Sexo en el coche y un desconocido
Un domingo típico de verano, acaba con un mirón haciéndonos pasar una experiencia única.
Hola, soy Carlos y mi novia se llama Ana, tenemos 24 años y somos del Norte de España. Ambos somos muy deportistas (competimos a nivel regional en nuestros respectivos deportes) y nos gusta mucho cuidarnos. Yo soy moreno, de 1.85 y mi novia es morena también, 1.65, culo respingón y muy trabajado de años de gimnasio, lo que viene a ser un culazo de infarto, es su punto fuerte, y con unas tetas medianas pero muy buen puestas y bonitas, de esas que nos encantan a los hombres.
Siempre hemos sido bastante activos en el sexo, podríamos decir bastantes 'guarros', sexo anal, juguetes, hablar sobre introducir terceras personas, hacerlo en lugares públicos,... Pero como mucha gente en plena juventud, nos gusta y disfrutamos de ello. Todo esto siempre ha sido hablado, nunca nos hemos planteado realizar ninguna fantasía ni mucho menos, en el sexo somos valientes, pero cuando la cosa se enfría, somos una pareja normal. De hecho, mi novia, es bastante modosita fuera del sexo, tiene que estar caliente para hacer cosas. En cambio, yo soy conocido en mi grupo de amigos por ser el que más dispuesto está en innovar en el sexo con nuestras respectivas parejas, vamos, el más guarro jajaja.
Cómo somos jóvenes, solemos follar en el coche, sobretodo los fines de semana que nuestras casas están ocupadas. Solemos ir a un callejón muy poco profundo con salida al monte, en una esquina del polígono de la localidad en la que vivimos. Es un lugar en el que si pasa alguien cerca te puede ver, porque aunque está algo más oscuro, estás a escasos metros de la calle. A pesar de ello, lo hemos hecho muchas veces allí, ya que a las noches no pasa prácticamente nadie y no hay ningún problema.
Una domingo de verano, después de cenar decidimos ir allí a darnos cariño. Ana llevaba unas sandalias, shorts vaqueros cortos y un top, y yo unos vaqueros con una camiseta de manga corta. Como hacía calor teníamos las puertas abiertas (en verano muchas veces lo hacíamos incluso afuera del coche), y nos fuimos a los asientos traseros. Para que entendáis la situación, el coche se queda mirando hacia la calle iluminada por farolas, por tanto, cuándo estabamos en la parte trasera del coche, podíamos ver si pasaba alguien por la calle. Nos gustan mucho los preliminares, somos muy de tocarnos, besarnos, hablar de nuestras cosas etc antes de empezar con lo importante. Estaba sentado yo en el asiento central trasero, con la camiseta pero en calzoncillos, y ella con el top, las sandalias pero sin el short, con un tanga muy sexy de lencería restregándose encima mía. Llevábamos un rato así, estando ya bastante cachondos, cuando ví pasar un hombre algo mayor que nosotros corriendo, haciendo running, por la calle. Miró el coche, supo de que iba el asunto y siguió como si nada. A los dos minutos, volvió a pasar, esta vez en sentido contrario, y se paró a la entrada del callejón, disimulando haciendo cómo que se ataba la zapatilla y después haciendo algún estiramiento. Se lo dije a mi novia.
Cari, hay un hombre que no deja de mirarnos ahí.
Joder, a que nos fastidia el polvo, será porque no hay sitios para estirar.-Dijo ella.
Ninguno tan entretenido cómo este- dije yo intentando quitar hierro al asunto, -vamos a seguir a lo nuestro, seguro que se irá enseguida.
Yo sabía que al estar nosotros en el asiento central, la luz de la farola nos llegaba directamente, y probablemente el runner tenía una buena visión de la espalda y culo de mi novia. Lejos de importarme, decidí darle una alegría al hombre, así que jugué unos minutos con el culo de mi novia, manoseándolo y pasando mis dedos por sus dos agujeros, ante la atenta mirada del mirón, que cada vez lo hacía con menos disimulo, e incluso se acercó a la parte delantera del coche. Mi novia cada vez estaba más cachonda, pero pensaba que el hombre se habría marchado ya.
El hombre se ha acercado y ya mira sin disimulo.- le dije.
Pfff, estoy muy cachonda ya y quiero comértela, pero si no se va, no pienso hacer nada, bastante está viendo ya.
Añadir que mi novia es una fanática de las mamadas, le encanta chupármela, y no he visto a nadie que lo haga como ella, así que yo estaba deseando que el hombre se fuera para que ella me lo hiciera, pero a la vez no, por el morbo de que nos estuviese viendo.
En esos instantes de indecisión que teníamos sobre que hacer con el mirón, este decidió ir hacia el lado izquierdo del coche y quedarse mirando como a metro y medio de la puerta trasera, viendo perfectamente a mi novia sentada encima de mí.
Buenas noches, suelo correr por aquí y nunca me había visto en una situación así. No quiero molestaros, pero me está resultando muy morboso veros.- dijo el desconocido en una mezcla de vergüenza, nervios y educación.
El hombre era alto, atlético, se notaba que entrenaba, y por sus palabras daba la sensación de que esta situación le excitaba pero que la había encontrado por casualidad, que no era el típico mirón que va buscando estas situaciones. Llevaba una camiseta ajustada gris y unas mallas cortas negras, que dejaban entrever su excitación.
A mí no me importaba que el hombre miráse, de hecho me estaba produciendo un morbo indescriptible. Así que decidí hablarlo con mi novia.
Venga Ana, vamos a seguir, me da bastante confianza y a la vez morbo que nos vea. -le dije.
Eres un cerdo. -dijo Ana riéndose.
Así, seguimos con nuestro magreo, con ella encima de mí, le quité a Ana el top, quedándose en sujetador, tanga y sandalias, y le empecé a masturbar con la mano por detrás de su culo, apartándole un poco el tanga. El hombre se acariciaba el paquete por encima del pantalón y no perdía detalle. Ana estaba bastante mojada y gemía en un tono bajo de placer, cohibida por la presencia del desconocido pero a la vez cachonda por la situación. Yo con la el calzoncillo apunto de reventar, le dijé a mi novia al oído:
¿Cambiamos de postura y me la chupas?-
Quiero pero me da vergüenza que nos vea. -Dijo entrecortada.
Anda, no seas tonta, sé que estas muy cachonda, te he pillado varias veces mirandole el paquete. -Y a la vez le metí dos dedos en el coño.
Mmm, vale, vale, te la chupo.
Me cambié al asiento trasero derecho del coche, justo al lado contrario del mirón y mi novia intentó ponerse entre mis piernas para chupármela, a lo que le dije:
Vamos a darle una alegría a este hombre y enseñale ese culazo que tienes.
Ella me miró un par de segundos con los ojos brillantes de la excitación y me hizo caso. Se puso a cuatro patas con el culo mirando hacia el desconocido, y me empezó a hacer una mamada. Su culo en tanga quedaba justo en el límite de la puerta abierta en la que estaba el mirón. El hombre tenía unas vistas privilegiadas del culo de mi novia, tan sólo cubierto por el fino hilo del tanga que llevaba, pero que dejaba muy poco a la imaginación. Se volvió a acercar otro poco, quedando a escasos centimetros de mi novia, que mientras tanto me estaba haciendo una mamada de libro, y se siguió acariciando el rabo por encima del pantalón. Para acabar de calentarlo, decidí apartar poco a poco el tanga de mi novia de su raja, dejándole a la vista su sexo completamente depilado, y me dediqué a jugar con sus dos agujeros. El hombre no pudo más, y mirándome como para pedirme aprobación, se bajo las mallas dejando una polla en plena erección, completamente depilada, y de muy buen tamaño y forma, comenzando a masturbarse con las vistas del culo de mi chica. No sabía que hacer, por un lado quería avisarle a mi novia para que viese el rabo de nuestro amigo, pero por otro había cierta parte de celos que lo impedía. Pero no me dio tiempo a pensarlo mucho, mi novia decidió girarse y vió el espectáculo.
Guau, no esta nada mal lo que tienes ahí. -le dijo directamente al hombre, mordiéndose el labio. Estaba claro que lo que acababa de ver le gustaba y mucho.
Nunca había visto un culazo así, vaya suerte tienes.- añadió el hombre refiriéndose a mí.
Mi novia, mientras decía esto, decidió quitarse el tanga y las sandalias, quedando sólo con el sujetador, y se empezó a masturbar mientras retomaba mi mamada. El hombre se masturba a escasos 30 cm del culo y los pies de mi novia, con una cara de excitación que estoy seguro jamás la había tenido. Ver esa polla apuntando tan de cerca al culo de mi novia, me puso más cachondo aún. Así que intenté seguir con la situación para adelante.
Voy a dejar que te toque el culo. -Le dije a mi novia.
No contestó, su respuesta fue masturbarse aún más rápido, así que le mire al hombre dándole permiso para que pudiera sobar el culo de mi novia. Le empezó a acaraciar ambas nalgas, y pocos momentos después, le empezó a introducir los dedos de la mano izquierda en el coño a mi novia, porque con la derecha se seguía haciendo la paja. Mi novia estaba fuera de sí, no para de gemir.
Metemelos en el culo, por favorrrr. -Le suplicó.
El hombre saco los dedos empapados del coño y los dirigió al culo, abriéndolo poco a poco. Mi novia estaba disfrutando muchísimo y yo estaba apunto de correrme. El hombre alternaba ambos agujeros, y se llevaba los dedos a la boca saboreando los fluidos de Ana.
Mmm Carlos, estoy super cachonda, quiero que me folles por el culo porfa. -Dijo mi novia. De normal no practicábamos sexo anal, sólo cuando estaba muy muy cachonda lo pedía.
¿Qué te lo folle yo? Creo que hay otra polla por delante mía para eso. -dijé fruto de la excitación.
Bfff, como queráis, pero ya por favorrrr. -dijo gimiendo.
Por suerte, o no, el hombre dijo:
Estoy apunto de correrme. -mientras movía frenéticamente su mano por su pene lleno de venas y en su máximo tamaño.
Echámelo por el culo y el coño. -Ordenó mi novia, y acto seguido se abrió los labios vaginales esperando su premio.
El hombre no pudo más y, apoyando la punta de su polla en la raja de Ana, soltó una gran cantidad de corrida espesa por el ano y coño de mi novia, llenándolos enteros e incluso parte de sus pies. El semen se introdujo en parte por el agujero del culo, que se encontraba bastante abierto, y por los labios abiertos del coño de Ana. Mi novia estallo en un orgasmo sin precedentes, que la hizo temblar entera. El hombre aprovechó para restregar su pene chorreando por los agujeros de Ana, mientras estaba acababa de correrse. Nos dió las gracias, se puso las mallas, y antes de irse nos dijo que había sido increíble, y que ojalá nos fuera genial.
Ahí estaba mi novia, a cuatro patas, con su raja cubierta por la lefa del desconocido, diciéndome que esto no había acabado, mientras empezó a jugar con la el semen de su coño y a masturbarse.
Bff, que polla tenía, fóllame ya por favor. -Dijo Ana.
Ha estado a punto de follarte, guarra. -Yo estaba deseando penetrarla.
Se sentó encima mía y recogió el semen del hombre con mi polla, usándolo de lubricante, y se la introdujo en el coño. Fue el polvo más intenso de nuestra vida.
Cuando volvimos a casa le pregunté:
Si no se llega a correr, ¿le hubieses dejado que follarte?
Mmm, creo que no, pero en el momento nunca se sabe. -Dijo riéndo mientras me guiñaba un ojo.
Hemos vuelto al sitio muchas veces, pero no ha habido suerte de encontrarnos con este hombre.
Muchas gracias y espero que os guste.