Sexo con mi hermana embarazada
Lo que no encuentra con su mujer, lo obtiene de su fogosa hermana embarazada de 7 meses.
SEXO CON MI HERMANA EMBARAZADA
( PRIMERA PARTE )
Cada uno tiene su fantasía sexual, algo prohibido, algo que quizás nunca se atreva a confesar, algo que quizás para los ojos de otras personas pueda parecer una locura, pero cada uno sabe que es lo que lo motiva sexualmente hablando y como muchos, yo tuve mi fantasía y gracias a Dios, (aunque no se si meter a Dios en esto ) la vi realizada.
Las relaciones con mi señora siempre fueron muy buenas, no me quejo, algunas poses interesantes, bastante sexo oral, nada y por ningún motivo anal, pero en fin de normal a buenas. Como toda pareja antes del matrimonio, pasábamos follando a cada rato y ya luego después de casarnos, igual esa llama se fue apagando un poco y se fueron haciendo más esporádicas.
El tiempo pasó y al fin un día mi señora me dio la gran noticia de que en sus entrañas, llevaba un hijo mío, mi primer hijo. La alegría en nuestro hogar fue tremenda, al igual que en la casa de mis padres y de mis suegros. Siempre había querido tener un hijo, pero además de eso, mi mente comenzó a trabajar y pensé que al fin cumpliría mi anhelada fantasía de tener sexo con una mujer embarazada.
El tiempo pasó y el estomago de Claudia fue creciendo mas y mas. Las conversaciones en nuestras familias giraban todas en torno al embarazo de Claudia y de mi hermana, que llevaba también un mes más de embarazo que mi señora. Como podrán imaginar, las conversaciones de nombres, remedios, doctores etc etc etc.
Sin embargo, el cambio hormonal que sufren todas las mujeres en ese estado, fue perjudicial para mi, ya que su deseo sexual disminuyó casi por completo y solo mantuvimos relaciones hasta los 3 meses de embarazo, cuando por una o por otra razón , ella me rechazaba , dejándome con todas mis ganas acumuladas.
Las últimas relaciones fueron demasiado alejadas, y siempre ella buscaba más el amor, mi abrazo, que un fogoso coito, que era lo que yo siempre había deseado.
Fue así, que mi carácter, aun queriendo mucho a Claudia, comenzó a cambiar, ya que me imaginaba esos meses restantes, sin nada de sexo, más la cuarentena del pos parto. En mi vida se vislumbraba un buen tiempo de "sequía sexual".
No le gustaba que la tocara, le dolían los pechos, se encontraba gorda, le dolía la cabeza, le molestaba mi perfume, etc etc. Un sin fin de razones para esquivarme, me llevaron poco a poco a molestarme con ella.
Una tarde en que me encontraba en mi oficina, me sorprendió la llamada de mi hermana, que me pedía que a la salida del trabajo, pasara por favor por su casa que tenía algo que conversar conmigo. No le tomé mayor atención y a la salida del trabajo, me dirigí a la casa de mi hermana.
Conversamos un rato y luego tocamos el tema de Claudia. Aparentemente Claudia le había echo un comentario, que yo estaba poco cariñoso con ella, que andaba de mal humor etc. Ella comenzó a explicarme que las mujeres en ese estado cambiaban mucho, que había que ser comprensivo con ellas. Yo por mi parte le explicaba que entendía ese cambio, pero que también me entendiera a mi, que a mis 34 años ya no estaba para andar masturbándome y que ya llevaba muchos meses sin tener nada con nadie.
Ella me dijo que me comprendía, que su situación con Carlos era muy similar, aunque al revés. Su libido había subido mucho y era Carlos el que se corría de ella por miedo a que con sus 7 meses de embarazo, podía hacerle algún daño al niño. Que incluso el doctor le había explicado que no pasaba nada, pero de todas formas, Carlos no estaba realizando las tareas con ella. Así no adentramos mas en la conversación y poco a poco, comencé a ver a mi hermana con otros ojos.
Desde chica ella fue muy bonita, ancha de caderas, y con un muy buen par de tetas. Sin embargo el embarazo le había echo crecer sus pechos a un tamaño descomunal y sus caderas tampoco se quedaban atrás. A sus 31 años, siempre propensa a la gordura, se mantuvo muy bien hasta antes del embarazo, siempre con dietas y gimnasio.Esa tarde usaba un vestido en extremo delgado, ancho, con un generoso escote que mostraba la enormidad de sus pechos, De todas formas, siendo ancho, se ajustaba a su pecho y a sus caderas, casi transparentando la ropa interior que usaba. Mi vista se esforzaba por no ver sus tremendos pechos, pero inconscientemente una y otra vez, iban a parar ahí. Mi mente no dejaba de imaginarme acostado en la cama, desnudos, con ella sentada sobre mi .
La conversación era muy agradable, una conversación que nunca en la vida había llevado con ella. Me ofreció una cerveza y ella solo bebida. Sentí que ella comenzaba a coquetearme, pero pensé que eran solo ideas mías. Más, cada vez mi hermana se comportaba en forma distinta, mas coqueta, mas sensual en cada uno de sus movimientos. Paso el ato y ya su coquetería era evidente. Cada vez que mi mirada se clavaba en sus pechos, ella, muy sensualmente con su mano, se acariciaba los pechos, haciéndome estremecer.
Fue ella la que tomo la iniciativa y dio un cambio a nuestra conversación. Me comentó que aun estando en ese estado, ella se vestía con lencería provocativa para su marido, y como este no la tomaba en cuenta. Como tenía que masturbarse sola, ya que su marido no la atendía, y me preguntó si yo la encontraba una mujer poco deseable. La mire directo a los ojos y le dije lo hermosa que estaba. Que mi cuñado era un tonto al no aprovecharla, y que ojalá mi mujer fuese tan fogosa como ella. Ella continuó contándome como eran las relaciones con mi cuñado, antes de quedar embarazada, y me pareció que daba demasiados detalles de la forma en como lo hacían, las cosas que ella sentía etc. La conversación me tenía a 100. Sabía muy bien que mi cuñado esa semana tenía turno de noche y que mi hermana se encontraría sola hasta las 09 de la mañana. Ella seguía contándome de sus intimidades, y mientras lo hacía se mordía el labio, y sus manos se metían bajo su barriga. Me di cuenta que hacia presión hacia abajo, como controlándose por no comenzar a masturbarse. Sus ojos lo decían todo, mi hermana se estaba excitando al conversar de esas cosas conmigo, y por mi parte mi calentura ya no daba mas.
¡Por favor para , que me vas a terminar por excitar!
Y ¿cual es el problema?
Que voy a llegar a mi casa y me voy a tener que quedar con las ganas
Y si te digo
¿Si me dice que?
Si te digo que esa era la idea
¿Que idea?
Excitarte
Nos quedamos viendo unos segundos directamente a los ojos y supimos que ya no había marcha atrás. Ambos lo pedíamos a gritos y sin darme cuneta me encontraba besando apasionadamente a mi hermana.
Nuestras lenguas se fundían en un mojado beso y mis manos descaradamente manoseaba a mi antojo las grades tetas de mi hermana, mientras ella con gran fuerza me sobaba la verga por sobre el pantalón. Casi desesperada me liberó la verga y solo la tubo en sus manos unos segundos, ya que rápidamente se inclinó y la llevó a su boca. La succión que hacía la boca de mi hermana sobre mi verga era sorprendente estaba poseída por tener una verga en su boca y precisamente era la mía, la que ocupaba ese lugar. Mis manos abarcaban todo lo que podían del cuerpo de ella y casi haciéndome acabar, le pedí que no fuéramos a su cuarto. Caminamos por el pasillo sin dejar de besarnos y tocarnos por todos lados. Apenas entramos al cuarto, mi hermana se saca su ancho vestido por sobre la cabeza, quedando solo en ropa interior blanca para mi. Sus pechos eran exquisitos, grandes, llenos de leche, con enormes pezones negros que hacían contraste con su blanca piel. Su hermosa y gran barriga no ocultaba sus diminutas bragas que dejaban ver el comienzo de su vellosidad.
Mientras la veía semidesnuda, yo me desnudaba rápidamente y ella no perdía tampoco la visión del cuerpo desnudo de su hermano.
Me senté en la cama y la atraje hacia mí. Comencé a besar sus pezones por sobre la tela, mientras mis manos acariciaban sus grandes y apetitosas nalgas. Mi hermana se dejaba llevar, y solo acariciaba mi cabeza. Sus pezones eran gigantescos, y los sentía perfectamente a través de la tela. Pero ella misma liberó esa prenda, dejándome ante dos hermosas, grandes y blancas tetas que no paré ni un segundo de chupar. Ella se estremecía al contacto de mis labios con sus duros pezones y me pedía que se los chupara mas , y mas fuerte.
El tiempo pareció detenerse mientras en esa posición me deleitaba con las tetas de mi hermana, saliéndome solo para besar de repente y suavemente su abultada panza.
Fue así como besando su panza, comencé a desprenderla de su última prenda, dejándola completamente denuda parada frente a mi.
Con mucha suavidad la hice acostarse de espaldas en la cama y separándole sus piernas pude al fin contemplar su velludo sexo. No paso muchos antes de que mi cara quedase entre esas piernas pasando mi lengua afanosamente por el sexo de mi hermana, sacándole unos grandes gemidos de placer.
Mi hermana se entregó completamente al deseo y sus gemidos se podían escuchar por toda la casa. MI lengua no cesaba de trajinar su sexo, saboreando todos los abundantes líquidos que salían de ahí. Ella a ritos me pedía mas y mas , que lo hiciera mas fuerte, que le metiera la lengua mas adentro y yo obediente hacia caso de todas sus peticiones.
No conforme con esto, comencé a intrusear con mi lengua la entrada de su ano y eso la hizo estremecer. Me pidió que no parara, y con sus piernas dobladas, se movía de adelante hacia atrás, mientras yo tratando de poner lo mas dura a lengua posible poco a poco entraba dentro de su recto.
Pero quería follarla de una vez, a si que saliéndome de entre sus piernas, me coloque detrás de ella y acostada, dándome la espalda sintió mis manos magreando sus tetas, mientras ella, con su mano, me dirigía la verga a la entrada de su sexo.
No me costo nada penetrarla, su lubricada y dilatada vagina , se fue tragando de un solo golpe mi erecto sexo que ya estaba en la totalidad dentro de mi hermana. Ambos gemíamos de placer, sintiendo la pasión desbordarse de nuestros cuerpos. Lo prohibido, lo delicioso del incesto, lo estábamos sintiendo a mas no poder, moviendo nuestros cuerpos de adelante hacia atrás, buscando la máxima penetración.
No falto decirnos nada, éramos la combinación perfecta de dos amantes lujuriosos. Me acosté de espalda y mi hermana, ágilmente se sentó sobre mi y se enterró en mi verga. Mis malos pensamientos mientras hablaba con ella se hicieron realidad. Ahí estaba de espalda, con mi hermana completamente desnuda sentada sobre mi, con mi verga entrando y saliendo de ella mientras sus grandes tetas chocaba una y otra vez cada vez que ella subía o bajaba. Su gran y hermoso vientre, con mi sobrino dentro de ella, era mi sueño echo realidad. Mis manos aferradas a sus anchas caderas, apretando sus grandes nalgas, a veces acariciando su barriga y naturalmente deleitándose con sus gloriosas tetas era mi sueño echo realidad.
No pasó mucho rato y mi hermana en esa posición, alcanzó un brutal orgasmo, moviéndose desesperada, como una loca, enterrándome sus uñas en mi pecho, sintiendo como mi verga dura dentro de ella le hacia volcar toda su pasión.
No paraba de gemir, ni de moverse, mientras yo, luchaba al máximo por no descargarme dentro de ella. Quería tenerla mas tiempo aun, quería que esa noche fuera inolvidable. No me importaba que los gritos se escucharan por toda la casa, ni sus uñas en mi pecho, ni que diría mi mujer por llegar tan tarde. Solo la quería a ella, embarazada y ardiente, saciando entre ambos nuestros deseos.
Ella me preguntó por que no acababa y le respondí que quería hacerlo durar el mayor tiempo posible.
¡de acá no te vas sin darme tu leche hermanito!
Y diciendo eso, se dio vuelta y pasando las piernas por sobre mi cabeza, comenzó a chuparme con gran destreza , alternado con una buena jalada con su mano, mientras yo admiraba a escasos centímetros de mi cara , su enorme culo y su dilatado sexo.
Era un 69 espectacular, sentía sus barriga apoyada contra la mía, sus tetas golpeándome el bajo vientre y su boca succionando con gran fuerza, tratando de arrancarme toda mi leche, mientras yo utilizando toda mi lengua trataba de entregarle y hacerle sentir el mismo placer que ella me daba a mi en su sexo.
Pero de acuerdo a las confesiones que poco antes me había echo, me recordé que su ano no era un lugar virgen y acomodando mi mano, comencé a trajinar ese agujero, no sin antes dejarlo bien mojado con mi saliva. La reacción de mi hermana no se hizo esperar. Cada vez que mi dedo , poco a poco entraba por ese camino, mi hermana se quejaba mas y con mayor devoción me chupaba la verga. Y mi dedo entraba casi en su totalidad y la respiración de mi hermana estaba completamente agitada. Ya casi no podía chupar con los quejidos que salían de su interior y se dedico solo a masturbarme y a gemir pidiéndome que cambiara mi dedo al mas grande.
Ya mi dedo entraba sin ningún problema y mi hermana a gritos me avisaba su que venía su segundo orgasmo.
No desaproveche la oportunidad, ya que lo que mas me excita es sentir como una mujer acaba en mi boca y gritándole que yo también acabaría nos comenzamos a correr en la boca del otro.
Mi semen cayo directamente en la boca de mi hermana, que ni por un segundo sacó mi verga de su boca, tragándoselo todo, mientras yo sentía en mi boca y en mi cara, los chorros de su orgasmo que me dejaron completamente mojado, pero que a la vez, me excitaban aun mas y me hacían seguir eyaculando.
No quedamos unos minutos recuperando la respiración, saboreando los fluidos del otro, ya con mas suavidad, hasta que mi hermana se salio de sobre mi, y se recostó a mi lado. Nos miramos uno al lado del otro y nos besamos amorosamente, mientras su mano aun jugaba con mi verga, ya mas flácida, y la mía, con sus enormes tetas.
Agradeciendo sus comentarios y valoraciones