Sesión con Elaine (3)
Sesión del 16 de junio de 2009 narrado por Elaine.
SESION 16 DE JUNIO
Mi vejiga tiene poca capacidad para retener los líquidos que tomo así que es entendible el pavor que sentí al ver como mi amo empujaba con su mano la botella de agua que yo estaba bebiendo.
No sólo estaba impidiéndome que tomara uno de los pequeños sorbitos que acostumbro durante una sesión sino que me iba a obligarme a beber la botella entera.
Le pedí por favor que no lo hiciera pero se limitó a preguntarme si prefería voluntariamente o forzada.
En el mismo instante en que me di cuenta de la humillación a la que iba a ser sometida, desee encontrar el modo de hacerle parar pero no sólo no atendía a mis suplicas sino que traía más botellas repletas de agua. Aquello iba a ser peor de lo que podría haberme imaginado.
Cuando finalmente me entraron ganas me permitió ir al baño pero no quitarme las bragas.
Me senté y empecé a mear con las bragas puestas mientras él, sentado frente a mi, me decía lo marrana , sucia y guarra que era.
Me ordenó abrir la boca y metió primero un par de dedos sin demasiada intensidad pero cuando tuve que abrirla más, sentí casi la totalidad de su mano en mi boca apretando con intensidad.
Cada vez que me provocaba una arcada, recogía la saliva que acababa de salir y la esparcía por toca mi cara. Una y otra vez hasta dejarme sin aliento y absolutamente pringosa.
Le agradezco que minutos antes hubiera tapado mis ojos con un antifaz porque en aquel estado de humillación las lágrimas había terminado por llegar a mis ojos.
En aquel momento de sumisión total, me ordenó que empezara a masturbarme y cual sería mi sorpresa al descubrir que estaba muy excitada.
Mientras yo me había sentido avergonzada, mi cuerpo había respondido a la humillación así que me acaricié gustosa mientras mi amo abría mis piernas con las suyas y tiraba fuerte de mis pezones.
Mi excitación iba en aumento pero cada vez que yo le preguntaba si su zorra podía correrse, la respuesta era siempre una negación.
Me había obligado a usar las dos manos y estar abriendo mis labios vaginales y tocándome el clítoris a la vez hizo que empezara a gemir de placer.
Acababa de empezar a tocarme más despacio para controlar el orgasmo cuando sentí como mi amo metía la polla dura en mi boca.
Agarró mi cabeza con ambas manos y empezó a moverla arriba y abajo mientras yo le acariciaba los huevos.
Llegaba demasiado dentro y él lo sabía pero empujaba cada vez más. Pude salir en dos ocasiones y recuperarme de la última arcada pero no hubo una tercera.
Por primera vez en el tiempo que llevamos juntos, vomitaré sobre mi misma. La vergüenza era tal que dije no hice ni un solo movimiento hasta que acercó un pañuelo a la guarra de su perra para que se limpiara.
Me ordenó que pasara mi lengua por su polla y una vez limpia ,volvió a introducirla en mi boca permitiéndome que le hiciera una mamada hasta que se corrió.
Yo no había dejado de tocarme así que con el sabor de su corrida todavía en mi boca, le pedí permiso para correrme y me lo concedió.
Habían sido experiencias nuevas y, como me ocurre siempre, el no saber y la novedad me habían excitado tanto que tuve un gran orgasmo.
Se lavó, se vistió y estando yo todavía sentada en la taza del water, abrió la puerta y se marchó.
Me había humillado con la cosa que sabe más odio, me había hecho mearme y vomitarme encima, se había corrido en mi boca y ahora se marchaba sin apenas despedirse.
Sin duda, esa había sido la forma elegida esta vez para demostrarme qué soy y a quién pertenezco.
Esta perra agradece a su amo el adiestramiento que le aplica y espera anhelosa ser requerida de nuevo.