Sexo con un amigo, gracias a un placentero vestuar

Teniendo 16 años, estuve durante unos meses yendo a la piscina cada día, en el vestuario nos solíamos juntar entre 20 y 40 chicos, la mayoría adolescentes de entre 15 a 17 años o poco más, la mayoría de los chicos, eran estudiantes.

Sexo con un amigo, gracias a un placentero vestuario Teniendo 16 años, estuve durante unos meses yendo a la piscina cada día entre semana. Y como ya os podéis imaginar, era una gozada, ya que en el vestuario nos solíamos juntar entre 20 y 40 chicos, la mayoría adolescentes de entre 15 a 17 años o poco más, a los cuales solo conocía de coincidir en la piscina. Sin duda, esa situación era toda una maravilla, lo cual se producía día tras día. Además solía ir cada día a una hora distinta, y así poder variar de grupos. La mayoría de los chicos, eran estudiantes de un gran instituto que había al lado del polideportivo. Yo por mi parte, era del barrio, e iba a otro instituto también cercano al complejo deportivo. El vestuario era ciertamente grande, y la parte de las duchas estaba muy bien, ya que aunque había separadores entre las duchas, estos separadores eran morbosos, ya que solo separaban la parte intermedia de la ducha, puesto que tanto por debajo como por arriba no seguía el separador, por lo que las piernas eran visibles, y las cara nos las veíamos dando un pequeño saltito, además eran abiertas por la parte frontal, por lo que al pasar por delante, se veía todo. Las duchas de enfrente no se veían, ya que había un separador también, aunque igual mente morboso, puesto que también solo separaba la parte intermedia, y además era un espejo, lo que permitía ver las demás duchas, la cual cosa era fascinante. El caso es que el rato que estaba en los vestuarios, era fantástico. Estar entre tanto chico desnudo me encantaba, y eso propiciaba que en los ratos que estaba en la intimidad, me hiciese pajas recordando la belleza de los chicos completamente desnudos. Normalmente, siempre había comentarios sexuales a forma de broma, y también se sobaban el paquete, e incluso algunos se pajeaban, ya fuera de manera disimulada, o en ocasiones se la meneaban abiertamente para que los viesen. En alguna ocasión yo también me hice alguna paja, aunque lo hacia sin que se percatarán. Naturalmente, el pajearme allí mismo era genial, ya que mientras me la pelaba, miraba las maravillosas pollas de los otros chicos, e imaginaba lo fabuloso que sería una orgía de pollas. Por cierto, muchos de los chicos tenían cuerpos atléticos, ya que practicaban deporte con asiduidad, y además, casi todos eran guapos, o sexis, aunque también había del montón, pero con estupendos cuerpazos, y bien dotados, lo cual mitigaba el hecho de que su belleza fuese poco acentuada. Algunos días iba con los chicos de mi instituto, aunque éramos menos que los del otro instituto. Uno de los chicos de mi instituto, era mi amigo José Luis, tenía mi misma edad, bastante atractivo de cara, un cuerpazo algo fibrado, una polla de grandes dimensiones, y ciertamente simpático. Lógicamente, me la meneé muchas veces pensando en él. Sin duda mi amigo era todo un macho, ya que tenía novia, la cual no era lo que se dice guapa, y no lo digo por celos, además como he dicho, él sí era guapo de pies a cabeza, y simpático. He de admitir que deseaba que fuéramos pareja, aunque no se puede decir que estuviera enamorado de él, pero seguramente, si se hubiera dando la posibilidad, me habría enamorado de él, es decir, que aparte de gozar de sexo, también le hubiera querido en poco tiempo. En un día de los que iba con mis compañeros de instituto, y ya estando en el vestuario, bajo el agua de la ducha, se acerco mi amigo José Luis completamente desnudo, el cual se estaba tocando la polla de manera provocativa, su polla estaba morcillona, por lo que sus dimensiones eran fantástica, y a mi me gustaba mucho tenerla tan cerca. Se la tocaba balanceándola a su libre albedrío, y en un momento determinado, estaba tan cerca, que su polla golpeo mi muslo, ante lo cual yo levante la rodilla hasta tocar su polla, con lo que pretendía hacer parecer, que rehusaba que se acercase tanto, pero la verdad, es que así le tocaba la polla. En el momento en el que se acerco tanto, yo me ruborizaba, ya que temía que se diera cuenta de que me gustaba, y sin duda se dio cuenta de mi situación, puesto que voz picarona me dijo, "te gusta mi polla, te gustaría tocarla", y otras frases por el estilo. Por suerte, todo fue de buen rollo, y en aquel momento la cosa quedo en un simple juego entre amigos, aunque creo que lo ocurrido, propicio que nuestra relación cambiase un poco, ya que desde aquel día, se acentuaron situaciones parecidas, aunque por suerte esto no sucedía en los vestuarios, por lo que íbamos con ropa. En los vestuarios solo nos dedicábamos miradas que eran algo diferentes, e incluso se exhibía mostrándome todo su cuerpo desnudo, yo solo sonreía ante tanta belleza. Un día, me propuso ir a su casa tras terminar las clases, ya que teníamos que hacer un trabajo para el insti. Al llegar a su casa, me comento que su familia no vendría hasta la noche, por lo que estaríamos solos. Además como estábamos sudados por haber jugado un partidillo de fútbol, me dijo que se iba a duchar, y que yo también me duchase. Sin duda eso me gusto, y creo que a él también, ya que me lo dijo con cara de malicia, lo cual a mi me ponía cachondo, más aún cuando bromeando me recordó los momentos en que estábamos en el vestuario. Y mientras eso sucedía, se quito la camiseta, lo que a mi me gustaba ya que así vería sus cuerpazo nuevamente. Una vez ya estaba desnudo de cintura arriba, me dijo que me la quitase yo también, cosa que hice de inmediato. En aquel instante, yo ya pensaba con más entusiasmo en la posibilidad de que pudiéramos pasar un buen rato. Nos dirigimos a su habitación para dejar la cosas, y acto seguido, fuimos al baño, donde nos desnudamos completamente. Y en ese momento me dijo que me metiera en la bañera, cosa que hice tranquilamente, pero tras meterme, él también se metió de inmediato, lo cual no esperaba, ya que la bañera, aunque era de tamaño grande, no era espaciosa para los dos a la vez, a menos que quisiéramos estar bien juntos. Al poco rato, cuando estábamos mojados, me pidió que le enjabonara la espalda, por lo que cogí una de las esponjas, pero entonces él me dijo que lo hiciera con las manos. La cual cosa a mí me pareció estupendo, ya que así podría tocar su hermoso cuerpo, y eso me ponía caliente, pero la excitación me podría delatar, lo cual temía que ocurriera. Por suerte, la enjabonada que le estaba dando en la espalda, parecía gustarle a juzgar por su aptitud, por lo que deslizaba mis manos por toda su espalda, desde la nuca hasta las partes bajas de las lumbares, e incluso, en momentos llegaba hasta las nalgas de su bonito culo. Al rato se giró, y me hizo girarme a mí, para que así ahora fuese él quien me enjabonara la espalda. Lo hacia de una manera fantástica, lo cual me maravillaba totalmente. Instantes después, tras un rato enjabonándome, mientras seguía con mi espalda, me susurro al oído, "te gusta mi polla, estás caliente, te ha gustado enjabonarme la espalda, me he percatado que también me tocabas el culo, es que también te gusta mi culo", y algunas otras frases similares. Que lógicamente, me ponían muy cachondo, y que sin duda ya no pude evitar la erección de mí polla, por lo que quedo claro que me gustaba lo que hacíamos. Naturalmente, él rápidamente si dio cuenta de que me estaba empalmando, por lo que entonces me dijo, "veo que se te pone dura la polla", yo entonces giré la cabeza, y le reté a que me prenetrase. Y sin decir nada, él me hizo poner un pie sobre el borde de la bañera, para que así yo me abriera de piernas, y así las nalgas del culo se separaban lo suficiente como para facilitar la penetración que me iba hacer. Acto seguido empezó a flotar su polla en mi culo, y una vez encontró el agujero del culo, por lo que inició a introducir la polla. Y de pronto, ya me estaba envistiendo, con un agradable ritmo de follador nato, lo cual me estaba gustando mucho. Lógicamente el jabón y el agua ayudaron a lubricar mi culo, por lo que la polla entro en mi culo con cierta facilidad. Entre tanto, mientras él me follaba, yo inicie un ligero pajote, ya que mi polla estaba dura, y pretendía correrme al mismo tiempo que él se corriera en mi culo. Como es normal, los dos estábamos gozando plenamente de la follada. A cada envestida que me daba, sus magníficos huevos golpeaban mi culo, lo cual me producía una sensación muy satisfactoria, ya que siempre me ha gustado, que los huevos de mis amantes fuesen grandes, y así podrían golpear mi culo a cada envestida que me propiciaban. Tras un rato enculándome, se corrió entre gemidos y espasmos de placer, a la vez que me decía todo tipo de frases sexuales. Poco después de notar como su leche inundaba mi culo, yo también me corrí de gusto. Y una vez los dos ya nos habíamos corrido, él saco la polla de mi culo, y yo en seguida me agache hasta su polla, para así pasarle la lengua por toda su polla, con el fin de probar su semen, y de limpiarle los restos de leche. Al pasar mi lengua por todos los contornos de su polla, me entró las ganas de metérmela en la boca, cosa que hice al poco rato, por lo que se la empecé a mamar con gran gusto. Me chiflaba tener su magnífica polla en mi boca, igual que me encantaba sobar sus fantásticos huevos con una de las manos, mientras que con la otra mano le estrujaba el hermoso culo. Entre tanto él no cesaba de brindarme todo tipo de frases que me ponían a tope, a la vez que me estiraba ligeramente del pelo. Incluso en algunos momentos, se agachaba lo suficiente como para llegar hasta mi culo con las manos, y así propinarme algunos azotes. Todo ello me gustaba mucho, por lo que tenía mi polla súper dura, y de tantos en tanto dejaba de estrujar su culo, para así sobarme mi polla. Tras un rato gozando con la mamada que le daba, llego el momento en el que se corrió de gusto, obsequiándome varios trallazos de leche, llenándome la boca con su delicioso liquido blanco. Y cuando aún no había dejado de correrse, saque la polla de mi boca para chupetear sus huevos. Momento en el que su semen caía de mi boca, ya que la cantidad de leche con la que me obsequio era difícil de evitar que se derramase. Por lo que impregne sus huevos con el esperma que me brindo. Entre tanto él continuaba diciéndome todo tipo de frases calenturientas, cosa que me hacía gozar plenamente. Y mientras seguía dándole chupetones a sus huevos, deje de sobarme la polla para ya meneármela desenfrenadamente, y como estaba tan caliente, no tarde en correrme de placer. Después de gozar de este encuentro placentero, solíamos hacerlo con cierta asiduidad durante cerca de tres años. Había semanas que lo hacíamos de dos a tres días, y normalmente, en cada encuentro nos corríamos al menos un par de veces cada uno. E incluso algunas veces, nos las ingeniábamos para propiciar el poder quedar para dormir juntos por la noche. Lo cual facilitaba que pudiésemos gozar apasionadamente sin preocuparnos del tiempo del que disponíamos. Aún recuerdo cada parte de su fabuloso cuerpo, sobre todo aquella descomunal polla con la que tanto placer goce en infinidad de ocasiones. Lo tenía todo, atractivo de cara, magnífico cuerpo, maravillosos atributos sexuales, y rebosaba en simpatía.