Ser INFIEL una opción más y mi primer TRIO
Es una opción más, sobre todo cuando tu fiel y amado marido, te dice que, ERES DEMASIADA MUJER PARA MI SOLO y luego para rematarlo me dice, ME GUSTA COMPARTIR CONTIGO Y COMPARTIRTE.
La marcha de Javier me produjo un gran alivio y se lo dije a mi marido, quien con socarronería me dijo que ¡JA! Y no añadió nada más porque estaba los niños por medio. Se marcho a trabajar y yo deje a los niños en el cole. De allí me marche a mi café matinal con mis amigas. Como siempre las primeras conversaciones, fueron de los niños, que hacer de comer ese día, de las fiestas que ya llegaban, de regalos y cuando se acabaron esos temas, pues el último y más privado, el del sexo.
No era en una conversación que participase mucho, pero si escuchaba atentamente. Se empezaron entonces a meter conmigo, fui el centro de sus “aguijonazos”, porque decían que últimamente me vestía muy provocativa, muy ajustada y otra dijo muy “zorrita” que hasta mi marido dice que tu culito va pidiendo “guerra” y otra dijo que con ese culo hasta ella me lo tocaría.
Aunque era verdad, porque me sentía ahora más sexy, más deseada, me ponía roja al oírlas y ellas se reían de eso. Una de mis amigas a la que dijo que su marido decía eso de mi culo, dijo que era una obsesión de los hombres el hacerlo por detrás, todas se pusieron a hablar a la vez, para opinar de eso. Hasta que hablo Sonia, que era la única que había reconocido que practicaba sexo anal, pero nunca dijo nada más.
Ese día se debía de encontrar muy a gusto, porque decidió explayarse más y en cierto modo por sentirse el centro y por la expectación que levantaba. Chicas es algo muy natural y haciéndolo con cuidado, sobre todo las primeras veces, luego se siente muy rico, sobre todo cuando la sientes toda dentro. Otra vez se arremolinaron todas tratando de preguntar, sobre todo por el tema del tamaño. Sonia se reía y decía, pues como cuando lo haces por primera vez por la vagina, es adaptarse y práctica y lo del tamaño, no creo que ninguno de vuestros maridos la tenga más grande que mi Juan.
Eso provocó risas y comentarios muy graciosos, pero sobre todo el interés de saber el tamaño. Sonia decía que el tamaño si importaba y que por eso ella no podía ser infiel, porque sería difícil encontrar otra “joya” igual. Mas cachondeo con ese comentario y yo pensaba igual que ella que el tamaño si importaba y me puse a pensar cuanto le mediría a Javier su verga.
Sonia al final toda orgullosa nos dijo que medía 19 cm. la verga de su marido, pero que lo mejor era su grosor que era casi como un vaso que había en la mesa. Esa confesión llevo a que otra dijera que no era para tanto, algo que nos llamó la atención y dos más que se les escapo un comentario que daba a entender que practicaban también el sexo anal.
Eso abrió a otro tipo de confidencias, que, si algún marido flojeaba en la cama, a otras que lo hacían de tarde en tarde, al viagra y un sinfín de confidencias. Provoque el quedarme a solas con Sonia, ella me podría informar de lo que yo quería, pero se quedó también la que dijo que no era para tanto las medidas de su marido, era Carmina, las tres éramos de la misma edad, con pocos meses de diferencia.
Me “confesé” a ellas diciéndoles que Luis estaba empeñado en hacerlo por detrás y que me ponía muy nerviosa y que las veces que lo intento, me eche para atrás por el dolor. Se disculparon porque allí no se podía hablar de eso con tranquilidad y me propusieron ir a mi casa después de comer a tomar café, ya que sabían que yo estaba sola y quedamos así.
Estaba muy nerviosa, me fiaba mucho de Sonia y de Carmina, sabía que serían discretas y no harían bromas fuera de ahí a mi costa. Tenía todo preparado cuando llegaron, café y un licor.
Las dos me contaron sus experiencias y como las indicaron, lo hicieron con todo detalle y me dio una sorpresa Sonia cuando saco de su bolso una cosa que no había visto nunca, era un plug anal, me explico para que valía y como se usaba, me quede atónita y me dijo que ese era el ideal para mí en tamaño, para que me fuese haciendo, luego saco otro que era casi el doble. Me explico dónde podía comprarlo, incluso por internet de forma discreta. Dije que me daba mucho corte ir a comprar uno.
Me aseguro de que el pequeño nunca lo utilizo que, si lo quería, no sabía que decir. Las dos me animaron y lo acepte. Me entere de todas las cosas que tenían para el sexo, no me lo imaginaba y en mi ordenador, me enseñaron de todo. Como estaba como apabullada, me decían que no era raro lo que me pedía mi marido. Me hablaron de “caprichos” de sus maridos, sobre todo de hacer un trio con otra mujer y cosas por el estilo, no confirmando ninguna si habían hecho algo de eso.
Pasaron a preguntarme por el negrito como decían ellas. Me hice la tonta y dije que era un chico muy reservado, que cuando estaba aquí prácticamente se pasaba el día en su habitación. Carmina que había coincidido con él en el gimnasio nos decía, pues para tener 17 años, tiene un cuerpazo y no veáis como se le nota el paquetón, es quedan ganas de acariciárselo y ese culito, buf, que culito. Yo ya le habría catado. Sonia apoyo ese último comentario y añadió que con esa edad tendría un aguante increíble.
Para cambiar de conversación les dije, no sé qué buscáis por ahí, si Ismael y Juan están muy bien, se cuidan, están fuertes, son grandes y si es verdad que están tan bien dotados, que más queréis. Que era verdad estaban muy bien y siempre me miraban desnudándome con sus miradas. Sonia que ya llevaba varios chupitos de licor nos confesó, a Juan no le preocuparía que somos muy abiertos y sabemos compartir, no somos un matrimonio aburrido. Carmina quiso estirarla más de la lengua, pero Sonia se dio cuenta y dijo que no más, que ya había hablado mucho.
Era hora de ir a recoger a nuestros hijos y de camino al cole, las dos me dijeron que si me decidía y necesitaba ayuda con el negrito, que las avisara y nos reímos las 3, pero Sonia me dijo que me lo decía de verdad y lo seguí tomando a broma. Los dos días siguientes echaba de menos a Javier, estaba excitada pensando en él y me masturbaba varias veces al día. Una tarde cogí el plug que me regalo Sonia y con bastantes nervios, lo embadurne de una crema para que se deslizara mejor.
Me acordaba de Javier y mientras me masturbaba veía encima de las sabanas el plugo que era negro, lo cogí y cuando mayor era mi excitación fui introduciéndolo en mi culo, entre el “miedo” y el deseo. No fue traumático y si algo placentero, aunque tal vez algo frio, o mi inexperiencia en su uso. Después de terminar, ya veía más posibilidades, si no con Javier por su tamaño, si con Luis. También pensaba en la cena de navidad que tenía con mis compañeros del trabajo en el que estaba de excedencia. No es que fuera dispuesta a enrollarme con cualquiera, pero no dejaba cerrada la posibilidad.
El día de la cena, me estuve preparando toda la tarde, mi chochito lo deje perfecto y estrenaría vestido. Era uno negro con falda holgada, que, hacia un movimiento muy insinuante, dejando ver perfectamente mis piernas y parte de mis muslos. La parte de arriba era un escote más que provocador. El vestido venia preparado para llevarlo sin sujetador, pero me lo tuve que poner, porque si no mis pezones se notaban de forma exagerada.
Javier cuando me vio se me acerco y en voz baja para que nuestros hijos no le oyeran me dijo, no me gusta que te enrolles con nadie conocido, pero así vestida, tan puta, es imposible que no te entren y te quieran follar, se discreta y si vas a pasar la noche fuera, mándame un mensaje. Le di un beso y le tranquilicé.
Toda la cena me la pase esquivando moscones, algunos se ponían muy pesados y la bebida que corría por las mesas no ayudaba en nada. Nos fuimos después a tomar una copa y bailar. Allí me presentaron a Richi, el chaval nuevo del departamento de 22 años. Tenían razón estaba muy bueno. Bailábamos más las mujeres que los hombres, a excepción de Richi que bailaba con todas nosotras y se meneaba muy bien, lo que llevo a comentarios de todo tipo.
Sin esperarlo pusieron música lenta, no se quien la pediría. Richi me dijo que si bailaba con él y dije que sí. Desde que nos pusimos a bailar, me agarro fuerte y bien que me pego a él, notando en mi cuerpo como había algo que crecía y se endurecía y no era nada que pareciera pequeño. En otro momento, que ya me había pasado alguna vez, me hubiera disculpado y me hubiera ido al baño. Pero no, me quede, comprobando que al moverme yo también, él se animó y ni era cortado como decían mis compañeras y mucho menos gay.
Vi como mis compañeras trataban de ver lo que hacíamos y nada más terminar la canción me fui con ellas, con mi chocho chorreando. Actué con naturalidad y pensaba si me había vuelto una depravada, que me estaban pirrando los jovencitos. Tenía que tener la mente fría y antes de tirarme a sus brazos tenía que conocer como era realmente, no fuera a ser el “machito” bocazas. Me despedí y me fui a mi casa. Nada más llegar a mi casa, me fui a por mi marido que estaba despierto.
No quise contarle nada, para que no se excitara mucho y se viniera antes de lo debido. Lo que pasa que cuando me acosté y me toco, se dio cuenta de que algo había pasado, porque estaba muy mojada. Me pregunto y mientras me follaba se lo conté, me pregunto si me había quedado con ganas y no le mentí, le dije que me lo hubiera follado en cualquier sitio y la lie, porque se corrió. Me enfade mucho y el me hizo sexo oral, pero no me quede bien, apagada la luz me masturbe varias veces y echaba de menos a Javier, porque si estuviera me lo estaría follando.
El jueves 14 de diciembre, mi marido me dijo que al día siguiente vendrían su amigo Nacho y su mujer. Que nos iríamos a comer fuera. Me sugirió que me pusiese el vestido negro que me quedaba muy bien. Le dije que era un vestido de noche y se puso muy pesado. Me toco llevar a mí, a los niños con los abuelos y después ir al restaurante donde habíamos quedado. Fui en taxi para no usar dos coches. Llegue tarde adrede, porque no quería llegar antes y tener que estar esperando.
Al llegar estaban esperando y me quede fascinada. Nacho era más alto que Luis, no aparentaba los 38 años. Moreno y con barbita de dos días, lo que me pone eso a mí. Ojos verdes penetrantes y una boca que decía “cómeme” no sé cómo sería luego en el trato, pero Luis se había quedado corto describiéndole y si encima estaba “super dotado” que ricura de hombre.
Su mujer tenía un cuerpo perfecto, alta, rubia y también de ojos claros. Sus medidas eran perfectas, era incompresible que un hombre se fijara en otras con ese tipo de mujer.
Nada más presentarnos, nacho dejo claro que era un “sinvergüenza” porque los dos besos que me dio faltaron pocos milímetros para dármelo en la boca, que descarado. La primera en hablar una vez que estábamos en la mesa fue su mujer Alicia, disculparme que nada más comer, lo más seguro que me tenga que marchar. Tenía un trabajo como decía ella de arreglar entuertos. No diré la profesión, pero era ingeniera que no tenía horario convencional, ya que sus servicios eran requeridos cuando una empresa pudiera quedar paralizada en sus servicios. Todo sería cuestión de que lograran subsanar la averías.
Era un matrimonio muy agradable, amenos y muy simpáticos. Me cayeron muy bien y no sabía porque le había tenido tanta manía a Nacho, seguramente porque mi marido lo tenía todo el día en su boca. Es que Luis lo miraba embelesado, porque sabía que no, pero si no diría que estaba como mínimo prendado de él. Sonó el móvil de Alicia y dijo que en cuanto estuviera preparada saldría para allí, que en media hora más o menos. Vi como después manada a un grupo de wasap un mensaje diciéndoles que se pusieran en marcha, que la avería no había sido solucionada.
Termino de comer tranquilamente el segundo plato y después se despidió de nosotros. Me toca irme, pero mañana invitamos nosotros a cenar y Ana vigílame a este golfo, que se “pierde” enseguida que a tu marido seguro que le lía enseguida. Nos reímos y se fue. Si estando su mujer me miraba tranquilamente el escote, ahora lo hacía en plan descarado y me desnudaba con sus miradas.
La conversación era un rollo, hablaban de trabajo, pero a mí me tenía “nerviosa” Nacho. Su sonrisa me derretía y los juegos con su lengua me perturbaba. Estábamos en los cafés y estaba deseosa de que nos marcháramos, para poder relajarme. Él dijo que se iría a dar una siesta a su hotel y Luis sin consultarme nada, le invito a venirse a nuestra casa, para poder enseñarle unos borradores de proyectos, Nacho me miro profundamente y acepto. Nosotros nos fuimos en nuestro coche y el en el suyo siguiéndonos.
-No me parece bien que le hayas invitado sin preguntarme.
-Coño Ana, es mi amigo, quiero que me dé su opinión sobre mis borradores y creía que te había caído bien. ¿Es que no te ha caído bien?
-Si, ese es el problema que me ha caído bien.
-Y, ¿Cuál es el problema?
-Que me pone cachonda y tal como me mira, no es normal.
-Imaginaciones tuyas. Nacho nunca y te digo N U N C A, se sobrepasaría con mi mujer. Así que no vayas a hacer de las tuyas, no nos pongas en un compromiso y ya sabes el acuerdo, con amigos nada de N A D A.
-Sigo opinando que lo mejor es poner una excusa o irte tú con él por ahí.
-Déjate de tonterías, seamos buenos anfitriones y no te hagas pajas mentales, que Nacho con las mujeres de los amigos es muy respetuoso y más con mi mujer.
Se notaba su enfado por lo que le dije. Lo mismo era que yo ahora veía en todos los tíos miradas de vicio y de lujuria. Luis sirvió unas bebidas y yo fui a mi habitación a cambiarme, dude, porque no sabía si acertaría cambiándome, también dudaba quedarme como estaba, porque no quería más miradas indiscretas y porque así me podría quitar los tacones. La decisión final quedarme como estaba. Trataría de no hacerme notar y ya estaba.
Me senté en un sillón apartado de ellos, me dejé la falda bien colocada para que no se me viera lo más mínimo y me puse a leer una revista. En varias ocasiones que miré hacia donde estaban ellos, porque oí algún comentario en particular o alguna risa, las miradas con Nacho se cruzaron y menudas miradas lanzaba.
Pararon para hacer un descanso y se pusieron a hablar conmigo, Luis me dijo que le explicara como hacia mis croquetas, quien las probaba decía que eran muy buenas. Me extraño y me aclaro que Nacho era buen cocinero. Pensé también sabe cocinar. Conto que era un hobby y que había hecho varios cursos de cocina. Mire a Luis y le dije que tomase nota. Me levanté y fui por un cuaderno, donde tengo todas mis recetas. El hizo una foto con el móvil y me pregunto un par de cosas.
Se acercaba la hora de cenar y Nacho se despidió, Luis insistió, para que se quedara a cenar. Otra vez que no me pregunto. Nacho dijo, pero con una condición, que yo hago parte de la cena. Sentí alivio y respondí, en mi casa mis invitados no cocinan. Pensaba que lo mismo hería su orgullo y se iba. Como vi que no se rendía, dije que además no iba a cocinar, que llamaría a que trajeran algo. Insistió en solo hacer un aperitivo, con cualquier cosa que tuviera.
Cedi al final, por no cabrearme. Me sacaba de quicio ver como mi marido se plegaba a todo lo que decía Nacho. Pensaba que Nacho era un extraterrestre y tenía abducido a mi marido. Lo sucedido en nuestra pareja todavía no lo entendía y menos me entendía a mi misma, yo que he sido y soy una persona bastante reservada, que cuando oía hablar de sexo a mis amigas me quedaba en fuera de onda y cuando la conversación era entre matrimonios, me decía tierra trágame.
No era de la que comentaba intimidades en publico ni en privado. Si es cierto que veía y leía cosas en internet y con mi marido en la intimidad no era ninguna mojigata. Que el sexo me gustaba, pero lo sucedido con Javier, me hubiera escandalizado en caso de que le hubiera pasado a una amiga, sobre todo por la edad del muchacho, pero me había sucedido a mí, o me resultaba un escándalo y me había provocado sentirme mucho mejor. Con esos pensamientos me vinieron otros, que era imaginarme a Nacho y mi marido mirando sus proyectos y yo en mi habitación follando con Javier.
Tuve que apartar esos pensamientos, porque no era el momento y además de excitarme, notaba como mis pezones se endurecían. Fui a por una goma para el pelo y me hice una coleta, porque en la cocina no me gusta estar con el pelo suelto, luego fui al aseo y me toque, estaba muy mojada, tuve que parar que al final sería peor, esperaría que se fuera Nacho.
Les dije que iba a cortar un poco de jamón, queso y alguna otra cosa, a Luis le dije que el llamara a pedir lo que quisieran, exceptuando pizzas. Estando en la cocina los oía hablar alto, porque discrepaban sobre un aparte del proyecto de mi marido. Pensé que era mejor, me sentía mas relajada sin la mirada perturbadora de Nacho.
Estoy de espaldas a la puerta y noto que alguien entra, giro un poco mi cabeza y era Nacho y su mirada con un punto de perversidad. Noto sus manos en mi cintura, me da la vuelta y me da un morreo de quitar la respiración. Se pega a mi y siento perfectamente su verga dura entre mis muslos. Increíblemente no hice nada para pararlo, todo lo contrario, mi respuesta fue de total aceptación. Era demencial, en la cocina, mi marido cerca, rompiendo el acuerdo de nada con conocidos ni amigos.
Quise reaccionar, pero el muy ladino, se había agachado me había bajado las bragas de un tirón y lo tenia lamiéndome. Moví mis piernas, no para que se quitara, si no para que mis bragas cayeran bien y quitarlas del todo, que me molestaban, se dio cuenta y termino de quitarlas.
Con sus dedos abrió mi chocho y lamio y succiono de una manera “anormal” se notaba la experiencia, no era como Javier y aunque Luis era bueno en el sexo oral, su amigo era un “maestro” haciéndolo. Paraba y me miraba, yo hacia con mi mano que volviera a lo que estaba haciendo, que estaba deseando que acabara y que me follara. Hacia auténticos esfuerzos, para que no se me escapara nada por la boca, que cualquier cosa la oiría Luis.
Estaba en las “alturas” que cuando vi a mi marido en la puerta de la cocina, me dio igual, sabía que estaría muy enfadado, pero ahora no lo podía remediar, estaba deseando tener ese orgasmo. Luis muy ofuscado dijo, seréis cabrones, en mi casa, mi mujer, mi amigo, Nacho para de una puta vez y vete de mi casa, ¡YA!, como me has defraudado, has abusado de nuestra confianza; lo decía alto y enfadado, cuando termino de decir todo eso, Nacho que había parado, volvió a lo suyo y ya me dio igual, grite y grite, gemí como nunca.
Me costaba quedarme de pie después de semejante orgasmo. Vi la cara de nacho mojada por mi corrida, me volvió a dar un morreo y ante la mirada de “locura” de mi marido, me dio la vuelta, me hizo apoyarme sobre la encimera, me levanto el vestido y oí como se desabrochaba el pantalón, luego y desde atrás me penetro sin sutilezas, fue un empotramiento como dirían mis amigas.
Lo que note dentro de mi no tenia nada que envidiar a la de Javier. Mientras me follaba con tanta pasión e ímpetu, creí que Luis se abría marchado, pero me giré un poco y allí estaba mirando entusiasmado, el enfado se le había pasado. Tuve otro orgasmo de película y no paro siguio dándome, oía su respiración profunda, era un hombre con mucho vigor y me tenia otra vez en “campanillas” no tardaría nada y sentí como se iba a correr, lo sabia y cuando note su corrida llenándome, me corrí con el nuevamente.
Me agarro de la mano y me dijo que fuéramos para mi habitación, ni lo pensé, tire de el y nos fuimos rápido. Luis seguía sin decir nada y nos siguio. Me desnude rápido y Nacho igual. Ahora veía su verga, que estaba a medias y se veía que tenia que ser grande, como la de Javier, ya lo vería una vez que estuviera a tope.
A Nacho lo note muy “mandón” sobre todo con Luis, que le dijo, Luis tu no molestes y calladito, salvo que quieras participar, que entonces te desnudas y serás bienvenido, que esta noche Ana será mi puta. No me molesto, es más, tal vez me puso mas excitada, Luis solo se desnudo y se vino a nuestra cama, estaba claro que le gustaba el papel de cornudo. Ahora me besaba con Nacho y me sobaba las tetas y Luis me lamia el chochito que estaba con la corrida de Nacho.
Le hacia entender que me follara, lo necesitaba y mas cuando mi mano notaba esa dureza. El se hacia de rogar y me preguntaba que era lo que quería. No quería decírselo, hasta que no me aguante mas y le dije muy suavemente que me la metiera, seguía sin hacerme caso, le dije ya más nerviosa que quería que me follara, se le vio con más disposición y solo me respondió, que me faltaba una cosa. Sabia o suponía lo que era, pero me daba ya igual y le dije para que lo oyera bien mi marido también, Nacho no aguanto más, fóllame que soy tu puta.
Que lista que era, eso es lo que quería y me sorprendió que me pusiera tan cachonda el pronunciar esas palabras y notar como se ponían ellos dos. Si mi cabeza y mi forma de ser estaba cambiando de manera veloz, no estaba preparada para tanto cambio, por eso cuando oí a Nacho que se había incorporado para follarme y yo me había colocado estilo perrito, decirle a Luis, venga Luis prepara mi rabo para follarme a esta puta, que esta muy seco,miraba la cara de Luis y esperaba que fuera por lubricante o alguna crema, aunque no encontraba el sentido, porque yo estaba totalmente lubricada de forma natural.
Vi a Luis como desorientado. A Nacho le debió de pasar lo mismo porque sin inmutarse le dijo o mas bien le ordeno, no seas tonto, que se que siempre lo has deseado, que estamos en confianza, es tu oportunidad, VENGA NO NOS HAGAS ESPERAR NI A MI PUTA NI A MI y ante mi estupor, Luis se acerco y se metió en su boca la verga de Nacho, en un principio me quede sin saber que hacer, ni que decir. El ver con las ganas que se comía esa verga, me corto de golpe toda la calentura. Me levanté de la cama llamándolos guarros y me encerré en el baño.
No sabia si llorar, reír o que hacer. Me había parecido algo “anormal” lo mismo era la sorpresa, no sabia que me pasaba. Me puse el albornoz que me estaba quedando fría y no tenia otra cosa que ponerme. Llamaron suavemente a la puerta y era Luis, me decía que le abriera, que estaba solo. Abrí la puerta.
-Ana, perdóname si me he excedido. No se lo que me ha pasado.
-Es que me cuesta ir entendiendo todos estos cambios en nuestro matrimonio, los que habían pasado hasta ahora. Me cuesta entender que te guste que otros hombres me follen, pero vale, puede ser que tenga su punto.
-Yo tampoco se decirte, que me ha pasado.
-Luis que esta claro, estabas deseando hacerlo, que hasta tu amigo te lo ha dicho, que él ya lo había notado. ¿Ha sido tu primera vez?
-Te juro por lo que mas quiero, que ha sido mi primera vez y no volverá a pasar, no quiero que te sientas mal, solo quiero ver excitación en tu cara, en tus ojos. Supongo que será como lo que te paso con esa mujer en el bus.
-No es lo mismo, yo creía que era un hombre. No es lo mismo, de saberlo no lo hubiera permitido, aunque me gusto, no lo niego. Ahora quiero que me seas sincero al 100%. ¿Te ha gustado? ¿Lo deseabas?
-Si me ha gustado y como sabia a ti más. Ni lo deseaba ni no lo deseaba, me atraía el hacerlo y pensaba que te excitaría verme, pero ya te digo que paso de que te enfades y no sucederá más.
-¿Dónde está Nacho?
-Esta en el salón. Que se ha quedado cortado con tu reacción.
-Bien, ves con el que ahora salgo yo.
Luis había sido sincero conmigo, no sabia mentir. La verdad que me había sorprendido, no me había molestado y tubo un punto alto de morbo, ver a mi marido así. No sabía porque había respondido yo de esa manera y lamentaba que se hubiera cortado la buena noche que podía haber sido.
Me tuve que poner otra ropa porque el vestido negro, estaba manchado de semen. Dudaba en que ponerme, si algo provocativo o algo discreto. Me puse algo intermedio, una falda normal y una camiseta que no era ajustada, más bien holgada y que podía ir sin sujetador, algo habitual cuando estaba en casa.
Al llegar al salón quise disculparme y Nacho quito hierro a lo sucedido y se puso a bromear. Estaban los dos vestidos y parecía que no hubiera pasado nada. Nacho me dio a probar el aperitivo que había hecho y estaba sabrosísimo, tenia buenas manos. En la mesa tenían el pedido del chino, que no había oído llamar a la puerta. Nos pusimos a cenar y entre los dos, lograron que me riera.
Muchas risas, pero volvía a estar cachonda. Aunque hacia lo posible porque no se me notara. Cuando nos dimos cuenta nos habíamos cargado dos botellas de vino entre los 3 y se notaba el ardor que había, ardor en todos los sentidos. Le dijimos a Nacho o que se iba en un taxi o se quedaba allí a dormir, porque no era bueno que condujera. Le prepararía la habitación de Javier. Le “convencimos” y decidimos ponernos todos mas cómodos. Estuve a punto de ponerme uno de mis pijamas provocativos, pero lo pensé mejor y me quedé como estaba. Luis le ofreció un pijama a Nacho, aunque le quedarían un poco justos.
Cuando volvieron de la habitación, me subió otro brote de calentura, al ver como se le marcaba el paquete. En cualquier momento el botón de la bragueta del pijama se rompería y pensar eso me hizo reírme, porque tenia la risa floja. La risa la tenia tan floja que ya me reía por cualquier cosa. Nacho era muy bueno contando anécdotas. Lo malo era que cada vez que nos mirábamos mi excitación ya estaba bastante descontrolada y me daba cuenta de que estaba loca por irme hacia el y el hacia mí.
Dije que iba a preparar la habitación para Nacho y que después me iría a dormir, Nacho decía que no hacía falta que podía dormir en el sillón. No le hice ni caso y cuando me levanté me dijo que la ultima copa, me llenaron la copa y se pusieron de pies para brindar, el paquete se le notaba mucho más, aunque se notaba que no estaba arriba del todo.
Después del brindis, Nacho nos dijo, aunque mas bien iba para mí, unos buenos anfitriones, hacen siempre un regalo a su invitado para que no se olvide de ese día. Luis pregunto y Nacho mirándome me dijo que por ejemplo unas braguitas. Me reí y le dije que ya buscaría alguna. El insistió y recalco que tenían que ser las que llevase en ese momento y para no dárselas le dije que lo sentía pero que no llevaba.
Vino la “discusión” de si llevaba si no llevaba, si mentía o no mentía y con argumentos por su parte de lo mas graciosos. Me volví a sentar y me di por vencida, pero les dije que no miraran, entonces se sentó a mi lado y muy hábilmente me quite mis bragas y se las di, quedándome sentada entre los dos. La “guarrería” que hizo me puso enloquecida, se las llevo a la nariz y le dijo a mi marido, lo mojadas que estaban y que bien olían.
Luego se vino hacia mí y me volvió a morrear con la misma locura que en la cocina. Apreté la mano de mi marido y luego la llevé a su verga, que no me hizo falta sacársela, porque se le había salido. Me hizo que se la chupara y Luis como no me podía ver, se cambio de sitio, quedando Nacho en medio de los dos. Miraba a los dos y Nacho estaba excitado, pero lo de Luis era “envidia” y no me lo pensé, le invite a compartir esa buena y rica verga, le quite la indecisión, llevando su cabeza a la verga.
Hice que parara y nos fuimos a la habitación, hice que se tumbara Nacho y me senté en su cara, agarre su verga y le ordene a Luis que siguiera, nunca había estado tan cachonda, el ver a mi marido tan vicioso y notar la comida de chocho tan buena que me daba Nacho. Una vez que me corrí en la boca de Nacho, hizo que mi marido se tumbara y que yo me lo follara, porque al segundo él estaba detrás que quería darme por el culo. No cedi a su persistencia, aunque pensaba que lo mismo hacia la tonta no haciéndolo, pero todavía no estaba preparada.
Nacho se puso de pie en la cama y mientras follábamos mi marido y yo, se la mamaba y estaba muy feliz. Luis duro un poco mas que las ultimas veces y se corrió con ímpetu. Quise que volviese a mamársela a su amigo. Pero le hice colocarse de rodillas, para mientras se la mamaba, yo metía mi mano por detrás y le hacia una paja con una mano y con la otra le metía un dedo en el culo, llevándome la sorpresa de que, aunque me costó, no protesto y percibía como estaba disfrutando. Se volvió a correr a la misma vez que su amigo gritaba corriéndose en la boca.
Después se giro y nos dimos un beso muy pasional con la corrida de Nacho en su boca.