Sexo adicción. Segunda parte y final
Continuación de mi experiencia en una fiesta swingers
A solo unos metros mi esposo estaba con una mujer, que le estaba dando una mamada. Eso me puso a mil y le dije a mi acompañante que se pusiera un condón, cosa que hizo rápidamente. Se sentó en un sofá y abriéndome de piernas hizo que me sentara encima de ese miembro. Sentí como iba entrando ese miembro lentamente. Sus manos recorrian todo mi cuerpo y apretaban mis muslos y mis senos. Noté que cerca mío había otro hombre de unos 60 años que nos miraba y se acariciaba su miembro por sobre el pantalón. Tomé una de sus manos y la puse sobre uno de mis senos. Acercó su cara a la mía y me besó en la boca. Mis manos ahora fueron a buscar lo que había en su entrepiernas. Mientras tanto el hombre que me la tenía metida seguía moviéndose y tocándome. Bajé el cierre de mi nuevo acompañante y saqué su miembro. El se colocó un condón comenzó a pasarmelo por la cara y mis senos. Sentí que me venía un orgasmo por lo que llevé mis manos para tocarme el clítoris y masturbarme. Me corrí y sentí que mi acompañante que me la tenía metida, también iba a acabar, por lo que aceleré mis movimientos de caderas y el acabó con grandes jadeos y apretándome mis senos fuertemente.
Eres magnífica, dijo mientras se salía del sillón para dejar que mi otro acompañante ahora tuviera su turno. Esta vez, yo me senté en el sillón y el hombre que ahora me tendría, se arrodilló frente a mi, abrió mis piernas y me la metió hasta el fondo. Un gemido salió de mi boca, ya que fué un poco violento la manera en que me la metió. Me dijo que envidiaba a mi esposo y que yo era un sueño para cualquier hombre. Mira como te aprovechan de mirar todos los que están aquí.
Lo cierto es que si me habia dado cuenta de que varios hombres que estando con pareja, no se perdían oportunidad de verme. Sentí ganas de apretarlo hacia mi y lo hice. Mis manos tomaron sus gluteos y los apreté hacia mi, para sentir ese miembro bién dentro de mi. El tomo mis piernas y las puso en sus hombros, lo que hacia que cada vez que empujaba su miembro dentro mio, yo lo sintiera hasta el fondo.
El anfitrion que nos habia recibidoestaba mirandonos al lado nuestro junto con mi esposo y una pareja mas. El miembro de el era bastante grande y estaba paradísimo. Tenia puesto un condón, por lo que supuse que estaría esperandomsu turno. Vamos le dijo a mi esposo, hagamosla sentir y gozar como nunca. Es tan bonita y ese cuerpo no merece ser desperdiciado.
Dicho esto, el hombre que me la tenía metida, se paró e hizo que yo me levantara del sillón. Se sento y hizo que me colocara de espaldas a el. Abrí mis piernas para meterme ese miembro en mi vagina, pero el con su mano lo dirigió al hoyito de mi ano.
La sensación incómoda de cuando recien empieza a entrar por ese lugar, rapidamente cambia ya que yo estoy bastante acostumbrada a tener sexo anal con mi esposo. A el le gusta mucho por ahí. El anfitrión miró como me tenía aquel hombre maduro y colocando la punta se su miembro a la entrada de mi vagina, lentamente comenzó a metérmela, mientras yo con mis movimientos de cadesr trataba de que eso fuera mas rápido. Se notaba que el sabía lo que una mujer quiere, ya que en un momento lo tome fuerte con mis uñas en sus gluteos y le pedí que me la metiera toda.
Cuando entró toda y tenía las dos dentro mío, coloqué mis brazos hacia ariba y me relajé completamente, mientras las manos de ellos recorrian la totalidad de mi cuerpo. El otro hombre que estaba con una mujer, tomó mis pies y comenzó a chuparme los dedos y ella se acerco a mi oido y me susurró si alguna vez me había besado una mujer. Hazlo, le dije, sin contestarle su pregunta aunque para ser honesta lo habia hecho con mujeres un par de veces.
Ella entonces me besó dulce y largamente en la boca. Yo cerré mis ojos y solo atinaba a dejarme sentir ese increible momento que estaba viviendo. Sentí que me corría así es que comencé a moverme mas rápido. Abrí los ojos y veo que mi esposo se la tiene metida por detras a la mujer que me está besando. Bastó solo ver eso para que tuviera un orgasmo tremendo que hizo que ambos que me la tenian metida también acabaran.
Esa noche no paré de tener sexo. Estuvimos con mi esposo hasta las cinco de la mañana y perdí la cuenta de con cuantos hombres estuve, pero estoy segura que no fueron menos de quince.
Debo confesarles que al dia siguiente me dolian mis gluteos y la parte interna de mis piernas quedaron con unos pequeños moretones, los bordes de mi vagina estuvieron como tres dias coloradas y mis senos no tuvieron problemas, ya que por mi trabajo diario, estoy acostumbrada a que todos los dias me chupen y muerdan mis pezones.
Un beso para todos y todas.