Sesión de fotos (Parte I)

Contacto con un manager de modelos al que conozco para llevar a cabo una sesión de fotos que quiero regalar a mi novio. Como siempre, la situación se me va de las manos...

¡Hola a todos y todas! Aquí estoy de nuevo, pero esta vez de una forma distinta a la habitual. No vengo a contaros algo que ha pasado, si no que quiero que me acompañéis en esta pequeña locura que tengo pensada. Así me sentiré más segura, sabiendo que estoy acompañada de mis queridos lectores y mis queridas lectoras.

Hace un par de meses que conocí a Chema, el atrevido y lanzado maduro que compró en mi tienda unas galletas para su hijo y aprovecho para tirarme los trastos en ausencia de su mujer. Ese día, me dio su tarjeta de contacto y me comentó que era agente de chicas y se dedicaba al mundo de la fotografía, eventos, etc...

Meses después conservo esa tarjeta. Jamás pensé que me fuese a ser útil, pero a día de hoy agradezco conservarla porque puede que me saque de un aprieto. Pero antes de nada, os pongo en situación para que me entendáis.

Se acercan unas fechas especiales para mí y mi pareja y tengo pensado hacerle algún regalo. Desde hace tiempo, entre mis ideas, se encuentra la opción de regalarle un book de fotos mías, prepararle un libro con muchísimas fotos realizadas por algún fotógrafo y con una calidad estupenda. Y pensaba que esta ocasión era buena para ello.

Sin embargo, llevo tiempo buscando algún fotógrafo Y por Internet no encuentro algo que se amolde a mí economía actual y que me pueda permitir gastar. Y el que es algo más económico no incluye el book, así que tampoco me sirve.

Por eso he pensado echarle morro y llamar a Chema. No se si se acordará de mí, pues no le he vuelto a ver por la tienda. Tampoco se cuánto me pedirá ni como funcionará su negocio. Pero por probar no pierdo nada y es de mis últimas opciones si quiero hacerle ese regalo a mí chico. Voy a llamarle... Ya da señal el teléfono. Un tono... Dos... Tres...

  • ¿Sí, dígame? - me contesta al descolgar.

  • Eh... Hola, buenas tardes...

  • ¿Sí, quién es? - me pregunta con inquietud.

  • ¿Hablo con Chema?

  • Sí, sí, soy yo, ¿quién eres?

  • Verás, no se si te acordarás de mí... Soy Marta, hace unos meses me diste tu tarjeta... Soy dependienta en una tienda de chuches y estuviste con tu hijo comprando unas cosas y me comentaste que te dedicabas a la fotografía y eso... - estoy tratando de explicárselo lo mejor posible.

  • Marta... Marta... - dice en un tono más bajo, tratando de recordar - Pues me vas a perdonar, pero ahora mismo no caigo - ya lo sabía yo -, doy mi tarjeta a muchas chicas pero bueno, por lo que me comentas sí que puede ser. Cuéntame.

  • Sí, ya imaginaba que no te acordarías después de tanto tiempo... Pues verás, me gustaría realizar una sesión de fotos con un book para regalar y bueno, me acordé de ti y me gustaría saber condiciones y tal... La verdad es que no ando muy puesta en el tema y no tengo mucha idea.

  • ¡Ah, genial! Mira, yo lo que suelo hacer con las chicas nuevas es una pequeña entrevista sin compromiso aquí en mi despacho, les comento como trabajo y si les interesa, llamo al fotógrafo para que se acerque si puede a sacar un par de fotos sencillas para el perfil y a partir de ahí empezaríamos a trabajar. Yo muevo bastantes chicas para sesiones profesionales de fotógrafos, catálogos, eventos... Todo muy bien remunerado. Si quieres, pásate por mi despacho y hablamos mejor de todo esto y así te pongo cara a ver si me acuerdo de ti jeje.

  • Vale... Pero... O sea, a ver... - ya me estoy poniendo nerviosa - A mí lo que me interesa es solo una sesión para regalar las fotos, no quiero dedicarme a esto ni...

  • Tranquila, no te preocupes - me corta -, mira pásate por mi despacho y lo hablamos bien y me cuentas. Algo podremos hacer. Hoy estoy hasta las 20:30... ¿Te parece que estés aquí sobre las 19:30 y charlamos?

  • Bueno, venga... Vale...

  • ¿Me has llamado desde un móvil, verdad?

  • Sí.

  • ¿Puedo mandarte un Whatsapp a este número con la dirección y cómo llegar?

  • Vale, perfecto.

  • Pues ahora mismo te los mando. Nos vemos en un rato, guapa. Hasta ahora.

  • Chao.

Cuelgo. Pues nada, en apenas un ratito he quedado con Chema en su oficina. A ver qué me cuenta. La verdad es que me da un poco de vergüenza, pero bueno. Lo mismo me ofrece algo interesante. O lo mismo no. Pero no pierdo nada por ir y que me informe.

Acaba de sonarme el móvil. Es Chema y un mensaje con la dirección. Si no quiero llegar tarde, debo darme prisa. Voy a ducharme, a vestirme y maquillarme rápidamente y en cuanto pueda os siga contando. Nos vemos ahora...

¡Hola de nuevo! Ya estoy frente al portal donde se encuentra el despacho de Chema. Faltan unos 5 minutos para que sean las 19:30, así que aquí me tenéis sentada en un banco, muerta de nervios. Al final con las prisas no os pude contar antes, pero gracias por seguir ahí acompañándome.

Me duché y aproveché para quitar algún pelito que había aparecido en mis zonas íntimas. He venido bastante sencillita, una camiseta de manga corta con un jersey gordito encima, unos vaqueros ceñiditos y unos botines marrones. Todo esto enfundada en mi abrigo, que hace frío estos días. Y bueno, que se que os gusta... Llevo un sujetador azul con algo de encaje y un tanga sencillito también azul.

Es la hora ya. Voy a llamar al telefonillo.

  • ¿Sí? - contesta Chema.

  • Hola, Chema, soy Marta...

  • Sube guapísima.

Me abre la puerta y me dirijo al ascensor. Llego a la última planta, donde se encuentra la oficina. Es un edificio céntrico, de esos con encanto que se encuentran por esa zona. Llamo al timbre y me abre la puerta.

  • Hola Marta, pasa.

  • Hola - cierra la puerta tras de mí y pone su mano en mi espalda.

  • ¿Qué tal? Dos besos, encantado - muak, muak. - ¿Has llegado bien?

  • Sí, sin ningún problema, gracias - lo primero que he notado al entrar es un calor tremendo.

  • Mira, ven conmigo, vamos a mí despacho.

Nos dirigimos al fondo del pasillo y entramos en la última puerta a la derecha. Es una sala bastante amplia en la que se encuentra su escritorio con un ordenador y miles de papeles, estanterías con libros y archivadores, un par de sillas al otro lado de la mesa. En una de las paredes veo un pequeño sofá y justo al lado un perchero, y en la pared de enfrente un pequeño estudio fotográfico, con una tela blanca como fondo y un par de focos. La sala huele bien, pero el calor sigue siendo horrible. Me invita a dejar el bolso y el abrigo en el perchero. Me estoy fijando que las paredes están adornadas con fotografías de distintas chicas. Imagino que serán chicas a las que él lleva. Me siento en una de las dos sillas, frente a él.

  • Bueno Marta, Marta... - empieza - ¿Sabes qué? Creo que ya te recuerdo.

  • ¿Sí?

  • Sí, ha sido ver esos ojazos verdes y acordarme - me estoy sonrojando. - Me acuerdo de aquella mañana con mi hijo en tu tienda, sí, sí...

  • Bueno mira... Me alegro... Jajajaja - no se que decir, no os voy a mentir.

  • Me alegro de que te hayas animado a llamarme. ¿Así que quieres hacer una sesión, no? Bueno, mejor cuéntame tú.

  • Sí, a ver... - pienso como seguir - Quiero regalar un book con fotos mías a mí novio... Pero claro, no quiero fotos que pueda hacerme yo, si no fotos más profesionales, con más calidad...

  • Ahá, vale... Entiendo. ¿Y sabes que tipo de fotografías te gustaría realizar o ni idea? Jeje.

  • Pues... No se muy bien, ando algo pérdida en este mundo.

  • No te preocupes, te cuento. Varias chicas con las que trabajo han regalado también un book para sus parejas. Yo te hablo desde mi experiencia. Lo que ofrezco para estos casos es un book de unas 60 fotos donde se combinan fotos de estudio con fotos en exteriores. Sin embargo, y como te digo hablo de experiencia propia, la mayoría de las chicas buscan algo más atrevido también como traca final book. Se realizan unas cuantas fotos algo más atrevidas y eróticas y se añaden a las 60 que te comentaba. Y, por lo que me cuentan, esas fotos suelen gustar mucho a sus parejas. ¿Qué opinas?

  • A ver, no se... Yo tenía pensada una sesión normal... No se...

  • Entiendo que tengas dudas, créeme, todas las tenéis jeje. Pero te aseguro que al final acaban todas muy contentas Marta y les encanta. ¡Alguna hasta repite!

  • Bueno... - estoy de los nervios y muy indecisa - ¿Y cuanto me saldría la sesión más el book?.

  • Nada, sería completamente gratis. Piensa que no tienes experiencia y que estas fotos serán el punto de partida en este mundillo...

  • Ya, pero yo no quiero entrar en este mundillo.

  • Lo se, lo se... Pero bueno, este book se te haría gratis y si el día de mañana te animas a trabajitos que te pueda ofrecer, pues ya tienes estas fotos hechas y te sirven de experiencia. ¿Qué me dices, te voy creando una ficha y llamamos ahora al fotógrafo?

  • Venga, vale...

Chema me está pidiendo datos personales. Mi nombre, apellidos, dirección, teléfono... Esas cosas. No se si he hecho bien o no. Tengo la duda en mi cabeza rondando. Pero es una buena oportunidad para conseguir el book. Y lo de las fotos eróticas... Pues me da mucha vergüenza. Pero trataré no pensar en ello y ya esta.

  • Para acabar, necesito apuntar tus medidas Marta, ¿habría problema?

  • No, no, para nada.

  • ¿Podrías quedarte en ropa interior, por favor?

Ufff... Vamos allá. Me acerco al sofá y comienzo por lo más fácil. Me descalzo y me quito los calcetines. Dejo las botas junto al sofá. De espaldas a Chema, empiezo a subirme la camiseta con ambas manos. La saco de mi cuerpo y la apoyo en el respaldo del sofá, más o menos estirada. Me desabrocho el botón del vaquero, bajo la cremallera y me los bajo, muerta de vergüenza. Saco ambas piernas del mismo y los dejo junto a la camiseta.

  • Ya está - aviso a Chema. Creo que no me ha quitado el ojo de encima en ningún momento.

  • Vaya, vaya con la dependienta... Estás muy buena ¿eh? Jeje

  • Gra... Gracias... - que nerviosa me ponen estas cosas. Chema se pone de pie.

  • Bien, nena, ven a esta pared - sobre esa pared acabo de apreciar que hay una especie de metro dibujada sobre la pared. Me pongo recta y Chema anota mi altura en un cuaderno. - Perfecto, ¿podrías subir a la báscula? - y Chema vuelve a tomar apuntes. - Bueno, ahora voy a medir tu cintura, tu cadera y si no es inconveniente, el contorno exacto de pecho, aunque necesitaría que me dijeses tu talla de sujetador y claro, pedirte si puedes quitártelo un segundito...

  • Sí, sin problema... - me va a dar una taquicardia al final. Me desabrocho el broche de detrás. - Pues de sujetador uso una 95, copa C... - y con el broche quitado, termino de sacarlo dejando mis tetas al aire, a la vista de Chema y lo dejo sobre el sofá.

  • Mmmm... Vaya, muy bien... - noto como Chema mira mis tetas de reojo mientras apunta en su cuaderno. - Tienes unos pechos preciosos Marta... Seguro que tu novio está la mar de contento con ellos, ¿a qué sí?

  • Jajaja - me río por los nervios, lo se -, la verdad es que no se queja, no.

  • Y no me extraña bombón... Menudas dos sorpresitas tenía escondidas la tímida dependienta, cualquiera lo diría de cuando te vi en la tienda. Seguro que frente a la cámara quedan genial... - con cada palabra referente a mis tetas hace que me ponga más nerviosa, pero os reconozco que me está dando mucho morbo la situación. - Bien Marta, voy a empezar midiendo tu cadera - noto las manos de Chema manipular la cinta métrica y rozar mi cuerpo. Se separa para anotar la medida. - Ahora la cintura... - repite lo mismo que con la cadera. - Y por último tu pecho... - media mano de Chema se apoya en mi pecho derecho, mientras con la mano izquierda rodea mi cuerpo para tomar la medida. Tengo los pezones algo duros por la excitación del momento - Perfecto, corazón... - vuelve a su cuaderno a apuntar.

Os voy a ser sincera, todo esto me ha puesto muy cachonda. Creo que con tanto roce he mojado incluso un poco mi tanga. Y los pezones finalmente están duritos del todo. Sigo sin sujetador, me he sentado en la silla mientras Chema termina de pasar sus notas al ordenador y me diga que hacer ahora. Pero de vez en cuando noto como desvía la mirada de la pantalla, me mira, observa mis tetas sutilmente y me sonríe. Chema no es, en principio, mi prototipo de hombre. Que no digo que esté mal. Tendrá sus 40 y tantos años y solo por eso ya se me escapa. Es un hombre normal para su edad, pelo moreno bien cortado con alguna cana, no parece tener mal cuerpo y medirá entorno al 1.75. Va bien afeitado y utiliza gafas cada vez que se pone frente al ordenador. Va vestido con un jersey sobre una camisa, cuyo cuello asoma por arriba y unos pantalones vaqueros. Acaba de coger el teléfono y está marcando...

  • Hola Miguel, ¿cómo estás? - el tal Miguel le contesta. - Bien, bien, todo genial... Mira, que te iba a decir, ¿cómo te viene pasarte ahora por la oficina? Sí, es que tengo aquí a una preciosa chica para sacarse unas fotos para su perfil... Perfecto, ¿en 30 minutos? - me mira, esperando que le confirme si puedo seguir aquí. Asiento con la cabeza. - Sí, aquí estaremos, ella no tiene prisa. Hasta ahora Miguel, gracias.

  • Yo no tengo problema con esperar... - le digo justo cuando cuelga.

  • Perfecto corazón, pues en 30 minutos está por aquí, te saca las fotos y ya puedes marcharte. ¿Te apetece tomar algo, una Coca Cola? - asiento nuevamente. - Y mujer, puedes taparte - me dice con una sonrisa -, aunque si te soy sincero a mí me agrada verte así jajaja.

  • Ah bueno... No sabía si vestirme ya o no... Por eso me quede así... - Me levanto hacia el sofá en busca de mi sujetador.

  • Si mi mujer me viera ahora mismo... ¡Me mataba!

  • ¿Por? - pregunto ingenua, de espaldas a Chema, abrochándome el sujetador.

  • Hombre cariño... En el despacho, con una preciosidad como tú en ropa interior... No creo que le hiciese gracia. Además, tienes un buen culazo, que no te había dicho nada... Con tus tetas me dejaste bastante despistado.

  • Gr... gracias...

  • No las des, es la verdad -se pone de pie y se acerca a mí, que sigo de pie junto al sofá. Se me han ido los ojos a su paquete, no se si por inercia o qué, pero he visto que estaba algo abultado. - Voy a abusar de tu confianza... Sinceramente, ¿tú opinas que para mi edad estoy mal? - me dice extendiendo los brazos y dando una vuelta sobre si mismo.

  • Hombre... No se tu edad... Pero no, aparentemente no estás mal.

  • Pues eso pienso yo. Tengo 47 años cariño.

  • ¿Y por qué me lo preguntas?

  • Pues porque mi mujer hace años que no tiene sexo conmigo. Y no creo que sea problema de que no le resulte atractivo a la vista, no se. Pero lo cierto es que desde que tuvimos al crío... Todo ha cambiado.

  • Oh vaya... Lo siento... - no se que decir. - ¿Sólo tenéis ese hijo? - trato de cambiar de tema.

  • Sí, solo ese. Y a ver, es una pena, yo todavía me veo con fuerzas para tener sexo, soy joven. Y claro... Cada vez que viene una chica como tú... Tan jovencita... Con esos cuerpazos que tenéis... Pues no te puedes imaginar cómo me alegráis...

Hombre, una idea me hago ojeando como se abulta su polla en el pantalón. Noto como Chema no aparta su mirada de mi cuerpo, de mis ojos, como recorre cada centímetro de mi piel. Creo que este trabajo es para él una escapatoria a sus problemas matrimoniales y que a veces se le va demasiado de las manos. Cuando me doy cuenta, se está desabrochando el pantalón del pantalón y bajándose la cremallera.

  • Che... Chema... ¿Qué haces? - pregunto asombrada.

  • Tranquila, mi niña, no te asustes, solo quiero tu opinión, nada más - introduce la mano dentro de su calzoncillo, blanco y se masajea la polla mientras habla conmigo. - Sólo quiero que me des tu opinión, de verdad.

  • Pe... pero Chema... - no me da tiempo a terminar la frase cuando saca por la parte superior del calzoncillo su duro miembro. No tiene un rabo descomunal, a ojo calculo que medirá unos 15-16 centímetros, pero es muy gordo, totalmente descapullado y venoso.

  • Dime, cielo, ¿qué te parece? ¿Entiendes que mi mujer no quiera follar? - me pregunta ante mi asombro. - No te cortes cielo, yo no lo he hecho contigo mientras estabas con las tetas fuera. Y por culpa de esas tetas, mira como estoy.

  • No Chema, no lo entiendo... Y por favor, vístete, me estoy poniendo nerviosa...

  • Tranquila corazón - lleva su mano a mi mejilla, en forma de caricia -, no tienes de que preocuparte - lleva su mano a mi nuca, dentro de mi melena, y sin que lo espere, lleva su boca a la mía.

Junta sus labios a los míos, me quedo petrificada y sin poder moverme, sin retirar mi boca de la suya. Trata de buscar mi lengua con su lengua, y no se como, pero lo consigue. Instintivamente, abro la boca y dejo que nuestras lenguas choques y se peleen. Me besa con vicio, con mucho vicio. Con la mano que tiene en mi cabeza me aprieta más contra su boca y me hace presa de sus labios. Noto como muerde los míos, como juega con su lengua y rebaña cada esquina de mi boca.

Su otra mano me la encuentro en su polla. Instintivamente, he ido a buscarla con mis manos y me la he encontrado pajeándose, pero al sentir mis manos llegar a su miembro la retira y me deja a mí. Comienzo a masajearle su dura polla, despacito y suave, empapando mis deditos del jugoso líquido que sin querer ha escupido ya por esa cabeza que entre mis manos resbala.

Muevo su piel, de arriba a abajo. Sigue besándome, pero se le escapa algún que otro gemido y susurro con el tacto de mi mano en su rabo. La mano con la que estaba masturbándose no se ha quedado quieta y ahora está en mi culo, masajeando una de mis nalgas con fuerza. Noto una humedad y a la vez un calor brutal en mi tanga, entre mis piernas. Me estoy empapando poco a poco y no se si será buena señal.

Consigo separar mis labios de los suyos y me siento en el sofá. Su polla me queda a la altura perfecta de mi boca, por lo tanto no puedo evitar acercar mis labios a su gordo caramelito. Lo siento con mis labios, lo beso, suavemente. Bajo por el tronco dando pequeños besitos hasta que llego a sus huevos, los cuales lamo muy sutilmente

Vuelvo arriba y comienzo a introducir su polla en mi boca. Chema pone ambas manos sobre mi cabeza, ayudando para que me la trague entera. Levanto la vista mientras voy tragando cada uno de sus centímetros y le veo con los ojos cerrados, con la cabeza en dirección al techo. Me mira y cuando tengo toda su polla dentro de mi boca, me sonríe.

  • La sesión será gratis nena... Pero con esto... - le cuesta hablar mientras juego con mi lengua en su capullo - Con esto la estás pagando y se que manera...

Comienzo a comerme su polla cada vez más rápido, sintiendo como se desliza por mis labios. Noto sus venas cada vez que entra y sale de mi boca, noto su jugoso capullo dentro de mí. Pero sobre todo, noto su sabor.

Con una mano situada en la base de su polla y acariciando sutilmente sus huevos, con la otra me busco las tetas. Saco ambos pechos del sujetador y masajeo uno de ellos mientras sigo mamando la polla de Chema. Me pellizco los pezones, que están duros como piedras, siento lo sensibles que están y las ganas que tienen de marcha. Noto como por la comisura de mis labios rebosa un poco de saliva y se escurre hacia mi barbilla. Saco su polla de mi boca, la agarró, la miro, y como si fuese un caramelo, comienzo a lamer su capullo...

¡Riiiiiiiiiing! El sonido del telefonillo nos sobresalta.

  • ¡Mierda! - grita Chema, guardándose rápidamente la polla en los calzoncillos y colocándose el pantalón.

¿Quién será? Espero que sea el fotógrafo, aunque esa reacción de Chema me ha hecho pensar en su mujer. Mientras guardo mis tetas en el sujetador, oigo como Chema pregunta quién es y le dice que suba. Parece que es el fotógrafo, sí.

  • Nena, es el fotógrafo. Ves al baño para limpiarte un poco y que no se note nada. No te preocupes, acabaremos la faena - y antes de ir hacia la puerta de nuevo, me da un beso en la boca.

Voy al baño, me apoyo sobre el lavabo y me miro en el espejo. ¿Qué acabo de hacer? Estoy loca. Me bajo las braguitas y me limpio un poco con papel todas las humedades que de mi coñito han salido. Oigo que se saludan y hablan fuera. Antes de salir, caigo en la cuenta de que la boca me tiene que oler a la polla de Chema. Me enjuago con un poco de agua y salgo

  • Mira Miguel, te presento a Marta. Marta, este es Miguel, el encargado de hacer las fotos.

  • Hola Marta ¿Qué tal?

  • Encantada - Miguel se acerca a darme dos besos.

  • ¿Has visto que profesional? - pregunta Chema a Miguel - Ya sale del baño en ropa interior y todo para ahorrarnos tiempo jajaja.

¡Mierda! Se me había olvidado que estaba con el sujetador y el tanga. Que vergüenza. Delante de dos completos desconocidos en ropa interior.

  • Sí bueno, es que soy muy profesional - bromeo.

  • Bueno Marta, te comento un poco - me dice Miguel. - Lo de hoy son unas fotos muy sencillitas. Cuatro en ropa interior y cuatro vestida tal y como hayas venido. Ocho fotos en total, dos por delante, dos por detras y dos de cada perfil. Por lo que me ha contado Chema que quieres, creo que el entorno perfecto sería una habitación de hotel con jacuzzi. Tomaríamos las fotos en la cama, baño, jacuzzi... Bueno, ya iriamos viendo. ¿Qué te parece si alquilamos una habitación durante, no se, 3 horas pasado mañana? Conozco algún hotel de este estilo y la verdad es que salen unas fotos muy chulas.

  • Por mí no hay problema - le digo.

  • Genial Marta, pues ahora nos damos los teléfonos para estar en contacto y durante el día de mañana te avisaré de la hora y del lugar, así como ropa que puedes traerte mientras preparo mañana la sesión. Será algo céntrico, así que no te preocupes que será fácil llegar. Te tomaría las fotos y rápidamente se las haría llegar a Chema para que...

  • Bueno - interrumpe Chema -, a mí es que me gustaría estar presente en esta sesión. Al ser una chica nueva me gustaría ver como sale el trabajo. Y tengo muchas esperanzas en Marta - me mira y me sonríe.

  • Ah, cómo quieras Chema. Pues creamos un grupo de Whatsapp y ya hablamos por allí y vamos viendo. Marta, ¿te parece si vamos haciendo las fotos de tu perfil?

  • Perfecto.

En un momento, Miguel me toma las fotos. Son unas fotos sencillas, de frente, de lado, de espalda y del otro lado. Tanto en ropa interior como vestida. Sigo teniendo un calentón tremendo por culpa de la mamada que estaba haciéndole a Chema hace unos minutos. Y por culpa de ese calentón, creo que me ha sido más fácil posar. Cuando acabamos, y estando yo ya vestida, las pasan al ordenador de Chema, las adjuntan a mi perfil y las miramos.

  • ¿Han quedado bien, no? - pregunta Miguel.

  • Sí, sí... Además Martita sale estupenda - le contesta Chema.

  • Sí, es cierto. Además - comienza a decir Miguel justo cuando pasaban por la foto de espaldas en ropa interior, donde se ve todo mi culo -, queda muy bien frente a la cámara. Seguro que pasado mañana salen unas fotos geniales y que le encantarán a tu chico - me dice Miguel mientras me sonríe

  • Sí, eso espero - sonrío.

  • Pues entonces quedamos en eso - dice Chema -, mañana vamos hablando y pasado mañana hacemos la sesión de la preciosa Marta...

Continuará...