Sexo con mis ex novios (Capítulo 1): Diego

Mi novio Raúl me confiesa que quiere verme con otros hombres y lo que me propone es que me acueste con algunos ex. Este es el inicio de una serie de relatos llenos de lujuria y nuevas experiencias para mí en el que me cruzo con mucha gente y exploro mi sexualidad como nunca

Si hay algo que me ha perseguido durante toda mi vida son las relaciones tóxicas en todo sentido. Ya sea con novios, amantes o cualquier chico con el que salga. Soy una mujer que despierta las miradas por donde pasó y sé que muchos chicos me desean, pero mi juventud ha sido bastante loca y quiero llevar una vida más seria ahora.

Mi nombre es Patricia, Tengo 27 años, la piel canela clara, ojos color miel, un culo grande y redondo que todos los hombres quieren tener, además de unos buenos senos y una cintura con mucha forma. Soy voluptuosa, con muslos anchos y un rostro perfilado, me gusta estar bien acomodada siempre. Siempre me han atraído los hombres “malos” y he tenido una vida sexual bastante activa ya sea con novios, amantes o amigos con derecho.

Cuando he tenido novio, siempre encuentro ese perfil, como dije antes, de tipos tóxicos. Esos con los que pasas más tiempo peleando que en paz, los que a veces hasta te tratan mal pero que no quieres dejar porque te atraen y cogen delicioso.

Sin embargo, un día conocí a Raúl. Un chico con un perfil diferente al que estaba acostumbrada. Este era un muchacho más tranquilo, era apuesto y fornido. No salía demasiado a fiestas, era muy trabajador. Empecé una relación con él, en el sexo no era el mejor que hubiese tenido en mi vida, no tenía el pene más grande, pero me sentía bien y satisfecha porque siempre buscaba la forma de satisfacerme y de verdad era un gran partido, me hacía reír, me gustaba su físico y la pasábamos bien.

La toxicidad por primera vez no era parte de una relación mía. Con Raúl podía estar segura de que no me estaba engañando, él no me revisaba el celular, solo peleábamos ocasionalmente y por nimiedades.

De hecho, Raúl quería saber todo de mí, y cuando digo todo, me refiero a todo. Creo que es normal que algún novio te pregunte por un ex o por algún chico con el que hayas salido, pero Raúl intentaba ir más allá. A mí me incomodaba contar detalles porque sé que esas son las cosas que causan celos en los hombres.

Pero Raúl insistía en conocer más. Yo callaba o respondía muy generalmente para intentar cambiar los temas, pero un día no pude seguir evitándolo

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Un chico llamado Diego, con el que salía hace años, comentó una foto en traje de baño que subí a un story  de Instagram. El comentario decía algo así como: “y pensar que todo eso estuvo en mi cama”. Mi novio vio lo que él comentó porque yo no escondo mis redes sociales de Raúl, tampoco tengo nada que esconderle.

Raúl, lejos de ponerse celoso, se tornó interesado:

  • ¿Y ese quien es? Cómo es eso?

  • Ah, ese es un bobo con el que yo salía hace tiempo

  • Pero estuviste en su cama ¿Qué pasó?

-

Lo qué pasa cuando un hombre y una mujer están en una cama

  • ¿Por qué no les respondes?

  • Me da igual realmente

Le respondí una risas como para salir del paso y el estúpido de Diego se extendió a hablar de cómo me había cogido en su casa con detalles y demás. Parecía que supiera que mi novio estaba al lado leyendo todo y que a mí me daba pena porque contaba cosas tan específicas que yo ni siquiera recordaba.

Cosas tan absurdas como “¿recuerdas que cuando mi pene quedaba lleno de leche me lo limpiabas con la lengua hasta que no quedara nada?”. Imaginen la vergüenza de que te digan eso mientras tu novio está ahí. Y así como ese comentario contó muchas cosas de cuando salíamos.

Pero lejos de molestarse, Raúl estaba excitado al saber esos detalles.

  • Cómo me gustaría haber estado y espiarlos por un huequito

  • ¿Estás loco? Jaja

  • jaja. Me excita imaginar lo que hacían

Eso me dejó pensando porque no me parecía que Raúl era raro. De hecho, tengo una amiga que tenía una relación de ese tipo. Su esposo la ayudaba a conseguir hombres por internet para que se acostara con ellos mientras él se sentaba en una silla a ver todo a pocos metros de distancia. A veces el tipo y ella lo amarraban para que viera.

Inmediatamente me vino eso a la mente porque ella siempre me contaba sus cosas.

Pasaron los días y Raúl, que siempre me preguntaba por mis experiencias pasadas, empezó a centrarse mucho en el tema de Diego.

Este Diego lo conocí en una disco. Tiene el perfil de chicos que siempre me han atraído, blanco, alto, delgado y mujeriego. Al igual que yo, no tenía novia pero sé que salía con varias chicas, así que empecé a salir con él pero solo en plan de divertirnos. A veces salíamos a comer o a tomar algo y ya en la tercera cita tuvimos sexo en su casa.

Así empezamos a coger más seguido y sin compromiso. Era un morboso que sabía cómo  cogerme y por eso cuando me invitaba yo siempre salía con él, sabía que sería  un buen polvo.

Raúl me preguntaba de todo y yo respondía sin tapujos. En principio me sentía mal pero fui entendiendo que a él le gustaba Me decía que le gustaba saber. Pero así pasaron meses y el juego empezó a ser más divertido. Yo se lo seguía, le contaba detalles y hasta le decía cuánto me había gustado estar con él. Hasta que un día Raúl me pidió que saliera con Diego.

  • ¿Por qué no le dices para salir?

-¿Para qué? Loco.

  • A ver qué se da

  • ¿Qué se da? Ah ok, si se da una cogida entonces tranquilo todo pues jaja- dije sarcástica.

  • Bueno, que se dé lo que se vaya a dar jaja

Raúl estaba hablando en serio y lo peor es que a mí me atraía su idea. Yo le conté el caso de mi amiga y lo que yo había escuchado del cuckold, pero él ni siquiera sabía el término y me dijo que ese morbo le nació desde que le empecé a contar cosas de mí. Le expliqué a fondo el caso de mi amiga y su esposo, en el que él aprobaba a los hombres, hablaba con ellos y después los veía tener sexo.

Aunque el morbo de Raúl era prácticamente igual, me explicó que lo que él quería era diferente en la forma. Primero me explicó que él no quería que Diego supiera que yo tenía su permiso para salir juntos. Me dijo que él nunca se metería en el tipo de hombres que yo buscara porque su idea era que me gustaran a mí y yo eligiera. Además, también me dijo que él no quería estar ahí, que quería que yo hiciera todo sola. Pero eso sí, él quería saber todo y, si era posible, ver algún video o foto.

Me parecía increíble que Raúl me estuviese convenciendo de esto. Pero le dije que no pensaba buscar a Diego como él me estaba sugiriendo y que podía pensarlo si él me buscaba.

Esa situación tampoco era muy difícil porque Diego siempre me comentaba las fotografías en mis estados. Bueno, muchos hombres lo hacían. Esperé la próxima vez que me hiciera un comentario por mensaje privado

y le respondí un poco más confiada. De hecho, le envié mi número de teléfono, que él no lo tenía porque yo lo había cambiado y no salía con él desde hace dos años.

Así que empezamos a hablar de nuevo. A veces conversaciones normales y otras se ponían más intensas recordando algunas cosas que hacíamos juntos. Yo siempre le contaba a Raúl lo que hablábamos, porque tampoco me gustaba hablar con Diego teniendo a mi novio al lado, ya que me hacía sentir un poco incómoda.

Después de varias semanas hablando, Diego me invitó a salir. Me dijo que si podíamos ir a cenar. Sabía que yo tenía novio, evidentemente. Así que lo hablé con Raúl.

  • Bueno, cómo te dije. Todo depende de ti. Yo quiero que salgan, pero la decisión es tuya- me dijo mi novio.

A esas alturas yo aún tenía sospechas de si era una trampa. No sabía muy bien cómo actuar.

  • Imagina que yo no existo. Como si fueras a tener una cita de soltera con él. Olvídate de mí

Así que después de pensarlo por unas horas, acepté verme con Diego un miércoles para cenar. Me dijo que nos viéramos a las 8 de la noche.

Yo estaba en el trabajo y chateaba con mi novio. Le pregunté qué podía ponerme para ir ese día en la noche.

  • Como te dije. No pienses en mí. Hoy estás soltera. Piensa como soltera y actúa como tal. Sin ataduras

  • Raúl, si un tipo te invita a cenar y tú aceptas, sabes que puede pasar cualquier cosa

  • Bueno, te vistes para la ocasión ¿no?

  • jaja ok. Entiendo

Así que salí a las 4 pm del trabajo y pasé a comprar ropa interior. Un conjunto de encaje súper sexy, hilo dental y un brasier transparente que realzaba mis tetas.  Debo confesar que no pensaba coger con Diego ese día, solo quería vestirme así y que Raúl supiera. Así que fui a mi casa (Raúl y yo vivíamos cada uno en casa de nuestros padres aunque solíamos quedarnos juntos muchas veces).

Raúl estaba en su casa y yo llegué a la mía. Me bañé, me perfumé y me acomodé. Me puse una blusa negra un poco escotada, minifalda de cuero, botas de cuero y mi conjunto nuevo debajo. Le envié fotos a Raúl tanto en ropa interior como vestida para que supiera cómo iba.

Salí al restaurante en un taxi. Diego venía saliendo del negocio de su papá, así que fue a cambiarse y llegó unos minutos tarde. Lo esperé y entramos al sitio. Comimos, hablamos, tomamos algunos tragos y pasamos una buena velada. Diego me estaba comiendo con su mirada, me decía lo bella que soy, cuánto me deseaba y yo le correspondía.

Le advertí a Raúl que estaba nerviosa y lo menos que quería era estar pendiente de mi teléfono en ese momento. Que no se impacientara si no le respondía o le contestaba tarde.

Diego, obviamente, estaba atacando. Nos sentamos después en la barra del bar y me tenia abrazada, nos llegamos a besar varias veces. Hasta llegó a poner mi mano en su pene disimuladamente mientras estábamos cerca. Me dijo que el sábado iría con un grupo de amigos a la playa. Era un sitio a cuatro horas en carro desde nuestra ciudad, le dije que lo pensaría.

Seguimos hablando, tomando y besándonos:

  • ¿Nos vamos a un hotel?- me preguntó en seco.

  • Tengo que trabajar mañana (no era mentira)

  • jaja ¿me vas a hacer eso? No inventes

  • En serio, tonto. Además nos vamos de viaje el sábado ¿no?

  • ¿En serio vas conmigo?

  • Claro. Si nos vamos de viaje ya habrá tiempo

En realidad no sabía si iba con él, pero le dije que sí. A las 11 pm nos fuimos y me dejó en mi casa. Ya eran las 11:30 cuando llegué. Me empecé a cambiar la ropa, me di cuenta que los besos de Diego me habían dejado mojada. Estar con él me hizo recordar su pene y las veces que lo hicimos cuando salíamos.

Vi el reloj y no me conecté a mi WhatsApp. Me puse a ver una película mientras hablaba con Diego por Instagram. Quería ver cómo reaccionaba Raúl. Tenía algunos mensajes de él preguntando cómo iba.

Así que decidí no contestarle hasta después de la medianoche para mantenerlo en vilo:

  • todo bien

  • ¿Qué pasó? ¿Cómo van? ¿Están juntos?

  • jaja vengo llegando

  • ¿Pasó algo?

  • Si hubiese pasado algo no estaría ahora en casa

Le expliqué que nos besamos, que nos tocamos pero que al final me vine. Le hablé de la invitación al viaje y Raúl se emocionó y me dijo que fuera. Yo no estaba del todo convencida pero la idea me tentaba.

Por razones de trabajo no pude ver a Raúl ni el jueves ni el viernes pero no miento si digo que estuvimos chateando esos dos días en casi todo momento. Con Diego también estuve hablando bastante en ese período. Me sentía súper rara pero con una adrenalina increíble y Raúl se notaba bastante entusiasmado también.

El sábado Diego me pasó buscando en su carro. Eran las 6 am. En su camioneta iban unos amigos suyos, una pareja bien agradable con la que fuimos conversando por el camino. Diego les dijo que yo era una vieja amiga y disfruté compartir con ellos.

Además, iban alrededor de ocho personas más en otros carros, así que era un grupo grande.

Después de las horas de camino llegamos al conjunto residencial en el que estaban los apartamentos donde nos quedaríamos. Dejamos las cosas en la habitación y nos fuimos a la playa. Yo estaba informando a Raúl sobre lo que sucedía. Me fui cómoda con un short de jean, sandalias y una blusa. Al llegar me puse mi traje de baño, un hilo verde fluorescente y un sostén del mismo color.

Nos fuimos a la playa y las miradas de los hombres hacía mí eran evidentes como siempre. Tengo que ser sincera, un traje de baño como el que llevaba no acostumbraba a usarlo. Dejaba al descubierto mis nalgas y realzaba demasiado mis senos, que ya son grandes y naturales. Sin embargo, ese día quería resaltar, quería que Diego me viera pero también todos.

Me encargué de echarle protector solar a Diego en todo el cuerpo y él hizo lo mismo conmigo para dejar mis nalgas brillantes y también mis senos.

Estábamos pasándola bien en la playa. Hice buena relación con el grupo y Diego estaba conmigo todo el tiempo abrazándome o besándome. Me daba un poco de pena cuando a Diego se le presentaba una erección porque era muy notoria. Así que mientras estábamos juntos en la playa me le senté en las piernas. También me calentó sentir su pene rozar mis muslos y mis nalgas. En un momento que Diego se fue con unos amigos al mar le escribí a Raúl. Eran alrededor de las 3 pm.

  • Estamos en la playa tomando

  • ¿y qué tal? ¿Como te sientes?

  • Bien. ¿Te digo la verdad? Estoy excitada

  • ¿Te excita Diego o la situación?

  • Es como una mezcla. ¿Estas seguro de que quieres que pase?

  • Claro. Tengo los nervios de punta pero el morbo me gana nada más de imaginarte. También estoy muy excitado

  • De verdad que estás loco. Esto es todo muy raro. Pero bueno, te escribo en un rato

Así pasó la tarde. Riendo y hablando en el grupo. Al final, nos fuimos al conjunto residencial donde estaba el apartamento.

Seguimos bailando y disfrutando en la piscina. El ambiente era de fiesta, la gente bailaba, teníamos música. Eran las 8:30 pm cuando llegamos y yo tenía algo de arena y quería cambiarme el traje de baño.

Le avisé a Diego y me dijo que me acompañaba a su habitación para que me cambiara. Gritó al grupo “ya venimos que Sonia se va a cambiar” y varios empezaron a reír mientras decían cosas como “Sí, a cambiarse, claro”.

Al llegar a la habitación y empezar a cambiarme el traje de baño Diego no dudó en saltarme encima. Empezó a lamer y a morder mis senos. Me puse muy nerviosa porque no estaba preparada mentalmente para ese momento, sólo quería cambiarme.

Pero ya estaba caliente desde la tarde así que empecé a tocarlo y metí la mano en su short. Toqué su pene grande y erecto. Me arrodillé y lo vi de cerca. Esas venas azules marcadas en su grueso miembro que se curvaba en la punta hacia el lado izquierdo. Lo metí en mi boca y empecé a chupárselo.

Él me dejaba hacer lo que quisiera con su pene. Intenté metérmelo completo y evidentemente no pude pero me encanta esa sensación de tener la boca llena. Después de un rato de masturbarlo y hacerle sexo oral, metió su pene entre mis tetas, lo rodeé con ellas y empecé a hacerle una rusa. Veía la cabeza de su pene taparse y destaparse al ritmo del movimiento de mis tetas, después subía la mirada y lo veía a él admirando todo. Me vació el bronceador en las tetas y corrió hasta mi abdomen mientras que el brillo de su pene se unía al de mis tetas.

Una vez me cansé de estar arrodillada me subió a la cama y me quitó la parte baja del traje de baño. Sentí su lengua y su saliva mezclarse con el jugo que mojaba mi vagina mientras me hacía sexo oral de forma deliciosa. Después se arrodilló frente a mi y empezó a frotar su pene sobre mi vagina, con el tronco de su verga frotaba mi clitoris con fuerza hasta que estallé en un orgasmo a causa de ese roce.

Estaba jadeando sobre la cama mientras después de ese orgasmo.

  • Qué rico. ¿Te gusta?- me dijo mientras golpeaba mi vagina con su pene.

Se puso su condón mientras me veía acostada. Me penetró mientras subía mis piernas y yo puse mis dos pies en su pecho. Veía mis pies pintados de negro en su pecho blanco y sudado mientras sentía su profunda penetración causarme un leve dolor que me producía mucho placer. No sé cuánto tiempo habrá pasado pero estaba a punto de tener mi segundo orgasmo cuando él paró y me pidió ponerme en cuatro.

De una vez me volteé y me abrí completa. Primero sentí la punta de su pene posarse sobre mi vagina, rozarla dos veces de arriba abajo suavemente y por eso no me esperaba la manera brusca en que me empujó todo su pene hasta el fondo de una vez, por lo que no pude evitar soltar un pequeño grito ante tal embestida.

-¿Que t

e pasa?  ¿No aguantas mi pene?

  • Será que tú no te aguantas estas nalgotas en tu cama- repliqué excitada.

  • Vamos a ver

Empezó a cogerme en cuatro y a darme nalgadas. Yo volteaba y lo veía a la cara. Tenía ese rostro de morbo mientras veía cómo su enorme pene penetraba mi vagina y yo estaba totalmente abierta para él.

Yo también movía mis nalgas a su ritmo pero después de un rato perdí la batalla y volví a acabar mientras soltaba un grito de excitación. Intenté déjeme caer pero no me lo permitió y volvió a hacer que parara el culo para él. Su ritmo no cambió, seguía cogiéndome duro y nalgueándome, y yo trataba de soportar pero me costaba mantenerme en esa posición ante el cansancio.

Le dije que se acostara y me le subí encima. Lo cabalgué con muchas ganas mientras él tomaba mis nalgas y la abría completas, me seguía dando nalgadas  y me cacheteaba un poco. Me moví de forma rápida y dura sobre su pene hasta que me dijo que me bajara.

Cuando me bajó, me arrodille en la cama y él se paró sobre ella, se quitó el condón y solo tuvo que masturbarse un poco hasta que vi su pene expulsar todo su semen sobre mis tetas. Las tomé entre mis manos y lo vi a la cara.

Tomó su celular para grabar y le dije que no, que lo hiciera con el mío. Me dijo que me las chupara. Así que empecé a lamerme toda la leche que cubría mis tetas y a tragar cada gota mientras veía a la cámara. Después me pidió que limpiara su pene con mi lengua mientras grababa todo.

Me limpié y me dijo que bajáramos a seguir la fiesta. Tuve que ponerme el short de jean nuevamente porque mis nalgas estaban rojas después de las nalgadas que me dio. El también se puso una camiseta  porque eran evidentes las marcas de mis uñas en su pecho.

Tenía un poco de vergüenza porque se suponía que iba solo a cambiarme el traje de baño y no regresamos hasta media

hora después. Yo trataba de ver mis piernas, mis tetas o cualquier parte de mi cuerpo. Estaba nerviosa de que hubiese alguna marca que la gente pudiese ver.

Raúl me estaba reventando el celular con mensajes. Se notaba ansioso con preguntas como qué estaba haciendo, y diciéndome que le avisara en lo que tuviese oportunidad.

  • Estoy en la piscina con la gente. Una mini fiesta que tienen montada- le dije a mi novio apenas me senté.

  • ¿Y Diego?

  • Por ahí anda hablando con unos amigos

  • ¿Ni siquiera te atiende? Jaja

  • Sí me ha atendido- dije dudosa.

  • jaja pero te tiene ahí y anda lejos con sus amigos. Cualquier otro te estaría besando o tocando

  • Es que está descansando jaja

  • ¿de qué? Jaja

  • Ok. Lo diré sin anestesia. Ya me cogió

  • sí eres mentirosa. ¿No están en la piscina?

  • Venimos bajando de la habitación

-: Me estás mintiendo jajaja- escribió Raúl incrédulo.

  • En serio. En un rato respondo, que ya viene Diego para acá

Raúl siguió escribiéndome y diciéndome que era mentira y que no me creía.

Diego se acercó a mí y me empezó a hablar al oído:

  • Diooos. Qué rico lo haces

  • Tú también- le dije en voz baja.

  • Qué divinas tus tetas bañadas en mi leche

  • Acabaste muchísimo semen- le dije en tono morboso

  • Debí dártela en la boca. ¿Te dejas?

  • Ni que fuera la primera vez

  • Es que me gusta que lo digas

  • ¿Que diga qué? ¿Que la quiero en la boca?

  • Eso

Un amigo de Diego nos interrumpió para ofrecernos un trago, así que nos paramos a bailar. En ese momento vi el ambiente de chicas sudadas junto a sus chicos. La tensión sexual podía verse en la forma en que bailaban, cómo se veían y tocaban. Yo sentía el pene de Diego rozarme mientras bailábamos. Hace años que no estaba en una situación tan desinhibida y además con un chico como él que era un mujeriego.

Pensé en que simplemente era el polvo de Diego para esa semana. Seguramente la semana anterior se había cogido a otra chica y la siguiente también se cogería a otra. Yo solo era la de esta semana. Ese pensamiento no me hizo sentir mal, al contrario, me encendió aun más analizar esa situación.

Ver alrededor me hizo entender la situación en que estaba. Varias parejas bailando, tocándose, besándose, se podía percibir la lujuria. No sabía si eran novios, amigos, amantes o qué pero mucha gente iba a tener sexo esa noche.

Por supuesto que no era algo nuevo para mí pero me impresionaba estar en esa situación y pensaba en Raúl. No sabía si podía arrepentirse y dañar una relación que me gustaba mucho.

Sin embargo, decidí tratar de relajar mi mente y dejarme llevar por el momento. No me importó que Diego me tocara frente a todos mientras bailábamos y a nadie alrededor parecía importarle ya que todos bailaban, se tocaban y besaban con sus parejas.

El ambiente se convirtió en lujuria pura y yo solo quería dejarme llevar pero el sentimiento de culpa no me dejaba tranquila. Me separé del grupo y me fui al baño para escribirle a Raúl.

  • Estoy nerviosa. ¿Estás seguro de esto?

  • Te dije que estoy totalmente excitado y quiero que lo hagas. No te preocupes por mí

  • ¿Si no te escribo más por unas horas te molestaría?

  • Tranquila. Haz lo que te haga sentir cómoda que yo quiero que suceda

Raúl aún estaba incrédulo de lo que le había dicho y pensaba que todavía no había tenido sexo con Diego esa noche. Una parte de mí tenía miedo y dudas pero otra tenía morbo y en ese momento salió a flote para empezar a hablarle sucio a mi novio.

-Pero si te dije que ya lo hicimos

  • jajjaa me estás jodiendo, no estarías tan nerviosa

  • Diego me cogió hace rato en su cuarto y bajamos otra vez pero ya vamos a subir para coger nuevamente

  • Bueno, vamos a ver si es verdad jaja

  • jaja  no entiendo tu risa. Pero bueno, olvídate de mí por hoy. No me escribas que estoy tirando- le puse a ver su reacción.

  • Diviértete y deja de ser tan santa. Libérate y deja el miedo

En efecto dejé el miedo a un lado. Esa noche era soltera y regresé a donde estaba Diego. Él estaba con el Hector y la Stephanie que nos habían acompañado en el carro de camino en el viaje y todos me estaban viendo con cierta complicidad. Yo no entendía muy bien las miradas hasta que ella me habló al oído.

  • ¿Quieres un ver y ser vistos?

Yo sabía exactamente a qué se refería pero me hice la inocente.

  • ¿Cómo es eso?- le dije.

  • Subimos a la habitación y tenemos sexo mientras vemos. Nada de intercambios, mi novio y yo y tú con Diego, obviamente.

Lance una mirada a Diego, quien me hizo una seña de aprobación y recordé las palabras de Raúl quien me dijo que me liberara.

¿Qué esperan?- le dije a ella.

Subimos y mientras pasábamos por la sala sentía las miradas de la gente. Es posible que nadie nos estuviese prestando atención pero cuando vas con esa adrenalina crees que eres el núcleo del mundo.

Entramos a la habitación y ella empezó a besarse con su novio mientras Diego me desvestía. Cuando me quito el short escuché la voz de ella.

-Es que yo sabía jaja

-¿Qué pasó? - dijo Diego también entre risas.

  • Que ustedes se escaparon temprano a coger. Mírale las nalgas a Patricia, la dejaste roja.

Fue ahí cuando me percaté que en traje de baño mis nalgas aún rojas estaban al descubierto y me dio un poco de pena pero también reí.

  • Y a ti- le dijo Diego a Stephanie.

Me pareció raro pero tampoco le di muchas vueltas, así que seguí en lo mío con Diego.

El hecho de que me estuvieran viendo me excito al doble. Estaba de perrito sobre la cama haciéndole oral mientras veía a ellos tocándose y besándose pero siempre con la mirada puesta en nosotros.

Ella era una mujer menos voluptuosa que yo y con unos senos más bien pequeños pero era de esas flacas con grandes traseros, cabello negro súper largo. Su novio era un chico muy normal pero tampoco era feo y mientras ella le hacía oral no pude evitar notar el contraste entre el tamaño de su pene (un poco pequeño) y lo grande de Diego que tenía en mis manos.

Pude ver en la mirada de Stephanie cómo deseaba a Diego y en ese momento no entendí por qué ni cómo pero Hector se separó de ella y se sentó en el mueble mientras ella vino con nosotros. Diego se paró y me pidió que me arrodillara junto con Stephanie para hacerle sexo oral.

Entre ambas lamíamos el pene de Diego mientras Hector estaba anonadado viendo la escena. Después de un rato él me acostó en la cama boca arriba y se arrodilló al lado de mí para poner su pene en mi boca mientras sentí que Stephanie me empezó a hacer seco oral.

Fue un momento de lujuria extrema y era la primera vez que tenía a una mujer entre mis piernas. El momento era mucho más morboso al estar haciéndole oral a Diego. Tanto que Stephanie consiguió darme un orgasmo con su delicado sexo oral.

Me levante y me puse en cuatro de una vez.

-Cógeme, Diego- le dije sin ningún tipo de complicaciones mientras Stephanie le hacía oral ahora a él para ponerle el condón.

Me molestó un poco al inicio porque Diego empezó de forma brusca y fuerte pero no era momento de poner peros en una situación como esa. Yo abrazaba una almohada y la mordía un poco mientras sentía el pené de Diego moverse dentro de mí. Stephanie se acercó a mi cara y me dijo en voz baja.

  • ¿Te coge rico?

  • Demasiado- respondí en medio de la locura.

Me dio un beso bastante morboso. En ese momento fue raro ser besada por una chica pero el sabor del pene de Diego que quedaba en sus labios me hacía querer seguir teniendo su lengua en mi boca.

  • Cuando acabes ahorita me lo prestas- dijo Stephanie.

  • Si no acaba él primero- le dije en tono pícaro.

-Para ambas hay- nos interrumpió Diego mientras subía el ritmo de la cogida.

Ante semejante movimiento empecé a mover las nalgas también. Stephanie estaba al lado de Diego y tocaba su abdomen, lo besaba y sentía como me daba nalgadas junto a él mientras Héctor se masturbaba en el mueble a unos metros sin participar.

La situación fue tan intensa que volví a tener un orgasmo y quedé abatida. Diego se paró y cargó a Stephanie para hacérselo así por un rato mientras yo estaba sobre la cama. Podía ver cómo entraba y salía el pené de la vagina de ella y eso me causaba un morbo increíble.

Se sentó sobre la cama y ella se puso sobre. Se movían a un ritmo increíble y yo podía notar que no era primera vez que tenían sexo. Ella volteaba a ver a su novio mientras Diego se la cogía hasta que giró la mirada sobre mí.

-Estimula a Diego, chica. No seas tímida.

Me acerqué a él y me empezó a besar mientras ella seguía subida en su pene. Stephanie estaba totalmente sudada y cabalgándola mientras él me besaba y apretaba mis senos.

Cuando el movimiento se puso todavía más intenso ella pegó un grito un poco exagerado y fue la señal de un orgasmo. Una vez acabó se acostó rapidísimo como si estuviese urgido por algo y Diego también me apartó para lanzarse sobre ella, se quitó el condón y empezó a frotar su pene sobre el clitoris de Stephanie hasta que la hizo tener un squirt.

Todo paso tan rápido. Ella expulsaba algunos chorritos y Diego le pegan con fuerza con su pene sobre la vagina mientras Hector acabó sobre su mano en el mueble y lo escuché gemir. Si no hubiese sido por eso no hubiese recordado que estaba allí.

Fue increíble ver esa escena. Yo he tenido varios en mi vida pero siempre llegan al azar, lo que habían hecho ellos se notaba que había sido con intención y que se conocían a la perfección.

-Sigan, sigan. No paren- dijo Stephanie.

  • ¿Te gusta ver cómo me cojo a Patricia? Jaja- le contestó Diego.

Después de limpiarse y buscar otro condón me subí sobre él.

  • Dios, con las nalgas tan Grandes de Patricia y tu pipí tan Grande parecen unos tipos de porno

No era mentira lo que decía. Diego tenía un gran tamaño me llenaba completamente a pesar de mis nalgas.

Stephanie fue a besar a Hector quien parecía satisfecho pero volvió para ver de cerca cómo Diego y yo seguíamos cogiendo. Me moví de todas las maneras posible, Diego me dio nalgadas hasta cansarse hasta que me bajé.

Diego se quitó el condón y se acostó mientras Stephanie y yo nos pusimos sobre la cama para hacerle oral en conjunto. Podíamos rozar nuestros labios mientras lamíamos su pene y sus testículos. Por ratos me lo metía en la boca y por otros la dejaba a ella.

Diego estaba a punto de venirse así se que se paró y se sentó al borde de la cama. Nos pusimos en cuatro en el piso dejando nuestros culos a la vista de Hector.

Diego se vino en nuestras bocas y en nuestras caras a partes iguales mientras nosotras nos besábamos con su semen en una escena propia de película pornográfica.

  • Verga, bro. Eres un campeón- Hector rompió el silencio.

  • jaja, ellas dos también.

Hector estaba bastante ebrio así que le dijo a Stephanie que durmieran pero ella quería seguir la fiesta. Nos invitó pero Diego y a mí a bajar pero Diego tampoco tenía ánimos así que yo le dije que bajaría con ella.

En la piscina nos preparamos unos tragos.

-¿Qué fue todo eso?- le dije a ella.

  • Espero que no te haya molestado

  • No, para nada. Pero sí estoy como que WTF. Estoy muy impresionada.

  • Esto es una fantasía que vivimos Hector y yo. Diego es mi “corneador” por decirlo de alguna manera. No me gusta usar esos términos pero para que lo entiendas.

  • O sea, el té deja estar con otros hombres?

  • No realmente. Esto es algo que hacemos con Diego. Ellos son amigos y tienen esa confianza, pero no lo hemos hecho con nadie más. Yo salí con Diego antes de salir con Héctor y eso él lo sabe. Por eso ha fluido esto así. No dudo que podamos hacerlo con otros pero por ahora no ha sucedido.

Dudé mucho antes de decírselo pero quise confiar en ella.

  • Yo estoy en la misma situación. Mi novio tiene esa fantasía y por eso salí con Diego, pero Diego no sabe nada.

  • ¿Por qué no se lo dices?

  • No sé, me gusta así y a mi novio también le gusta así- respondí.

  • Tu secreto está a salvo conmigo- dijo ella.

  • Gracias

  • Me caes bien. Quería hacer un trío con Diego y qué mejor que contigo. Es increíble verlos cogiendo, en serio parecen actores porno jaja

  • Qué exagerada jajaja

  • Quiero mantener el contacto contigo e invitarse a hacer otras cosas.

  • ¿Como qué?

  • Es una sorpresa, ya te enterarás.

El resto de la noche la pasamos ahí tomando, hablando de sexo y nuestras vidas sexuales. Me di cuenta que era una buena amiga y no estaba cerrada a verla en el futuro.