Sexo a la vista
Siempre he pensado que el sexo es mucho mas que nuestra intimidad, que la búsqueda del place va mas allá del rincón de nuestra habitación.
SEXO A LA VISTA
Siempre he pensado, que el sexo es mucho más que nuestra intimidad, que la búsqueda del placer va más allá del rincón de nuestra habitación.
Se que este pensamiento no es compartido por mucha gente, pero ellos se lo pierden.
Mi historia comienza un verano cualquiera, en una playa cualquiera pero eso si, no con una mujer cualquiera.
Se llama Susana y tiene 33 años, cuando la conocí, era una chica con el mismo pensamiento que otras muchas, el sexo en casita y sin que nadie sepa lo que hacemos.
Pero en mi encabezonamiento de hacer sexo en lugares públicos o visibles continuo.
Hasta que un día, (antes de marcharnos de vacaciones) estando metidos en el metro y en hora punta, la metí mano, la arrinconé en un lateral de vagón y la masturbe hasta que tuvo un orgasmo.
Tras ese día, sus ideas cambiaron, la excitación que le produjo, el que la tocaran en un lugar repleto de gente unido al peligro de ser vista o incluso a la necesidad de compartir con todos ese momento, fue algo que no pudo olvidar e hicimos planes para nuestras vacaciones y fantaseábamos sobre esto y aquello.
Al comenzar las vacaciones el viaje ya fue muy excitante, tanto que Susana fue capaz de hacerme una felación en plena autopista, eso si, sin llegar al orgasmo pues corría peligro de accidente.
Así que, podéis imaginaros lo calientes que estábamos cuando llegamos al destino, pero todavía queríamos aguantar sin hacer nada y guardar el plato fuerte para la noche.
Nos pusimos, ella su bikini y yo mi bañador bien ajustadito, lo cual era un problema pues me costaba ocultar mi continua erección.
Y nos marchamos a la playa, pasamos todo el resto del día tumbados al sol, besándonos, acariciándonos y poniéndonos a tono para la noche. Susana estaba mas excitada que nunca y en mas de una vez tuve que pararla los pies porque de no ser así me habría follado delante de todos y no es que me importara, pero no todos podían ver el espectáculo que Susana quería montar, había menores y no queríamos ir a mas, pero si que tapándonos con las toallas y también dándonos bañitos nos tocábamos los genitales con ansia y pasión pero eso si sin llegar al orgasmo.
Y así pasamos el resto del día, hasta que llego la hora de volver al hotel, tuvimos que hacer verdaderos esfuerzos para no terminar follando paro supimos aguantar, nos duchamos, vestimos y salimos a cenar.
Para aumentar la excitación, que ya era de escándalo, la pedí que se vistiera muy provocativa y se puso una mini falda negra con una blusa blanca de tirantes enseñando un buen escote y unos zapatos de tacón que realzaba sus preciosas piernas.
Y cuando estábamos apunto de salir, se me ocurrió quitarle el tanga, así que le subí un poquito la faldita y de un tirón le baje la prenda dejándola tirada en el suelo, salimos del apartamento.
Ya en el ascensor quise probar lo húmeda que estaba y pesar de que otra pareja estaba con nosotros, la metí mano por la parte de atrás hasta llegar a su rajita donde comprobé que realmente esta muy húmeda, la otra pareja no se habría percatado de nada de no ser por el pequeño gemido que emitió Susana al sentir mis dedos hurgando entre sus piernas, pero decidí no retirar mi mano de aquel lugar tan calentito y continué explorando la zona, aunque fue por poco tiempo pues el ascensor lego a su destino y salimos camino al restaurante, no sin antes llevarnos una mirada de desacuerdo de aquella pareja.
Pero no nos importo, seguro que aquella noche follarían pensando en nosotros.
La cena continuo siendo igual de excitante y morbosa, como lo estaba siendo todo el día. Entre plato y pato mis manos se posaban en sus piernas buscando el ansiado tesoro y las suyas no perdían oportunidad de tocar mi entrepierna que como os podéis imaginar estaba como el hierro incandescente.
Al llegar a los postres Susana me dijo que se iba al servicio y que en dos minutos la siguiera.
Y así fue, el restaurante no estaba muy lleno ya y tras observar que nadie más estaba en el servicio de chicas me levante y entre, Susana me estaba esperando en uno de los habitáculos privados con su mini falda semi levantada
- venga cariño, hazme una mamadita, no aguanto mas. Me dijo
Y fiel como un perrito me acerque a ella que estaba subida sobre el WC con una pierna posada sobre el portarrollos dejándome bien facil el trabajo a desempeñar.
Me acerque muy despacio y olisquee su entrepierna, la bese entre sus muslos y su ingle y fui acercándome poco a poco a su zona mas sensible, momento en el cual.
¡Sorpresa!... alguien entro
Nos quedamos a cuadros, yo no sabia que hacer, cerré la puerta del habitáculo y me quede callado, mirando a los ojos de Susana, pero Susana ni se movió, me dedico una sonrisa muy picara y alargo su mano hasta llegar a mi cabeza, me agarro por los pelos y tiro hacia ella pegándome a su sexo.
No me hice de rogar y comencé a comerme aquel mangar delicioso, que a pesar de ya haberlo hecho antes en ese momento me pareció que tenia otro sabor mucho mas rico otro olor mucho mas atrayente, otro calor mucho mas intenso.
Susana tenia que morderse los labios para no emitir ruido alguno y yo permanecía enfrascado en la tarea de darle todo el placer posible, por lo que no paraba de lamerla toda enterita de arriba abajo incluso llegando a su ano, que por los movimientos que hacia lo agradecía. Mi saliva se mezclaba a sus jugos y esta mezcla era el único sonido que hacíamos, expectantes a lo que hacia la visita inesperada.
Tras cinco o seis minutos la visita se marcho, momento en el que Susana sujeto fuertemente mi cabeza para restregársela en su ferviente chochito y romper en un orgasmo como pocos la he visto tener.
Luego Salí del servicio y ella se quedo para limpiarse.
Terminamos los postres y con la bollilla de champán y salimos corriendo al hotel pues aunque ella había tenido un orgasmo aun estaba muy excitada y no digamos yo que llevaba todo el día con la polla tiesa.
Al llegar, pedimos más champán y nos sentamos en la terraza a tomar el fresco, aunque la verdad es que no era esa la intención.
Susana se cambio de ropa y se puso un camisón de seda blanco casi transparente sin nada más debajo.
Se sentó a mi lado en la terraza y me desabrocho el pantalón, hábilmente saco a la luz de la luna mi pene que, todo sea dicho lo agradeció pues había sufrido mucho ese día.
Si tuviera que explicaros como estaba mi verga en ese momento a mi e parecía que estaba tembloroso, enrojecido de los roces, las caricias y la felación en el coche, en definitiva de la multitud de magreos que se havia llevado ese día sin llegar a darle un orgasmo que lo liberara de aquella tensión, incluso como os podéis imaginar, tenia un olor fuerte a semen, producto de los liquiditos preexaminares.
En ese estado mi aguante era mínimo y Susana lo sabía.
- te corres en mi boca y follamos ¿vale? Me dijo.
Asentí con la cabeza y metiéndose debajo de la mesa redonda, (de esas de platico que hay en muchos Balcanes), me bajo, mejor dicho me quito los pantalones y los calzoncillos. Y sin pensarse si podía haber gente mirando por los balcones comenzó a acariciarme, lamerme y posteriormente a tragarse toda mi polla.
Tenía prisa por que me corriera, estaba deseando sentir mi verga dentro de ella y lo consiguió, en apenas 10 minutos un torrente de semen recorrió sus labios dejando que se desbordara por su boca hacia mi pene, como a ella le gustaba.
Le encantaba que me corriera en su boca y no tragandoselo a la primera, si no dejar que empape mi miembro para después con su lengua recogerlo hasta la última gota, decía que así el sabor era mas intenso más a mí.
Y la verdad es que a mi eso me volvía loco y además conseguía que volviera a ponerse en forma muy rápidamente.
- vamos cariño, follame aquí mismo. Me dijo
E inclinándose sobre la barandilla de la terraza, se subió la combinación y me ofreció su precioso culo.
Me aproxime a ella despacio, mirando a mí alrededor y aunque se escuchaba ruidos y se percibían movimientos no me percate de que nadie nos estuviera mirando.
Y aunque fuese así, aunque alguien nos mirara no me habría echado para atrás, todo lo contrario, tanto Susana como yo nos excitaba no solo de hacerlo al aire libre sino la posibilidad de que alguien no viera.
Así pues me acerque a ella, me incline sobre su espalda para alcanzar sus labios y una vez unidos por este sitio me dispuse a continuar esa unión, colocando mi verga en su caliente y tremendamente mojada rajita. Fui introduciéndosela lentamente y muy suavemente.
Con mis caderas empujaba un poquito y volvía a sacar mi polla, a restregaba por toda su entrepierna y volvía a intentar la penetración, cada vez un poquito mas adentro, cada vez con mas intensidad. Esto le volvía loca a Susana que no podía evitar soltar algún gemido de vez en cuando
A los pocos minutos mi pene entraba y salía de Susana con gran facilidad, pararía estar hecho a medida para mí. Me recline y mientras no paraba de embestir a Susana miraba a mi alrededor en busca de mirones.
Y los había ya lo creo que los había, en un lateral del hotel encontré en la oscuridad de su balcón una pareja que por lo que pude apreciar ya llevaba tiempo mirándonos, pues además se acariciaban muy excitados por el espectáculo que les ofrecíamos.
Tras advertía a mi chica de la presencia de aquella pareja, ella se sobre excito de una forma bestial, le llego un orgasmos casi de inmediato y tuve que hacer verdaderos esfuerzos para no correrme yo también.
Susana estaba desconocida, si todo aquel día había estado muy excitada en ese momento todo rompió las expectativas.
- quiero que me folles el culo cabron. Me dijo de sopetón
Y sacándose ella misma la polla de su vagina la coloco en su ano.
Aquello me volvió loco, nunca habíamos tenido sexo anal, aunque nunca lo intentamos.
Pero en acalla ocasión Susana lo deseaba con tal intensidad que ella misma se estaba introduciendo mi polla, a pesar de que la zona estaba mas que bien lubricada, costaba pues era la primera vez, pero en ningún momento escuche ruido de dolor y mas bien todo lo contrario tras poco tiempo mi polla estaba por entero en el interior del ano de mi chica, la cual extenuada por el esfuerzo me pedía que ahora fuese yo quien continuara follandola el culo.
Como os podéis imaginar es difícil aguantar si correrse estando en aquel lugar tan apretado y tan caliente, sintiendo escalofríos en cada acometida.
Aguante lo que pude y rompí en el interior de mi chica, que tampoco aguanto y los dos tuvimos un orgasmo como pocos, casi nos caemos al suelo. Pero nos sujetamos fuertemente a la barandilla y permanecimos así un buen rato recurándonos de aquel polvo tan intenso ajenos a lo que estuvieran haciendo nuestros vecinos o si alguien más nos miraba.
Nos fuimos a dar una ducha y a dormir, ya que el día había sido muy intenso y las vacaciones acababan de empezar.
En todo este tiempo tan solo un par de veces follamos en la cama y fue ya al final de las vacaciones después de intimar con nuestros admiradores, los que el primer día vieron nuestro espectáculo y les ofrecimos verlo desde mas de cerca. Y bueno sin llegar al intercambio tengo que decir que aquellos últimos polvos fueron si caben muchos más intensos gracias a nuestros amigos mirones.
Siempre he pensado que el sexo es mucho mas que nuestra intimidad, que la búsqueda del place va mas allá del rincón de nuestra habitación.