Eva se puso un mini bikini negro y una camisola y calzándose unas chanclas, bajó a recepción avisando de donde estaría.

Se tumbó en la arena, para tomar el sol una hora. Después se metió en el agua qué estaba deliciosa y al salir, comprobó la hora.

“Era raro, pensó Eva, porque Manuel aún no había aparecido y entonces recordó que Lidia estaría con él, para convencerle de que la diese libertad. Claro, eso debía de ser”.

Eva, se sintió un poco solitaria y aislada. Ansiaba estar con alguien, aunque para ser más exacto, ansiaba estar con el director y qué la hiciera cualquier cosa. Cómo ya estaba aburrida de la playa, se levantó y se encaminó hacia el hotel. Y junto cuándo aparecía en el hall, la jefa de recepción apareció para informarla, que el director la esperaba en su despacho.

Consultó en donde estaba el despacho del director y subió hasta la última planta, sin cambiarse de ropa. Eso sí, se colocó el blusón por encima del bikini y entró en la antesala del despacho, en donde la atendió sus secretaria.

  • Buenos días, el señor Director me ha mandado llamar.

  • Si, si. Pase por esa puerta, no es necesario que llame, yo se lo comunico al director.

Y Eva, se dirigió hasta la puerta indicada y abriéndola entró sin hacer ruido. Allí estaba el director junto a otro hombre muy bien vestidos ambos, por lo qué Eva se sintió ligeramente incómoda al no estar adecuadamente presentable.

  • Buenos días Señor Director, disculpe que no me haya adecentado un poco. Es que me avisaron en el Hall, nada más subir de la playa.

  • No se preocupe, Eva. Pase y acérquese. Le presentaré a una persona muy especial e importante para nuestro establecimiento.

  • Señor Kranz, le presento a nuestra nueva adquisición. Eva Rodríguez qué trabajará en breve para el consorcio.

  • Señorita Eva, un placer conocerla. Una figura extraordinaria. Y una belleza deslumbrante. Acomódese en aquel sofá y nosotros la acompañaremos también, pero sí me lo permite, sería posible verla sólo con el bikini?.

  • Por supuesto Señor Kranz, estoy al servicio del Señor Director y ahora al suyo también, Señor.

  • Ya lo ves Gustav, esta jovencita es muy educada y muy adecuada para el nuevo puesto, qué aún no me ha aceptado, para serte sincero.

  • Una joven extraordinaria, es verdad Carlos. Así qué todavía no ha aceptado eh?. Bien, bien.....bien. Señorita Eva, ahora le haré yo mismo la oferta cómo Presidente del consorcio de toda la cadena de hostelería. Pasará a ocupar una Gerencia de Imagen Corporativa, con un sueldo de 22.000 euros mensuales, más comisiones por alcance de objetivos. Qué me dice ahora, Señorita?.

Eva, se quedó pasmada y hasta confusa. Era casi más del doble de lo qué cobraba en todo un año en España. Miró al director y este le indicó asintiendo, que aceptara la oferta del presidente.

  • Señor Kranz, le estoy muy agradecida ante semejante oferta irrechazable por mi parte Señor, aunque no se si seré digna de responder ante semejante responsabilidad.

  • Tonterías Señorita Eva. Me permitirá llamarle Eva y tutearla?.

  • No faltaría más Señor Presidente. Y muchas gracias.

  • Muy bien Eva, lo celebraremos después en la suitte presidencial. Ahora firmaremos los papeles, que ya sólo estaban pendientes de su firma y la cantidad. No hay letra pequeña, así qué léala tranquilamente, mientras tomamos una copa. Qué le apetece Eva?.

  • Señor un whisky con hielo me vendría genial.

  • Entonces tomaremos lo mismo los tres.

Se sentaron frente a ella, mientras leía con suma atención aquel largo documento y bebía sorbitos de su whisky. De vez en cuando, miraba al director. Este conversaba animadamente con el presidente, aunque ninguno de los dos quitaba ojo del cuerpo de Eva.

Al poco rato, ella terminó de leer el documento y se lo entregó al director, para qué la indicara en donde debería firmar. Había leído las cláusulas específicas en donde ella aportaba a la organización todo cuánto necesitaran y en el lugar del mundo que fuese. Eva sabía que por ahí podría ser reclamada para una fiesta o sesión lasciva en donde el director la indicase. Pero estaba resuelta a todo. Y además el presidente estaba de muy buen ver, también.

El director, la indicó en donde debía firmar y después lo hizo él, para finalmente firmar el presidente, confirmando todo el proceso.

  • Estupendo Eva. Bienvenida a la gran corporación. Pasemos ahora a celebrarlo cómo se merece con buen champán. Y qué menos que nuestra joven socia nos agrade la vista con su magnífico cuerpo, mientras brindamos. No te parece así, Carlos?.

  • Completamente Gustav.

  • Señores, disculpen mi torpeza al no haberlo hecho al principio. Pero no estaba segura de que debiera desnudarme. Será un honor para mí, poder estar desnuda ante Uds dos.

  • Eva, te conozco de hace una hora y creo qué nos vamos a llevar muy bien. De hecho, Carlos ya me ha comentado lo magnífica qué eres en diversos aspectos.

  • Me tendrá a su absoluta disposición, tan pronto cómo el Señor Director me lo haga saber, Señor Kranz.

  • Carlos, realmente es una maravilla de hembra. Me place enormemente tenerla en el club.

  • Gustav, Eva....... un brindis por la corporación.

Brindaron los tres y tomaron un largo sorbo de champán, que estaba muy frío y era delicioso.

Estuvieron hablando largamente, sentados en el sofá y toqueteándola descaradamente, pero Eva se sentía de maravilla con tal tratamiento y se dejaba hacer, sin parar de sonreir y seguir la conversación y hasta exponer puntos de vista propios, mientras varias manos la hacían de todo, incluído retorcer sus pezones o pellizcos en su cuerpo, qué Eva tan sólo respondía con brincos y algunos gestos de dolor.

Después de un rato y varias copas de champán, el presidente se disculpó para retirarse, pues tenía una reunión en otro punto de la isla. El director y Eva, le acompañaron hasta la puerta y Eva se acercó al presidente y empinándose con las puntas de sus pies le dio un beso en los labios, que quedó gratamente agradecido y se despidió con un fuerte pellizco en el pezón izquierdo de ella, al tiempo que sonreía ampliamente, mientras Eva soltaba un ligero ay y se retorcía de la sensación.

  • Eva, te has portado de un modo excepcionalmente positivo. Y he de decirte qué el presidente te ha colocado en su lista favorita de chica especial para sus caprichos personales. Enhorabuena.

  • Gracias Señor.

El director sonrió y pasando el brazo por la cintura de Eva, se la llevó hasta el dormitorio con la idea de follar a aquella criatura qué iba a causar estragos en el club.

Durante cerca de dos horas el director se folló a Eva de diversas formas y la dejó pringada de semen por todo el cuerpo, menos en la boca en donde no quiso derramar sus lechadas. Era una forma de humillarla y hasta atormentarla, pues conocía ya sobradamente cuánto le encantaba sentir el semen en su boca. Y tampoco la permitió llegar a un orgasmo siquiera, con lo que Eva estaba un poco deprimida.

Luego, la indicó que se pusiera el bikini y la camisola y saliera de la suitte hasta qué él de nuevo la avisara. Pero le dijo también que podía tomarse la tarde libre e ir a ver a sus amistades.

Eva, regresó a su habitación y se duchó en silencio, rememorando un poco todo lo que había acontecido. Luego se animó y fue en busca de Manuel, pero no le encontró por parte alguna. Así que se decidió por ir hasta la cala para ver sí él estaba allí.

Y en efecto, se encontraba dentro de la caravana follando con Susy, que al verla la sonrió y le dijo que Lolo se había ido al pinar sólo. Y la indicó una mochila con látigos y cuerdas para que se la llevase y le buscase, si lo deseaba.

Eva tomó la mochila y unas botellas de agua, junto con una barra de pan y chorizo, para poder comer en el pinar. Y salió desnuda, tan solo con las chanclas y la mochila a la espalda a buscar a Lolo.

Mientras caminaba bajo el abrasador sol de mediodía, se preguntaba por qué Manuel no la había dirigido siquiera la palabra. Era extraño, pero lo dejó de lado. Quizás Lidia le hubiese contado alguna barbaridad sobre ella y él se lo creyó.

Después de una hora larga de caminata se paró en una loma, para ver si descubría el rastro de Lolo. Pero no había ni rastro de él y se sintió un poco sola y triste, sentándose en la tierra y abriendo la mochila para beber un poco de agua. Mientras bebía contempló el juego de látigos que había en la mochila. Uno era un bullwhip, había otro corto de cuero encerado y muy fino y un tercero que estaba formado por tres finas cadenillas de 30 cm de largo. Le dio un repelús de imaginar ser azotada con semejante látigo.

Después de media hora de estar sentada, decidió buscarle un rato más y si no le encontraba, volvería hasta la cala, dejaría todo y se volvería al hotel. Anduvo una hora más y decidió regresar a la cala, hundida y agotada de tanta caminata inútil.

Estaba segura de que Manuel les había contado alguna barbaridad sobre ella. Sólo así se explicaba que no la hubiesen saludado. Llegó hasta la caravana y estaba vacía. Miró hacia el agua y vio a Susy y Manuel chapoteando y riéndose en la orilla.

Dejó la mochila en el interior de la caravana y poniéndose sus ropas, se volvió hacia el hotel, al tiempo que sus lágrimas caían lastimosamente sobre su camiseta.

Entró en el hotel y pidió la llave de su habitación. Quería estar sola y llorar. Pero no se dio cuenta qué de ese modo, sabrían qué estaba en el hotel.

Nada más desnudarse y tirarse sobre la cama a llorar, oyó que llamaban a la puerta. Se levantó, secándose las lágrimas y preguntó quién era, después de cubrirse el cuerpo con una toalla.

Abrió la puerta pero nadie había fuera. Ya cuando iba a cerrarla, descubrió un sobre con membrete del hotel, en el suelo. Lo recogió y cerró la puerta para ver de qué se trataba.

Leyó las breves líneas y se le animó el gesto. Era del director que deseaba tenerla de inmediato en la mazmorra, para mostrarla en persona cada uno de los aparatos de tortura.

Eva se quitó la toalla y se puso la camiseta nada más, que la cubría un poco por debajo de las nalgas y salió de la habitación rumbo al ascensor que bajaba directamente hasta la bodega y qué era de uso privado.

Entró en el mismo, sin cruzarse con nadie por el pasillo. Pulsó el botón –4 y descendió, algo más animada. Al menos alguien se preocupaba por ella. Aunque eso significasen tormentos y delirios de dolor, al menos estaría entretenida. Además el director le gustaba demasiado ya.

Cruzó toda la bodega y abrió la puerta de la mazmorra, entrando sin más. Se quitó la camiseta y la arrojó a un rincón, al tiempo que la puerta se cerraba y ella caminaba desnuda y con las manos sobre la cabeza hacia el sofá en donde habían estado sentados la noche anterior.

Una voz desde el final, le llegó levemente a sus oídos, para que se dirigiera al fondo de la mazmorra. Y hacia allí se encaminó con las manos sobre la cabeza y respirando entrecortadamente, debido a la excitación qué la embargaba.

  • Hola Eva, ven acércate y admira esta enorme rueda. Te gustaría probarla ahora?.

  • Buenas tardes Señor. Si Ud lo desea me placería mucho, Señor.

  • Muy bien, te indicaré cómo funciona para qué te vayas haciendo una idea. Tu serás atada en los dos aros paralelos, reposando la cintura sobre una de las cuatro barras que unen dichos aros. Estarás atada en aspa y la rueda girará y tus pies primero, tus piernas y vientre después y a continuación tus tetas, cabeza y brazos se sumergirán en el agua helada y aparecerán por el lado contrario, de tal modo que cuando empiece a aparecer tu vulva, yo soltaré un fuerte latigazo en esa zona. No podrás gritar, ni abrir la boca, pues tu cabeza aún estará dentro del agua y te ahogarías. Y así vuelta tras vuelta. Te parece suficientemente entretenido?.

  • Señor, me parece una monstruosidad, pero acataré todo cuánto me ordene, Señor.

  • Bueno, primero lo probaremos sin látigo, te parece mejor?.

  • Sí, gracias Señor......Mi Señor, puedo preguntar algo?.

  • Adelante Eva, pregunta.

  • Es habitual este tipo de tormento en otros lugares en donde tenga que ir, o sólo es de esta mazmorra, Señor?.

  • Es habitual en grandes casas y cuándo la lujuria y el sadismo de los residentes así lo desean.

  • Gracias mi Señor. Dónde debo situarme?.

  • Espera que coloco la pasarela y así será más cómodo todo.

El director, corrió la pasarela hasta tocar los dos aros paralelos y Eva y él se adelantaron hasta los aros. Eva se puso de espaldas a los aros, pero de rodillas, para que el director la pudiese atar las muñecas una en cada aro. Eva sintió la barra contra su cintura, cuando el director hizo girar un poco la rueda y Eva se estiró hasta dejar de hacer pie en la pasarela. Entonces el director, le ató cada tobillo a un aro y se retiró, para acto seguido correr la pequeña pasarela y dejarla escamoteada, por debajo del borde de la enorme piscina de agua helada.

  • Bien, Eva, ahora una vuelta lenta, para que sientas el efecto del agua helada. No te azotaré en esta vuelta y cuándo estés de nuevo aquí, detendré el giro para hablar contigo. Imagino que tiritarás, pero es parte de la gracia de este aparato. Mientras te hundes, me iré al otro lado para verte aparecer el coño, que azotaré después. Y mientras te elevas antes de volver a descender, me situaré de nuevo aquí. Estás preparada?.

Eva asintió, aunque ligeramente nerviosa. Y la rueda comenzó a girar lentamente. Sus pies fueron los primeros en sumergirse en el agua helada y a medida que sus piernas se iban adentrando en el agua sintió que se le erizaban los pezones del frío y se le ponía “carne de gallina”.

Cuándo el agua la cubrió las tetas, sintió cómo si fuese a estallar del violento frío del agua. Y justo antes de sumergir la cabeza, aspiró una gran cantidad de aire, para poder soportar la inmersión al otro lado.

Se le hizo eterna la inmersión y confiaba en no ahogarse de aquel modo terrible. Sintió algo de calor en las piernas y poco después en su pubis y dos segundos después su cabeza salía del agua, chorreando ríos de helado liquido sobre la piscina. Eva sintió que todo el cuerpo tiritaba y sus dientes castañeteaban un poco. Y en cuánto llegó al lado inicial, el director detuvo el giro de la rueda.

  • Qué te parece este tormento, Eva?.

  • Señor, no creo que sea capaz de soportar los latigazos sin ahogarme.

  • Irá a más velocidad entonces y tendrás aire suficiente. El control qué debes hacer es no abrir la boca y menos respirar bajo el agua, o te arrepentirás de las toses y arcadas que te provocarán.

  • Señor, por favor, no podría azotarme un poco las tetas y el vientre para entrar en reacción, antes de sumergirme?.

  • No, no puede ser preciosa. El tormento consiste en que sufras lo máximo y el frío es un factor especial.

Eva asintió, mientras tiritaba descontroladamente y miraba al director cuándo pulsase el botón de puesta en marcha.

  • Eva, coge bien de aire, cuando las tetas estén dentro del agua, así te será más fácil todo. Yo me voy hacia el otro lado para azotar tu vulva en cuanto aparezca. Por esta vez, sólo te daré 5 vueltas y sus correspondientes 5 latigazos con este látigo de nudos.

Eva asintió, con verdadero pánico en su semblante y mientras se sumergía, logró verle moverse hacia el lado de salida y se preparó para aspirar el aire en sus pulmones.

Se sumergió del todo y comenzó la primera parte de su calvario. Y sin apenas darse cuenta ya salía cabeza abajo de la piscina, cuando sintió una fuerte mordedura en sus sensibles carnes y a punto estuvo de abrir la boca para gritar, pero se contuvo y sólo gritó cuando su cabeza emergió del agua.

La rueda siguió girando y mientras temblaba de sensaciones y la picazón del latigazo, su cuerpo volvía a sumergirse en el agua helada y vuelta a comenzar el suplicio.

Al emerger al otro lado, ya estaba preparada y sintió un nuevo aguijonazo entre los labios amoratados de su vagina, que la hicieron estremecerse aún dentro del agua. Y al sacar la cabeza, gritar desaforadamente. Y así se repitió todo, durante otras tres vueltas más.

Cuando el director, puso la pasarela y le desató los tobillos, Eva comenzó a calmarse un poco, aunque temblaba de frío aún. Una vez desatada del todo, el director la hizo bajar al suelo de la mazmorra y la abrigó el cuerpo con un albornoz.

  • Sinceramente, qué te ha parecido el aparato este?.

  • Es aterrador y espeluznante mi Señor.

  • Sí, así me lo pareció a mí también. Que conste, que nunca recibirás ropa para abrigarte. Sólo esta vez, conmigo. Sigamos viendo más aparatos. Mira esa silla tan rara. Se trata de la silla electro-fálica. Ideal para después del baño. Tiene dos dildos que se alojarán en tu ano y vagina. Y que soltarán una descarga cada vez que el verdugo lo desee. Los brazos y las piernas atados a los brazos y patas, correspondientes, de la silla. Para evitar qué te salgas de los dildos. Vamos a probarlo ahora mismo, Eva. Siéntate sobre los falos, dejando que entre cada uno en uno de tus conductos, hasta que tus nalgas toquen el asiento.

Eva asintió y una vez el director le hubo retirado el albornoz, ella se colocó sobre los dildos y se fue dejando caer, hasta que los sintió dentro de su cuerpo. Apretó hacia abajo y al notar en asiento en las nalgas, colocó los brazos sobre cada uno de los de la silla y separó las piernas.

El director los ató fuerte y convenientemente y se colocó de frente a ella, con un mando a distancia.

Eva, se sentía cada vez más aterrorizada. Pero intentó no mostrarlo hacia él. Y en cuánto el director pulsó un botón, el infierno cruel se apoderó de su cuerpo sintiendo fuertes calambrazos que le entraban por su zona del cuerpo más sensible y la recorrían entera, provocándole alaridos fuertes y mantenidos, al tiempo que su cuerpo se arqueaba hasta posturas inimaginables.

El director, cesó de pulsar el botón y Eva pudo respirar de un modo angustiado y entrecortado. El director, le colocó una mordaza de aro, que la dejaba la boca abierta y pulsó de nuevo el botón, para verla saltar de contorsiones y alaridos roncos, hasta que cayó pesadamente sobre los dildos, cuándo el director, cortó la corriente. Y así la dejó durante unos segundos para que se recuperara. Pasado ese tiempo, le quitó la mordaza y le desato de manos y pies. Y la ayudó a salir de los dildos, qué estaban manchados de flujos diversos.

  • Este aparato, genial, verdad?.

  • Mi Señor, no creo que pueda soportar este tipo de suplicios.

  • Claro que los soportarás Eva y mucho más intensos aún. Es sólo una cuestión de tiempo, pero sí es verdad que son muy sádicos. Bien ahora, iremos al potro. Allí serás estirada un poco, para que sientas en tu cuerpo el dolor en cada articulación.

Eva asintió, sin fuerzas para poder responderle. Y se dejó llevar medio zombi, hasta el potro de madera rugosa y basta. Se tumbó bocarriba sobre el mismo, extendiendo brazos y piernas, para ser anclada en los grilletes.

El director le colocó los grilletes metálicos en muñecas y tobillos y comenzó a girar la rueda dentada poco a poco, hasta que Eva comenzó a quedar muy estirada.

  • Qué tal te sientes así, Eva?.

  • De momento muy bien mi Señor.

  • Bien, le daremos tres dientes más.

Y cuándo los pasó de Eva se escapó una exclamación de dolor.

  • Ahora preciosa, comienza la parte gratificante para los sádicos. Cada diente más, será un suplicio nuevo para tí. Ahora lo comprobarás. Te dejo que chilles lo qué te de la gana, pero aún te tensaré 5 dientes más.

  • Mi Señor, es necesario qué lo sufra todo?.

  • No, preciosa, todo no. Con tu precioso cuerpo, si deseara atormentarte de verdad comenzaría a partir del décimo diente.

Y Eva, asintió y esperó a cada subida de eslabón o diente. En el primero, tan sólo jadeó un poco. En el siguiente, se le escapó un ayyy un poco largo. En el tercer diente, notó que le crujían los huesos. En el cuarto, gritó de dolor y angustia. Y en el quinto, su llanto y sus gritos hicieron estremecer hasta los cimientos.

Eva estaba muy tensa y su cuerpo se levantaba de la rugosa madera, debido a la tensión en sus extremidades.

  • Qué te parece el potro, Eva?. A qué es genial?. Jajajajaja.

El director, se apoderó de un látigo de nudos y comenzó a descargar azotes sobre las tetas de ella. Eva gritaba enloquecida y el dolor aumentaba en su cuerpo, al removerse un poco tras cada latigazo.

Tan sólo recibió 3 latigazos en cada teta, para después aflojar la tensión y terminar por dejarla sólo ligeramente tensa, sobre el potro en donde la siguió azotando sin piedad, las partes más sensibles de su cuerpo. Pero así, Eva sí podía resistirlo y hasta se sintió muy excitada al ser azotada en la vulva.

Finalmente el director, la desató del potro y la hizo caminar hasta el sofá. Y allí una vez sentados, le mostró un álbum con fotos de otras chicas en cada uno de los aparatos que había en la mazmorra, al tiempo que le iba explicando los rigores de cada uno. Y tras una larga charla, la preguntó :

  • Qué sucedió esta tarde qué regresaste tan pronto al hotel?.

  • Señor, fui a buscar a Manuel a la playa y no estaba allí. Entonces me dirigí hasta la cala en donde lo encontré follando con nuestra nueva amiga Susana, pero ni siquiera me saludó y siguió follando cómo si yo no estuviera. Y entonces me fui a buscar al marido de Susana, llevándome los látigos para que azotara, cómo se lo había prometido ayer. Pero no lo encontré en todo el pinar. Me sentía muy mal y regresé llorando durante todo el trayecto. Subí a mi habitación y nada más comenzar a llorar, llamaron a la puerta y allí estaba su nota, mi Señor. Y simplemente bajé, porque al menos junto a Ud me sentiría bien Señor.

  • Y te sientes bien, junto a mí, después de lo que te acabo de hacer?.

  • Si, mi Señor. Me siento feliz a su lado.

  • Vaya, esto no lo esperaba. Y si te volviese a torturar ahora aprovechándome de tu información reciente, seguirías pensando igual de mí?.

  • Sí, mi Señor. Mi Señor, puedo solicitarle algo?.

  • Venga, aprovecha que estoy contento de las cosas qué dices de mí.

  • Mi Señor, podría ser que durmiera todas las noches junto a Ud?.

  • Buena pregunta preciosa. Bien, digamos que sí, pero con una condición.

  • Mí Señor, cual es esa condición?, pero la aceptaré sea la que sea mi Señor.

  • Bueno, pues dormirás conmigo cada noche. Ya no tendrás que volver a tu suitte, pero prepárate para sufrir antes de dormir, de día o de noche, está claro?.

  • Sí, mi Señor, muchas gracias.

Y de ese modo Eva traspasó la puerta de la libertad hacia la perversión.


Pero esa parte la podréis leer en el siguiente relato, que titularé :

“Sexo y perversión en el Paraíso” en categoría SADOMASO.


FINAL.