Servicio a domicilio

Experiencia propia vivida hace años atrás. Una de mis mejores épocas sin duda, un chico que va conociendo a chicas.

Servicio a domicilio

Una de mis mejores temporadas de mi vida sin duda alguna.

Trabaje cuatro años en un supermercado, de los cuales los dos primeros iba a repartir a domicilio con la carretilla. Por aquel entonces tenia 18 años, siempre he sido tirando a rellenito, pero al estar cada día carretilla para abajo carretilla para arriba, pues me adelgacé mucho y de ahí fueron de los mejores momentos de mi vida. Me gustaba a mi mismo, les gustaba a ellas y ligaba en cualquier sitio.

Hice muchas amiguitas en mi temporada por el súper, de las cuales alguna sigo viendo de vez en cuando. Desde bellezones a calamares. Soy de los que piensan que no hay mujer fea por donde mea, así que le daría un pollazo a casi todas, siempre hay excepciones, pero en general ya os digo a casi todas.

Hoy en día, tengo casi diez años más, el mes que viene hago los 28 años, ¡joder! Como pasa el tiempo parece que fue ayer cuando trabajaba en el supersol. Soy un chico alto 1,83cm, moreno, ojos color miel, tímido, simpático, sincero, buena persona.  Hoy peso 96kg y tengo ya buenas entradas, hace 10 años tenia mucho mas pelo y pesaba 69kg. ¿Vaya diferencia verdad?

Me gustaría hacer como una saga de episodios, contándoles a ustedes todo lo que he vivido. Es mi primera vez escribiendo en una página, como esta, así que soy virgen en este aspecto y perdonarme por las faltas de ortografía en la escuela siempre hice muchas. Aunque tantos relatos he leído de esta página, que me animado a escribir yo el mío. Debo mencionar que esta historia es verídica ya lo iréis descubriendo vosotros mismos, a medida que vaya escribiendo podréis atar cabos, de lugares, etc. Os iré dejando pistas.

Ya no quiero aburriros más, así que empezaré mi historia ……

Diana, era una nueva cajera que entro a formar parte de nuestra plantilla. Éramos no me acuerdo exactamente, pero unos 8 empleados, yo me pasaba la mayor parte de la jornada laboral, repartiendo a domicilios, pero cuando no había faena estaba en la tienda reponiendo, fronteando, etc. Tenia un compañero de tienda de mas o menos mi edad, dos años menos. Este me dijo que si había visto ya a la chica nueva, yo le dije que aun no había tenido la oportunidad, de conocerla, el me dijo que estaba ¡cañón!

Pasaron unos días y coincidí con ella, ¡Joder mi compañero no se había quedado corto estaba bien buena, vaya pibon! Diana (alta, pelo rubio teñido, morenita, carita de guarrilla y buena figura) el uniforme de trabajo no daba para mucho mas. Bueno me presente, hicimos las típicas preguntas de cuanto tiempo llevas trabajando por aquí, que tal se portan contigo etc., etc. Ese día coincidió con que llovía en la calle y para mi suerte no tenia que salir a repartir, y encima apenas entraba nadie a comprar. Así que me pase toda la tarde hablando y trabajando junto a mi nueva compañerita. Tenia mi misma edad, decía que estaba estudiando para azafata “con ese cuerpazo no me extrañaba, tenia un buen futuro”  Sabéis que solo el hecho de estar hablando con ella yo ya estaba excitadísimo, supongo que hasta se me pondrían los mofletes rojos. Diana iba de inocente, estábamos froteando y alomejor se subía ella en el taburete para frontear los productos de la estantería de arriba y hacia como que perdía el equilibrio y yo la agarraba de las piernas o de la cintura y ella me miraba y me daba las gracias con una sonrisa bien amplia en su cara, eso paso varias veces el mismo día, que perdía el equilibrio supuestamente. Ese día al finalizar la jornada laboral, para nuestra suerte ya no llovía, antes hablando y hablando le comente que yo me iba andando para casa, que estaba a una media hora caminando y ella me dijo que iba a coger el metro, así que al salir de la tienda la espere a que saliera ella también, para irnos juntos. Estaba fuera en la calle fumándome un piti cuando salio, me quede embobado, sabia que estaba buena ¿pero tanto? Una vez afuera se puso la chaqueta que al salir con la prisas no había tenido tiempo, llevaba una camiseta de estas de cuello de cisne morado que le dejaba entre ver que tenias dos tetazas bien puestas. Y un tejano que a la que pude le eche un vistazo al culo, y ojo, que ¡culazo! bien redondito. Aun lo recuerdo como el primer día que lo vi y se me sigue poniendo bien dura. Por el camino al metro que solo era bajar la calle hacia abajo todo recto, ella me iba hablando de cosas triviales mientras yo le iba asintiendo diciéndole si ,si ,si. A todo le decía que si, mi celebro solo pensaba en ella, en follarmela, al final nos despedimos con dos besos, yo como siempre siempre e sido de cuando saludo y me despido de alguna chica le paso el brazo por la cintura y le doi los dos besitos.

Desde ese día siempre que nos veíamos por la tienda nos saludábamos con dos besos y cada uno seguía con su faena. Pasaron días hasta que volví a coincidir con ella en un rato de esos, muertos por no entrar clientes, ese día volvimos a estar fronteando la tienda y volvimos a retomar conversaciones. Yo siempre que estaba a su lado ya os podéis imaginar como estaba… como una moto. Me pillo un par de veces tocándome la polla así como para acomodarla, pero no me decía nada seguía hablando como si nada, pero si que cuando me miraba, me hablaba con la típica sonrisilla en la cara. Volvió a  hacer eso como que se caía del taburete, esa vez pareció hasta mas real, ya que algunos productos cayeron al suelo y esa vez la sujete fuertemente  del culo hasta que la enderece, la solté  y le dije casi te caes a lo que ella me contesto otra vez con la risita en la boca, menos mal que estabas tu aquí que sino vaya ridículo  hubiera hecho para el que me viese. Seguíamos colocando los envases como si no hubiera pasado nada, en esto  vi que no colocaba los productos bien puestos y en ese momento me puse detrás de ella y le dije casi susurrando al oído, la manera correcta de colocar los envases a la vez que me pegaba a ella por completo rezándole mi ciruelo por su trasero, que sensación sentir su perfume oliéndolo de su cuello y con mis manos ayudándola a recomponer bien la estantería y dejándola toda impecable, perfecta. Al acabar me dio las gracias, un compañero me llamo por megafonía para que fuera al despacho, así que me tuve que separar de ella, le di una suave cachetada en el trasero y le dije luego vuelvo y te sigo ayudando y me fui.

Pasaban los días y apenas coincidíamos, me pasaba el día en la calle y cuando tenia algún hueco era ella la que estaba casi con la soga al cuello, ella sola contra todos los clientes que hacían cola en solo una línea de caja, se le veía tan concentrada, que no era capaz ni de pedir ayuda por megafonía. Para su suerte allí estaba yo, para avisar a otra compañera que se pusiera también en la caja, y para mi mala suerte el encargado diciéndome ya estas aquí  y me mandaba a la otra punta de la tienda a hacer cosillas.

Los días pasaban, un día nos pusimos a hablar entre todos los varones de la tienda, entre esos estábamos:  el encargado, el colega que le secaba un par de años y Toni “vaya personaje ya lo iréis descubriendo, por aquel entonces tendría unos 34 años, era rubito en su infancia ,  poco pelo le quedaba, llevaba casi toda su vida trabajando de mozo de almacén”. El tema principal era Diana, donde todos opinábamos lo buena que estaba, pero el encargado también resaltaba que era muy mala dependienta, que iba muy lenta, que no pedía apenas ayuda, en fin que no le gustaba mucho trabajando y que buscaría otra chica. Cuando el encargado y Toni se marcharon el otro chaval y yo hablamos unos minutos más donde el me decía, que se había fijado que últimamente pasaba mucho rato con Diana, que si le iba a tirar la caña y cosas así. Me ice el loco, no me gusta hablar con gente sobre mis temas personales.

Otro día volviendo de un domicilio, es esto que regrese yo a la tienda sudoroso y reventado, y por allí estaba mi diosa Diana hablando con el encargado, se les veía muy entusiasmados así con sus jijis jajas. Que envidia tenia en esos instantes, yo volviendo todo sudado a la tienda y cansando después de todo el pedido que tuve que llevar, y ellos tan tranquilos, colocando y riendo. Me fije que el le ponía la mano en el brazo cuando le hablaba, un gesto que no me gusto en absoluto. En fin me fui directo al lavabo en ese instante me sentía cabreado, celoso y apestoso también. Salí del baño y Diana ya estaba de nuevo en la caja, y Juan el encargado supongo que estaría ya en la oficina y a mí me tocaba volver a salir, esa tarde fue un no parar. Cuando volví a la tienda hasta tuve que picar al timbre porque ya habían cerrado la persiana, me fui directamente al vestuario a cambiarme, me estaba cambiando y sentí un grito salí de mi vestuario  y abrí la puerta del vestuario de chicas para ver que pasaba, vi a Diana y le pregunte porque gritaba a lo que me abrazo corriendo y me dijo que había visto una cucaracha y que le daban mucho asco. Como ya solos nos estábamos cambiando ella y yo le dije que dejara la puerta abierta, a todo esto cuando me abrazo ella ya se había cambiado la parte de arriba pero de abajo solo llevaba un tanga, cuando me soltó y se giro lo vi una tanguita negro diminuto que se lo tragaba su hermoso culo. Para mi sorpresa su taquilla le quedaba en la parte de debajo así que se agacho puso su culo en pompa y ahí lo vi tenia un tatuaje en forma de sol arriba del culo por la rabadilla mas o menos, me dejo hipnotizado junto a su culo poderoso. Yo seguía allí no perdía detalle, estaba por bajarme el pantalón apartarle el tanga y metérsela de golpe. Pero vi que se empezaban a pagar las luces de la tienda, y que solo quedaban encendidas las de emergencia, así que le dije a Diana que se diera prisa, todo eso sin moverme de donde estaba. Me gire y me fui a mi vestuario a cambiarme antes de irme en voz alta dije: Vaya tangazo y que culazo Diana como me pones. Salí del vestuario Diana ya no estaba en el suyo, me dirigí a la salida, solo quedaban tres esperándome, el encargado, la yaya “una señora mayor que era dependienta también” y Diana. Nos marchamos, íbamos bajando la calle y como hacía mucho frío Diana decía que la cogiera para ir los dos calentitos. Íbamos hablando por la calle como de costumbre, aunque no me pude aguantar más ese día y le dije:

-yo: he visto tu tatuaje ¿Hace mucho que lo tienes?

-Diana: Vaya parece que eres muy observador, hace como ocho meses que lo tengo. ¿te gusta?¿Y tu tienes alguno?

-yo: yo no tengo, estoy limpio como el Iniesta jejeje. Si te queda muy bonito y esas sombras y colores que te han hecho son geniales.

-Diana: jajajaja bueno gracias nene, ¿Y mi culo también te parece genial? Te he escuchado antes…

-yo: “me puse rojo como un tomate” Diana, no se que decirte antes se me escapo, bueno mejor dicho no se me a escapado es lo que pienso, siempre que estoy a tu lado mira como acabo. “señale a mi entrepierna” Esto me pasa desde el primer día que te vi, me gustas.

-Diana: ya me dado cuenta en varias ocasiones, de hecho antes cuando he gritado, sabia que solo podías ser tu el que se estaba cambiando, a mi también me gusta estar contigo, te e extrañado un montón todos estos días que no hemos coincidido por la tienda, sin ti la tienda es un infierno. Sabes dentro de poco dejare este trabajo, el otro día pase una prueba para trabajar en el Fnac. Me han dicho que me llamarían para darme fecha para que empiece a trabajar con ellos ir a buscar la ropa y todo eso. Eres el primero en saberlo.

-yo: Vaya me has dejado de piedra, no por lo de tu nuevo trabajo, sino por lo otro. Mira lo importante es mirar hacia el futuro si tu crees que vas a estar mejor en el Fnac, pues olé por ti. Ley de vida, unos vienen otros van. Sabes yo quería comentarte que Juan el otro día comento que eras un poquito lenta cobrando y tal,  y te iba a decir que te pusieses las pilas… pero ya para que jejejeje haz lo que puedas y tu a tu ritmo. Respecto a lo otro que mas dicho, antes en el vestuario, buff casi reviento mirándote. Pero ahora ya no te me escapas. “le agarre el culo fuertemente y la bese” Aparte de gustarme, también me encantaba su perfume, me volvía loco. Llegamos a la boca del metro nos intercambiamos los números  de teléfono. Nos dimos un buen morreo y  las buenas noches.

No os podéis ni imaginar el pajote que me hice cuando llegue a casa, recordando su culito, su tangazo, aquel tatuaje, sus labios, su lengua entre jugando con la mía y ese perfume tan suave que llevaba, me la meneé como tres veces seguidas, de la excitación que tenía.

Al día siguiente Diana no fue a trabajar, yo me quede con muchísimas ganas de verla, les pregunte a los compañeros por ella, pero al parecer nadie sabia nada y el encargado tampoco estaba. Cuando termine la jornada laboral, pensé en llamarla. Pero justamente recibí un mensaje suyo, diciéndome que se levanto con migraña fuerte y que se sentía bastante mal y que llamo al encargado para comunicárselo. Que mañana si que iría a trabajar y que me tenia que contar algo en persona, yo el viernes  tenia fiesta, pero igual le dije que le esperaría al lado del metro aunque fuese para hablar un ratillo. Llego el viernes, eran las 9,20h yo la esperaba junto a la  boca del metro de Sants-Estación, la vi venir desde lejos ya mostraba su carita de felicidad a medida que se acercaba, mi tienda de campaña se estaba formando ya en mi pantalón. ¡Qué locura! Una vez en frente mío, me saludo y nos fundimos en un suave beso. Al separarse me dijo:

-Diana: espero no haberte hecho esperar mucho, he venido lo más pronto posible. ¿Cómo estas? ¿Quieres que cenemos juntos?

-yo: tranquila, solo llevaba cinco minutos esperando, yo bien y tu ¿Ya estas mejor? Si, por mi vale, lo que mucha pasta no llevo me podrías, haber avisado, pero bueno. ¿Qué te parece un pans, o prefieres macdonals? Es lo mas cercano que tenemos por aquí ahora mismo.

-Diana: yo ya estoy bien, es que ayer tela, me encontraba fatal. Si lo siento, la verdad es que se me ha ocurrido ahora, como mañana no trabajo. Pues he pensado que podríamos cenar juntos. ¿Tú mañana trabajas? Si, vale el pans ya me va bien…

-yo: mmm..... si que trabajo, pero voy por la tarde así que tengo horas y horas para dormir.

Entramos en el pans pedimos nuestros menús y nos sentamos en una mesitamientras comíamos seguimos charlando un poco más

-yo: ayer te eche de menos… Tenía muchísimas ganas de verte.

-Diana: ¡OH que tierno! Vas a hacer que me sonroje, guapo. Mmmmm que bueno esta este bocadillo, mira pruébalo..

-yo: ¡Tú si que estas buena! A ver  un mordisquito, pues si que esta rico, si. Creo, que no tendrías que ser azafata, de verdad, deberías ser modelo, es que vaya pibon estas hecha, da igual que te vea con el uniforme o de calle eres hermosa y lo sabes.

-Diana: ¡Hay nene, para ya! Que me voy a poner roja tomate. Lo de azafata, aun no me he apuntado, primero necesito dinero, estoy mirando varias academias los cursos son bastante caros. Te quería comentar que empiezo el lunes ya en el Fnac, hoy se lo dije a Juan, como llevo menos de un mes  trabajando pues no hace falta que de los quince  días. Hoy ha sido mi último día como dependienta.

-yo: vaya no me digas, buff sabía que te irías pronto pero no me imaginaba que tan rápido, te voy a echar mucho de menos (metí la mano bajo la pierna y le empecé a acariciar la pierna) yo que tenía ganas de volver a verte por el vestuario como antes de ayer… La suerte es que la illa, no esta lejos del súper y me puedo pasar algún día a verte si quieres.

-Diana: claro que estamos cerca, ya me pasare yo a verte o te pasas tu a verme, eso no es problema. Además tienes mi número y nos podemos enviar mensajes y llamarnos. “en aquella época no existía el whaatsap y el Facebook tampoco” Por cierto me estas poniendo cachonda, acariciándome la pierna desde hace rato, salgamos de aquí...