Sergio, mi compañero de piso

Llevaba tiempo deseando follarme a mi compañero de piso, lo que no esperaba es que la cosa terminara así.

Llevaba días haciendo entrevistas para elegir un compañero de piso y el resultado hasta el momento era desolador: un par de frickis amantes del manga y los videojuegos y otros tantos desaliñados que no ofrecían mucha esperanza en lo que a la colaboración en la limpieza del hogar se refería . Y justo cuando ya había decidido hacer horas extras para poder pagar el alquiler de los próximos meses yo sola, oí que tocaban a la puerta.

Me llevé una muy grata sorpresa al abrir puesto que se trataba de un chico guapísimo y con un cuerpazo de infarto. Alto, moreno, delgado y con mucho estilo a la hora de elegir su indumentaria. Llevaba un piercing en la nariz y unas gruesas y largas patillas de rockero .Enseguida me puse bruta pensando en cómo sería tenerlo en casa, paseándose a sus anchas ,con un poco de suerte ,en ropa interior.

Le pedí que se sentara para hablar más cómodos y me contó que era fotógrafo y le habían mandado unos meses a la ciudad para hacer un trabajo de investigación. Me advirtió que no estaría mucho tiempo aquí y entonces yo pensé que ojalá el suficiente para conocernos un poquito más.

Su nombre era Sergio, tenía 26 años y era tremendamente sexy. Su boca al hablar, sus movimientos, su forma expresiva de decir las cosas…todo ello me cautivó y por supuesto le dije que podía instalarse cuando quisiera .Y lo hizo esa misma tarde.

Durante los primeros días apenas le vi, tan liado que estaba con el tema de su investigación. Pasaba muchas horas fuera ,en las que yo fantaseaba acerca de todo lo que me gustaría hacer con él.

Una mañana estaba desayunando en la cocina, cuando apareció él medio dormido. Llevaba una camiseta vieja y unos pantalones de pijama, estaba despeinado y guapísimo. Se sentó a desayunar conmigo y mientras me hablaba yo sólo pensaba en arrancarle aquella ropa y follármelo salvajemente sobre la mesa de la cocina .Me puse tan cachonda que hasta temí por si él se daba cuenta. Me ardía el coño y notaba los pezones duros y a punto de estallar .Apretaba las piernas por debajo de la mesa para calentarme más. Él seguía hablando y sin darnos cuenta terminamos de comer. Nos levantamos los dos a recoger los platos y en un momento dado me puse delante de él y noté como su polla me rozaba el culo. Intuí que él también se había dado cuenta porque se apartó rápido y se puso rojo. Le miré el paquete de reojo y vi que se le había puesto dura.

En ese mismo momento decidí que me lo tenía que follar fuera como fuera. Así que elaboré un plan y me puse manos a la obra. Desde el primer momento supe que no sería fácil puesto que en más de una ocasión me había demostrado lo tímido que era. Si tenía que esperar a que se lanzara él lo más probable sería que se me acabara la paciencia y si me abalanzaba sobre él en plan loba tal vez lo asustaba así que decidí actuar en el momento justo. Una noche le dije que un día de estos podíamos ir a tomar algo para hablar de nuestras cosas porque con el trabajo nunca coincidíamos en casa y él aceptó la invitación. Quedamos en que al día siguiente iríamos a cenar y a tomar unas copas juntos. Yo estaba tan contenta que me fui de compras para preparar súper bien la cita. Sabía que iba a caer y llevaba muchísimo tiempo imaginando ese momento, cómo sería arrancarle la ropa con los dientes y follármelo en cada una de las habitaciones de la casa. Soñaba con que tenía una polla enorme que llenaba todos los agujeros de mi cuerpo con intensidad. Me imaginaba cómo sería oírlo gemir y gritar, moverse como un animal dentro de mí estirándome el pelo y arañándome la espalda. Quería que me follara de forma salvaje y sin miramientos, que me metiera mucha caña aunque no pudiera caminar al día siguiente.

Me compré un conjunto de ropa interior increíblemente erótico, el más guarro que encontré. Con un corsé que me apretaba tan tetas hinchándolas como globos y unas ligas que se ajustaban perfectamente a mis muslos. El tanga era minúsculo. Todo de encaje negro y semitransparente .Elegí un vestido también negro de raso con un escote de infarto y largo hasta media pierna. Me subí a los tacones más altos que encontré y también pasé por un centro de belleza. Aquello era un acontecimiento que había que preparar con antelación.

Después de comprar todo lo que necesitaba y prepararme a conciencia para él, volví a casa. Guardé todo lo que había comprado y me dispuse a darme una ducha reparadora puesto que estaba agotada y el gran momento era al día siguiente y quería estar fresca como una rosa. Me estaba enjabonando el cuerpo cuando de pronto alguien abrió la puerta dándome un susto de muerte. Era él. Acababa de llegar y pensaba que no había nadie en casa. Se disculpó pero yo le dije que si necesitaba usar el wc que no se preocupara que a mí no me importaba y tras ponerse colorado me dijo que vale, que no aguantaba más. Así que y seguí duchándome mientras miraba de reojo cómo se desabrochaba la cremallera de los pantalones. Me puse muy bruta con esa situación, tenía un morbo increíble y se me pusieron los pezones muy duros. Él terminó su tarea y se fue. Y yo me quedé cachonda perdida bajo el chorrito de agua tibia que caía por mi cuerpo. Puse un poco más de jabón entre mis manos y las pasé por mis tetas hinchadas acariciando en circulitos mis pezones. Me estaba poniendo a mil. Cogí el mango de la ducha y dirigí el chorro hacia mi coño, mientras seguía tocándome un pezón. Sin darme cuenta empecé a gemir, estaba a punto de correrme, pero oí un ruido. Paré un poco para ver a que se debía pero sin poder parar del todo de tocarme y a través del espejo vi que la puerta no estaba del todo cerrada y percibí una sombra tras de ella. Era Sergio. Me estaba espiando. Al darme cuenta de eso me entró un calor tremendo por el cuerpo que me recorrió entera. Fingí no darme cuenta de nada y seguí con lo mío como si estuviera sola. Levanté la pierna y la apoyé en el borde de la bañera. Desde esa perspectiva podía verme el coño completamente abierto, rojo…todo para él. Vi la sombra de su brazo moviéndose cada vez más rápido, se estaba masturbando. Yo seguía cada vez más puta, gimiendo y tocándome, chupándome un pezón y metiéndome dedos en el coño y en el culo, eso era lo que más me apetecía, que me la metiera dura por el culo y muy fuerte, haciéndome daño.

Y entonces me corrí como una perra quedándome agotada y sin fuerzas. Me senté en la bañera dejando que el agua me cayera por encima. Oí como él se iba a su habitación y cerraba la puerta con prisas. Cuando me hube recuperado salí de la ducha y me sequé. Cenamos en el salón los dos juntos como si no hubiera pasado nada pero noté que todo el rato me miraba las tetas y el culo cuando creía que no me daba cuenta. Cuando terminó se despidió hasta el día siguiente, recordándome que habíamos quedado (como si se me fuera a olvidar) y yo también me fui a la cama pensando que a lo mejor en ese momento él se estaba masturbando otra vez pensando en lo que había visto hacía un rato.

El día siguiente se me hizo eterno en el trabajo y cuando acabó la jornada me fui corriendo a casa para que me diera tiempo a arreglarme con cuidado. Cuando terminé me miré en el espejo de cuerpo entero que tenía en mi habitación y me vi espectacular. Elegante pero sexy. Arreglada pero sin pasarse. Justo cuando me iba a perfumar me sonó el móvil. Era él .Me dijo que se había liado y que podíamos quedar directamente en el restaurante .Así que terminé con los últimos detalles y salí a la calle para coger un taxi. Me dirigí hasta el lugar y lo vi nada más llegar esperándome en la puerta. Estaba guapísimo y tenía cara de cansado. Entramos y pedimos mesa. La cena transcurrió tranquila, contándonos cómo nos había ido en los últimos días y hablando sobre un par de tareas de la casa que nos podíamos repartir. Cuando salimos , decidimos ir a un local de copas que había cerca de casa y fuimos a buscar su coche que estaba aparcado en un parking a dos calles de ahí. Cuando nos subimos en el coche y al ponerme el cinturón, él casi sin darse cuenta me pegó un repaso al escote con una cara de guarro que me subió un escalofrío por toda la columna vertebral. Estaba deseando ponerme encima suyo y cabalgarlo pero aún no era el momento. Me dijo que estaba muy guapa esa noche, y que tendría que vestirme así más a menudo. Yo le dije que él también estaba muy bien, como siempre. Y me guiñó el ojo. No había duda, estábamos tonteando. Yo no taba mi tanga mojado y eso me ponía cada vez más. Cuando llegamos al bar pedimos unas copas. Al principio no sabíamos muy bien de qué hablar pero poco a poco con el alcohol nos fuimos soltando tanto que acabamos bailando en medio de la pista .Lo estábamos pasando genial y cuando me acercaba a él en medio del baile notaba que la tenía dura .No del todo, pero era un buen comienzo .En un momento dado de la noche sonó una canción muy sexy y como ya había bebido lo suficiente como para desinhibirme por completo lo agarré y empecé a meterle mano disimuladamente. Una caricia cerca del culo, mi aliento en su cuello. Él no se apartaba, de vez en cuando entrecerraba los ojos y yo le mordía el lóbulo de la oreja. Sus manos se fueron acercando a mi cuerpo, que estaba ardiendo del más puro y lujurioso deseo. Quería follármelo allí mismo. Subí mis labios por todo su cuello y los acerqué a sus labios poco a poco y él también se acercaba, pero justo cuando iba a meter mi lengua caliente en su boquita se apartó.

-Lo siento no puedo, no puedo , vámonos… me voy.

Y así me dejó plantada en medio del bar sin saber qué hacer. Sentía rabia y desconcierto pero también deseo. El deseo intenso que provoca el rechazo. ¿Pero qué se había creído?

Fui hacia la puerta y al salir lo vi subiendo al coche. Corrí y le grité que me esperara.

Me subí con él y mientras arrancaba me quedé mirándole. Estaba como enfadado y yo no sabía por qué.

Le pregunté qué le pasaba y me dijo que nada, que prefería irse a dormir porque la cosa se estaba poniendo fea. Le pregunté por qué pensaba eso y me dijo que le estaban entrando ganas de hacer cosas que no tenía que hacer. Yo ya no podía más. Cuanto más me rechazaba más lo deseaba yo. No pude evitarlo y le agarré el paquete con la mano. Él pegó un respingo y nos desviamos un poco en la carretera. Tuvo que poner las dos manos al volante y me pidió que le soltara. LE dije que no. Que me explicara por qué no podíamos follar. Me dijo que le gustaba mucho vivir conmigo y que al parecer el trabajo se había alargado y se iba a quedar más tiempo del previsto .Me alegré mucho pero no entendí por qué era un problema. Me dijo que teníamos muy buen rollo en la convivencia y que no quería que lo estropeáramos metiendo sexo de por medio. Yo le dije que podíamos seguir siendo amigos aunque disfrutáramos de nuestros cuerpos pero no logré convencerle así que aparté mi mano de su rabo duro y enorme (pese a sus negativas lo tenía duro como una piedra).Durante el tiempo que tardamos en llegar a casa me iba desquiciando cada vez más buscando una explicación a todo lo que me estaba diciendo. Yo sabía que se moría de ganas y su excusa me parecía estúpida y desconcertante así que pensé que habría otra explicación. Y entonces caí en algo de lo que nunca habíamos hablado porque parecía evidente. Pero tal vez no lo era tanto.

-¿Tienes novia?- le pregunté a bocajarro.

No me miró. Aparcó el coche en silencio y tras una pausa me dijo: "si, lo siento, no sé por qué no te lo dije."

Me nubló la ira, estaba claro por qué lo había mantenido en secreto. Él también me deseaba. Entonces por qué me negaba ahora que me tenía apunto?

Subimos al piso callados y enfurruñados y cada uno se metió en su habitación. Me desnudé y me metí en la cama. Sentía mucha rabia y frustración pero estaba muy caliente. Empecé a tocarme con fuerza, me hacía daño pero me gustaba, imaginaba que estaba encima de mí y me ponía la polla en la boca inmovilizándome para que se la comiera como una bruta. Quería que me la metiera por el culo y me empujara con fuerza, clavándomela entera. De pronto me incorporé en la cama, de un salto, como con un resorte y me levanté. Saqué un pañuelo largo del cajón y unas esposas. Fui a su habitación. El se había quedado dormido a medio vestir, tal vez por el elevado nivel de alcohol que había ingerido. La luz estaba encendida aún y y llevaba los pantalones por los tobillos. Le quité con cuidado la ropa que le quedaba puesta y lo dejé desnudo en medio de la cama. Lo até por los pies por el pañuelo y le esposé las manos a la cama. Ahora estaba desnudo y a mi merced. Yo llevaba mi ropa interior sexy puesta y me sentía poderosa y despechada .Le desperté de un guantazo en la cara, no me iba a andar con rodeos. Cuando me vio encima suyo tardó unos segundos en darse cuenta de que estaba atado y en comprender la situación.

-Vamos a ver calienta coños. Si crees que me vas a dejar a medias estás listo.

Me miraba con los ojos abiertos como platos.

-¿Qué haces? Ya te he dicho que tengo novia. No puedo

-Pues esta de aquí no dice lo mismo- le dije agachándome y mordiendo su erección con los dientes.

Gimió de desesperación y eso me puso todavía más.

-No tendrás que sentirte culpable. No vamos a follar. Te voy a violar, que no es lo mismo.

Y acto seguido me puse de rodillas sobre su boca y me aparté el tanga para que pudiera comérmelo todo. Pero él no reaccionaba. Alejaba la cara de mi coño y no paraba de decir que no podía. Pero a mí ya me daba igual. Le cogí la cabeza desde abajo y le estampé el coño en la boca. Quería decir algo pero no podía, estaba lleno de mí.

-Cómemelo, venga. Y hazlo de bien.

Entonces poco a poco empezó a lamerme. Primero despacito y luego con más ganas. Yo me moría de placer. Me tocaba los pezones que tenía durísimos y salidísimos. Me metía un dedo en el culito y no paraba de gritar como una cerda. Él seguía y seguía y yo no podía más .Me corrí 2 o 3 veces seguidas hasta quedarme exausta. Me tumbé a su lado jadeando y le miré. Estaba asustado pero aún quedaban muchas cosas por hacer. Me puse encima de él, que permanecía inmóvil y con cara de susto. Tenía la boca bañada en mi flujo y le besé tragándomelo todo. Parecía que no iba a participar así que tuve que ponerme manos a la obra. Bajé hasta tener su polla rozando mi boca. Me moría por tenerla dentro, por chuparla, por lamerla, quería notar toda su leche cayendo a borbotones por mi garganta, así que me la metí hasta la campanilla de un tirón. Dio un respingo.

-Para, para, no me la chupes, para

-Cállate y disfruta.

Seguí chupándosela sin parar, de arriba abajo, rápido, despacio, según me diera. La tenía cada vez más dura pese a que hacía evidentes intentos para que eso no le ocurriera. Pero no lo podía evitar.Sólo quería saborearla. De pronto noté que me agarraba del pelo y me asusté. Le miré y me di cuenta de que se había quitado las esposas.

-Desátame los pies- me dijo con voz ronca y cachonda.

Yo lo dudé un momento pero el brillo excitado de sus ojos me convenció, ahora sí que quería follarme.

Le desaté el pañuelo y casi sin darme cuenta y sin tener tiempo a reaccionar me agarró por la cintura, me tumbó violentamente boca abajo en la cama y me ató con el pañuelo por el cuello y los brazos. No podía moverme porque si lo hacía la tela me apretaba la garganta y parecía que me iba a asfixiar. Empecé a asustarme. De repente le había cambiado la expresión de la cara. Parecía un loco.

-¿Quién va a violar a quién, eh?- me gritaba mientras me estiraba el pelo hacia su cara y notaba su aliento sobre mi boca.

-Puta, que eres una puta, ¿qué te creías?, ¿qué me ibas a follar? Pues te equivocas, ¿sabes por qué? Porque te voy a follar yo a ti.

Yo no podía hablar, estaba paralizada, tenía miedo. Antes de que pudiera seguir pensando en nada me levantó por la cintura y noté como me ponía el capullo en la entrada de mi culo.

-Así no- le dije suave tratando de calmarle- así me va a doler.Ponte vaselina.

Pero él no me hizo caso y me la metió de una sola.Hasta el fondo.Yo grité y noté cómo se me desgarraba. Me moría de dolor y él seguía bombeándme el culo y rompiéndomelo cada vez con más fuerza. Yo lloraba porque me dolía pero a la vez estaba cachondísima y me sentía apunto de tener un orgasmo entre el inmenso dolor y el enorme placer que me estaba causando

-Así puta, así te gusta, esto es lo que querías desde el principio, que te rompiera el culo. Dilo. Diloooooooo!!!!

Mientras me la clavaba por detrás me estiraba del pelo hacia su cara.

-Siiiiiiiiiiiiiiiii. Esto es lo que quería, sigue cabrón sigue.

Me estiraba el pelo y me pegaba guantadas en el culo y en lacara. Me insultaba y me estiraba de los pezones tanto que temía que me los arrancara y cuanto más le pedía suave, más fuerte me daba. De pronto se apartó y me dio la vuelta. Yo no sabía qué sería lo próximo y eso me excitaba aún más.

Se me quedó mirando a la cara unos segundos.

-Mira qué puta eres, te estoy violando y tú apunto de correrte puta, tienes el coño enorme. Te voy a atravesar guarra.

Y sin más preámbulos me la metió por el coño como un animal salvaje.Yo seguía esposada por las muñecas y sólo podía mover las piernas, pero él me las tenía cogidas y las ponía donde quería: alrededor de su cintura, sobre sus hombros…Tras un rato de bombearme me corrí sin poder remediarlo. Grité y me agité tanto que cualquiera se hubiera dado cuenta de que estaba teniendo el mayor orgasmo de mi vida, y él al percatarse empezó a insultarme: puta, mira como te corres, putita, como te corres con toda mi polla dentro.

Cuando dejé de tener espasmos debido a la gran corrida que me propinó, me volvió a agarrar del pelo, poniéndose de rodillas, metiéndome la polla dentro de la boca y follandomela a un ritmo frenético. Sabía que iba a correrse porque el capullo le latía con fuerza y brillaba hinchado y gordísimo. Intenté apartarme pero él no me dejó y me cayó toda la leche por dentro de la cara y por fuera. Cuando terminó me refregó la polla por la nariz y la barbilla, y por toda la cara ensuciándomela y dejándomela como una guarra, llena de churretones de leche.

Yo me quedé tirada en la cama, aún esposada y él se levantó y cogió su cámara de fotos.

-No, no por favor- le supliqué.

-Cállate guarra, mira qué pinta de zorra que tienes así.

Me hizo fotos y luego me desató, intenté pedirle que las borrara pero lo único que conseguí fue que me cogiera del pelo y me echara a patadas de su habitación.

Me fui a la mía sucia y dolorida y tras darme una ducha me metí en la cama y entre sueños y pesadillas me dormí.

Al día siguiente ya no estaba.

Gloser.