Será

Un pequeño encuentro se convierte en una historia de infidelidad y dominación

Empezare esta historia casi por el final o directamente por el final, con un beso apasionado, poniendo mi mano en sus pechos y comprobando que las pinzas aun seguían ahí.

la conocí de casualidad, tras mucho insistir y algún tropiezo que otro por mi parte al final me hizo caso, no se si por insistencia, interés o sencillamente pensó le digo hola y me lo quito de encima.

Tras una conversación donde hablamos de varios temas, intercambiando información sobre nosotros, poco a poco no adentramos en temas mas íntimos, donde ya abiertamente nos explayamos en nuestros gustos y mas aun en nuestras necesidades.

Lo que empezó como una charla derivo en una cena donde le pedí abriera un botón mas de su blusa, con cara de asustada y poco reacia le indique que era lo que deseaba, volver a sentirse viva, deseada y sobre todo dominada, esta noche me iba a dejar tomar el control de la situación.

Tras mirar hasta debajo de la mesa por vergüenza, desabrocho el botón dejando ver un surco maravilloso y el principio de unos pechos redondos, turgentes y blancos por la ausencia de los rayos de sol en ellos.

Yo ya estaba caliente por la situación, pero ahora no podía dejar de mirarla, pero faltaba algo, estaba ahí pero no se marcaban como debían, me acerque a ella y entre besos y mordiscos en su lóbulo, acariciaba su espalda, poco a poco fui bajando la mano hasta llegar poco mas de su cintura y vuelta a subir pero esta vez por dentro de la blusa, acariciando su piel, al llegar al sujetador intente desabrocharlo, pero a una mano creo los hombres somo torpes para ello, y además me encontré con un " ni se te ocurra".

Le tuve que demostrar que si yo podía ella también, volví a mi posición y le pedí que acercara su pies, ella extrañada, con miedo incluso, cedió y lo que encontró fue mi pene fuera de mi pantalón, el ir con sandalias de tacón favorece mucho estas situaciones indiscretas pero que si se hacen bien son muy discretas y muy morbosas. su pies y mi mano estaban haciéndome un paja, volví a decirle si yo puedo tu también.

Cuando se levanto para ir al baño, ya imaginan ustedes a que le dije que de eso nada, que al baño iríamos luego juntos y no a quitarnos la ropa justamente. Le ordene mas bien que se lo quitara allí mismo, con disimulo, con discreción pero yo quería ver su cara, al hacerlo, eso no me lo podía perder.

Con la mirada puesta en mil sitios y sin mirarme, y las pocas veces que nuestras miradas se encontraban ella rompía el contacto inmediatamente, ya era mía, estaba bajo mi dominio, por lo menos esa noche, la situación la tenia completamente excitada.

Con un sutil movimiento, puso sus manos en la espalda y sin casi darme cuenta lo soltó, saco un tirante por un brazo y otra vez dentro de la blusa, luego el otro y cuando lo tuvo fuera, dijo ya esta.

La sorpresa, su sorpresa fue mi respuesta, no cielo, no esta, no lo veo encima de la mesa para que pueda cogerlo, guardarlo y luego llevármelo, su cara era un poema, vergüenza, estaba roja, ella podía sentir que todos la miraban cuando nadie lo hacia realmente.

Pero tras el impacto inicial por el comentario y un par de estas loco, me van a ver, cedió. Cuando fue a dármelo le dije lo dejara encima de la mesa, que ya lo cogería yo, pobre no sabia donde esconderse pero ya había empezado, no existía la vuelta atrás y como me confeso mas tarde, estaba totalmente mojada, llevaba deseando por tanto abandonar el sabor vainilla que un poco de emoción le parecía lo mas excitante.

el sujetador estuvo encima de la mesa por minutos, con ella suplicando que lo guardara, cosa que no hice hasta que una camarera vino a retirarnos los platos, tuve el tiempo justo para recogerlo, pero sabiendo que lo hacia cuando la camarera lo viera.

Fin de la 1a parte