Sesión de porno duro

Mi segunda experiencia fue muy sucia y morbosa. Fue con dos hermanas llamadas Susana y Sonia.

SESION DE PORNO DURO

La experiencia que conté en mi primer y anterior relato me dejó traumatizado. No quería volver a tener ningún encuentro sexual ni con mi hermanastra, ni con mi madre. Ellas nunca dejaban de follar ni de tener ligues y amantes. Yo no me comía nada. Y era raro porque tengo muy buena presencia física.

Esperaba que no me volviese a pasar lo que me pasó, habiéndome dejado seducir por aquellas dos depravadas. La experiencia fue de mucho placer pero me dio asco. Pero sirvió para empujarme a actuar de una vez.

Un amigo me invitó a una fiesta en sus casas. No era la primera. En ellas yo terminaba sentado en un rincón viendo como los demás ligaban. La causa de ello era mi timidez.

Pero aquella tarde-noche descubrí que sólo hay que tener un morro impresionante. Creía que las mujeres eran inaccesibles. Había una chica llamada Susana. De pelo castaño claro; de grandes pechos; muy, muy atractiva. La más guapa de todas. No dejaba de beber cervezas y whiskeys. Hasta que estuvo completamente borracha.

Me decidí.

Yo iba también algo bebido.

La agarré y la metí en una habitación donde no había nadie. Sólo una cama.

Le besé en la boca. ¡Cómo se apretó a mí!

  • De verdad eres el chico más guapo de la fiesta- me dijo con los ojos entornados.

Notaba su aliento alcoholizado. Bajo su mano y me bajo la cremallera del pantalón directamente. ¡Me quedé alucinado!. Me la saco del boxer y me la meneaba.

Hice una cosa salvaje. Le bajé su pantalón y las bragas. Le separé los glúteos. Y le metí mi pollón por el culo. Así por las buenas.

  • Esto... No es una violación porque me gustas- me dijo-. Esto que hacemos es muy guarro y te vas a arrepentir.

Y tenía razón. La chica se cagó y le salía sangre.

Yo no sabía ni lo que hacía.

La chica estaba tan bebida y salida que tampoco se daba cuenta.

  • Ahora me toca a mí- me dijo-. Y me metió un dedo en el culo, haciéndome daño.

Yo estaba salido. La tumbé sobre mí, sobre la cama y se la volvía a meter por detrás. ¿Qué por qué lo hacía así?. Porque había bebido. Porque temía un embarazo. Y sobre todo por la tremenda lujuria que tengo. Me atraen más los culos que los coños. Así la tenía metida dentro de su culo sucio y sangrante. La tumbe sobre la cama y seguí penetrándola por el culo. Hasta que me corrí. Mi semen estaba muy caliente.

Para compensarla le metí un dedo en su vagina que estaba muy húmeda. Ella se tiró a por mi polla a chupármela. Pero no se me ponía dura del todo. Le lamí su coño y creo que se corrió.

Hasta que me di cuenta de que la cama estaba llena de mierda y sangre.

La llevamos a una casa de socorro y le pusieron unos puntos en el ano.

Al día siguiente estaba horriblemente avergonzado. Llegué a tener una crisis de ansiedad y se lo conté a mi madre. Ella me abrazó y me pidió perdón. Me dijo que fuese a ver a la chica.

Le llevé un ramo de flores y la besé en su mejilla. Ella me cogió de la mano y me llevó a su habitación. Pasamos por delante de los padres que estaban viendo la televisión y me saludaron. La relación de Susana con sus padres era la misma que la mía con mi madre. Nada.

La habitación estaba llena de humo. Estaba también su hermana. Algo menos guapa. Y más regordeta.

Volví a pedir perdón a ambas.

La hermana pequeña llamada Sonia me hizo un gesto con el dedo índice llevándoselo al labio para que me callase.

Terminamos contando chistes y anécdotas y riendo a carcajadas.

De pronto Susana se destapó.

  • Me gustabas. Me hiciste daño, pero también disfruté. Al día siguiente te odiaba. Quería matarte. Pero hoy. Con esas flores...No se...No se...

  • También fue culpa tuya tía, que te pusiste toda ciega- dijo Sonia.

Yo estaba tumbado sobre una cama, boca a bajo. Y de pronto me doy cuenta de que la cara de Susana está sobre mi culo. Entre ella y Sonia me bajan los pantalones y el calzón y Susana introduce su lengua en mi ano.

  • Esta vez quiero que me lo hagas a mí- dijo Sonia.

Al rato vuelve con el culo untado de vaselina.

Se agacho y se la metí por su dulce y estrecho culito. Esta vez todo fue limpio y yo lo hacía despacio. Susana nos miraba masturbándose. Al verla me pareció más excitante. Ella estaba medio desvestida. Hicimos un 69. Susana sobre mí. Lamiendo mi polla que acababa de estar en el culo de su hermana. El culo es mejor que la boca.

Sonia nos miraba sonriendo y se masturbaba.

La cogí. La senté sobre mí, apoyando su sudorosa espalda sobre mi pecho. Y se la volví a meter por el culo. Despacito. Esta vez note como se había corrido.

La levanté se la saque y me fui a por Susana que estaba a cuatro patas. Me pedía que la follara. Esta vez un coito vaginal.

Así lo hice. Y nos corrimos. Mi polla sucia del ano de su hermana en su coño. Me corrí muy pronto pero al notar mi eyaculación ella se estremeció.

  • Ha sido por las flores- me dijo.

Susana y su hermana eran dos chicas raras como yo.

La invité a mi casa. Pasamos agarrados de la mano por delante de mi madre y de mi hermanastra que no dijeron nada. Bueno es falso. Cuando entramos Susana y yo en mi habitación comentaban cosas como: "debe ser su novia". Desde luego que además de sexo era una historia de amor.

Quería que Susana me lamiera el culo porque a ella le gustaba. Y yo lo había visto en películas porno.

  • Te he traído para que me hagas un besazo negro- le dije.

Me lamía y chupaba. Pero la muy golosa se puso a mamarme la polla, como si fuese un biberón.

Me volvió a lamer el culo.

Se la metí en el suyo. Esta vez tomamos precauciones. Y fue estupendo. Ella sentada sobre mí mirándome a los ojos y yo poseyéndola por el agujero más estrecho. Al mismo tiempo Susana se masturbaba. Nos corrimos los dos. Y lloramos. Me había enamorado de ella. La sensación de que te quieren es mejor que la del sexo.

Sin haber descansado ella e entrego a lamerme el culo dos veces mientras yo me pajeaba. ¡Vaya afrodisiaco!. Volví a sodomizarla sentada sobre mí. Devorándonos con la mirada. Y la tumbé sobre la cama como en la fiesta de mi amigo. Salvo que en esta ocasión había serenidad y una pizca de ternura. Ya no le dolía el culo porque habían pasado unos meses. Le metí un dedo en la boca. A la muy biberona. Que luego se pasó a mi polla. Me hacía daño con los dientes. Apreté sus buenas tetas. Las estrujé. Ella no quería dejar de chupármela. Me daba placer y daño. Y aliento. Seguí masajeándole las tetas. Ella iba con su lengua de mi culo a mi polla. Le metí dos dedos en la vagina hasta que se corrió. Me comía el culo y la polla. No me la dejaba en paz. Hasta el fondo y le salían mocos y babas de su garganta. Me chupaba el culo y la polla. Volví a meterle los dos dedos en la vagina. Salió primero agua y luego explotó de placer. Decidimos dejarlo.

Los dos seguíamos viéndonos.

Me contó que Sonia también se había enamorado de mí.

Volvimos a quedar en su casa. Los tres juntos.

Sonia me confesó que estaba loca por mí.

Susana se metió mi polla en su boca.

Sonia me dijo que lo que me iba a hacer era muy romántico. Se puso detrás de mi culo. Me fue lamiéndome las nalgas hasta terminar escarbando con la punta de su lengua en el orificio de mi ano. Así todo el tiempo chupando, besando y lamiendo. Mientras su hermana seguía chupándomela. Veías sus ojillos encelados. Lo hacían en silencio. Una y otra vez jugueteaban con sus lenguas.

Yo deseaba ardientemente hacer una determinada postura con la que me he masturbado infinidad de veces. Follar sobre Susana mientras Sonia me comía el culo. Lo hice sin apoyar los brazos. Tumbado sobre ella, despacio, apretando y Sonia me lamía por detrás. Sentí un orgasmo que me recorrió todo el bajo vientre.

Y la seguí teniendo dura. Susana volvió a chupármela y su hermana no se despegaba de mi culo. Parecía como si la estuviese sacando punta. Me corrí de nuevo casi sin darme cuenta. Y estaba a punto de caerme porque tuve un espasmo.

Con mi polla arrugada le lamí el coño a Susana y su hermana seguía sin despegarse de mi culo.

Cuando volví a casa me di cuenta de que me había vuelto adicto al sexo y que no podía dejar de pensar en Susana y Sonia.

Llamé al día siguiente a su casa pero no estaba.

Al día siguiente Susana me dijo que lo sentía pero que ya tenía novio y que no nos veríamos más. Mi corazón se acelero, temblé destrozado.

Llamé al día siguiente a Sonia. Su madre se puso y me dijo que no quería ponerse.

No sé si eran dos estúpidas perversas. O si se trató de una venganza. O que sé yo. ¡Qué dolor sentí!. Necesitaba a Susana. Quería buen sexo alegre. Tuve una terrible depresión siendo tan joven. ¡No debí haber hecho lo que hice! Pero si no lo hubiera hecho no ligaría nada o quedaría atrapado en los brazos repulsivos de mi madre o de mi hermanastra.