Sexfight con mi madre 1

Empiezan las aventuras de Marisa y su hijo Luis...

SEXFIGHT CON MI MADRE 1

Luis estaba en su habitación, ocupado, enviando mensajes por whatsapp cuando su madre, Marisa, tocó en la puerta interrumpiéndolo. Cuando entró, Luis se quedó con la boca abierta… Su madre iba vestida con un bikini rojo tipo brasilero que apenas cubría sus enormes melones y cuya braga se hundía en su macizo y enorme culo. Venía descalza, con sus uñas de pies y manos en color granate y dos tobilleras de plata en cada uno de sus pies…

-          ¡Mamá! Pero, ¿qué diablos? ¿Qué haces vestida así?- dijo Luis mientras intentaba colocarse de manera que su madre no notara su incipiente erección. Y es que la madre de Luis tenía un físico espectacular: grandes tetas naturales y no caídas pese a sus 42 años, una musculatura muy definida en todo su cuerpo, no obstante practicaba deporte, especialmente fitness y deportes de contacto, rubia, con el pelo recogido en una coleta…

-          Perdona hijo, pero esta mañana en el gimnasio hice una apuesta con Lourdes la monitora de pesas y necesito tu ayuda.

-          ¿Una apuesta? ¿De qué se trata?- Luis conocía las “locuras” de su madre…

-          Se trata de una pelea por parejas entre tú y yo contra Lourdes y su hijo Marcos…

-          ¡¡¡Qué!!!, pero…. ¿te volviste loca?, ¿cómo se te ocurre involucrarme?

-          Ya lo sé hijo, pero si vieras como presumía Lourdes de su físico y del de su hijo, y de cómo viven en un ambiente liberal y… ¡bueno!, en resumen, que tenemos concertada una pelea con ellos donde nos jugamos ser, la pareja que pierda, la esclava sexual de la otra durante un fin de semana completo…

-          Ahora sí que alucino…

Marisa sabía que Luis no se lo iba a tomar muy bien, pero también conocía a su hijo y el gusto que tenía por las mujeres maduras y, especialmente, por las que se cuidan mucho físicamente. Y en eso Lourdes era como ella… De una altura y medidas similares, de pelo negro recogido siempre también en una coleta, y con el mismo gusto por lucir ropa deportiva entallada…

-          Sé que tenía que haber hablado antes contigo, pero me puso entre la espada y la pared, y no me quedó otra que aceptar.

-          ¿Esclavos sexuales? Explícamelo mejor…

-          Significa que la pareja que pierda dispondrá de la otra durante un fin de semana para hacer con ellos, sexualmente hablando, lo que quiera.

-          Es que es muy fuerte todo esto mamá… El combate, ¿de qué tipo es?

-          Es un sexfight que incluye wrestling y forzamientos sexuales. Seguro que los has visto por internet…

-          Joder mamá. ¿Y qué pretendes hacer?

-          Pues venía a que practicáramos…

La cara de Luis era de incredulidad. Su propia madre le estaba retando a un combate mixto de sexfight… ¿Cómo iba a decir que no?

-          Tendremos que elegir con qué ropa nos vestiremos para el duelo, pero ahora desnúdate y empecemos…

Luis se quitó rápidamente el pantalón corto que llevaba y la camiseta, quedándose con un bóxer apretado de color negro que marcaba su bulto. Marisa no le quitaba ojo, al tiempo que se quitaba su bikini, enseñando a su hijo sus pezones totalmente erizados y su coño, que llevaba depilado totalmente. La verdad es que está muy buena, pensó Luis, que también se desprendió de su bóxer, enseñando a su madre su polla que empezaba a mostrar un buen tamaño. Luis, como su madre, también lucía una total depilación…

Sin esperar más, Marisa golpeó a Luis en la cara con un fuerte tortazo que hizo que éste retrocediera y se llevara las manos a la cara…

-          ¡Serás puta!

-          ¡Defiéndete!- gritó Marisa, que ya mostraba cuanto de excitada estaba…- ¡te estoy enseñando a luchar en un sexfight!

Luis se cubría el rostro para no recibir más tortas, lo que aprovechó Marisa para agarrarlo por el pelo y llevarlo hasta el suelo, obligando a que se arrodillara para aprovechar y hacer una llave de candado en su cabeza, cortándole algo la respiración. Luis llevó sus manos a aferrar los brazos de Marisa para aflojar la presión que sentía.

-          Necesito que pelees la próxima semana y las reglas estipulan que las madres contra los hijos en combate mixto, lo que significa que tendrás que luchar contra Lourdes, así que tengo que prepararte para golpear a otra mujer y saber defenderte de sus ataques.

Finalmente levantó su cara para que su boca y nariz estuvieran presionadas contra su pecho derecho, gesto que inicialmente hizo que Luis notara aún más su falta de aire. Y decidió empezar a defenderse y atacar a su propia madre.

Luis marcó sus dientes en el pezón de su madre, la que, ante este ataque soltó la cabeza de su hijo… Luis agarró ambos pechos y los apretó fuertemente.

-          ¡Bien! Este es mi hijo, ya pensaba que no sabía pelear- dijo Marisa, intentando que Luis fuera más rudo aún con ella…

Marisa se mordió el labio para no gritar, pero después de unos segundos más de Luis amasando y retorciendo sus tetas, finalmente rompió la llave. Luis se levantó y empujó a su madre, agarrando de nuevo fuertemente sus tetas y empujándola contra la puerta del armario.

-          Por favor, detente, cariño, ¡mamá se rinde!, susurró Marisa mansamente mientras trataba de sacar las muñecas de su hijo de su pecho. Fue entonces cuando notó los ojos de Luis que estaban abiertos de par en par y arrojaban mucha furia. Su mirada era distante, como si no estuviera en casa, mientras sonreía sádicamente.

El dolor comenzaba a aumentar y las piernas de Marisa se sentían tambaleantes, como la gelatina, y estaba en peligro de desmayarse. En su desesperación, extendió la mano hacia el cuello de su hijo y acercó su cara a la de ella; plantando un profundo beso en sus labios. Luis se congeló instantáneamente, sus manos todavía apretaban los pechos  de su madre, mientras sus besos se intensificaban. Marisa le deslizó la lengua dentro de la boca de su propio hijo, y mientras lo besaba, llevó una a la polla que ya estaba completamente empalmada.

-          ¡Ohh!- gimió Luis, al tiempo que soltó su presa de los pechos de Marisa, que no soltaba la gran polla de su hijo Luis.

Marisa se arrodilló y llevó la polla a su boca, empezando una profunda mamada, que hizo que Luis tuviera que apoyarse en el armario para no caerse.

-          Esto es por ayudar a mamá y por hacerlo tan bien…

Su cabeza se inclinó hacia atrás cuando su hijo puso su mano en la parte posterior de su cabeza, guiándola hacia abajo para llevar su polla hasta el final de su garganta. Tan experimentada como era, Marisa luchaba contra su reflejo nauseoso. La longitud del pollazo de su hijo fue más allá de lo que estaba acostumbrada en otros combates o encuentros sexuales que había tenido a lo largo de su vida.

Luis no aguantó mucho más. Marisa, cuando empezó a notar los síntomas de que iba a correrse, sacó la polla del fondo de su garganta y la empezó a pajear fuertemente con las dos manos, haciendo que Luis se corriera copiosamente en su cara y en sus tetas, que quedaron completamente cubiertas de espesa lefa…

-          Hiciste un buen trabajo Luis- jadeaba Marisa, tratando de recuperar el aliento, al tiempo que su hijo jadeaba igualmente, mirando fijamente a su madre, sin acabar de creer lo que había pasado.

Marisa, se levantó, acariciando sus tetas, expandiendo el semen de su hijo por ellas. Se abrazó a Luis, y se fundió con él en un intenso beso, en el cual compartieron lengua, sudor y semen…

-          Tendremos que seguir practicando

-          ¿Más?

-          Sí. Otros tipos de agarre, candados y, sobre todo, tienes que aprender a atacar los puntos débiles de una mujer… ¿Te parece que sigamos esta noche?

Luis no podía esperar a que llegara la noche para seguir “practicando” con su madre…