Sexo casual

Esta es una historia de un treintañero que se aprovecha de un chamito para romperle el culo a punta de verga en la cama de un hotel.

Siempre he pensado que las miradas delatan, puedes estar en cualquier sitio y sientes que alguien te mira, cuando volteas boom y no sé si se sea el único pero a veces pienso que a todo el mundo le gusta la vaina.

Es como si nos reconociéramos pero guardamos el secreto, no ha pasado nada, solo sigue tu camino aunque me hubiese gustado romperte el culo y que me chuparas el guevo debajo de un puente o detrás del arbusto que está en el parque.

Esto va mas allá de la calentura, lo sé, algo me dice que es así a lo mejor el instinto o que se yo pero confió plenamente en ello, más que en las aplicaciones para cazar hombres o las paginas web.

Muchos polvos que he tenido han sido gracias a esa mirada, sin complicaciones y con mayor morbo, como si cada uno de los ítems de manhunt o grindr que te interesan en 10 segundos el cerebro los procesa y pasas a un estado de “quiero coger contigo ya”.

Un gesto en la cara basta para afirmar que ambos aceptamos y que nos saludaremos como amigos en plena calle aunque sabes que es el chance para conseguir placer, el tan deseado culito caliente, apretao y húmedo cuando le ponga mi saliva.

La telepatía se activa y el “¿a donde vamos?” se resuelve, “vamos a mi casa”, “por aquí están unos baños cerca”, “súbete a mi carro”, “solo camina detrás de mi, conozco un sitio”.

Sé que tienes 18 años, eres cercano a mi pero siempre nos achantamos aunque esta vez… algo me dice que a donde te lleve iras porque las hormonas te controlan.

Ya me he tropezado con chamos como tú, te he mantenido alejado por respeto a mi prima que es tu novia pero ese algo que tienes, hoy me gustó más.

Esa mirada que me dice que mi prima no es suficiente para apagarte ese fuego cuando me agarro el guevo que empieza a estar morcillón en plena calle y tu te quedas embobado mirandolo.

Me alejo un poco de ti, mucha gente camina alrededor pero tú me seguiste con mi mirada. –Esto esta listo papa-Pensé.

La experiencia me dice que no lo has hecho como manda la ley, hago una llamada y cancelo mis planes. Hoy mi verga te quiere sentir.

Me sigues un par de cuadras hasta que llegamos a mi camioneta, te noto algo asustado y aunque no confíes en mi, somos hombres y la sangre que oxigena nuestro cerebro se fue a otro lado, estas bajo mi control. En mis labios se nota una sonrisa.

-Bueno Maicol ¿Lo has hecho en una camioneta?-Pregunte con unas de mis mejores sonrisas para romper el hielo pero solo obtuve silencio.-Tranquilo que conmigo no te pasará nada que no quieras.

Manejo por la ciudad tratando de descifrar a donde llevarte y tu timidez no me ayuda. Quiero romper el hielo pero la calentura momentánea me tiene el bruto de turno. Acerco mi mano a tu verga y noto que esta dura.

Me estaciono y me bajo de la camioneta, compro cuatro cervezas bien frías en mi licorería habitual y te hago entrega de la tuya. Sigo camino a un punto solitario de la ciudad cerca de la playa y rompo el hielo.

Varias veces habíamos tropezado pero nunca nos habíamos dignado a hablarnos de lleno, hasta que llego el día en el que nuestra calentura accedió por nosotros.

-¿Eres virgen?, no tengas miedo todos pasamos por eso.

-Ehn… no pero tampoco tengo mucha experiencia.

-Eso es lo de menos, tendré el mayor cuidado posible pero necesito saber si estás dispuesto ahora mismo-Solté directamente para luego beber un sorbo de cerveza.

-Es que no sé, me da miedo y apenas te conozco.

-Somos como familia, tu eres novio de mi prima. Quedemos en algo, solo haremos lo que te apetezca, eso si nada de contarle a nadie esto que haremos, mi vida es privada.

-Está bien.

-¿Tienes problema en quedarte unas cuantas horas conmigo?

-No, por hoy ya no tengo clases y mis padres están trabajando.

-Entonces vamos…

Esa criatura que estaba a mi lado parecía traslucida y aun así tenía una chispa, sus ojos marrones, sus facciones debían hacerlo alguien popular entre los chicos y chicas de su universidad. Bastante atlético aunque todavía le faltaba mucho para ser el hombre que yo era.

Llegamos a un hotel bastante alejado del centro de la ciudad, salude al recepcionista amigo mío y pague la habitación.

Yo estaba ansioso pero Maicol se veía nervioso casi a desmayarse. Supongo que esta situación lo saca de su zona de confort, el hotel y tal vez que lo intimido un poco desde que lo conocí me he dado cuenta, lo que si se es que lo haré mío.

Entramos en la habitación, me quite la playera dejando mis abdominales a su vista. Agarro una de sus manos y la pongo en mi pecho para que sienta mis músculos, tímidamente me acaricia aunque yo quiero más.

Lo agarro por la cintura y lo empujo hacia mí, robándole un beso suave hasta que me corresponde y nuestras lenguas empiezan a jugar. Mi verga esta dura y la de él igual, las telas de los jeans no lo disimulan.

Lo llevo a la cama, desabrocho su blue jeans y lo bajo junto a su bóxer. Hago que se siente y me arrodillo frente a la cama para darle la mejor mamada de su vida.

Primero beso sus bolas, capturo su olor y con mi lengua voy recorriendo su verga hasta llegar a su glande con la punta de mi lengua, haciéndolo desear que mi boca rodee completamente su verga.

Mi boca succiona nada mas su glande probando su salado liquido preseminal y voy bajando hasta tragarme la totalidad de su verga. Él cierra los ojos y se recuesta en la cama, gozando de mis caricias orales hasta casi hacerlo terminar pero no lo deje.

Me subí a la cama completamente desnudo y lo invite a disfrutar del sabor de mi verga, que apuntaba hacia el techo con su curva hacia arriba y esas venas que me gustan como se marcan.

Su lengua se poso en mi glande, probando mi sabor y luego trato de meterla toda en su boca lo que le causo una arcada.

-Pruébala poco a poco, como si fuera una chupeta de la que quieres disfrutar su sabor, no te apures.

Comenzó de nuevo y recorrió cada centímetro de mi verga llenándolo de su saliva. Metía la mitad de ella en su boca provocando que gran cantidad de sus babas cayeran en mis bolas, mientras más lo miraba mas crecía mi morbo, tan solo quiero este culo para mí.

Lo tome por la barbilla e hice que viniera hacia mis labios donde saboree mi sabor y mis manos abrían sus nalgas, acariciando su agujerito virgen (sé que me mentía) que esperaba por mí con la punta de mi glande.

Di la vuelta en la cama y quedo él boca arriba, lo besé de nuevo mientras nuestras vergas duras se acariciaban. Mordí su cuello, sus orejas y baje hasta sus tetillas haciéndolo sufrir de ese placentero dolor al morderlas suavemente.

Besé sus pectorales y siguiendo el camino volví a encontrar su verga que reclamaba los placeres de mi boca. Contemple su dureza y de un solo bocado llegue hasta la base de esa verga rojiza haciéndolo gritar.

Subía y bajaba, besaba sus bolas, mordía sus muslos y el solo se rendía al placer. Su cuerpo era blanco y lampiño, piel suave que me hacia adicto a acariciarla.

Mi lengua acariciaba sus bolas y sin más, baje a su perineo que una vez lleno de caricias y saliva, siguió su camino hacia ese hoyito rosadito y estrecho que mi lengua profundizo y luego uno, dos y hasta tres dedos fueron entrando llenos de saliva haciéndolo gemir sin cesar. Sentí como su culo me apretaba los dedos hasta que dilató lo suficiente.

Chupe su verga de nuevo, coloque una almohada  bajo su cintura y situé mi pedazo de carne duro y caliente a las puerta de su cueva aun estrecha, jugando con mi pre seminal regándolo en toda su raja.

Ayudado por un lubricante de chocolate, bañe su culito y coloque mi glande en toda la entrada, empujé y encontré resistencia, volví a la carga y logre que mi glande entrará.

-Ay me duele, sácalo por favor-gritaba adolorido Maicol.

-Relájate no hagas fuerzas sino te dolerá más-Dije calmándolo aunque yo estaba en el cielo sintiendo como su estrecho culo me tenía la cabeza del guevo apretada y caliente.

Seguí entrando causándole más dolor pero llegue hasta el final. Espere unos minutos que se acostumbrara siendo una tortura ya que solo quería empezar a darle matraca. Comencé a masturbarle su verga que seguía dura con todo y todo.

Comencé el mete y saca, suave pero conciso haciendo que Maicol tuviese la cara fruncida aunque no decía nada.

-No te resistas, el dolor es lo primero pero tu destino aquí en esta cama es el placer. Grita si tienes que gritar o llora, pero igual terminaras al final pidiendo más hasta que te corras con mi verga adentro.

Sacaba mi glande hasta la puerta y lo metía hasta el fondo, su verga no dejaba de eructar liquido y aprovechando de la curva hacia arriba de mi verga, Maicol conocería los placeres en su máxima expresión del punto G.

Seguimos un buen rato en esa posición hasta que el momento exigió otra. Él chamo ya estaba rendido en los placeres anales y su verga más dura no podía estar, parecía próxima a eyacular.

De un salto caí boca arriba en la cama justo a su lado y con mi verga más dura imposible lo reté a sentarse sobre ella. Llene de lubricante mi verga y le pase el frasco a él.

Coloco una pierna a cada lado y mi verga toco su agujero, agarre su cintura e hice que fuera bajando mientras él tenía la mirada perdida en el techo hasta después que mi verga entro por completo.

-Ahora es que viene lo bueno chamito así que prepárate-Le dije con malicia.

-Despacito flaco por favor.

Al principio deje que el llevará el ritmo que era bastante lento, todo para que su culo siguiera acostumbrándose pero pasados unos minutos me aburrí y comencé a subir mi cintura, haciéndolo desfallecer de placer. Su cara estaba roja y su cuerpo estaba bañado en sudor aunque el aire acondicionado estaba funcionando.

-Así, disfruta la verga de tu macho, abre el culo.

El sonido de la cama, el entrar y salir de mi verga en su culo y de nuestros gemidos reinaban en la habitación.

-Toma carajo-Le gritaba-Yo soy el que te preñará el culo de leche.

Cambiamos de posición y adoptamos la cucharita, aproveche para reventarle el culo a guevo limpio y aunque Maicol no quería seguir en esa posición lo sujete por el pecho y le di hasta que me canse.

Él tomó la iniciativa y se puso en cuatro patas, regalándome una imagen de su culito redondo y su hoyito abierto bastante rojo por el uso que le he dado. Lo agarre de la cintura y se la metí hasta la pata, pegando un brinco Maicol que hizo que se le saliera pero a lo segundos estaba de nuevo esperando por más.

-Que apretadito estas coño de tu madre, quiero seguirte dando guevo hasta que me quede sin leche.

La cama chocaba contra la pared y ese culo cada vez se abría mas para mí. Maicol aunque tímido resulto mejor de lo que esperaba, nada mejor que un neófito que siempre anda caliente y con sed de sexo.

Su respiración acelerada, gotas de sudor paseando por su cuerpo y por el espejo pude ver que de su verga se desprendía un hilo transparente que llegaba a la cama.

Veía salir y entrar toda la extensión de mi verga, junto con unas nalgadas que lo llevaban loco. Seguí unos minutos dándole sin parar, caí encima de él quedando boca abajo en la cama y empecé a darle más duro.

Todos mis ataques iban dirigidos a su punto g, primero lentamente y luego comencé a acelerar. La habitación estaba llena de gemidos que mejor señal de disfrute que esa.

Su culito esta caliente y apretado lo que me volvia loco, sentía como me apretaba y cada embestida se reflejaba en su cara.

Lo puse boca arriba y tome su verga con mi mano, empecé a masturbarla, subía y bajaba rápidamente hasta sentir que casi iba a terminar pero no lo dejaba, así lo hice unas cuantas veces porque me gustaba hacer sufrir a mis victimas.

Acelere mis embestidas, resonando en la habitación la entrada de mi verga en su culo. Sin más la verga de Maicol que había dejado bastante próxima a eyacular hace unos segundos disparaba varias chorros de leches, bañando su cara, pecho y hasta más allá de su cabeza.

Mi verga cada vez iba más rápido y seguía dándole duro a ese culo hasta que no pude aguantar más, cada sacudida me volvía un demente y sentí la delicia de botar mi leche en la profundidad de su culo.

El olor a sexo y las respiraciones agitadas ahora eran los reyes del momento, así estuvimos un rato hasta que salí dentro de él y quedamos echados en la cama, sudados y con la respiración acelerada hasta quedarnos dormidos.

Definitivamente voy a tenerle que pedirle a mi prima que me preste a Maicol, un culito como el suyo no se goza todos los días.

Por eso mi religión son las miradas, esas que dicen quiero todo tu guevo.

FIN

¿Crees en las miradas? Coméntame ;)

Espero que te haya encantando el relato, recuerda valorarlo y seguir leyéndome. Abrazos desde Cumaná.