Sergio maravilloso amante
Siempre me gustaron más los hombres mayores, pero Sergio, un joven de 17 años cambio esa percepción...vea porque.
El relato aquí expuesto es completamente real, por seguridad y discreción cambié los nombres, de la misma forma es el primero que escribo, espero que les sea de su agrado y espero recibir sus comentarios.
Mi nombre carece de importancia pero pueden llamarme Clio, mido 1:60 m soy delgada, mis senos son muy chicos que los compenso con una piernas y un culo maravillosos, son de piel clara y cabello lacio muy oscuro, me han dicho que soy muy guapa y he recibido muchos halagos de propios y extraños, la historia que a continuación describo me paso hace unos pocos meses y aun lo recuerdo en carne propia.
Conocí a Sergio por Dulce una amiga, yo acababa de terminar la carrera y recién estaba empezando lo que seria una vida profesional y sentimental muy agitada y excitante, aunque yo había tenia relaciones con anterioridad, no puedo sino más que calificarlas de muy satisfactorias e intensas pero se volvieron extraordinarias hasta que llego Sergio a mi vida. Debo de agregar que Sergio tenía 17 años, es moreno, delgado pero de musculatura marcada, su carácter tiende a ser un poco seco, Dulce 19 muy bajita, con un par de tetas impresionantes y un poco llenita aunque su atractivo principal es su carácter siempre amable, y yo 22 años cuando todo esto sucedió.
Dulce, Sergio y yo acostumbrábamos salir los domingos en la noche a tomar una copa, platicar y poco a poco la confianza fue creciendo entre nosotros tres y poco a poco nuestras pláticas se fueron concentrando como todos jóvenes en el tema del sexo, independientemente de que los tres somos muy calientes. Poco a poco sentia la mirada de Sergio sobre mi y tambien sus disimulados roces por debajo de la mesa pero no le daba importancia, tal vez por verlo más chico que yo y estar sentimentalmente vinculada con alguien más, con quien por la distancia terminamos separándonos de una forma muy tranquila y madura..
En una de esas salidas Dulce me presentó a un amigo de ella e inmediatamente hicimos clic asi que empezamos a besarnos y Eduardo comenzo a bailar sensualmente para mi a medida que me besaba los labios y la boca; al poco rato me di cuenta de que Sergio no estaba, habia argumentado que se sentía mal asi que se fue, no lo crei y al no volver a buscarnos en poco mas de un mes, me di cuenta que eso era un pretexto y que se había retirado enojado y encelado.
Le volvi a llamar y empezamos nuevamente a salir como estabamos acostumbrados pero ahora yo estaba más decidida a no dar marcha atrás y conquistarlo, puesto que de la amistad que teniamos yo sentia que algo mas estaba surgiendo entre Sergio y yo, sin embargo los tres somos muy libertinos y rara vez nos unimos seriamente a alquien.
Nuevamente en una salida yo les dije que queria divertirme como nunca toda la noche, al final terminamos yendo a la casa de Sergio, Dulce y el se pusieron a jugar cartas y yo estaba viendo algunas cosas en el comedor; mientras Dulce barajeaba las cartas Sergio se incoroporo y me alcanzo al comedor argumentando ir por un tentempié, con el bocado en la mano me llego de espaldas y apretó su preciosa virilidad en mi trasero, este acto de completo cachondeo me electrizo la espina dorsal, atravesandome como un rayo que me endureció mis pezones, sensibilizó mi piel a un punto máximo e hizo reaccionar mi intimidad.
El juego de poker continuo un poco más, conmigo ya participando, recostada sobre el costado de Sergio. Dulce hiba ganando la partida pero era lo que menos nos importaba a Sergio y a mi. Dulce debió notar algo en nuestras miradas y con sus actos trato de retarme como mujer, y le ofreció a Sergio un masaje, el cual acepto y yo los observé sentada en el sillon, las acciones de Dulce no me intimidaban al contrario me hacian mucha gracia. Siento que ella esperaba una reacción diferente de él; pero Sergio y yo nos comiamos con la mirada dejando en ultimo termino el masaje que le proporcionaba Dulce, tirando por la borda sus esfuerzos de seduccion.
Dandose por vencida se recostó en el sofa, no sin antes exigir el brazo de Sergio para aprisionarlo como un muñeco de peluche, el me vio nuevamente con una mirada de total lujuria y con esa mirada me ordeno sentarme en una de sus piernas, yo obedecí, las palabras entre los dos sobraban.
Hacia mucho frio y yo titiritaba ya que su casa es muy fria, pero en sus piernas trate de olvidarme del clima. Él, que por las platicas que teníamos en nuestras salidas sabía perfectamente cuales eran mis puntos sensibles, empezó a llevar su mano libre con un ligero roce por mi espalda mientras que con su suave aliento se acercaba a mi cuello, el hecho de estar temblando de frío con anterioridad dio paso a temblores pero salidos de mi profunda exitacion, poco a poco fui olvidando el frío y a mover instintivamente mi cadera en un vaivén delicado procurando no despertar a la ahora aparentemente dormida Dulce quien no tenia la más mínima intención de liberar el brazo de mi amado. Esas caricias que con una sola mano me prodigaba me llevaron poco a poco a un estado exitación más latente.
Dulce se incorporó de golpe y subio al segundo piso aparentemente enojada, aunque me di cuenta de la situación, (que ella en secreto estaba esperando la oportunidad de ligar a Sergio de la forma en como yo lo estaba haciendo porque estaba en secreto enamorada de él, desde hace varios años) no traté de detenerla ni Sergio tampoco, nos quedamos en la sala un poco desconcertados pero al vernos a los ojos reanudamos nuevamente nuestra actividad, esta vez sin contenernos de ninguna manera como lo habíamos estado haciendo.
El seguia sentado pero ahora yo estaba de frente y no de espaldas, me despojo de mi blusa y con maestria separo los broches del sostén que rapidamente cayo al piso, los agarró con ternura y paso su aliento por mis pezones, quebrando la poca resistencia que me quedaba por lo pasado con Dulce, yo solo queria sentía su boca succionando mis pechos, agarrándome con fuerza la espalda el cuello el trasero, pero me estaba haciendo sufrir y se fue con calma aunque su ereccion empezaba a ser mucho más notoria bajo el pantalón.
No pude mas, le empecé a quitar la playera, admirando su pecho lampiño, marcado, aun de adolescente, el vaivén de mis caderas era cada vez más marcado y cada vez lo friccionaba con más fuerza sobre su pantalón a medida que le besaba el pecho, los pezones, debajo de los brazos, quería recorrerlo a besos y marcar mi territorio. El ya tenía las manos dentro de mi pantalón, agarrando con fuerza mis nalgas, haciendo que cada movimiento de mi cadera fuese más y más fuerte. Empezaba a necesitar sentirme llena de él, llena de su ser, así que fui directo a su cinturón, lo saque e inmediatamente le quite el pantalón junto con sus boxers mientras lo colmaba de besos en el vientre, la cadera, su bajo vientre hasta llegar a ese precioso pene, oscuro, venoso, largo, recién liberado que me esperaba ansioso para ser recibido; le besé la punta de ese glande palpitante mientras que con la mano le empezaba a masajear los huevos, con la lengua recorrí ese dulce miembro (debo de aclarar que tengo un piercing en la lengua y ese dia escogí una pieza específicamente para esa función), con la lengua pase a los huevos mientras mis manos se dedicaban a atender al mástil que se erguía poderoso frente a mi rostro. Chupé como desesperada sus huevos, Sergio estaba recargado hacia atrás del sillon, con las manos en puño y los ojos en blanco, esta visión de él disfrutando me hizo sentir aun mas cachonda y empecé a tragarme ese miembro, lo tragaba con frenesí, con glotonería, hasta el fondo de mi boca mientras con mi saliva lo lubricaba saboreando cada gota preseminal que emanaba de él, me sentia completamente mojada, con mi interior palpitando y exigiendo una respuesta a la suplica de mi cuerpo.
Sergio me incorporo y de pie enfrente de él me fue quitando el pantalón de mezclilla que llevaba puesto y la tanga color chocolate que hacia juego con mi brassier y que contrastaba maravillosamente con mi blanca piel, acaricio mis piernas, mis muslos, beso mis nalgas una a una lenta y pausadamente pero con determinación, nada que ver con la prisa de los muchachos propios de su y mi edad, sino con la maestría que solo había experimentado con amantes mayores. Me estaba volviendo loca, yo era la que me queria apurar, era yo quien lo necesitaba con urgencia y el simplemente me estaba matando de placer, siguió con sus besos hasta llegar a mi monte de Venus, ahí se hincó ante mi y senti como me elevaba al cielo al sentir su nariz hacer el primer contacto con mis labios mayores y moverse hasta llevar a mi clítoris, fue ahí cuando cambiamos de posición, ahora era yo la postrada en el sillon y el hincado ante mi, pasando su lengua, succionando, jugando con sus dedos en mi vagina y mi ano, sorbiendo mis jugos con sus labios, aaaaaaaaaahhhhhhhhh!!!!!!!! Realmente me estaba volviendo loca, aprisionaba sin miramientos su cabeza y movia en circulos mi cadera, me tocaba los pezones y estaba gimiendo como loca sin importarme que Dulce estuviera a solo unos paso de distancia, me vine en su cara, arqueando mi espalda y lanzando un grito ahogado mientras que mis manos jalaban de su cabello.
Bañada en sudor, me hinqué ante él, saque el preservativo de mi bolsa, lo abri y con mucho cuidado, con cariño hacia ese instrumento de placer se lo puse poco a poco con la boca, una vez puesto Sergio se incorporo frente a mi entrada y coloco su pene rozando, jugando y moviendose sin penetrarme, yo lo veia con deseo y deseperación, él sabia de mi estado de exitación y sin miramientos me ensartó su estaca entera, senti chocar sus huevos con mis nalgas, la sensación fue simplemente deliciosa, salia lentamente y volvia entrar de la misma manera, yo ya estaba gimiendo y moviendome como posesa, me encantaba su forma de hacerme suya, de hacerme su mujer, de tomar con firmeza mi cadera y hacerla a su antojo, asi fueron aumentando la intensidad y rapidez de sus embestidas; mis piernas empezaron a temblar anunciando un orgasmo descomunal, como nunca antes lo habia sentido, en también habia empezado a temblar en mis brazos que aprisionaban y arañaban su espalda anunciando también su llegada, bañados en sudor, ambos viéndonos a los ojos en una comunión nunca antes sentida por ninguno de los dos, respirando con dificultad, entrecortadamente, besandonos y jurandonos amor eterno llegamos juntos a un orgasmo perfectamente sincronizado, libre, completamente entregado.
Descansamos unos minutos y luego nos incorporamos, nos vestimos entre besos, para ese momento ya estaba amaneciendo, Sergio fue por Dulce y bajo con ella, nos dejo en su casa y ahí ella me reto abiertamente, no le respondí a sus quejas, seguia perdida por lo que acababa de vivir. Al final ella me pidio con lagrimas en los ojos no volver a acercarme a el como mujer y yo tenía la mas firme intención de cumplir mi palabra ya que por ser como somos lo más conveniente era tomarlo como algo salido de la calentura y no se los sentimientos, asi nadie saldria más herido.
A los pocos dias me enviaron a trabajar a otra ciudad, no había opción a nada mas, asi que me mude, el poco tiempo que me quedo salimos nuevamente, el y yo seguiamos con nuestros coqueteos pero por la presencia de Dulce la experiencia no se repitió esa vez.
Estuve lejos unos meses, hace poco recibí una nueva oferta de trabajo que me exige moverme de ciudad, a una mas lejos de donde están Sergio y Dulce; regrese a donde vivia para terminar de recoger unos papeles y ahí otra amiga mia Rita me organizó una fiesta de despedida donde obviamente tendría de invitados a Sergio y a Dulce; Rita conciente de la situación se encargo de distraer a Dulce y asi pude aprovecharme de la complicidad con Rita y secuestrar a Sergio y tenerlo a mi antojo; lo llevé a un cuarto especialmente preparado para nosotros, ahí lo puse contra la pared ni bien cerró la puerta, lo llene de besos, lo agarraba estrujandolo en contra de mi, el también a comparación de la vez anterior donde las caricias y los besos eran muy sutiles, ahora eran desesperadas queriamos comernos mutuamente, me apretaba los senos casi de manera salvaje pero que me exitaban más y más, nuevamente el sostén voló de su lugar liberando mis senos, Sergio se lanzo en contra de ellos, mordiendolos, al mismo tiempo que casi me arranca el resto de mi ropa y lencería, yo por mi parte lo tuve desnudo junto a mi, me quemaba el toque de nuestras pieles, el sudor, la respiración todo se conjugaba en ese momento de completa pasión, me levantó en vilo y simplemente me dejo caer sobre su candente hierro, me senti atravesada, no hubo tiempo para sutilezas, pero me senti mas viva que nunca al mismo tiempo, asi me estuvo penetrando, hasta que llegue a mi primer orgasmo, el camino conmigo a cuestas y me recostó en la cama y continuo con sus bestiales embestidas, estaba como poseido y yo también, nos volvimos a venir nuevamente juntos, que maravillosa sincronia venirte junto a la persona que quieres. Sergio cayo encima mio, besandome, agarrando mis pechos; al cabo de 5 minutos se incorpora y me dice con una picara sonrisa y lujuria en la mirada:
-Mira quien esta muy contento de que hayas regresado?
Bajo la vista y veo su erección nuevamente al pie de guerra. No puedo evitar sonreir en un gesto de complicidad, me reincorporo y le ofrezco mis nalgas y mi hoyito el no se hace esperar me penetra nuevamente con fuerza, agarrando firmemente mis caderas con una mano mientras con la otra frota mi sensible clítoris, al principio me duele un poco por su rudeza, pero me lleva a nuevas alturas de placer hasta ese momento insospechadas, nuevamente nos venimos ahora yo termino primero. Recostados en la cama nos besamos, nos acariciamos y nos abrazamos, admirando nuestra mutua desnudez. No dormimos, seguimos cogiendo toda la noche a sabiendas que puede ser la última juntos, a la mañana nos vestimos y me dejo en mi casa, al medio día salía el vuelo hacia mi nuevo destino aunque intercambiamos promesas de seguir en contacto, telefonos y correos electronicos no creo volver a verlo, somos amantes de nuestra libertad, del sexo, en fin incompatibles con una relación estable, aunque hayamos admitido que nos amamos.
Al final el destino tendrá la última palabra.