¿ser madre o mujer? i parte

Muchas veces una mujer después de separarse, se hace una interrogante ¿Se debe elegir entre la felicidad de tu hijo o tu felicidad propia? Y si tomas una decisión ¿beneficiará a ambos? Hasta donde una como mujer está dispuesta a correr los riesgos.

ENTRE MI HIJO O MI FELICIDAD I PARTE

Muchas veces una mujer se hace una interrogante ¿ Se debe elegir entre la felicidad de tu hijo o tu felicidad propia ? Y si tomas una decisión ¿beneficiará a ambos? Hasta donde una como mujer está dispuesta a correr los riesgos.

De antemano advierto que, si bien esta historia es para contarles una experiencia que había vivido tiempo atrás, esta primera parte contiene un poco de morbo y erotismo (no al 100%) pero espero entiendan que para ser el génesis de mi vivencia como mujer y como madre, también anhelo que sirva como un aprendizaje para otras mujeres que algún momento les toqué o hayan pasado lo que me ocurrió a mí.

Me llamo María Rosa y esto ocurrió en el 2010. Por ese entonces yo tenía 32 años y era una mujer que tenía un año y medio de divorciada, de mi aspecto físico me tenía la imagen de ser no tan atractiva, pero tampoco fea, y para que tengan una idea como era físicamente, tenía la piel morenita, un rostro de casi una veinteañera. delgada (pesaba 61 kilos) mis brazos no muy fuertes y mis piernas algo robustas, pero no al exceso, gracias a que me gustaba hacer maratón por mi cuadra casi todos los días y mis pechos si eran muy grandecitos redondeados (mis amigas me decían que parecían melones), para complementar con mi cintura marcadita y lo más presentable, era mi trasero que era muy respingado, por eso no había ocasión que cuando salía recibía silbos o piropos de cualquier tipo que se me cruzara.

Pero este no es el meollo del asunto, como dije al inicio, después de mi divorcio yo me quedé a vivir con mi hijito Alejandro, quien por ese entonces era aún un niño que ni siquiera había entrado a la pubertad. Cuando me separé de su padre, a él le chocó bastante esta situación, a tal punto que tuve que llevarlo con un psicólogo, (y el más conocidoera un ex compañero mío de la secundaria ) para que pudiera darle terapias. Poco a poco mi hijo estaba mejorando en su cambio de actitudes, pero hubo un momento que tuvo una recaída bastante fuerte y en gran parte, fue por mi culpa directa.

¿ Y por qué pasó esto ? En cierta ocasión, hubo una reunión por parte de la familia de mi esposo (eran los 50 años de uno de los tíos de la familia ) y fui invitada a esa ceremonia. Yo no quería ir sola, por ello fui con Alejandro para estar en dicha reunión, además porque mi propia suegra, me lo había pedido personalmente (a pesar de no estar con su hijo, nuestro trato siempre siguió como tal). Al llegar, mi hijo se fue a jugar con sus primitos de su edad y nosotros los adultos estábamos bailando, y entre la diversión una de mis concuñadas de nombre Estela, me presentó a un tipo llamado Héctor, el cual rápidamente me cayó súper bien y comenzamos a charlar, bailar y brindar. Pasaron como dos horas y Estela vio que rápidamente nos hicimos súper amigos y tras hablarme al oído, me dijo que fuera a la parte corral fondo de la casa, yo fui, estando un poco mareada, ( pero me mantenía en pie ) y al poco rato llegó ella con Héctor, nos hizo sentar y nos dijo que estuviéramos allí solos para conversar ( nos puso una botella de vino en la mesa y creo adivinar su jugada ) en privado.

Ella se marchó y empezamos a conocernos un poco más, fue allí cuando él supo que yo era separada y nos pusimos a reír, luego de unos minutos, se puso de pie y como la música se escuchaba hasta donde estábamos, me invitó a bailar, la música siguió durante 5 o 6 canciones entre los cuales seguíamos bebiendo, durante la sexta canción sentí que Héctor bajó su mano que había permanecido en mi cintura hasta la parte superior de mis nalgas, justo donde la espalda pierde su nombre, y poco a poco se acercó a mí, hasta que de pronto me dio un beso en la boca, a la cual le correspondí e increíblemente empecé a sentir que mi ropa interior se estaba humedeciendo. Nos volvimos a sentar, mientras me tocaba de las manos y de mis muslos, brindamos y luego me dio otro beso muy intenso, entonces como quien, buscando algo, atrás donde estábamos, estaba un poco oscuro y allí había como un cuartito, entonces me propuso:

¡VAMOS UN MOMENTO! ¡SÉ QUE QUIERES HACERLO!

Y entonces le contesté que sí y nos pusimos de pie, retiramos las sillas y entonces decidimos ir a ese sitio, no sin antes darnos un beso muy extremo.

Pero como dicen que el amor vuelve tontos a los inteligentes, había olvidado que estaba mi hijito en la fiesta y para desgracia él comenzó a correr por toda la casa, con los otros niños y, llegaron a donde estábamos nosotros y al verme besándome con Héctor, me empujó y comenzó a gritarme que hacía, porque estaba a solas con ese hombre, que quien era, y especialmente, porque me estaba besando. Yo no sabía que responderle.

Al poco rato llegó Estela y quiso llevárselo, pero mi hijo comenzó a gritar y llorar e incluso le dio una patada a ella cuando lo estaba deteniendo. Luego corrió a la sala donde estaban mis familiares y se echó en los brazos de mi suegra, llorando amargamente. La fiesta se detuvo un momento, llegué y traté de disimular la situación, pero mi hijo comenzó a gritarme y a llorar más fuerte, hasta que le dijo a su abuela que yo era mala con él, para rematar le contó lo del beso. Los demás cuando escucharon eso, guardaron silencio ( aunque eso no evitó los murmullos ) Mi suegra nos llevó a los dos a la cocina a conversar en privado Después de algunos minutos decidí irme con mi hijo, pero él no aceptó, yo le traté de explicar que no había sido nada malo, pero mis palabras en vez de calmarlo, lo enfurecían más.  Mi cuñado Guillermo (el esposo de Estela) se acercó a él y lo llevó a su recámara, mientras a mí me miraba con una cara de fastidio extremo ( bueno él y yo nunca nos llevamos bien, es más sabía que se oponía a que yo sea la esposa de su hermano ), Luego llegó Estela para tratar de decirme algo (al parecer era por parte de Héctor), pero no la escuché ya que estaba muy molesta y furiosa conmigo misma ( entre mí me decía, como pude ser tan cojuda que había olvidado que mi hijo estaba presente, me decía entre mí ).

Como vi que, en la fiesta, la familia comenzó más a murmurar que divertirse, decidí irme yo sola. Mientras eso pasaba Héctor, se había retirado sin despedirse del resto y me esperó a que saliera. Salí de la casa y caminé unas cuantas cuadras, para buscar un taxi, él se acercó y se ofreció llevarme hasta mi domicilio. Yo que estaba enfurecida le dije que se fuera, pero siguió insistiendo diciéndome que era muy tarde y aparte estaba mareada. Pero tanto fue mi cólera en ese momento, que me acerqué y le di una cachetada con toda la furia del mundo, diciéndole que se fuera a la mierda. Después de esa noche y hasta hoy, nunca más volví a verlo.

Regresé a mi casa totalmente enojada, pero a la vez triste. Sabía que lo sucedido en la fiesta iba a ser el tema de conversación de la familia, pero eso me tenía sin cuidado, lo único que me interesaba era que explicación le iba a dar a mi pequeño. Me quedé dormida en el mueble y al despertar, me duché y alisté para ir a recogerlo, ( aunque eso implicaba verle la cara a Estela y a Guillermo, pero por mi hijo estaba dispuesta a luchar si era posible contra cien leones ) Pero justo cuando iba a salir, un auto llegó y mi hijito llegaba con mi suegra. Abrí la puerta y corrí a abrazarlo, pero Alejandrito se metió rápido y se escondió en su cuarto cerrándose con llave. Traté de aclarar las cosas con mi suegra, pero ella me comentó que Estela ya se las había dado y que le había llamado fuertemente la atención y que ahora quedaba en mis manos aclararle todo a mi hijo.

Cuando ella se fue, corrí a tocarle la puerta, y le dije que quería contarle algunas cosas. Él solo lloraba y me decía que no iba a salir nunca más, que yo era una mala madre y que preferí estar besándome con mi “ NOVIO ” antes que estar a su lado. Cuando escuché eso, le dije que ese señor no era mi nada y es más nunca lo iba a volver a ver, pero seguía diciéndome que era una mentirosa, entonces le pregunté quien le había dicho eso, pero no quiso responderme. Así pasó el día, le insistí para que saliera a comer, a que se lave, decirle que estaba muy triste por lo que había pasado, pero él no quería hacerme caso.

Así fue al segundo día y esta situación ya me estaba preocupando. De la escuela también me llamaron preguntándome porque no había ido a clases y respondí a su tutora que estaba delicado de salud. Desesperada llamé a Manuel (s u psicólogo ) y le había contado lo ocurrido en la fiesta, para que tuviera una idea de los hechos. Él se ofreció ayudarme con esta situación.

Lo primero que hizo Manuel al llegar, fue pedirme que me saliera un momento, (me comentó que era una estrategia para poder negociar con mi hijo) y así lograr que saliera de su escondite. Esperé como cerca de dos horas, luego me llamó para que ingrese. Una vez que entré vi que sus ojitos estaban muy hinchados, había perdido peso, olía mal y apenas podía hablar algo. Lo abracé con todo mi cariño y él también me abrazó. Manuel se fue, no sin antes recomendarme que el tema de la fiesta no lo vuelva a mencionar y que solo ahora valía lo que pasaba en adelante, pero al mismo tiempo pidió verme por la mañana, después que lo dejase en el colegio porque quería explicarme algo, pero muy delicado, sobre lo que le había contado mi hijo. Yo estaba nerviosa cuando escuché eso, pero le prometí ir al día siguiente.

El resto del día decidí dedicárselo a mi hijo. Lo bañé, le preparé su comida tan rica que le gustaba, por la tarde casi la noche lo llevé al centro a pasear, le compré golosinas y al volver, nos pusimos a jugar con su consola PS2. Mi hijito volvió a sonreír y cuando lo acosté para que durmiese, él me preguntó algo que me dejo intrigada.

  • Mamita, te puedo preguntar algo
  • Dime mi amor, ¿qué te pasa?
  • ¿Ya no vas a hacer el AMOR con ese señor?
  • ¿Qué? ¿Quién te dijo eso cielo?
  • Dímelo mamita, no vas a hacer el AMOR con ese señor.
  • No mi amor, no. Es más, ese señor ya no lo vas a volver a ver nunca más en tu vida.
  • Me lo prometes mami.
  • Si hijito. Te lo prometo.
  • Buenas noches mamá
  • Buenas noches mi cielo (le doy un beso)

La pregunta que me había hecho mi hijo me dejó helada ¿Quién habría sido el que le metió esa palabra? ¿dónde la había escuchado ? En fin, sabía que Manuel conocía algo y por ello el motivo de la cita, y de paso estaba dispuesta a llegar al fondo de todo esto.

De hecho, después que dejé a mi hijito en la escuela, me dirigí al consultorio de Manuel. Solo esperé media hora, cuando me hizo ingresar para conversar sobre lo ocurrido.

  • Hola María, ¿cómo sigue Alejandro?
  • Ya un poco mejor, pero bueno que me querías contar sobre él.
  • Ante todo, y perdona que te lo diga, ¿quiero saber que pasó esa noche? Por favor
  • Es necesario que lo sepas, Manuel
  • Si porqué quiero corroborar algo que me dijo Alejandrito y por ello debo escucharte. Dilo sin vergüenza, después de todo lo que me vas a contar, no va a salir de estas cuatro paredes.
  • Mira lo que paso es que fuimos a la fiesta de los 50 años de un tío de la familia, una vez allí , estuvimos conversando entre todos los que estábamos, luego la esposa de mi cuñado me presentó a un amigo, nos caímos súper bien, después ella nos llevó a un lugar más privado de la casa, dónde nos dejó solos, estuvimos conociendo más, bailamos y entonces él me dio un beso, le correspondí, y fue cuando Alejandrito nos vio, hizo su show, se echó a los brazos de su abuela, no quiso regresar conmigo y bueno hasta la mañana, cuando lo trajo mi cuñado, cuando quería explicarle las cosas, él se encerró y ya no quiso abrir la puerta y por eso te llamé a ti para que me ayudes. Eso fue todo, y no quiero que pienses que soy una puta que se regala a cualquiera y deja a los hijos un lado. La verdad solo fue que me dejé llevar por mis instintos y también mi libido, tú me entiendes verdad.
  • Claro, te entiendo y no pienso lo contrario, pero …
  • ¿Pero qué?
  • Hay algo que no cuadra en todo esto
  • ¿A qué te refieres?
  • Alejandro me contó otra versión, me contó que cuando llegaron a la fiesta a él y sus otros primitos los llevaron a una habitación para que estén a su gusto, porque en la sala estaban bailando los adultos. Luego me comentó que uno de sus primos salió y al poco rato regresó y le dijo que tú estabas en el rincón de la casa, conversando con un señor, el cual ya me explicaste quien era, esto a tu hijo un poco lo asustó y su primo, le dijo que espere y que le preguntaría por ti. Al poco rato regresó y le contó que tú le habías dicho supuestamente que no la molestes y que te quedarías con él toda la noche y que harías EL AMOR , luego cuando Alejandro le preguntó qué era eso, su primo le respondió que era algo que hacían los adultos a solas y que producto de eso nacían los hijos. Alejandrito también me explicó que en ese momento se sintió mal y que el primo lo llevó a verte y fue cuando te vio besándote con tu acompañante. Después me dijo que mientras lloraba, tu concuñada llegó a decirle que era un niño malo por estar mirando lo que hacían los grandes y eso aumentó más su desesperación. Comprendes ahora porque no pudiste convencerlo de su actuar.

Mientras Manuel me contaba los hechos, en ese momento solo llegué a decirme a mí misma: MALDITA LA HORA EN QUE LE HICE CASO A ESA ENFERMA. Y también por las descripciones dadas, supe de qué primo hablaban, era David mi sobrino mayor y su hijo de ella. Después de contada la historia, Manuel me dio ciertas recomendaciones para llevar nuevamente a terapia a mi hijo, aunque no puedo negar lo que más me impacto de todo esto, fue cuando me explicó que tuviese cuidado, ya que según para él, mi hijo podía tener complejo de Edipo.  Yo no sabía de qué estaba hablando y me explicó.

  • Mira el complejo de Edipo es una conducta negativa surgida en los niños, cuando sienten demasiado amor morboso a la mamá. Si bien un hijo quiere mucho a su madre, sin embargo, algunos niños comienzan a sentir algo más que ese sentimiento natural, llegan a desear, a quererla, pero ahora con ojos de mujer, y por ello miran a los demás hombres como sus enemigos directos. Sienten celos, rabia e incluso hasta temor de perder a esa mujer que tanto quieren. Y por la manera de comportarse de hace tres días de Alejandrito y después de haberlo escuchado, me atrevo a decir que si tu hijo, tiene ese complejo.
    • ¿Y eso es grave Manuel?
    • No es muy grave, es solo un periodo de transición, recuerda que él va a cumplir trece años y por lo tanto veras sobre él cambios tanto físicos, hormonales y emocionales.
    • ¿Y si ese complejo no se le quita?
    • Si esto llegase a suceder, entonces tendría que tener terapia psicológica más intensa.
    • ¿Y en cuanto a mí, Manuel?
    • ¿A ti que María?
    • No sé cómo decírtelo.
    • Dímelo no hay ningún problema.
    • ¿Qué pasaría si más adelante yo quisiera rehacer mi vida y si tal vez llegué a casarme nuevamente, como crees que mi hijo asumiría esto? Me da terror con solo pensarlo.
    • Mira María, la verdad yo puedo decir muchas cosas, pero sabes que la conducta de cada persona la decide uno mismo. Puede ser el caso que lo pueda aceptar, como también pueda rechazarlo y esto marque traumas en su vida. Te contaré que hace tiempo tuve un caso así, un niño que no aceptaba que su mamá tuviese novio, ya que ella había enviudado y él quería mucho a su mamá, pero la señora tenía un novio, se embarazó e incluso se casó con él, y llegó así de golpe a la vida de este niño que te cuento. Él entró en depresión, pero la madre creía que solo era pataletas y no tomó importancia. Tiempo después el niño se suicidó y ella …
    • ¿Qué pasó con ella??
    • La muerte de su hijo le chocó demasiado, que incluso atentó contra su vida, tomando muchos fármacos. Aunque pudo sobrevivir, perdió a su bebé que esperaba y entonces, quiso llevar terapia conmigo, mas como su caso era muy grave, la derive con un psiquiatra. Después no supe más de ella, aunque escuché rumores que se había vuelto alcohólica.
    • No, si es así entonces mi hijo está por encima de todo, más que un rato de placer.

Cuando salí del consultorio, tenía en mi mente una cosa: Para ello me dirigí a la casa de Estela para que su hijo me explique por qué le dijo esas cosas al mío. Al llegar me recibió mi cuñado quien me preguntó que pasaba, le respondí que quería hablar con David de algo muy serio, entonces él como padre me exigió que le dijera de que se trataba, fue cuando le respondí:

  • Te lo diré directamente, quiero saber por qué tu hijo le dijo a su primo, que yo supuestamente le había dicho a él, que no quería que me molesté, porque estaba con mi novio e iba a estar a solas toda la noche haciendo … lo que tú imaginas.

Cuando Guillermo escuchó eso, me hiso pasar e inmediatamente fue a buscar a David, hecho una fiera. Estela salió a saludarme y me preguntó que pasaba. En eso escuchamos que David era empujado por su papá y nos sentó entre los tres.

  • ¡Quiero que le digas ahora mismo a tu tía, porqué le dijiste a tu primo Alejandro, que ella te dijo a ti que iba a estar a solas con … su acompañante y que no la molestase?
  • Yo no dije eso papá. Seguro Alejandro está mintiendo.
  • No te atrevas a decir que mi hijo es un mentiroso, porqué por tu culpa, se encerró dos días y casi atenta contra su vida, por esas estúpidas palabras que le dijiste. Y en cuanto a ti Estela…
  • Confiesa le dijiste eso sí o no. ( Guillermo sacó su cinturón y se lo colocó sobre el cuello )
  • Espera Guillermo, tal vez fue una broma, llegó a decir Estela, tal vez…
  • Tú no te metas en esto, ya que fuiste la promotora de esta situación.
  • Si papá se lo dije, pero no pensé que esto iba a traer muchos problemas. Por favor tía perdóneme.
  • Fue suficiente, ya escuché lo que tenía que saber. Pero esto merece un castigo.

Guillermo llevó de la camisa a su hijo y se encerraron en la cocina, mientras Estela suplicaba que no lo hiciera. Después de algunos minutos, dónde escuché llantos, azotes y palabras soeces, salió Guillermo y le ordenó a su hijo que fuera a su cuarto. En eso Estela me miró diciéndome:

  • Tú también tuviste la culpa en esto, ya que te regalaste fácilmente a mi amigo, para que ahora vengas a darte la de madre abnegada, la de la madre…
  • ¡Cállate maldita alcahueta! Y le di una cachetada bien fuerte.
  • Ya silencio, salió diciendo Guillermo.

Una vez que se calmó las cosas, Estela fue a buscar a su hijo, mientras mi cuñado, trataba de decirme algo, pero yo me adelanté:

  • Supongo que esto significa que nunca más volveré a esta casa.
  • No yo no dije eso, pero si es tu decisión, la voy a respetar.
  • Gracias, pero creo que es lo mejor.
  • Ante todo, me disculpo por el actuar de mi hijo y de mi mujer. Creo que sus intenciones morbosas causaron este malestar, pero también tú…
  • Si no es necesario que me lo repliques, también tuve la culpa por haber sido débil en ese instante, pero créeme, ya lo estoy pagando.
  • Bueno entonces María, las palabras están demás entre nosotros.
  • Si cuídate Guillermo y salúdame a doña Regina y dale mis disculpas por esta situación. De todos modos, se va a enterar.
  • De eso me encargo yo. Hasta luego
  • Hasta luego.

Cumplido mi tarea, miré mi reloj y exactamente faltaba 20 minutos para recoger a mi hijo de la escuela. Me fui directamente para allá y al recogerlo, nos fuimos a comer a un restaurante cercano a la casa.

Durante algunos días no tuve contacto con la familia de mi ex marido y todo por salvaguardar su estado emocional de mi hijo. Pero también vi que la situación económica de mi casa poco a poco se estaba volviendo precaria. Si bien su papá enviaba la pensión, también no era justo yo vivir de la misma. Pero él se enteró de lo sucedido en la fiesta y comenzó a disminuir la cantidad fijada de pensión (me dijo que no estaba dispuesto a mantener a una vaga y aparte a un nuevo marido) No respondí a su insulto y al ver la situación precaria, decidí buscar un empleo de modo que me permitiría traer un ingreso extra a mi hogar.

Comencé buscando en los clasificados, pero la mayoría pedían tres requisitos: Ser jóvenes, no tener carga familiar y adaptarse a horario completo (9 horas al día) e incluso con horarios variados. En mi caso era muy difícil conseguir un empleo de medio día ya que no podía dejarlo solo a mi hijo mucho tiempo. De los trabajos que me presenté, había sido rechazada y la situación me estaba desesperando. Fue en esas circunstancias que una amiga de nombre Claudia, me había dado el detalle de que en el casino tragamonedas donde ella trabajaba necesitaban chicas para atención. Yo le había explicado mi caso con respecto con mi hijo y a la vez que necesitaba el empleo. Ella días después se comunicó conmigo diciéndome que había logrado conversar con sus jefes y que uno de los puestos iba a ser para mí, pero que en cuanto al tema del horario y en especial el cuidado de mi hijito, era un tema que debía manejarlo yo en mi casa. Entonces comprendí que era el momento de tomar decisiones, aunque más adelante estas medidas traerían consecuencias.

NOTA: ESTE RELATO ES LA VERSIÓN MEJORADA DE "ENTRE MI HIJO O MI FELICIDAD", Espero sus comentarios para mejoras a futuro.