¿Será que sólo me quieren encamar?

Un fin de semana con un ex, me deja con una pregunta preocupándome...¿me debo resignar a que sólo me quieran para coger?

¿Será que sólo me quieren encamar? ¿Qué sólo me quieren por golfa?

Hoy es domingo 28 de junio del 2009 y tal vez deba tomar una decisión definitiva en cuanto a mi futuro y mis travesuras. Creo que seguiré escribiendo algunas de mis travesuras, pero no sé si las seguiré haciendo. Este viernes pasado mi ex novio, Miguel, me mandó unos correos y unos mensajes por celular invitándome a su casa para el fin de semana al calor de las cosas y de las copas dijo algo que ese momento no produjo mayor cosa, lo dejé pasar, pero desde ayer por la tarde me ha hecho pensar mucho; ya se darán cuenta, aunque no me detendré en ello. Pero por ahora, seguiré con el relato que espero les guste.

Como decía, el viernes Miguel –mi ex novio- estuvo mandándome mensajes al e-mail, al celular y al chat, para invitarme a pasar el fin de semana con él. Desde que terminamos hace unos seis meses nos hemos visto en algunas ocasiones sólo para recordar viejos tiempos, “sin compromisos”, como siempre le aclaro para que no pretenda que regresemos. Y últimamente me ha buscado para regresar, pero me he negado y sabiendo que en eso acabará la noche o el fin, tampoco nos hemos visto para nuestros arrimones. En esta ocasión la invitación fue oportuna y sugerente, así que después de hacerme la difícil toda la tarde acepté pero le recalqué que sería “sin compromisos” y quedé en llegar a su casa al salir de la oficina.

Llegué y Mickey tenía la cena lista, pero antes unos martinis para irnos relajando. Estaban delicioso; la verdad es muy bueno cocinando y con las bebidas. Además sabe muy bien lo que gusta de todo a todo. Luego de un par de martinis abrió un vinito tinto y a cenar. Buena cena, buena compañía, buena plática; ¿qué más se puede pedir? Después de otra botellita de vino en la sobremesa, fui por unos digestivos y mientras los servía Mickey se paró detrás de mi y empezó a darme masaje en los hombros, la espalda, en los costados y bajó sus manos hasta mi cadera, en ese momento me embarró su paquete en las nalgas; ya estaba endureciéndose su paquete.

-         Estás riquísima, Tere. Cómo me encanta verte por detrás, verte caminar. Mmmm, me encantas.

-         Tú lo que quieres es encamarme, Mickey.

-         ¿Puedes culparme por tener buen gusto? Además es tu culpa por estar tan rica y por ser tan buena en la cama –me masajeaba los hombros para poder abrirme poco a poco la blusa.

-         ¿Tanto así? ¿Todavía se te antoja encamarme?

-         Pero cómo no, Teresita, si estás buenísima. Sabes? Me masturbo viendo tus fotos, recordando una que otra folladita.

-         ¿Folladita? ¡Folladotas! Jajajaja.

-         Ah, también las recuerdas, eh.

-         Claro…eran deliciosas…mmmmmmm…-movía la cadera hacia atrás para presionar su paquete contra mis nalgas- me encanta cómo me cogías.

-         Pues vamos a recordarlo, ¿no?

-         Sólo para eso me quieres, ¿verdad?

-         A ti también te gusta, ¿no? Por eso viniste, además la que dice “sin compromiso”, eres tú

-         Para ver si me convences…-me interrumpió-.

-         No te hagas, Teresita, si ya sé que eres bien golfa, por eso tronamos, ¿no te acuerdas? –empezó a desabrocharme la blusa y metió su mano para agarrarme las tetas sobre el bra, luego bajó sus manos y me acariciaba la conchita sobre la pantalón mientras seguía hablándome- andabas de traviesa con otros güeyes y me cansé de ser tu pendejo. Prefiero ser el que pone los cuernos y no el cornudo, chiquita. Me hubiera quedado contigo, pero eres muy calenturienta, Teresita, te encanta tener cabrones que te encamen, que te la metan, que te cojan…te gusta andar de golfa, Tere –su paquete estaba que estallaba y yo empapada- lo acepté y ahora sólo seré tu amante hasta que me quieras botar, estoy para cogerte cuando quieras, Tere, como muchos otros cabrones –me restregaba el paquete en las nalgas y me desabrochó el pantalón para poder masturbarme sobre la panty-

-         Métemela, Mickey…quiero sentirte adentro…por favor

-         ¿Cuál es la prisa? Te vas a quedar, ¿o no?

-         Si, pero  ya me tienes ardiendo…tengo ganas

-         Quiero que te vengas en mis dedos, quiero que empapes tu panty, quiero olerla, oler tu panochita empapada, saborearte, dedearte antes de metértela –me excitó muchísimo que me dijera esas cosas mientras me masturbaba y poco tardé en venirme por primera vez- quiero que me la mames, que me lamas la verga, que me la chupes…luego te la voy a meter, Teresita…-estaba a punto de venirme-.

-         ¿Cómo me la quieres meter, Mickey? ¿Por dónde?

-         Por todas partes, Teresita…te la quiero meter por atrás para verte el culo, venirme en tus nalgas, llenarte de leche el culo, preciosa…¿se te antoja?

-         Ay, sí qué rico…síguele…aaaaaaahhhhhhhhh…mmmmmmmmm…-me arqueé hacia atrás y lo besé y lo mordí mientras me venía- mmmm, qué rico…me encanta cuando haces eso.

-         Me encanta cuando te vienes –me di la vuelta lo besé, lo mordisqueé y le restregaba mi conchita en su paquete-.

-         Así que sólo me quieres para follar, eh…¿eso es lo que soy? ¿una amiguita para encamar?

-         Eso es lo que has querido ser, ¿o no? Pregúntale a tus galanes…Alejandro, Roberto, Nelson, Nacho, Marco…todos los que te encaman cuando se te antoja, Teresita.

-         Como ninguno me toma enserio, a ninguno tomo enserio.

-         Pues a darle gusto al cuerpo, ¿no?...a coger y a mamar que le mundo se va a acabar

-         Me emborrachaste para aprovecharte de cómo me pongo de cariñosa y facilota, ¿verdad?

-         Ya sabías a qué venías, Teresita, no te hagas…te encanta andar de traviesa –me llevó al sillón, me quité el pantalón, nos sentamos, nos besamos, me acarició las piernas, me desabrochó toda la blusa y le acaricié el paquete, le desabroché el pantalón y le acaricié el palo sobre su bóxer, le desabroché la camisa, acaricié su torso, le besé el pecho, sus pezones, los mordí levemente y bajé besándole el torso hasta su paquete; lo mordí nuevamente sobre el bóxer y luego le saqué la verga y empecé a lamerla y mamarla. Él me acarició las nalgas y me dedeó sobre la panty y después debajo de ella- Qué rico la mamas, Teresita…la devoras, canija.

-         Mmmmmm…¿te gusta?

-         Me encanta –me bajé del sillón y me hinqué para que viera mejor cómo se la mamaba-.

-         ¿Seguro?

-         Por supuesto…me encanta que te pongas así para verte las tetas mientras me la mamas, me encanta sentir tus tetas en mis piernas, pellizcarte los pezones mientras veo cómo te metes mi verga en tu boquita…mmmm, qué rico

-         ¿Más que tu novia?

-         Jajaja…cabrona…sí, la mamas mejor que ella, preciosa…será que tienes más experiencia

-         Pues hay que aprender, ¿no? Para mantenerlos con ganas de otra y otra

-         Me encantas, Tere…no podría dejar de cogerte…mmmmmm…síguele

-         Ya ves…mmmmmmm…mmmmmmmm…me encanta tu sabor…mmmm…-después de unos minutos de estar mamándosela y de acariciarle la verga con mis tetas, le quité pantalón y los boxers…- estás riquísimo, Mickey.

-         Móntame, Tere –así lo hice, me levanté y me subí en él poniéndole las tetas en la cara y acomodando su reata en la entrada de mi panochita- siéntate en ella, Tere, métetela…mmm…así, así…qué rica conchita tienes.

-         Ay, me encanta cómo la tienes…qué delicia…-me agarró las nalgas para ayudar al sube y baja y yo me quité el brassiere para que pudiera lamer mis tetas-.

-         Estás buenísima, Tere, por eso no dejaba de cogerte cuando andabas conmigo…salvo cuando te ibas de canija a que otro te atendiera.

-         Como ahorita

-         Como ahorita

-         ¿Y tú alguna vez me pusiste el cuerno? ¿no te desquitaste?

-         No

-         No te hagas, Miguelito, si de santo no tienes nada.

-         Una que otra vez…-lentamente hacíamos el sube y baja, él empezó a estimularme el culito con los dedos-

-         Ah si…¿con quién? ¿alguna conocida?

-         Una que otra.

-         Eres un cabrón…a Bety, mi hermana…ella me contó que sí.

-         Sí, me he tirado a tu hermana…algunas veces mientras andábamos.

-         ¿Te la sigues cogiendo, Mickey?

-         A veces…tiene unas tetas espectaculares y un culote…no coge como tú, pero…qué se sentirá cogerse a las hermanitas al mismo tiempo

-         ¿Se te antoja? ¿Eh, cabroncito?

-         ¿A quién no, Teresita? ¿Ya lo has hecho? ¿Ya se las han cogido juntas?

-         ¿Tú que crees?

-         Qué envidia…de seguro Alejandro y Roberto, ¿verdad?

-         ¿Para qué quieres saber? ¿Te excita imaginarme con otros?

-         Me excita metértela, Tere, cogerte, agarrarte las nalgas, lamerte las tetas, comerte el coño…olértelo, eso me calienta, zorrita.

-         Mmmm…qué rico…¿sabes? A mi novio le gusta verme con otro.

-         Pues cuando quieras le damos gusto…pendejo, yo prefiero cogerte como puta, que ver lo puta eres.

-         En gustos

-         Te quiero comer la panochita, Tere.

-         Espérate, quiero venirme otra vez antes…muérdeme los pezones, Mickey, agárrame fuerte las nalgas…ay, así, tú si sabes…mmmm…-aceleré poco a poco mis movimientos en círculo, hacia delante y hacia atrás y luego haciendo ochos y finalmente adelante y atrás de nuevo cuando estaba por acabar.

-         Sí, preciosa, vente, vente…dame tus jugos, chiquita, vente en mi verga, Teresita, como te gusta. Qué rico coges, qué buena estás, Tere…qué culo tienes, qué ganas de metértela por atrás y llenarte de leche.

-         Ya me voy a venir, Mickey, me voy a venir…mmmmm…aaaaaahhhhhhh

-         Mmmm…qué rico, vente, vente, vente, Teresita…así…-fui bajando el ritmo de mis movimientos mientras acababa mi segundo orgasmo; me besó, me acostó en el sillón, se acomodó entre mis piernas y empezó a comerme la concha-…mmmmm, huele delicioso tu panochita, Tere.

-         Suave, suave…así, así

-         Me encanta cómo huele, cómo sabe, no sabes cómo me calienta

-         Ay, qué rico…-me lamía las piernas, los muslos y volvía a mi conchita y me pellizcaba los pezones y luego me ponía unos de sus dedos en la boca para que lo mamara como si fuera su verga- ya métemela, Mickey, te quiero adentro otra vez, quiero sentirte cómo entras y sales…cógeme, Mickey, métemela…por favor…-se sentó en el sillón, puso mis piernas en su pecho, acomodó su reata en la entrada de mi panochita, la golpeteó y me la metió de un empujón- mmmmm…así, papito, así…qué rica la tienes, no me canso de sentirla adentro.

-         Cuando quieras, Teresita…-me lamía los tobillos y los pies mientras me la metía; me bombeaba a diferentes ritmos, después me volteó haciendo la posición del tornillo, para nalguearme y agarrarme las tetas mientras me la metía; le encanta esa posición.

-         Métemela por atrás, Mickey…-me puse de perrito en el sillón, Mickey se puso detrás de mi y empezó a acariciarme las nalgas.

-         Tienes un culo delicioso, Teresita…me encanta cómo lo mueves cuando caminas…cuando coges…-acomodó su verga en mi conchita y me la metió de un empujón- me encanta tenerte así, de perrito, como perrita, como te gusta que te la metan.

-         Sí, sí, me encanta que me cojan por atrás…qué rico

-         ¿Y no te gustaría una verga en tu boca mientras te la meten por atras?

-         Sí, sí, me gustaría…¿te gustaría ver cómo se la mamo a alguien mientras me la metes, Mickey?

-         Sí, quiero ver cómo la mamas mientras te la meto, Teresita…quiero ver qué tan golfa eres, chiquita.

-         Soy una golfa, me encanta que me den verga…me cojan…rico, papito, así.

-         Eres una zorra, Tere –me daba nalgadas- y tienes un culo delicioso…-me metió un dedo en el culo y siguió metiéndome y sacándome el pulgar para motivarme el culito.

-         ¿Me la quieres meter en el culo?

-         Sí, te voy a llenar el culo de leche, Teresita.

-         Con cuidado, Mickey…-empezó a meterme la verga poco a poco en el culo, luego de ponerme lubricante-

-         Qué apretadito sigue…mmmmmm…qué rico.

-         Mmmmmm…qué rico, papito…dame nalgadas, Mickey –me dio algunas y me jalaba el cabello.

-         Te gusta duro, verdad, zorrita

-         Sí, me gusta que cojan duro, que la metan fuerte

-         Eres toda una puta, Teresita, todos la saben, preciosa.

-         Sólo me quieren encamar, verdad?

-         Tú que crees, putita? Quién se va a querer perder estas nalgas? Cómo aprietas la conchita…cómo la mamas…quién se va resistir a este culo?

-         Tanto así, Mickey? –aceleró el bombeo y sentí cómo se hinchaba la reata de mi ex; ya casi se venía- la tienes deliciosa…te quieres venir adentro?

-         Sí, quiero llenarte de leche el culo, Teresita…qué buena estás!

-         Vente, dame tu lechita calienta, Mickey…dámela, dámela

-         Te la doy en el culo?

-         Sí, lléname de leche el culo…qué rico, papito, qué rico

-         Si supiera el pendejo de tu novio

-         Vente, Mickey, vente en mi culito…así, así, vente, papito, vente adentro.

-         Ahí, va, Teresita…ahí va…aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh…aaaayyyyyyyy

-         Ay, así, así!!!! Mmmmmmmmmm…lo siento hasta dentro-o-o-o-o…mmmmmmmmmm…qué rico-o-o-o-o…-lo sacó y acabó de venirse en mis nalgas, embarrándome los mecos con su verga en todas mis nalgas.

-         Me fascina cómo coger, Teresita. Extrañaba estas comilonas.

-         Yo también…mmmmmmmm, qué rico.

Fueron un par de días muy ricos; me consintió riquísimo y cogimos como conejos. Me hacía falta un fin de semana de travesuras. Pero me quedé pensando: ¿sólo me querrán para coger? Mis amantes, sí; yo igual. Pero en algún momento tendré que bajarle o ser más discreta.