Sexo con un amigo, que se convirtió en amante

fui unos días con amigos al apartamento, dos chicas y cuatro chicos, y mientras tomábamos la fresca en la terraza, nosotros charlábamos, bebíamos, y fumábamos.

SEXO CON UN AMIGO, QUE SE CONVIRTIÓ EN AMANTE Cuando tenía 19 años, fui unos días con amigos al apartamento de los padres de uno de ellos. El grupo estaba compuesto por seis amigos, dos chicas y cuatro chicos, las dos chicas salían con dos de los chicos, y los otros dos chicos que íbamos, estábamos sin pareja. Pero bueno, solo explicaré la parte que motiva este relato. Ahora os describiré un poco como éramos. El otro se llamaba Tonino, tenía los 17 recién cumplidos, ciertamente corpulento, ya que era ancho de espalda, y algo fibrado, media 185, pesaba 70 kg., de pelo largo, muy liso y negro, piel morena del sol, ojos deslumbrantes, labios algo carnosos, y por lo que abultaba su paquete, sin duda debía de estar bien dotado. Yo por contra, era más bien corriente, no me salía del montón, delgado, estatura media, algo blanco de piel, nada fibroso, media melena, y poco más. Pues bien, Tonino era uno de los dos chicos que tenía novia, la cual como ya he mencionado, también estaba en el grupo de amigos que fuimos al apartamento. A excepción de Tonino y yo, todos los demás estaban ya durmiendo, puesto que ellos habían madrugado, cosa que no hicimos nosotros. Así que nosotros dos estabamos tomando la fresca en la terraza, el silencio era notorio alrededor nuestro, ya que no era temporada alta, y además faltaba una noche para llegar el fin de semana. Mientras tomábamos la fresca en la terraza, nosotros charlábamos, bebíamos, y fumábamos. En cierto momento decidimos ir a darnos un baño a la playa, la cual estaba completamente solitaria. Para mi era estupendo que fuéramos en ese momento a la playa, ya que estaríamos los dos solos, y eso podría propiciar un acercamiento entre los dos, lo cual a mi me apetecía mucho, e incluso, pensé que con suerte, podría ocurrir algo agradable entre los dos. Cosa que yo hacia tiempo que deseaba, puesto que me gustaba mucho, tanto me gustaba que tenía pensamiento sexuales a menudo, y la posibilidad de hacerlos realidad, me ponía ciertamente predispuesto a intentar que ocurriera algo placentero entre los dos. Una vez ya en la playa, nos metimos en el agua, y empezamos a hacernos aogadillas el uno al otro. En una de esas aogadillas el hecho mano a mi paquete, estrujándolo ligeramente unos segundos, para seguidamente soltarlo, y yo a continuación le hice lo mismo, aunque no igual, ya que yo le sobé el paquete unos segundo, para seguidamente estrujárselo momentáneamente. Fue entonces, cuando él volvió a cogerme del paquete con cierta fuerza, y acercándose al oído, me susurro muy pausadamente "no querrás que te reviente los huevos", y mientras me lo decía, yo sin decir palabra, le empecé acariciar la cabeza. Al cabo de unos segundos, él paso de estrujarme el paquete, a sobármelo delicadamente mientras yo proseguía acariciando su cabeza, y entre tanto nos quedamos mirándonos fijamente el uno al otro con mirada de cierta sensualidad. Tras un rato que nos estuvimos mirando, mientras ya nos acariciábamos mutuamente sin decirnos nada. Se rompió el silencio al decirme él con voz picara "crees que podríamos pasar un buen rato", y yo también pícaramente le dije "seguramente lo pasaríamos en grande", tras decir esto, volvió el silencio mientras nos seguíamos acariciando el uno al otro. Después de un rato acariciándonos, mirándonos fijamente sin decirnos nada, le cogí por la cabeza y acerque mi boca la suya, besándolo en los labios. Viendo que él no rehusaba el beso, lo alargue una rato, eso si, al ser el primero, no quise lanzarme demasiado, así que solo era cosa de que entreabriéramos los labios para darnos chupetones mutuamente, sin utilizar la lengua por el momento. Y entre tanto nos seguíamos acariciándonos con una de las manos, mientras que con la otra, nos sobábamos el paquete mutuamente. Al rato, mientras seguíamos acariciándonos, besándonos y sobándonos los paquetes, sin prácticamente decirnos nada, yo me quite el bañador, y poco después se lo quitó él, una vez los dos ya nos habíamos quitado el bañador, los lazamos a la arena. Una vez ya completamente desnudos, juntamos nuestros cuerpo, continuamos con las caricias, y los besos cada vez eran más intensos, aunque aún sin utilizar la lengua, y no solo nos besábamos en los labios, ya que también nos dábamos besos en la cara y cuello. Instantes después, permaneciendo con los cuerpos pegados, mientras proseguían los besos, el me acariciaba la cabeza, y yo deslice mis manos hasta llegar a las nalgas de su culo, para estrujárselo suavemente. Sin duda parecía gustarle que le estrujase el culo, puesto que no tardo en hacer lo mismo, aunque solo con una mano, ya que con la otra seguía acariciándome la cabeza, sin que interrumpiéramos los cariñosos besos que continuábamos dándonos tan gustosamente. Momentos más tarde, teniendo nuestros cuerpos pegados, y mutuamente acariciándonos, sobándonos, y estrujándonos diferentes partes del cuerpo. Fue cuando inicie el acto de convertir el besos en los labios , en un auténtico morreo con lengua, pero en seguida note que él no lo tenía claro, así que aparte mis labios de los suyos lo suficiente como para poder mirarnos a las caras, a la vez que con una mano le acariciaba la cara, y con la otra mano sobaba su cabeza y cuello, mientras él sostenía sus manos en mis hombros. Tras unos segundos mirándonos, le dije "estás bien", él permaneció callado unos instantes, y entonces dijo "es que nunca he hecho sexo con otro chico, ni siquiera me he hecho pajas acompañado de otro chico". Así que viendo que se sentía algo inquieto por la situación, le dije "estate tranquilo, no haremos nada que a ti no te apetezca, y si prefieres que nos vayamos al apartamento, lo hacemos sin ningún problema", ante esas palabras, él me dijo "no quiero que lo dejemos así, solo que no se si podré hacer todo lo que puedes estar esperando", entonces le dije "como somos amigos, te hablaré con confianza. Te refieres a que no sabes si te atreverás a que nos morreémos con lengua, o a hacerme una mamada, o a que te da miedo que te penetre el culo. No te preocupes, solo llegaremos hacer lo que tu quieras", tras decirle esto, nos fundimos en un fuerte abrazo, sin decirnos nada durante un rato. Lógicamente, tras la inesperada interrupción de lo que estábamos haciendo, decidimos salir del agua, lo cual igualmente hubiésemos hecho aunque no hubiéramos interrumpido la fiesta que teníamos montada. Al salir del agua, nos tumbamos sobre las toallas, eso si, nos pusimos cara a cara de lado, con los cuerpos muy cercanos el uno del otro, y con las piernas entrelazadas. Acariciándonos mutuamente por diversas zonas del cuerpo, e incluso en todo momento, con una de las manos cada uno sobaba el paquete al otro, de esta forma se mantenía la intencionalidad de continuar disfrutando de nuestra íntima fiesta. Y mientras tanto, hablábamos de cosas, eso si, la conversación de temas variados, rápidamente se convirtió en hablar solo de sexo entre chicos. Naturalmente, al tener algo de experiencia, sabía como enfocar la charla, que a fin de cuentas, era una forma de mantener la excitación sexual, para en cualquier momento reanudar la fiesta sexual que disfrutábamos cuando estábamos en el agua. Naturalmente, la conversación estaba causando efecto, ya que a medida que íbamos hablando, nos poníamos más cachondos, lo cual se evidenciaba por el hecho de como teníamos las pollas, ya que si al principio estaban solo algo morcillonas, con el transcurso de la charla se iban poniendo cada vez más duras, la cual cosa significaba que a nuestra fiesta aún le quedaba un buen rato para gozar mutuamente. Por supuesto, mientras hablábamos, en todo momento nos estábamos acariciando, así como sobándonos mutuamente el paquete, e incluso algún que otro besos, tanto en la cara, como directamente en los labios. Y de hecho, cuando él estaba un rato mínimamente seguido hablando, yo le daba chupetones y mordisquillos a sus pezones, los cuales eran deliciosamente gratificante. Además eso hizo que él se pusiera a pellizcarme ligeramente los pezones a mí, a la vez que soltaba alguna que otra palabra algo cariñosamente insultiba, lo cual me gustaba, puesto que demostraba que él también estaba gozando del placer de estar haciendo sexo con otro chico, que naturalmente, para mi mayor satisfacción era conmigo mismo. Mientras seguíamos con nuestro gusto juego placentero, la charla sobre sexo entre chicos, era cada vez más explícita, por lo que llego el momento en que con toda naturalidad, le podía decir que yo personalmente ya tenía cierta experiencia en sexo con chicos. Naturalmente, se lo deje claro al contarle experiencias que había tenido hasta el momento, y por supuesto le mencione, que a mi la primera vez también me supuso ciertas inquietudes y miedos. Pero que en ningún caso, me he arrepentido nunca. Como ya había plena confianza entre los dos, para hablar del tema sin ambigüedades. Fue cuando le dije que me gustaba mucho, ya que todo él era pura atracción para mi, por lo cual deseaba tener placer haciendo sexo con él. Claro que en seguida, le recordé que no haríamos nada que él no quisiese hacer. Una vez le había confesado mis deseos por tener con él sexo, yo me puse en posición de 69 para iniciar la mamada a su polla, y entre tanto él me continuaba sobando la polla y huevos con una mano, mientras que con la otra mano me estruja a conciencia el culo, e incluso en ocasiones, me metía un o dos dedos por el agujero del culo, lo cual me encantaba, y más por el hecho de que lo hacía por iniciativa propia. Sin duda alguna, los dos estábamos gozando de placer. Me estaba esmerando al máximo, para que la mamada que le estaba haciendo, fuera gratamente inolvidable. Y por los gemidos de placer que daba, todo indicaba que estaba disfrutando mucho, tanto que en alguna que otra vez, me daba besos y chupetones en las nalgas del culo, así como seguía sobando mi paquete con una mano, mientras la otra mano la entretenía en mi ansioso culo, el cual deseaba ser penetrado por la hermosa polla que estaba chupando. Era fantástico, chupar aquella magnifica polla, mientras le sobaba sus fabulosos huevos. Al mismo tiempo mi culo era obsequiado con los dedos que introducía por el agujero del placer, así como su otra mano estrujaba mi polla y huevos. Que Tonino me estuviera proporcionando tanto gusto, era genial, y más aún cuando él mismo gemía de placer, por la mamada que le estaba haciendo con gran entusiasmo. Como pretendía, que él me petase el culo. Le hice una mamada de baja intensidad, ya que no quería que se corriese demasiado pronto, por lo tanto, aunque la mamada era de baja intensidad, por el bajo ritmo con que la hacía, eso no significa que no fuera placentera, ya que no cesaba en darle lametones, chupetones, y ligeros mordiscos por todos los contornos de la polla y huevos. Sobre todo me esmeraba en darle placer con la lengua, hacendole cosquillas con la puntata de mi lengua tanto en el frenillo del cipote, como también en la propia raja del capullo. Entre tanto él proseguía dandome placer, al seguir metiendo sus dedos por el culo, a la vez que inicio un ligero movimiento de masturbarme con la otra mano. La paja que me estaba haciendo, la iba interrumpiendo momentanéamente para estrujarme los huevos. Al rato me tumbé boca arriba, a la vez que le dije que se pusiera de rodillas. Acercando mi culo a su polla, con una mano cogí su polla bien dura, para sobarla en mi culo. Simultáneamente, le dije "rómpeme el culo, lléname de leche, fóllame sin piedad, méteme hasta los huevos," y otras muchas más frases calenturientas, que lo pusieron a mil. Por lo que no tardo, en cogerme las piernas para que me abriera al máximo, a la vez que yo con mis manos, separaba todo lo que podía mis nalgas del culo. Una vez ya me había introducido la polla en el culo, mediante un mete y saca sin sacarla del todo. Me hizo poner las piernas sobre sus hombros, a la vez que me las sobaba con las manos, y yo con mis manos, con cierta fuerza le estrujaba las nalgas del culo. Me estaba follando salvajemente, cada investida que me daba, era con mayor fuerza que la anterior, metiéndome la polla cada vez más a dentro de mi culo, golpeando sus fabulosos huevos en mis nalgas del culo, lo cual me producía gran placer. En algunos momentos, mientras él me penetraba salvajemente, yo con una de las manos proseguía estrujando una de sus nalgas del culo, y con la otra mano me pajeaba lentamente durante un rato, o me sobaba la polla y huevos. De tanto en tanto, cuando le estrujaba el culo con ambas manos, me incorporaba para darle lametones y chupetones en sus deliciosas tetas, bien endurecidas. La follada estaba siendo totalmente placentera para los dos, prueba de ello, que jadeábamos de gusto, era genial lo bien que no lo estábamos pasando en la playa. Las investidas eran salvajes en algunos momentos, con un ritmo fantástico, como si fuéramos a explotar de gusto en cualquier instante. De tanto en tanto, disminuía el frenético ritmo de las investidas, para así prolongar durante más rato la follada, ya que queríamos gozar por tiempo ilimitado. Cuando bajaba el ritmo del mete y saca sin sacarla, él si inclinaba hacia delante quitando mis piernas de sus hombros, con una de sus manos me pellizcaba y manoseaba los pezones, mientras que con la otra mano me daba suaves manotazos en la cara, o me estiraba ligeramente del pelo, y entre tanto, me mordisqueaba y me daba chupetones en la oreja y cuello. En algunos momentos él, cuando no tenía la boca ocupada, me susurraba con voz picara frases que me ponía muy caliente. Me encantaba que mientras me follaba, me dijera "me gusta meterte mi nabo en tu culo, te gusta que te peten el culo, eres mi putita particular, te voy a inundar el culo con mi leche, y cuando ya tengas el culo lleno de semen, me chuparas las polla para limpiar los restos de la corrida que me voy a pegar con mucho gusto. Tras un buen rato follándome, me dijo "prepárate mariquita, que estoy a punto de llenarte el culo de leche, tu culo es todo mío, y lo voy a llenar de semen". Lo cual hizo a continuación, puesto que empezó a eyacular entre espasmos y jadeos de placer. Era delicioso, notar como su leche mojaba completamente mi culo, la expresión de su cara, denotaba el gusto que le estaba dando, al inundarme todo el culo con su abundante leche. Yo entre tanto, con una mano me pajeaba ya a un ritmo algo rápido, mientras que con la otra mano seguía estrujando su culo, a la vez que le decía, "dame toda tu leche, soy todo tuyo, poséeme salvajemente, rómpeme el culo a pollazos, haz que tus trallazos de semen llegue a mí boca," y otras apasionadas frases fruto del placer que estabamos gozando los dos. Una vez se había corrido del todo, teniendo aún su polla metida en mi culo, se inclino a adelante, hasta llegar a juntar nuestras bocas, para así besarnos, aunque en está ocasión, fue un auténtico morréo apasionadamente gustoso, ya que entrelazábamos nuestras lenguas, también nos dábamos chupetones y suaves mordiscos en los labios. Quedaba claro, que le había encantado lo bien que lo estabamos pasando. Al rato, manteniendo su polla metida en mi consolado culo, empezó a sobarme la polla y los huevos, mientras que con la otra mano me acariciaba el abdomen y piernas, y yo entre suspiros de placer, le decía, "me encanta como follas, tienes una deliciosa polla, tus huevos y culo son auténticos manjares", y otras cosas parecidas, él también decía cosa como, "voy hacer que te corras como nunca, te haré sacar toda la leche que tienes para mí, me llenaré la mano con tu leche y después haré que la limpies con tu lengua". Sin duda, el intercambio de frases eróticas-pornográficas, hacía que se mantuviera el ambiente placentero para los dos. Instantes después, tras sacar su polla de mí culo, nos pusimos tumbados de medio lado en posición de 69, mientras yo disfrutaba con su polla morcillona en mí boca, metiéndomela toda a dentro, o dándole lametones y chupetones por toda la polla, para saborear los restos de su semen, a la vez que con las manos le estrujaba sus encantadores huevos y su apetecible culo, todo eso hacía que su polla, poco a poco fuera dejando de estar morcillona, para volver a ponérsele bien dura. Y él entre tanto, con un auténtico ritmo desenfrenado, se entretuvo en hacerme un gustoso pajote, con una de sus manos, a la vez que con la otra, me sobaba el culo, o con sus dedos, cosquilleaba ligeramente el agujero del culo. Cuando notaba que no tardaría en correrme, bajaba la intensidad del ritmo frenético de la paja, con lo que me estaba obsequiando un gran placer, ya que intercalaba el ritmo frenético, con un ritmo de baja intensidad, y así, alargar al máximo el momento tan gustoso, con el que me estaba haciendo disfrutar fabulosamente. Al rato, una vez él volvió a tener la polla completamente tiesa, me empezó a follar la boca con gran ritmo, lo cual me gustaba mucho, era estupendo cuando la dura polla de Tonino, entraba y salía de mí insaciable boca, a la vez que yo seguía deleitándome con sus huevos y culo. Como me estaba follando la boca con gran intensidad, dejo de pajearme con firmeza, para solo estrujarme la polla y huevos, a la vez que me brindaba todo tipo de obscenidades placenteras, que me ponía muy cachondo. Después de un buen rato follándome la boca, mí amante entre jadeos y convulsiones de placer, me empezó a dar con gusto su preciado semen, era fantástico el notar como sus trallazos de leche salían de su polla, para enlecharme toda la boca, a la vez que él ahora con mayor fuerza, me estrujaba los huevos y el culo. Cuando los chorros de leche iban disminuyendo, me decía cosas muy calentorras que me daban mucho morbo placentero. Y yo entre tanto, con la polla cada vez más dura, seguía sobándole a él los huevos y el culo. Una vez que dejó de eyacular, me sacie con su polla impregnada de leche, flotándola en mi cara con gran gusto, entonces él teniéndome la polla bien cogida, inicio un genial pajote, a la vez que me decía un sinfín de gustosas groserías placenteras, lo cual propicio la situación en el que llego el gustoso instante en el que me corrí de placer. Y tras correrme, él con su mano empapada por mi leche, me la acerco a la boca para que la lamiera a conciencia, e incluso me introdujo los dedos en la boca. Tras habernos corrido gustosamente los dos, y una vez ya iba pasando el clímax de placer, nos empezamos a acariciar mutuamente de forma cariñosa, mientras nos íbamos abrazando apasionadamente, hasta tener los cuerpos bien pegados, y las piernas bien entrelazadas. Diciéndonos el uno al otro, lo bien que lo estabamos pasando, a la vez que nos besábamos delicadamente, ya fueran besos por distintas partes del cuerpo, o besándonos en los labios, que en algunos momento se convertían en agradables morréos. Instantes más tarde, nos fuimos al agua para refrescarnos y a la vez limpiar los restos de semen que teníamos por nuestros cuerpos. Estando en el agua, mientras permanecíamos abrazados y acariciándonos, entre beso y beso nos comprometimos a mantener desde ese momento, una relación de gran afecto del uno con el otro, confiando plenamente de forma mutua, y así se iniciaba una relación de amigos amantes. Con lo cual entre nosotros, surgió una gran amistad muy íntima, lo que propiciaba que cada semana, al menos mantuviéramos un par de encuentros profundamente íntimos, que en muchas ocasiones eran para toda la noche. E incluso de tanto en tanto, no lo montavamos para poder irnos los dos solos a algún sitio, y así estar juntos durante varios días seguidos, para disfrutar placenteramente de manera ilimitada.