Ser lesbiana no es fácil

Continuacion del relato "Mi hermana me volvió lesbiaa" donde por culpa los padres de jennifer e Ivette son separadas y la pasan mal :( ...bueno...ni tan mal :P

Ser Lesbiana no es fácil.

Hola a todos, antes de comenzar mi relato me gustaría agradecer todos sus comentarios de mi último relato, me da mucho gusto que les haya gustado y pues, por petición popular, he escrito la continuación.

Esta es la continuación del relato titulado Mi hermana me volvió Lesbiana, para quienes que no recuerden básicamente trataba de cómo yo me empezaba a fijar en mi hermana y me empezó a atraer hasta que…bueno una noche que nos quedamos solas hicimos el amor (una y otra vez, cabe mencionar). Para quienes tienen mala memoria, mi nombre es Jennifer, tengo 19 años, no soy muy alta mido como 1.50, de tez blanca y ojos verdes, mi cabello es negro y lacio y no muy largo, apenas me llega a los hombros. Tengo grandes senos, al menos es lo que muchos de mis novios me han dicho, soy copa C; de complexión no soy muy delgada pero tampoco estoy llenita, digamos que estoy normal. Mi hermana es muy parecida físicamente a mí, solo que ella es más delgada y el cuerpo un poco más fino, con menos senos que yo pero una gran cintura con forma bastante envidiable, el cabello de ella es ondulado y más largo, es decir muy linda mi hermana, se llama Ivette y tiene 23 años.

Después de aquella noche tan hermosa que pasé con mi hermana, le siguieron unas cuantas más, no muchas pues teníamos que tener demasiado cuidado que nadie nos fuera a ver, normalmente ocurría los fines de semana cuando nuestro papás salían y estábamos seguras que tardarían bastante, pues si se llegaran a enterar estaríamos en graves problemas ya que ellos eran de ideología conservadora y de mente muy cerrada. Cuando mi hermana, a sus 18 años, les dijo a mis padres que era bisexual le armaron un buen lío, no la dejaron salir por semanas y le quitaron todo medio de comunicación (internet, celular, etc) hasta que ella salió y les mintió diciéndoles que lo sentía y que estaba equivocada, que solo había sido una tontería de la adolescencia. A partir de ahí nos dimos cuenta que sobre estos temas mis padres no entendían razón alguna.

Sin embargo fue una tarde de domingo cuando nuestra felicidad terminó, nuestros padres habían salido a un compromiso y no llegarían hasta la noche, después de que se fueron esperamos 10 minutos para estar seguras que se habían ido

-Hermanita ven – me llamó Ivette al pasar los 10 minutos, yo estaba sentada en la sala mientras ella me llamaba desde arriba, en las escaleras - ¡Ya se fueron, ven! Tengo algo para ti.

Me levanté en seguida del sillón de piel y fui corriendo ilusionada a la escalera ¿Qué podría ser? Además de lo que ya sabía que me esperaba allá arriba ¿Habría algo más? Subí rápidamente las escaleras y al llegar al piso de arriba no pude verla, solo vi al final del pasillo la luz de su cuarto en seguida. Sin pensarlo fui hacia su cuarto y entré deprisa, pero no la vi por ningún lado, justo entonces salió por detrás de la puerta y me abrazó por atrás y me dio un tierno beso en mi mejilla, cuando volteé para tenerla frente a frente noté dos cosas: que ella ya estaba en ropa interior y que tenía algo en sus manos, pero no pude percatarme lo que era, estaba muy ocupada buscando sus labios con los míos, el beso comenzó de manera suave y dulce pero dos minutos después se volvió más rápido y hasta cierto punto agresivo, fue cuando me separé.

-¿Qué era lo que tenías para mí? – dije aún con la respiración algo agitada.

-Además de esto – dijo mientras con una mano ponía mi mano derecha sobre uno de sus senos, luego en su otra mano, vi por fin lo que tenía, era el control de su estéreo – Te compré algo.

Presionó un botón en el control, apuntando hacia su estéreo y una canción de The Killers comenzó a reproducirse, y no cualquiera era el sencillo de su nuevo disco, me acerqué al aparato para comprobar y en efecto ahí estaba la caja ¡Me había comprado el nuevo disco de mi grupo preferido!

-¿Es para mí? – todavía le pregunté, por si acaso.

-Claro que si – exclamó ella mientras me volvía a abrazar por detrás luego posó sus manos en mi vientre para después comenzar a desabrochar mi blusa – Para quien más, tú los adoras.

-¡Gracias! – dije casi en un grito mientras me volvía hacia ella y me terminaba de quitar la blusa quedando mi bra al aire. Después de un par de besos más le pregunté - ¿Pero…porque? Es decir no creo merecerlo

-Pues porque te quiero, tonta – me dijo dándome un pequeño beso en los labios – Y porque hace un mes fue cuando empezamos a querernos…así.

-¿Hace un mes? - ¿Tan rápido ya? – Oh pero yo…lo he olvidado no te he comprado nada…lo siento.

-No te preocupes, no era necesario – dijo mientras acercaba su rostro al mío para darme otro beso igual de suave que el primero, al separarse agregó – No tienes que darme nada, solo te quiero a ti.

-Pero es que, me siento incomoda – le dije separándome un poco, aun seguíamos abrazadas – Además, entiende que estoy confundida, nuestra situación no es normal ¿Celebraremos los meses que cumplamos? ¿Los años? Cuando tengamos edad, ¿Nos casaremos y nos iremos de luna de miel? ¿Es así como lo ves?

-¿Y por qué no?

-Porque somos hermanas – dije, a pesar que mis palabras sonaban a reclamo, ella parecía muy tranquila.

-Eso no importa, somos dos seres, dos mujeres, dos personas que se quieren y que solo quieren estar juntas ¿Eso tiene algo de malo? – me dijo, cuando negué con la cabeza me dio otro beso en los labios – No pienses en el futuro, cuando tengamos que pensar en eso lo resolveremos, mientras haz lo que creas es correcto, si me quieres dar regalos está bien, si no también, si quieres contar los meses o años da igual, no te voy a obligar a nada, ¿Ok, princesa?

-Me encanta cuando me dices así – le dije con una sonrisa en la boca mientras volvía a buscar sus labios para fundirnos en otro largo beso, su boca poco a poco fue yendo de mis labios a mi mejilla, luego a mi oreja recorriendo cada centímetro con su lengua, cuando llegó allí me susurró "No te preocupes, te amo" y en seguida bajó para besar mi cuello, abrí la boca para contestarle pero lo único que obtuve fue un gemido, después bajó hasta mis pechos y comenzó a jugar con ellos, los besaba y los lamía por encima de mi bra, lo cual me excitó bastante e hizo que mis pezones comenzaran a endurecerse, ella lo notó y atrapó uno con su boca aún sin quitarme el bra.

La temperatura comenzaba a subir y mi mano como si tuviese vida propia bajó a mi pantalón y comenzó a desabrocharlo, en ese momento mi hermana por fin se había decidido a quitarme mi bra y chupaba mis pechos con lujuria, con un gesto Ivette me dijo que me sentara en la cama, obedecí y fue ella quien término de quitarme mi pantalón, se levantó y me empujó hacia atrás para que me recostara, en ese momento otra canción había comenzado a reproducirse ella fue al estéreo y subió el volumen, luego cerró la puerta y regresó conmigo, deshaciéndose con un ágil movimiento de su bra y su tanga.

Se colocó sobre mí y siguió besándome con nuestros cuerpos uno sobre el otro mientras nuestros pezones se rozaban, ésta era una de las posiciones que más nos gustaba, y la disfrutábamos tanto… En seguida nos envolvimos en las sabanas para seguir con nuestra pose favorita, nuestros labios parecían pegados pues nos era imposible separarnos. Todo parecía perfecto, pero de pronto escuchamos algo que nos horrorizó y nos hizo separarnos (después de todo si podíamos separarnos)

-Hijas, olvidé las invitaciones del evento, ¿No las deje a… - mi padre había irrumpido en la habitación de Ivette y había dejado la frase al aire y tenia abiertos los ojos como platos, por un momento pensé que le daría un ataque al corazón, pues no podía decir nada, hasta que por fin liberó una voz tan potente que todo el vecindario pudo haberla escuchado – ¿QUE DEMONIOS ESTÁ OCURRIENDO?

Ivette se levantó tomando solo una sabana para cubrirse y fue hacia él

-Papá, por favor te puedo explicar yo… - pero una fuerte bofetada fue la respuesta que recibió mi hermana.

-No te acerques a mi – gritó aunque ya no tan fuerte – Y explícame ¿porque te estás cogiendo a tu hermana?

-No lo digas así – me animé a decir, para mi sorpresa lo dije muy tranquilamente – No estábamos haciendo eso que dices

-Entonces ¿Qué? ¿Hacían el amor? – dijo ésto último con un aire tan burlón que me dieron ganas de pararme y darle una patada - ¡TONTERIAS! Son hermanas, no puede amor entre ustedes ¡Mucho menos sexo!

-No eres quien para decirme a quien amar o a quien no – dijo Ivette con una mano en su mejilla, su boca sangraba – Yo puedo

-Claro que puedes, ¡Pero no a mi familia! – parecía que la cara de mi padre no se podía poner más roja de lo furioso que estaba. – ¡Eres una aberración! ¡Debí haberte mandado al psicólogo cuando me lo dijiste! Pero no, soy un idiota y creí que realmente eras normal.

-Si soy normal – la pobre de mi hermana tenía un nudo en la garganta y los ojos vidriosos

-¡Coger con tu hermana no es normal! – gritó – Eres una zorra y una cachonda, pobre de tu hermana, tan normal que era, y ahora ¡La has vuelto como tú!

-A mí siempre me han gustado las mujeres – dije en defensa de Ivette – Mi hermana no tuvo nada que ver con

-¡Eso no cambia el hecho de que te la estuvieras tirando!- me gritó – Son un par de anormales, llamaré al hospital psiquiátrico para que las recoja inmediatamente.

-¡El loco eres tú! – le gritó Ivette, no tengo idea de dónde sacó el coraje – No será necesario que llames a nadie, Jenny y yo nos largamos de aquí.

-¿Y a donde van? ¿A casarse y formar una familia feliz? – su sarcasmo me daba nauseas – Malas noticias, zorra ¡NO PUEDEN! Es biológicamente imposible.

-A ti no te importa a donde vayamos

-No me importa donde vayas – dijo él – Pero ella aún depende económicamente de mi, mientras así sea ella no sale de aquí. Tú te puedes largar a tirarte cuantas zorras quieras, pero a tu hermana la dejas aquí.

-Entonces adiós – dijo mientras se vestía de nuevo.

-¡No, Ivette! – dije levantándome y yendo hacia ella, no me importó que mi padre me viera sin bra ni pantalón.

-A dónde vas – dijo tomándome de mi cabello agresivamente y me empujó hacia fuera del cuarto.

-¡Déjala! – dijo mi hermana haciéndole frente a mi padre pero otra bofetada fue lo que recibió, ésta fue tan fuerte para tirarla. Luego se dirigió a mí y, de nuevo tomándome de mi cabello, tiró hacia arriba para levantarme, luego me fue, casi casi, arrastrando por el pasillo hasta que me arrojó con fuerza a mi cuarto y cerró la puerta.

-¡Mañana a primera hora te vas al psicólogo! – gritó del otro lado de la puerta – Con suerte, tú aún te puedes componer.

Me vestí con lo primero que encontré y traté de abrir la puerta pero era imposible, él la detenía desde afuera. "Déjame salir" grité pero fue inútil.

-Empieza a empacar – oí que dijo a mi hermana – No te quiero ver dentro de media hora.

Yo no lo podía creer, el paraíso de hace unos minutos se había transformado en una pesadilla ¡Ivette se iba! Mi padre me iba a mandar al psicólogo y quien sabe a donde más se le ocurriera mandarme. Seguí tratando de abrir pero era inútil, mi padre seguía afuera, le decía frases como "por favor" o "escúchanos" incluso hasta "ten piedad" Pero, o no me oía, o no quería oírme. Me senté recargada en la puerta mientras mis lagrimas bajaban por mis mejillas, lo último que le dije fue "al menos déjanos despedirnos" Lo dije tan despacio que creí que no me había escuchado, pero obtuve una respuesta.

-¡Claro! – dijo mi padre sarcásticamente – y de paso se echan un "rapidin" de despedida ¿No?

-No te preocupes hermana – dijo Ivette, sonaba a que estaba junto a mi padre, justo fuera de mi puerta – Algún día vendré por ti.

-¡No te vayas! – le grité, pero no me escuchó ya estaba en las escaleras, seguro mi padre la empujaba, traté de abrir la puerta y, efectivamente lo logré, al final del pasillo oía sus pasos alejándose. Corrí al vestíbulo de la planta alta donde un gran ventanal daba a la parte delantera de la calle, me asomé y vi a Ivette que se alejaba lentamente hacia el otro lado de la calle, mientras un terrible golpe sonaba abajo en mi casa, era la puerta que mi padre había azotado con furia. Ella volteó hacia donde yo estaba y me mandó un beso, no pude evitar recurrir al llanto cuando la vi desaparecer en una esquina

Todo era una pesadilla, me pellizque por si acaso estaba soñando pero solo conseguí un moretón. Ese día mis padres ya no fueron al evento (temían que Ivette fuera a regresar por mi o que yo me escapara) Sin embargo no me dirigieron la palabra el resto del día; mejor para mí, yo no tenía ganas de hablarles, mucho menos a mi padre.

Al día siguiente mi padre me llevó, muy a la fuerza, al psicólogo (un hombre escogido especialmente por él, pensaba que si me llevaba con una psicóloga terminara teniendo sexo con ella. Según sus palabras) Las semanas siguientes fueron un infierno, mis padres me llevaban a todos lados y no me dejaban ni un momento sola. Las semanas se volvieron meses y yo no sabía nada de Ivette. Entraba al Messenger con la esperanza de encontrarla ahí, pero nada ¿Le habría pasado algo? Durante este tiempo estuve platicando con mi mejor amiga, Cristal sobre esto, le pedía consejos, claro que solo se lo planteaba hipotéticamente ("¿si y quisieras estar con alguien pero tus papas no los dejaran que harías?" cosas así le decía) Creo que desde el principio ella sabía que hablaba de mí, no obstante no insistió y me apoyó lo cual hizo crecer el afecto que tenía por ella

Justo cuando pensaba que Ivette podría estar en problemas, un mensaje de texto llegaba a mi celular "No te preocupes por mí hermanita, pronto estaremos en contacto" decía. Y efectivamente unos días después la vi en el Messenger conectada, me contó lo que había hecho y yo le conté lo mal que la había pasado. Lo que ella me contó me dejo helada, se había ido a Monterrey, una ciudad muy lejana, dijo que una de sus amigas le ofreció un departamento allí bastante económico, y en su trabajo le había resultado conveniente transferirse allá pues le dieron un aumento. También había hablado con mamá, quien aunque no estaba muy contenta con mi hermana, aún decía quererla como la hija que es, aunque tenía la esperanza de que el tiempo fuera la "hiciera recuperarse"

Ivette y yo hablamos los siguientes días que rápido se hicieron semanas por Messenger, ocasionalmente viéndonos por Web Cam., sin embargo no era lo mismo, yo la extrañaba, la quería a mi lado. El psicólogo me decía que estaba obsesionada con mi hermana y que no la quería de verdad, pero yo sabía que solo mentía ¿O…tal vez era cierto? Tal vez si estaba enferma y no podía seguir amando a mi hermana… Empezaba a creer lo que mi padre y el psicólogo decían, estaba frágil emocionalmente y estaba más confundida que nunca, así que acudí con alguien que tal vez podría despejar mis dudas: Cristal, era una muchacha muy guapa e inteligente, de las más guapas del colegio con un cabello largo y ondulado y su piel era morena clara.

Estábamos en la escuela, cuando decidí contarle todo lo ocurrido, sentadas en una escalera mientras los pasillos estaban muy vacios, a pesar que ya le había contado sobre mis dudas en mi orientación sexual (para lo cual ella se había mostrado muy solidaria y dijo que me apoyaría sin importar mis preferencias) jamás le dije sobre lo mío con mi hermana, cuando se lo dije ella se sorprendió bastante. Le conté con lujo de detalles, incluyendo de cuando hacíamos el amor, no sé si fue mi imaginar pero parecía que mi amiga se frotaba su entrepierna disimuladamente, pero no quise mirar bien

-Ivette y tú ¡No lo creo! – Exclamó – Que suerte, tu hermana siempre me ha parecido tan sexy

-Quieres decir que tu… olvídalo – le dije, después hablaríamos de su reciente confesión – ¿Qué debo hacer?

-No sé nena, es complicado debo pensarlo un rato. ¿Sabes? Cuando dijiste que tenías dudas en tu orientación no creí que fuera tan serio…tanto como para que lo hicieras con tu hermana, no.

-Cristal…por favor… - pero ella con su dedo indicé me calló poniéndolo en mis labios, me dio un beso en mi mejilla, luego en mi oreja y me sopló un poco en mi oído, la sensación me provocó una sensación electrizante que rápidamente recorrió todo mi cuerpo. Me tomó de la mano y me hizo que me levantara, fuimos escaleras arriba y entramos al vestidor de mujeres, como era de esperarse estaba vacío y entramos a un compartimiento y de inmediato ella me besó en los labios, no supe porque la seguí, una parte de mi pensaba que no podía serle infiel a Ivette y que debía irme, pero otra parte de mi decía que era lo que necesitaba para sacarme a Ivette de la cabeza… Cristal besaba mi cuello con pasión y un tanto salvaje, lo cual comenzó a excitarme mucho, para el momento que me quitó mi blusa mis pezones estaban ya erectos. Ella los miró con lujuria.

-Hace tanto que quería hacer esto – me dijo llevando su boca a mis pechos lamiéndolos en la parte que mi bra de media copa no cubría.

-¿Y qué te detuvo? – le dije mientras la temperatura subía, mis manos estaban ya en el broche de mi bra, en un dos por tres ya me lo había quitado y ella ya estaba lamiendo mis pezones.

-No quería arruinar nuestra amistad – me dijo con mis pezones entre sus dientes – Pero ahora que me has contado lo de tu hermana…el tan solo imaginarlas…no me pude contener

La tomé del cabello y suavemente la jalé hasta mi cara, dándole otro tremendo beso salvaje, nuestras lenguas se juntaron y se movían muy rápido, mis manos fueron a su vientre y le levanté su blusa para empezársela a quitar, cuando lo conseguí, revelando un bonito brasier blanco que hacía contraste con su sexy piel morena, al mismo tiempo hice que le volteara quedando de espaldas a mí, la abracé llevando mis manos inmediatamente a sus pechos (que por cierto si los míos eran grandes, los de ella eran enormes) los apreté con fuerza mientras le besaba el cuello, ella soltó un gemido discreto ,arqueando su cabeza hacia atrás; luego retiré mis manos de sus pechos ahora muy erectos y las lleve a su espalda quitándole su bra, hice que se volteara y quedamos de nuevo de frente, besé sus pechos y los lamí muy agitadamente, la temperatura subía cada vez mas y mientras yo chupaba sus grandes pechos y mordisqueaba levemente sus pezones, ella me comenzó a desabrochar mi minifalda, cuando me la quitó por completo me hizo una seña para que la besara de nuevo y fue cuando su mano bajó a mi mojada tanga y comenzó a acariciar mi sexo por encima. Esta sensación mi cuerpo la recibió tan bien, (pues tenía meses que no sentía otros dedos más que los míos) que casi unos segundos después del contacto un delicioso orgasmo hizo me mi tanga se empara en mis jugos mientras yo ahogaba un, lo que hubiera sido, muy escandaloso gemido.

Cristal bajó hasta mi sexo y solo movió mi tanga a un lado lamer y saborear mi néctar alrededor de mis labios, cuando hubo terminado subió de nuevo y me besó, extrañaba el sabor de mis jugos en la boca de alguien, nos besamos un rato mas mientras le quitaba su pantalón de mezclilla, me costó algo de trabajo pero ella ayudó. Después de unos minutos más de juntar nuestras lenguas, mientras frotábamos nuestros senos, bajé hasta su tanga blanca y le di una gran lamida a su sexo por encima, como si se tratara de un helado o una paleta, luego repetirlo mismo varias veces más mientras escuchaba como ahogaba sus gemidos mordiendo mi minifalda. Luego sentí sus manos en mi cabeza empujándome hacía su sexo.

-¡Mas! ¡Por favor! ¡Sigue! – decía en susurros, decidí no hacerla sufrir más, hice a un lado su tanga y metí mi lengua lo mas que pude, con una mano ella seguía empujándome hacia ella, con la otra sostenía mi minifalda en su boca para evitar gemir (¿o gritar?) Jugué con mi lengua dentro de su sexo, la movía en círculos y su erecto clítoris recibía ocasionalmente pequeños e inofensivos mordiscos, luego la mano con la que me empujaba la llevó a sus pezones y los pellizcaba y jalaba salvajemente, mientras oía que más gritos y gemidos eran ahogados por la tela de mi minifalda. Hasta que por fin dejó salir un placentero orgasmo el cual libero sus jugos vaginales en mi boca, los cuales saboreé con gusto, me levanté y le quité mi falda de la boca, la besé de nuevo mientras me la ponía, ella lo notó y me dijo.

-¿Eso es todo?

-Lo siento amiga – le dije aun besándola – Tengo miedo a que nos descubran, tus gemidos eran cada vez más fuertes. Además ya tengo muchos problemas con mis papas como para que les digan de esto en la escuela

-Te quiero, amiga – me dijo, al momento no supe que decirle, me sentía mucho más confundida que antes.

-Yo a ti – le dije un pequeño instante después, ya nos habíamos vestido de nuevo y seguimos besándonos un rato mas, luego salimos del vestidor tomadas de la mano.

-¿Volverá a pasar? – me dijo al oído

-Aquí seguramente no – le contesté, hizo que me detuviera y me plantó otro terrible beso, algunos chicos se nos quedaron viendo, pero que mas daba.

-Odio a tus padres por conservadores, si fueran diferentes

-Si…pero no lo son – le di otro beso – Nos vemos después, te quiero

Ella me contestó que ella también me quería, mientras yo caminaba alejándome de ella dirección a la puerta de la escuela…más confundida e indecisa que nunca

¿Continuará…?