Sexo con Alexander
Alexander sale del baño y sin esperarlo me da un rato de sexo que nunca olvidare.
Sexo con Alexander
Sales de la ducha con tu toalla en la cintura y me ves en la habitación, con mi baby-doll blanco de tul semitransparente que tanto te vuelve loco. Estoy inclinada arreglando las sabanas en la cama y sin darme cuenta ves mi hilo rosado como se pierde entre mis nalgas, o ves como me tapa mi orificio cada vez que me agacho.
Se que estas detrás de mi pero no tiene importancia, seguro ahora te acuestas a dormir y me quedo sola viendo televisión como otras veces.
Pero tu sigues viéndome desde el umbral. Mis pezones te derriten bajo mi pequeño sostén que solo cubre mis pezones pero estos resaltan a través de la delgada tela. Y abajo resalta abultada mi rajita cubierta por mis ricos labios que tanto te gustan cuando se ponen jugosos, manjar de los dioses.
Sin darme cuenta tiras la toalla a un lado y como animal acechando a su presa te acercas detrás de mi y acaricias mis nalgas. Me sorprendo pero no me muevo, es rico que me toques.
Ahora es tu boca que acaricia mis nalgas, dando pequeñas mordidas y lamidas hasta que tus manos abren mis nalgas completamente para que puedas ver lo que esta detrás del hilo rosado. Mi grieta se ve deleitada por tu lengua que la recorre de arriba abajo haciendo delicado hincapié en la apertura que poco a poco se va dilatando para recibirte mejor. Tu nariz, tus labios, tu boca, todo tu se deleita chupando entre mis nalgas y besándome sin perder el control.
Tu lengua sube ahora por el contorno de mi espalda ya arqueada y tus manos comienzan a acariciar mis labios, sintiendo lo húmeda que estoy y retiras el hilo que estaba escondido bajo mis nalgas, sigues acariciando mi vagina y sientes como mis labios muerden tus dedos tratando de que no se alejen, tratando de mantenerlos dentro de mi. Ahora siento la punta de tu bestia entre mis nalgas abriéndose paso. Tu punta se detiene en mi ano palpitante y caliente que te espera con ansias y me susurras al oído,
- Que buenas estas corazón.
El calor de mi nalgas y mi culo te están volviendo loco llevándote al cielo, lo siento en tu respiración. Me retiro para acostarme boca abajo levantando mis caderas para que admires una vez mas mi culo levantado para ti. Abro las piernas y se que te regalo la mejor vista del mundo. Un paisaje ensoñador que te invita y te clama con lujuria.
Comienzas a acariciar directamente en mi anillo casi rasguñándome con tus dedos y siento como tu saliva se cuela entre mis nalgas, me estas lubricando. Se que falta poco el goce de sentirte dentro de mi y eso me vuelve loca. Muevo un poco las caderas y tus dedo entra con facilidad dilatándome aun mas. Ahora tu punta esta rozando en mi entrada, y te pido que me penetres, que deseo sentir tu vera dentro de mi. Te pido en gemido de clemencia que la metas de una vez.
Aprieto tu verga con mis nalgas y sientes mi ano llamándote, queriendo llevarte a la gloria. Así lentamente inicias tu entrada. Disfrutas cada centímetro que entra, dejando que mis paredes se abran para recibirte. Dejando que mis intestinos te absorban todo tu miembro y sientes el calor pulsante de mi cuerpo envolviendo tu vara. Finalmente esta toda dentro de mi y mis caderas se mueven en círculos para que poco a poco mi cuerpo se acostumbre a lo grande que la tienes.
Empalada así me acaricias la espalda y me das nalgadas con fuerza pero sin hacerme daño aumentando mi desesperación de tenerte dentro de mi sin que te muevas. Bajo mi brazo y comienzo a frotarme mi botoncito. Sabes que quiero acabar y siento tus pulsadas dentro de mi. Ahora te mueves mas rapido, golpeando mis nalgas en cada embestidas, y puedo sentir tus bolas cacheteando mi vagina. Estoy empapada y a punto de explotar, te das cuenta y bajas el ritmo, será cuando tu digas me dices.
- Mas duro papi...
No aguantas mas y comienzas a bombearme ahora con fuerza y sin darte cuenta te derramas dentro de mi llenando mis entrañas con tus jugos y sintiendo como mis paredes aprisionan tu arma con tal fuerza que te la exprimo toda a la par de gemidos enloquecidos que denotan mi profundo orgasmo dejándome tirada sobre la cama con el ano abierto y goteando, la espalda me suda, y casi no quiero moverme.
Te apartas y limpias tu herramienta con la toalla humeda, y te acuestas a mi lado tambien extasiado de placer. Te veo y veo tu miembro flacido. Me acerco cual gatita en acecho y lo tomo en mi manos. Se que te gusta, se lo que te gusta. Comienzo a lamerlo con delicadeza cual felina a su comida. La punta rosada salta a la vista y me llama. La meto toda en mi boca, esta pequeña e indefensa pero aun así siento tu gemido y eso me excita de nuevo. Mi lengua ahora da vueltas por toda tu verga. Lentas vueltas que frotan todo la punta en movimientos circulares, a la par que mis manos acarician tus bolas y esa zona entre ellas y tu ano que tanto te gusta.
Esta creciendo de nuevo, lo siento dentro de mi boca, y se que pronto no cabrá pero aguantare lo mas que pueda. Tus brazos me toman por la cadera haciéndome ponerme en 4 sobre ti para un perfecto 69, y así tu lengua comienza a abrirse paso entre mis labios húmedos y hambrientos de carne. Me lames y chupas mis jugas frotando con delicadeza mi clítoris que esta aun sensible.
Tu vara ahora es una caña enorme de nuevo, que calienta mi boca y se lubrica con mi saliva. Ahora mis manos te pajean lento pero seguro mientras mi boca se encarga de seguir jugando con tu cabeza, roja y encendida por mi caricias, pero detenerme cada momento resistiendo la excitación que me estas ofreciendo con tu lengua. Tus dedos entran en mi ano fácilmente aprovechando tu leche y tu boca ahora chupa con rapidez haciéndome gemir cada vez mas seguido.
Ya no aguantas y me apartas dejándome como perrita, y ahora te pones por detrás pero me la metes por la vagina, vuelves a darme una nalgada, dos pero tus embestidas son eufóricas y me tomas con fuerza por la cintura. Siento como entra y sale a gran velocidad, volviéndome loca, los gemidos salen de mi boca a cada estocada y siento como metes un dedo por mi colita sin detener tu endemoniado ritmo. No aguantamos mas y caes sobre mi espalda mientras viertes tu leche en mi vagina. Exhausta te dejo reposar tu peso sobre mi espalda sudada y cierro las piernas y los ojos, disfrutando del letargo posterior al orgasmo.
Me dices que me amas...
Yo tambien.
Raquel.