Sesión de dominación con mi Ama (1ª parte)

Saludos lectores, en este nuevo relato que escribo para la página, intentaré narrar mi fantasía de tener un encuentro con mi Ama financiera, a la que llamaré Katia. Y mi nombre de sumiso suyo será Lili.

Saludos lectores, en este nuevo relato que escribo para la página, intentaré narrar mi fantasía de tener un encuentro con mi Ama financiera, a la que llamaré Katia. Y mi nombre de sumiso suyo será Lili.

Ya habiendo acordado por chat el día y Horario del encuentro, ansioso y feliz a la vez por ver finalmente a mi Ama Katia, después de varias sesiones por video llamada y largas conversaciones en las que le conté de mis más secretas fantasías de sumisión y fetichismo, las cuales ella siempre se mostró dispuesta a complacer y comprendió mis gustos desde el comienzo.

Hoy al fin llegó la fecha tan esperada por mí para ponerme a sus pies y cumplir mi deseo de estar a su servicio.

Tanta era mi expectativa, que dos horas antes ya me había duchado, poniendo cuidado en lavar bien parte a parte de mi cuerpo, y me depilé minuciosamente piernas, brazos, axilas y pecho, de manera que pudiera quedar lo más femenino posible, ya que eso es lo que yo deseaba desde tanto tiempo: que me haga vestirme de chica, y me trate como tal.

Preparé una bolsa con todos los accesorios que compré especialmente para esa ocasión, a saber: una peluca femenina rubia, unos pechos de goma, zapatos de tacón alto, una pollera corta, una blusa floreada, un par de pulseras y un collar de fantasía.

Ya teniendo todo dispuesto, pero usando aún mi ropa masculina habitual, salí a la calle y tomé un taxi que justo estaba libre en ese momento. Le di la dirección, y en unos 15 minutos que para mí se hicieron eternos, llegamos a casa de mi ama. Casi ni hablé con el conductor en todo el trayecto, y le respondía prácticamente de manera mecánica cuando él decía algo, tan emocionado estaba con la posibilidad de tener ese encuentro tan esperado con una mujer dominante que conocí por internet. Solo pensaba en lo que ella me haría, en los métodos que emplearía para humillarme, que aunque todo lo habíamos hablado previamente, siempre están presentes los nervios de la primera experiencia.

Al llegar a la casa, ubicada en un barrio tranquilo, que pasaba desapercibida entre otras viviendas familiares, le pagué al chofer, agradeciéndole por su servicio, procurando demostrar la mayor tranquilidad posible. Bajé del coche, el cual partió al instante, miré de nuevo la casa, solo para estar seguro, vi el número, y era la misma dirección que me había dado en el último chat del día anterior.

Venciendo todas mis dudas, caminé decidido a la puerta, y justo a la hora indicada (ni un minuto más ni un minuto menos) yo estaba tocando a la puerta de mi ama, a punto de darse aquella anhelada sesión que yo tanto había deseado.

Apenas dados tres toques, se abrió la puerta, y ahí estaba mi ama, con su presencia de mujer imponente, alta, de cabello largo y negro, y cuerpo trabajado en el gimnasio. Usaba un vestido largo negro, sandalias de taco alto, y un perfume dulce y penetrante que me encantó desde el primer momento en que la vi tras la puerta. Si bien nos vimos en fotos y por video llamada, su belleza me impactó. Quedé sin palabras, por más que quisiese saludarla cortésmente, no atinaba a decir nada sensato.

Ella, demostrando un dominio total de la situación, me tomó suave pero firmemente del brazo, y llevándome al interior de su casa, cerró la puerta con llave tras de sí.

Lo primero que me dijo fue:

-          Hola putita. ¿Qué haces vestida así? Sácate toda esa ropa, que no va contigo en absoluto. Desde que entraste aquí, para mí ya no eres más un hombre, a partir de ahora eres Lili, mi puta criada.

-          Vamos Lili, vístete con tu ropa de nenita, marica de mierda. ¿Qué estás esperando?

-          Y seguido de estas últimas palabras, me propinó una fuerte bofetada en el rostro.

-          Ya había comenzado a humillarme. Yo, adolorido pero emocionado a la vez, me desnudé lo más rápido posible, y me puse la ropa femenina que había traído.

-          Una vez travestido, mi ama Katia me dijo:

-          -Ahora voy a maquillarte y a pintarte las uñas, porque con ese aspecto así, te ves sumamente horrible. Para que seas una de mis sirvientitas, primero debo embellecerte (terminó esta frase con una risita maliciosa)

-          A continuación me maquilló el rostro, yo la dejaba hacer feliz de la vida, y me pintó las uñas de manos y pies en color rosa, como a ella le gustaba. Y para terminar la feminización, me puso un perfume de mujer, pero de mucha menor calidad que el que ella usaba. Un perfume barato, fuerte y poco agradable, pero yo me sentía dichoso dejando obrar a mi ama a su gusto.

-          Cuando terminó, empezó a reírse con ganas, y a decirme:

-          -Así estás mejor putita, qué linda quedaste. Con ese perfume asqueroso que te puse, que solo lo usan las putas baratas como tú, las sirvientas pobres, y con ese pésimo maquillaje, que yo no me lo pondría ni loca, pero que a ti te queda de mil maravillas. Esos zapatos comprados en la feria, y ese vestido, más patética no te puedes ver Lili. Jamás llegarás a ser una dama de mi nivel, naciste para sirvienta y puta regalada, siempre serás una pobre infeliz. Agradece que te haya tomado de mucama.

-          Ah, pero falta un detalle para que termine de convertirte en una perra arrastrada. Ahora mismo te pondré tu collar y tu correa, y andarás a cuatro patas (finaliza esta frase con risas nuevamente)

-          Tras ponerme mi collar y una correa al cuello, me ordenó:

-          -Ponte a cuatro patas Lili, que te conduciré como a la perra que eres, para que te pongas a trabajar. Si cumples bien con todo lo que te mande, podría ser que te dé un premio.

-          Yo obedecí y me puse a cuatro patas en el piso, y ella empezó a tirar de mí suave pero firmemente.

-          -Vamos perrita, empezaremos por mi habitación. Quiero que me tiendas la cama, ordenes mi ropa y todos mis zapatos.

-          Dicho esto, me llevó por el pasillo de la casa hasta un enorme y confortable cuarto.

-          La cama, un lecho matrimonial muy amplio y cómodo, estaba totalmente desordenada, y unas cuantas prendas tiradas alrededor de la cama como así también sobre el colchón. Además vi una gran cantidad de zapatos de todo tipo, de tacón alto, sandalias bajas, botas, zapatillas deportivas, y mis favoritas, unos 3 pares de chancletas de dedo o hawaianas de diferentes colores: rosadas, rojas y amarillas, todas completamente desordenadas, repartidas en cada rincón de la habitación, y no respetando el par: había una sandalia junto a una zapatilla de deporte, un tacón junto a una bota, o una chancla de un color con otra de uno distinto.

-          -Bueno Lili, ahora quiero que arregles todo este desorden. Llevo varios días sin limpiar mi habitación, y encontrarás algunas ropas sucias que fui dejando tiradas por ahí. Una diosa como yo, no está para andar haciendo los trabajos de una sucia sirvienta. Eso te lo encargo a ti.

-          Aquí te dejo una escoba, y empieza a trabajar ya mismo barriendo o tendiendo mi cama, tú escoges con qué empezar.

-          Me voy a disfrutar la vida, estaré en la sala viendo la tele. Cuando acabes con todo irás a cuatro patas y me avisarás que terminaste con el cuarto, pero mucho cuidado con la forma que usas para dirigirte a mí. Me llamarás Señora Katia, ¿entendiste, estúpida?

-          -Sí señora (respondí con la voz temblorosa)

-          Al instante recibí un pellizco en el brazo, que no me lo esperaba, me dolió más porque no me lo veía venir que por la fuerza con que hizo el tirón.

-          -¿Cómo te dije que me llamaras, gusano?

-          -Sí, Señora Katia. Perdóneme por favor, soy una tonta.

-          -ya basta, no quieras sacarme la paciencia tan pronto. Déjate de disculpas y ponte a trabajar. Me voy. Ahí te quedas, putita.

-          Y diciendo esto, mi ama salió del cuarto, dejándome con todo ese desorden. Yo pensé un momento con qué dar inicio a mis tareas, hasta que opté por hacerle la cama.

-          Estaba tan nervioso y excitado a la vez, ahí, en medio del cuarto de mi ama, viendo su ropa, sus zapatos, y sus sandalias, objetos de mi fetiche, que ella tan claramente lo sabía. Casualmente, había una chancla suya cerca de donde yo estaba, no podía resistir a la tentación de tomarla y llevarla a mi rostro, olerla, lamer y besar la plantilla y saborear la tira que pasa entre el dedo pulgar y el siguiente del pie de su dueña.

-          Pero preferí dejar ese placer para lo último, además temía un poco que mi ama viniese y me reprendiera por no hacer mi trabajo. Como la criada que soy, debía empeñarme en cumplir fielmente con lo que la Señora Katia me ordenó.

-          En el instante mismo en que empecé a tender la cama, fue como si mágicamente terminara de convertirme en una mujer. Me sentía una chica, comencé a caminar de una manera que yo percibía femenina. Meneaba mi culo rítmicamente, movía mi cabeza sacudiendo la peluca que llevaba puesta, y me puse a cantar en falsete fragmentos de canciones de cantantes femeninas famosas de las que me acordaba en ese momento.

-          Canturreaba canciones de Shakira, Paulina Rubio, Cristina Aguilera, Julieta Venegas, Thalía y demás, lo que se me venía a la mente, o bien, improvisaba letras, y bailaba mientras tendía la cama, sintiéndome una estrella pop femenina.

-          Estaba muy abocado a mi trabajo, y ya me ponía a barrer el piso mientras tarareaba la canción si tú no estás aquí, de Rosana, cuando repentinamente empecé a oír unas fuertes risas detrás de mí. Ya sabía de quién se trataba, pero no pude evitar dejar lo que estaba haciendo y mirar hacia dónde provenía la voz.

-          Era mi ama, que apoyada en el marco de la puerta estaba observándome trabajar, sacándome fotos con su celular de última generación, para compartirlas con sus amigas en las redes seguramente, y burlarse todas del esclavo de Katia. Yo no me hacía ningún problema por eso, ya habíamos pactado que si ella lo deseaba, podía sacarme fotos o filmarme, para verlo ella sola o compartirlo con sus amigas, también algunas dominantes como ella, según me contó.

-          -Sigue con tu labor, sirvientita, no dejes de trabajar. Solo vine a ver porque escuchaba una vocecita cantando muy contenta en mi habitación. ¿Así que eras tú? NO lo haces mal putita, pero todavía te falta un montón, y nunca llegarás a ser una mujer por completo. Pero me basta con que hagas bien las tareas que te mando.

-          Hace rato que te estoy viendo y eres completamente ridícula moviendo tu feo culo y caminando como una robot más que como una mujer, pero me gustas, te ves simpática. Si estuvieran aquí mis amigas, no sabes cómo nos divertiríamos contigo perra. Si te vieran Jessica, Roxana, Lorena, o mi amiga Maira, que es tan pervertida, y le encanta romperles el culo con sus consoladores a maricas como tú. Creo que la próxima vez que vengas invitaré a todas mis compañeras, o con Maira será suficiente. NO te imaginas lo bien que se lo pasará contigo, hace tiempo desea tener un hombre al que humillar, sodomizar y orinarse en su boca. Y prepárate, porque mi amiga es una meona a la que le encanta orinarse en la boca de sus esclavos sexuales tras haber llegado al orgasmo, y tendrás que bebértelo todo, porque si no, no sabes la paliza que te dará.

-          Pero basta de palabras, sigue con tus tareas, ordéname bien la ropa en el armario, y coloca prolijamente todo mi calzado en el mueble que tengo para ese fin. Y nada de hacer cosas raras con mis sandalias, te tengo bien vigilado, y sé que eres un cerdo asqueroso. Si te atreves a poner tu rostro en una de mis chanclas, te echaré ahí mismo de mi casa vestido así como estás, y que todo el mundo se ría de ti, no te dejaré acercarte nunca más a mí, y te ignoraré todas tus súplicas en el chat, es más, quizá te bloquee permanentemente, para que no me molestes más con tus pedidos, y si llegas a querer masturbarte con mi calzado, te cortaré el pene con esta tijera (muestra una tijera que saca de su bolsillo y la hace cortar en el aire) y serás violado por todas mis amigas, además de por mí misma, por su puesto.

-          Vuelvo a la sala, voy a chatear con mi novio, un verdadero macho que tiene un pene enorme y sabe complacerme, no como tú, marica precoz y micro pene. Sigue trabajando sirvientita, luego vendré a controlarte, no sea que te pongas a hacer guarradas con mis prendas íntimas o mis zapatos. Mucho ojo, cuidadito con lo que haces. ¿Entendido?

-          -Sí señora Katia.

-          -Muy bien, buena chica. Si haces todo como te pedí, puede ser que al final te deje jugar un poco con mis zapatos, pero lo voy a pensar. Chau cerdita.

-          -Gracias, Señora Katia. Haré todo lo que me ordenó.

-          Le respondí mientras yo seguía barriendo, como lo hice durante todo el tiempo en que ella me hablaba.

-          -Ha, por cierto: que bien que te verías con esa escoba metida en tu culito virgen. Si estuviese Maira aquí, no dudaría ni un momento en meterte el palo de la escoba por detrás. Te dolerá al comienzo, pero luego te encantará, y pedirás más, putita insaciable. (risas de Katia mientras se va caminando muy imponente)

-          Sintiéndome humillado, pero feliz por recibir ese trato de parte de mi dueña, continué barriendo. NO niego que comencé a sentir deseos de ser dominado por las amigas de mi ama, especialmente por la tal Maira, ya me la imaginaba una mujer súper dominadora y cruel con sus esclavos. Quizás para una próxima vez pactaría tener una sesión grupal con mi ama, para que se divierta con sus amigas usándome como víctima de sus deseos y caprichos.

-          Tendí prolijamente la cama, perfumé las sábanas y el colchón. Ordené las cosas que había en la mesita de noche, guardé la ropa lo más minuciosamente que pude dentro del armario, todas las prendas por color y por clase, ordené el calzado por pares, colores y tipos, en el mueble que ella me indicó.

-          Confieso que fue una lucha interna para mí el resistir las ganas de siquiera oler sus zapatos, pero me controlé y pude ganarle a mis instintos fetichistas, además me daba cuenta que mi ama por momentos se acercaba al cuarto lentamente para ver lo que yo hacía.

-          Me concentré en mis tareas y procuré ponerme lo más femenino que pude. En ese momento yo era Lili, y debía comportarme como tal.

-          Ya casi teniendo todo limpio y ordenado el cuarto, por las dudas miré debajo de la cama y ¿con qué me encuentro? Allí estaban las bragas de Katia, seguramente sucias, y que las había dejado tiradas a adrede en ese lugar.

-          Sentía unas ganas incontrolables de tomarlas y olerlas, pero haciendo un gran esfuerzo me pude contener, y las puse en la sesta para la ropa sucia que mi ama había dejado en el cuarto.

-          Miré detenidamente la habitación, para verificar que todo estuviese en su lugar y asegurarme que la había limpiado bien. Observé cuidadosamente y al parecer estaba todo limpio y puesto en el sitio correspondiente.

-          Con la satisfacción del deber cumplido, salí de la habitación y fui caminando a cuatro patas a la sala. Ahí estaba mi ama, sentada en su sofá, con los pies apoyados en una mesita, fumando y viendo una serie en la tv.

-          Temeroso de no molestarla en su momento de relajación, me puse a su lado y le dije:

-          Señora Katia, ya terminé de limpiar su cuarto.

-          -¿Justo ahora vienes a molestarme?, ¡basura inservible!

-          -Perdón señora, no quería interrumpirla.

-          -Ya está bien. Tengo que ir a ver eso, como lo dejaste y si ordenaste todo como se debe. Ven aquí, insecto. Irás conmigo a la habitación, y si hiciste algo mal, te castigaré ahí mismo y tendrás que limpiar y ordenar todo de nuevo.

-          Dicho esto, me tomó fuertemente de la correa, y yendo ella adelante, me llevó a su cuarto.

-          -¿A ver cómo está todo? Bastante bien, por ser la primera vez, y siendo lo que eres, una tontita. Muy bien, ordenaste bien mi ropa. ¿Y las ropas sucias, dónde las pusiste?

-          -En la sesta que usted dejó junto a la puerta, señora Katia.

-          -¡Muy bien! Veo que algo de inteligencia tienes en tu cerebro de hormiga. (Risas burlonas de mi ama)

-          Lo hiciste bastante bien, pero tu trabajo no terminó. Ahora quiero que vayas a comprarme cigarrillos y una bebida.

-          -Sí señora Katia, como usted diga. ¿Me permite? Voy a cambiarme.

-          -¡Ni se te ocurra! ¡Saldrás así a la calle a hacerme ese mandado!

-          -Pero señora…

-          -¡Pero nada! Ni una palabra, ¿acaso te atreves a discutir una orden de tu ama? ¿Qué habíamos pactado? ¿Ya no lo recuerdas? Mientras estés en mi casa, cumplirás con todo lo que te ordene, incluso saldrías a hacerme alguna compra vestido de chica. ¿NO era ese tu deseo?

-          Humillado y rendido por sus palabras, no pude más que afirmar con la cabeza y decirle:

-          -Sí, señora Katia. Ahora mismo voy a traerle lo que usted me pida.

-          -Muy bien, así está mejor, chiquita desobediente. Quiero que vayas al súper mercado de la esquina y me traigas un paquete de cigarrillos y una botella de vino de buena marca. Fíjate bien en lo que compras, quiero cigarrillos importados de buena calidad, y el vino más caro que tengan, de la mejor marca. Gastarás todo tu dinero para mí.

-          Sí señora Katia, mi dinero es para su placer.

-          -¡ya suficiente! ¡Vete a comprar lo que te pedí y no hables tanto!

-          Pedí permiso, y salí rápidamente a la calle. Sintiendo una gran vergüenza y humillación por ser visto llevando ropa de mujer, pero feliz al mismo tiempo por estar cumpliendo una fantasía que le rebelé a mi ama: la de ser su chica de los mandados.

-          Por suerte era una hora bastante tranquila de la tarde, además me favorecía el hecho de que se trataba de una zona residencial. Aun así, en el corto trayecto de la casa al súper mercado, uno que otro transeúnte me quedó mirando por unos segundos, y alguna mujer que pasaba me observaba con extrañeza y seguía su camino, incluso creo que alguien que pasó en bicicleta se rio de mí y me lanzó un piropo grosero.

-          Pero yo traté de ignorarlo todo y seguir en mi rol, cumpliendo con lo que me había encargado mi diosa. Hasta por un instante llegué a desear que me miren. Me sentía una puta, deseaba ser visto y que me digan cosas, o que me confundan con una mujer verdadera.

-          Entré al negocio, y me dirigí rápidamente al sector de bebidas, sintiéndome observado por algún que otro cliente ocasional y por el personal de la caja, pero ya iba tomándolo con naturalidad y hasta con cierto orgullo. Escogí el vino más costoso del local sin dudarlo, y ya con la botella, fui hasta un sector de la caja donde se exhibían los cigarros, chocolates y otros productos.

-          Le pedí al chico que atendía si me podía dar un paquete de cigarrillos de una marca famosa y de las más caras que hay en el país, si no es la más cara de todas, además, como un gesto extra de mi parte de veneración hacia mi ama, le compré una caja de chocolates importados muy costosos y reconocidos por su buena calidad y delicioso sabor.

-          Todo lo pagué con mi dinero, el cual había ahorrado desde hace varias semanas, pensando en la ocasión de la visita a mi dueña. Y fue una sensación agradable para mí cuando el chico que atendía la caja, luego de yo haber pagado mis compras y él me entregó los cigarros y el chocolate, me dijo con toda seriedad y muy cortésmente:

-          -Aquí tiene señorita, que tenga una buena tarde.

-          Yo le agradecí y retribuí el deseo, haciendo mi voz lo más afeminada posible.

-          Salí del local, y volví excitado a casa de mi ama, es más, creo que ya no podía disimular mi erección debajo de la pollera que usaba en ese momento. Me sentía una cualquiera, deseosa de ser humillada, dominada, maltratada y castigada por mi ama y señora.

-          Llegué a su casa de vuelta, di unos toques en la puerta de entrada, y esta se abrió, por lo que deduzco que ella ya estaría esperándome.

-          -Entra Lili. ¿Me has traído lo que te pedí? (me quita la bolsa de las manos y la abre) ¡Muy bien, veo que eres una buena chica! ¡Ah, qué tierno! ¿Un chocolate para mí? Muy bien putita, tendrás tu premio, pero no te emociones mucho, no será ahora, te lo daré a su debido tiempo.

-          ¿A ver? Pero noto que vienes con algo más, una cosa que traes abajo entre tus piernas, y que está por romper tu pollera si no hacemos algo con eso. ¡Putita insaciable! ¡Ya muéstrame ese pene inservible que tienes!

-          ¡Quiero que te pajees frente a mí, que acabes y que te bebas todo tu semen del piso! ¿Me oíste?

-          -Sí señora Katia, lo que usted diga.

-          -Muy bien, ahora ponte de rodillas y comienza a masturbarte.

-          Yo hice lo que me pidió, estuve así por varios minutos, y cuando iba a acabar, mi ama lo notó y me dijo:

-          -¡Detente ahí, ni pienses que te dejaré ensuciar el piso de mi sala con tu asqueroso semen de mierda! Se me ocurrió algo que te gustará mucho. Espérame aquí, ya vuelvo.

-          Yo me detuve, frustrado y con esa insatisfacción de no poder acabar, pero con mi pene tieso aún, sin que haya bajado un centímetro de mi brutal erección.

-          Mi ama se dirigió al parecer a la cocina, y al instante volvió trayendo un biberón.

-          -Vas a tomarte tu leche de una mamadera, como toda una bebita. ¿Qué esperas? ¡Quiero que acabes dentro del biberón!

-          -Sí ama Katia.

-          Contesté yo, y terminé de masturbarme, acabando copiosamente en el interior del biberón.

-          Una vez terminado, y ya relajado y pasada la excitación, cuando me disponía a beber de la mamadera, mi ama me para en seco diciendo.

-          -¡No! ¿Qué haces? ¡No es de esa forma como quiero que lo hagas! Vendrás conmigo, yo me sentaré en el sofá, y tú, cerdita, te sentarás en mi falda, como la nenita que eres, a tomar el biberón que te dará tu mami (carcajadas de mi ama)

-          Yo dudé por unos momentos, pero ella me hacía señas que me acerque y con su mano me indicaba su falda, como invitándome a sentarme sobre ella.

-          Sin más vacilaciones me acerqué y un poco avergonzado aún, me acomodé en la falda de mi ama. Era un momento único. Ella me estrechó entre sus brazos apachurrándome, y dirigiéndose a mí casi como si se tratara de su madre, y yo fuese su pequeña hija, me cantaba nanas para bebés y me animaba a que tomase del biberón.

-          -¿A ver mi chiquita? Abre la boca. Así, ¡muy bien! Toma la mamadera que te preparó mamá, está sabrosa, bien rica y calentita como a ti te gusta. Te la hice con todo cariño para ti, mi nenita (risas burlonas de mi ama)

-          Y sin que pudiera resistirme, metió de un golpe el biberón en mi boca. Yo empecé a sorber todo su contenido, me encantaba sentir el sabor salado del semen. Ella, dándose cuenta que yo disfrutaba, se reía de mí y me humillaba.

-          -¿Te gusta el semen, zorrita de mierda? Eso es, bebecita, tómate toda tu mamadera. Así me gusta verte, te estoy sacando fotos para que te vean tus compañeros de trabajo (risas de mi ama) no sabes cuánto nos divertiremos viendo tus fotos cuando las comparta con mis amigas. Bebe, bébete toda la lechita, cerda asquerosa. Que no quede una sola gota en el biberón.

-          ¿ya te lo tomaste todo? ¡Muy bien! ¡Qué niña tan obediente!

-          -Señora, ya bebí todo el semen. Estaba muy sabroso.

-          -Así me gusta. Ahora bájate, sal de mi regazo. Todavía te quedan algunas cosas que hacer. Vamos, que el recreo se acabó.

-          Ahora yo me pondré a chatear con mis amigas y ya les pasaré algunas fotos tuyas, y tú, tendrás que ir a la cocina a lavar los platos que me quedaron de ayer. Ven, vamos que te llevaré con tu correa hasta el comedor.

-          Por aquí dejo esta parte de la historia, en próximos días publicaré la continuación, si es que les pareció bien y resulta del agrado de ustedes, estimados lectores.