Sexo, alcohol. y... ellas

La cogí de los hombros, de un golpe la puse contra la pared, mientras Bea se recuperaba del orgasmo y miraba la escena con cara de antipatía. Metí mi mano por debajo de su falda, con la otra toqué su ombligo y subí, acaricié sus pechos, aparté la camiseta y el sujetador y los devoré.

Sexo, alcohol y…ellas

En 2009 escribí este relato y me decidí a subirlo porque me gustó como quedó y además refleja la vida de muchos de nosotros. Soy una chica de Málaga, tengo 18 años, morena, y con un cuerpo aceptable, soy bisexual, la verdad es que se me nota bastante por mi forma de ser. En fin este relato en partes es verídico y en otras imaginarias, espero que os guste…

Somos un grupo de amigos, yo soy Sara, mi ex novia que es Bea (aunque es mi ex sigo estando con ella de forma liberal); Ruth (una una chica bisexual) Elena y Alba (ellas dos son hetero) y mi querido amigo gay, Germán.

Para mi Bea es mi chica ideal, inteligente, morena, guapa, alta…la envidia de muchas chicas. Ruth también es impresionante es ardiente y apasionada, si quiere algo lo va a conseguir seguro, y yo puedo decirle que no.

Entramos en la discoteca de ambiente en una zona gay, todo el espectáculo que me gusta está ahí, todo lo que me atrae se esconde tras esas puertas que deseo abrir y detrás de ellas todo el sexo que puedo imaginar.  Pasamos desviados, el sitio nos causó sensación de placer y buen ambiente a todas, bueno por lo menos a las que nos interesaba. El olor era intenso, a alcohol y sudor, excitaba. Desfilamos entre la gente que me rozaban e intercambianan miradas buscando nuevas presas, ¡como deseaba estar ya como ellos!

Nos acercamos a la barra y pedimos algo  fuertecito para empezar, fantaseaba con el sitio y todas las chicas que había allí. Noté la primera copa, quería perder el control. Saqué un par de cigarros, los encendí. Fui a avisar a Bea y Ruth (ellas dos eran buenas amigas, aunque como las dos son bisexuales, de vez en cuando son más que amigas) porque estaban bailando y les di uno, me lo agradecieron y bailamos mientras notábamos como la noche y el alcohol empezaba a calentarnos, y cuando ya se tocaban y bailaban de manera excitante me fui, no quería estar ahí.

Fui en busca de Elena y Alba, las encontré en la barra, apagué antes el cigarro, no me gusta fumar delante de ellas, aunque saben lo que hago y dejo de hacer. Las saludé y las pregunté como estaban, ellas no acababan de encajar en ese sitio, pero la música era buena y al fin de al cabo era una discoteca.

-¡Hola! ¿Cómo va eso? ¿Me echabais de menos?

-Pensábamos que ya no te acordabas de que estábamos aquí, te veo ya un poco colocada…- dijo Elena con cara de mosqueo.

-Bueno ya sabes algo de ayuda nunca viene mal, pero no os quejéis, vosotras estáis bebiendo más que yo.

-No compares, ¿Qué vas a hacer ahora?- dijo Alba.

-Pues no lo sé, tengo ganas de estar con una chica guapa ¿alguna se ofrece?

-Pues no…- se miraron a la vez.

-En fin, volveré preciosas- antes de girarme saqué un cigarro, ¿queréis?

-Deja esa mierda- dijo Elena.

-Yo también os quiero, un beso chicas… De lejos veo que las otras dos se han dispersado y ya no andan juntas…que extraño…, en fin.

-¡Hola mi niña!- me grita Bea a la oreja.

-Joder que susto me has dado ¿qué haces que no estás con Ruth bailando?

-Pues que me gustas más tú, además tienes algo que quiero, y tu deber es darme placer, ¿o no?

-Ya veo, vamos vente conmigo - dije pausadamente.

-Venga nena vamos al baño, tengo unas ganas locas de que me lo hagas, además el alcohol me está poniendo a cien… – susurró Bea. La verdad es que ella también me estaba poniendo a tono. Pasamos

entre la multitud hasta llegar a los baños, había mucha gente allí, a si que nos apoyamos en una pared a esperar, pero la verdad es que no nos podíamos estar quietas.

-Nena, no puedo esperar, esto es maravilloso- me dice mientras me besa y empieza a jugar conmigo.

-No me hagas esto cabrona…

La espera pasó rápido y entramos a los baños, eran amplios y bastante oscuros, justo lo que queríamos. Entramos en uno y nos besamos, ahora comenzaba lo bueno, noté como ya empezaba a oprimir su cuerpo contra el mío, a reírse y a moverse.

-Como me pones- esas frases al oído me estaban matando…

No aguantaba más, bajé mis manos por su pecho, y mis besos por su cuello. Percibí que debajo de su falda empezaba a humedecerse (yo estaba peor, ver a una chica como ella, con ese cuerpo y no hacer nada, es difícil) mis dedos llegaron al punto clave, metí lentamente un dedo y…

-Joder nena, mete más, no sigas con el juego que voy a reventar- me encantaba verla de esa manera.

La puse contra la pared con movimientos más bruscos y con la mano izquierda cogí sus dos muñecas para que no se moviera. Ahora la tenía de espaldas toda para mí, con el alcohol y el calentón, me sentía fuera de mi cuerpo. Besé su nuca y su espalda mientras bajaba mi mano, ahora era el momento, metí con todas mis fuerzas dos dedos, entraban muy bien, así que no dudé en dar más rápido y fuerte.

Notaba sus gritos y su respiración, y sobre todo su sudor y cuando vi en su cuerpo las convulsiones del orgasmo paré en seco, la giré y continué de nuevo, besandola, hasta que su cuerpo estalló en un orgasmo.

-Joder, me fascina la forma en la que te corres, eres genial…te quiero- logré decir después de notarla de esa forma.

-Y yo,- yo estaba a punto de salir del baño, cuando

  • ¿A dónde crees que vas? Esto aun no ha terminado, me toca disfrutar a mí…

Salimos del baño y vimos como habíamos formado una cola espectacular, yo iba abrochándome un botón de la camisa y ella colocándose el sujetador. Había sido fantástico estar con ella ahí dentro, un sueño, y me dio todo el placer…

-¿Dónde vas?- dijo Bea.

-Pues no lo sé, a conocer el ambiente, ¿tienes dinero? -Bueno, me quedan 6 €, para una copa baratita.

-Vale, coge estos 10 y así tienes para algo más- puse el billete en su mano, la besé y me fui.

El sitio era bastante grande como para perderse, las luces no paraban de centellear y la gente no se paraba de mover, saco el móvil y miro la hora, 3:15, vaya todavía es pronto. Me siento en unos sillones del fondo y veo que el ambiente es muy bueno, decisión acertada venir a este lugar. Miles de pensamientos se me pasaban por la cabeza y entre ellos el rato que había pasado en el baño, había sido estupendo.

Pero no era el momento de pensar en eso, lo que quería era encontrar a alguna chica guapa por aquí. 3:30 y no me levanto del sillón, tengo un ciego impresionante…Realmente ya me había tomado bastantes copas a lo largo de la noche y antes de entrar habíamos hecho botellón…se me caían los parpados…

Veo a alguien que me resulta familiar y cada vez se me acerca más. -¿Cómo estás tía?- es Germán… el que faltaba.

-Bueno he estado mejor otras veces, llevo un ciego que no veo nada.

-Fúmate un cigarro conmigo – salimos fuera y me lie un porrillo que me quedaba del botellon.

-Ostias tía, yo también voy fatal, pero acabo de enrollarme con un tío que estaba tremendo, ahora está en la barra pidiendo algo, pero pienso irme con él al cuarto oscuro pero YA.

-Pues dile que se ponga condón, que tú con el ciego eres capaz de hacerlo a pelo, y nos conocemos. -

Ya lo sé, no me cortes el rollo, ah míralo, ahí está, adiós cariño- me besa en la boca y se va.

-Estos gays…-digo en voz baja. Me acabo de fumar el porro y me levanto, la verdad es que ya me encontraba mejor. Cuando me dirijo a la sala de nuevo una persona por detrás me agarra y me dice:

-Sabes me da igual que este Bea aquí, yo también quiero tocarte, no es justo- mete las manos por debajo de mi camisa y me acaricia por debajo del ombligo, yo me giro.

-Ruth, lo tuyo y lo mío fue hace mucho, fue un calenton, además tú decidiste que era mejor dejarlo por no hacer daño a Bea.

-Ya, pero el alcohol me ha puesto a cien, me iría con otra tía o tío, pero hoy me apetece joderte y ponerte- dijo susurrándome al oído.

Recorrió mi cuello con besos suaves, pegaba su boca a la mía, y empezaba a tocar mi espalda.

-Está bien, para- la cogí, y nos metimos en el baño, casualmente no había cola que esperar. Miré el móvil 4:15… Comencé a besarla con fuerza, estaba comiéndomela, bajé y besé sus pechos, mordí con suavidad sus pezones, ella gemía y me agarraba el pelo, quería hacerme daño, masajeaba su clítoris buscando el climax, ya la.conozco bien y se lo que le gusta...

Suena la puerta, y grita alguien:

-Abre Sara, soy Bea- Ruth sobresaltada se coloca el sujetador y me mira con cara de posesión.

-Genial- abro la puerta, ella entra y la cierra con pestillo

– ¿Cómo sabias que estábamos aquí?

-Os he visto- dice Bea mientras mira a Ruth. De repente Bea agarra a Ruth y comienzan a besarse, me miran se acercan y empiezan a besarme a la vez por el  cuello susurrando cosas como: Fóllame, esta noche quiero sexo duro.

No me lo podía creer, las besé y comencé a tocar por debajo, metí cada mano debajo de cada una de sus faldas, las tenía una a cada lado, acariciaba sus clítoris por encima de los tangas y ellas se besaban cada vez con más ansia, abrían las piernas, dando a entender que querían más. Estaban húmedas, se tocaban, estábamos eufóricas, necesitábamos sexo…

Cogí a Bea, me agaché y puse su pierna encima de mi hombro, empecé a tocar por encima del tanga y dar besos suaves, se notaba humedecido se había corrido mucho, me encantaba sentir ese olor, aparte el tanga a un lado y por segunda vez en la noche metí dos dedos, pero esta vez del tirón, mientras ella se besaba con Ruth y gemía fuerte. Yo estaba lamiendo su clítoris  mientras que le estaba dando más fuerte y más rápido, notaba como se empezaba a estremecer, quería más y más, me puse en pie y la besé, estábamos sudando, hacía mucho calor, miré a Ruth y le di un largo beso. No cesaba en mi empeño de follarmela durisimo porque me pone a mil sus quejidos y la forma en que se mueve, movia tan rapido la mano que ya ni la sentia hasta que reventó.

-Hija de puta que orgasmo, hoy me vas a matar, dijo jadeando, se agarró a mi cuello y lo besó.

-Ahora te toca a ti- susurré a Ruth.

La cogí de los hombros, de un golpe la puse contra la pared, mientras Bea se recuperaba del orgasmo y miraba la escena con cara de antipatía. Metí mi mano por debajo de su falda, con la otra toqué su ombligo y subí, acaricié sus pechos, aparté la camiseta y el sujetador y los devoré. Mordí sus pezones rosados con rabia y justo cuando vi que empezaba a gemir fuerte encajé dos dedos de golpe, ella mordió furiosa mi cuello por la mezcla de dolor y placer, eso me dejaría marca.

-Jodete, hija de puta-  me dijo entre dientes.

Yo la agarré del cuello y apreté fuerte contra la pared, y seguí penetrándola cada vez más fuerte, resoplábamos, por detrás Bea empezó a acariciarme y lentamente se iba acercando a mi nuca, yo fui soltándole el cuello a Ruth, y cuando ella empezaba a sentir las convulsiones de un orgasmo, Bea me agarró el cuello y mordió en el otro lado en el que me habían mordido antes.

-Ahhhhhh, ¡Para!- grité, y sentí como Ruth se corría en un intenso espasmo y caía rendida.

Nos quedamos en silencio, a mi me palpitaban las venas del cuello, me miré al espejo y tenía los dos lados completamente morados, incluso un poco de sangre en el que me había mordido Bea. Me encantaba esta escena, tirarme a dos tías, me di la vuelta y salimos del baño. De nuevo miré la hora 5:00.

Me quedé sentada en los sofás, saqué un cigarro y empecé a fumar esperando que se me quitara el dolor de cuello que era inmenso.

Vi a ellas de lejos, como si no hubiera ocurrido nada irse a bailar pidiendo copas y riéndose…

Pasé la noche entre alcohol, sexo y ellas.

Espero que les haya gustado. Me encantaria poder leer comentarios y sugerencias para próximos relatos, porque a mis 21 años tengo mil historias que contaros.