Sexo, Drogas y Rock & Roll. Vol. 7
-Eres mi ejemplo a seguir, te admiro por lo que haces y como lo haces. Me dijo. Si aprendo a ser como tú, ¿Puedo sacar tanto dinero como el que tienes?
-Ahorita le hablo, prima. –Le dije.
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-¿Dónde sería? –Me preguntó.
-En su auto, alejados de las casas, entre las parcelas. –Le dije y recordé cuando yo me iba con Rafa a coger por esos rumbos.
-Y ¿Cómo vamos a salir de aquí? ¿Con que excusa? –Preguntó. Noté una cara de excitación y miedo al mismo tiempo.
Y era verdad, ya estaba oscuro y no había a que salir. Quizá unas de las excusas podría ser que saliéramos a dar el roll los primos pero con tantas personas, no podría desaparecer mi prima de 16 años por un rato porque se sospecharía. De pronto se me encendió el foco.
-Ponte ropa para salir. –Le dije. –Ahorita nos vamos.
-¿Qué harás? –Dijo.
-Yo arreglo todo esto. –Le dije. Fui al baño y salí a donde estaba mi familia.
-JULY. –Gritó mi papá. Corrí a abrazarlo. –Muchas gracias, hija, por la ayuda que hoy nos brindaste. –Se le notaba que andaba muy ebrio. –Eres la mejor hija del mundo.
-Papi, esto es por y para la familia. –Le dije. –Todos haríamos cualquier cosa porque nuestro negocio crezca.
-Sin duda, hija. –Me dio un beso en la frente. –Me duele mucho que crezcas. –Silencio. Puso su mano en mi cadera-Pierna-nalga y movió un poco sus dedos. Rápido la subió. Sabía a lo que se refería, al tema que tocaban cada vez que me miraban. Y eso me excitaba.
-Soy solo tuya, papi. –Le dije dándole un beso en su mejilla. Salí caminando rumbo al baño mientras le movía a mí papá las caderas de forma exagerada. Rodeé el cuarto de la lavadora y entré al baño.
Me miré en el espejo y miré en mí una cara de excitación grande. El pensar en mi prima cogiendo con mi novio me calentaba. Deseaba una verga. Mojé la parte de atrás de mi cuello y salí del baño.
Levanté la vista y choqué con una persona, que con una de sus manos me jaló de la cintura y con la otra me jaló de mi cuello. Me plantó un beso. Al inicio no lo respondí por el susto, pero al verlo, vi a mi tío que con mucha fuerza me tenía pegado a él. A los pocos segundos cedí y respondí el beso.
Bajó sus manos a mis nalgas y las apretó fuerte. Me dio oportunidad de mover mis brazos y los puse alrededor de su cuello. Cuando sentí que aflojó su fuerza, lo empujé.
-Tranquilo. –Le dije con una mirada de pervertida.
-No soporto, ya quiero cogerte, mija. –Me dijo.
-Tengo un plan que hará que tengamos tiempo de coger. –Le dije. Le expliqué de qué se trataba. –Tío, sígame el juego. –Asintió.
Entró al baño y yo salí. Pasaron 20 minutos hasta que puse en marcha el plan.
Mi tío estaba cerca de mi papá y yo me acerqué a ellos.
-Papi. –Le dije con la voz más tierna que pude. –Oye, ¿A qué hora vas a ir a cerrar la tienda? –Pregunté.
-Amor, te dije que dejé gente encargada para que hiciera el trabajo. Estoy de vacaciones. –Me dijo. -¿Por qué la pregunta?
-Es que necesitaba algo. –Le dije y bajé la vista.
-Llamaré para que te lo traigan. –Dijo.
-No. Son cosas personales… Ya sabes…
-Bueno, entonces, ¿Vas? –Me preguntó.
-Sí papi, yo voy.
-Invita a tus primas.
-Ya les dije pero solo quiere ir la de 16 años. –Le dije.
-De una vez aprovecho para encargarte unas cosas. –Dijo mi tío.
-¿Qué cosas? –Pregunté. Y las dijo. –No sé mucho de eso. Mejor acompáñenos, tío. Si no está en la tienda, lo llevamos a un depósito que esté cerca.
-Sí, ve. –Dijo mi papá. Eso no lo esperaba y hacía más fáciles las cosas.
-Está bien. –Dijo mi tío.
-Le hablaré a mi prima y nos vamos en la Hummer. –Dije.
El plan estaba saliendo a la perfección. Entré corriendo a la casa y a mi cuarto. Eché ropa a una bolsa, mucha ropa con todo y zapatos.
-Prima. –Le hablé a la de 15 años. Rápido llegó.
-¿Qué pasa? –Me dijo.
-Vámonos. Agarra esta bolsa y súbete a la Hummer.
-¿Qué es esto? –Preguntó.
-Tu presentación. –No entendió, la agarró y salió del cuarto y de la casa.
Agarré mi celular y le marqué a Rafa.
-Hola amor, ¿Cómo estás? –Pregunté.
-Bien y ¿Tú? –Se le notaba una voz muy apagada.
-Enamorada de ti, y mucho. –Le dije. – ¿Me haces un favor?
-Dime.
-En 10 minutos te espero en la plaza.
-¿Para qué?
-Solo, no faltes.
Y colgué. Sonó de nuevo el teléfono pero no contesté. Salí del cuarto y de la casa. Me despedí de mi papá y salí rumbo a la Hummer donde estaba mi tío y su hija; ninguno de los dos se imaginaba mi plan, que su hija iba a coger con mi novio en ese momento y que yo iba a coger con su papá. Y sobre todo, ninguno sabía la parte final de mi plan.
Encendí la Hummer y arrancamos. Fui directo a la tienda. Durante el camino hubo mucho silencio y sentía mucha tensión. Llegamos a la tienda.
-Vamos a traer eso, tío. –Le dije a mi tío. Bajó sin decir nada.
La tienda ya estaba en total silencio y las puertas estaban entre cerradas.
-¿Por qué la trajiste? –Me preguntó mi tío mientras entrabamos a la tienda.
-Espere. –Dije. –Buenas noches. –Saludé a las personas que estaban en ese momento.
-Buenas noches, July. –Me saludaron asustados, no me esperaban. –Ya casi estamos cerrando, no vemos movimiento. –Dijeron.
Vi la hora y aún faltaba media hora.
-Todavía falta tiempo. –Les dije. Bajaron la mirada. –Bueno, miren, mi tío viene por unas cosas, ayúdenlo y cierren. Iré a hacer un mandado y ahorita regreso por él. –Les dije.
-Sí, July. –Dijeron.
Caminé rumbo a la salida.
-Espera. –Me jaló del brazo mi tío. –Oye, ¿Por qué me trajiste? Y ¿Por qué trajiste a mi hija?
-Por el simple hecho de que necesitábamos una coartada. –Le dije y me solté de su mano. –Ella viene con nosotros, pero ahorita la voy a dejar con mi prima. Mis papás y tú esposa saben que venimos los tres, así que no sospecharán si nos tardamos porque “andaremos” juntos.
-Bien pensado. –Me dijo.
-Sí, voy y regreso rápido. –Le dije. –Cierren la tienda y cuando pase por usted, tendremos una media hora para nosotros.
-Te espero. –Dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
Caminé rumbo a la Hummer. Me subí.
-¿Qué pasa? –Me preguntó mi prima.
-Tuve que traer a tú papá para no levantar sospechas. Le dije que te iría a dejar con mi prima porque te ibas a medir una ropa que te gustó. Te vas con Rafa, hacen sus cosas y yo vengo a cerrar la tienda con mi tío, tendrán una media hora. –Le dije. –Luego le digo que vamos a pasar por ti y listo.
-¿Todo eso lo pensaste tan rápido? –Me preguntó.
-Y te falta conocer más de mí. –Le dije. Arranqué la Hummer. Me metí en la primera brecha que había y avancé 50 mts.
-¿A dónde vamos?
Me detuve.
-Abre la bolsa, ahí hay ropa mía. –Bajé de la Hummer, encendí la luz de adentro de la camioneta. Abrí la puerta de atrás donde mi prima ya estaba sacando y levantando la ropa para verla.
-¿Qué tipo de ropa es esta? –Preguntó al verla. –Si me la pongo voy a enseñar mucho.
-Es el tipo de ropa que quiere el hombre, se excita un hombre al ver a una mujer vestida así. Baja. –Le dije. Ella lo hizo y se puso frente a mí. Yo ya traía en mente la ropa que usaría y le quedaría mejor. Agarré una minifalda que le llegaría a la mitad de sus piernas y una blusa de tirantes, con unos tacones. –Toma, cámbiate. –Le dije y se subió a cambiarse. En 5 minutos estaba bajando con la ropa que le di.
-¿En serio debo ir vestida así? –Me preguntó mientras se estiraba la falda hacia abajo.
Sonreí al verla. Me gustaba. Tenía un cuerpo de su edad, muy poco desarrollado pero se veía bien. Sus piernas se miraban preciosas y ella de su rostro no era nada fea.
-Vámonos. –Le dije sin prestarle atención. Tardó en subir a la Hummer porque batallaba en caminar por los tacones. Encendí y arrancamos.
Me sentía soñada en ese momento y me vi siendo la dueña de un negocio enorme de prostitución. Le llevaba a mi primer cliente, a mi primera niña. Me excité y sentí húmedo en mi entrepierna. Estaba ardiendo.
A los 5 minutos llegamos a la plaza. El auto de Rafa ya estaba ahí, me puse detrás de su auto.
-Espera aquí, deja y hablo con mi novio. –Le dije. Mi prima asintió.
Dejé encendida la Hummer y bajé. Caminé hasta el auto de Rafa. Mi novio bajó y caminó hasta mí. Corrí a abrazarlo. Le rodeé su cuello con mis manos y le planté un beso que no me respondió.
-¿Qué pasa? –Me preguntó muy apagado. Tenía una mirada perdida y muy triste. Se veía cansado.
Bajé mis manos y tomé las de él. Caminé hasta recargarme en su auto.
-¿Cómo estás? –Pregunté como si nada hubiera pasado.
-Dime, ¿Qué necesitas? –Dijo algo molesto.
-¿Qué te pasa? –Le pregunté también molesta.
-Nada. –Bajó su mirada. La levantó y clavó sus ojos en los míos y por un momento sentí que me penetraba hasta mi cerebro. –Has cambiado mucho. –Dijo. -¿Te acuerdas?
-Si te refieres a cuando tú y yo nos la pasábamos aquí, sí. –Respondí. –Nuestros besos… nuestras pláticas… nuestros momentos… -Y por un momento sentí mucha nostalgia.
-¿Qué nos pasó? –Preguntó.
-¿Cómo que qué nos pasó?
-Hemos hecho muchas cosas y cometido errores. –Me dijo.
-En esta parte de la plaza, en este auto, empezó todo. –Dije. –Cuando empezaste a tocarme y luego me pediste que fuéramos a tu casa, que me entregué a ti. Y luego los días posteriores a ese, en la parcela o en tu cumpleaños. Y luego encontrarte con tu prima…
-Ese fue uno de los más grandes errores, ¿No? –Interrumpió.
-¿Coger con tu prima? –Dije. Asintió. –Para nada. Así como tú, yo también “he cometido errores”. Me he metido con muchos hombres, novios de amigas, profesores, viejos y hasta niños. Pero siempre hemos sabido llevar estas cosas porque tú y yo nos hemos dado cuenta que esto es lo que nos gusta, compartirnos el uno al otro. Al final del día nos amamos.
-Claro, así somos nosotros. Pero a veces uno no se cuida y pasan cosas…
-Rafa… -Le dije y le puse un dedo en su boca. –Sé del embarazo de mi hermana Olga. –Bajó la mirada y no dijo nada. –Lo nuestro va más allá de un simple embarazo, y esto creo que pasó porque te dejé mucho tiempo solo, debí estar contigo para cuidarnos de estas cosas.
-Es mi hijo. –Y su voz cambió, era una voz un poco más alegre.
-Y mientras yo sea la tía de ese bebé, nunca faltará nada. Te recuerdo, tenemos mucho dinero. –Vi un cambio en su mirada, más despierta. –Mi amor, vamos a enfrentar esto tú y yo como pareja.
-Tenía miedo de que cuando te enteraras, me dejaras. –Me dijo.
-Al inicio me dolió en el alma. Pero mi amor por ti es más grande y fuerte. Vamos a cuidar a ese bebé, juntos, toda la vida.
-Te amo. –Me abrazó muy fuerte.
-Y yo te amo. –Le dije.
-Entonces, ¿Festejamos? –Me dijo mientras ponía sus manos en mis pechos. Le di un pico.
-Hoy no. –Le dije. –Traigo a alguien en la camioneta que quiero que conozcas.
-¿Quién? –Preguntó.
Caminé hasta la Hummer por el lado del copiloto, abrí la puerta.
-¿Cómo estás? –Le pregunté a mi prima.
-Nerviosa. –Me dijo. -¿Él es tu novio, Rafa?
-Sí, ¿Qué tal? –Pregunté y sentí que en mis ojos se encendió una llama que indicaba placer, excitación.
-Tiene buen cuerpo, y está guapo. Muy guapo. –Me dijo mientras lo veía.
-Piensa en que en unos 10 minutos, ese muchacho, de buen cuerpo y guapo, estará besándote. Me le acerqué y puse una mano en su pierna y acerqué mi boca a su oído. –Y piensa que en unos 20 minutos, estarán desnudos, él encima de ti, mamando tu panocha o quizá cogiéndote. –No le quitó la mirada a mi novio.
-Quiero coger con él, y si lo hago, ¿Me quedo con el dinero? –Preguntó.
-El dinero ya es tuyo. –Le dije y le ofrecí mi mano. Me dio su mano y la ayudé a bajar. En cuanto lo hizo, llevó sus manos a su minifalda para bajársela. Caminó algo torpe con sus tacones. Llegamos a donde estaba Rafa. –Amor, te presentó a mi prima. –Le dije.
-Un gusto. –Dijo Rafa saludándola de beso. Mi prima no dijo nada. –En verdad eres muy hermosa, July se quedó corta al describirte. –Mi prima bajó su mirada por la pena que le dio. –Yo me encargo de ella. –Me dijo.
-Eso espero. –Y nos dimos un beso en la boca en señal de despedida. Vi como mi novio agarró de la cintura a mi prima y la llevó a su auto para subirla, luego él subió. –Espera. –Le dije y bajó su vidrio. –Ven acá…
Bajó de su auto y se acercó a mí.
-¿Qué pasó? –Me preguntó.
-¿A dónde la llevarás?
-A tal lugar. –Me dijo. –Ahí está rodeado de árboles, y no hay tanta tierra. Podemos coger arriba del auto y bajarnos también.
-Está bien. –Le dije subiéndome a la Hummer.
-¿Por qué? –Preguntó.
-Quiero que tengas público. –Le dije guiñándole el ojo.
-¿Quién? ¿Tú? –Asentí. –Y ¿Por qué mejor no te nos unes?
-Yo ya tengo pareja para esta noche. –Le dije cerrándole la puerta y encendiendo mi Hummer. Bajé el vidrio. –A su papá.
-¿Tu tío?
-Mi tío político. –Le dije. –Cuando terminen, llévala con Andy. Ahí la recojo. –Arranqué.
-Pero…
No escuché nada. Mis tetas me dolían de excitación, mi panocha ardía. Andaba demasiado excitada. No me importó nada y como pude, mientras iba manejando me empecé a desvestir; me quité la blusa y el brassier y cayeron mis tetas. Me orillé en la carretera y terminé de quitarme la ropa que me quedaba. Quedé totalmente desnuda. Agarré unos tacones y me los puse y arranqué de nuevo la Hummer. Llegué a la tienda toda húmeda y el asiento mojado. Vi a mi tío sentado fuera de la tienda.
Toqué el claxon. Mi tío corrió rápido a mi vidrio, lo tocó y lo bajé.
-Mira cabrona, a mí no me… -No terminó su frase cuando me vio.
-Tío, ¿Se va a quedar ahí viéndome enojado o vamos a aprovechar el tiempo?
No dijo nada y subió rápido por el lado del copiloto. Se lanzó sobre mis tetas a chuparlas mientras llevó una de sus manos a mi entrepierna para dedearme. Abrí mis piernas para que pudiera tocarme mejor.
Por un momento me dejé llevar y me perdí totalmente, cuando reaccioné habían pasado unos 5 minutos.
-Esperé, tío. –Le dije.
-¿Qué pasó?
-Aquí estamos expuestos a las miradas, vámonos a un lugar más solo. –Le di un beso.
-Está bien, pero yo manejo. Quiero que me la mames mientras llegamos. –Me dijo.
-Mejor oferta no puedo tener. –Le dije.
-Pero bájate y pásate para este lado. –Me dijo.
-No me quiero poner la ropa, ya estoy lista así para usted.
-¿Quién dijo que te bajaras con ropa? –Me vio muy serio y eso me excitó.
-Pero, me pueden ver. –Le dije y sentí como solté un chorro.
-Conozco a las putas como tú, que desean ser vistas por todos. –Dijo. –Deseas que te vean desnuda o cogiendo, ¿Me equivoco?
-Para nada se equivoca. –Y sin pensarlo, abrí la puerta de la Hummer y bajé desnuda, corrí alrededor de la camioneta hasta llegar a la puerta del copiloto, que abrí y de un brinco subí. La cerré. –Esta noche será inolvidable. –Le dije.
-Será la mejor noche de mi vida.
-Tendrá el mejor sexo de su vida. –Me agaché, le abrí su pantalón y saltó frente a mí su verga, que deseaba una boca. Saboreé mis labios y abrí mi boca para comérmela.
-¿Para dónde voy? –Preguntó poniendo en marcha la Hummer.
Me saqué la verga de la boca y me levanté.
-Avance a la izquierda y dele todo por ahí hasta llegar a un canal, dele por el lado derecho hasta llegar a unos árboles que forman una casa. –Le dije. Con mi mano lo masturbaba. -¿Se ubica?
-Creo que necesito que sigas mamándola mientras pienso en lo que me dijiste para ubicarme. –Me dijo. Sonreí.
-Avíseme cuando lleguemos porque deseo que ya me coja. –Me agaché, abrí mi boca y empecé un arriba-abajo rápido.
La Hummer avanzó rápido.
Con mi lengua golpeé la cabeza de la verga, luego solo me comí esa cabeza y lo masturbé esperando salieran chorros de leche para tragarla.
Sentí cuando llegamos a las parcelas porque había muchos pozos. Mamé sus bolas, despacio, me comí una, luego la otra. Luego con mi lengua recorrí cada centímetro del palo. Se detuvo y puso una mano en mi cabeza y empezó un arriba-abajo, despacio. Me moví a su ritmo.
Me salí.
-¿Llegamos? –Pregunté sin soltarle su verga.
-Sí, del otro lado del canal hay un auto. –Me dijo. Lo vi y era el de Rafa. –Parece que este es un motel para pobres.
-Aquí me han traído un sinfín de personas. –Le dije. No era verdad, pero mi tío me tenía en un concepto de puta y esto lo excitaría mucho.
-¿Tú novio lo sabe? –Me preguntó.
-Mi novio no sabe nada, cojo con quien quiero y cuando quiero y el pendejo no sabe nada.
-Me gusta la puta que tengo. –Me dijo.
Me acosté boca arriba en el asiento y abrí mis piernas.
-¿Qué espera para comerme la panocha? –Le dije y metí dos dedos míos. Estaba demasiado mojada.
Sin pensarlo se puso encima de mí y de un golpe me la clavó. Tuve mi primer orgasmo.
-Estas mojadita, sin condón se siente muy rico y aprietas muy rico. –Empezó a moverse.
Gemí, grité. Me moví a su ritmo. Con el paso del tiempo y con más experiencia, se me hacía más fácil acomodarme al ritmo de los hombres, a sus movimientos. Lo jalé para besarlo.
El alcohol, junto con su excitación, hacía que sus golpes fueran fuertes. Luego de un rato, se levantó y llevó mis piernas a sus hombres, se nuevo se agachó a besarme. Esta posición hacía que me penetrara más profundo.
En esa Hummer, esa noche, no se escuchaban más que gemidos. Alrededor de 10 minutos, cambiamos. Bajé el vidrio de la ventana y empinándome, saqué la cabeza. Mi tío metió su lengua en mi panocha y con un dedo jugaba con mi culo.
-¿Le gusta? Mi culito. –Pregunté. –Hoy quiero que lo pruebe. –Se levantó y puso su verga en la entrada de mi culo. –Aun no. –Me hice a un lado. –Mi panocha aun desea verga.
Bajó su verga y la metió en mi panocha, empezó a cogerme de perrito. Gemí lo más fuerte que pude para que Rafa y mi prima me escucharan. Sentí como puso su mano en mi pelo y lo jaló muy fuerte, y empezó a nalguearme.
-Te gusta, ¿Eh? Perrita. –Me dijo. –Te gusta que te nalgueé, ¿Verdad? Que te golpeé y que te coja.
-Me gusta papi, me gusta que me cojas y me gusta tu verga que me llena toda. –Le dije. A los 5 minutos vi como Rafa iba bajando de su auto.
-La parejita nos va a dar un espectáculo. –Dijo mi tío.
-Acuéstate que te voy a montar. –Le dije rápido saliéndome y empujándolo. Por un momento me dio miedo de que viera a su hija cogiendo. Se asustó pero lo hizo.
Me preparé para montarlo, pero le di la espalda, quería ver el espectáculo de mi novio Rafa y mi prima. Me clavé.
-Cuéntame, ¿Qué están haciendo? –Me preguntó mi tío.
La verdad es que estaba muy oscuro y no se notaba los rostros de las personas, solo se veían las siluetas y esas si no dejaban nada a la imaginación. Empecé a mover mis caderas como sabía hacerlo de manera perfecta.
-La… niña… -Estaba excitada y me llegó el segundo orgasmo. –Está… está… de rodillas mamándole la verga al muchacho. –Gemí. –Luego la levantó, la niña se empinó y el muchacho se la está cogiendo de perrito. –Duramos cerca de 5 minutos cuando me levanté y me volteé para besarlo. –Dame por el culo.
Bajamos y poniendo mis manos en el cofre de la Hummer, me empiné.
-El muchacho se mueve muy rico. –Me dijo mi tío. –Sabe coger.
-Déjalo y dame ya. –Le grité jalándolo detrás de mí. Sentí su verga en la entrada de mi culo y empujó. –Dale despacio sin detenerte. –Le dije. Empujó y no se detuvo, entró una parte, luego aplicó más fuerza y entró la mitad. –Me duele, cabron, y me gusta. Detente. –Se detuvo y agarré aire.
Volteé a ver a Rafa y vi como mi prima se hincó de nuevo frente a Rafa, este se empezó a masturbar. Mi prima se metió la verga de mi novio y escuché a Rafa gemir. Instintivamente, se abrí mi culo y empujé para que entrara la verga de mi tío, que ya no batalló. Se movió.
Empecé a gritar de dolor y de gusto. Y al minuto, mi tío llenó mi culo de leche. Rafa encendió su auto y se fueron. Sonreí feliz. No se salió de mí hasta que su verga se puso flácida.
-La mejor cogida de mi vida. –Me dijo.
-Eres el mejor amante. –Le dije. Había terminado muy satisfecha. –Vámonos. Debemos pasar por tu hija, arréglate para que no se sospeche nada.
Lo hicimos y arrancamos la Hummer. Le di despacio para darle tiempo a Rafa de que llegara bien y se acomodaran.
A los 10 minutos llegamos a la casa de Andy. Bajé. Toqué la puerta y abrió Andy.
-Hola amiga. –Me saludó muy feliz.
-Hola, ¿Cómo estás? –Pregunté.
-Enojada.
-¿Por qué? –Dije.
-Porque no me invitaron. Por eso.
-Eso… -Dije y de pronto noté algo extraño en Andy. Su cuerpo había cambiado. Sus caderas estaban un poco más anchas y sus pechos ya no eran igual de grandes a cómo eran antes. De pronto se me vino una idea…
-Prima. –Salió mi prima, saludándome. Se borró el pensamiento.
-¿Cómo te fue? –Pregunté.
-No podemos hablar, aquí está la familia de tu amiga. –Me dijo en voz baja.
Pasé a saludar a la familia y en 5 minutos nos fuimos. Subimos a la Hummer y en otros 5 minutos llegamos a mi casa. Bajamos. Nadie notó nuestra ausencia ni nuestra llegada.
Entré a la casa y mi prima detrás de mí.
-¿Por qué no me dijiste? –Me dijo mi prima algo enojada.
-¿Qué cosa? –Dije sin darle importancia.
-Que tienes algo con mi papá.
-No es nada prima. –Le dije.
-¿Cómo que nada? Está engañando a mi mamá.
-Tú papá ama a tu mamá y no debes tener duda de eso. Yo solo quiero sexo con los hombres y ya, no quiero más. –Le dije.
-¿Qué pensarías de que yo tuviera sexo con tú papá? –Me preguntó.
-Me sentiría orgullosa de ti porque ya estás haciéndole más caso a tu deseo sexual. –Le dije y subí las escaleras para ir a mi cuarto, me detuve. –Anoche tuve sexo con mi papá por primera vez y fue lo mejor que pude probar en mi vida. –Caminé de nuevo.
Entré a mi cuarto y agarré ropa, luego entré al baño a cambiarme. Me limpié y salí.
Pasó la noche muy tranquila y todos felices. A la hora de ir a la cama me encontré nuevamente con mi prima.
-Oye July. –Me dijo.
-¿Qué pasa? –Le dije.
-Eres mi ejemplo a seguir, te admiro por lo que haces y como lo haces. –Me dijo. –Si aprendo a ser como tú, ¿Puedo sacar tanto dinero como el que tienes?
-Si sabes hacerlo, sí. –Le dije.
-Enséñame. –Me dijo.
-¿Qué cosa?
-A ser como tú, saber coger y con quien y sacarle dinero a los hombres.
Y mi corazón se infló de felicidad.
-¿Cuándo se van? –Pregunté.
-En dos días. –Me dijo.
-Mañana tendremos una plática muy extensa. –Y nos dormimos.
A la mañana siguiente nadie despertó temprano. La plática con mi prima giró en torno primero a que se cuidara de un embarazo, le expliqué los métodos.
Luego vimos un poco de porno y le expliqué la forma de seducir a un hombre y lo que le gustaba que les hicieran.
Al final, como parte de mi plan, le dije que en el lugar donde vivía, empezaríamos un negocio de prostitución, que le mandaría dinero cada mes y que ella le pagaría a sus amigas para que se prostituyeran y despacio empezaríamos un imperio.
Me vi ampliando el negocio de prostitución por todo México.
Llegó el día de la despedida y se fueron. Estaba ansiosa por iniciar el negocio.
Regresé a la escuela con mejor ánimo. Pasó un día y al siguiente se me acercaron los nerds.
-Oye July, queremos saber cuándo vamos a empezar con lo de… ya sabes. –Me dijeron los muchachos. Nosotros hemos cumplido y queremos que tu cumplas lo tuyo.
Continuará.