Sexo, drogas y RocknRoll! (7): Todos

Fin del primer arco argumental. El grupo ha conseguido definir por fin su estilo musical, pero desgraciadamente, no tienen conciertos donde demostrarlo. Un concurso de bandas, en la que el primer premio es la grabación de un disco, es la solución clave para llegar a lo más alto. RELATO SIN SEXO.

1-4-2000

- ¡I’m in love with my dog, I’m in love with my dog!Hambre de perro fiero, oliendo dulzura- cantaba Sebastián en medio de una tarde de ensayo como otro cualquiera.

Ya habían pasado dos semanas desde que Enrique compusiera la canción. Al día siguiente, la enseñó al grupo y quedaron maravillados con aquella espléndida letra y composición. Aquella fue la única canción que mostraron como nueva al público, ya que fue la única de las nuevas que presentaron que les impresionó de verdad. El público aplaudió con gran ímpetu después de cantar I’m in love with my dog

Desgraciadamente, aquello no fue suficiente como para que los bares y locales mostrasen interés en el grupo de la pelirroja, y desde entonces no tocaron en ningún otro lugar. De hecho, en todo el mes de abril sólo tenían uno programado.

Los días siguientes se los pasaron ensayando las nuevas canciones del grupo: Donde estás , de Sandra; Sin noticias , de Joaquín; Azabache , de Cris y Niebla oscura , de Sebastián. Todas ellas fueron modificadas posteriormente para tener un estilo musical parecido al de la canción de Enque. Es decir, después de más de un año de banda, por fin habían conseguido definir el estilo musical que les iba a caracterizar. Sólo faltaban los conciertos.

El teléfono sonó en medio de la canción. Sandra, que en el primer tono dio un bote del susto, fue quien se abalanzó sobre el móvil.

-¿Sí?- contestó ella jadeando-. ¿Quién es?

-Estoy por Sandra- dijo la voz-. ¿Eres tú?

-Sí, soy yo- dijo ella-. ¿Es el dueño del bar Poco a poco ?

-Exactamente- afirmó la voz ronca y masculina del otro lado-. Mira, hemos estado buscando un hueco, pero prácticamente no tenemos huecos. Además, la mayoría de los grupos que tocan aquí son grupos conocidos… relativamente, claro. Es decir, tienen algún que otro premio en el bolsillo. No es que no nos guste que grupos como vosotros vengan a tocar, pero no andamos bien de dinero, precisamente, por lo que necesitemos que traigáis gente.

-¿Entonces, no hay concierto?- preguntó Sandra, apenada.

-¡Oh, mierda!- exclamó Sebas.

-De momento, no- afirmó el dueño del bar-. Verás, si tuvieseis algún que otro premio, ya sea primer, segundo o tercer puesto, no importa, tendrías un hueco asegurado. Mientas, no puedo ofreceros nada, a no ser que sea en substitución a uno de estas bandas…

-¿Entonces, hay posibilidades?

-SI me confirmáis la posibilidad de tocar de un día para otro, sí- contestó él-. Ya sabéis, por si alguna banda llama en el último momento…

-De acuerdo, entonces, nos quedamos con esa opción.

-Bien, genial, lo siento por las molestias- se disculpó él-. De todas maneras, tengo aquí en el bar la suscripción para un concurso de bandas, por si estáis interesados…

-¿Un concurso?- preguntó ella. Todos los demás la miraron con incredulidad-. ¡Sí, sí! Estamos interesados.

-Bien, el primer premio es la grabación de un disco en la discográfica Discutre - contestó él-. Las inscripciones acaban este fin de semana.

-¡Una grabación!- exclamó ella.

-Sí, bueno, pero no te emociones- dijo el bar tender-. Es un concurso en el que participan muchísima gente, y muchos grupos ganadores se convierten en grupos de relativo éxito. Bueno, el segundo y tercer premio es en metálico, del orden de casi medio millón de pesetas.

-¡500.000 pesetas!- exclamó de nuevo Sandra.

-¡Sí, sí!- repitió él-. Pero repito: no te emociones. Muy buenos tenéis que ser para llegar hasta ahí. En fin, ¿os interesa?

-Claro que nos interésa- dijo ella-. ¿Cuándo podemos apuntarnos?

-Ahora mismo, si queréis- contestó-. Aunque deberías venir, así os puedo dar más información al respecto.

-Genial, ¡gracias! Me pasaré por allí mañana por la mañana.

-Muy bien, pues os espero, pues- y colgó el teléfono sin decir nada más.

-¿Qué coño ha pasado?- preguntó Sebastián.

-¡Nos vamos a apuntar a un concurso de bandas!- exclamó ella-. ¡Es nuestra oportunidad de darnos a conocer de verdad, porque el primer premio es una grabación en el estudio de Discutre!

-Discutre?- preguntó Cris-. ¿Esa no es la discográfica que se arruinó un par de veces en un mismo año?

-Sí- contestó Enrique-. También he leído que la mayoría de sus éxitos no pasan de las cien mil ventas.

-Bueno, eso último es razonable- contestó ella-. Como ahora la gente se descarga las canciones de internet.

-Es imposible causar tantas perdidas por medio de descargas, Sandra, ¡deja de soñar!- contestó Sebastián-. Yo he escuchado que se financian a base del tráfico de las drogas.

-¡Me da igual!- exclamó Sandra-. ¡Es una oportunidad! Y no la dejaremos escapar! Como si prostituyen niñas, joder, es que me la suda. Tenemos ante nuestras jodidas narices la mejor oportunidad de demostrar que somos buenos para la música, y más ahora que por fin hemos definido un estilo musical!

-¡Vale, vale!- dijo Sebastián-. ¡Lo que tú digas!

-Así que mañana por la mañana, os quiero a todos aquí, que iremos a inscribirnos allí, ¿de acuerdo?

-¡De acuerdo!- contestó toda la banda al unísono.

Pasaron un par de horas más, cuando tocó recoger los instrumentos y despedirse hasta el día después. Sebastián fue el primero en irse, pues al parecer había quedado con Lorena, la hija del dueño del bar al que le folló el culo para poder tocar. Gracias a ella, Sebastián supo que las embarazadas, aunque fuesen adolescentes, le ponían mucho.

Luego fue Enrique y Joaquín, que se fueron juntos a casa, dejando solos, por unos instantes, a Cris y Sandra.

-Oye, Cris- dijo Sandra-. ¿Cómo va todo?

-Esto… bien, ¿porqué?- preguntó Cris, un tanto extrañado.

-No sé,  a veces me doy cuenta de que tu y yo no hablamos mucho, y teniendo en cuenta de compartimos muchas horas juntos, pues creo que no sé nada de ti- comentó ella.

-Cierto- contestó él-. ¿Puedo dejar el teclado aquí?

-Claro- afirmó-. El hecho es que no sé porqué te lo llevas a casa cada día.

-No me gusta dejar mis cosas en sitios ajenos- contestó Cris.

-Ya veo…-dijo-. Esto… mira.

-¿Sí?

-Joaquín me comentó tu pequeño problema que tuviste… bueno hace unas semanas- sacó el tema Sandra-. Ya sabes, lo de tu…-decía mientras señalaba su paquete.

-Oh… ¡mierda!- exclamó-. Le dije que no comentara nada sobre eso, ¿se lo has dicho a alguien?

-No, tranquilo- dijo, escapando una risa-. Y no te preocupes por él, ya me ha dicho que no iba a volver a comentarlo. Ha puesto sus cojones como fianza.-

-Genial…

-Oye, tú te hablas con Joaquín, no?- preguntó ella.

-Claro- afirmó Cris-. Al menos más que contigo. Sin ofender, claro. ¿Por qué?

-Bueno, lo cierto es que últimamente está algo extraño conmigo- explicó-. No sé cómo decirlo… distante. Ahora no me llama para saber de mí, y ya no se ríe con los chistes malos que cuento. ¿Sabes que le pasa? ¿Sabes si… me va a dejar?

-Esto… no, no me ha comentado nada- mintió Cris. Lo que le pasaba a Joaquín era, evidentemente, la culpabilidad que sentía por haberla engañado con Anabel, la chica del grupo Apollo18 -¿Desde cuándo está así?

-Desde la fiesta en aquella casa abandonada, con los Apollo 18 y aquella gente- dijo ella-. Fue despertar y volverse así de distante…

-¿Despertarse?- preguntó.

-Sí, tomó tantas copas y tantos porros que acabó semi desmayado durante parte de la noche- comentó-. Le tuve que cuidar junto con Anabel.

-¿Estuviste toda la noche con Anabel?- quiso saber.

-Sí… ¿Por qué?

Cris no pudo evitar reír.

-¿Qué? ¿Qué pasa?

-Mira, se supone que le prometí que no te contaría nada, pero como él aflojó la boca primero…

-¿Sí? ¿Qué pasa?

-Joaquín cree que te ha puesto los cuernos con Anabel- dijo Cris-. Me lo contó en el hospital. Y tal como lo hizo, todo parecía ser un sueño. Un sueño muy real, pero un sueño, al fin y al cabo.

-Menudo imbécil. ¿Y me lo ha estado ocultando todo el tiempo?

-Mira, sé que te quiere, y no era él mismo. Ni siquiera era él.

-Y él poniendo sus cojones como fianza, ya le pasaré factura, ya…

Ya pasada una hora, Sebastián se encontraba en O’Teo’s, un bareto escondido entre unos bloques pijos de la ciudad, con buena música, buenos bebedores, un bar tender simpático y la embarazadísima Lorena.

-¡Joder, ostia puta!- exclamó Sebastián cuando se la encontró allí bebiendo.

-¿Qué pasa?- preguntó ella.-

-¿Cuántos meses te está durando el jodido embarazo?- quiso saber incrédulo-. ¿Te has atascado en el noveno mes?

-No, imbécil- contestó ella, dando un larguísimo sorba a la cerveza, quedando vacía la jarra. Luego, hizo señal al bar tender para darle a entender que quería otra-. Estoy de nueve meses.

-¿No te han dicho que beber mientras estás embarazada es malo?

-Ya estamos con lo mismo…-dijo ella-. ¿Me vas a dar la charla con lo del bebé?

-Estaría bien que pensaras en esas cosas- le hizo saber un Sebastián responsable, algo inédito-. ¿Cómo se llamará?

-No lo sé aún.

Se hizo silencio entre os dos durante unos minutos. El bar tender le entregó a la chica su cerveza, esta pagó y luego fue Sebas quien pidió una para él.

-¿Has hablado con tu padre?- le preguntó.

-Sí- afirmó-. Y no, no quiere daros ningún hueco para tocar en el bar.

-Joder…

-¿Qué quieres? Después de enterarse de que me follaste en su propia casa después de mandarte a la mierda…

-Tu padre es demasiado susceptible.

-Suscep… ¿qué?- preguntó.

-Nada, déjalo.

Volvió a hacerse silencio durante un rato. En ese rato, les dio tiempo a terminar sus respectivas cervezas y pedirse otra para cada uno.

-¿Has pensado en lo que te dije?- quiso saber Lorena.

-¿En qué?- inquirió Sebas, que no sabía a qué se refería.

-A lo de ser el padre de mi bebé- comentó ella-. Ya sabes que eres el mejor chico con el que he estado. Sólo tú sabes cuidarme. Y eso lo valoro.

-Oye, oye- dijo él-. Solo nos conocemos desde hace dos meses. Me gustas y eso, ya sabes, ya te lo he dicho, pero hacerme cargo de un bebé, así como así…

Lorena puso cara de sorprendida.

-No pongas esa cara, Lorena- comentó Sebastián, serio-. No tengo ni veinticinco años, no he disfrutado de la juventud. Me gustaría tener hijos y eso, y me gustaría, por qué no, que sean tuyos, pero por dios, esto ha llegado demasiado rápido.

-Sebas…

-Espero que esto no te haga cambiar tu opinión respecto a mí. Soy inmaduro, juego con las drogas, con el alcohol. Soy irresponsable, imbécil, arrogante y egoísta. Pero tu me haces cambiar. Por eso me lo pensaré.

-Sebas… calla.

-¿Qué?

-¡He roto aguas, imbécil!

-¿Qué… QUÉ?

En otro lugar, paralelamente a la historia de Sebastián y Lorena, se encuentra Enrique junto con Anabel, la cantante de Apolo18, en casa de la chica. Esta llamó a Enrique justamente en el momento que iba a cruzar la puerta de su casa. Se asombró cuando le invitó a su casa.

Anabel y Enrique se conocieron de vista en la casa abandonada, pero fue en casa de Sandra  donde hablaron realmente y se conocieron de verdad.

En aquellos momentos se estaban dando el lote sobre la cama de los padres de la muchacha, que en por aquellas horas no estaban en casa. Mientras que la lengua de Enrique jugueteaba con la de Anabel, sus manos lo hacían con sus exuberantes pechos de pezones rosados

La acción no tardó mucho en llegar. Enrique dejó de sobar los pechos de aquella mujer y las dirigió hasta su dulce coño. Ella le paró cuando intentó meterla entre los pantalones.

-Para, para- decía ella.

-¿Qué?- preguntó él-. ¿Qué pasa? ¿Por qué me paras?

-¿No quiero hacerlo, vale?

-¿Pero… por qué?- quiso saber él-. ¿Por qué me llamas entonces?

-Sólo quería verte…-dijo ella mientras se le abrazaba.

-Vamos, no me jodas- dijo Enrique, mientras se separó de ella y se levantaba-. Yo no he venido aquí para abrazar a nadie, calienta pollas, he venido para follar.

-Pero, Enrique… yo… yo…

-¿Pero qué?- quiso saber.

-Me gustas, Enrique y… soy virgen.

-Venga ya, coño- contestó él-. No seas cría, joder- suspiró ampliamente, y luego hizo gesto de marcharse.

-¡No, por favor!

-Tendrás que tener una buena excusa para conseguir que me quede…-susurró él, en la puerta-. Joder, me has dejado empalmado, mala zorra.

-Bueno… yo… sé hacer buenas mamadas- comentó ella, mientras intentaba mirar a Enrique de forma pícara.

-Me acabas de convencer…

-¿Juan?- preguntó Cris justo cuando le faltaba doblar la esquina para llegar hasta su portal.

Cris no había visto a Juan desde el día en que le conoció, en la casa abandonada donde perdió la virginidad gracias a él, y donde contrajo la enfermedad de transmisión sexual gracias a él también. Ya había pasado un mes desde entonces y no tenía esperanzas en verle de nuevo. Aunque tampoco tenía ganas. Se habían caído bien el uno del otro, pero Cris sabía que era una mala compañía.

-¡Cris!- exclamó Juan, visiblemente borracho-. Guau, ¿Cómo estás?

-¿Ya estás borracho? Joder… ¡pero si son las diez y media!

-Bueno, se tiene que empezar bien la noche… ¿haces algo hoy?

-Iba a mi casa ahora…

-No, no, no!- exclamó-. ¡Te vienes conmigo!

-¿Cómo? ¿A dónde?- inquirió.

-Pues… ¡no lo sé!- rió estrepitosamente-. Ya lo iremos viendo a medida que la noche avanza. ¡Así es como vivo yo, Cris!

-Bueno… no sé yo…

-Tú siempre tan previsor. ¡Deja de lado esa faceta tuya, tío! Por cierto, que tal después de follarte a aquel pavo?

-Pues no me fue muy bien, la verdad…

-¡Bueno, bueno, la primera vez suele ser decepcionante! La chica ala que me follé resultó ser la prima de una amiga mía, ¡el mundo es un pañuelo! ¿No crees? En fin, vamos por ahí, a buscar coños… ¡o pollas! ¡Como tú quieras!

-La verdad es que no sé si debería, Juan, mañana  madrugo.

-¿Y a quién le importa? ¡Yo también me tengo que levantar pronto mañana! Empalmaremos un día con el otro.

-En fin… está bien, aunque no me convences.

-Vamos, sé de un sitio que está lleno de maromos a los que te podrás follar, o que te podrán follar.

-Vas muy rápido con todo esto- le dijo Cris-. Ya sabes que aquella vez… fue mi primera vez. Y mucho menos he recibido.

-Claro, claro… te entiendo, no quieres que te partan en dos, verdad?- comentó-. Si quieres, algún día podemos quedar y ya te follo yo bien follado. Ya le he quitado la “flor”, no te preocupes por eso. Un par de litros de cervezas, un par de porros, y te la meto entera!

-Esto…

-¡Vamos, vamos! Ya te he dicho que hoy nos vamos a ese disco de maromos impresionantes, ¿de acuerdo? ¡Si lo hago por ti! ¡A mí no me importa!

-Bueno, está bien. Marchémonos. Pero más te vale que haya alcohol.

Sé de mala gana que he desatendido mucho estos relatos, y que la vuelta a ellos ha tenido una calidad bastante baja. Con este relato acaba un arco argumental. Con este primer arco quería presentar de manera general al grupo e iniciar algunas tramas que servirán de telón para el segundo. Espero vuestras críticas, tanto malas como buena -siempre con fundamento- que me servirán para mejorar esta serie.

Se agradecen enormemente todo tipo de comentarios sobre el capitulo o la serie en sí. Me gustaría saber vuestras críticas para mejorar en un futuro próximo esta serie. Esto lo podéis hacer por medio de: los comentarios en el mismo relato o agregándome mí correo, david_92_eu@hotmail.com. Muchas gracias a todos.