Sexo con mis compañeros de trabajo #1
No me esperaba nada de ese viaje, ni siquiera me apetecía ir, pero terminé follando con uno de mis compañeros de trabajo.
La verdad es que no tenia ganas ninguna de pasar los días libres que tenia en una casa rural con mis compañeros de trabajo, pero como ya había dicho que si, y habia hecho el depósito del pago, era demasiado tarde para echarme atras.
La idea original era de Marcos, un chico muy alegre que siempre quiere que hagamos planes todos juntos, y al que, gracias a su preciosa sonrisa, es imposible negarle nada. La verdad es que Marcos es un chico muy guapo, pero también muy hetero y sabía que las posibilidades de que pasara algo entre nosotros eran nulas. También estaban invitados Daniel y Luis, dos amigos de Marcos a quién yo solo conocía de vista. El primero, Daniel, tiene una estatura media, ojos verdes, pelo rubio teñido y tiene los brazos, piernas y panza algo grandes. Luis, sin embargo puede presumir de cuerpo, se nota que se lo trabaja en el gimnasio casi todos los días, y aunque tiene la nariz algo grande, sin duda es el que esta más bueno del coche. Yo no me quejo, tengo un cuerpo, normal, la cata normal y todo normal, aunque sí que soy el más alto del grupo.
Después de un viaje en coche interminable, llegamos a la casa donde nos íbamos a hospedar. Una afable señora nos enseñó las instalaciones, una pista de tenis, piscina climatizada (bastante de agradecer en noviembre), y el camino para ir al río y al pueblo. La casa era la mas pequeña de las 4, pero también la más barata, habia 2 habitaciones y un solo baño a compartir entre los cuatro.
Nos acomodamos un poco, pusimos la ropa en los armarios y Luis empezó a hacer la comida con la compra que la dueña nos habia dejado. Después de comer dormimos la siesta antes de ir a la piscina. Fuimos Dani, Marcos y yo. No pude evitar gijarme en los cuerpos de mis compañeros: Dani tenía un tatuaje en el brazo izquierdo y otro en la pierna que le subía hasta el bañador azul que llevaba. Era un cuerpo normal. Marcos sin embargo me sorprendió con un bañador tipo turbo negro que le realzaba un paquete bastante grande. Mi bañador era de los normales para ir a la playa, rojo y blanco. Ninguno de los 3 iba depliado.
Luis llegó más tarde con copas de vino para todos. Su cuerpo era digno de admirar musculoso, con una barba preciosa y el vello perfectamente recortado. Solo llevaba un bañador morado parecido al mio, pero más corto.
Estuvomso bebiendo todos, algunos más que otros (Daniel), y cuando se hicieron las 19:30 , Luis y Marcos decidieron bajar al pueblo a por carne para la cena, y Daniel y yo fuimos a ducharnos.
Daniel esperó en la cocina a que yo me duchara, y cuando salí entró él. Puede que fuera mi subconsciente que sabía que estaba solo con él, sin nadie en km, o que realmente necesitaba orinar, pero entré con su permiso. No quise mirarle, pero con tanto vino yo eché la meada de mi vida. El salio de la ducha y yo me giré para salie, pero se puso en medio.
Hubo un tropezón mio y un momento de confusión, en el que acabé con mi cara cerca de su culo desnudo. Él se disculpó, pero a mí eso me excito muchísimo.
Notaba mi polla dura en mi pantalon de chandal, así que me refroté con su culo desnudo. No sabía como iba a reaccionar pero noté presión al acercarse como pidiendo mas. Comencé a frotar mi polla en su culo, él se giró, me miró desnudo y comenzó a agarrarme el rabo por encima del panralon. Nos empezamos a besar, presos de la lujuria, y a masturbar mutuamente, su polla se puso dura enseguida y, aunque era más pequeña que la mía, era muy apetecible.
Se agachó y de rodillas, se metió mi rabo en su boca. No parecía tener mucha práctica, pero enseguida fue mejorando. Estaba disfrutando de una pedazo de mamada. Su lengua pasaba rapida y suave, y me provocaba espasmos. Tras un buen rato así, se la sacó de la boca y me suplicó que le follara.
Y así fue, se apoyó en el lavabo y, pese al espacio, me puse un condon que había en la habitación, y comencé a penetrarle el ano. El ponía cara de placer y suplicaba más, así que yo di todo lo que pude. El ir y venir fue intenso para ambas partes y, tras un buen ratola saqué y me corrí en el condon.
Fue un polvo increíble, ambos quedamos exhaustos, pero parecía que mis dias en la casa rural iban a ser mejores de lo que imaginaba, porque al salir nos encontramos con que Luis estaba mirándonos desde el pasillo, con la mano en su paquete y con ojos de deseo...