Sesión de ejercicio

Tener una rutina de ejercicio es bueno, pero no hay nada como variarla de vez en cuando... mejor aún si en pareja.

SESION DE EJERCICIO

Hoy como de costumbre, me levanté, bebí un enorme vaso de jugo de naranja, me puse ropa deportiva y empecé a hacer mi rutina de ejercicio con mancuernas. Siempre la hago siempre frente a un espejo de cuerpo entero que tengo en mi habitación, eso me permite fijarme si mi posición y los levantamientos que hago son correctos....además que.... no lo niego, me encanta contemplarme.

Para aumentar la efectividad de mi rutina, hago los movimientos casi que en cámara lenta. Pierdo la noción del tiempo, he cerrado los ojos, y estoy tan concentrada que tardo en sentir la presencia de un cuerpo masculino detrás de mí.

Una voz corta el silencio reinante hasta ahora:

Cómo está mi princesa?

Finjo no escuchar, y continúo con mis ejercicios como si nada

Qué bueno que me diste una copia de la llave y pude entrar, agrega mi amante.. Si no, ni te hubieras dado cuenta de que vine a verte. Siempre tienes la cabeza en otra parte.

Uno de sus brazos rodea mi cintura. Con la otra mano levanta mi cabello. Besa mi nuca, mordisquea los lóbulos de mis orejas y me susurra al oído: Tenía que venir a verte, cariño....no podía concentrarme en la oficina...soñé contigo y me desperté muy excitado. Me tienes loco, mujer...quiero sentir tu cuerpo, tu olor, tu piel....entretenerme con ese precioso juguetito tuyo....

Se refería al piercing que tengo en mi clítoris, y que me hice poner para sorprenderlo. Siento una muy agradable estimulación al caminar, montar en bicicleta, sentarme con las piernas cruzadas y durante el sexo....cualquier descripción que haga se queda corta. A él le gusta muchísimo.

Me encanta que me diga cosas sucias mientras me toca, que me diga cuánto me desea y que me cuente con lujo de detalles todo lo que planea hacer conmigo en la cama. Sus manos aprietan suavemente mis senos, bajan hasta mis caderas y vuelven a subir sin ninguna prisa. Puedo sentir su respiración agitada y la erección de su miembro. A estas alturas, ya estoy terriblemente excitada, su voz y sus caricias me erizan todo por dentro, pero quiero hacerlo esperar...

Ejercitémonos juntos, dice. Déjame ser tu entrenador personal

Si te portas bien conmigo, te lo permitiré, agrego.

Entonces su mano derecha se desliza por entre mi ropa interior, roza suavemente el vello incipiente de mi pubis depilado, hasta que sus dedos encuentran el piercing y empiezan a jugar con él. Decido cambiar de rutina, así que arrojo las mancuernas, vuelvo la cabeza hacia la derecha, paso mis brazos por detrás de su cuello, y nuestras bocas se encuentran, fundiéndose en un apasionado beso.

Me doy la vuelta, y sin dejar de besarnos, sus manos expertas se pasean por mi espalda, deteniéndose para soltar los broches de mi sujetador. Luego, se deslizan nuevamente por debajo de mi ropa interior hasta llegar a mis nalgas y se quedan ahí. Suelto los botones de su camisa, se la quito de un tirón, la tiro lejos y empiezo a acariciar lentamente su bien formado pecho con las dos manos, enredando mis dedos en su vello.

En un rápido movimiento, enredo mis piernas en su cintura, y me lleva hasta la cama. Una vez acostados, chupa uno por uno los dedos de mis pies, sube lentamente por mis piernas y utilizando sus dientes, me quita despacio la última prenda que llevo puesta, la brasilera.

Se detiene y me pregunta:

Te traje yogur. Adivina qué estoy pensando hacer con él...

Dame una pista, le respondo

Conoce mi particular gusto por el yogur dietético, así que siempre que nos vemos me trae uno. Mete la mano bajo la cama y saca un vaso. Lo destapa y cubre con él mis senos y mi abdomen.

Hoy, tú eres mi postre, dice. .

Poco a poco lo lame. La sensación del yogur frío mezclada con los suaves roces de su lengua tibia en mi piel me hace retorcer de placer, pero lo que más me enloquece es la forma en que chupa y besa mis pezones. ..

Después, esparce en mi vagina el yogur que ha quedado en el vaso y empieza a acariciarla con su lengua, alternando movimientos lentos y rápidos, hasta no dejar ni el. más mínimo rastro. Llega a mi clítoris y se queda ahí un buen rato, chupando apasionadamente su juguetito. Al mismo tiempo introduce uno, dos, tres dedos en mi vagina, húmeda y dispuesta para él, moviéndolos con ritmo cadencioso de arriba a abajo, de izquierda a derecha, y en pequeños círculos, deteniéndose por momentos. De mi garganta brotan intensos gemidos de placer, que a él lo excitan aún más..

Cuando estoy a punto de correrme, se detiene, y me pide con voz suplicante que se la chupe como solamente yo sé hacerlo. Deseo a este hombre con locura, así que me pongo encima, y mi lengua empieza a deslizarse por sus testículos, subiendo despacito por su majestuosa polla hasta llegar a la punta, donde me detengo por unos segundos. Luego, como si se tratara del más exquisito caramelo, mis labios la aprietan y mi boca la recibe con ansia. Voy metiéndomela poco a poco hasta que la tengo toda adentro, casi hasta atragantarme, y muevo la cabeza, aumentando gradualmente la velocidad. Una de mis manos aprieta sus bolas, y la otra se desliza por entre su vello púbico.

Unos minutos después, recibo la explosión de su semen tibio. Me lo trago, y con deleite le doy una última chupada para cerciorarme de que me he comido hasta la última gota. Nos hemos venido al mismo tiempo.

Hacemos una pausa, y con una de mis pañoletas, ata mis tobillos a su espalda y me posee contra la pared. Se mueve lentamente, como queriendo que este placer no acabe nunca, y tenemos otro explosivo orgasmo. Nuestra sesión de ejercicios finaliza con un prolongado beso.

Ahora estamos abrazados en la cama, disfrutando de la maravillosa sensación que es regresar a la tierra después de haber ido hasta el cielo.

Mira cómo me has dejado con ese yogur, le digo, coqueta. Lo menos que puedes hacer es bañarte conmigo...

Y qué estamos esperando para ir a la ducha? responde mi hombre, complaciente

Allí pasamos dos maravillosas horas. Al salir, decidimos dormir un rato. Cuando despierto, ya se ha ido, pero encuentro junto a mi almohada un yogur, junto con una nota que dice:

"Te llamaré después. Disfrútalo"

Me río a carcajadas, lo destapo y me lo tomo.