Serendipia

Capítulo 1 - Lo que pasa en los baños se queda en los baños.

Siempre he sido un chico sencillo; pelo castaño, gafas negras, me encantaba ir en chándal (para qué mentir)... Aunque por dentro era algo nervioso, me estresaba bastante.

Bachillerato no ayudaba mucho, la verdad. Era un no parar;deberes, exámenes... Además, tenía que aguantar todos los recreos a mis amigos hablando de sus experiencias sexuales con sus novias.Estaba algo cansado de escuchar "A ver cuando nos presentas a tu churri", pero a su misma vez tenía que entenderlo, ya que les había dicho que tenía novia, aunque era una tapadera, ya que era gay y no había salido del armario con nadie. Y encima virgen.

Iban muy a lo suyo, tanto que un día decidieron hacer novillos. Yo, en cambio, era bastante responsable y decidí asistir a clase, lo que me llevó a quedarme solo en el recreo.

Estaba bebiéndome un zumo envasado de naranja cuando vi una sombra acercarse a mí.

Creo que era Toni, y digo creo porque no habíamos hablado nunca. Lo tenía visto por clase, pero no mucho.Era un mulato de piel morena. Tenía el pelo corto, con la parte del tupé ligeramente en punta, y era más alto que yo.Había repetido 5º de primaria, 3º de la ESO y 1º y 2º de bachillerato, si no tenía mal entendido, por lo que era 4 años mayor que yo (él 22, yo 18, cumplidos ese mismo mes además). Tenía fama de chulito y mujeriego. Se notaba que sabía más de la vida que yo.

  • ¿Alex era?

  • S-sí. - dije con una leve timidez, era así. - ¿Tú Antonio?

- Más o menos. Toni me llaman en casa, mi abuela y mi madre. Puedes llamarme Antoni.

  • Vale, Antoni. - dije intentando ser cordial.

  • ¿Y qué? ¿Cómo va la novia?

  • Bien, bien.

  • Por cierto, hoy no te veo con el grupo.

  • Eso parece. Jaime, Quique y Roberto han decidido saltarse las clases sin más. En fin.

  • El trío calavera, jajaja. - dijo riendo.

No supe qué contestar.

Mi novia está enferma así que hasta nuevo aviso estoy igual que tú.

  • Vaya, ya somos dos. - dije queriendo ser agradable.

La verdad es que me estaba cayendo bien. Sí que es verdad que da esa sensación de "enterado de la vida" y chulito, pero no era mal chaval.

  • ¿Cómo llevas el examen de literatura del viernes?

  • Pues teniendo en cuenta que estamos a miércoles bastante bien, la verdad, me sé todo prácticamente.

  • Qué suerte, yo no tengo ni idea, me cuesta lo suyo.

  • Te puedo echar un cable, lo tengo bastante controlado. - dije intentando ser amable, tampoco tenía muchos amigos así que vi el momento como una posible oportunidad de hacer uno.

  • ¿De verdad? ¡Muchas gracias, tio! ¿Quédamos en la biblioteca después de comer?

  • Por mí vale, ¡después de comer!

En ese momento sonó el timbre. Se acababa el segundo patio y debíamos regresar para hacer las dos últimashoras de clase del día.

  • Tengo que ir rápido a mear antes de entrar, me va a explotar la vejiga. ¿Vienes?

  • Sí, mejor que vaya yo también que si no luego no me dejarán.

Aceleramos el paso entre la multitud de alumnos, entramos en el baño de chicos y cerramos la puerta.

Él quiso irdirectamente a uno de los dos urinales que había en la pared. Yo quise ir a uno de los dos cubículos, pues no me gustaban los urinales por tener que sacar mi miembro a la vista del que esté al lado, me ponía nervioso y me daba verguenza, pero me fijé en que estaban ocupados, ya que vi dos pies en cada uno por debajo de las puertas.

Sentí un poco de pánico.

En ese momento, Antoni me puso la mano en el hombro y me dijo:

¡Vamos, ven, que llegaremos tarde!

Fui detrás de él hasta los urinarios. Él se puso en el de la derecha y yo en el de la izquierda.

Bajé un poco michándal y mis bóxers. Él, apresurado, se desabrochó los tejanos y colocó rápidamente su miembro. Lo miré disimuladamente de reojo.Lo tenía grande y ligeramente peludo. Su uretra sacó el chorro de meada con mucha intensidad.

  • OH, JODER, QÚE GUSTO. - exclamó cerrando los ojos durante un par de segundos.

Intenté orinar también. Sorprendentemente pude empezar, aunque mi chorro fluía más bien lentamente.

Se fueron los dos chicos de los cubículos.

Antoni miró mi miembro y pronunció palabra.

La tienes pequeña, eh. Está un poco dormida.

En ese momento casi me da algo por mi timidez.

Yo es que entre la meada que necesitaba hacer y el polvo que quiero echar. - dijo mirándosela y haciendo que me fijara en ella, con una carcajada.

  • L-la tuya un poco despierta. - dije nervioso intentando estar a la altura.

  • Bua, es que creo que me voy a hacer una paja aquí.

Tragué saliva.

Ambos acabamos de mear.

¿Tú también?

  • N-no sé, y-yo creo que no...

  • En casa ya si eso, eh, jajaja. Pero bueno, me puedes ayudar si quieres.

  • ¿Q-QUÉ? - dije inconscientemente.

  • Mi novia está enferma y voy a estar un tiempo sin poder hacerlo. Es solo para el momento, si quieres cerramos los ojos los dos.

Con lo que me cuesta hacer amigos no podía desperdiciar haber hablado con Antoni, o quién hubiese sido.

  • Bueno, v-va...

Fuimos a un mismo cubículo y echamos el pestillo. Él se sentó en el báter, con la tapa cerrada obviamente. Se desnudó por completo en cuestión de segundos.

  • Estoy más cómodo así, tengo mucha calor. - dijo sudando. - Cuando quieras.

Ambos cerramos los ojos.

Empecé a mover su polla lentamente, estaba algo nervioso.

Sin miedo, sin miedo.

Entonces, empecé a mover mi mano rápidamente, como si no hubiese un mañana.

Iba gimiendo y notaba como mi mano se manchaba ligeramente de preseminal.

OH... OH... Qué bien lo haces, cabrona.

Sonreí ante su comentario, me hizo gracia que hubiese hablado así.

Sus gotas de sudor me salpicaban.

Seguía a lo mío, con los ojos cerrados y notando como su polla se iba agrandando cada vez más y se iba poniendo muy rígida.

Entonces, en ese momento, noté como su mano empujó mi nuca y su gran y jugoso pené entró repentinamente en mi boca.

Cómete el pollón de papi, pedazo de puta.