Sesión con C
C acude a una nueva sesión con su Amo, donde hará realidad otra de sus muchas fantasías... Atada, encapuchada, emputecida, un nuevo cóctel de sensaciones para su vida oculta
Esta es una sesión de C como sumisa, C es una mujer de 40 años, casada, con hijos y con oscuras fantasías que la llevan a permitirse temer ciertos paréntesis en su vida que la hacen sentir viva. Tardó años en encontrar su Amo que la acompañó, aleccionó y guió hasta que fue eso.... Su Amo.
Estaban ya en sesiones muy avanzadas dónde además de haber hablado de todo y conocerse bien, ella se había entregado por completo.
Carolina recibió el mensaje para el encuentro.
Zorrita, lo tengo todo dispuesto, esta vez será en el Hotel, ven como vengas del trabajo, en todo caso trae unos zapatos y ya, yo te diré lo que te tienes que poner. Te espera algo para las muy zorras, así que ven mentalizada. Esta vez te espero en la habitación 226 las 15h. Es muy importante que no te retrases.
Haciendo malabares llegó a las 14:53h aunque algo sofocada, se sentó en recepción para dilatar algo más el tiempo, aprovechó para silenciar su móvil, a su Amo le gustaba que fuera puntual, a y 57 fué hacia el ascensor, la espera se le hizo eterna, una vez dentro pulsó el piso 2, el corazón de le aceleraba. Anduvo por el largo pasillo buscando la puerta, esta vez estaba entreabierta. Fué la primera vez que la encontraba así y dudó entre llamar o pasar directamente. Miró el reloj, de nuevo las 14:59h, entró sin llamar.
La luz era tenue, sonaba Beth Hart de fondo y al fondo de la habitación, sentado junto a la ventana estaba él, la miró sonriente y le dijo
-Tan estupenda como siempre! Cierra la puerta, deja el bolso y el abrigo, ven y párate delante de mí.
Sin dudarlo un sólo instante hizo lo propio y se paró delante de él. Él puso su mano en la nuca y la atrajo hacia él morreándola.
Luego bajó sus manos, levantó su falda, bajó sus medias y sus bragas de golpe y a la vez y le tocó el coño.
-Bien! Quería comprobar lo perra que vienes
Le dijo mientras le ofrecía los dedos para que ella los la minera como una zorra.
-Ahora ves al baño, dúchate si te apetece, te da tiempo. Sobre el mármol del lavabo tienes la prenda que debes ponerte. Tienes 10 minutos, ni uno más ni uno menos.
-Sí mi Amo
Carolina dió media vuelta y se dirigió hacia el baño, allí había un body de cuerpo entero de lycra, de los que tienen la parte del sexo abierta. Se echó un agua y se lo puso son sus zapatos de tacón, volvió a perfumarse y miró el reloj, esperó los dos minutos que le habían sobrado y salió del baño.
Fué hacia la habitación, sobre la cama estaba su collar, una capucha, unos auriculares inalámbricos de diadema unas tijeras sin punta y unas cuerdas. Un escalofrío recorrió su cuerpo, pero se mostraba excitada.
Él se sentó a los pies de la cama.
-Estás bién?
- Sí mi Amo, estoy intrigada hoy
-Bien, ven que te ponga tu collar
Se arrodilló y avanzó a cuatro patas hasta las rodillas de su Amo, allí levantó su espalda y se separó el pelo para que le pusiera su collar.
Después le apretó y retorció levemente los pezones hasta notarlos bien duros, cogió las tijeras y empezó a recortar el traje de lycra, hizo dos círculos perfectos alrededor de sus pechos, ella se estremecía con el frío de las tijeras y el chasquido que se oía al cortar.
Esta vez, él tenía el móvil cerca y estaba pendiente, cosa que nunca hacía y la tenía desconcertada.
Separó la mesa de la pared, dejando un espacio desde los pies de la cama y de la pared dónde estaba antes la mesa.
Ven, túmbate aquí encima de espaldas le dijo señalándole la mesa. Ella se subió el culo le quedaba en un extremo y la cabeza le colgaba por el otro.
Para sujetar su cabeza, él puso el respaldo de la silla con una almohada.
-Dobla las rodillas
Le ató las cuerdas con las rodillas dobladas, pasando por el muslo y la espinilla y dando varias vueltas a la cuerda de modo que no podía estirar las ni un ápice.
Él miró de nuevo el móvil, escribió algo.
-Bien, ahora te pondré esta capucha ciega y los auriculares y esperarás lo que sea necesario.
-Sí Amo
La dejó en la oscuridad absoluta, con música psicodélica retumbando en sus oídos, totalmente expuesta con las piernas separadas y sus talones casi tocando sus nalgas. Le retiró el cojín y la silla de la cabeza.
Estaba agotada, algo nerviosa y tenía la nuca tensa de aguantar la cabeza, así que decidió relajar la y dejar caer la cabeza, no sabía cuánto rato iba a esperar ni para qué...
La música psicodélica taladraba su cerebro, no podía pensar con claridad, no tenía ninguna percepción de nada más, no hacía ni frío ni calor, sólo notaba el frescor de la mesa en su espalda y en sus nalgas, perdió incluso la noción que tenía su coño abierto y desnudo hacía el lado de la puerta de entrada y su cabeza colgando hacía el lado de la ventana, estaba ya por la tercera canción, no podía estimar el tiempo por esa música se le hacía eterna.
Se sobresaltó al notar el recorrer engomado de la punta de la fusta sobre su vientre bajando rozando y con ligera presión hacía su sexo, eso la hizo mojarse de nuevo. Notó unos ligeros toques en el coño mojado, picaban un poco, luego, más fuerte notó una buena sacudida en el culo. Luego otra aún más fuerte, chilló y no supo lo alto que lo hacía por la puta música. Normalmente oía antes el ZAS! de la fusta mientras rozaba con el aire antes de impactar pero esta vez eran como picadas, como calambres. El hecho de no ver ni oír la estaba llevando a otro lugar.
PAM! , PAM! PAM!.............PAM! Se sucedieron cuatro sacudidas más alternando los lados de las nalgas.
Luego una mano cogió su pecho, lo apretó llevando toda la sangre y la tensión hacia el pezón y notó un palmetazo en el pezón más sensibilizado que en estado natural.
Hizo lo mismo en el otro pecho pero más fuerte y con más palmetazos. Luego notó como le ponía unas pinzas, no eran sus pinzas de cadena que siempre utilizaba, porque estas hacían más presión manteniendo un punto de dolor en sus ahora adoloridos pezones.
Como empezó a mover sus brazos y sus manos con los palmetazos, unas esposas hicieron prisioneras sus muñecas dejando sus manos reposando encima del vientre.
Después pronto se sobresaltó al notar una lengua recorrer su coño y su ojete, al momento se percató que no era su Amo quien le pasaba la lengua, no lo solía hacer así, además no llevaba barba. Se excitó más aún. Dos manos que ella no conocía se posaron sobre sus muslos separando más sus piernas y abriendo más su sexo. Esa lengua se empezó a volver loca lamiendo su coño, su clitoris, penetrando la punta en su culo y escupiendo en su ya mojado coño. Carolina se estremeció, lo estaba disfrutando. Estaba tan concentrada en el placer de su entrepierna y tan perdida con la pérdida de sentidos que se sobresaltó aún más cuando unos dedos se colaron entre sus labios reclamando los servicios de su boca. Tal y como estaba enseñada la abrió sacando ligeramente la lengua con la cabeza colgando hacia atrás, si no hubiera llevado capucha, las puntas de su pelo tocarían al suelo.
De golpe notó una polla entrar en su boca mientras otra lo hacía en su mojado y dilatado coño. Tampoco ésta era la polla de su Amo, la conocía perfectamente, ninguna de las dos lo era. Empezaron algo pausados pero fueron incrementando el ritmo y esas dos pollas se sincronizaron penetrándola a la vez y a fondo. Ya estaba bien entrenada ya para que le follaran la boca a fondo. La ausencia de ruidos, como el suyo gutural al tragar le hacía sentir que todo era distinto. De golpe mientras la follaban, notó unos latigazos en sus tetas, se le había pasado el dolor de las pinzas hasta que lo recobró de nuevo con el primer latigazo, al cuarto latigazo ya le habían saltado las pinzas de los pezones.
Las dos pollas salieron a la vez de dentro de Carol y se intercambiaron, follándola de primeras con la misma intensidad mientras seguían los latigazos mucho más suaves.
Lo primero que paró fueron los latigazos, y mientras la seguían follando notó el vibrador de clítoris a pleno rendimiento en la parte alta de su coño, aún se excitó y estremeció más, estaba tan perra y caliente ya que le vino la primera corrida retorciéndose sobre la mesa siguiendo ensartada, atadas sus piernas y con una polla en la boca y otra en el coño con su cabeza colgando parecía un animal cocinándose a la brasa. Los empujes no cesaron, ahora además el que le estaba follando la boca empezó a jugar con sus pechos perfectos, a manosearlos y sobarlos tocando también sus pezones. A su Amo le encantaban esas tetas.
Las manos de su Amo, las reconoció entre ese juego de treinta dedos, empezaron a desatar las cuerdas de sus piernas liberándolas de nuevo. Tan pronto como desató una, la mano del que le follaba el coño la levantó y hizo lo mismo con la otra una vez liberada. Así siguió unos minutos más con la follada intensa y el vibrador, con la saliva resbalando por la parte de su cara descubierta alrededor de la boca y la capucha hasta que se corrió de nuevo pensando en lo zorra que era y la sorpresa que le había preparado su Amo.
Tal como se corrió, las dos pollas salieron a la vez de su cuerpo, soltando cayéndole las piernas mientras su cuerpo sufría espasmos e intentaba recuperarse.
Así estuvo un par de minutos hasta que su Amo le retiró los auriculares trayéndola a una nueva realidad y la ayudaba a levantarse.
Luego echó su vientre y sus pechos sobre la mesa y separó más aún sus piernas con sus pies pisando el suelo.
-Qué os parece mi perra!? Queréis seguir follándola!?
Desconocido 1. - Que guarra es y que buena está, no he conocido a ninguna mujer tan guarra!
Desconocido 2. -Vaya hembrón. Qué hacemos ahora?!
Carolina se excitaba escuchando estas palabras de dos perfectos desconocidos mientras oía a su Amo decir. -Coge ese bote de lubricante y estimúlale el culo mientras yo le doy unos azotes, esto es lo que le gusta a perras como esta- Así que el ojete de Carolina notó un chorrazo de líquido viscoso y resbaladizo en su culo a la vez que la punta de un dedo empezaba a entrar en él trazando círculos y cuando empezó a disfrutarlo, ZAS! ZAS! ZAS! Ahora si que oía cortar el viento antes de impactar en su culo y en su espalda los latigazos de su Amo. ZAS! ZAS! ZAS!
El dedo iba entrando más y más en el culo de Carolina
ZAS! ZAS!....... ZAS!.............. ZAS!
-Tú! No te quedes ahí parado, chúpaselo o métele un consolador de mientras que no se le seque!- retumbó la voz de su Amo en la habitación.
Ahora Carolina tenía de nuevo el combo, le estaban estimulando su rico culo, recibía latigazos en las nalgas y la espalda y una lengua lamía su coño mientras ella aún sudorosa, estaba casi tumbada boca abajo en aquella mesa con sus pies en el suelo. Eran tres sensaciones tan distintas y en una situación tan surrealista teniendo en cuenta que tres horas antes estaba sentada en una oficina tratando con unos clientes. Si hubieran imaginado que la mujer que les financiaba el tratamiento iba a estar horas después vestida de lycra, encapuchada y siendo follada por dos desconocidos...
Notó que su Amo les decía algo a los dos por señas, porque dejaron de tocarla, y oyó como se movían por la habitación.
-Ven- escuchó Carolina mientras su amo la acompañaba como un lazarillo a un ciego.
La llevó hasta el borde de la parte inferior de la cama, notó unas rodillas entre las suyas, a estas alturas ya se había acostumbrado a no cerrar sus piernas -Súbete encima y métete la polla, hoy te vas a probar la doble penetración.
Carolina se subió sobre aquel cuerpo desconocido, de rodillas sobre el borde de la cama, cogió la polla empalmada y engomada y se la introdujo de golpe, luego notó como la empujaron hacia adelante, escuchó de nuevo el chorrazo de lubricante esta vez no lo sintió encima suyo, y notó como la otra polla quería entrar a la fuerza en su culo, llena ya como estaba por la que atravesaba su sexo.
-Despacio, no le hagas daño, recuerda que los besos y el dolor se los doy yo.
Poco a poco, entre algún gemido de lamento, se abrió paso hasta que entró entera dentro de su entrenado y ahora dilatado culo.
-Follarla hasta que os corráis, y decirle todo lo que queráis, es una perra y hay que recordárselo.
Y así lo hicieron, le fueron moviendo el cuerpo a su antojo y dando embestidas hasta que consiguieron coordinarse, mientras le agarraban de la cabeza o de los pechos y le recordaban lo guarra, lo cerda y lo puta que era. Lo que primero era un dolor molesto se convirtió en placer y casi al instante que se corría el que le penetraba el culo, justo cuando le estaba sacando la polla ella se corría de nuevo mientras cabalgaba sobre el otro desconocido que viendo como se movía, como le botaban las tetas, viéndola encapuchada, sudada, salivada y gozando no tardó en correrse con un largo gemido de placer.
Ella se recostó con la respiración agitada al lado de la cama, jadeosa, casi extasiada y sonriente debajo de la capucha.
-Venga, ahora vestiros y marcharos, ese era el trato.
Mientras ella escuchaba los movimientos de dos personas en una habitación vistiéndose, notó como la cogía su Amo -Ven-
La llevó con cuidado hasta el baño y entró con ella cerrando la puerta.
-Ahora, mientras me despido de ellos, tómate tu tiempo, te he encendido un par de velas para que no te ciegue la luz al quitarte la capucha, recupérate y lávate para estar lista para mí. En un rato vuelvo.
En ese momento fué consciente que él no participó sexualmente en esa sesión y que se reservaba una parte especial para él.
Él salió del lavabo y el resto.... es otra historia.