Sería tu esclavo (2)

Este relato no contiene sexo explicito, personas morbosas ni lo lean...unicamente tu...que estas enamorado...para ti escribo...

CAPITULO 4: ¡La boda de mi mejor amigo!

Cuando llegamos a los 20 años ocurrió un evento que cambiaria mi vida para siempre, mi madre me aviso que estábamos invitados a la boda de Martín, quien se casaba con una chica de nombre Susana y que vivía exactamente enfrente de su casa, era una chica que tenia fama de ligera, y se rumoraba que había tenido un aborto cuando tenia 15 años, era blanca y medio gordita, nada guapa, siempre nos había visto juntos a Martín y a mi, por lo que yo sentía que ella estaba celosa de mi relación de amistad con su futuro esposo, por lo que definitivamente había cortado mi amistad con Martín.

Acompañe a mi madre a la boda y recuerdo muy bien la ceremonia religiosa, lo vi en ese traje negro con su corbata de moño, su cabello corto y se había dejado crecer el bigote lo que le daba un aire tremendamente varonil, estaba hermosísimo y resplandecía como un sol, mi mente armaba escenas y me imaginaba que era yo el que se casaba con el, que nos jurábamos amor eterno, que el era mi marido y me protegía, que yo le preparaba la comida, arreglaba su ropa…y lo mas importante, hacíamos el amor apasionadamente…tonto de mi...lo he perdido para siempre.

Tenia ganas de salir corriendo e irme a Vietnam o al Tibet.

Yo seguí estudiando mi carrera de medicina y conocí mas gente que por lo menos me hacia olvidarme de mi amor imposible, después de graduarme entre a trabajar a una clínica muy reconocida en el norte del país, ganaba bien y mi especialidad en pediatría llenaba mi tiempo y espacio, conocí a varios jóvenes que deseaban andar conmigo pero yo no podía, no tenia ánimos de enamorarme de nadie ni siquiera pasar un rato agradable con alguno de los atractivos doctores que lucían su argolla matrimonial, y me asediaban a cada rato invitándome a tomarnos alguna cerveza, así fue como conocí a Ernesto, el no tenia reparos en meterse con quien fuera, claro siempre cuidándose de no pescar alguna enfermedad de transmisión sexual, Ernesto se convirtió en mi paño de lagrimas, el me reprochaba el porque seguía virgen, guardándome para alguien que ni siquiera se acordaba de mi, pero yo no podía… ¡se los juro!

Gracias a mi sueldo y a la herencia que me dejo mi padre, misma que cobre cuando llegue a la mayoría de edad, abandone mi casa y compre un departamento a media hora de la casa materna, mi madre se había juntado con un viudo y vivían en la casa, era un buen hombre, pero yo me sentía mal de seguir viviendo a tan poca distancia de Martín que estaba viviendo en la casa de sus suegros y era común encontrármelo en el barrio, me saludaba con una sonrisa y yo sufría por dentro, por saberlo ajeno.

A veces lo veía con su niño en brazos y me dije a mi mismo que Martín había hecho su vida y que para el siempre seria el amigo de la adolescencia, que el nunca me vería con otros ojos que no fueran de amistad.

CAPITULO 5 -¡El placer de morirte en mi boca!-

Cuatro años después, un día que fui a visitar a mi madre, me comento que la mama de Martín le había contado de los problemas matrimoniales de su hijo con su esposa, que le daba una vida de perro e inclusive Martín la había golpeado pues la sorprendió hablando por teléfono con un ex-novio, que el estaba harto de estar viviendo con ella a pesar de que tenían un hijo el ya no quería estar con ella, apenas tenían cuatro años de casados.

Recuerdo que un problema en el cableado de mi departamento había dañado mi equipo de sonido, se lo comente a mi madre y me recomendó que llevara a Martín a mi departamento para que revisara las instalaciones eléctricas.

"claro que no madre, hay demasiados electricistas en la ciudad"

-vamos hijo, no seas malo, el siempre esta necesitado de dinero-

"lo pensare, pero no estoy seguro de que sea una buena idea"

Nunca olvidare esa tarde de sábado del mes de junio, mi madre le había dado la dirección de mi departamento a Martín y cuando abrí la puerta ahí estaba el con una pesada caja de herramientas y su adorada sonrisa de dientes chuecos.

"Martín" –exclame sorprendido, en ese momento el mundo se lleno de colores intensos-

-Hola Jesús, me comento tu mama que tienes un problema con la corriente eléctrica-

Intente disimular la alegría, pero no se puede tapar el sol con un dedo, de reojo note como el sonreía divertido, su cuerpo había ganado unos kilos de mas, pero no estaba tan gordo como hace unos años, al contrario estaba mas fornido y tan varonil como siempre, yo estaba sumamente nervioso tumbando cosas aquí y allá, mostrándole las conexiones, mientras el estaba revisando la manera de arreglar el problema, yo me di un taco de ojo con su cuerpo, el pantalón de mezclilla súper gastado tenia un orificio debajo de la bolsa trasera del pantalón y dejaba ver la ropa interior que usaba, la camisa de tirantes blanca resaltaba en su piel morena, todo estaba como siempre, su pecho velludo, el cuello grueso y macizo, los brazos de antología y sobre todo su trasero firme y levantado, me coloque a centímetros de el, para mostrarle las conexiones y aspiraba el desodorante económico que usaba y que al mismo tiempo se mezclaba con su penetrante sudor tan masculino, lo deje trabajar y le ofrecí algo de tomar.

¡Una cerveza, por favor! –Me contesto, el calor estaba en su apogeo, y me fui a la tienda a comprar unas cervezas en lata, cuando regrese, en un platón coloque trozos de queso y jamón a manera de botana-

Cerca de una hora se entretuvo trabajando en mi casa, note como giraba su rostro y miraba mi departamento con admiración.

¡Que bonita casa tienes cabrón! –Me dijo con una sonrisa-

"mi casa es tu casa Martín, cuando quieras venir…siempre serás bien recibido!

¡Cuidado con lo que dices, porque vendré a visitarte! –exclamo divertido-

"¿no te regañan en tu casa?" –Le dije medio en broma-

No me contesto y siguió trabajando, ya casi oscurecía cuando el termino de trabajar, checo las conexiones del patio trasero y de la cocina, su cuerpo estaba mojado en sudor y ya se había tomado 4 cervezas en lata.

"¿Por qué no te das un baño?"

-no, como crees, no quiero ser abusivo contigo- -me dio la impresión de que estaba incomodo conmigo-

"Martín, no es molestia…y sabes que te respeto, no intentare nada contigo"

-Jesús…tu nunca me molestas y siempre me has respetado, al contrario yo te he faltado al respeto y no sabes lo arrepentido que estoy-

"ya lo pasado, pasado" –le conteste-

Dicho esto, Martín se metió al baño y desde mi lugar escuchaba el sonido del agua al caer en el piso, me lo imagine desnudo, pasando el jabón por todo su cuerpo y el agua recorriendo su verga y sus huevos, trague saliva…estaba excitado, excitado de tener a Martín en mi casa, desnudo y en la ducha, mi atracción por el estaba igual que siempre y el amor que yo sentía, amenazaba romper mi pecho.

"¿quieres otra cerveza?" –Le grite desde la sala-

-siiiiiiii, ya mero salgo, ábreme la cerveza por favor- me contesto con su potente voz varonil.

Me pare y me fui a la cocina, abrí el refrigerador y tome la lata de cerveza.

¡Hay que rica esta el agua!

Escuche su voz a mis espaldas, cuando gire mi cuerpo, Martín estaba detrás de mi vestido únicamente con una toalla, con su cuerpo incitándome al pecado y alterando mis sentidos, le entregue la lata y al hacerlo roce su mano velluda, a pesar de su piel morena, note que se puso colorado por el incidente, lo mire fijamente a los ojos y en un audaz atrevimiento de mi parte, acaricie su fornido pecho, lo sentí duro y de una temperatura sensual.

"Martín…que bonito tienes tu pecho, tan peludo…"

-no solo mi pecho esta peludo- -me respondió burlón-

La cabeza me quería explotar, mande mi orgullo a la basura, el respeto hacia su esposa y su vida de casado, me acerque a su entrepierna y acaricie su verga, la sentí gruesa y larga, la apreté una vez y otra vez, el miraba mi mano y yo miraba su rostro, el rostro tanta veces soñado…fuera de mi, intente besarlo, me acerque a el y tomándolo de los brazos acerque mis labios a su boca…y lo bese, el mundo dejo de girar, puse mis labios entre su boca…pero el estaba como una estatua, sin corresponder a mi caricia.

Comprendí que el nunca correspondería a mi beso, pero no me importo ¡lo había besado! Me desprendí de su boca y bese su cuello con tanta pasión que claramente note que se estremeció, seguí besando su cuerpo anhelado sin detenerme hasta quedar de rodillas ante el, frente a mi se levantaba vigorosa su virilidad, empujando la toalla húmeda, no pude esperar mas, solté el nudo que la detenía y ante mi se mostró en toda su plenitud la intimidad de Martín, quise grabar esa escena en mi mente para siempre, su verga era como la había imaginado, gruesa, dura y altiva, una excelente muestra de la belleza masculina…y estaba a mi alcance.

Tome su verga con mi mano y bese delicadamente su glande, como una muestra de mi total sumisión ante el.

Acaricie sus pesados huevos y metí su verga en mi boca, aplacando por fin el deseo de chuparle la verga al hombre de mis sueños, de tener su más intima esencia resbalando en mi lengua y saboreando su cuerpo, lo empuje de tal manera que su cuerpo quedo pegado en la pared, así lo quería tener…acorralado entre la espada y la pared, coloque ambas manos en su cuerpo y empecé a chupar y mamar su verga que estaba respondiendo a mis caricias y estaba durísima, mis labios rodeaban ese pedazo de carne y en cada succión parecía que le arrancaría la verga a Martín que empezaba a gemir y a respirar agitadamente, lamí sus huevos y los chupe suavemente, hundí mi nariz en su vello negro y crespo que rodeaba la base de su verga, aspirando lo mas profundo como enloquecido, me volví a meter la verga y esta vez fue para no soltarla, chupe y chupe…y de nuevo me dedique a chupar y chupar hasta que Martín no pudo contenerse y empezó a escupir su esperma en mi boca, apenas salio el primer chorro de semen y me la saque de la boca, no por asco, la razón era otra…quería ver su verga disparando su tibio y espeso semen, únicamente desperdicie dos chorros en mi observación, de nuevo atrape el glande y lo aguarde en mi boca para seguir recibiendo toda su eyaculación, su pene temblaba en cada descarga ¡dios! Una gran cantidad de semen estaba llenando mi boca y tuve que tragar para que no se me escapara por los labios.

Que placer recibí en ese momento, levante los ojos y observe a Martín quien tenia los ojos cerrados y el pecho agitado…cuando toda la lluvia de leche termino, su verga empezó a perder la dureza y fue reduciendo de tamaño hasta quedar en una verga mas chica, mas no por esto insignificante, una leve gota se asomaba en el prepucio, acerque mi lengua y la recogí, le exprimí con una mano el tronco y salio otra gota mas grande y mas espesa, me puse a limpiarle su polla hasta que la deje sin rastro de lo que había pasado.

Martín no dijo nada, así desnudo se fue al baño por su ropa, se vistió y no quería verme a los ojos, comprendí que estaba incomodo por lo que había sucedido y no lo quise presionar, le pregunte el precio de sus servicios y me dijo que no era nada.

"Martín…dime que sientes…que piensas"

-estoy confundido, no te voy a negar que disfrute un chingo la mamada que me diste, y me pregunto a cuantos hombres les habrás chupado la verga como a mí-

"tu eres el primero…a pesar de que no lo creas"

Una sonrisa cínica apareció en sus labios y me di cuenta de que no me creía.

-no tienes porque darme explicaciones Jesús…-

"Martín…soy virgen, no me he acostado con nadie"

Se me quedo viendo sorprendido con sus ojos llenos de duda y aproveche el momento para decirle todo lo que tenía guardado en mi pecho.

"no comprendes que siempre he estado enamorado de ti…desde que teníamos 12 años te he amado en secreto, las veces que hemos estado juntos las llevo en mi memoria como lo mas hermoso de mi vida…porque estoy enamorado de ti"

Martín, quien ya tenia su caja de herramientas en la mano la deposito en suelo, eso me dio la certeza de que estaba dispuesto a escucharme.

"Yo se que tu estas casado y se que no eres feliz, no sabes lo mal que me siento de no poderte dar todo el amor que tengo para ti… ¿porque no fui mujer?, ¿porque no puedo ser tuyo?…yo…seria tu esclavo, viviría solo para ti, déjame demostrarte cuanto te amo…quédate, por favor…"

-Jesús, no te humilles por mi, no te puedo corresponder como tu quieres…no me gustan los hombres, lo sabes, si ahora deje que me chuparas la verga…es porque…andaba caliente-

"¿Solo por eso…?" –Pregunte casi al borde del llanto-

-no te enojes conmigo, por favor…eres de los pocos amigos que tengo, te agradezco ese amor que me tienes…pero no te quiero engañar…busca alguien que te corresponda, yo solo te haría daño y no te lo mereces-

No me quise humillar mas delante de el, me sentía horrible, usado.

-¿podemos ser amigos?-me pregunto antes de cruzar la puerta-

"claro, Martín…seguiremos siendo amigos…"

Nos despedimos con un cordial saludo y el se fue de mi departamento, un horrible sentimiento de soledad me invadió, ahí estaba yo a mis 24 años, lleno de juventud, de vida…pero me faltaba lo que mas quería en el mundo, al menos tenia el consuelo de haberle hecho sexo oral a Martín…solo eso.

CAPITULO 6.- El mejor año de mi vida.

Pasaron dos años desde aquella vez que Martín me visito en mi departamento, el amor que por el sentía, no decrecía, al contrario estaba mas fuerte, que estúpido era, es la verdad, mis amigos andaban de aventura en aventura y yo guardándole fidelidad a Martín, en una de mis visitas a mi Madre, me contó que Martín tenia un romance con una señora que era divorciada que tenia dos hijos y el vivía con ella en su casa, que todo el vecindario estaba enterado de esa relación, sentí un nudo en el estomago por los celos ¡Maldito infiel! No solo engañaba a su esposa, también me engañaba a mi, bueno eso pensaba.

Días antes de Navidad, estaba en casa de mi Madre preparando las cosas necesarias para la cena navideña, pues mi hermana vendría con su esposo y sus dos hijos, nos dimos cuenta de que faltaban unas cosas para la cena y me ofrecí a ir al centro comercial a comprar lo que faltaba, tome las llaves de mi auto y al salir de la casa, me encontré con la madre de Martín, ella siempre me había tenido un cariño muy especial y yo también le tenia un cariño sincero, pues yo la veía como una "suegra".

-¡Jesús! Que sorpresa verte, estas guapísimo…afortunada la que logre atraparte-

"Doña Rosa, que amable de su parte ¿Cómo ha estado?"

-Bien gracias ¿y tú? ¿Qué haces?

"pues le estoy ayudando a mi madre para la cena navideña y voy al súper a comprar unas cosas ¿se le ofrece algo?"

-No Jesús, gracias, que lindo eres-

No pude evitar preguntarle por Martín, pues tenia tiempo de no verlo y la duda de saber por el me estaba matando

-Martín ya se divorcio de Susana y el de terco con…una divorciada, pobre de mi hijo que ha tenido tan mala suerte con las mujeres-

"así es doña Rosa, no se puede tener todo en la vida"

Me despedí de la mamá de Martín y en el trayecto me puse a pensar en las ironías de la vida, de que nosotros despreciamos y nos desprecian, me puse a meditar en el tiempo que había perdido obsesionado con esa persona, agradecí el que Martín nunca me engañara con falsas esperanzas, dentro de todo lo malo, había algo bueno y me alegre, pues estaba seguro de que por mi apasionada manera de ser…un desengaño me hubiera empujado al suicidio.

Me propuse olvidarlo.

Se acercaba el fin de año y ese seria uno de mis propósitos…olvidarme de el.

De repente vi las cosas desde otra perspectiva y me pregunte la finalidad de mi vida, de que me servia seguir guardando una virginidad a alguien que nunca la tomaría, me dije a mi mismo que debía darme la oportunidad de conocer mas personas, romper ese circulo vicioso en que se había convertido mi vida, respire profundamente y sonreí feliz, deseaba amar y ser amado con toda la locura de mis 26 años.

No me imaginaba la sorpresa que el destino me tenía preparada.

Ese frío 27 de diciembre, mientras platicaba con Ernesto por teléfono, escuche el timbre de mi departamento, intrigado abrí la puerta y vi que era Martín, no lo voy a negar, el corazón me dio un brinco.

"Martín, que sorpresa… ¿Qué deseas?" –me pare en la puerta tapándole la entrada, aun en mi alegría, no deseaba caer en lo mismo, volver a sufrir…no mas.

-¿Puedo entrar? Tengo frío- era verdad el termómetro marcaba 9 grados y una ligera llovizna caía en la ciudad, a mi nariz llego un fuerte olor a cerveza y por los ojos de Martín, me di cuenta de que estaba ebrio, corte la llamada de Ernesto y le comente que era Martín "prométeme que lo mandaras al diablo" fue lo ultimo que me dijo, Ernesto estaba enterado de mi amor imposible y se la pasaba dándome consejos, "no seas tonto, hay montones de hombres que se pelean por ti…" era verdad en mis idas al antro, nunca faltaban cuatro o cinco jóvenes que se esforzaban por mi atención, pero ninguno me atraía…-

-¿Jesús…puedo pasar la noche en tu casa?-

"¿Cómo dijiste?"

-Tuve una pelea con…alguien, y no quiero ir con mis padres…no quiero ir a un hotel…por favor…solo será por esta noche-

Mi departamento era de dos recamaras pero una estaba con mis aparatos para hacer ejercicio y solo tenia una cama matrimonial en mi recamara, pero no quise verme como un aprovechado, por lo que le comente que el podía dormir en la sala, apenas se acostó en el sofá y sin quitarse las pesadas botas se quedo dormido, me dio tanta ternura y de nuevo me nació un sentimiento de protegerlo, como años atrás cuando lloraba por una chica, tome una afelpada frazada y después de quitarle las botas lo abrigue con todo el amor que por el sentía, yo me fui a mi recamara con un mar de confusión en mi cabeza.

Al día siguiente me desperté y ya no me acordaba de que tenia un visitante, cuando fui a la sala ahí estaba Martín en el piso completamente dormido, se había caído del sofá, no quise despertarlo, me puse a preparar el almuerzo, era domingo y tenia el día libre, hice un abundante almuerzo, tenia años viviendo solo y gracias a los consejos de mi Madre era un experto en la cocina, prepare un delicioso café y ya tenia la mesa lista para comer, cuando fui a ver de nuevo a Martín ya había despertado y tenia la televisión prendida, le propuse que se diera un baño y le preste un pantalón deportivo y una camisa que me habían regalado y que me quedaba grande, sin hablar Martín se fue a dar un baño, momentos después ya estábamos los dos almorzando, vi con alegría que devoro todo lo que había en su plato y aun se sirvió mas de lo que prepare, además se tomo tres tazas de café, poco a poco fue recobrando el color en su rostro, y me agradeció el almuerzo con una de sus inconfundibles sonrisas.

-¡cocinas más rico que mi esposa cabrón!-

"Martín, que te sucede…porque vienes a mi, teniendo a tu amante y a tus padres" –le pregunte con un tono duro, con todo el dolor de mi corazón-

-Jesús, no tenía a donde ir y estaba desesperado, Karen mi "amante" como tú dices, me engañaba con un compañero de su trabajo, le reclame y me corrió de su casa, me sentía tan solo, me acorde de ti…tenia ganas de verte, de platicar contigo…de estar contigo-

Me quede en silencio y baje la mirada turbado.

-¿me perdonas por llegar así de repente?-

Su tono de voz me conmovió, olvide mis juramentos y me derrumbe por completo.

"ya sabes que no me puedo enojar contigo…puedes estar en mi casa el tiempo que quieras"

Acabamos de almorzar y me puse a lavar los platos y los vasos usados, hasta mis oídos llegaban los comentarios deportivos del fútbol en la televisión, por un instante me imagine que llevábamos una vida de pareja, rápidamente deseche esa idea, "mas tarde se ira a casa de sus padres" regrese a su lado y me senté a ojear el periódico, escogí la sección de espectáculos y me dedique a leer con la alegría de estar acompañado por el, mire el reloj y marcaban las 10 de la mañana, vi anunciada una película de terror y le pregunte que si aceptaba que lo invitara al cine, acepto y la película empezaba a las 2:00 de la tarde, me sentía tan extraño en mi propia casa, varias veces al mes Ernesto mi gran amigo me visitaba, pero con Martín no era lo mismo, a pesar de conocernos desde la secundaria, me incomodaba, pues el estaba conmigo por necesidad no por su gusto, me puse a pensar de que si el no necesitara de mi…no estaría conmigo.

Llegamos al cine y compramos los boletos, yo los pague por cierto, mientras estaba en la taquilla, note que el se adelanto y compro dos refrescos y una caja de palomitas ¡una para los dos! No pude evitar sonreír por el detalle, vimos la película en silencio, recordé aquellas tardes de verano en las que después de platicar de tantas cosas nos quedábamos en silencio…viendo el cielo y haciendo planes para el futuro.

En una escena de terror me sobresalte y puse mi mano en su pierna, sin maldad por supuesto, antes que nada entre los dos existía la amistad de años, me di cuenta de que a el pareció no importarle que mi mano permaneciera en su pierna y le di un ligero apretón en su muslo, el volteo a verme preguntándome con los ojos que pasaba, moví la cabeza negativamente, retire mi mano avergonzado, yo con mis malos pensamientos, pero no lo podía evitar, varias parejas en el cine estaban muy abrazadas y dándose besos, voltee a ver a Martín quien seguía concentrado en la película, admire su perfil detenidamente, su bigote…sus labios… ¡hay Martín, que difícil es estar contigo y no pensar en el pecado!

Cuando termino la función nos fuimos a mi departamento, pensé que el me pediría que lo llevara a casa de su madre, pues al día siguiente seria Lunes, yo tenia que presentarme al trabajo en la clínica de especialidades medicas, y el a su trabajo en la compañía donde trabajaba desde hace años, por dentro estaba triste, pues me imaginaba llegar a mi departamento yo solo, sin el.

El auto siguió su marcha y llegamos al departamento.

¡Teníamos que hablar!

"¿Martín que planes tienes?"-le pregunte mientras nos quitábamos las pesadas chamarras, pues era pleno invierno.

-¿a que te refieres?-

"¿piensas quedarte aquí…conmigo?...te aclaro que no me molesta tu compañía, al contrario…ya sabes…"

-Jesús…me gusta estar contigo, eres mi mejor amigo…casi mi hermano…-

Su hermano ¡dios! Eso es en lo que menos pensaba, que no se daba cuenta que su presencia me trastornaba, que deseaba saltar sobre el y desnudarlo…hacerlo mío…ser suyo…sentirlo de mil maneras dentro de mi.

"¿Pero donde vas a dormir? ¿En el sofá? No creo que sea un buen lugar para tu cuerpo, estas muy grande para dormir a gusto en el sofá… ¿porque no te acuestas en mi cama?

Note su mirada indecisa.

"ten la seguridad de que no intentare nada contigo…te lo prometo"

Otra de sus tiernas sonrisas –no es por eso Jesús, tengo miedo de no dejarte dormir, pues mi ex esposa se quejaba de que me muevo mucho en la cama…dormido, por supuesto-

El resto de la tarde transcurrió sin novedad, tenia un hombre en mi casa y había que atenderlo como el se merece, prepare una deliciosa cena, un guiso de carne que es mi especialidad, nos sentamos a cenar y lo vi comer de lo que yo prepare, lo estaba disfrutando, me miraba satisfecho y agradecido, observe como se chupaba los dedos, agradecí a mi madre los consejos para preparar una carne excelente, estuvimos un rato platicando en el comedor, me preguntaba de mi trabajo, de mis compañeros, de mis amistades y yo le respondía a todas sus preguntas…ya eran las once de la noche.

Siempre tomo un baño antes de dormir y fiel a mi costumbre, le avise a Martín que me daría un baño, cuando salí del baño note que estaba acostado en mi cama, viendo las noticias en la televisión que hay en mi recamara, vi su pantalón en el piso, sus pesadas botas y su chamarra colgada en la chapa de la puerta, me imagine que estaba solo con su playera y en calzoncillos, apague todos las luces del departamento y solo la luz del televisor alumbraba la habitación, yo me había puesto mi pijama de franela ya que soy muy friolento y me daba coraje enfermarme tan seguido, me acosté en mi cama, Martín seguía viendo la televisión y con el control en la mano cambiándole a todos los canales…típico de los hombres.

"Martín…quiero dormir…por favor…" –le dije rogándole, a pesar de estar en mi casa-

Apago el televisor y se acomodo a dormir, hasta mi llegaba el tibio calor de su cuerpo, en la penumbra a de la habitación aprecie su amplia espalda, su cabello negro, sus orejas pequeñas, los fuertes hombros…el estaba de espaldas a mi y yo aproveche para disfrutar su presencia en mi cama…observándolo

Si Martín se movía dormido en la cama, no me di cuenta, quizás por el rico sueño que invadió mi cuerpo…de saber que estaba a mi lado.

La alarma del reloj me despertó a las 7: de la mañana, a pesar de que mi hora de entrada era a las nueve de la mañana, me gusta hacer un poco de ejercicio antes de desayunar, Martín seguía dormido, no estaba enterado de mi amigo tenia el sueño tan profundo, me levante de la cama y me di cuenta de una cosa… ¡Martín tenia una erección matutina!

Su verga levantaba la pesada cobija formando una carpa de circo sensacional, moví su hombro para despertarlo pero no reaccionaba…tenia que aprovechar el momento…metí mi mano por debajo de la cobija y acaricie su dura verga, estaba calientita…me dieron ganas de darle una mamada…pero me detuve, no seria correcto de mi parte.

Me fui a la bicicleta estacionaria para hacer ejercicio mientras escuchaba un pequeño equipo de sonido que hay en esa pieza.

Mas tarde Martín salio de la recamara, no estaba vestido, tenia el cabello en un desorden total, lo que le daba un aire de niño travieso, aun estaba en calzoncillos, pero ya no tenia la verga parada, que sensual se veía con la playera interior blanca y sus calzoncillos negros, con ese bulto gordo entre sus piernas extremadamente velludas, lo vi dirigirse hacia la cocina y abrir la llave del agua.

¿Quieres un café?-me pregunto desde la cocina-

Deje de hacer mis ejercicios y me fui a la cocina, Martín había puesto la cafetera en la estufa, mientras le ponía mantequilla a unas rebanadas de pan, me di cuenta como encontraba las cosas sin preguntarme nada, bueno, hay que aclarar que siempre he sido muy ordenado y en la cocina todo estaba en su lugar, ya había preparado como 10 rebanadas de pan y las calentaba en el horno eléctrico, el silbato de la cafetera anunciaba que ya estaba lista el agua para el café, tomo dos tazas y les puse la azúcar y el café.

"¿Café negro o con leche?" –me pregunto-

-Con leche por favor-

Quien lo diría: Martín en mi departamento, había dormido en mi cama y ahora estaba preparándome el desayuno ¿puede existir algo más bello?

"Martín yo salgo de mi casa a las 8:20 de la mañana y regreso a las 5:00 de la tarde… ¿a que horas llegas tu?"

-pues a las 6 o 7 de la tarde-

"esta bien, a esa hora ya estaré aquí…"

Acabamos de nuestros alimentos y nos fuimos a nuestros trabajos, martín manejaba una camioneta Ford color azul, mientras yo usaba un Jetta color negro, salimos del departamento y cada quien tomo un rumbo diferente…como un matrimonio.

Ese día en mi trabajo tenía la duda de saber si Martín llegaría de nuevo al departamento, de que quizás iría con sus padres, la tremenda duda no me dejaba concentrarme en mi trabajo, el día transcurrió sin novedad y con el pulso súper alterado me di cuenta de que ya eran las 5:00 de la tarde, rápidamente me fui de la clínica rumbo a mi departamento, como toda una ama de casa me puse a preparar la cena, esforzándome en hacer una rica cena para Martín.

A las 6:30 de la tarde Martín estaba en casa, cuando le abrí la puerta, me comento que olía riquísimo, fue a darse un baño y nos sentamos a cenar, me di cuenta que usaba la misma ropa, pues no había traído mas ropa que la que usaba el día que llego.

"¿Martín…no tienes mas ropa?"

Se me quedo viendo apenado y me respondió que Karen su ex amante le había roto su ropa en una acalorada discusión.

Acabamos de cenar y le propuse ir de compras.

-Jesús…me pagan hasta la próxima quincena…no tengo dinero-

No le hice caso y nos fuimos en mi carro a un centro comercial, armados con mi tarjeta de crédito.

Le compre cinco pantalones, tres camisas de franela, un conjunto deportivo, playeras, suéteres, una bonita chamarra color azul, calcetines, tenis, zapatos…y por supuesto calzoncillos…aproveche la ocasión para comprarme un perfume Hugo Boss.

Esa noche volvimos a dormir juntos, pero separados…me conformaba con tenerlo a mi lado, el se las ingeniaba para no acercarse demasiado a mi, pero yo no intentaba nada…por ahora.

Los días pasaban uno tras otro, me preguntaba cuando tendría el valor para hablar con el, que me era muy difícil dormir con el, verlo en las mañanas con su verga rompiéndole sus calzoncillos, el tener que masturbarme diario por su causa, me preguntaba si el también se masturbaba…y en quien pensaba cuando la hacia, recuerdo un día que al recoger una trusa de Martín, observe una mancha extraña en el sitio donde descansaba su polla, sin poder evitarlo acerque mi nariz a la tela y aspire el penetrante olor del semen seco…seria posible que ante la falta de vida sexual, Martín sufriera de emisiones de semen nocturnas, era normal, es un hombre sano y vigoroso –pensé- tarde o temprano se ira con alguna puta para desahogarse, el solo pensarlo me lastimo el corazón

Esa mañana de viernes Martín estaba con su acostumbrada erección matutina, yo estaba acostado boca abajo y claramente sentí cuando pego su cuerpo al mío, quizás había olvidado que estaba conmigo en la cama, la potente erección la sentía en mi pierna, con leves movimientos de cadera frotaba su verga en mi cuerpo, después uno de sus pesados brazos cayo en mi espalda, bajo hasta mi cintura y me apretó hacia el, obviamente estaba dormido, pero su cuerpo pedía a gritos sexo…y yo estaba tan necesitado.

Como pude, moví mi cuerpo y quede frente a el, su respiración en mi cara, su calor de hombre, baje mi mano y la metí por debajo de sus calzoncillos, rodee con mis dedos el grueso tronco y lo empecé a masturbar lentamente, me fui deslizando por debajo de las sabanas hasta quedar frente a su hinchada verga la cual fue de inmediato devorada por mi boca, la hundí hasta mi garganta succionando por completo la porción de verga que podía alojar en mi boca, aun quedaban libres como 10 o 9 centímetros de verga, pero lo que estaba en mi boca era chupado y mamado como si fuera la ultima vez de mi vida, leves gemidos empezaron a escapar de Martín, quien ante mi constante y apasionado lengüeteo se descargo en una abundante y espesa eyaculación por segunda vez en mi vida, trague toda su ración de leche procurando no desperdiciar nada, hasta que su verga dejo de lanzar chorros de semen, después se la estuve chupando hasta dejarla limpia, sin rastros de nada.

Me levante a bañarme pues ya eran las 7:00 de la mañana, voltee a ver a Martín y note un gesto de satisfacción en su rostro, no estoy seguro de que estuviera conciente de lo que paso, pero no me importaba.

Antes de despedirnos para irnos a nuestros trabajos me sorprendió por lo que dijo: ¡Gracias por la rica mamada! Me quede con la boca abierta, entonces comprendí que Martín había estado despierto todo ese rato en que se la estuve chupando

Esa noche estaba con la emoción de volver a verlo y hablar con el respecto a lo sucedido en la mañana, llegue a mi casa y me dispuse a prepara la cena, el reloj marcaba las 9:30 de la noche y Martín no llegaba, mil ideas cruzaron por mi cabeza, temía que se hubiera arrepentido de lo que paso y se hubiera marchado con sus padres, todos mis temores desaparecieron cuando llego a las 11 de la noche y pasado de copas, no quise preguntarle donde andaba, pues no me sentía con derecho de reclamarle nada, después de todo el era libre de hacer con su vida lo que le diera la gana y solo éramos amigos, no quiso cenar y nos preparamos para dormir.

-¿Jesús…estas dormido?-

"No…dime"

-¿Cómo te diste cuenta de que eres…gay?-

"Hay Martín…son cosas que uno siente, desde que era niño me di cuenta de era diferente a los demás niños del colegio"

-¿y has tenido relaciones con algún hombre?

"…no… ¿Por qué lo preguntas?"

Ambos estábamos espalda con espalda, me di cuenta de que Martín se cambio de posición y su tibia respiración estaba en mi nuca.

-Jesús…quiero cojerte-

Me quede helado por su petición, gire mi cuerpo y quedamos frente a frente, fije mis ojos en sus ojos, en la penumbra de la habitación observe su rostro y note la decisión dibujada en sus varoniles facciones.

"¿Por qué, Martín?"

-¿no es lo que tú deseas…desde que nos conocemos?-

"…y… ¿tu también lo deseas?" –le pregunte-

No me respondió.

Martín, yo no te deseo para una vez, si va a existir algo entre nosotros, aunque no sea amor, porque se que es imposible para ti, no me amas…lo se…me tienes un aprecio como amigo…pero no amor… ¿Qué pasara después de que tengamos relaciones?...¿te dará asco?...tu lo que quieres es sexo…yo no te lo puedo dar

-…. ¿pero en la mañana…?...-

Si en la mañana te chupe la verga, porque me gustas, me gusta tu cuerpo, me gustas tu, tu persona, tu manera de ser, todo tu…pero yo no te gusto, nunca me has tocado, porque sientes que te traicionas como hombre al tocar otro hombre…me ves como otro hombre… ¡Hay Martín…por una hora de tu amor…seria tu esclavo!

Al decir estas ultimas palabras mis ojos se llenaron de lagrimas, las deje fluir libres por mis mejillas hasta llegar a la almohada.

-Jesús por favor no llores…soy un pendejo-

Se metió debajo de las cobijas y me abrazo fuertemente, todas mis penas y frustraciones se juntaron de golpe rompiendo el dique y desbordando mi corazón lastimado y llore como nunca en mi vida, Martín me abrazaba fuertemente sorprendido de verme así, tan vencido, con sus rasposos dedos secaba mis lagrimas y poco a poco fue acercando sus labios a mi boca, nos besamos tiernamente, mientras yo acariciaba sus hombros, sus brazos, su pecho…su espalda, la intensidad del beso fue aumentando, lo empuje de su pecho para que el quedara boca arriba en la cama y volví a besarlo mientras masajeaba su verga que empezaba a ponerse dura, le quite la camisa y por fin pude acariciar libremente su torso extremadamente velludo, su abdomen medio gordo y sus huevos,

"Martín…Martín…déjame hacerte el amor…"

De las caricias pase a los besos recorriendo todos los espacios que soñé en mis largas noches de soledad, bese palmo a palmo la piel masculina aspirando y sintiendo el calor que despedía ese cuerpo anhelado, baje sus calzoncillos lentamente, retardando lo mas posible liberar su verga, cuando por fin salto como un resorte fue atrapada por mi boca, que la recibió amorosa y calida, recorrí con mis labios la extensión de su grueso tronco llegando a los pesados testículos cargados de semen, fueron lamidos en su totalidad mientras Martín se retorcía de placer y exclamaba leves quejidos que eran música para mis oídos ¡Martín lo estaba disfrutando! Regrese al sensible glande y con mi lengua jugueteaba rodeándolo y chupándolo

-Déjame meterte la verga…por favor…quiero que seas mío-

Me desnude por completo y me acomode boca abajo colocando unas almohadas debajo de mi cuerpo, esta posición ya la había visto en un video y soñaba con ser penetrado desde esa posición, Martín acerco su verga a mi culo, era mi primera vez y estaba completamente cerrado y estrecho, Martín empujaba y empujaba pero mi orto no cedía, ensalive dos dedos míos y los acerque a mi ano para lubricar la entrada, Martín volvió a intentarlo inútilmente, no entraba.

Vi que se fue al baño y regreso con una botella de crema corporal, dejo caer un chorro en mi culo y el se embarro otro poco en sus manos para untarla en su verga, de nuevo acerco su dura verga a mi estrecho orifico y lentamente y ayudado por la crema, su gruesa verga entro en mi culo…fue tan doloroso, sentir como se dilataba mi culo conforme su verga entraba en mi cuerpo, claramente pude sentir que ya tenia la cabeza de su verga adentro, lo demás solo fue cuestión de empujar y empujar, Martín coloco una mano en mi espalda apoyando su pesado cuerpo, provocando que me hundiera mas en la cama y por lo mismo mi trasero quedo mas expuesto, un doloroso gemido escapo de mi pecho cuando otro pedazo entro…después otro pedazo, hasta sentir como sus huevos chocaban con mis nalgas ¡sentí su cuerpo pegado al mío…era la gloria! Estaba tan adolorido de mi culo, mil alfileres se clavaban en las paredes de mi ano.

"¡Martín por favor no te muevas…me duele tanto…quédate así…quieto!"

Sentí sus manos recorriendo mis piernas y mis brazos, acariciaba mi cuerpo tiernamente, sentirme poseído así por un verdadero hombre, al cual le entregaba mi virginidad, sentir su verga en mi interior, un cuerpo extraño invadiendo mi cuerpo el cual rápidamente se adapto a la invasión, los poros de mi cuerpo estaban tan sensibles, lentamente moví mis nalgas y Martín tomándome de mis caderas, empezó a meter y sacar lentamente su verga, diciéndome que le apretaba muy rico su verga, empezó a cojerme tomando velocidad poco a poco, a mi aun me dolía, pero no me importaba, le estaba dando placer a mi hombre y quería ser totalmente suyo, pertenecerle en cuerpo y alma, deseaba morir así, siendo penetrado una y otra vez…perdí la noción del tiempo todo mi mundo se redujo al pequeño espacio de esa unión sexual: el circulo de mi culo, siendo dilatado por Martín.

Martín se había convertido en un animal que me cabalgaba sin piedad follandome, sus manos apretaban mi piel tan fuerte, y todo el peso de su cuerpo sobre el mío…claramente pude sentir como apuro sus movimientos para después detenerse por completo mientras chorros de semen bañaban mis antes virginales intestinos, eran como latidos de un corazón pequeño dentro de mis entrañas.

No habíamos usado condón, no me importaba, tenia la seguridad de que Martín no andaba de promiscuo con hombres o mujeres, después del clímax Martín se desplomo arriba de mi, estaba tan pesado y su pecho se agitaba sensualmente.

-¡puta madre…Jesús…que rico culo tienes…!-

Me decía al oído con una voz tan ronca, estaba satisfecho y yo también, aunque todo adolorido.

Nos abrazamos de nuevo, así desnudos, piel con piel y mirándonos a los ojos.

Acaricie su rostro, sus cejas negras y pobladas, sus orejas pequeñas, recorrí con un dedo el largo de su boca, sentí la áspera textura de su barba…mientras pensaba que si moría al día siguiente…no me importaría.

"Tantos años he soñado con este momento…ser tuyo"

-Jesús…porque me has esperado…soy una mierda para ti-

"Ni yo mismo lo se, habiendo tantos hombres…de tanto amarte…quería odiarte, aunque no te viera, el saber que existías era suficiente para mi…que ridículo ¿verdad?"

-¿Por qué ninguna mujer me ha querido como tu?-

"No lo se…ni me importa…"

Vi como Martín cerro sus ojos cansados, lo sentí dormirse… ¿Qué pasara mañana?