Seúl Saranghae - 4
¿Charla con Sun Hi?... los chicos se van de fiesta... Se vuelven a encontrar... Todo se lía por andar de buen samaritano...
Parte 4
Entró en casa intentando hacer el menos ruido posible. Subió las escaleras y recorrió el pasillo hasta llegar a su habitación y cerró la puerta lentamente. Fue desnudándose camino del baño. Primero la parte de arriba, más tarde los zapatos y por último lanzó los calzoncillos al suelo. Abrió el grifo de la bañera calculando la temperatura con la mano izquierda, se metió dentro y comenzó a mojarse el cuerpo completo.
Se largó antes de que Sun Hi despertase. No quería pasar uno de esos momentos incómodos tras el coito, no tenía las ganas ni las fuerzas necesarias para hacerse cargo de la situación. Bastante tenía con Joon Woo y sus prisas. Mas luego su madre que le haría un interrogatorio sin el “poli” bueno por ningún lado. Por si eso no fuera poco, tenía que ir a comprar lo necesario para la empresa. Quien dice comprar, dice mirar y elegir el más adecuado calidad precio. No estaba como para tirar la casa por la ventana y menos sabiendo que la mayoría de los “trastos” acabarían pagándolos el dinero prestado de sus padres.
Si algo ha aprendido durante toda su vida son las costumbres de su madre. Se levanta sobre las siete de la mañana para preparar el desayuno acompañada de su camisón “legendario” que usaba todas las noches. Si está sucio, lo lava y enseguida va a la secadora. Da igual si no hay ropa para acompañar a su amado camisón, lo mete a él solito y punto. Un gasto de luz y agua pero le importa un pepino. ¿Porque hace eso? Simplemente por que es el camisón que le regaló su marido en uno de sus cumpleaños. Eso sí, el camisón se romperá en lo que canta un gallo.
Después de preparar el desayuno con las tostadas de mantequilla, las preferidas de Juan, empiezan los gritos. Uno por uno bajan las escaleras de casa malhumorados por el tacto de mamá al dar los buenos días. Se sientan todos en la mesa y a engullir como descosidos el desayuno. Cuando han terminado suben raudos a vestirse, ducharse y ponerse guapos para ir a sus respectivas obligaciones. Eso sí, las peleas por entrar al baño primero son una rutina más. Durante todos esos años Jun y su padre descubrieron una forma en la que contarse los secretos que no querían de ninguna manera le llegase a Hye Sun.
Al principio de las escaleras antes de subir hacia las habitaciones, hay una pequeña mesita de la dinastía Joseon 1 ,que costó un ojo de la cara todo hay que decirlo, donde descansa uno de esos artilugios con cuatro bolitas de metal que al mover uno de los laterales y dejarlo caer choca con los otros tres y sale despedido el que está situado en el otro lateral. Bueno, pues el chisme de las narices siempre está parado pero en el momento en el que se mueva es que hay que cubrir al padre o al hijo para que escapase sin ser visto por Hye Sun. Pues ese día tocaba cubrir al hijo. Y eso hizo su padre, mantener a Hye Sun encerrada en el baño achuchándose y Jun escaparía casi, casi con alfombra roja.
Durante todo el día se mantuvo fuera de casa, ni siquiera tuvo tiempo para probar bocado salvo unos platillos en el puesto ambulante cercano a la tienda de electrónica. Como siempre Joon Woo con su cara larga y renegando a cada cosa que hacía Jun, claro que este hacía todo lo posible para que su amigo picara en cada una de las trastadas que le hacía. Una de las veces tuvo que salir corriendo con Joon Woo persiguiéndolo intentando matarlo por una bromita que le hizo mientras comían.
Terminaron por hacer un presupuesto lo mas ajustado posible viendo las circunstancias en las que se encontraban. Aún con eso el precio era desorbitado. ¿Quién dijo que era fácil? Eso ya lo sabía él mucho antes de volver de Estados Unidos pero al menos tenía el plan del banco y el préstamo, pero todo se fue al garete. Si no funciona el plan principal se va al plan b. Si no estaba preparado ese plan b, todo el mundo lo tiene preparado por si las moscas, pues se hace en un ”pis pas”. Claro que ese “pis pas” eran sus queridos padre y madre. Por un lado sentía vergüenza por tener que coger el dinero de sus padres, pero por otro lado sentía una felicidad al ver que su sueño se cumplía poco a poco, pasito a pasito.
-Entonces... ¿Cuándo llegan los trastos? –preguntó Joon Woo cerrando la puerta del copiloto y abrochándose el cinturón.
-Un par de días, tres como mucho –colocó el espejo retrovisor con la mano derecha.
-Bueno… -dudaba si hablar Joon Woo- Ayer viste a Sun Hi, ¿no? –sabía perfectamente la respuesta.
-Si… -cambió de marcha y luego se dio cuenta de la pregunta de su amigo- ¿Cómo sabes tú eso? –lo miró apartando unos segundos los ojos de la carretera.
-Por que le llamó primero a mí para tantear el terreno –sonrió- El móvil no lo consiguió por mi estate tranquilo.
-Fue mi hermana… todavía se llevan bien –frenó en el semáforo en ámbar.
-¿Y qué tal? –preguntó de nuevo.
-Sin comentarios –zanjó el tema Jun.
Durante varios días estuvieron preparando el local. Los obreros terminarían en pocos días de pintar y terminar el estudio de grabación. Cuando miró la factura de nuevo de simplemente la mesa de mezclas casi le da un soponcio, en cambio a sus padres no les vio ningún mal gesto en sus caras. Firmaron el cheque y listo. Claro que Jun volvió a repetir que se lo devolvería poco a poco, pero que se lo terminaría pagando.
Durante todos esos días el móvil explotaba con llamadas y mensajes de Sun Hi esperando una nueva visita de Jun y hablar sobre lo que sucedió. Jun se disculpaba por tener demasiado trabajo aunque no era del todo verdad. No sabía cómo tener esa conversación. Tal vez quisiera volver a empezar y salir de nuevo, eso era una de las cosas que no tenía nada claro. Es muy fácil decir te perdono… pero es muy difícil olvidar y para eso Jun era bastante cerradito. Quien se la hace no la olvida jamás. Jun es de esas personas que te apoyan hasta el límite y tiene confianza ciega en sus amigos, pero claro, esa confianza se puede ir al garete sin le haces una buena putada.
Y es que de eso se trata las relaciones, de la confianza. Sin confianza mutua la pareja como la de Jun y Sun Hi no llegaría a nada, no llegó a nada. Ahora el tiempo de todo aquello ha pasado, está perdonada, claro que la ha perdonado, pero no puede tener la confianza que tuvieron en esos días. Además estaba aquello de ser extranjero. Es fácil decir que mientras tu hija o hijo sean felices les da igual quien sea el afortunado o afortunada en cuestión, mentira. Mentira pura y dura. Jun lo sabía más que nadie por que tuvo que aguantar las miraditas reprobatorias de los padres de Sun Hi en más de una ocasión. Lo había vivido su propio padre y Hye Sun cuando comenzaron a salir formalmente y aún mas cuando decidieron dar el paso y pedirle la mano a los padres de su madre. En casa era algo taboo hablar del tema, sabía que su madre todavía sufría por no tener relación alguna con su familia por el simple hecho de estar enamorada de un hombre no Surcoreano.
Y ese era el problema de las costumbre coreanas. Un ejemplo es ser el hijo mayo respecto a los pequeños, casi los tratan como príncipes por ser el primogénito, sobre todo los Chaebol 2 . Eso sí, ser el mayor tiene sus partes malas. La presión a la que le someten los padres para que saque sus estudios y sea un buen sucesor al ‘’trono’’ que les ha caído del cielo es monstruosa.
También suelen hacer matrimonios de conveniencia. Tu hija se casa con mi hijo y seremos la familia que tenga más acciones de la empresa, es totalmente irreal pero es así. Claro que lo que opinen los jóvenes se las trae ‘’floja’’. Por mal que suene, Corea del Sur tiende a mirar el bolsillo, antes que al corazón. No todos, está claro. Por suerte con el paso del tiempo esa manera de pensar se va diluyendo poco a poco.
Tras tantos días de estrés y casi sin parar, decidieron que era el momento de celebrar y relajarse tomándose una copas. Se decidieron por el mismo lugar al que fueron cuando volvió Jun de Estados Unidos. Claro que de nuevo Joon Woo le echó la bronca por no estar a la hora a cordada. Al menos esta vez solo tardó quince minutos en llegar tarde.
-¿Qué desean de beber? –preguntó el camarero alzando la voz para que se le escuchase lo más claro posible.
-Cuatro chupitos de whisky –dijo Jun apoyando los brazos en la barra.
El camarero colocó los cuatro vasos a lo largo de la barra y sirvió con ritmo el líquido. Jun miró a su amigo con una sonrisita socarrona esperando que cogiera uno de los vasos.
-Ni de broma –meneó la cabeza a los lados en signo de negación.
-Venga, mitad y mitad –cogió un vaso Jun esperando que su amigo le siguiera.
Joon Woo aceptó bebiéndose a la vez que Jun. Los chupitos que le correspondía, luego empezó a toser. Jun se partía de risa viendo a su amigo con la cara totalmente roja por el esfuerzo que hacía al toser, incluso le vio soltar alguna lágrima.
-Siempre te pasa lo mismo –siguió riendo Jun.
-No soy amigo de las bebidas alcohólicas, las quiero bien lejos de mi. –dijo Joon Woo recuperando el color natural de su cara.
Tras esos chupitos le siguieron otras dos rondas que dejaron a los amigos cerca de la borrachera, bueno, a Jun por que lo que era Joon Woo no se enteraba de nada. Viendo el panorama decidió mandar a su amigo en un taxi hasta su casa y así poder disfrutar un poco más de la noche. Si, no es un buen amigo, pero no era la primera vez que emborrachaba a Joon Woo y luego lo mandaba en un taxi. Nada más partir el taxi, y tras darle la información correspondiente al taxista, entró de nuevo al local y se sentó en el mismo lugar de antes. Claro que el alcohol desapareció y se pidió un botellín de agua.
Quizás pasaron unos diez minutos cuando una chica se sentó al lado suyo. Una chica con la que ya había charlado e incluso tenido relaciones sexuales. Si, nada más y nada menos que la chica con la que se encamó y a la que no conocía ni su nombre ni el móvil ni nada por el estilo. Jun no pudo nada mas que sonreír cuando se fijó detenidamente reconociéndola.
-Hola… de nuevo –soltó una risa borracha.
La chica se le quedó mirando seria durante unos largos segundos para después besarlo con furia mordiéndole el labio inferior hasta hacerle una herida.
-Veo que tienes hambre –rió de nuevo Jun.
Tras el beso hicieron los mismos que aquel día. Salieron del local y recorrieron las calles del centro hasta llegar al hotel, el mismo. Pidieron una habitación, ella, Jun se liaba intentando que se le entendiera. El ascensor les llevó hasta la planta exacta y a base de empujones la chica arrastró al pobre Jun a la habitación. Lo que no se esperaba la chica es que de golpe y porrazo a Jun se le veía más lúcido al entrar en la habitación. ¿Por qué? Por que al intentar la chica empujarlo hacia la cama, Jun fue más rápido y ella era la que quedó boca arriba totalmente acostada.
-¿En serio creías que iba como una cuba? –sonrió- Te he visto en cuanto has entrado en la discoteca, por eso he mandado a mi amigo a casa –empujó de nuevo a la chica que intentaba levantarse.
Jun se fue quitando la camiseta y luego el pantalón para quedar desnudo bajo la atenta mirada de la chica. Cuando dejó de mirarlo copió a Jun y se quitó el vestido junto a la ropa interior. Jun sonrió de nuevo viéndola desnudarse. Luego la chica intentó hacer lo mismo que la vez pasada pero de nuevo Jun la agarró de las piernas abriéndoselas de par en par para agacharse y lamer el sexo de la chica. Aquello fue una sorpresa para la mujer que se dejó hacer cuando sintió la lengua de Jun en su vagina.
Dejó de beber de la fuente cuando la chica se tensó llegando a un pequeño orgasmo. La dejó descansar unos segundos mientras acariciaba su pene duro dispuesto a penetrar a la chica.
-Espera –habló la chica por primera vez- Túmbate tu y yo me pongo encima –dijo levantándose.
Jun, que sabía por donde iban los tiros, la empujó de nuevo sobre la cama y se echó encima de ella para lamerle los pezones de ambas tetas, primero el derecho, más tarde el izquierdo. Aquello le gustaba a la chica que gemía levemente a cada lametón de Jun. La besó en la boca saboreando los labios y colocó las piernas de la chica hacia arriba quedando sus tobillos a la altura de sus hombros, la penetró.
-Hoy soy yo el dominante, perrita –dijo Jun empezando el vaivén suavemente aumentando la velocidad cada cinco penetraciones.
Ahora si gritaba, madre mía si gritaba. La chica tan silenciosa en el camino hasta el hotel ahora gritaba poseída a cada envite de Jun en su encharcada cuevita. Las piernas de la chica ahora descansaba en la cama totalmente abiertas y Jun tenía las rodillas entre ellas haciendo fuerza en la penetración. La agarró de la cintura empujando el cuerpo de la chica hacia él haciendo la penetración mas profunda.
Mas tarde la colocó a cuatro patas y la empujó como un animal en celo chocando sus testículos en la vagina de la mujer con fuerza. Llegaron los dos al orgasmo casi al mismo tiempo y quedaron boca arriba con los cuerpos empapados de sudor y la respiración agitada. Jun la miró de nuevo sonriente.
-¿Cómo te llamas? –preguntó Jun.
-¿Eso importa? –respondió la chica.
-Para mí es importante… -se giró quedando en frente de la chica.
-¿No me digas que estas enamorado? –preguntó ahora la chica riéndose.
-Que va mujer –rió- Pero eres la primera chica con la que me acuesto y no sé su nombre –agarró el pecho derecho de la chica y pellizcó el pezón.
-Miro a Jun soltando un gemido y sonrió- In Ha, me llamo Lee In Ha.
Por fin sabía su nombre, aunque no hubo tiempo de celebrarlo con otro polvo ya que la chica tenía que llegar a casa por que al día siguiente trabajaba. ‘Que le quiten lo bailao’, como se dice. Claro que antes de que la chica se fuera, Jun le pidió el móvil y guardó prometiendo que la llamaría al igual que ella le prometió. A pesar de lo ‘callada’ que era In ha y lo seria, le dio buenas vibraciones a pesar de su forma de ser, claro. También es verdad que cuando tienes un lio de una noche no le vas a contar tu vida a tu pareja, pero al menos sí que le dices tu nombre.
Nada más salir del hotel recibió una nueva llamada de Sun Hi para que fuera a su casa y hablar de lo que pasó, textualmente. Jun pensó en negarse de nuevo poniendo como excusa las altas horas de la madrugada, en cambio decidió ir y zanjar el asunto. Al menos con lo que bebió se le soltaría la lengua.
Pidió un taxi, no le gustaba conducir bebido, nadie debe de hacerlo. Al ser tan tarde no había casi tráfico por lo que llegó más rápido de lo acostumbrado, lo que no se esperaba Jun es encontrarse a la actriz del momento como una cuba tratando de llegar al portal del rascacielos de donde era, además, vecina de Sun Hi como sabía muy bien su mejilla.
-¿Te ayudo? – preguntó Jun acercándose a Kim Sum.
-Si es el chico guapo –rió borracha soltando algún que otro hipo.
-Agárrate anda… -la cogió del brazo- Pues si que pesas para ser tan delgada –quiso hacer daño.
-Soy la chica más guapa de Corea del Sur –rió de nuevo- O eso dicen todas las revistas…
-Si, lo que tu digas. –abrió el portal y siguió hasta el ascensor.
Mientras subían casi le vomita encima, pero solo fue un amago. Totalmente frustrado la agarró de nuevo cuando el ascensor abrió sus puertas y llegó hasta la casa de Kim Sum. Le tapó la boca cuando empezó a cantar una canción conocida para que Sun Hi no los escuchase llegar, cerró la puerta con el menor ruido posible. Hay que decir que las casas Sur Coreanas no suelen abrirse con las llaves de toda la vida, en muy pocas ocasiones si que las llevan si son antiguas. Las de la gran ciudad se abren marcando un pin, como los del móvil, con un aparato que hace de cerradura. Tienes tres intentos y luego se bloquea, cosas de los coreanos.
Cuando entraron encendió la luz, que tardó un rato en encontrarla, y la llevó a su habitación, otro ratito intentando buscarla por que la actriz iba totalmente pedo y solo reía. La tumbó en la cama no sin antes quitarle los zapatos y desabrocharle los pantalones para que durmiera más cómoda.
-Ven aquí –dijo Kim Sum agarrando del brazo de Jun y acostándolo junto a ella.
No, no era nada erótico. La peste a alcohol que desprendía el aliento de la chica bajaría a cualquiera el ánimo de tratar algo con ella además poniendo las copas que llevaba Jun encima tampoco es que fuera mucho mejor la fiesta. Kim Sum le rodeó con brazos y piernas tratándolo como a un peluche y se quedó frita. Jun calló y se relajó sabiendo que era prácticamente imposible deshacer el nudo que había hecho esa chica con sus extremidades. Tanto fue que se relajó que quedó dormido durante unos minutos. Cuando se dio cuenta y abrió los ojos, la chica se había dado media vuelta y era por fin libre. Salió del piso sin hacer ruido.
Pasó de largo y de nuevo esperó al ascensor. La charla tendría que esperar, otra vez. Ni se enteró al subirse al taxi que encontró caminando, tampoco se dio cuenta al entrar en su casa y mucho menos sabe como se pudo dormir en una silla de la cocina con la cabeza apoyada en un plátano.
Claro que los gritos de su madre a la mañana siguiente si eran para enterarse.
-¡Despierta Jun! –zarandeaba el cuerpo de su hijo.
-¿Que pasa…? –dijo Jun frotándose los ojos.
-¿Qué pasa? ¿Qué pasa? –se volvía loca Hye Sun – ¡Que sales en la televisión!
Como un jarro de agua fría, esas palabras despertaron a Jun. Se levantó rápido de la silla y se fue hasta el salón y se fijó en el televisor. En la pantalla aparecía el junto a Kim Sum y debajo y letrero en el que ponía:
‘’Kim Sum, ¿enamorada?’’
-¿Qué cojones? –preguntó perplejo Jun sabiendo que nadie iba a contestar.
Continuará…
Dinastía Joseon - http://es.wikipedia.org/wiki/Dinastía_Joseon
Chaebol - Es un modelo empresarial basado en grandes conglomerados con presencia en distintos sectores económicos.