Sex shop
Segui el consejo de mi marido y me vestí muy puta, vestido ajustado negro con pedreria roja con espalda al aire y anudado al cuello y sandalias rojas de tacon sin ropa interior. Salí de casa, cogí el coche y me fui hasta el sexshop, aparqué y entré al local, no había mucha gente y me dirigí a la parte superior del local donde están las películas, como allí había más ambiente, decidí quedarme a ver que pasaba. Empecé a ver las películas sin quitar ojo a los hombres que por allí había.
Segui el consejo de mi marido y me vestí muy puta, vestido ajustado negro con pedreria roja con espalda al aire y anudado al cuello y sandalias rojas de tacon sin ropa interior.
Salí de casa, cogí el coche y me fui hasta el sexshop, aparqué y entré al local, no había mucha gente y me dirigí a la parte superior del local donde están las películas, como allí había más ambiente, decidí quedarme a ver que pasaba. Empecé a ver las películas sin quitar ojo a los hombres que por allí había.
Alguno no me quitaba ojo del escote, he de decir, que se me marcaban los pezones; otros me miraban el culo descaradamente; yo, empezaba a disfrutar como una enana por estar haciendolos sufrir, alguno se empezaba a tocar disimuladamente por encima del pantalón, mientras recorría mi cuerpo con la mirada, decidí ir a donde estaban los artículos eróticos, concretamente los vibrdores, y empecé cogerlos, para observarlos mejor, cuando me daba cuenta de que algun hombrem e observaba me relamia los labios y me mordia el labio inferior con cara de desear polla. Había un chico de poco más 30 años que me llamó la atención fisicamente, de vez en cuando le enviaba miraditas a ver si se daba cuenta, creo que se dió cuenta porque al poco me di cuenta de que estaba en la misma zona de vibradores donde yo estaba, estaba muy cerca de mi, entonces levante la cara para encontrarme con su mirada, cuando nuestras miradas se encontraron, me hizo un gesto hacia la parte donde estaban las cabinas, le contesté que si con la mirada, el siguió su camino hacia las cabinas y yo me entretuve unos segundos más con el vibrador que tenía entre mis manos hasta depositarlo en su sitio y encaminarme hacia las cabinas.
El chico me esperaba en su cabina con la puerta abierta, en cuanto entré se sacó la polla fuera, me incliné para comersela de manera que mi coño lo viese quien pasase por la puerta, alguien lo vio porque de pronto sentí una mano acariciando mi coño, me puse muy caliente sintiendo como me acariciaban mientras yo me iba comiendo la polla, se iban acercandomás tios a la puerta, entones decidimos irnos para el pasillo. En el pasillo me encontré rodeada de 6 hombres, entonces me acerqué al chico que le estaba comiendo la polla y le susurré al oido si quería ser el primero en follarme, me dijo si inclinando la cabeza, le di la espalda, me incliné para comerme otra polla y sentí como la suya me iba penetrando; empezó muy suave, pero con cada embestida iba umentando el ritmo, me dijo que se iba a correr, deje de comer la polla y me giré de forma que el que me estaba follando se pudiera correr encima mio y al que le comia la poll, me fuese follando, fui recorriendo las seis pollas, una detrás de otra, follandome una tras otra, se iban corriendo en mi cara, en mi escote, por mi pelo, alguno en mi espalda, según se iban corriendo se iban yendo, excepto el primer chico, el treintañero del pasillo de los vibradores, que esperó a que todos terminasen, cuando solo quedamos él y yo, me agarró de la mano y me dijo ven.
Me metió dentro de la cabina otra vez, empezó a limpiarme todo el semen y uando me tuvo limpia, me dijo, aun tienes ganas de polla? aunquieres más? - Le contesté que si, que todavía tenía ganas de más polla. Entonces me dijo si quería que follasemos los dos solos, sin miradas, sin más pollas, solos él y yo disfrutando el uno del otro de nuestros cuerpos. Sonreí y le dije que si con la cabeza, cerró la puerta, se acecó a mi y me empezó a besar el cuello mientras me desabrochaba el vestido; yo aproveche para desabrocharle y quitarle la camisa, rodee su cuello con mis brazos y empecé a besarle el cuello y jugar con el lobulo de su oreja, momento que el aprovecho para desabrocharse los pantalones; nos acababamos de quedar los dos desnudos, se sentó en el sofá y me sentó encima suyo, empezó a acariciar todo mi cuerpo mientras iba rozando con sus labios cada centímitro de mi piel, con cada beso suyo, con cada roce de sus labios en mi piel, me hacía vibrar cada vez más. Mis manos y mis labios tambien fueron recorriendo su piel, las caricias y los besos hicieron que acrecentar nuestras ganas de sexo, las ganas que teniamos el uno del otro, ya no podíamos seguir evitando lo inevitable, se colocó el preservativo e introduje su polla dentro de mi coño, me empecé a mover despacio, intentando disfrutar cada segundo que su polla entraba y salía de mi coño, cada vez iba aumentando un poquito más el ritmo, su boca iba rozando y humedeciendo mis pezones. Guió mis brazos hasta rodear su cuello, me agarró bien y se puso de pie, apoyo mi espalda contra la pared y empezó las embestidas suavemente aumentando poco a poco el ritmo, cuando llevaba unas cuantas embestidas, se giró y muy suavemente me tumbó en el sofá y siguió follandome con muchisima delicadeza, como si temiese romperme, como si yo fuese una frágil muñeca de porcelana, ambos necesitabamos ya corrernos, para ello, le pedí que parase, me giré, apoyé mis rodillas en el sofá para que pudiese penetrarme por detrás, cada embestida iba acompañada con gemidos de placer, trás una embestidas más nos corrimos los dos; despues de corrernos, sin sacarla de dentro, me sujetó se sentó en el sofá conmigo encima y nos quedamos en esa posición unos minutos.
Trás el descanso, nos vestimos, cuando ibamos a salir por la puerta de la cabina me sujetó la barbilla y me dijo: ¿Podremos vernos otra vez fuera de aqui y repetirlo? - Le contesté: Lo siento, estoy casada y muy enamorada de mi chico.
Salí por la puerta del sexshop, subí al coche y tomé rumbo hacia casa, aparqué, subí a casa y me duché, me vestí discretamente y fui a tomar algo al bar de abajo.