Ser madre o mujer última parte

María Rosa se da cuenta de la magnitud de sus hechos. Pero una luz al final del túnel, le indicará que aun tiene una ultima oportunidad de cambiarlo todo.

SER MADRE O MUJER ULTIMA PARTE

Al salir a la calle, había muchas personas gritando asustadas, aterradas, mientras el cuerpo de mi hijo yacía en el suelo, en un charco de sangre y golpeado. En mi mente no cabía la existencia, ni el juicio, solo un dolor extremo que taladraba mi ser:

_ ¡HIJITO NOOOOOO! ¡POR FAVOR, PERDÓNAME! ¡NOOOOOOO!

Solo agarré el cuerpo de mi hijo, mientras su sangre manchaba la bata, pero eso no me interesaba. El taxista que lo había atropellado bajó de su auto y solo decía:

_ ¡Lo siento señora, él niño se atravesó corriendo y no tuve la oportunidad de frenar! ¡No fue mi culpa!

Y en realidad no lo era. Toda la culpa era mía y solo mía, por nunca haber sido sincera con mi hijo, por haber caído en mi ímpetu de mujer, por haber traído a casa a mi amante, por haber …

_ ¡ A UN LADO SEÑORA! ¡UNA CAMILLA PRONTO!

Era dos señores de una ambulancia, al parecer un vecino había llamado de emergencia a la cruz roja, y ahora se llevaban a mi hijo. El taxista decidió ir con ellos, mientras yo suplicaba ir en la ambulancia. No me dejaron. Entonces el taxista me llevó, mientras Henry solo observaba desde la puerta estupefacto, (después de todo creo que eso fue su mejor comportamiento, en ese instante. Además, él era la persona menos indicada para ver en ese instante)

Llegamos al hospital e ingresaron a mi hijo de emergencia, me dijeron que no respiraba ni había pulso (Inconsciente) entonces me dijeron que no podía ingresar con ellos, pero mis gritos y mi dolor de madre eran taladrantes. Mi llanto no tenía consuelo con nada ni nadie. Una enfermera se acercó, me dio un vaso de agua y me pidió sentarme, mientras me decía

_ Señora cálmese, pero le pido que vaya a su casa, a que se cambie de ropa y regrese. Comprendo su dolor, pero le digo, porque su vestimenta no es la adecuada en este lugar.

_ ¡¡¡ QUE MIERDA ME IMPORTA LA ROPA, EN ESTOS MOMENTOS!!! ¡¡¡ YO SOLO QUIERO ESTAR CON MI HIJO Y NO ME MOVERÉ DE AQUÍ! !!

La enfermera se alejó asustada y en verdad ni la ropa y mucho menos la vergüenza era lo que me interesaba en ese instante ( Después de todo, esta última, ya la había perdido aquella noche, que mi hijo me vio besándome con Héctor y ahora que me encontró desnuda y en la cama con mi amante ) así que no tenía nada que perder y si me iban a tildar de puta, de zorra, de perdida, ya eso no me interesaba. En el fondo de la verdad, me merecía eso y más, ya que nunca pensé en mi hijo y ahora él estaba al borde de la muerte.

Las horas pasaban y yo seguía llorando cada vez más. Parecía que mis lágrimas no tenían fin y de vez en cuando preguntaba cómo estaba mi hijo, a cada doctor que pasaba, estos no me daban respuesta alguna. Volví a la silla a llorar, cuando una anciana se me acercó y me colocó en las manos, un rosario de color morado.

_ Ten fe hija. Solo pídele a nuestro señor y él te escuchará.

Una hora después (había perdido la noción del tiempo) Manuel me vio en el pasillo de espera y se acercó a preguntarme

_ ¡Qué paso! ¡No me digas que Alejandro!

No tuve fuerzas para seguir y me eché en sus brazos a llorar. Él me llevó a un lugar más cómodo para conversar. Fue cuando le dije lo que había sucedido.

El rostro de Manuel era todo un poema, se veía tanto la admiración como la vergüenza por mis actos. Y de verdad, con su mirada me dijo todo.

Las horas pasaban y no había noticia de mi hijo. En eso llegaron dos guardias y preguntaron quién era familiar del niño atropellado. Yo me identifiqué, pero me pidieron que me cambiase de ropa y que llevara mis documentos. Por lo que me vi obligada a volver a casa.

Cuando entré, Henry estaba sentado en el sofá y se notaba que había llorado demasiado. Al verme se acercó a decirme algo, pero le dije que se fuera, que era el último hombre en el mundo a quien quería ver. Él comprendió y se marchó, sin decirme una sola palabra.

Al ingresar me cambié, pero antes de salir, subí a su cuarto de mi hijito y pude ver que allí estaban sus cositas, sus juguetes, su ropita, me eché a su cama y seguía mis llantos desesperados.

_ ¿ POR QUÉ DIOS MÍO, PORQUÉ FUI TAN DÉBIL ANOCHE ?

Al llegar al hospital, me di con la noticia que mi hijo había despertado del coma, pero estaba muy débil. Después que el pediatra lo había visto, pedí pasar a verlo, pero me recomendó que aún no era el momento de hacerlo. Luego de eso me acerqué a los guardias y me tomaron mi declaración. Fue cuando les revelé que mi hijo había salido de mi casa, luego de verme desnuda con mi amante, (los policías me miraron con asombro y a la vez con cierta lascivia) y luego cuando se acercaron al taxista, también les contó que mi hijo salió muy rápido y no alcanzó a frenar, que todo había sido muy rápido. Después de la declaración de ese hombre, decidí levantar los cargos (si hubiese cárcel para las madres mentirosas, pues adelante arréstenme)

Pasaron dos días y aún no había podido conversar con mi hijo. Cada vez que pedía verlo, los médicos me decían que mi hijo no quería hablar conmigo, que yo era la causante para que él este así. Para mí, esas palabras eran como cuchillos que despedazaban mi carne a pedazos.

Una hora después llegó mi suegra acompañada de mi cuñado, Estela y otros familiares más. Me acerqué a explicarle todo a doña Regina, pero ella solo me dio una cachetada, pero con todas las fuerzas que tenía.

_ ¡¡Hubiese perdonado lo que hiciste esa noche, por culpa de mi nuera, pero haber caído tan bajo, de llevar a tu amante a la casa de mi hijo, para que mi nieto sea testigo de tu putería, eso no te lo perdono!!

Y era verdad, no había nada ni nadie quien perdonase mi acción de esa noche. Momentos después el médico salió y pregunté si podía verlo, fue entonces cuando me citó a un lado de todos y me comentó una noticia dolorosa.

_ Señora su hijo gracias a Dios está bien, pero …

_ Qué doctor, dígame que pasa…

_ Su hijo, pide no verla a usted. Esta muy enojado y pidió que solo lo vea su abuela y su tío. Comprende.

Cuando escuche esto, mi corazón ya sentía un dolor más penetrante de lo que ya llevaba esos días en el hospital. Solo me quedo agradecer al médico por haberle salvado la vida a mi hijito.

Luego de unos minutos, llegó una señorita acompañada de un guardia civil (era una fiscal de menores) y pidió conversar con mi hijo. Yo me presenté que era su madre, pero ella me dijo que primero quería conversar con mi hijo y luego lo haría conmigo.

El doctor acompañó a la señorita a la habitación de mi hijo y demoraron como 1 hora en salir de allí. Luego se acercó a mí para tomar mi declaración de los hechos. Al contar esos hechos, no obvie ninguna palabra. Luego ella, junto al guardia se marcharon.

Después del accidente de mi hijo, muchos preguntaron qué había pasado con él. Vinieron sus compañeros de clase, sus maestros y se enteraron de su accidente (más no de que lo había causado) También del casino, me estuvieron llamando preguntando porque estaba faltando muchos días a trabajar y siendo sincera, no me importaba en ese momento el trabajo (y más que todo ver a quién) Luego, recibí una llamada de Claudia, preguntándome como estaba y le conté lo de la verdad de mi hijo y lo de Henry. Fue cuando ella me contó que él había renunciado hacía 5 días atrás al casino y nadie sabía dónde estaba. También los rumores de que teníamos una relación ya había sido confirmada y al parecer a los dueños no les agradó ese tipo de acción. Fue entonces que respondí:

_ No me importa ese trabajo ni lo que hablen de mí y si quieren quedarse con mi sueldo, con mi liquidación, con todo, ¡HÁGANLO! ¡LO UNICO QUE ME IMPORTA ES MI HIJO!

_ Comprendo María, pero cualquier cosa avísame por favor. Nos vemos.

Dos días después recibí una notificación fatal. Mi hijo había sido llevado a la DEMUNA a pedido de la fiscalía de menores, aduciendo que tenía problemas psicológicos y que yo no era la persona idónea para tenerlo. Este aviso terminó por sepultarme y fui a exigir que me dijeran en que se basaron para tomar esa decisión. La fiscal que tomó ese pedido me explicó que hubo dos argumentos que terminaron por hundirme, era el de una señora y de su hijo (Me di cuenta entonces que Estela y David, habían testificado en mi contra, solo por vengarse por el castigo que le dio Guillermo). A pesar que hice lo posible por recuperar a mi hijo, esto no fue posible ya que por la declaración de Estela y el de mi hijo con la señorita que fue a verlo, eran suficientes evidencias en mi contra.

Tras una semana de ida y vueltas, el juez de menores de edad, tomó una decisión: Mi hijo sería enviado a un albergue por cuatro meses, y si yo quería recuperarlo, tenía ese plazo para demostrar una conducta idónea. Para mí escuchar esta sentencia, terminó por sepultarme viva por decirse así, suplicaba, imploraba y pedía piedad, por todo lo cometido, pero nadie parecía condolerse de mis lágrimas.

Al regresar a mi casa, solo me tiré a la puerta y lloraba como nunca en mi vida:

¡¡PORQUÉ SEÑOR, PORQUÉ!!

¡¡YO MEJOR ME HUBIESE MUERTO, PARA NO VIVIR ESTO!!

Y seguía en la misma pregunta, cuando de pronto vi que, en la mesa, estaba aquel rosario que me había dado esa anciana, (debo confesar, la última vez que recé fue cuando tenía 13 años, después de mi primera comunión) y ver ahora esa reliquia, me acerqué para comenzar a expresar mis plegarias al divino creador. A cada palabra, a cada ruego, a cada deprecación, tenía en mente a mi hijo y en especial mis humillaciones, iban dirigidas a esa madre bendita de los cielos, para que abogará por mí, a los pies de su hijo crucificado.

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I CONFESIÓN

Les diré porque me decidí a escribir esto, porque después de saber que mi hijo estaría fuera de mi lado y luego de haber leído en muchas páginas de relatos confesiones de otras mujeres que han sido infieles a sus maridos, que prefirieron dejar a sus familias, a sus hijos y que no les importaba eso, en su momento, sólo vivir la ocasión dada y que tiempo después, se arrepintieron de sus acciones. Vi que mi caso no distaba mucho de el de ellas, pero ahora estar sin mi hijo y en medio de la soledad y sobre todo mi dolor viviente, decidí contar mi experiencia por aquí para ayudar a otras mujeres, así como a mí me ayudaron los relatos que he leído.

Todos saben que tengo 32 años, divorciada y con un hijo de 12. La verdad no sé cómo ni porque comenzó si fue más como un instinto improvisado por una situación morbosa, y es lo que les contare ahora, es el compendio de lo que fue mi fracasada vida sentimental.

Cuando me separé de mi esposo, no tenía en mente volver a casarme, ya que Alejandro era mi vida entera. Aunque ahora que lo confieso, menciono que cuando mi matrimonio empezó a hundirse, conocí a Adrián un joven de 27 años, que trabajaba en un banco, A él me lo presentaron en una reunión social del barrio y nos caímos súper bien. Pronto entablamos una amistad muy bonita a pesar de los celos de mi marido y sobre todo las intrigas de su hermano Guillermo.

Cuando empezamos a entablar confianza, Adrían y yo coincidíamos en muchas cosas: el centro, los supermercados, a veces hasta en la misma cuadra nos veíamos juntos y fuimos teniendo mucha complicidad, lo que causó que me atreviese a vivir una aventura de mi parte.

Fue en ese momento de pena, depresión que Adrián comenzó a declararme sus sentimientos. Yo que aún no admitía que mi matrimonio (más que de amor, fue de compañía para evitar la soledad) empecé a verlo como un gran amante. Entonces un viernes que me había invitado a salir a tomar un café, después de dejar a mi hijo en la escuela, me propuso vernos en la tarde, a la cual yo acepté sin pensarlo dos veces. Pero antes de despedirnos, él me dio un beso en la boca, a la cual le correspondí con mucho amor y morbo. Sabía lo que me iba a tocar en la tarde, y estaba ansiosa por vivirlo.

En mi casa, le dije a mi hijo que saldría un momento a ver unas ropas y que volvería temprano, él me creyó y así me pude ver con Adrían. Nos encontramos, nos volvimos a besar, y nos fuimos a un hotel a estar solos.

Allí el me besó metiendo su lengua en mi boca y yo le correspondí, dejándome llevar, su mano se posó en mi vagina sobándome suavemente, yo instintivamente llevé mi mano a su pene, la sentía muy grande, mucho más gruesa que la mi esposo.

Cuando me di cuenta estaba ya desnuda en la cama con mis piernas abiertas. Adrián comenzaba a besarme completamente desnuda y yo sentía un placer inmenso, como hacia muchísimo tiempo que no sentía, yo me dejé llevar y él ya estaba listo para penetrarme, cuando mi celular sonó, no contesté y me dejé llevar por la pasión (el maldito celular seguía sonando y Adrián terminó apagándolo por completo, ya que el que llamaba era mi esposo.) Volviendo a nuestro amor me puso al borde la cama y empezó a hacerme suya, a cada penetración que me daba, sentí un placer que me produjo muchos orgasmos, después de cogerme de pose misionero, me colocó en posé de perrito y volvió a penetrarme, llevábamos no sé cuánto tiempo haciendo el amor y él aún no había eyaculado, y yo había perdido la cuenta de mis orgasmos, me preguntó si yo hacía sexo oral a mi empozo, le dije que casi nunca, entonces me puso de rodillas en el suelo y apuntando su miembro a mi boca yo la abrí extasiada, deseando mamar ese gran manjar, y como pude lo deje entrar todo lo que mi boca comencé a darle una mamada que no se sinceramente si le gusto más a él o a mí,, en un momento me agarro la cabeza y fue el quien comenzó a moverse metiendo y sacando su miembro de mi boca, hasta que presionando Había eyaculado sobre mi boca. Luego de saborear su esperma, me fui a la ducha, regresé y me abrazó preguntándome si lo había disfrutado. Con un beso le correspondí a su pregunta.

Nos vestimos y nos fuimos para nuestras casas. Al entrar no había nadie, ni mi hijo, entonces prendí mi celular y había como 20 llamadas de mi esposo. Entonces enojada le llamé y le dije que quería, lo que me dijo, me dejó como la peor de las mujeres:

_ ¿Dónde mierda estabas? A Alejandro le dio una terrible fiebre y ahora está muy grave en el hospital. ¿Y todavía me reclamas a mi porque te llamo? ¡¡ESTÚPIDA!!

Cuando escuché esto, fui aterrada al hospital. Allí estaba su abuela Regina y mi cuñada Estela. Pregunté por mi hijo y me dijeron que estaba grave. Yo comencé a maldecirme a mí misma, porque en vez de dedicarle esa tarde a él, me fui con mi amante y ahora pasaba esto. Si algo le pasaba a mi hijo, nunca me lo iba a perdonar.

Por suerte mi hijo sobrevivió y agradecí a Dios por haberlo salvado. Lo vi y lo abracé mucho y no me despegué de él. Justo cuando estaba a su lado, Adrián me llamó para invitarme a conversar nuevamente, pero armándome de valor, solo le dije:

_ Sabes que LO NUESTRO SE TERMINÓ . Ya no me llames más. Adiós.

Después de esa plática, Adrián no volvió a buscarme. Solo estuve con mi hijo hasta su recuperación. Esa era mi primera lección y la estaba empezando a aprender.

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Al día siguiente fui al albergue donde estaba mi hijo. Tras una hora de viaje llegué y pedí verlo, aunque sea un minuto a la distancia, pero era imposible. Para mi suerte Manuel trabajaba como psicoterapeuta allí y le pedí que me informará todo sobre mi hijito. Aunque no me aseguró nada, pero me informaba sobre lo que hacía y los cuidados que tenía (no se comparaba a los que yo le daba en casa). Después de algunas semanas, pude lograr verlo desde la puerta hacia el patio donde estaban libres un momento y lo vi con su carita muy triste, muy delgado y, sobre todo, con una moral destruida. En ese momento quería lanzarme sobre él y llevármelo a la fuerza, pedirle perdón por lo de esa noche. Pero volteó y me vio, entonces se lanzó a correr y lo había perdido de mi vista. Volví destrozada a mi casa, pero antes pasé por una iglesia.

Dicen que en el momento más difícil Dios está con nosotros y comencé a rezarle con mi corazón destruido. En eso el párroco, un anciano de aspecto respetable, se acercó a mí y me preguntó que tenía. Yo le dije nada, pero él como todo hombre espiritual, me dijo:

_ ¿Tú estás sufriendo verdad?

_ Sí padre y demasiado.

_ ¿Quieres confesarte?

_ Si padre me hace falta.

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II CONFESIÓN

Después que mi hijo sobrevivió a esa fiebre maldita, me dediqué a mi casa y sobre todo a él. No les miento que después que me separé de su padre, pretendientes nunca faltaron para seducirme, y solo por mencionar, conocí a otro hombre, Gustavo de 40 años, un amigo de Claudia, muy tratable, también separado con una hija.

Durante un tiempo comenzamos a tratarnos (todo por el Facebook) y poco a poco nos fuimos volviendo cómplices. Hubo dos ocasiones que lo invité a mi casa y fue donde nos besamos por primera vez, sus besos eran fascinantes y estuve a punto de caer, cuando sentí que tocaron la puerta. Me levanté y era una vecina que venía para que la enseñase ciertas cosas de manicure. Al verme con Gustavo, quería irse, pero él paso a retirarse. (era como una señal) Tiempo después, él seguía coqueteándome, pero esta vez no acepté y se fue de mi vida.

No miento, a pesar de querer ser la mejor madre del mundo y no causarle problemas a mi hijo, el ímpetu de mujer me avisaba que mi cuerpo también tenía deseos. Después de un tiempo de sequía pasional, llegaría Hector, si aquel amigo de Estela, que esa noche me cayó muy bien, y que, en la soledad de ese callejón, nos besamos, exploró mi cuerpo y estuve a punto de volver a entregarme a la lujuria (de hecho, llevaba 1 año y medio desde que lo hice con Adrián) pero el resultado ya lo conocen. Esos momentos de éxtasis, me costaron que dos días mi hijo se encierre en una pena atroz.

Pero sin duda fue la presencia de Henry la que me alteró como mujer. Ya que no solo era su físico bien presentable, era también esa manera de hablarte, de convencerte y, sobre todo, la forma de hacer sentir mujer a una la que me llevó a entregarme a ser una mujer débil de cuerpo, ante él

No sé si era por estar completamente adicta al sexo que él me daba o si me había convertido en su sumisa, (hoy sé que fueron las dos cosas), y el cada vez que me besaba y yo me excitaba cada vez más, y cuando lo hacía y teníamos sexo me conseguía sacar varios orgasmos y yo los disfrutaba como una loca, sin embargo fue en esa noche maldita, en donde me pidió hacerlo en mi casa, me deje embriagar del placer que me sometía y para rematar dormir desnuda con él ( sin recordar que mi hijo tenía una llave, si una llave de mi casa, acaso fui tan ESTUPIDA que no pensé en ese pequeño objeto )

Y hoy después de esa mañana en la que mi hijo, después de sobrevivir a una fiebre, hacerme quedar como una puta ante mi familia, me encontró desnuda con mi amante, fue atropellado, sobrevivió y ahora está en un albergue, por mi culpa SI todo por mi maldita culpa, solo puedo decir que: DARÍA LO QUE SEA POR VOLVER A TENERLO A MI LADO .

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Luego de una hora de confesarme, donde narré mi vida, a mis amantes que pasaron por mi cuerpo, las mentiras que le dije a mi hijo y ahora haberlo perdido bajo la ley, el párroco solo atino a preguntarme.

_ ¿Estás arrepentida de corazón, de todo lo que has hecho?

_ Si padre.

_ Antes de absolver tus pecados, ¿sabes que has aprendido con todo esto?

_ No lo sé padre.

_ Has aprendido queDe qué te sirve que seas feliz 1 hora, cuando sabes que vas a llorar otras 23. Si de verdad amas a tu hijo ¡ENTONCES LUCHA POR ÉL!

_ Si padre, estoy arrepentida de lo que pasó y si quiero luchar por mi hijo

_ YO TE ABSUELVO DE TUS PECADOS EN EL NOMBRE DEL PADRE, HIJO Y ESPIRITU SANTO. Ve con Dios hija.

_ Gracias padre.

Al salir de la parroquia, salí reforzada más espiritualmente. Por las noches previas rezaba con aquel rosario y poco a poco empecé a dar muestras de que si podía llegar a ser una buena madre.

A los tres meses y luego de reportarme con el juez de familia y pedir nuevamente la potestad, y también gracias a las terapias que me daba Manuel, pude poco a poco ganar el mérito de la Fiscalía, para poder recuperar a mi hijo definitivamente. Pero dos semanas antes de mi encuentro con mi hijito, después de esos 4 meses que no lo había visto, una pareja tocó mi puerta, preguntando si había casas por la zona que estuviesen en venta. Cuando escuché eso, y como si Dios me hubiese dado esa señal, les dije que sí y que precisamente mi casa estaba en venta. Por la tarde regresaron y comenzamos a fijar un precio y llegar a un acuerdo notarial.

Finalmente llegó el día que vería a mi hijito. Me presenté temprano y lo vi, estaba con una chompa marrón y un pantalón lee negro, cabello corto, pero igual era mi hijo y para una madre no hay hijo feo, ni bonito. Me lancé a abrazarlo y él también lloró al hacerlo, lo primero que me dijo fue:

_ Mamá

_ Mi amor ¿cómo has estado?

_ Triste porqué pensé que te habías ido con ese hombre…

_ No mi amor, nunca me fui, siempre estuve aquí, solo esperaba el momento preciso para que me permitieran verte.

_ ¿Entonces, no te vas a ir mamita, vas a sacarme de aquí?

_ Si mi amor y esta vez ya no te lo prometo, sino TE LO JURO. Mira esto (le enseñé la tarjeta de crédito, la dirección de nuestra nueva casa y el rosario) Este último lo saqué y le puse en sus manos, diciéndole:

_ Te juro por este rosario bendito, que NUNCA MÁS TE VOLVERÉ A MENTIR HIJITO. Te prometí la tiendita, y ya la compré y ahora estaremos juntos y no me veras con otro hombre. Hoy te doy mi palabra como MADRE y no como MUJER.

_ Lo sé mamita. Te creo y TE QUIERO MUCHO

Los dos nos abrazamos y lloramos juntos. Después de esa cita y tras el informe final del fiscal y de Manuel que daba por concluido que podía recuperarlo del todo, dos días después saqué a mi hijo de ese albergue.

Finalmente llevé a mi hijo a su nueva casa, ( un poco alejada donde vivíamos y se sorprendió ver su tiendita que tanto le había prometido ) Al llegar le di una moneda y fue mi primer cliente, de los muchos que vendrían a comprarnos desde hoy y hacia adelante.

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CONFESIÓN FINAL

Después que recuperé a mi hijo luego de cuatro meses y volver a estar a su lado, me hice una promesa ante Dios. Nunca más pondría a otro hombre por encima de él.

Pasó el tiempo, mi hijo poco a poco iba creciendo y luego se hizo ya un joven y fue cuando cumplió 21 años, que un día se me acercó a decirme, que ya era el momento de que podía tener un compañero para mí y que ya no debía seguir aferrada a ese juramento, que él ya lo comprendía todo (yo ya tengo actualmente 43 años). Mi única respuesta que le dí fue que, si me dieran a elegir ENTRE SER MADRE O MUJER , mi respuesta sería la misma de hoy, mañana y siempre. SER MADRE**

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NOTA: ESTE RELATO LO PUBLICO HOY SEGUNDO DOMINGO DE MAYO, FECHA QUE SE CELEBRA EL DÍA DE LA MADRE EN MI PAIS. ESTE ESCRITO VA COMO UN HOMENAJE PARA AQUELLAS MUJERES QUE RENUNCIARON A SU FELICIDAD, SOLO POR DEDICARCE A SER MADRES, AUNQUE POR ESA ACCIÓN, ALGUNOS LAS LLAMEN ATRASADAS.