Sexo compartido cap.3
Cuando abrí los ojos, Susan se había levantado
SEXO COMPARTIDO
capitulo 3º
Cuando abrí los ojos, Susan se había levantado del sofá y vestida con la transparente bata, se dirigía al baño, desde el suelo, pude ver como entraba al tiempo que Marta salía cubierta con una gran toalla, que la cubría desde el pecho hasta las rodillas, enrollada al cuerpo. Se besaron en la boca, con calor, murmurando algún comentario referente a mí, ya que me miraron con caras sonrientes y satisfechas, no pude entender qué decían, pero me sentí halagado.
Me incorporé, sentándome sobre la alfombra, con la espalda apoyada en el asiento del sofá, con los brazos y piernas abiertos de par en par, me miré el bajo vientre, con el pelo del pubis lleno de restos de semen y flujo femenino secos y pegajosos. El pene, decaído y arrugado, colgando sobre el escroto, dando una imagen de completo reposo. Pensé que no era una visión agradable. Decidí vestirme aunque fuera solo los calzoncillos, y lavarme, antes de que me vieran las chicas.
Susan dice que puedes entrar en el lavabo, que no le importa, yo esperaré aquí a Juan, no creo que tarde. Me ha dicho que te has portado muy bien con ella.- Dijo Marta con voz suave.
Con vosotras es fácil ser cariñoso
Me ha gustado mucho conocerte. De veras, espero muchos momentos de placer contigo.
Te digo lo mismo, formamos un grupo perfecto.
Mientras ella se sentaba en el sofá, encendiendo un cigarrillo, abriendose la toalla para descubrir unas piernas perfectas, sabedora de que las miraría con admiración, me hizo un mohín de complacencia, me dirigí al baño.
Susan estaba dentro de la ducha, la cortina transparente dejaba ver su cuerpo desnudo bajo el chorro de agua, canturreaba feliz, mientras el agua corría por su piel.
Perdona, me ha dicho Marta que no te importaba si entraba al baño contigo.
! Claro que no me importa !.- Dijo, apartando a medias la cortina.- Es mas, podrías enjabonarme la espalda.- con un guiño de coquetería, me ofreció la pastilla de jabón, sin esperar mi contestación.
Cerró la ducha y apartó por completo la cortina, dándome la espalda. Contemplé a gusto su esbelto cuerpo, la espalda derecha, su estrecha cintura, rematada por unas nalgas excitantes por lo perfectas, que ella movió incitantes. Giró la cabeza para ver el efecto que causaba en mí, la contemplación de su cuerpo. Naturalmente, cuando cogí la pastilla de jabón, sentí el tirón que produjo en mi verga la visión de aquel cuerpo a mi disposición, Susan fijó su vista en el bulto que se destacó en la tela del calzón.
- ¿ Que no has tenido bastante ?- Dijo, dirigiendo su mano hacia mi entrepierna,-!Que maravilla,! creo que será mejor que entres conmigo en la ducha.
Me despojé de la prenda, la erección ya era máxima, con el miembro empinado, entré junto a ella, el espacio era reducido, la cogí por la cintura, apretándome a su cuerpo, con la verga entre sus nalgas, rozándole el sexo por debajo, entre sus piernas, dejé caer el jabón en el plato de la ducha, mis manos se apoderaron de sus pechos, echó los brazos hacia atrás, cogiendome los glúteos y apretándome hacia ella.
Froté mi cuerpo sobre el suyo, haciendole notar la fuerte erección entre sus gluteos, mis manos acariciaban, presionando entre los dedos, los endurecidos pezones de sus redondos pechos, entre gemidos de placer que escapaban de su garganta.
Lentamente fui bajando la caricia de mis manos, por su vientre, recorriendo su piel suave, mis dedos entraron en contacto con el vello del pubis, apretando suavemente su monte de venus, toqué el nacimiento de la vulva, separando sus labios, metiendo el dedo medio entre ellos, sentí la erección del clítoris, ansioso de caricia, mis labios besaron su espalda, su cuello, lamí el lóbulo de la oreja, ella se estremeció, sus manos buscaron mi sexo, asiendo el pene, que respondió recuperando su volumen.
Ella se dio la vuelta, me miró, me cogió entre sus brazos, acercó su boca a la mía, nos besamos con pasión, su lengua entro entre mis dientes, la sentí en el fondo del paladar. Después se separó y abrió el paso del agua.
- Tengo muchas ganas de tí - Dijo - Pero es mejor que esperemos. ¿ Me frotas la espalda ?.
Se agachó para coger la pastilla de jabón, aproveché para acariciar su culo, metiendo los dedos entre los glúteos, ella se detuvo un momento en esa posición, apoyando sus manos en las llaves de paso del agua, admitiendo la caricia, mis dedos recorrieron desde la vulva, introduciéndose entre sus labios, pasando lentamente a tocar el orificio del ano, penetrando la yema del dedo en el, forzando el esfínter, abriendose paso, pese a su resistencia.
Solo te he pedido que me frotes la espalda, pero si estás tan excitado, desahogate.
Es que no me puedo resistir. Estas tan buena.
Vale, cariño, métemela.
Con el chorro de agua cayendo sobre nuestros cuerpos, Susan agachada recibiendo mi caricia, con las nalgas a mi alcance, a la altura de mi miembro empinado, mis manos separando los glúteos, excitado, puse la punta del pene sobre el oscuro ojo, cogí sus caderas con las manos para sujetarla, y empujé el pubis contra ella, el miembro duro como un palo, penetró en su intestino con facilidad, un grito-gemido se escapó de su garganta, alargó la mano hasta su sexo, metiendose el dedo para frotarse el clítoris, me quedé quieto, unido a ella, sintiendo la presión del esfínter sobre la verga hinchada, Susan empezó a mover las caderas, yo hacia entrar y salir el pene a través del anillo anal, poco a poco, después más rápido, conforme se acercaba el clímax, aceleré el movimiento, empecé a gemir de placer, el orgasmo me hizo chillar durante la eyaculación, que efectué sin salir de ella, apretándome a ella, llenando su intestino con el semen caliente.
Susan esperó la reducción del miembro en su ano, que salió de él seguido de un reguero de esperma, se puso derecha y se dio la vuelta y abrazándose a mi, recibimos con placer el agua de la ducha, que no había dejado de caer durante el acto sexual, pasándome el jabón, que fregué por todo su cuerpo, deteniéndome sobre su sexo, frotando y metiendo delicadamente dos dedos dentro de la vagina, buscando su clítoris, mientras la besaba acaloradamente. La hice dar la vuelta para acceder a sus nalgas, y fregué también entre ellas, eliminando los restos de la eyaculación.
Cerró el agua, seguimos abrazados.
¿ Ya estás satisfecho ?, Me gusta que te excites de esa manera conmigo, ¿ Que te parece si salimos de aquí ?.- Me dijo con una sonrisa - Si continuamos bajo el agua, te vas a quedar todo arrugado. Y me gustaría que pudieras compartir tu potencia con Juan y Marta.
Tengo bastante para no agotarme. No te preocupes que hay para todos.
Es increíble, - comentó mirando la verga, que de nuevo aparecía erecta.- ¿ Como resistes tanto pregunta
Nací para semental - Dije sonriendo.
Mientras secábamos el agua de nuestros cuerpos, oímos la voz de Juan que, desde la entrada, saludaba a Marta.
- Ya está aquí Juan.- Dijo con alegría,- Vamos.
Se puso la bata por encima de los hombros, sin sujetar el cinturón, por lo que su cuerpo desnudo, quedó al descubierto. Yo dudé un momento que ponerme para saludar a Juan, me enrollé una toalla a la cintura, suponía que él ya sabría que entre las chicas y yo, ya habíamos intimado antes de que él volviera de su escapada de aprovisionamiento de bebidas.
Cuando salí del baño, encontré a Juan abrazando a Susan, sus manos bajo la bata, sobre las nalgas de ella, apretándola contra su cuerpo, con las bocas unidas en un beso profundo, mientras Marta, los miraba, sentada en el sofá, sobre la toalla, con todo el cuerpo desnudo, con una sonrisa, mientras en una mano sostenía una copa de vino, la otra, la tenia sobre el sexo, metiendo uno de sus dedos entre los labios de la vulva, masturbándose descaradamente.
-! Hombre, Marcos !- Me saludó cuando reparó en mí,- Veo que ya os habéis puesto cómodos, me alegro,- Miró a Marta,- ¿ que, Marta, te estas calentando sola ?.
Ya sabes que quiero estar a punto para tí,- Contestó con una sonrisa excitante, sin dejar de masturbarse.
¿ Ya has probado con Marcos pregunta
Si, ha sido perfecto, pero será mejor cuando intervengas tu también.
Date prisa,- dijo Susan con voz mimosa,- Tengo ganas de tenerte dentro de mí.
Esperarme un momento, voy a asearme un poco y quitarme esta ropa.
Juan tenía muy en cuenta la recomendación de Susan sobre la limpieza, no soportaba la suciedad de los cuerpos antes de hacer el sexo. Procuré recordarlo.
Mientras se dirigía al baño, Susan se acercó a Marta, que seguía sentada en el sofá, se despojó de la bata, quedando desnuda, arrodillada a sus pies, empezó a besarla, primero las rodillas, fué subiendo hasta llegar a su pubis, apartandole la mano que lo cubría, alargó el cuello para dedicar su caricia sobre el monte de venus, lamiendo el pelo que lo cubría, Marta, abrió las piernas, apoyando los pies en el borde del asiento, ofreciéndole a su boca el sexo, mientras sus ojos se clavaban en los míos, invitándome a participar. Cuando se fijó en el bulto que destacaba por debajo de mi cintura, a pesar de la toalla, que al momento dejé caer a mis pies, mostrando una verga empinada, en sus ojos leí su excitación. Es posible que le gustara hacer el sexo con otra mujer, pero cuando veía un miembro deseable, el placer de sentirse penetrada por él, era primordial.
Susan excitada, introducía su lengua en la vulva caliente, frotando frenética el clítoris de su amiga, mientras esta, sin dejar de mirarme, acariciaba su cabeza, su espalda, pasando sus manos por sus pechos, masajeándolos. Entreabrió la boca, pasándose la lengua por los labios, incitadora, bajando los ojos hacia mi sexo.
No esperé mas, pasando sobre el cuerpo de Susan, me subí al sofá, de cara a ella, apoyando las manos en el respaldo, le introduje el miembro en la boca, que ella acogió, chupando y lamiendo golosa, con murmullos de satisfacción.
- Vaya, no me habéis esperado,- Dijo Juan, cuando salió del baño, cubierto solo con un pantalón corto,- Estáis formando un cuadro perfecto.- Al vernos a los tres desnudos, su pene empezó a adquirir volumen, rápidamente se bajó el pantalón, quedando desnudo también - ¿ Puedo participar ?.
Susan, levantó la cabeza para mirarlo.
- Solo nos estábamos calentando para cuando salieras del baño.
Marta dejó de chuparme el pene.
- Si quieres, puedes entrar en el cuadro, solo tienes que escoger que quieres hacer.
Juan se acercó a Susan, la hizo levantar, agachada sobre el sexo de Marta, con las piernas derechas, abiertas, le ofrecía el culo, moviéndolo invitadora, mientras seguía lamiendo el clítoris de Marta, que de nuevo se dedicó a chupar mi miembro.
Juan, puso sus manos sobre las nalgas de Susan, y separando ambos glúteos, se agachó para pasar su lengua por medio, lamiendo el ano, provocando un estremecimiento de Susan. Despues, abriendo con los dedos los labios de la vulva, encaró su verga empinada, penetrándola suavemente, con la vagina lubricada por el flujo del deseo, el miembro entró en ella por completo.
La felación de mi pene, en la boca de Marta, que sabía como practicarlo para conseguir el orgasmo, chupando y sorbiendo, sacándola casi del todo, para despues introducirla hasta el fondo de su boca, jugando con la lengua sobre el glande, apretándola entre sus labios y acelerando el movimiento de mete y saca, atenta a mis gemidos, cuando pensó que estaba a punto de eyacular, puso sus manos por detrás de mi culo, apretándome contra ella, impidiendo mi retirada.
Con un aullido caí sobre ella, con la verga introducida profundamente en su boca, me corrí, su boca recibió la emisión de semen, que tragó golosa, mientras yo me retorcía de placer, gritando y gimiendo por el placer del orgasmo.
Juan empezó a gemir, su cuerpo se movía acelerando sus embates contra las nalgas de Susan, cogido a sus caderas, el miembro metido por completo en su vagina, de repente se quedó quieto, con un grito, se corrió, manteniendo la verga dentro del útero, eyaculando repetidas veces, en un orgasmo interminable, aullando y gritando, cerró los ojos, mientras gozaba de la emisión de esperma.
En tanto que Marta, con el frotamiento de la lengua insistente de Susan en el clítoris, la boca ocupada por mi verga, que se resistía a soltar, gemía ahogadamente, con el cuerpo convulso, tremolando por el orgasmo, se corría tambien, eyaculando flujo desde la matriz, que Susan recogía con agrado en su boca, lamiendo los labios de la vulva, y llenandose la boca con él.
El olor a sexo se esparció por todo al salon, por fin, Marta abrió su boca dejando libre su presa, pasé la pierna por encima de Susan, que continuaba con su boca pegada al sexo de su amiga, sentándome a su lado, Juan, cuando recuperó el aliento, se retiró tambien, recogiendo con la palma de su mano, el semen emitido, que rebosó de la vagina, cuando sacó el miembro de ella, dejándose caer sobre la alfombra, aun convulso por el orgasmo.
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