¿Sexo, Dulce o Truco?

¿Qué sueles hacer en noche de brujas? ¿Ir por dulces? ¿Vestirte de gatita sexy? Bueno, lo que me sucedió excedió todo eso... ¿Si eres mujer te puede violar otra mujer? Pues aquella noche esa bruja me dio sexo, dulce y truco al mismo tiempo.

¿Sexo, Dulce o Truco?

Como cada año me encuentro poniéndome el disfraz de día de brujas, para muchos esto sería realmente emocionante y para otros de lo más normal… Tengo 17 años y sí, todavía me visto así para Halloween; pero no se trata en absoluto por que yo vaya a pedir dulce y cosas por el estilo, no, realmente mi madre me obliga a esto.

¿A qué me refiero con todo esto? Bueno, tengo un hermano de siente años, su nombre es Brian; él es el clásico niño al que le gusta ir de un lugar a otro solo para jugar, al que le encantan los videojuegos y comer chucherías… Y al que le encanta ir a pedir dulces en noche de brujas. Sin embargo, aquí la que sufre soy yo, pues siempre he sido la encargada de acompañarlo simplemente por el hecho de “convivir” con él; eso es lo siempre me dice mi madre.

Odio a veces tanto las decisiones de mi madre, pero lo peor es que lo apoya mi padre y ambos retribuyen todo a que debo dejar un poco el Twitter y Facebook para pasar más tiempo con mi pequeño hermano… Y es simplemente por eso, ya que fácilmente podrían enviar a una de las muchachas encargadas de servicio o incluso al chofer… Pero no, debo hacerlo yo.

Como cada año, y por ser la chica más popular de la escuela… Me invitan a ir a algunas fiestas en noche de brujas, y este año no es la excepción, pero antes era demasiada tonta como para idear algo bueno y lograrme escapar de todo ese horrible sufrimiento, además  antes… Yo también salía a pedir dulces…. Pero bueno, creo que soy lo suficiente madura como para dejar atrás todas esas tonterías o como lo decía ahora “Dulcerías” y darme tiempo para pasármela de lo grande en alguna fiesta con algún chico.

-¡Caroline! ¡Tu hermano ya esta listo! –me gritó mi madre.

-¡Ya voy mamá! –le respondí de mala gana.

Este año tenía un excelente plan, yo tenía una especie de enamorado… Bueno, él era el que se moría por mí… Se llama Héctor, es un muchacho rubio con pelos despeinados que siempre quiere quedar bien conmigo o con mis amigos… Con la esperanza de que lo dejemos entrar. Él no es un mal chico, es de esa clase de chicos que hablan todo el tiempo  y parecen como si hubiesen comido azúcar por montones… A mis amigos y a mí no harta todo el tiempo, pero viéndome en estas necesidades… Terminé invitándolo a acompañarme a cuidar a mi hermano y sus amigos… Pero a la mera hora mi idea será dejarlo para que lo haga él, y si todo sale bien, quizá reconsidere su pase a nuestro grupo… Igual y el próximo año salgo, no tendré que escucharlo hablar tanto.

-¡Caronline!

-¡Mamá! ¡Ya te dije que ya voy! –insistí, tomé mis cosas y finalmente bajé a donde se encontraban todos-. Ok, ya estoy lista.

-¿Y tú de qué vas vestida? ¿De Bella Cullen? ¿Ella usa vestidos? –me preguntó mi hermano.

-Soy una vampira, pero no esa… Además me gusta más el mío que el tuyo de espantapájaros.

-Soy un obrero golpeado por su jefe…

-Para mí pareces un espantapájaros… -le saqué la lengua.

Aquel año había decidido vestirme de vampira, no porque estuviese de moda, si no porque realmente quería verme sexy, y bueno, tener la oportunidad de verme así en noche de brujas… Sería eso que por fin y después de casi un año, haría que ese bombón de Ecker se fijara en mí.

-¿Piensas ir de esa manera para acompañar a tu hermano? –se paró mi madre enfrente mío.

-¿Qué? tenía que disfrazarme de algo… ¿No?

-Bueno, esta bien… Pero no quiero que andes calentándoles las hormonas a esos niños…

-Mamá… Eso ya no depende de mí.

Tan de pronto como termine aquella oración, una de las empleadas llegó para avisarnos que un joven llamado Héctor preguntaba por mí.

-¿Héctor? –preguntó mi madre al mismo tiempo que me veía a matar.

-Es solo un compañero de al escuela mamá, a él le encantan los niños.

-Pues eso espero por tu bien, jovencita….

Obviamente el chofer se encontraba allá afuera esperándonos, él solo nos llevaría a la zona donde más casas repartían dulces, después se iría y regresaría en tres horas. Durante el camino hacia allá, Héctor no paró de hablar… Pero incluso aquello se volvió una pesadilla cuando congenió con mi hermano y comenzaron a hablar como si fuesen amigos de toda la vida. Una vez que llegamos y el chofer nos dejó no dude en perder tiempo y sobornar a mi hermano con una bolsa de dulces que le daría en cuanto regresásemos a casa, al principio me puso muchos peros, pero en cuanto le dije que Héctor se quedaría con ellos… Simplemente pareció cambiar de opinión y aceptar mis condiciones.

En cuanto a Héctor, tuve que portarme como toda una dama pidiendo y suplicando por su ayuda, diciéndole que mis amigas harían una pijamada con mis amigas, y aunque no iba a quedarme a dormir quería pasármela un rato con ellas; sí después de eso se enteraba de lo de la fiesta ya le inventaría algo o lo alegraría con la entrada a nuestro grupo, también ya después me encargaría de darles los suficientes detalles a mis amigos para que no me odiasen demasiado.

Una vez que dejé a todos los niños en manos de Héctor decidí tomar un viejo camino de tierra que me llevaría directo a la calle principal donde se encontraba la fiesta, realmente no estaba tan lejos… Lo que me daría suficiente tiempo para ir, pasármela bien, coquetearle a Ecker y regresar justo a tiempo, sí, mi plan parecía ir a la perfección; eso hasta que llegué al supuesto camino y vi un enorme letrero con el eslogan de “Cerrado por reparación”.

Mi cara se convirtió en una expresión de terror al leer aquello y ver todas aquellas cintillas rojas cerrando el paso, pero realmente quería ir a esa fiesta… Conocía ese camino y sabía como tendría que pasar para llegar a mi objetivo, por lo tanto decidí brincarme todas aquellas cintillas. Una vez que lo hice noté que los faros principales estaban apagados, la única luz por ahora sería la luz de la luna y la que llevaba en mi celular.

Comencé a caminar sin siquiera ponerme a pensar en los riesgos que podrían suceder, no porque tuviese miedo que un vagabundo me asustase, si no por que con tantas máquinas y agujeros… Podría sufrir un accidente. Aceleré el paso para tratar de llegar lo antes posible, pero mi cuerpo se paralizó al escuchar caer algo pesado sobre alguna de aquellas máquinas, como si hubiese caído una roca sobre algo de metal…

Miré por todos lados tratando de dar una explicación a lo que había escuchado hace apenas unos segundos, pero al no ver nada fuera de lo normal, decidí seguir con mi camino. Sin embargo al adentrarme más, noté que la luz de la luna comenzaba a desaparecer; miré hacia arriba y noté que los inmensos árboles comenzaban a hacer sombra bajo la luz de la luna, así que la única luz que me servía de guía por ahora, era la de mi celular.

El silencio tampoco se hizo esperar demasiado, así que aquello sí que comenzó a ponerme la piel de gallina, pues por más oscuro que estuviese, tendría que haber ruido de aves o algún animal parecido que viviese en medio de todos aquellos árboles. Tan agitada por la idea, decidí olvidarme por completo del miedo y apresurarme, o no me daría tiempo para hacer todo lo que tenía planeado aquella noche. Pocos segundos después mi cuerpo volvió a paralizarse cuando el ruido de la roca sobre el metal volvió a repetirse, pero esta vez con mayor intensidad.

El ruido fue tan notorio que incluso di un grito, me tape la boca con las manos y traté de buscar a alguien entre toda aquella oscuridad. Rápidamente apagué la luz de celular, pues si se trataba de alguien que me viniese siguiendo, la luz solo sería la responsable que me encontrase. Al no lograr encontrar nada fuera de lo  normal, giré mi cuerpo de nuevo hacia mi camino, caminé lentamente y el ruido volvió a repetirse, pero esta vez mucho más cerca de mí.

El miedo me sucumbió en aquel instante, mi corazón comenzó a acelerarse sin control y las manos comenzaron a temblarme, comencé a caminar tan rápido que incluso parecía querer trotar, giré mi cabeza hacia atrás para ver si alguien me perseguía, y al voltear la cara hacia mi camino… Una sombra negra se encontraba parada frente a mí. Desaceleré drásticamente que incluso arrastré algo de tierra conmigo antes de pararme por completo.

Aquella sombra no era como una simple sombra, no, claramente se trataba de alguien… Alguien consideradamente más alto y grande que yo… Traía un atuendo completamente negro… Un pasamontañas que le cubría todo el rostro, unas botas y guantes negros de piel… Sentí en ese momento ganas de gritar y salir corriendo, pero evité hacer aquello… Si iba hacerme algo, aquello solo aceleraría las cosas.

-No tengo dinero… Solo cargo con mi celular… Puedes llevártelo si quieres, pero no me hagas daño… -le dije queriendo negociar con él, pero él no dijo nada en absoluto.

Él solo permaneció allí sin hacer algún movimiento, lo cual solo me preocupo más… De pronto comenzó a empuñar sus manos, así que en ese momento salí corriendo lo más rápido que pude y en sentido contrario, cuando escuché los pasos de este detrás de mí, empecé a gritar como loca con la esperanza de que alguien me escuchase, pero tan rápido comencé a hacerlo, él me alcanzó al instante y me jaló de la pequeña capa que llevaba por mi disfraz.

Rápidamente caí al suelo de espaldas, este se tumbó sobre mí y me puso una especie de pañuelo con un olor desagradable… Todo se comenzó a nublar, el ruido de mi agitación comenzó a disminuir considerablemente, como si ensordeciera de pronto… Y después simplemente perdí la noción.

-Caroline… ¡Despierta! –escuchaba distorsionadamente -. ¡Caroline! –se repitió.

Esta vez un balde de agua fría me cayó encima despertándome súbitamente. Miré aturdida y comencé a retomar la noción, dándome cuenta de que estaba ligeramente recargada y colgada de un árbol por la parte de mis muñecas, que se encontraban atadas al igual que mis pies; pero aquello no fue lo que me asustó, pues al darme cuenta a lo lejos de que mi vestido se encontraba tirado y que hacía algo de frío… Me di cuenta de que estar colgada del árbol era lo que menos me debía preocupar, pues además de eso también estaba en ropa interior. El sujeto alto que se encontraba ante mí, aún cubierto por el pasamontañas se acercó lentamente hacia mí y me miró a los ojos…

-Que bueno que despertaste –me dijo a pocos Centímetros de mí.

Esa voz… Yo conocía esa voz de algún lado, pero eso no era lo más raro en todo esto, esa voz era de chica… pero ¿de cuál chica?

-¿Quién eres? ¿Qué me vas a hacer?

-¿Realmente te interesa saber quién soy? ¡Vamos! pensé que lo sabrías al instante… Te daré una pista –tomó mi rostro entre sus manos con esos guantes gruesos y negros-. Todo el tiempo me molestas… ¿Nada? Claro, si tú molestas a todo el mundo… Espera… Me insultas ¿Aún nada? ¡Oh! ¡Espera! Pero si también le haces eso a todo el que no te cae bien… -apretó mi rostro entre sus manos-.  ¿Qué tal este? Me dices lesbo… ¿Nada?

Mi mente estaba demasiado aturdida como para recordar exactamente de quién se trataba, sí, molestaba a algunos cuantos… Esa era la forma de hacerles saber quien mandaba en esa escuela. La chica me soltó bruscamente y se alejó considerablemente, se paró frente a mí y se descubrió el rostro… Entonces la recordé rápidamente, se trataba de una tal Nina, esa que todo el mundo decía que era lesbiana y que realmente se vestía como una, pues jamás en mi vida la había visto ir ni un solo día algo femenina o incluso arreglada… Siempre iba vestida con ese atuendo descuidado, ese pelo todo desalineado con mechones de colores, sin maquillaje, jeans rotos, tenis sucios… Todo un casito.

-¿Ahora sí sabes quién soy?.... ¿Verdad? ¡Qué bueno que me recuerdas!… Porque hoy vamos a tener una muy interesante y divertida noche.

-¡¿Qué?! ¿Qué quieres decir? ¿Qué me vas a hacer? ¿Por qué me tienes así? -intenté zafar mis manos en vano.

Ella se acercó lentamente hacia mí sin decir nada y me miró desafiantemente.

-Shhh...-susurró callándome-. La que hace aquí las preguntas soy yo.

-Escucha, sí dije algo que te ofendiera... Realmente lo lamento, no volveré a hacerlo, pero por favor déjame ir...

-¿Qué me ofendiera? ¡Tú! Hiciste más que eso, hiciste que me sintiera como una basura... "Miren como vino hoy, como supo que ya llegó una chica de intercambio... Cree que tiene oportunidad" "Si dividieran el salón en hombres y mujeres... No la dejarían ir a clases" "Dicen que espía a las chicas en los baños" "Deberían ponerle un letrero con 'RADIACTIVA' en mayúsculas" ¿Cómo crees que me hacía sentir eso?

-Ok, hice mal... Pero solo alguien con tan poca autoestima se toma todo eso en serio.

-¿Tomármelo en serio? No, si eso era lo que menos me importaba... Pero por tu culpa nadie se quiere juntar con una "pervertida" como yo, pero esto no es solamente por mí... Alguien necesita enseñarte a respetar a las personas... Tú nunca te fijas realmente quiénes son o lo que sienten...

-¡Oye! Entendí el sustito, ya bájame de aquí y te prometo que no voy a presentar cargos.

-Ese es el pequeño problemita que tenemos Caroline, que no puedo dejarte ir, que no hay suficiente castigo como para que salgas de aquí cambiada y sin decirle nada a nadie... Tengo que hacerte algo que te será tan penoso como para no decir absolutamente nada.

-¡Maldita lesbiana! ¡Bájame de aquí!

-¡Cállate! Que nadie te va escuchar aquí... Solo me hartas... Y si me haces enojar cambiaré de idea y ahí sí tendrá que venir la policía a buscar tu cuerpo.

Todo el cuerpo de erizó al pensar en lo que podría hacerme.

-¿Qué me vas a hacer?

-Nada como para que te preocupes, hasta te terminará gustando...

Nina se alejó y sacó de atrás de unos matorrales una mesa con rueditas y lo jaló hasta donde me encontraba... Sobre esta había un bisturí, una especie de pomada, una pañuelo rojo, una gruesa cinta gris y algunas gasas blancas.

-¿Qué vas a hacer con eso? ¡Si me cortas con eso te juro que...!

Ella ignoró mis advertencias, tomó la cinta y comenzó a sacar un trazo de esta; se acercó a mí y me tapo la boca con el grueso trozo de cinta. Todos mis miedos comenzaron a llegar, realmente tenía miedo e incluso el frío de la noche me parecía inexistente.

Ella comenzó a quitase la chamarra que la hacia ver tan enorme y después se despojó de los guantes; ahora se veía menos intimidante, pero no menos alta... Era muy alta. Regresó de nuevo a la mesita y esta vez tomó el bisturí, en ese momento comencé a gritar como loca, pero la cinta hacía que me tragara mis gritos, comencé a balancear todo mi cuerpo y mis manos intentaban escapar de la cuerda de donde colgaba, pero todo era inútil.

Nina se acercó aún más y elevó el bisturí a la altura de mi rostro para poderlo ver; después se quedó un tanto pensativa y regresó a donde estaba el mesita para tomar el pañuelo rojo, de nuevo se giró hacia mí y se acercó, se estiró muy poco para lograr al alcanzar mi cabeza y me cubrió los ojos amarrando el pañuelo alrededor de mi cabeza.

La poca luminosidad que ella había alcanzado a lograr con una pequeña lamparita que se encontraba al fondo de unos arbustos desapreció en absoluto. Mi temor creció mucho más aún, no sabía que me haría y aquello me volvía más loca todavía.

Comencé a sentir sus manos tibias correr por mis piernas desnudas, me asustó tanto pensar que en cualquier momento comenzaría a sentir el filo de aquel bisturí sobre mi piel, una de sus manos subió hacia mi pierna derecha, tomó parte de mis bragas y comenzó a jalarlas, como si las estuviese cortando con aquel bisturí.

Claramente sentí cuando mis bragas cayeron, ya que estas se resbalaron prácticamente por sí solas; después el mismo movimiento se repitió pero justo entre medio de mis pechos, así que sin ejercer mucha presión... Mi brasier cayó al igual que mis bragas. Sentía claramente mi cuerpo desnudo allí a la intemperie...

-Te burlabas de una lesbiana, sin saber lo que es ser una... Bueno, la próxima vez te lo pensarás ante de decir tus estupideces.

Yo tan solo le repetía una y otra vez que me dejase en paz, pero mis palabras se distorsionaban dentro de mi boca.

En unos momentos después ya no escuché absolutamente nada, eso en lugar de relajarme comenzó a ponerme más nerviosas. De pronto y bruscamente piernas fueron soltadas de la cuerda que las unía, yo rápidamente comencé a patalear pero sus manos tomaron sus piernas y las abrió de lado a lado.

Unas cuerdas comenzaron a sentirse sobre mis tobillos, sus manos parecían estar atándome de lado a lado; cuando intenté jalar mis pies fue imposible, estaba  completamente atados de lado a lado. Ella se me acercó y notó que una de mis lágrimas, que se había escapado de ser absorbida por el pañuelo, se estaba derramando por mi mejilla.

-Créeme, no te va a doler... Todo lo contrario.

Sus manos acariciaron mis piernas y rápidamente subieron hasta mis pechos... Los tomó y comenzó a apretarlos suavemente, mi estrés tan solo me hizo cerrar fuertemente mis ojos y esperar a que pasara lo que tenía que pasar.

Una de sus manos siguió acariciando mis pechos mientras que la otra bajó directo hacia mis pubis, un escalofrío me llegó al instante... Ella comenzó a frotar su mano sobre mi pubis de manera circular, yo me estremecí de pronto e intenté mover mis piernas para darle una patada, pero tan solo me lastime al jalar y rozar mi piel con la cuerda.

Ella siguió moviendo su mano y se acercó a mi cuello para besarlo bruscamente, moví mi cabeza para intentar quitarle espacio, pero no resulto nada. Ella siguió besándolo y yo seguí intentando oponerme, sus manos proseguían tocándome por todos lados; mientras yo intentaba hacer algo para evitarlo, de pronto se detuvo por unos segundos y después… Sentí claramente como sus dedos se metían dentro de mi sexo, volví a intentar gritar y ella tan solo siguió haciéndolo.

Todo mi cuerpo se paralizó al momento y mis piernas quisieron cerrarse, pero lo único que lograba era lastima mis tobillos. Comenzó a mover sus dedos dentro de mi sexo lentamente, con movimientos finos y a la vez bruscos, subió su rostro hacia arriba y siguió besándome el cuello; después bajo un poco y metió entre su boca uno de mis pezones y comenzó a succionarlo como si fuera un recién nacido.

De alguna forma y aunque estaba sufriendo con aquello, mi cuerpo comenzó a reaccionar de una manera diferente a la que se suponía debía reaccionar, pues aquello comenzó a excitarme… Sí, quería que me dejase ir, pero mi cuerpo respondía erróneamente a como lo hacía mi mente. Ella prosiguió chupando mi pezón al mismo tiempo que seguía moviendo sus dedos dentro de mi sexo, luego dejó de chuparlo para seguir lentamente descendiendo, así  hasta llegar a mi pubis.

Sentí cálidamente como su lengua comenzó a pasar por mi entrepierna, luego me soltó por completo y segundos después regresó, volvió a meter sus dedos en mi vagina, esta vez sentí como algo frío y viscoso se introdujo junto con sus dedos… Al instante pensé en aquella crema, seguramente se trataba de lubricante o algo así…

Sus dedos siguieron jugando dentro de mi sexo, esta vez sentí como ambas manos abrían mi sexo; de pronto algo caliente se sintió al tacto, era tan suave y húmedo… Era su lengua, esta comenzó a jugar dentro de mí, de arriba abajo… Uno de sus dedos comenzó a masajear mi clítoris mientras que con la lengua lamía más hacia adentro. Mi cuerpo estaba temblando, pero no de frío o de miedo, realmente me estaba excitando… Incluso los ruidos cesaron, ella lo sabía… ella sabía que me estaba excitando, así que comenzó a subir de grado a aquello.

Su lengua seguía moviéndose dentro de mí, su boca entera parecía estar absorbiéndome por dentro… Incluso hasta podía sentir la punta de su nariz rozar debes en cuando. Unos pequeños gemidos que intenté disimular con gritos se empezaron a volver cada vez más seguidos, y ella haciendo caso a eso, sacó su mano; subió de nuevo hacía mí para jalar la cinta de bruscamente y finalmente dejarme hablar….

-¡Déjame perra! –le dije gritando.

-¿Para qué? Si te esta gustando… Además todavía viene lo mejor…

Acercó todo su cuerpo hacia mí, sentí su aliento cerca de mí rostro… Pensé que me besaría, pero no lo hizo… Simplemente bajó y sin más, metió dos de sus dedos dentro de mi vagina; di un gemido al momento gritando, pero este descendió cuando comenzó a girar sus dedos, mi piel se erizó rápidamente y ella prosiguió metiendo más al fondo sus dedos.

Ese pequeño dolorcito dentro de mi vagina lo único que hacia era excitarme aún más, sentí como algo se desprendió de mis adentro… Algo viscoso o parecido… Ella se acercó y comenzó a chuparme mi sexo recogiéndolos, sus dedos comenzaron a entrar y salir más rápido todavía y con un ritmo que me excitaba tanto. Cuando sentí que se me venía un orgasmo… Bueno, esto era más que un orgasmo… Se suponía que sabía como se sentía uno… Pero esto era completamente diferente, era más intenso, más fuerte y mucho más excitante.

Con una la mano que tenía dentro de mi vagina comenzó prácticamente a empujarme hacia arriba, y con la otra empujaba mi vientre hacia el árbol… Mis manos estaban totalmente empuñados y los dedos de mis pies tan contraídos… El ritmo crecía, el calor aumentaba y todo era tan excitante que los gemidos de placer no tardaron en llegar, realmente no quería que ella supiese que los estaba de alguna manera disfrutando, pero al final me delaté tan obviamente.

Grité, gemí, me retorcí, los músculos de mis glúteos se tensaron a grado de raspar con la corteza del árbol, mis muñecas estaban rojas… ¡Estallé! Y mis puños, músculos y dedos del pie regresaron a su forma normal… Agitada comencé a sacar todo el aire que tenía en mis pulmones… Ella sacó lentamente sus dedos y comenzó a acariciar mi pubis suavemente. Luego volvió a dejarme de tocar, regresó a mi altura y empezó a quitarme el pañuelo que tenía sobre los ojos.

Al verla no dije ni una sola palabra, no sabía que decir… No podía insultarle, ni tampoco agradecerle lo que había hecho… Acercó su rostro tan cerca de mí, y me plantó un beso tan “apasionado” que podía sentir incluso su lengua dentro de mi boca… Yo no hice nada, pero tampoco evité que lo hiciera; simplemente la dejé besarme… De todas formas, después de todo lo que me había hecho… El beso era lo de menos. Dejó de besarme y me dijo: “Espero que aprendieras la lección… Lesbiana” tan de pronto como dijo eso, acercó un trapo hacia mí y volví a oler aquel penetrante y desagradable olor… Volví a dormir y a perderme en un sueño confuso.

Cuando desperté abrí los ojos, sentía como si todo hubiese sido un sueño… La cabeza me dolía y lo primero que hice fue sentarme en el mismo lugar… Miré a mi alrededor y noté que me encontraba muy cerca del letrero de “Cerrado por reparación”. Me miré y todo parecía estar normal… Sin embargo me dolían mucho las muñecas y mis tobillos… Intenté pararme y sentí algo muy extraño en me sexo, miré debajo de mi vestido y noté que no llevaba mis bragas; después miré dentro de la parte alta de mi vestido y noté que tampoco tenía brasier… No había sido solo un sueño.

Busqué rápidamente y me puse por completo de pie, ya habían pasado las tres horas. Corrí rápidamente hasta llegar a las casas donde estaban los chicos y Héctor, todavía no habían llegado con el chofer… Así que corrí hasta llegar a donde estaba el chofer y esperé a que los demás llegaran, lo cual no fue por mucho tiempo.

-¡Hola Caroline! ¡Nos divertimos mucho! ¿Cómo te fue en tu pijamada? –me dijo Héctor mientras todos los niños se subían al coche.

-Bien, estuvo bien –fue lo único que respondí.

Toda aquella noche no hable, no pude dormir y dejar de pensar en todo lo que me había pasado.

Al otro día en la escuela mis amigos no tardaron en llegar para preguntarme el porqué de mi ausencia en la fiesta, yo simplemente les dije que tenía que acompañar a mi hermano a pedir dulces. Segundos después una de las chicas notó la presencia de Nina al otro lado del pasillo y le hablo en voz alta.

-¿Todavía no te quitas el disfraz?

Todos comenzaron a reír sin parar, excepto yo todos lo notaron.

-¿Qué no le vas a decir algo, Caroline? –se dirigió hacia mí uno de los chicos.

A lo lejos Nina solo se me quedó mirando de una manera aterradora.

-No, hoy no tengo ganas –les dije.

Todos bofaron algo enojados y me abandonaron allí. Estando sola, Nina se me acercó… Tenía tanto miedo de que hablara de lo de anoche… Nadie debía saber de aquello… Nadie debía saber que me había prácticamente violado una chica, y sobre todo… Nadie debía saber que me había gustado.

-Así que… ¿Qué saliste a pedir anoche, Lesbiana? ¿Sexo, dulce o truco?

Yo solo guardé silencio y miré como se alejaba riéndose… El recuerdo de aquel día de Halloween me lo llevaría a la tumba.

Nos estamos leyendo y hasta pronto.

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