Servicio tardío (2)

no imaginaba que en cualquier sitio insospechado podía encontrar la fuente del placer..

Me crié bajo una disciplina católica férrea, como casi todos los de mi edad. Me educaron en un colegio de curas y asistía religiosamente cada domingo a la parroquia de mi barrio. Mis padres eran catequistas y de convicciones muy arraigadas. Así que , crecí bajo los sentimientos de culpabilidad. Ellos (mis padres)eran buenos y cariñosos ,pero cada intento de salirme un poco de la norma acababa siempre con la misma cantinela"Dios te castigará ".Parecería cruel, pero el acento con el que lo decían, era sólo de advertencia. Me costó tomar las riendas de mi propia vida, pero lo hice. Viví mi homosexualidad con relativa normalidad, aunque siempre andaba el mosquito molesto de la culpabilidad. Ese insecto que te anda picando y recordándote que seguramente, lo que estabas haciendo no era del todo correcto. ¿Me castigaría Dios por esto?.

Al entrar en el centro comercial sentí una especie de ahogo, había estado varias veces en este centro y nunca lo había visto tan lleno de gente como aquel día. Parece que por unos momentos me había olvidado de mi situación. Por megafonía, anunciaron "el gran día de oro"-todos los productos a mitad de precio-.

¡A eso se debía tan magna concurrencia de gente!

No sé que hacíamos allí, con miles de personas rodeándonos. El pánico se estaba adueñando de mí.

-Bien, coge uno de esos pantalones de aquel estante y vete al probador, espérame allí, yo voy a dejar el maletín en consigna.-obedecí y cogí unos vaqueros. Por un segundo fue liberadora la sensación de verme sólo. Ahora podría escaparme y abandonar. Pero la curiosidad mató al gato, y eso pasó conmigo, porque me fui derecho al probador.

Ya dentro, no sabía exactamente que debía hacer. Había ocho probadores y todos estaban llenos de compradores compulsivos, que se estaban probando ropa que seguramente no llegaran a usar.-total, sólo les costaba la mitad de lo que marcaba. No tardó en localizarme y entrar al pequeño cubículo donde me encontraba.

-Merche! ni se te ocurra salir con eso a la calle, no ves que te hace el culo mas gordo!!-le decía una madre a su hija en el probador de al lado. Las paredes eran de papel.

(no creía que se le ocurriera mantener una relación allí dentro ¿ o sí?)

-Ponte de espaldas a mí y apoya las manos en la pared-esa voz con la que me lo decía me estaba volviendo loco, cada vez más erótica.

Me agarró por la cintura y comenzó a desabrochar el cinturón y más tarde el botón del pantalón, dejando que estos cayeran a la altura de mis rodillas. Separó el hilo del tanga, echándolo a un lado de mi cachete. Mi corazón me golpeaba el pecho sin compasión. Sus dedos empezaron a jugar maestramente con mi culo. Lo acariciaba y de vez en cuando hacía un pequeño esfuerzo por tratar de introducir alguno de ellos en mi agujero. El corazón seguía encabritado, y mi respiración desconocía la diferencia entre inspirar e expirar. Jadeaba suavemente de placer. Las voces del resto de la gente se apagaron para mí.

No se como lo hizo, pero no noté que retiraba sus dedos y los volvía a poner en mi culo. Esta vez estaban humedecidos, para tratar de facilitar la penetración. Después de haber abierto un poco mi agujero, noté algo más duro que sus dedos, pero no era su polla. Giré la cabeza para ver de que se trataba y era un dildo anal (de esos con forma de cono, de color negro).Lo rotaba presionando mi culo, para que entrara más suavemente y esto, me estremecía de placer. El sudor chorreaba por mi espalda, notaba mi camisa empapada y mi polla pidiendo a gritos el poder explotar. Tenía en mente el apoyar mi mano contra la suya, para ayudarle a introducirlo completamente en mi culo hambriento, pero las normas eran las normas (toda mi vida no había hecho más que seguirlas).

Cuando, por fin, el juguete entró completamente dentro, mi respiración se cortó de súbito. Creí que me desmayaría ahí mismo. Ahora podía entender el gusto de algunos por los lugares públicos.

-colócate los pantalones y ve a la salida .Yo recogeré el maletín y continuaremos en otro lado-me dijo.

No era posible, ¿Sería capaz de dejarme así? ¿A medias?!!

Salió y yo me subí los pantalones .Estaba tan excitado en aquel momento, que golpeé la pared con una furia incontenida.

-Mamá, ¿que ha sido eso?-dijo la tal Merche , seguramente con otros pantalones que le harían el culo más gordo ,si cabe.

-Lo siento. Casi me caigo.-pedí disculpas, unas disculpas que enmascaraban mi verdadera situación.

Esperé un rato a que la erección bajara, pero se negaba rotundamente a hacerlo. Después de un rato sin éxito, decidí a salir al exterior tapándome la parte delantera con los vaqueros que había cogido de la tienda, la vergüenza era indescriptible. El andar se me hacía incomodo, debido a que el juguetito era de tamaño estándar, tirando a grande, y la erección era grande, tirando a mayúscula.

Iría a caminar un rato por la tienda, hasta que la erección bajara .De pronto, unos golpecitos en mi espalda.

-Menos mal que te encuentro, ya casi me iba a ir.

Al girarme, la imagen casi me produce un ataque cardíaco, era mi madre!!!

-pero..,pero! ¿Qué haces tu aquí?-mi cara palideció al blanco mas nuclear.

-Hijo, por dios, que mala cara tienes –dijo sin responder a mi pregunta.

(Pues claro que tengo mala cara ¡!! Tengo un tanga , un arete que va hacer explotar mi polla , y un dildo que me está reventando el culo!!Pues claro que tengo mala cara!!)

-No me pasa nada-respondí-Llevo un mal día. ¿Pero quieres contestarme?¿que haces tu aquí?

-¿no recuerdas que ayer me mandaste un mensaje para que quedáramos aquí? ¿no recuerdas que querías que te ayudase a elegir ropa?

El hijo de su madre ¡,me había tendido una trampa!!

-Lo siento mamá-se me ocurrió en ese momento que no tendría más que seguir el juego- ,lo había olvidado ,estoy con un cliente bastante importante, lo dejaremos para otro día.-El cristo crucificado que llevaba mi madre colgado de la cadena del cuello , me decía "te voy a castigar".No hay nada más humillante que tu madre, pura y casta(ningún hijo admite la sexualidad de sus padres),descubra lo que está pasando, porque las madres todo lo saben ¿no?

--Tu y tu trabajo! Está bien , pero el domingo te espero en casa para comer ,y espero que traigas mejor cara. Ah! por cierto, trae a ese amigo que vive contigo también, necesita comida casera.-Mi madre tan irónica como siempre. No había aceptado que ese amigo era mi pareja .Jamás lo había llamado por su nombre.

-Bien , nos vemos el domingo-me despedí de ella .

Como por arte de magia, mi polla se había desinflado, volviendo al estado de reposo latente.

La rabia que llevaba dentro estaba a punto de estallar, Saldría de ahí. Se acabó todo esto. El meter a mi madre en todo este asunto había sido demasiado. Me apresuré a la salida, dejando los vaqueros tirados en el suelo y con la idea de pegarle una paliza al sinvergüenza ese.

Como decía un amigo"si crees que las cosas no pueden ir a peor..Te equivocas".

Al pasar por la salida sin compra, la alarma del supermercado estalló en una serie de pitidos agudos…llamándome a gritos ladrón.

Un infarto era lo que necesitaba en ese momento, algo que me llevara al otro barrio y me ahorrara la vergüenza tan grande de ser el centro de atención. Unas cuantas personas(miles a mi parecer) me clavaron los ojos, tratando de saciar su curiosidad.

-disculpe señor ,¿le importaría pasar de nuevo?-dijo el guarda de seguridad, indicándome el paso entre el detector de alarmas. .

Pasé con el mismo éxito que la vez anterior. Nulo.

-no llevo nada, se lo juro-le dije con una voz tirando a suplica.

-lo siento , pero tendrá que acompañarme, creo que será mejor que lo solucionemos sin tanta gente alrededor-sin duda, el no me creía.

Le acompañé a un cuarto que estaba lleno de fotos de delincuentes de tres al cuarto. Las piernas me flaqueaban, y no sabía como iba a explicar todo esto. Cerró la puerta y me dijo:

-Mire usted, no es la primera vez que veo a alguien de su porte, robando un mísero paquete de condones. Sea lo que sea que haya cogido, démelo y pondremos fin a esta situación.-lo decía con una cara de aburrimiento que daba a entender que esta situación, era lo de más normal y corriente para un guarda de seguridad.

¿Que es lo que iba a darle si no llevaba nada? A menos que el juguetito tuviera una alarma. Ya llegados a este punto, no sería de extrañar. Estaba tan cabreado que iba a salir de esta situación de una vez por todas. Sabía que pasaría la mayor vergüenza que un ser humano puede pasar, pero estaba dispuesto a acabar con todo esto.

-Mire , se que no tengo una explicación lógica para esto, y seguramente usted no entenderá lo que va a presenciar, pero lo que quiero es marcharme de aquí de una puñetera vez.-dije casi llorando.

Empecé a desnudarme, para que el seguridad comprobara que no llevaba nada de la tienda. Más vale una vez colorado que mil de color verde. Después de esto, no volvería a salir de la puerta de mi casa en cien años!-pensé.

Al quedarme desnudo, solamente con el tanga puesto, al tipo uniformado le cambió radicalmente la cara. Una leve sonrisa se le dibujaba en la cara.

-que bien se lo montan los puñeteros!!-dijo. Mostraba una sorpresa en su rostro, al igual que el niño que lleva esperando todo el año para abrir su regalo de navidad.

Parece que de pronto encajó las piezas ,y me dijo:

-¿No recuerda la primera norma? debe permanecer en silencio.-lo dijo como cómplice del juego.

No hacía falta ser muy listo para saber que esta escenita había sido montada, sin que el seguridad supiera nada, y no había que ser muy listo para saber que yo iba a ser su sorpresa.

Después de ese suplicio que era el pensar que me detendrían con semejante aspecto, el que todo esto fuera parte de la trama,

me relajó bastante.

Sus ojos ardían de deseo, y la excitación ya empezaba a notarse bajo sus pantalones.

-Mira tú,¿así que eres de los yupis que les da morbo vestirse con braguitas??¿vas tu sólo a comprártelas?No sabes lo que me pone los tipejos como tú! Señoritos de dinero, que tienen una mente sucia y que luego no desean más que ser follados.-En aquel momento, decidí ,o más bien, mi polla decidió, que nos quedaríamos ,que no saldríamos corriendo.

Se acercó a mí y empezó a tocar el tanga con deseo. Yo me dejé ir. Bastantes nervios había pasado ya. Su mano nada torpe me frotaba el paquete, que ya empezaba a mostrar un tamaño en ascenso. Se arrodilló y empezó a lamer mi polla con la barrera de satén. Esto aumentaba mi placer. Si, era cierto, el roce del satén, aumentaba mi placer.

Cada vez con mas agresividad, el segureta me arrancó el tanga de un tirón, dejando al descubierto mi polla estrangulada. Parecía que no había comido en años, por la voracidad con la que se la tragaba. Hasta ese día, nadie me la había comido así.

Mientras la tenía por completo en su boca y hacía honores al dominio de su lengua, me asió las nalgas con las dos manos, dándose cuenta de que llevaba algo metido por el culo.

-vaya, vaya ..si parece que mi sorpresa viene con regalito-dijo juguetón.

Hizo que me girara y curvara hasta apoyarme contra una mesa llena de papeles. Empecé de nuevo a sudar, arqueando la espalda para facilitarle que pudiera sacarme el dildo. Sin miramientos, me lo sacó de un tirón .Mi culo estaba dilatado al máximo y el pequeño dolor que sentí no hizo más que aumentar mi calentura. Tenía mi culo listo para ser embestido por la polla de ese uniformado (siempre me habían gustado los uniformes).

La penetración no se hizo esperar y me montó como caballo a yegua, notando sus enormes huevos golpear en mis nalgas.¡Puro éxtasis!.Varias embestidas bastaron para que su ritmo decreciera, terminara por sacar su polla y se corriera sobre mi espalda.

Exhaustos los dos (y eso que yo no me había corrido) terminó por subirse los pantalones. Su cara de satisfacción lo decía todo.

-¿Me dejas que me quede con el tanga de recuerdo?-preguntó.

Asentí en positivo. Era un alivio librarme de ese lastre que tanto apuro me había hecho pasar;

Se fue un momento a su taquilla, en el cuarto del personal y me trajo unos slips para que pudiera ponérmelos. Había sido un cambio positivo.

Me acompañó a la salida y me dijo, en un tono lo bastante alto para que los demás lo escucharan:

-Lo siento señor, ha sido un lamentable error, disculpe las molestias.-y me dio la mano derecha, para formalizar con un saludo la disculpa.

Salí medio atontado, las fuerzas se habían escapado de mi cuerpo y las piernas me temblaban como juncos al viento (esta vez ya no de vergüenza, sino de puro relajamiento).

Al salir ví a mi acompañante que me esperaba con el maletín. Las ganas de matarlo parece que se habían esfumado.

-Son las doce del mediodía y nos queda toda la tarde-dijo-eso, claro está, en el caso de que desearas continuar

Sus ojos me pedían una continuación y tras los últimos minutos pasados, yo no quería abandonar.

Un coche con los cristales tintados nos esperaba a la puerta, subimos.

Abrió por cuarta vez su maletín y sacó un pañuelo, me vendó los ojos si apretar demasiado.( Es increíble como se agudizan los sentidos). Notaba el olor de su perfume varonil y su voz, que hasta ese momento me había parecido erótica, se convirtió en fuente de mis sueños durante años.

(Fin de la segunda parte).